La «esquizofrenia» de lo real: lo oblicuo como medio de conocimiento. Una lectura de El cementerio de sillas, de Álvaro Enrigue

Abstract

Chema, protagonista de la novela El cementerio de sillas (2002) del mexicano Álvaro Enrigue (1969), decide “abandonar el Siglo” encerrándose en su apartamento de la ciudad de México a la espera de la iluminación. Apartado del mundo civilizado e inmerso en un espacio ajeno a sistema alguno, Chema proyecta una mirada particular sobre el mundo que confunde ficción y realidad. El humor y la ironía descartan, sin embargo, cualquier dramatismo, deviniendo en una caricatura del rostro de lo real, en su visión más hiperbólica. Este recurso a una mirada diferente desde la que la realidad adquiere tintes grotescos, en los que se hace visible lo absurdo de lo cotidiano, puede identificarse con eso que Aínsa denomina “realismo oblicuo”, articulación de un insólito punto de vista. La mirada sesgada de Chema será sin embargo la que logre acceder a la contemplación de la verdad, pues, en palabras de Courtoisie, “en lo particular, en cada fragmento (...) puede encontrarse la verdad (...), toda la verdad y nada más que la verdad”.