dc.description.abstract | Con motivo de unas Traducciones publicadas en 1897 por Leopoldo
Díaz, el prestigioso crítico de origen francés Paul Groussac redactó
para su revista La Biblioteca un duro artículo en que se hacía eco de
una postura bastante generalizada por entonces.
En dicho escrito el adusto Groussac, comentando las versiones en
castellano de Leconte de lisie, D'Annunzio, Poe y otros poetas realizados
por el autor de Bajorrelieves (1895) observaba que "Aunque los ensayos
del señor Díaz han respetado las verdaderas obras maestras de
Leconte de lisie y otros poetas inferiores.
La censura del director de La Biblioteca recaía sobre todo en lo
que para él era imperfección métrica y desacierto formal del poema, en
el mal uso que, según su parecer, había hecho Díaz de las leyes de la
versificación. El severo dogmatismo de Groussac va aún más allá, llegando al límíte de la intolerancia en las líneas en las que el crítico, siempre pesilista, le niega viabilidad a todo ejercicio de traducción:
La traducción en verso, como todos los géneros literarios, tiene
sus leyes propias: la primera de todas -sentencia- es que no se debe intentar
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Juicios como estos, y aún más negativos, invadieron la crítica de
fin de siglo; los hallamos repetidos una y otra vez en los discursos antimodernistas,
en boca de estudiosos académicos que, anclados en el rito
de la tradición, vieron con malos ojos el menor síntoma de cambio.
Las polémicas estaban a la orden del día, y muchas de ellas hicieron correr
regueros de tinta, de los que dan testimonios las revistas y diarios
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