Departamento de Filología Hispánica y Clásica LA POESÍA ESPAÑOLA PARA NIÑOS EN EL SIGLO XX (THE SPANISH POETRY FOR CHILDREN IN THE TWENTIETH CENTURY) Tesis doctoral dirigida por el prof. Dr. D. José María Balcells María Everilda Lombas Martínez León, 2009 2 3 4 5 6 7 A mis padres, que me cantaron y me contaron? A Ana Pelegrín, en el cielo de la poesía. 8 9 AGRADECIMIENTOS Al doctor D. José Mª Balcells por su esfuerzo y dedicación a la hora de dirigir, orientar, asesorar y supervisar este trabajo; de forma especial agradezco su sensibilidad al sugerirme y animarme a explorar un campo tan motivador y significativo para mí. Su talante comprensivo y su disponibilidad para recibirme en las horas que me lo permitía mi horario laboral han sido de gran ayuda. Guardo un recuerdo especial de mis profesores en esta facultad que comprendieron mi situación y me apoyaron: D. Manuel Casquero me animó a continuar la carrera y me convenció de que era factible trabajar y estudiar; guardo también un recuerdo lleno de afecto y admiración para Dña. Julia Miranda, a quien quiero dedicar de forma especial esta tesis, por sus extraordinarias clases de Didáctica de la Lengua y la Literatura, en las que aprendí que la relación niño-poesía podía dar frutos extraordinarios. Del profesor D. Bonifacio Rodríguez Díez guardo un recuerdo entrañable, así como de mis compañeras de clase que me prestaban sus preciosos apuntes (Loli, Isabel?) La profesora Mª Teresa Llamazares fue mi guía y asesora en esa cala inicial de la Literatura Infantil. La biblioteca de su Departamento estuvo siempre a mi disposición y a través de ella conocí las obras de los mayores expertos en esta materia. Estoy convencida de que en sus clases, los futuros profesionales de la educación, encontrarán la semilla que haga florecer la poesía en la escuela del mañana. Mi esposo y mis hijos han sido en todo momento un apoyo inestimable; han compartido conmigo libros y poemas y la ilusión de hacer este trabajo. Su ayuda con la informática ha sido decisiva para la elaboración final. Siento una mezcla de admiración y gratitud por quienes han escrito y escriben tan buena poesía infantil; con sus poemas podemos poner a los niños en contacto con el arte más sublime, el que está hecho con las palabras y suscita el gusto por lo bello e inefable. Los extraordinarios trabajos de investigación llevados a cabo por expertos en Literatura Infantil, suponen también una valiosa ayuda para los que queremos que niños y poesía vayan de la mano. Mis alumnos han acogido con gran entusiasmo los poemas y los libros que les ofrecía; me han dado la inmensa satisfacción de oír los más bellos versos en sus voces y de leer las primicias de sus creaciones poéticas. Mi reconocimiento más profundo va dirigido a estas personas y a todas aquellas que me han inspirado, me han ayudado y me han animado a la hora de hacer esta tesis. A todos ellos dedico estas páginas con profundo agradecimiento. 10 11 A los niños, pan con cuentos. A los ogros, pan y azúcar, que les endulce el carácter? Y a ti? a ti la noble tarea -con un beso en la mejilla- de pasar la paginilla. Darabuc: La vieja Iguazú 12 13 ÍNDICE PRESENTACIÓN 15 LOS NIÑOS Y LA LITERATURA 17 1.-LA LITERATURA Y LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS 19 2.-LOS GÉNEROS LITERARIOS EN LA LITERATURA INFANTIL 25 2.1.- VALOR FORMATIVO DE LA POESÍA 27 2.2.- VALOR FORMATIVO DE LOS CUENTOS 33 2.3.- VALOR FORMATIVO DE LA EXPRESIÓN DRAMÁTICA 49 2.4.- TÍTERES Y MARIONETAS 57 2.5.- CINE Y TELEVISIÓN 61 3.-LITERATURA INFANTIL Y METODOLOGÍA 67 3.1.- METODOLOGÍA DE LA POESÍA 72 3.2.- METODOLOGÍA DE LA NARRACIÓN 80 3.3.- METODOLOGÍA DE LA EXPRESIÓN DRAMÁTICA 92 3.4.- METODOLOGÍA DEL TÍTERE 103 POESÍA PARA NIÑOS 105 1.-CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA ESCRITA PARA LOS NIÑOS 107 2.-AUTORES DE POESÍA INFANTIL 2.1.- MARINA ROMERO 125 2.2.- CELIA VIÑAS 150 2.3.- GLORIA FUERTES 160 2.4.- JAIME FERRÁN 166 2.5.- JOAQUÍN GONZÁLEZ ESTRADA 172 2.6.- CARMEN CONDE 180 14 2.7.- CONCHA ZARDOYA 183 2.8.- CARLOS MURCIANO 185 2.9.- RAFAEL CRUZ-CONTARINI 195 2.10.- ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO 222 2.11.- JOSÉ GONZÁLEZ TORICES 252 2.12.- ANTONIO A. GÓMEZ YEBRA 280 2.13.- CARLOS REVIEJO 304 2.14.- ANA Mª ROMERO YEBRA 321 2.15.- MANOLITA ESPINOSA 342 2.16.- MANUEL GAHETE 351 2.17.- PEDRO VILLAR Y MIGUEL CALATAYUD 356 3.-COLECCIONES DE POESÍA INFANTIL 359 3.1.-CARACOL 362 3.2.-AJONJOLÍ 430 3.3.-LUNA DE AIRE 445 3.4.-GRANDES HOMBRES Y LOS NIÑOS 466 3.5.-?ALBA Y MAYO? 491 4.-ANTOLOGÍAS POÉTICAS 531 4.1.-POESÍA INFANTIL RECITABLE 535 4.2.-ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA INFANTIL 542 4.3.-EL SILBO DEL AIRE 553 4.4.-POESÍA ESPAÑOLA PARA NIÑOS 565 4.5.-MIS PRIMERAS LECTURAS 570 4.6.-CANTO Y CUENTO 573 4.7.-MI PRIMER LIBRO DE POEMAS 580 4.8.-TUNGAIRÁ. ALIBARÚ. PAJARULÍ 582 4.9.-POR CAMINOS AZULES 590 4.10.- ¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO QUE YO FUI? 593 4.11.-ARROYO CLARO, FUENTE SERENA. LA ROSA DE LOS VIENTOS 596 4.12.-VERDE, VERDEROL 600 4.13.-HUERTO DEL LIMONAR 601 4.14.-DON QUIJOTE CABALGA ENTRE VERSOS 603 CONCLUSIONES 609 BIBLIOGRAFÍA 615 15 PRESENTACIÓN. Hice la carrera de Filología Hispánica, en la sección de Literatura, movida por el interés que siempre ha suscitado en mí esta materia; combinaba los estudios con el ejercicio de mi profesión como maestra y, una vez terminados, me sentí inclinada a ampliarlos investigando en un campo que fuese realmente significativo para mí; por este motivo, y, con la ayuda de Mª Teresa Llamazares, llevé a cabo un proyecto de investigación en el que abordaba algunas cuestiones generales relacionadas con los géneros literarios y la formación de los niños; dicho trabajo titulado ?La Literatura en Educación Infantil? abrió para mí nuevos horizontes al descubrir un gran abanico de posibilidades de aplicación en la escuela. (He considerado apropiado incluirlo como introducción con el título ?Los niños y la literatura?). Por ese motivo, cuando el profesor Balcells me sugirió la idea de hacer un estudio sobre poesía para niños, no me costó mucho trabajo decidirme, ya que el tema me brindaba la oportunidad de seguir profundizando en este campo de la Literatura Infantil. Mis expectativas estuvieron orientadas desde el principio a realizar un estudio que me ayudara a la hora de familiarizar a los niños con la literatura en general y con la poesía en particular; mi planteamiento partía de la posibilidad de llevar a clase el fruto de mi investigación, ya fueran aportaciones de expertos en el tema o el descubrimiento de nuevas creaciones; éste es el motivo por el que tiene una acusada vertiente didáctica. He de añadir a todo esto que ha sido elaborada muy sobre la marcha y no demasiado sujeta a un orden predeterminado; no es muy ambiciosa en planteamientos teóricos ni demasiado erudita en su realización; no tiene muchas notas a pie de página, ni demasiadas citas; soy consciente, por otra parte, de que puede pecar de un cierto ?desaliño indumentario?, por recordar palabras de Machado. Mi propósito inicial era analizar los postulados básicos que rigen la creación poética destinada a los niños y adquirir un conocimiento más o menos exhaustivo de lo que se está escribiendo y publicando en materia de poesía infantil; para ello consideré necesario, en primer lugar, tratar de encontrar y definir las cualidades que ha de tener esta poesía para, posteriormente, hacer un calado en la obra de los autores más destacados tomándolas como referencia. La poesía infantil de tradición popular, por su propia condición de clásica, queda al margen del presente análisis ya que su calidad y su grado 16 de adecuación a los intereses infantiles es incuestionable; por otra parte, los estudios, recopilaciones y aplicaciones didácticas, llevadas a cabo por los grandes especialistas en la materia como Pedro Cerrillo, Jaime García Padrino, Carmen Bravo Villasante o Ana Pelegrín, entre otros, cubren de forma amplia y rigurosa cualquier consideración que surja en este campo. Ante la abundancia y variedad del material publicado y para ordenarlo de alguna manera me pareció adecuado establecer tres categorías: autores, colecciones de poesía y antologías poéticas, siguiendo un orden cronológico lo más aproximado posible. He comenzado con la obra poética de Marina Romero por considerarla la más representativa de la década de los 70, época en la que este género se dignifica, surge una voluntad de estilo, se renuevan los temas y los tratamientos literarios y nace una profunda sensibilidad poética hacia el mundo del niño. También se renuevan las líneas editoriales a partir de la Ley de Educación de 1970. En otros autores me he basado en algún rasgo especialmente significativo de sus creaciones. Las cualidades de la llamada ?poesía de valores? me sirvieron de referencia a la hora de abordar la obra de José González Torices. La poesía de Manolita Espinosa, sin embargo, me sugería un análisis que partiera de las cualidades de la lírica de tradición infantil, con la que creo encontrar un cierto parentesco. En algunas obras y autores la crítica de un experto me ha sido de gran utilidad; es el caso de las valiosas aportaciones de Hipólito Esteban Soler, apuntadas en el prólogo de La sonrisa del viento, acerca de la poesía de Carlos Reviejo. Hay libros de poesía muy especiales que requieren un tratamiento especial; es el caso de La vieja Iguazú, en el que he creído procedente analizar el conjunto, pues más que un poemario es un relato poético. En el caso de Gloria Fuertes, he considerado más oportuno contrastar las diferentes críticas que ha suscitado su poesía y anotar las diferencias que pueden advertirse entre las creaciones de su primera época y las de la segunda. En las antologías, al tratarse de una selección de textos clásicos, me he limitado a hacer una descripción del material poético y apuntar algunas consideraciones acerca del grado de adecuación a los intereses infantiles. Me ha resultado muy gratificante la realización de este trabajo; me ha dado muchas satisfacciones tanto a nivel personal como profesional y esto me ha compensado de cualquier contrariedad; la elaboración del mismo me aportaba nuevas perspectivas y nuevas ideas a la vez que descubría obras y autores. Cada libro que llegaba a mis manos, era un motivo de disfrute personal y un nuevo y precioso material para trabajar en clase. 17 LOS NIÑOS Y LA LITERATURA 18 19 1.-LA LITERATURA Y LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Para llevar a cabo un estudio de las relaciones que se dan entre la literatura y la educación de los niños, es de rigor que partamos de las consideraciones que plantea el Ministerio de Educación al poner de relieve el papel decisivo de la Escuela como lugar en el que se amplían y se diversifican las experiencias del niño, así como las formas de la realidad que ha ido elaborando en sus experiencias familiares. La decisiva importancia del ambiente escolar, como estimulador del acceso a nuevas representaciones de la realidad y de la expresión de estas distintas realidades, hace que la comunicación se plantee como materia susceptible de trabajar educativamente, lo cual implica potenciar las capacidades del niño tanto las relacionadas con la recepción de mensajes como las dirigidas a emitirlos o producirlos. Es importante tener en cuenta que el lenguaje oral es el instrumento de representación y comunicación más utilizado y que la adquisición del lenguaje por parte del niño se basa en la interacción adulto-niño. La acción del centro escolar con la actuación intencionada del educador, va a contribuir, de manera decisiva, al desarrollo lingüístico del niño propiciando el progreso hacia el dominio completo del repertorio fonético, la ampliación del vocabulario con el enriquecimiento de sus significados, y el uso cada vez más correcto de las flexiones. A la hora de programar actividades y establecer estrategias didácticas encaminadas a afianzar el sistema lingüístico captado ya en parte y empezado a usar por el niño, hemos de tener presente que la literatura ha de alentar en gran medida esa actuación lingüística. El lenguaje literario está más próximo que cualquier otro al juego, factor metodológico que ha de presidir cualquier actividad en este ciclo. ?La lengua, en sus distintas realizaciones literarias: narración, poesía y teatro, así como en sus diversas actividades: dramatización, juegos, canciones?tiene que constituir el procedimiento normal de educación en estos niveles.?1 1 CERVERA, J. Literatura y lengua en Educación Infantil. Bilbao: Mensajero, 1993. pp. 22, 29. 20 Las relaciones entre literatura infantil y lenguaje infantil son evidentes. Coinciden en que ambos implican construcción, juego y descubrimiento. El niño construye su propio lenguaje y construye realidades que son contenidos propios de la literatura. El niño participa en el juego de la lengua, en el de la adquisición de su lenguaje y en el juego múltiple de la literatura. El niño descubre el mundo del lenguaje y descubre el mundo a través del lenguaje. Descubre realidades auténticas a través de la literatura. Descubre lo real y descubre lo irreal. En este fenómeno del descubrimiento y redescubrimiento es, tal vez, donde más coinciden el niño y la literatura; la literatura como método efectivo y el niño como sujeto de construcción de su propio conocimiento. En ambos casos los logros se obtienen a través del lenguaje. En los planes educativos actuales nos encontramos por primera vez ante una consideración seria de la literatura con respecto a planes anteriores. La literatura se concibe como algo ligado a la lengua y a su enfoque comunicativo, de tal manera que se convierte en fuente de placer, de un placer que se puede conseguir a través de los juegos lingüísticos, la lectura y los textos literarios. Una de las novedades más importantes que podemos destacar en este planteamiento es el considerar las actitudes y los procedimientos con la misma categoría que los conceptos a la hora de perfilar unos contenidos; se puede calificar de acierto decisivo el hecho de definir objetivos generales utilizando los verbos: comprender, reproducir y recrear refiriéndose a los textos literarios, poniendo de manifiesto la importancia de despertar en el niño actitudes de valoración, disfrute e interés hacia ellos. En una materia con características tan peculiares como la literatura es fundamental una sensibilización, una educación estética y una formación del gusto. Más importante que la memorización de un poema es ayudar al niño a descubrir mundos evocados por dicho poema, o considerar todas las posibilidades lúdicas que encierra. ?El educar, formar, sensibilizar estas edades, es dar al futuro hombre medios preciosos de defensa contra lo estrictamente utilitario, prosaico y egoísta en que la sociedad, casi seguro, lo va a meter.?2 Las aportaciones de la literatura a la formación de los niños tienen mucho que ver con la educación de su sensibilidad. La infancia es el momento adecuado para la educación ya que en ella dejan honda huella las primeras experiencias afectivas y estéticas. Hay en el niño la facultad de asombro, que es necesario desarrollar, el encanto que 2 MEDINA, A. El silbo del aire. Antología Lírica Infantil. Barcelona: Vicens- Vives, 1985, p. 5. 21 nace de su disposición natural ante las cosas y que con el paso de los años va desapareciendo por las exigencias del pensamiento lógico. Esta capacidad de encantamiento y de participación gozosa en las cosas, el uso de la palabra como juego revelador y gratuito tiene que ser desarrollado. La práctica literaria, dice Sánchez Corral3, además de ofrecerse como fin en sí misma, se constituye indirectamente en un instrumento privilegiado para desarrollar todas y cada una de las habilidades lingüísticas de los alumnos; de las ventajas de esta práctica literaria, podemos considerar como más significativas el procurar y animar el desarrollo de la imaginación y de la creatividad, mediante la ampliación de las experiencias personales; abrir las posibilidades para un tratamiento escolar lúdico, a la vez que genera una actividad placentera; ampliar sus esquemas verbales, mediante la selección de las formas más eximias y expresivas; contribuir al sentido estético y propiciar la reflexión crítica ante un discurso altamente cualificado; hacer posible la participación activa del destinatario transformando al sujeto en alguien activo, destinador de sus propios significados y, tal vez, lo más importante como peculiaridad del texto artístico frente al texto habitual es que cada lector disfruta de la posibilidad de construir los significados según sus propias competencias interpretativas. El desarrollo de la imaginación y creatividad, la posibilidad de tratamiento lúdico, la contribución a la formación estética y el permitir que el niño sea sujeto de sus propias creaciones, son aspectos decisivos en los objetivos de una educación integral, lo que hace que la práctica literaria sea de obligada realización en la escuela. Con respecto a la Literatura Infantil, Jaime García Padrino afirma que ésta merece la misma consideración que cualquier otra manifestación cultural y artística en una auténtica formación integral del niño y del joven.4Agrupa este autor, los valores de la Literatura Infantil en varias categorías. Un primer grupo de valores formativos incluyen el de la iniciación del desarrollo de la sensibilidad infantil, que se ha de procurar a través de las múltiples manifestaciones líricas y narrativas recibidas por el niño con la palabra hablada. Con este contacto se produce una inmersión inconsciente del niño en los orígenes culturales de su comunidad, presentes y revelados en los componentes específicos del folklore. 3 SÁNCHEZ CORRAL, L. Literatura infantil y lenguaje literario. Barcelona: Paidós, 1995, p. 64. 4 GARCÍA PADRINO, J. ?Literatura Infantil y educación?, en Literatura Infantil y enseñanza de la literatura. Cuenca: Universidad de Castilla- la Mancha, 1992. 22 Los valores lúdicos que entrañan las composiciones líricas de base folklórica adentran a los alumnos de los primeros niveles educativos por caminos de la auténtica calidad literaria. A través de sus canciones y sus juegos, el niño accede al disfrute de la más simple y más directa poesía. Esta primera utilización de la literatura oral puede servir para allanar las dificultades en el proceso de la adquisición de la lectura y la escritura, como materias instrumentales básicas. (La relación entre lectura y literatura es una de las principales razones para el planteamiento de los valores formativos de la Literatura Infantil.) Además de los valores formativos que entraña la práctica literaria en la escuela, destaca García Padrino aquellos que configuran lo que se ha venido a llamar ?el desarrollo de los valores tradicionales del espíritu?. Esta riqueza espiritual encuentra su mejor alimento en el propio contacto y disfrute de la belleza apreciada en la obra literaria. También la naturaleza social de la creación literaria entraña unos notables valores formativos. Con su contacto, el niño participa de un patrimonio colectivo, reflejo de una determinada concepción de la sociedad. Desde ese profundo sentido del conocimiento literario, nos sentimos más unidos a la sociedad en general, a la nuestra propia, aquella en la que vivimos, conocemos, sentimos y amamos, en una proyección más enriquecedora de los valores espirituales. Juan Cervera5 aborda la relación literatura, pedagogía y didáctica afirmando que la Literatura Infantil, como toda obra de arte, ejerce sobre el individuo su influjo pedagógico o educativo, ya sea por la contribución a la formación de su pensamiento, ya por los modelos que le presenta, ya por las aportaciones de tipo intelectual que le depara. En la medida en que el contacto con la literatura de creación moldea la mente y el corazón del niño, hay que admitir que influye en él pedagógicamente. Pero en la medida en que el educador intenta regular los contactos del niño con la literatura, se aproximará a lo didáctico; utilizar la literatura con fines próximos e inmediatos no pasa de ser mera instrumentalización, y esta es la cumbre del didactismo. Para Juan Carlos Merlo,6 la literatura infantil tiene una finalidad primaria y fundamental: la de promover en el niño el gusto por la belleza de la palabra, el deleite ante la creación de mundos de ficción; pero le cabe también una formación accesoria que no hace a la formación estética del niño, pero sí a su formación lingüística. Las obras literarias arraigan las palabras en el mundo mágico del niño, le permiten entenderlas, usarlas, 5 CERVERA, J. Teoría de la Literatura Infantil. Bilbao: Mensajero, 1991, p. 339. 6 MERLO, J. C. La literatura infantil y su problemática. Buenos Aires: El Ateneo, 1976, p. 78. 23 poseerlas, pero también gozarlas y disfrutarlas en el contexto de la imaginación siempre alerta. Al hablar de la presencia en la escuela de la Literatura Infantil, J. Cervera7 afirma que esta tiene capacidad educativa por sí misma y emplearla como recurso didáctico es mermar su categoría y hasta sus posibilidades educativas; aduce varias razones que justifican esta presencia. La primera de ellas sería que dicha materia da respuesta a necesidades íntimas del niño, respuesta que se traduce en el gusto que éste manifiesta por ella. La Literatura Infantil actúa sobre el inconsciente del niño estableciendo una especie de reserva en su pensamiento que aparecerá oportunamente cuando lo necesite. La aproximación de la escuela a la vida es necesaria y la Literatura Infantil es fruto de la cultura que se produce en la vida. Introducir este tipo de lecturas y de actividades en el aula es una forma de acercamiento entre ambas realidades; también propicia el aprovechamiento de elementos folclóricos lo que supone una garantía de aproximación al espíritu del pueblo. La literatura infantil aporta sus estímulos lúdicos que generan motivación para el desarrollo del lenguaje y actitudes psicoafectivas muy positivas; el niño aprende la lengua por dos procedimientos básicos: la imitación y la creatividad; el lenguaje elaborado de la literatura es, tal vez, el menos permeable a la imitación; sin embargo, es mucho más sugerente desde el punto de vista creativo, pues estimula constantemente por la presencia de nuevas situaciones, por la construcción de frases inéditas y el empleo de formas de expresión más amplias. La Literatura Infantil en la escuela, mejor que cualquier otro procedimiento, puede despertar afición a la lectura y contribuye a devolverle a la palabra su poder de convocatoria frente a la invasión de la imagen y frente a la degradación de la propia palabra maltratada por los medios de comunicación y en algunas situaciones de relación interpersonal. El encanto inicial del niño por el lenguaje se emparenta en muchos aspectos, desde el punto de vista de los intereses psicológicos, con el gusto por los juegos de construcción, por los rompecabezas: se maravillan ante el fenómeno del encaje, ante las innumerables combinaciones concebibles. Lo propio del lenguaje poético y fantástico es que da al niño el sentido de un uso gratuito, no utilitario del lenguaje. El lenguaje, lejos de ser una restricción recibida del exterior, es material para jugar, para soñar, para reír, para acariciar, para dar vueltas y vueltas. La literatura será para el niño fuente de experiencias y conocimiento de la vida que transcurre en torno a él, a cuya comprensión se acercará a través de las retahílas, de los cuentos de tradición oral que le permiten 7 CERVERA, J. La literatura Infantil en la educación básica. Madrid: Cincel, 1984, pp. 54-61. 24 acercarse intuitivamente a la estructuración espacio-temporal, etc. También será enriquecimiento del propio lenguaje que se verá ampliado por nuevos términos que precisan la significación de lo que se quiere decir, que le proporcionará la corrección idiomática, que le ofrecerá una gran abundancia léxica y de construcciones oracionales, en definitiva, es otro contacto lingüístico para el niño, cargado de belleza, corrección, precisión, que le ofrecerá nuevos vocablos y estructuras alejadas del lenguaje coloquial y le pondrá en contacto con historias diversas a través de poemas y cuentos. 25 2.-LOS GÉNEROS LITERARIOS EN LA LITERATURA INFANTIL En la parcela del mundo infantil, considerada como realidad autónoma, y no de tránsito, encontramos, siguiendo a Román L. Tamés, la división de lo lírico, lo épico y lo dramático.8. En el niño hay una primera etapa de exclamación y balbuceo, palabra interjectiva, canciones de cuna, más tarde de juego y rueda. Realmente la poesía infantil es placer del ritmo y de la rima, sonido, aliteraciones, disparate, repeticiones caprichosas y sugeridoras en su arbitrariedad, gozo de decir. También la épica, que en el mundo del niño y adolescente supone el cuento iniciático, la leyenda, la novela de aventuras. El viaje siempre. Distancia, pasado hecho presente en el espacio y tiempo mágico de la narración. En lo dramático, la dimensión de representar. Aquí el mimo, guiñol, sombras, marionetas y un teatro convencional. Es el gozo, como en el adulto, de ser otro, del disfraz, de salir de lo cotidiano y de su propio recinto personal, vivir otras posibilidades, desde otra circunstancia contemplarse a sí mismo, decir palabras suyas u otras que le exceden pero que aumentan su capacidad. Es un ensayo de facultades apuntadas. Dentro de los géneros de la literatura infantil hay que incluir la prensa escolar, el cine, la televisión y la historieta. Televisión y cine suponen junto a las historietas el predominio de la imagen y una manera de decir al mundo de la infancia los elementos de la tradición y de la experiencia nueva. Frente al relato oral y escrito, que supone la cooperación creadora del oyente o del lector, aparece el mundo plano de la imagen servida, dada ya en todos sus perfiles sin mucha colaboración del receptor. Es necesario su estudio en la literatura infantil por el protagonismo actual en la vida del niño. Cuentos es término tan difundido y de tan difícil identificación que, a menudo, los libros para niños reciben genéricamente el nombre de cuentos, como también se dice que el teatro para niños representa cuentos; pero, como observa J. Cervera9 la reducción de la prosa a los cuentos y a las novelas no debe dejar fuera del alcance de los niños producciones tan significativas como la historia, la biografía, los relatos de viajes y curiosidades, los libros de miscelánea, las leyendas y tradiciones? Teniendo en cuenta la definición globalizadora de Literatura Infantil, hay que encuadrar las rimas, las fórmulas de juego, las retahílas y recuentillos en lo que generalmente denominamos poesía; de esta forma 8 LÓPEZ TAMÉS, R. Introducción a la literatura infantil. Murcia: Universidad de Murcia, 1990, p. 20. 9 CERVERA, J. Teoría de la literatura infantil. Bilbao: Mensajero, 1991, p. 65. 26 abriremos las puertas a todo lo que genéricamente denominamos juegos de raíz literaria. El análisis de las aportaciones de cada uno de los géneros literarios complementa el de las aportaciones de la literatura en general a la formación del niño. 27 2.1- VALOR FORMATIVO DE LA POESÍA. Nobile10 enfrenta la poesía con la civilización tecnológica para resaltar el valor formativo de la primera y dice de ella que es portadora de una original y creativa visión de la vida, y la hace reivindicadora de un papel y un significado importante en la civilización tecnológica, deformante y caótica. Destaca las palabras de G. Giudici para quien es ?la trinchera contra el embotamiento de la lengua en un universo cargado de comunicación- información, la más solitaria defensa de la palabra humana, antítesis de la sociedad de la información total. En su ataque contra la actual civilización, continúa Nobile que, en un mundo dominado por el conformismo, la prisa y la superficialidad, fiel al culto de la apariencia y de los signos externos, caracterizado por la sordidez espiritual, la poesía, fomentada y cultivada en formas adecuadas desde las primeras fases de la edad evolutiva, es iniciación en los valores, enérgico reclamo para el sentimiento y la afectividad, ruptura de esquemas y convenciones, exaltación de la espontaneidad y de la originalidad creativa, superación de la uniformidad y de los estereotipos, correctivo contra la mediocridad, la trivialidad y el vacío de ideales, invitación al rechazo del egoísmo y la mezquindad y exigencia para elevarse a una visión superior, más crítica y menos prosaica de la realidad. Frente a la pobreza afectiva y a la degeneración de la sensibilidad estética y de las costumbres propias de nuestra época la poesía artística puede actuar como antídoto contra ciertas formas involutivas del pensamiento y del gusto típicas de la sociedad de consumo. De estas reflexiones surge inmediatamente el valor formativo de la poesía referida a la infancia: agudiza la sensibilidad ético-estética, ennoblece los modales y el sentimiento, educa el gusto, potencia una fantasía ágil y creativa, desarrolla y cultiva el sentido del ritmo y de la musicalidad de la palabra, cuyas infinitas posibilidades expresivas descubre y exalta, cointroduce a los valores, despierta al diálogo íntimo y encantado con la naturaleza, familiariza con usos y analogías poco habituales pero muy expresivas, descubre en las cosas y en los fenómenos esas cualidades que suelen pasar desapercibidas para la mayoría, siendo un elemento de salvación para una infancia cada vez más incapaz de asombro y maravilla, y actúa como antídoto contra ciertas formas de precoz escepticismo y de desacralización tan frecuentes en nuestra época. 10 NOBILE, A. Literatura infantil y juvenil. La infancia y sus libros en la civilización tecnológica. Madrid: Morata, Ministerio de Educación y Ciencia, 1992, p. 68. 28 Al tratar sobre las funciones de la poesía en la infancia R.L. Tamés11 habla del fin de la misma como educadora de la sensibilidad y entrenadora para la asunción futura de papeles sociales. Detecta este autor la pobreza de la escuela en el ofrecimiento de educar la sensibilidad, ya que la educación estética supone una previa concepción antropológica. Si lo que se pretende con la educación es la formación del homo faber, productor, instrumento eficaz de construcción técnica, la escuela es el instrumento más importante de programar y desarrollar esta concepción. No es tiempo propicio, continúa Tamés, para la enseñanza de la poesía en la infancia. Es cierto que se puede vivir sin ella, pero no hay duda de que sin la ventana del arte la vida es más pequeña, más pobre y mutilada. Parece necesario potenciar las facultades humanas que hagan la vida más plena, que posibiliten la construcción armónica del sí mismo; la poesía no es sacrificio sino tan natural en el hombre como la emoción de la ira, el miedo, el hambre, el sexo? Por ello la necesidad de la palabra armónica, los sonidos, el color? Aboga este autor por la enseñanza de la poesía en la escuela sin tratar de hacer poetas, simplemente desarrollando posibilidades. Aprendizaje verbal y por ello ampliación de las paredes del mundo por la facultad de inventariar y distinguir. Aumentar la capacidad enunciadora y la agudeza crítica, ya que los medios masivos de comunicación del nuevo tiempo producen el hombre plano, receptor, conducido pasivamente a metas señaladas por la propaganda y manipulación. Dotar de vocabulario, desarrollar la sensibilidad e intuición como dimensiones humanas para comprender la vida, la capacidad crítica, la perspectiva histórica y no el mero vivir unidimensional y plano. Sí a la educación de la sensibilidad, sí a la construcción del primer suelo, de la poesía en la escuela y para todos. Sin códigos amplios ni restringidos. Al analizar las relaciones entre lo fantástico, el lenguaje y la poesía, J. Held 12 utiliza expresiones tan significativas como selva de palabras y baño de lenguaje; dice que cuando un niño muy pequeño, sumergido en un baño de lenguaje adulto, descubre los sonidos y poco a poco se los apropia yendo de lo simple a lo complejo, sus primeros ensayos toman, como todas sus actividades, forma a la vez de aprendizaje, de ejercicio, de juego: el bebé arrulla, vocaliza las sílabas, las repite sin cesar, se las canta y las prueba con su voz, sirviéndole al mismo tiempo, de ejercicio y encantamiento lúdico. El bebé saborea la sílaba y más tarde la palabra. Este parentesco que une y enlaza el juego verbal poético y fantástico con la embriaguez de los primeros descubrimientos infantiles de la sílaba, de la palabra, del lenguaje, permite comprender por qué el niño permanece 11 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., pp. 159-170. 12 HELD, J. Los niños y la literatura fantástica. Barcelona: Paidós, 1981, pp. 153-161. 29 en este campo pleno y primero del lenguaje disparatado, desinteresado, no utilitario. Y no es sólo la palabra, esa palabra como elemento aislado, la que seduce al niño, sino el conjunto del lenguaje, el lenguaje global, la abundancia y la propia riqueza del lenguaje, de ese lenguaje que le resulta fascinante. Arturo Medina expone en el prólogo de su Antología Poética13 la imperiosa necesidad de la temprana relación hombre-poesía: ?Los privativos atributos de las edades tempranas del hombre, encanto y bondad intrínseca de la niñez, generosidad y desprendimiento en la adolescencia, afianzan a la humanidad en su conquista de perfecciones. Por ello, el educar, formar, sensibilizar estas edades, es dar al futuro hombre medios de defensa contra lo estrictamente utilitario, prosaico y egoísta en que la sociedad lo va a envolver. No nos importe que la verdad nuestra de todos los días no coincida, a veces, con la verdad poética. La poesía no dogmatiza verdades. Con la poesía se expresa aquello que puede ser sentido o presentido por nosotros como verdad en algún momento. No es, pues, esta educación de tipo estético cosa superflua. Tenemos que poetizar la vida, hay que embellecer y dar contenido humanístico al campo de las enseñanzas utilitarias, proporcionar al educando los elementos precisos que lo levanten hacia el horizonte de los goces desinteresados. Desdeñar la vertiente estética en la educación integral del hombre es ignorar todo lo que de segura espiritualidad y descansadera evasión se ha de necesitar en la tensión crispada de lo crematístico y en el lento caminar de lo vulgar. Pero ¿cómo conseguir esa educación estética?, ¿Cómo formar el gusto?, ¿Cómo afinar la sensibilidad? No hay duda de que la poesía en general es el gran camino y la lírica en particular es vehículo importante con su poder sugeridor, su ritmo, su musicalidad, su belleza de imágenes, su proyección de sentimientos. Además de este principalísimo valor formativo, la poesía lírica es un inestimable catalizador de diversas aprehensiones instructivas y educativas; es enderezamiento elocutivo y gimnasia para la entonación, es motivo de conversación y fuente de vocabulario, es ayuda para la redacción por las ideas y expresiones que se retienen, es favorecimiento de la memoria que recuerda, de la inteligencia que asimila, de la imaginación que evoca, de la moral que conforma, y es enraizamiento del gustador del verso con el patrimonio espiritual de su pueblo. También sobre poesía infantil, recogemos otras reveladoras palabras de A. Medina 14??Esta capacidad para la creatividad, esas riquezas poéticas 13 MEDINA, A. Ob. cit., p. 5. 14MEDINA, A. ?El niño y el fenómeno poético?. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación. Cuenca: Universidad de Castilla- la Mancha, 1990, p. 16. 30 han de ser potenciadas en la escuela y en la familia, aunque no sea más que como salvador contrapunto frente al seco intelectualismo que preside tanta actividad humana, frente a la técnica alienante que nos avasalla y despersonaliza. No se trata de convertir al niño en poeta, sino de ejercitar y ampliar sus posibilidades expresivas y lograr que su pensamiento se haga variado y ágil, a la vez que se le acrecienten sus facultades perceptivas para observar y dirimir, para aceptar y rechazar. Mas también para enriquecer su vida emocional al objeto de incentivarle el debido aprecio hacia la belleza. Se impone, pues, una educación de orientación estética, pues ?la introducción o no de la educación artística en los primeros años de la infancia podría ser muy bien la causa de las diferencias visibles entre un hombre con capacidad creadora propia y otro que, a pesar de cuanto haya sido capaz de aprender, no sepa aplicar sus conocimientos, carezca de recursos o iniciativa propia y tenga dificultades en sus relaciones con el medio que actúa?15 Carmen Bravo-Villasante16 abunda en esta valoración de la poesía en la formación de la mente del hombre y dice al respecto que en una sociedad supermecanizada y burocratizada como la nuestra, con una técnica poderosa, se hace cada vez mas necesaria la poesía, el mundo de la fantasía y de la belleza. Esta sociedad, en exceso deshumanizada, siente nostalgia de lo puramente poético. La verdadera formación humanística puede volver a recuperarse con la lectura de la poesía. Si el folklore es una de las primeras manifestaciones poéticas que debe conocer el niño, creemos que en una época en que el utilitarismo y la tendencia hacia la especialización limitan y hasta mutilan al individuo, la lectura de los grandes poetas puede contribuir, de modo definitivo, a dejar sembrada la semilla para todo lo bello y para la formación completa del ser humano. De la educación estética, del sentido poético del niño y del adolescente, depende la educación del adulto, tan alejado hoy de la poesía, tan necesaria en la sociedad actual, esquemática, fría, utilitaria y funcional. Alma Flor Ada17, en su artículo sobre poesía infantil en Hispano- América, apunta que la poesía y el alma de los niños se dan la mano por la vereda de los deslumbramientos. La poesía busca nuevos modos de decir la realidad que los niños descubren con ojos nuevos. La poesía encuentra apoyo en asociaciones sorprendentes y para los niños toda asociación es sorpresa. 15 Arturo Medina toma estas palabras de Lowenfeld, V.:Desarrollo de la capacidad creadora. Buenos Aires: Kapelusz, 1961, pp. 2-3. 16 BRAVO-VILLASANTE, C. ?Los grandes poetas y el niño?, en. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación. Cuenca: Universidad de Castilla-la Mancha, 1990, p. 57. 17 FLOR ADA, A. ?La poesía infantil en Hispano-América?. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación. Cuenca: Universidad de Castilla-la Mancha, 1990, p. 88. 31 La poesía renueva el lenguaje, rearmando las palabras musicalmente y el lenguaje de los niños es recreación; la poesía se adentra en los hondones del alma para descubrir sus secretos y los niños viven con el alma al descubierto. Juan Cervera18, en el apartado de poesía y canción de su obra ya citada, pone de manifiesto los valores de la poesía tanto en su contenido como en su forma y afirma que si el juego es una actividad natural del niño ante la palabra, el atractivo que emana de la poesía es una de sus ocasiones más determinantes. En la poesía la palabra aparece integrada en combinaciones que van desde lo formal hasta lo significativo y en todas ellas puede rastrearse la relación con el juego y la creatividad. La poesía se presenta para el niño como la gran oportunidad para manejar palabras, contemplarlas desde distintos ángulos y jugar con ellas. En esto la poesía aventaja a la prosa donde las palabras están destinadas preferentemente a ser comprendidas. En la poesía la oportunidad del dato exterior aportado por la palabra tiene menos trascendencia que en la prosa. Muchas veces la palabra queda a merced del niño con la exclusiva finalidad de crear un clima en el que pueda desarrollarse el juego, al que sirven de soporte o motivación las palabras. En la poesía infantil, sobre todo, el valor informativo pierde terreno ante el reclamo lúdico, y la musicalidad y el ritmo son las características más notorias. Palabra, sueño y juego están en la raíz misma de la poesía. Estas tres realidades coexisten pacíficamente en la vida del niño. El gusto del niño por las palabras es natural y está inicialmente más en función de sus formas y sonoridades que de sus significados. Para él resulta extraordinariamente grato jugar con las palabras que simplemente ha captado en una conversación oída a los adultos. Las repite, las asocia con otras, las desmenuza en sílabas, las tararea, aunque a menudo no las comprenda. El descubrimiento de nuevas palabras, de nuevos significados, le inspira vínculos afectivos con ellas. La poesía supone para el niño el conocimiento de la otra cara de las cosas. Éstas tienen una realidad y unas características cuyo descubrimiento se logra mediante la aplicación de la inteligencia a su observación. La poesía, gracias a la creatividad, proporciona nuevas dimensiones a las cosas con las que el niño puede soñar y jugar. El lenguaje deja de ser una organización fijamente referencial, gracias a las interpretaciones poéticas o fantásticas. Poesía y fantasía actúan como agentes modificadores de los significados y de la realidad, y contribuyen a enriquecer el léxico y a ampliar el campo de las experiencias. La poesía se 18 CERVERA, J. Ob. cit. p. 81. 32 rebela así contra las representaciones estereotipadas de las palabras e introduce al niño en una dinámica creativa. 33 2.2.-VALOR FORMATIVO DE LOS CUENTOS. El cuento es el género que mejor contacta con el niño, primero por vía oral, y después mediante la lectura. El cuento oral implica dependencia de otro, del que lo cuenta, generalmente un adulto, con el que se establece una relación de afectividad. El cuento nace para la comunicación, para contar (de ahí su nombre). El cuento se ofrece como un breve tratado de educación, con la particularidad de que no abruma al niño con preceptos morales, en los que los actos alcanzan un ciclo completo, incluida la recompensa o el castigo de los propios actos. Hay que defender la narración oral como arte de la distracción, cuyo fin primordial será el de complacer y tan sólo más tarde el de instruir. A través de la narración, los niños accederán a la belleza, al estilo y riqueza lingüísticos, a la vez que ejercitarán y desarrollarán su inteligencia. La narración creará hábitos de atención y aumentará el vocabulario. Nos parece muy apropiado citar aquí lo que el Ministerio de Educación señala para la etapa de Educación Infantil con respecto al cuento. ?Aunque el lenguaje oral se estimule continuamente, la utilización de cuentos y relatos se presta particularmente bien a realizar dicha estimulación. Entre otras cosas porque ofrece ocasión de utilizar con los pequeños un tipo de lenguaje que presenta unas características muy específicas.? Se trata, en efecto, de un lenguaje en buena parte descontextualizado, ya que no puede apoyarse exclusivamente en realidades presentes. El lenguaje crea el contexto y ello confiere a los cuentos un carácter específico. El cuento sirve para introducir al niño, a través del lenguaje, en mundos fantásticos, diferentes al suyo. Si hacemos que el niño vaya haciendo hipótesis de lo que va a ocurrir a continuación, estamos favoreciendo su desarrollo cognitivo. A través del cuento, el niño realiza aprendizajes sobre el mundo físico y social, sobre las cosas, fenómenos, relaciones, actitudes, normas y valores. En su obra El poder de los cuentos19, G. Jean afirma que estos tienen, en primer lugar, un poder de fascinación; precisamente porque lo imposible se vuelve posible, porque en ellos abundan las metamorfosis, porque en la mayoría de los casos las peores pruebas son superadas victoriosamente por un héroe con el cual uno se identifica. Los sortilegios de lo maravilloso, las metamorfosis, la inmortalidad, (que no excluye la realidad de la muerte), el hecho de vencer la gravedad, el 19JEAN, G. El poder de los cuentos. Barcelona: Pirene, 1988, p. 250. 34 don de la invisibilidad, de atravesar las murallas, las varitas mágicas, anillos, objetos diversos cuyo simple contacto transforma las apariencias?Todo este arsenal de prodigios hacen gran mella en el niño. Jacques Barchilón afirma que el cuento expresa a la vez ese mundo, (el mundo primordial) y nuestra alma, con sus lobos, sus hadas, sus personajes crueles, ogros o madrastras. Se podría multiplicar ese tipo de fórmulas en las que siempre aparece el doble carácter de los cuentos como espejos del mundo y espejos del hombre en sus profundidades. Bruno Bettelheim20, famoso educador y terapeuta de niños con perturbaciones graves, afirma que la tarea más importante y, al mismo tiempo, la más difícil en la educación de un niño es la de ayudarle a encontrar sentido en la vida. El niño, mientras se desarrolla, debe aprender paso a paso, a comprenderse mejor; así se hace más capaz de comprender a los otros y de relacionarse con ellos de un modo mutuamente satisfactorio y lleno de significado. El niño necesita que se le dé la oportunidad de comprenderse a sí mismo en este mundo complejo con el que tiene que aprender a enfrentarse, precisamente porque su vida, a menudo, lo desconcierta. Para poder hacer eso, debemos ayudar al niño a que extraiga un sentido coherente del tumulto de sus sentimientos. Necesita ideas de cómo poner en orden su casa interior y, sobre esta base, poder establecer un orden en su vida en general. Necesita una educación moral que le transmita, sutilmente, las ventajas de una conducta moral, no a través de conceptos éticos abstractos, sino mediante lo que parece tangiblemente correcto y, por ello, lleno de significado para él. El niño encuentra este tipo de significado a través de los cuentos de hadas, aunque enseñan bien poco sobre las condiciones específicas de la vida en la moderna sociedad de masas, pues fueron creados estos relatos mucho antes de que ésta empezara a existir; sin embargo, de ellos se puede aprender mucho más sobre los problemas internos de los seres humanos, y sobre las soluciones correctas a sus dificultades en cualquier sociedad, que a partir de otro tipo de historias al alcance de la comprensión del niño. Los cuentos enriquecen la vida interna del niño porque empiezan precisamente allí donde éste se encuentra: en su ser psicológico y emocional. Hablan de los fuertes impulsos internos de un modo que el niño puede comprender inconscientemente y, sin quitar importancia a las graves luchas internas que comporta el crecimiento, ofrecen ejemplos de soluciones, temporales y permanentes, a las dificultades apremiantes. 20 BETTELHEIM, B. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica, 1995, p. 10- 31. 35 Los cuentos de hadas tienen un valor inestimable puesto que ofrecen a la imaginación del niño nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo. Todavía hay algo más importante: la forma y la estructura de los cuentos de hadas sugieren al niño imágenes que le servirán para estructurar sus propios ensueños y canalizar mejor su vida. Los cuentos de hadas son únicos y no sólo por su forma literaria, sino también como obra de arte totalmente comprensible para el niño. Como en todas las grandes artes, el significado más profundo de este tipo de cuentos será distinto para cada persona, e incluso para la misma persona en diferentes momentos de su vida. Los cuentos de hadas tienen un gran significado psicológico para los niños a todas las edades y de ambos sexos, sin tener en cuenta la edad y el sexo del héroe de la historia. A partir de estos cuentos, se obtiene un rico significado personal, pues facilitan los cambios en la identificación mientras el niño pasa por distintos problemas, uno después de otro. Como todas las verdaderas obras de arte, poseen una riqueza y profundidad tales, que trascienden más allá de lo que se puede extraer mediante un examen superficial. La obra ya citada de J. Held, Los niños y la literatura fantástica, aporta a los educadores, en general, un rico caudal de información acerca de los libros, la pedagogía, la lectura y la expresión de los niños. En ella afirma esta autora que el relato fantástico reúne, materializa y traduce todo un mundo de deseos: compartir la vida animal, liberarse del peso?, transformar el universo a voluntad; el cuento fantástico como realización de los grandes sueños humanos, sueños a menudo retomados por la ciencia. El capítulo 5º, ?Evolución del niño. Angustia y fantasía?, comienza con una cita de F. Ruy- Vidal: ?Siempre hay lobos a nuestro alrededor?No se logran adultos equilibrados dando seguridad a los niños, sino por el contrario exponiéndolos progresivamente a la vida?. Ante el planteamiento de si algunas formas de lo fantástico presentan un peligro para el niño, afirma la autora que lo que provoca angustia está más en función de una atmósfera dada que de los temas explícitos. Y continúa diciendo que ayudar al niño a crecer jamás quiso decir preservarlo de todo choque, ni ponerlo al resguardo de tal o cual forma de lo real, aún de lo real elaborado por el espíritu humano. Ayudar al niño a crecer significa más bien dosificar esta aproximación a algunas realidades, a algunos problemas, intentar hacerla progresiva, proporcionada a las fuerzas, a la resistencia de un niño? ¿no debe tener desde la infancia una forma de iniciación en lo fantástico? Iniciación que supone, por cierto, una dosificación y un equilibrio siempre delicados, subjetivos, relativos a la vez a esta situación y a este niño y replanteados a perpetuidad por el azar de 36 las circunstancias imprevistas? Iniciación necesaria, sin embargo. Y éste es en verdad el papel que cumple, entre otros y en el plano del lenguaje, el cuento, ya sea antiguo o moderno. Caracteriza esta autora de compleja y ambigua la función de lo fantástico y habla de la desconfianza que, a menudo, los educadores encuentran en ello. Esta desconfianza, afirma, se debe a su misma dualidad. El cuento fue, en todas las épocas, aquello que tiene como función responder al deseo fundamental del hombre. Expresión y prolongación del deseo humano, respuesta a este deseo, el cuento fantástico presenta sin discusión un aspecto compensador. Es una válvula de seguridad. Cuando el hombre sufre demasiado se evade, sueña. ¿Qué tememos de lo fantástico?, ¿El hecho de que sojudgue al espíritu aún maleable del niño, le impida pensar ?lógicamente?, ser racional? En cada ser humano, apunta al respecto J. Held21, más aún en cada niño, imaginación, sensibilidad, inteligencia, no son funciones que podamos discernir y disociar con facilidad. El crecimiento psicológico es global. El niño, para desarrollarse de modo equilibrado, armonioso, necesita del sueño, de lo imaginario. Todo el problema, en efecto, consiste en nutrirlo con un registro de lo imaginario, sano, auténtico, de calidad real. En su último capítulo: ?Literatura fantástica y pedagogía?, plantea la autora el papel de la escuela en el despertar del niño al mundo mágico de la fantasía; a veces, dice, se necesita muy poco, sobre todo cuando el niño es pequeño, para desbloquear y expandir esa capacidad demiúrgica adormecida en cada hombre. Porque, sin cesar, a lo largo de esta reflexión, encontramos esta verdad psicológica primera y fundamental: de una vez por todas, el niño no es ?esto? o ?aquello?; desde el comienzo es un ser disponible, multiforme, abierto a todas las posibilidades. De ahí la importancia capital de una pedagogía que salvaguarde y desarrolle en él esta disponibilidad original, esta actitud de libertad creadora frente a las imágenes, a las ideas, a las palabras, a lo que cada uno puede hacer. Importancia, pues, de los cuentos modernos o antiguos pensados, vividos, sentidos y propuestos no como un dato rígido, unívoco, impuesto desde el exterior, sino como un alimento esencial muy propio y muy personal y que será para cada cual un punto de partida. Gérmenes de fantasía, de humor, de sueño, de poesía, de invención de palabras, de objetos y de seres. Enriquecimiento de la imaginación, de la sensibilidad, entrenamiento constante en un manejo flexible, complejo, crítico y creativo del lenguaje. Junto con esta autora podemos preguntarnos: ¿Nuestra escuela actual se preocupa verdadera y profundamente por desarrollar este tipo de 21 HELD, J. Ob. cit., p. 139. 37 cualidades en el niño? ¿Queremos formar un instrumento dócil o un adulto libre y responsable? Es indudable que el papel de la escuela es aportarle al niño un saber y a la vez los instrumentos de este saber pero ¿bastará esto para formar un ciudadano libre, capaz de iniciativas, de invención, de elección personal, de resistencia a los condicionamientos ambientales? Este problema concierne, en primer lugar, a la literatura fantástica, al cuento, a la poesía, tanto como a las actividades artísticas, música, pintura y danza, que desarrollan por igual la sensibilidad, la imaginación, y que contribuyen a la realización armoniosa de un ser equilibrado y completo. Los efectos de la literatura como educadora indirecta no son perceptibles sino a largo plazo. Con seguridad porque son efectos de educación global, fermentos secretos que actúan sin poderse disociar sobre la sensibilidad, la imaginación y el intelecto. Es importante reiterar que lo fantástico auténtico, debido a que siempre arraiga en algo real, en una experiencia humana particular sin la cual toda creación resultaría imposible, documenta al niño en el sentido más pleno, más amplio del término: Le ofrece elementos, puntos de partida para una reflexión personal. El valor educativo de lo fantástico no se distingue bien; a menudo es negado porque es un valor indirecto, porque actúa de un modo subterráneo, a largo plazo, en el marco de una educación global de la personalidad entera. El papel de lo fantástico no es, en absoluto, dar al niño recetas de saber y de acción, por justas que ellas sean. La literatura fantástica y poética es, ante todo y de un modo indisociable, fuente de espíritu crítico, porque todo descubrimiento de belleza nos vuelve exigentes, y por lo tanto más críticos frente al mundo, y debido a que rompe los clisés y los estereotipos, debido a que es esa re-creación que desbloquea y fertiliza lo imaginario personal del lector, es indispensable para la construcción de un niño que, mañana, sepa inventar al hombre. Nobile22 denuncia la presencia invasora de los medios de comunicación y de las consecuencias sobre el desarrollo psicológico de la infancia y sobre su condición existencial y defiende el valor formativo de la lectura aludiendo a las palabras de Giugni para quien es ?actividad que implica toda la vida psíquica?; actividad que agudiza el espíritu crítico, refuerza la autonomía de juicio, educa el sentimiento estético, nutre la fantasía, ensancha la imaginación y contribuye a la promoción de una sólida conciencia, moral y cívica, abierta a los ideales de comprensión humana y de solidaridad social e internacional, resultando esencial para la formación integral de la persona. 22 NOBILE, A. Literatura infantil y juvenil. La infancia y sus libros en la civilización tecnológica. Madrid: Morata, 1992, pp 15-17. 38 Señala este autor la importancia fundamental de los primeros años de vida no sólo para el posterior desarrollo intelectual, lingüístico, emotivo- afectivo, ético y social del individuo sino también para la aparición, el refuerzo y el futuro despliegue de los hábitos activos de lectura. Desde la más tierna infancia se puede estimular, mediante situaciones adecuadas, el interés por la narrativa. La narrativa oral ?cara a cara?, y la fase paralela de la lectura ?por poderes? en la que el adulto hace de intermediario entre el libro y el niño, son actividades que tienen una gran capacidad preparatoria y motivante ya que introducen al niño, de forma natural, en un clima de intimidad, rico en resonancias afectivas, en el fascinante mundo de la narrativa, y al asumir una preciosa e insustituible función de motivación para la futura lectura autónoma, lo familiarizan con el libro, ese maravilloso objeto de naturaleza tan especial, al que se acerca con una mezcla de curiosidad y temor reverencial, y que concibe como dotado de oscuros y casi mágicos poderes. La audición, individual y en grupo, en un ambiente lúdico y alegre, y en un clima rico en resonancias afectivas, de historias maravillosas, no necesariamente de contenido fantástico, sino también realistas, relacionadas con las necesidades de los más pequeños, supone una actividad muy estimulante intelectualmente, enriquecedora desde el punto de vista lingüístico y gratificante afectivamente. Permite al pequeño familiarizarse con la palabra escrita y establecer con ella una relación afectiva en cuanto que se relaciona con recuerdos y estímulos placenteros, representando un poderoso acicate para la futura lectura autónoma. La realización de una serie de actividades inmediatamente posteriores a la audición de la narración, como la representación gráfica y pictórica de determinados episodios, momentos o personajes de la vivencia que se acaba de oír, el diálogo con el adulto, la aclaración lingüística y de contenido?favorecerán el descubrimiento de unos intereses infantiles más amplios y autónomos y la aparición de otros nuevos, suscitarán el entusiasmo por la palabra escrita, asociando su descubrimiento a momentos de intensa gratificación afectiva y podrán asumir también posibles funciones de descarga emotiva y actuar positivamente sobre el desarrollo intelectual y la ampliación de conocimientos, el enriquecimiento de la fantasía, y del patrimonio lingüístico, el perfeccionamiento del espíritu crítico y la formación de una clara conciencia moral. Las narraciones orales, además de representar la etapa inicial de la comprensión del significado funcional de la literatura infantil, se configuran, si se narra a una colectividad de niños, como un importante vehículo de socialización, incluso por las actividades expresivas y prácticas en común que permite, contribuyendo a promover en los pequeños la necesidad de unas 39 resonancias interindividuales que más tarde podrán compensar la tendencia a encerrarse en sí mismo. Al analizar el valor educativo de los cuentos de hadas afirma Nobile23 que son patrimonio universal de la humanidad infantil y que ocupan un lugar fundamental en la vida de la infancia, en especial en la edad preescolar, y tienen una gran importancia en el futuro desarrollo emotivo-afectivo, intelectual y lingüístico unánimemente reconocida tras la estela dejada por los geniales descubrimientos freudianos y por los éxitos obtenidos por la investigación psicológica. Espejo de la vida y de la dificultad de la existencia, así como expresión de permanentes aspiraciones humanas, los cuentos de hadas nutren y enriquecen la fantasía, amplían el mundo de la experiencia infantil, favorecen y aceleran el proceso de maduración global de la personalidad, potencian el patrimonio lingüístico y los medios expresivos, satisfacen profundas necesidades de tipo afectivo, refinan el sentido estético e inician en el culto de lo bueno, lo bello, lo verdadero, situándose más allá de las categorías de lo obvio y lo convenido, ofreciendo ejemplos de ?transgresión creativa?; son el lugar de todas las hipótesis, la clave para entrar en la realidad por caminos nuevos y conocer el mundo y, por ello, son también un poderoso estímulo para la creatividad y el pensamiento divergente. Al ofrecer un rico repertorio de tipos, caracteres y destinos diferentes, presentan de forma simplificada y conceptualmente accesible, una versión articulada de la existencia, ponen honestamente a la infancia ante los principales problemas humanos, propician y favorecen la toma de contacto del niño con el mundo, el de su realidad subjetiva, de los contenidos psíquicos interiores, representando de hecho, con su riqueza de verdad simbólica, una introducción a la vida. Desde el punto de vista moral suponen un encuentro con los problemas éticos fundamentales y favorecen la adquisición de un primer y embrionario código moral, llevan al pequeño a una inicial definición de los conceptos de bien y de mal, configurándose como una toma de conciencia inmediata y concreta, por simpatía, con la existencia de estas dos fuerzas y aseguran su participación en la positiva, en la expectativa de una profunda y más amplia problematización crítica, no tan maniquea con el paso del tiempo. Desde un punto de vista psicoanalítico, permiten al jovencísimo receptor, a diferencia de los medios de comunicación de masas, un impacto no traumático, en cuanto que es simbólicamente mediato, con la realidad existencial, y, por tanto, con el mal, en un contexto psicológico seguro. Por sus contenidos habituales, constituyen una fuente inagotable de preciosas enseñanzas vicarias, no explicitadas didácticamente, pero que 23 NOBILE, A. Ob. cit., p. 52. 40 emanan de forma natural de la propia vivencia, resolviéndose generalmente en una interesante lección de comportamiento y civilización, impartida de forma simbólica y gratificante; establecen y refuerzan, con la recompensa final y mediante la identificación con el héroe-protagonista, virtudes como el valor, la honestidad, la lealtad, la humanidad y la buena educación, el respeto a los ancianos, el espíritu de iniciativa, el dominio de las propias pasiones, el freno de la curiosidad, el rechazo de la villanía y la avaricia, así como de la inercia y la pusilanimidad; son exaltación de la inteligencia y el ingenio. En el plano más estrictamente emotivo-afectivo, mitigan la frustración y alimentan la esperanza dejando entrever un mundo mejor. En una sociedad cada vez más alienante y despersonalizada, propician mágicos momentos de diálogo, de confidencia y encuentro afectivo del adulto con el niño. Asumen, por la personalidad infantil, una rica función catártica, compensatoria y simbólico-cognitiva, ampliamente ilustrada por los estudios psicoanalíticos, ayudando al niño a descargar ansiedad y agresividad y a eliminar tensiones y miedos. Por otra parte, varios estudios e investigaciones han demostrado la plena correspondencia de los cuentos de hadas con la psique infantil. Bühler, en sus estudios sobre los Grimm, encuentra una serie de elementos y características que justifican su apropiación por la infancia. En primer lugar un restringido círculo de personajes muy tipificados, con una neta oposición de cualidades antitéticas: bondad-maldad, grandeza- pequeñez?y en general, la presencia de esquemas de oposición: verdadero- falso?; el mismo desarrollo narrativo, entretejido de elementos maravillosos, extracotidianos y de hechos extraordinarios, que no procede gradualmente sino por cambios inesperados y por radicales variaciones de estatus, son características que se adaptan bien a un pensamiento ?absolutista? como el infantil, que ignora las matizaciones, las diferencias y variaciones de calidad, la existencia de verdades relativas. Unas motivaciones para las acciones determinadas por sentimientos sencillos y primarios como la bondad, la generosidad, la piedad, la curiosidad o la envidia y la maldad e, incluso dictadas por la necesidad de obedecer a una orden. Una gratificante recompensa, finalmente, reservada a la bondad y el despiadado castigo infligido al malvado y, en general, la moral ingenua, heterónoma, rígidamente maniquea y esencialmente dogmática que recorre la narración, ambas reveladoras de la existencia de ese realismo moral infantil que consiste en la tendencia a valorar las consecuencias materiales de acciones y comportamientos, prescindiendo de la categoría de 41 intencionalidad y a poner en estricta relación bondad y recompensa, maldad y castigo. A estas características se une la dimensión extra-espacial y atemporal en la que se mueve la narración, el ingenuo optimismo que la recorre, la alegre fiesta que corona indefectiblemente la vivencia, la reducción de situaciones y personajes en términos de la experiencia del niño. Desde un punto de vista formal, la extrema sencillez y linealidad de la narración, la gracia y frescura de un lenguaje rápido y esencial, rico en referencias a la experiencia concreta, la sobriedad de las descripciones y de las representaciones visuales, el reducido número de personajes, la ausencia de seres complicados y de situaciones simultáneas y complejas, el raro recurso a la similitud, al modelo triádico, el ritmo binario y ternario, el carácter repetitivo, son elementos que permiten establecer que los cuentos de hadas son la forma de organización del pensamiento más adaptada al niño. En su Introducción a la literatura infantil, López Tamés24 analiza las relaciones entre el cuento infantil y la psicología y dice que el niño recibe información para afirmar su estar en el mundo, la recibe de padres y mayores que le rodean. El cuento es un instrumento muy válido para este fin. En los personajes de los relatos el niño se proyecta: sus temores en el lobo y animales salvajes, gigantes y enanos, vencedores aún en su debilidad, hadas amparadoras, trasunto de lo maternal femenino, auxiliares mágicos que acompañan la insuficiencia del protagonista. Y el cuento no obliga ni se impone. Brinda soluciones. Esto sucede en toda obra artística por simple que sea, es connotadora, sugiere y da pie para que cada oyente, cada lector construya por sí mismo. El término identificación se utiliza para explicar el proceso que el cuento infantil supone en el niño que oye o lee. Está en la misma naturaleza humana. Un primer paso es la imitación, el ser como otro que se supone modelo, capaz para que la vida se ponga en su carril y salga de su aislamiento, inseguridad que todo vivir supone. La identificación es la vinculación afectiva a otra persona, animal u objeto. Es factor importante en la literatura de infancia y juventud. El significado del cuento infantil, en su aspecto de identificación, quiere decir también domesticación, familiaridad, en definitiva, dominio de los objetos atemorizantes. Éste es el valor de los relatos; convertir en objetos mentales gobernados a animales y sombras. El cuento, por su irrealidad, por su ambigüedad, afecta a dimensiones profundas de la personalidad, al miedo preexistente en la textura de nuestro sistema nervioso, experiencias atávicas que el hombre revive en su fragilidad de infancia. Con el cuento, con el arte, se dominan los objetos 24 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., pp. 47-54. 42 creadores de temor, se nombran, se hacen domésticos, ridículos, familiares. Por ello no es afortunado dar al niño los relatos tradicionales edulcorados, seguros, en los que la aparente crueldad de situaciones se atempera con una visión benevolente del educador. El niño necesita la incidencia de las situaciones violentas del cuento para su alivio. En la misma línea aristotélica de la función catártica del arte, con los objetos, lobos y brujas, ogros y gigantes, revestidos de la peculiar fisonomía ambigua y luminosa de la creación estética. La importancia que las narraciones tienen en el mundo de la infancia fue tenida ya en cuenta por Platón, que en el diálogo con su criado se preocupa por la clase de cuentos que se narran a los niños. En su República dedica un especial cuidado a la educación y en especial a los cuentos: - ?¿Es que no sabes entonces, dije yo, que son fábulas lo primero que narramos a los niños?...Pero nosotros nos servimos de las fábulas antes que de las gimnasias para la educación de los niños. - ¿Y no sabes también que en toda obra lo que importa es el comienzo, especialmente si se trata de jóvenes de más tierna edad? Porque es entonces cuando se moldea el alma revistiéndola de la forma particular que se quiera fijar en ella. -?En primer lugar, por tanto, hemos de vigilar a los que inventan las fábulas, aceptándoles tan sólo las que se estimen convenientes y rechazando las otras; en segundo lugar trataremos de convencer a las nodrizas y a las madres para que hagan a los niños fábulas escogidas y modelen sus almas con mucho más cuidado que el que se pone para formar sus cuerpos?. (L. II, cap. XVII). Sobre el valor educativo-pedagógico del cuento popular Rodríguez Almodóvar25 afirma que la capacidad pedagógica del cuento popular permite al niño construirse su propio modelo interpretativo. Todo se basa en la captación de una historia que es, estructuralmente, todas las historias posibles, en el descubrimiento de que todos los discursos contienen un sentido oculto como es el que sugieren los símbolos de un cuento cualquiera. Símbolos, historias que el niño tendrá que paladear y recrear, extrayéndole secretamente la secreta sustancia de que están hechos. Un cuento tan aparentemente simple como ?El medio pollito? contiene gran riqueza de posibilidades interpretativas. Sería muy difícil acertar con lo que realmente le dice al niño la existencia proverbial de ese medio ser, ¿él mismo en tanto que niño?, que ha de salir adelante por sus propios medios en un mundo lleno de obstáculos, a los que además ha de convertir en aliados para lograr su plenitud final. 25 RODRÍGUEZ ALMODÓVAR, A. ?Los arquetipos del cuento popular?. Literatura infantil de tradición popular. Cuenca: Universidad de Castilla-la Mancha, 1993, pp. 18-19. 43 Con respecto a su estructura narrativa se puede decir que el cuento popular, además de corresponderse con la adquisición de la función simbólica en el niño, también lo hace con el desarrollo de la memoria. De ahí los numerosos apoyos rítmicos secuenciales así como la lógica interna. Todo ello apunta a algo más importante todavía, y es la adquisición del lenguaje, como algo posterior a la función simbólica y su simultaneidad con el despertar de la memoria. Uno de los descubrimientos de Piaget y su escuela se basa en que el niño aprende a pensar un poco antes que a hablar. Este curioso fenómeno explica infinidad de cosas que suceden en la mente del niño y más tarde en la del hombre; es porque esa adquisición primaria del pensamiento se hace a través de símbolos, como los símbolos contenidos en los cuentos: indefensión/ petulancia, amistad/ desavenencia, éxito/ fracaso. Ninguna de estas palabras aparecen en los cuentos, pero el niño aprende lo que significa antes de conocerlos. Éste es el verdadero prodigio. En resumen, las cualidades pedagógicas del cuento descansan en su capacidad para el desarrollo armónico de la psicología del niño, al constituir una gimnasia mental completa: despertar de la inteligencia interpretativa, al tener que interpretar los símbolos, (asentamiento de la inteligencia como imaginación constructiva), despertar de la memoria y adquisición simultánea del lenguaje; equilibrio emocional y maduración afectiva, con el descubrimiento del yo, y de sus limitaciones, esto es procurando una socialización no traumática. Pilar Gómez Couso26 nos habla de la función pedagógica de los cuentos maravillosos: El cuento en general y el cuento maravilloso en especial es sobre todo un medio de educación informal, pues es en lo espontáneo donde reside uno de sus grandes valores. Contribuye de una manera clara al desarrollo del aprendizaje humano. En un primer momento, el niño ejercita la actitud de escucha interesada, ya que la atención y motivación están garantizadas; al ser la estructura del cuento tan sencilla y constante, desde el principio, el niño se siente capaz de clasificar situaciones, tipificar personajes. Mediante el cuento, el niño avanza en el descubrimiento de situaciones vitales: bien directamente a través de los cuentos realistas o de costumbres o bien de forma indirecta, dirigidas a su subconsciente, en los cuentos maravillosos; esto le ayuda a configurar un ambiente que refleja su propia realidad y que posibilita otros aprendizajes posteriores. Atendiendo al nivel formal, la narración posibilita el avance del niño en la comprensión del lenguaje, amplía su vocabulario, le hace vivir y 26 GÓMEZ COUSO, P. ?La narrativa folklórica en el mundo infantil?. Literatura infantil de tradición popular. Cuenca: Universidad de Castilla- la Mancha, 1993, pp. 88,89. 44 relacionarse con muchas realidades con las que en su vida diaria posiblemente nunca entraría en contacto. Todo el bagaje cultural que el cuento encierra le ayuda así mismo al proceso de un aprendizaje ético, o a la formación de un entendimiento práctico, pues mediante los procesos de refuerzo que presenta la narración, se fomentan actitudes; también es uno de los medios a través del cual el niño entra en el universo simbólico, pues en vez de tratar con las cosas mismas, las trata conversando consigo mismo. El cuento desarrolla la capacidad de atención: La intensidad de la trama suscita en él una gran emoción y le sirve de ejercicio para concentrar sus facultades en un eje de interés. También desarrolla la adquisición procesual del lenguaje y la comprensión de las secuencias como un todo. La imaginación, que tiene gran fecundidad entre los tres y los ocho años, y que contribuye al paso de la etapa sensomotriz a la del pensamiento lógico, se desarrolla significativamente en los cuentos. Los conceptos de causalidad y consecuencia que ponen de manifiesto las conexiones entre los episodios, entre la conducta real y los valores, entre situaciones determinadas y las respuestas de ciertos personajes, o entre los distintos comportamientos de un sujeto y su entorno, ayudan claramente al niño a comprender su mundo, contribuyendo a su proceso evolutivo. Dimensión relacional ya que el cuento transmite los porqués sociales, a los niveles en los que el niño es capaz de asimilarlos, mediante un proceso paulatino de comprensión. La narración del cuento le ayuda a ver el mundo que le rodea, no como un agregado de cosas que suceden ante él, de las que a veces participa, sino como un todo en el que las diversas partes se implican. Y conexiona así mismo a través del cuento los hechos y los valores, a la vez que aprende a clasificar tomando éstos como criterios. Sistema de creencias que regularán sus primeros pasos ante la vida y a través de él valorará el contexto que le rodea. Los cuentos de tradición popular transmiten las vivencias colectivas de toda la comunidad a través de los tiempos. La presentación de la vida como un escenario de lucha de fuerzas opuestas, determina en buena medida el sentido de la vida. El niño que conecta los acontecimientos mediante los porqués, que relaciona la realidad con los valores, las partes con el todo, se forma unos cimientos con los que toma una orientación ante el mundo, define su propio proyecto de vida, comprende su entorno más ordenadamente y es capaz de catalogar sus experiencias. Resuelve los conflictos psicológicos que su desarrollo afectivo le plantea, pues proyecta sus inquietudes, miedos, angustias, etc. En unos personajes con los que se identifica al mismo tiempo que se distancia, con lo 45 que se produce la catarsis necesaria que, además de liberarle, le ayuda a su evolución madurativa. Si desde el primer momento invitamos al niño a que perciba todo lo que el cuento tiene de valor estético, las significaciones múltiples de un mismo elemento, las diversas interpretaciones individuales, formaremos un niño que sabe leer entre líneas, percibe el humor, la ironía, un niño apto para la lectura plural, y por lo mismo disponible, abierto a lo poético y a lo fantástico. El incluir el cuento en las actividades cotidianas del aula, nos llevará a dar una dimensión creativa y plena a la educación de nuestros alumnos. El relato de las anécdotas de los personajes fantásticos o cercanos, ayudará al niño a consolidar las diversas etapas madurativas por las que atraviesa su evolución, le hará compartir aventuras, comprender actitudes, enfrentarse con el mundo que le rodea o buscar una salida en consonancia con su imaginación, en un viaje que puede emprender desde su yo. En El arte de contar cuentos Sara C. Bryant27, se propone resaltar el valor de la narración de un cuento frente a la costumbre de leerlo. En el apartado destinado a metodología podremos analizar el valor de ?lo narrado? frente al de ?lo leído?; en el mismo apartado nos encontramos con los valores del cuento: ?¿Qué es esencialmente un cuento? Un cuento, es ante todo y esencialmente, una obra de arte, y su misión principal discurrirá por los caminos de lo artístico. Una bella narración está destinada a agradar lo mismo que una hermosa estatua o una pintura lograda. Su función en el proceso de la vida es la de proporcionar alegría. Y el resultado que produce la alegría es ese despertar del espíritu que responde a toda percepción de lo verdaderamente bello, en el hombre. Comunicar alegría, nutrir y estimular el espíritu por medio de ella, ¿no es ésta una función esencial del cuento, en la educación? Una narración es una obra de arte; el mayor servicio que puede aportar al niño reside en su llamada al eterno sentimiento de la belleza, por el cual el alma humana se siente constantemente impulsada hacia nuevos descubrimientos que contribuirán a su armonioso desarrollo?. Con respecto a los cuentos de hadas, dice Sara C. que si cerramos las puertas a estos relatos privaremos a los niños de algo que les pertenece por derecho de herencia, algo que les une a los niños de antaño, y que responde a sus propias necesidades como a las de generaciones pasadas; hemos de darles cuentos de hadas sólo porque en principio les gustan. Pero además son provechosos para ellos, en primer lugar por su poder supremo de presentar la verdad a través de imágenes. 27 BRAYANT CONE, S. El arte de contar cuentos. Barcelona: Nova Terra, 1972, p. 20. 46 Las verdades elementales de la ley moral y los caracteres generales de la experiencia humana se presentan en los cuentos de hadas por medio de la poesía de sus imágenes; la verdad va penetrando y se convierte en una parte de su apariencia individual. Cada verdad así adquirida abre nuevos horizontes y refuerza la capacidad de vida interior de la infancia y añade un elemento profundo de donde obtener deducciones morales. Si consideramos la preparación del niño para una educación literaria hemos de admitir que el cuento de hadas cuenta con la perfección del estilo. Ingenuidad, viveza, elegancia, que son las características de los cuentos clásicos y de las más antiguas tradiciones del folklore. Así la mayoría de leyendas populares muestra un estilo admirable, de una espontaneidad y encanto que hacen de ellas una base espléndida para la formación literaria. En el cuento burlesco el valor principal reside en la distensión que produce el humor. Quizás sea éste el momento de hacer una reflexión sobre las ilustraciones de los libros para niños. A. Nobile28 considera a la imagen como protagonista de nuestro tiempo y dirige sus temores y reservas no al lenguaje gráfico visual en sí mismo, como código de comunicación-expresión, sino a los contenidos y mensajes que transfiere con frecuencia, desgraciadamente subordinados a una finalidad comercial. Las imágenes publicitarias de comics cinematográficos, televisivos?, etc. Se presentan con frecuencia como elementos negativos para el armónico desarrollo de la personalidad infantil, sobre todo desde un punto de vista ético, estético y emotivo-afectivo. Con respecto a la ilustración de los libros para niños, opina que ha de estar inserta en el contexto narrativo, a ser posible formando una unidad con la palabra escrita. Le atribuye una serie de valores afirmando que la ilustración aclara, enriquece, integra y completa el mensaje transmitido por el texto del que facilita la comprensión, en especial en sujetos con dificultad para descifrar los signos alfabéticos y la decodificación del texto escrito. Favorece además la memorización y fijación en el recuerdo de pasajes, episodios y personajes de la vivencia, refina y educa la sensibilidad estética o pro-estética del niño, habla a la emotividad y a la afectividad, evoca sentimientos, estimula la inteligencia y la fantasía, incentiva la creatividad y el espíritu de observación y favorece la comparación, en una prueba visual, entre la imagen elaborada por el receptor en su interior, después de la audición o de la lectura autónoma, y el dibujo reproducido en la página surgido de la invención creadora del artista; siempre que responda a los cánones del arte y de la estética infantil, es fuente de alegría, de gratificación interior y quizás de recreación estética. 28 NOBILE, A. Ob. cit., p. 89. 47 Desde el punto de vista de la motivación a la lectura, la ilustración puede asumir una función de actividad afectiva de incentivación y refuerzo del interés por la lectura del texto narrativo. Se trata de un lenguaje gráfico-figurativo rico en potencialidad formativa, afectiva y expresiva. En los libros sólo de imágenes, (para los más pequeños) la tradicional relación palabra escrita-imagen, se invierte, y el lenguaje icónico, sustrayéndose a una mera función vicaria de la palabra, asume el papel de guía narrativa, articulándose en secuencias lógico-comunicativas, en función narrativa y expresiva, proponiendo un mensaje completo y cerrado en sí mismo. La ilustración, en sus múltiples formas de expresión artística, asume una función pluriformativa y polivalente mucho más allá de la puramente decorativa y de adorno a la que se ha intentado reducirla en el pasado. A nivel psicológico profundo, la representación figurativa cumple, a través de los mecanismos de identificación y proyección, una importante función catártica, de descargas emotivas, de ansias y miedos ya presentes en el sujeto a nivel más o menos inconsciente, o de tensiones narrativas acumuladas en el transcurso de la lectura o de la audición. Finalmente permite un desplazamiento de la agresividad sobre objetos, personajes negativos o escenas de alto contenido dramático-conflictivo representados figurativamente, favoreciendo su liquidación, al menos parcial, sin exponer al sujeto a perturbadores sentimientos de culpa. En cuanto al campo psicológico y psicoanalítico, es interesante señalar la utilización del dibujo con fines diagnósticos o terapéuticos, como confirma la existencia de múltiples tests proyectivos o de personalidad. Las ilustraciones deberán adaptarse a las características perceptivas y sincréticas de la edad, procurando además que no estén muy cargadas cromáticamente y que tampoco sean demasiado tenues o insulsas, no excesivamente estilizadas ni demasiado pequeñas, pensando siempre que sean perfectamente descifrables por el nivel de edad en el que se van a utilizar y que no tengan un exceso de detalles no esenciales y que provoquen el aburrimiento y el rechazo. También es indispensable que la representación gráfico-pictórica no esté en contradicción con el texto escrito ni al margen de él, y que se mantenga fiel al personaje, a la escena, a la situación que intente representar, sin ser indulgente con la dificultad, la ironía, y sin caer en lo grotesco y en los excesos caricaturescos; que evite lo banal, lo fútil, lo retórico; que desde el punto de vista de la higiene mental, no insista sobre aspectos suscitadores de ansiedad o terroríficos de la vivencia y no reproduzca escenas aterradoras con personajes horripilantes. Es necesario que las ilustraciones armonicen con el texto escrito hasta establecer un flujo comunicativo entre diseñador y lector capaz de evocar 48 sugestiones profundas, de orden emotivo y afectivo y estimular la creatividad a la vez que las facultades lógicas e imaginativas. 49 2.3.-VALOR FORMATIVO DE LA EXPRESIÓN DRAMÁTICA Para López Tamés29 quizás sea el teatro la actividad en la que la autonomía infantil alcance mayor reconocimiento. Aquí es más difícil negar la existencia de una actividad en la que el niño es creador y protagonista. El niño habla y actúa al mismo tiempo, es teatral porque ensaya papeles en el hecho que más le define: el juego. Como en el cuento y en la poesía infantil, en el teatro actúa el niño en su espontaneidad. Aunque su ejercicio es tan sólo juego dramático ya que en principio no tiene espectadores. La actividad teatral es el campo más cómodo para la infancia. Es natural que el teatro sea su forma artística más accesible porque es en su origen suma de juegos, entrenamiento. El niño pinta, habla, busca trajes, construye el escenario por elemental que sea. Supone el teatro para él una forma activa del dominio del mundo. Imitando reproduce con su imaginación y disposición innata las situaciones que le han sorprendido y en las cuales él no puede ser protagonista, porque generalmente pertenecen al mundo de los mayores. Las formas elementales que se dan en la infancia están en la raíz del teatro: juego, búsqueda y encuentro, asombro. Conocimiento de lo elemental humano que tiene desgastadas sus facciones por la cotidianidad. El juego infantil participa de esas características. Aunque en su forma primera de juego dramático le falte uno de los componentes como es el espectador. Pero aún así cumple lo que Ortega llama ?el destino metafórico del hombre?. La primera referencia en el teatro de la infancia es el cuerpo. Piaget, para el que en principio es la acción, demuestra cómo la motricidad y la coordinación de las acciones van construyendo la inteligencia. Lapierre insiste en la relación que hay entre la capacidad para organizar la experiencia espacio-temporal, cuerpo y actividad, con la adquisición de la lectura, el ejercicio matemático, es decir la herramienta racional. Hay un diálogo del cuerpo desde los primeros meses con el entorno: se construye la personalidad. El juego dramático es el primer ejercicio que une la espontaneidad del juego con una voluntad de imitación; apenas es algo más que juego pero hay reflexión y fingimiento aceptado. No es teatro porque no hay exhibición ante los espectadores, que impedirían la creatividad, o porque no hay guión escrito. ?El goce del juego dramático estriba en la creación instantánea? (P. Slade) y es libre porque lo es la decisión de participar y el papel se elige, nunca es impuesto. El placer de lo inventado sólo nace cuando ha desaparecido la coacción de las necesidades, instintivas o sociales. 29 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., pp. 221-224. 50 El juego dramático, con su entrada en la escuela, alivia la rigidez, el desarrollo sin equilibrio emocional, y crea la atmósfera de la disponibilidad, de la creación. La destreza intelectual se une al descubrimiento del otro y del grupo en el jugar a ser, colocarse en distinto punto de vista, salir de sí mismo y verse desde otro papel. Y este crecimiento afectivo dentro de la creación espontánea ya no es simple juego en donde el compañero se muestra como un objeto más, ahora es el apoyo y contraste necesarios para afianzar la propia personalidad. Christopher Parry, profesor británico especialista en lengua, dice que una buena enseñanza de teatro y una buena enseñanza de la lengua tiene los mismos fines: desarrollar las facultades creadoras de los niños para que puedan adueñarse de la realidad de las palabras, las conductas, las emociones. Desarrolla la sensibilidad y la capacidad de comunicación. En una tarea bien hecha estos fines no se pueden separar. Con respecto a la relación juego dramático y aprendizaje lingüístico, López Tamés habla de la eficacia del juego teatral en el aprendizaje de una lengua. Por que esta actuación dramática compromete toda la personalidad del que aprende, no sólo el mero estar pasivo del alumno que repite palabras y memoriza. Aquí hay presencia del otro, el espejo y exigencia de los demás. Juan Cervera30 habla de la singularidad del teatro frente a los otros géneros básicos de la literatura infantil, la cual radica en que a la expresión dramática suele unirse la expresión rítmico-musical. La gran oportunidad de la dramatización estriba en poder servirse de todos estos recursos expresivos para la creación del juego dramático y poder exhibir el conjunto resultante en el teatro. Desde el punto de vista pedagógico es difícil imaginar otra actividad que coordine y potencie tanto los tipos de expresión en un contexto de juego y de constante motivación. Aquí aparecen coordinados y al servicio de la creatividad. Y constituye una de las actividades más brillantes entre las encuadradas en la concepción globalizadora de la literatura infantil. Como actividad pedagógica, más que didáctica, intenta ejercitar en la mente del niño, los mecanismos que operan en la del dramaturgo durante su proceso creador. Muchas son las razones que justifican la presencia de la dramatización en la educación: la tendencia natural del niño al juego y, en concreto, al juego de representación, haciendo posible que el niño aprenda a ser; el desarrollo del proceso simbólico ya que la dramatización se integra plenamente en el marco del juego simbólico que aprovecha y potencia a la vez. Aquí ofrece la oportunidad para la maduración del niño y se estimula a que vaya más allá de la aceptación de las convenciones del lenguaje. A 30 CERVERA, J. Ob. cit., p. 37. 51 propósito del juego simbólico, Piaget31afirma que resulta indispensable para el equilibrio afectivo e intelectual del niño que pueda disponer de un sector de actividad cuya motivación no sea la adaptación a lo real, sino por el contrario, la asimilación de lo real al yo, sin coacciones ni sanciones. La dramatización es una ocasión para la coordinación motriz. Todos los juegos coordinan una serie de fuerzas e impulsos, a la vez que motivan y despiertan intereses. La dramatización coordina los recursos expresivos básicos de forma natural, disfruta de las ventajas del impulso lúdico, fuertemente motivador, y reclama la ayuda permanente de la creatividad. La conjunción de expresión y creatividad no se da de forma tan completa en ningún otro juego al alcance del niño y con tanta repercusión en el ámbito escolar. La dramatización educa por sí misma, no debe verse como mero instrumento didáctico al servicio de determinadas asignaturas. Junto a unos objetivos naturales que ocupan un rango primario, y que serían potenciar la expresión coordinada y potenciar la creatividad, hay unos efectos añadidos en cantidad y calidad variables. En el dominio cognoscitivo, más que de adquisición de nociones o afianzamiento de principios y conceptos, debe resaltarse la experimentación personal, propiciada por la experiencia vicaria de ciertas dimensiones de las cosas antes inadvertidas o insospechadas. El conocimiento de la realidad gana en perfeccionamiento y extensión; el juego simbólico queda potenciado con variadas consecuencias positivas. En el dominio psicomotor los efectos derivan de la función coordinadora en materia de expresión y creatividad. La coordinación de la expresión lingüística con la corporal, con la plástica y con la rítmico-musical, es el aspecto más visible en cuanto a los resultados. La coordinación entre la expresión y la creatividad se plasma en la acción. En el dominio psicoafectivo los efectos atribuibles a la dramatización son tan amplios y variados que desbordan estas sencillas sugerencias. Pueden girar en torno a la motivación, a la valoración afectiva y moral de lo presentado en el juego dramático, a la adopción de modelos de diversa índole, a la formulación de juicios críticos, a la creación de actitudes. José Cañas, autor de una obra de didáctica de la expresión dramática32 habla de esta forma de expresión como una alternativa liberadora a tanta falta de comunicación. Sabemos, dice, que el juego infantil favorece la expresión o, incluso, puede estar dentro de ella, entendiendo por expresión toda manifestación interna que, apoyándose en un intermediario, se convierta no sólo en un acto 31 PIAGET, J. e INHERLDER, B. Psicología del niño. Madrid: Morata, 1984, p. 65. 32 CAÑAS, J. Didáctica de la expresión dramática. Una aproximación a la dinámica teatral en el aula. Barcelona: Octaedro, 1992, pp. 17,18. 52 creativo sino también en un proceso de receptividad y escucha, de aceptación de los demás y autoafirmación personal. La defensa de la expresión está más que justificada si supone la realización del conjunto de manifestaciones expuestas: toma de conciencia, aceptación de la realidad interna y externa del que expresa y, por ello, autoafirmación de la propia personalidad. La expresión dramática es una de las formas de expresión más adecuadas y completas para cubrir estos fines dentro del desarrollo pleno del niño, puesto que se fundamenta en las dos posibilidades básicas de expresión que no son otras que movimiento y palabra, y sustentada plena y constantemente por la creatividad y la espontaneidad; pero ha de estar basada en un concepto esencial: el juego. Ese juego que conduce al niño a considerar la propia expresión como parte fundamental de su libertad personal, el que le permite ver el mundo tal y como es, y a opinar sobre él sin reparo, el que le capacite para disfrutar con otros niños momentos de libertad compartida, de socializarse al formar parte de una aventura común, de sentirse igual, importante y necesario dentro de la colectividad como grupo homogéneo que trabaja junto, que expresa en común. Así pues, la expresión dramática se ofrece como alternativa liberadora al igual que integradora y formativa, ante el modelo que la sociedad impone para los niños que crecen en nuestros días. Y, en esta misma línea, A. Nobile33 , hablando del valor del teatro alega que al teatro se le reconoce a la vez la capacidad formativa, expresiva, comunicacional, catártico-liberadora, diagnóstica y terapéutica. El teatro es una experiencia social y socializante que utiliza toda la amplia gama de los lenguajes expresivos, en una relación de igualdad, ajena a cualquier tipo de jerarquización arbitraria; ejercita el juicio y el razonamiento, moviliza el espíritu crítico, refina la sensibilidad ética y estética, toca las cuerdas más profundas de la afectividad y el sentimiento, potencia y enriquece los medios lingüísticos y el vocabulario, es fuente de sana diversión y de alegre y provechosa utilización del tiempo libre, favoreciendo una formación de la personalidad armónica e integral. A través de los mecanismos de identificación y proyección que activa, asume una función catártico-liberadora, favoreciendo la desaparición de estados de ansiedad, tensiones, angustias y situaciones conflictivas más o menos inconscientes, mientras que, desde el punto de vista de criterios educativos, propicia la asunción de unas formas de comportamiento adecuadas, ética y socialmente aceptables. En su Teoría del juego dramático, J. Eines y A. Mantovani34, comienzan preguntándose si no podrían ser las escuelas los teatros del futuro y 33 NOBILE, A. Ob. cit., p. 109. 53 establecen los aspectos comparativos de la aplicación del teatro en la educación tradicional y en la pedagogía moderna, para desarrollar las seis finalidades que estiman como básicas y fundamentales del juego dramático: expresión como comunicación, paso por todos los roles técnicos teatrales, diferenciar la ficción de la realidad, permanecer en el personaje, desarrollo de la posibilidad de adaptación y combate de estereotipos. De todos estos puntos, el primero nos interesa por ser el que en mayor medida nos afecta a la hora de pensar en la formación de los niños más pequeños y anotan al respecto: ?Entendemos que se hace necesario practicar desde la infancia una expresión totalizada para que los hombres del mañana no inhiban la exteriorización de sus observaciones personales ni sus sentimientos profundos. Por tal razón es nuestro deber como educadores de las futuras generaciones inducir al niño a un conocimiento que incluya lo verbal pero sin someterse a él, como única vía para lograr individuos capaces de manejar todos sus medios expresivos?. La utilización del juego dramático en la escuela es el medio más completo para permitir que el niño se exprese de un modo espontáneo y orgánico, entendiendo por orgánico la posibilidad de hacerlo a través del movimiento del cuerpo unificando la voz y el gesto. Peter Slade, después de una primera etapa como actor y productor, encaminó sus pasos a la enseñanza y a la educación. Formó y dirigió compañías de teatro juveniles y formó y dirigió la primera compañía de teatro profesional enfocada exclusivamente a la educación. Desempeñó funciones de asesor dramático. Profundizó en el drama como medio terapéutico advirtiendo que lo que hacía falta era una prevención sencilla pero generalizada. En su obra Expresión dramática infantil35, recogemos valiosas reflexiones en torno a este tema. En una de ellas se pone de manifiesto la importancia de no confundir expresión dramática infantil o drama educativo, con el teatro. La primera, ejecutada por y para los niños, tiene como meta suscitar situaciones y argumentos inusitados bajo la dirección de un líder adiestrado; en ella es más importante el proceso que el producto o resultado final, proceso que no es otra cosa que la evolución gradual del niño hacia el teatro adulto mediante el despliegue de todas las potencialidades infantiles, y no la imposición meramente extrínseca e imitatoria de los patrones teatrales adultos. 34 EINES, J. Y MANTOVANI, A.Teoría del juego dramático. Madrid: Ministerio Educación y Ciencia., 1980. 35 SLADE, P. Expresión dramática infantil. Madrid: Santillana, 1983 (Estas reflexiones que hemos apuntado son de la propia editorial y pertenecen al prólogo del libro). 54 Lo que fundamentalmente busca cualquier forma de expresión dramática es fomentar la comunicación. Los defensores de la expresión dramática infantil colocan en primer plano la necesidad de construir situaciones que liberen el poder creativo del niño. A través de su propia actuación, los niños vivencian una serie de experiencias en el marco de una situación que saben que es ficticia, lo que suscita en ellos un sentimiento de seguridad óptimo para ejercitar sus destrezas de resolución de problemas y toma de decisiones. La actuación dramática constituye así, para los niños, una experiencia vicaria de aprendizaje, en cuya selección y control de objetivos pueden participar. Slade afirma que el terreno en el que hunde sus raíces la expresión dramática del niño y la base más firme de ésta es el juego infantil, dado que el juego constituye una forma de vida del niño, supone asimismo el fundamento más sólido de la educación. Este autor establece la distinción entre juego personal y juego proyectado; al primero corresponde la dimensión correctiva o terapéutica de la expresión dramática infantil, mientras que el segundo constituye propiamente el dominio de la acción educativa y el punto de entronque con las necesidades del currículo. Ambos confluyen en el juego dramático, que incorpora en su seno las dos dimensiones de la expresión dramática infantil: la de crecimiento orgánico personal y la terapéutica, y la de contenidos didácticos y destrezas dramáticas. Con respecto a los fines y valores del drama infantil este autor es opina que la expresión dramática infantil es una forma por derecho propio, por lo que, aunque sólo fuera por eso, ya revestiría importancia. Pero en ella confluyen otros aspectos muy a tener en cuenta. El drama infantil engloba en su seno las dos formas de juego. Mediante el juego proyectado el niño adquiere, en lo que cabe, control emocional y físico, confianza en sí mismo, capacidad de observación, tolerancia y consideración para con los demás. Significa también una válvula de escape y el hallazgo de un mundo de aventuras y descubrimientos. Además, mediante el drama infantil, se descargan el amor y el odio, se adquiere confianza gracias a la práctica, mejoran con la práctica el movimiento y el habla, se desarrolla la capacidad de ingeniárselas en cualquier tipo de situación, se establece con los adultos un vínculo de amistad y confianza; todo ello supone una ayuda para cualquier tipo de aprendizaje; la civilización está muy necesitada de semejante confianza, se facilitan la intimidad y el desarrollo rítmico y se facilita el ritmo personal de desarrollo. También se produce la obediencia al no haber frustraciones innecesarias, se desarrolla el buen gusto y el sentido común, se establece un 55 uso adecuado de la imaginación y se descubren los buenos modales; se suscita la afición a la danza y se fomenta la gracia natural y la espontaneidad se transfiere más adelante a la expresión artística adulta. Desde el punto de vista de los principios de la educación la actividad dramática resulta útil porque la especial combinación de actividades mentales, emocionales y físicas que exige el actuar reclama toda la energía de la persona. Esta coordinación vitaliza la actividad y acrecienta la producción individual, algo que en sí mismo constituye una experiencia beneficiosa y satisfactoria. También es útil porque representa una ocasión natural de practicar el habla intencional como instrumento de expresión y también en aquellos aspectos técnicos implicados en una buena dicción; porque proporciona la situación real que estimula el habla expresiva; porque es una ocasión ideal para que surja como algo natural la necesidad de cooperar y trabajar en equipo y porque la necesidad de adaptarse a la forma artística que dicta el drama constituye una experiencia y una disciplina a la vez. En cuanto experiencia promueve reacciones emocionales inspiradas en el arte; en cuanto disciplina impone a tales respuestas una determinada pauta o figura. El drama, al ocuparse de situaciones inmediatas de la vida cotidiana, dota de una perspectiva más amplia a los conceptos de personaje y acción, profundizando así la percepción y agudizando la sensibilidad. Al procurar identificarse con otra persona el individuo se libera de las preocupaciones centradas en sí mismo. El drama puede suponer así alivio de represiones e inhibiciones. El drama se adecua en un grado óptimo a los objetivos de la escuela por su propia y especial naturaleza. Es la consecuencia natural, y la prolongación de los juegos del tipo ?vamos a jugar a que somos??. Junto con la música, estimula al niño a realizar movimientos susceptibles de someterse por separado a control y disciplina como consecuencia del uso de la imaginación. Cuando va unido a la música, el movimiento dramático puede alcanzar las más altas cotas de la expresión estética, y es tan consustancial al niño que su equilibrio psicológico se ve favorecido. Con la libertad, y una vez que el interés queda prendido y se destierra la conciencia de uno mismo, sobreviene la inspiración en orden a la expresión imaginativa mediante el movimiento y el habla. A través del drama, el niño entra en contacto con los materiales más preciosos de la literatura, la historia y la experiencia humana de todo el mundo, participando, al mismo tiempo, de la hondura y el color encarnados en el genio creador de la música. 56 Si el drama se encauza de modo comprensivo y atendiendo a la edad del niño, siempre que no tenga el carácter de una imposición, estimula en él el habla creativa, la aptitud literaria, el ritmo y la música. Quizás no esté de más, para finalizar, hacer una distinción entre dramatización y teatro, términos que a menudo se confunden. Donde más se acentúa esa diferencia es en la finalidad de una y otro. El objetivo de la dramatización es contribuir a la formación y desarrollo de la persona. Esto significa que interesa más el proceso de creación que el resultado artístico. Esto no sucede en el teatro, cuya finalidad consiste en el espectáculo y su calidad artística. De esta forma, la dramatización se convierte en un ensayo sin riesgos; la actividad dramática, del modo en que se planteaba tradicionalmente, suponía una acumulación de responsabilidad excesiva, con lo que ésta entraña por parte de los protagonistas. Haya o no haya puesta en escena, la esencia de la dramatización se encuentra en el proceso y no en el producto. Desde el punto de vista pedagógico, es difícil imaginar otra actividad que coordine y potencie todos los tipos de expresión en un contexto de juego y de constante motivación. En una sociedad como la nuestra es necesario más que nunca formar individuos creativos y críticos. La dramatización, insertada convenientemente en el currículo escolar, es una de las llaves que nos permitirá llegar hasta ellos. 57 2.4.-TÍTERES Y MARIONETAS Para Juan Cervera36 los distintos tipos de títeres pueden ser objeto de estudio como espectáculo o como juego. En el primer caso caerán en la órbita del teatro, en el segundo se acercarán a la dramatización e incluso constituirán una de sus actividades más valiosas. Su relación con la literatura infantil hace que tengamos en cuenta unas consideraciones básicas como su papel de mediadores favoreciendo la ocultación del actor. El actor o el niño que los maneja no dan la cara y esto es de suma importancia tanto para fomentar la libertad de expresión como para mitigar los efectos de la inhibición. Es un campo abierto a la improvisación y hace que el texto del espectáculo sea concebido más como sugerencia que como expresión hecha para la reproducción. Tienen el riesgo del estereotipo con personajes fijos, situaciones previstas de antemano, historias tipo; esto supone renunciar a la creatividad y al juego innovador. Los títeres se integran en el juego dramático, implican diálogo, discusión, equívoco y hasta equivocación ostensible e intencionada. Son también participación y hasta provocación. Se establece la complicidad entre el títere y el público en la más pura línea dramática tradicional. P. Slade37 les concede una serie de valores siempre que su utilización excesiva no vaya en detrimento de la actividad dramática y, en su favor, dice que fomentan la concentración, y que gracias a ellos pueden tener lugar largos períodos de juego constructivo; por su extremada semejanza con los juguetes se hacen querer; mediante el juego con ellos cabe obtener muchos ensayos de conducta; proporcionan un valioso incentivo para representar en forma proyectiva temas violentos, difíciles o que atañen a los temores personales; enseñan a tener paciencia, suelen favorecer el habla, estimulan la imaginación convirtiéndose, por tanto, en fuente de inventiva y muestran una innegable conexión con la artesanía en sus múltiples facetas. Pueden ser útiles para ayudar a los niños tímidos, que sólo empiezan a vivir o a hablar a través de ellos, o que hablan y viven cuando se ocultan tras los títeres o escenarios. Los títeres dan la sensación de estar vivos; están muy próximos al arte de los niños y son a menudo productos genuinos de la más pura artesanía infantil. Son la esencia viva del juego proyectado y por tanto pueden convertirse en valiosísimos tesoros utilizables en las mejores aventuras, esas que introducen en la experiencia de la vida. Por sus propiedades 36 CERVERA, J. Ob. cit., p. 158. 37 SLADE, P. Ob. cit., p. 421. 58 visuales y semivivientes pueden utilizarse como medios auxiliares en múltiples facetas de la educación. En contra de ellos P. Slade opina que son algo excesivamente preparado de antemano, que por causa del tratamiento, de las sugerencias y las improvisaciones adultas, se hace excesivo hincapié en el público y en el espectáculo, cosa ajena a la quintaesencia de la expresión dramática. Aconseja no usarlos con demasiada frecuencia por la necesidad de que haya otras clases de juego, sobre todo el juego personal, que se vuelve más imprescindible y natural a medida que se va dominando el movimiento pero le da gran valor al títere realizado por los propios niños ya que estos suelen preferir los de construcción propia y el desarrollo orgánico del arte no se ve tan dislocado como cuando se les entregan títeres ya confeccionados. Concluye su reflexión afirmando que pueden ser útiles, pero su utilidad es limitada. No son tan importantes como la actuación infantil propiamente dicha. Los niños aman los títeres pero aman más su propia expresión dramática, y lo que es mucho más importante, ésta es mucho más conveniente para ellos, tanto física como mentalmente; les ofrece más oportunidades. En el libro Los títeres en la escuela38 Inés Sagrado resume y enumera los valores del títere los cuales hacen que sea necesaria su presencia en la escuela: como aspecto muy general, y para todas las edades, mayores y pequeños disfrutan con el títere; los títeres ofrecen un canal de comunicación basado más en la expresión de sensaciones que en la expresión formal y, por ello, se adaptan a los estadios evolutivos de niño; dan pie a la creación de todo tipo de historias que desarrollan la imaginación y facilitan los juegos del lenguaje; con los títeres aprendemos a dialogar, respetar los turnos de palabra, tener en cuenta al compañero, etc.; favorecen el trabajo en equipo; con su manejo se superan vergüenzas, timideces, protagonismos e inhibiciones. Para los muy pequeños, además de lo dicho en general, constituyen un buen apoyo para el desarrollo de la motilidad fina, sobre todo si se trabaja con el títere de dedo; la propia construcción del títere nos permite recorrer todo el camino de la expresión plástica: dibujo, recorte, pegado, cosido, modelado, pintura? Tiene un gran valor socializante, tanto en los pequeños grupos que los construye y recrea como en la posibilidad de hacer representaciones para otros y en el campo de la psicoterapia tienen gran prestigio, pues los niños más tímidos cobran seguridad con su manejo. 38 HERNÁNDEZ SAGRADO, I. Los títeres en la escuela. Salamanca: Amarú, 1995, pp. 15- 17. 59 Con respecto a este tema afirma R. L. Tamés39 que el mundo de los títeres es propio de la infancia, que con ellos se ofrece toda la sorpresa y sugestión que se puede conseguir con cualquier forma de teatro. Si están cerca de la infancia es porque son en primer lugar juguetes y sobre ellos se proyectan afectos y se comparten juegos. El títere participa del muñeco en lo que significa para el niño de apoyo emocional. De su mano comienza el tanteo de la vida. Cuando el niño toma conciencia de que él y su madre no están fundidos, que no son la misma cosa y él puede vivir separado de ella, necesita, para empezar esta navegación en soledad, un intermediario con el mundo. Esto es lo que Winnicott llama objeto transicional, que es todo objeto tangible o intangible, una tonada, o cualquier cosa de la que el niño se apropia, como su primera posesión elegida por él mismo40. En un proceso de investición, el niño proyecta sobre el objeto escogido su mundo íntimo, lo llena de sentido. Esta vinculación es la expresión más temprana del impulso creativo del hombre, y cree Winnicott que de estos fenómenos transicionales se pasa al juego y de éste al juego compartido y así comenzar las experiencias culturales. En función de esta capacidad investidora por la que el niño proyecta sus tensiones sobre el objeto catalizador, se distinguen el muñeco que él hace y el muñeco que ya tiene una personalidad fija. Los especialistas en terapia infantil han visto en esta investición (también en la creación de un muñeco propio), un test proyectivo de personalidad; el niño confía en el muñeco, le hace actuar conforme a sus temores y deseos. Pero títeres y marionetas son sólo una etapa en la vida del niño, luego ya no produce encantamiento. Sirve para el despliegue inicial de artes plásticas. A partir de los doce años es más importante la narración, el movimiento y el teatro, ser protagonista y no ocultar timideces tras los muñecos manejados. Sin embargo, quien en su infancia haya convivido con ellos le acompañará siempre una disposición imaginativa, verbal y manual, nacida de su trato. En su libro Didáctica de la expresión dramática, José Cañas41 habla del lugar que tiene el títere en la escuela. Parte de la afirmación de que el teatro de títeres y marionetas no es una de las variantes del teatro infantil sino que constituye en sí mismo el eje central y esencial. Hasta los siete u ocho años, dice este autor, los niños suelen preferir un espectáculo de marionetas a otro de teatro infantil, a no ser que los actores sean payasos. 39 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., p. 245. 40 WINNICOTT, D. W. Realidad y juego. Buenos Aires: Editorial Gramca, 1970. 41 CAÑAS, J. Didáctica de la expresión dramática. Una aproximación a la dinámica teatral en el aula. Barcelona: Octaedro, 1992, p. 224. 60 Este fenómeno ha de ser tenido en cuenta por la escuela y se puede abordar desde tres perspectivas: El títere como elemento puente entre el profesor y el alumno, el títere como ejercicio de expresión y el títere como espectáculo. La primera es la forma característica de utilizar el títere con los niños más pequeños. El niño que llega a la escuela por primera vez sufre, evidentemente, un trauma de carácter afectivo al cambiar un medio conocido por otro que le es hostil, y es en este otro medio donde se encuentra el maestro, personaje nuevo y extraño, el cual, en un principio puede ser rechazado. El títere, utilizado por el profesor, puede servir de auténtico ?puente afectivo? entre ambas partes. Con respecto al títere como elemento de expresión, hay que tener en cuenta las reflexiones que Úrsula Tappolet hace acerca de la función educativa que tienen la marioneta y los títeres. La proyección del niño en el títere puede resultar clave para el aprovechamiento de este recurso en la escuela. El niño no sólo construye el muñeco que él desea, sino que al accionarlo más tarde y darle vida, refleja a través de él todos sus sentimientos y deseos, su forma particular de ver las cosas. También es un paso hacia otras formas de expresión. El títere como espectáculo cumple con todas y cada una de las condiciones que se le exige a una auténtica función destinada a un público infantil: es divertido, está abierto a la participación de los espectadores, desarrolla el espíritu crítico al incorporar dicha crítica y sobre todo se trata de un espectáculo que crea en todo momento un ambiente real de comunicación con el espectador, espectáculo que no necesita de una costosa puesta en escena. 61 2.5.-EL CINE Y LA TELEVISIÓN La nueva atmósfera en la que el niño vive es la que los medios de comunicación social crean, dice L. Tamés42. Desde los tres años es televidente y el más asiduo por su permanencia en la casa; está familiarizado con la pantalla que le habla tras un proceso fácil de encendido. Ahora es la imagen impuesta, sin diálogo, y el lenguaje falso de la publicidad que modela consumidores irreflexivos, ciudadanos de fácil manejo por el empleo del lenguaje inadecuado con la naturaleza de las cosas. Ya en Gorgias, Platón denuncia al poseedor de los recursos retóricos como dominador de los ciudadanos. La escuela recibe con recelo la aparición de los medios de comunicación de masas. La escuela es por su naturaleza conservadora y pretende transmitir y afirmar el orden establecido; ante un fenómeno de estas características surge la duda por el desempeño de la tarea del maestro, tan delicada: ser depositario y transmisor de conocimientos, valores (¿qué valores y a quiénes sirven?...) ?La proliferación de las imágenes la perciben los pedagogos como una amenaza dirigida contra su estatus social?43. Pero no es así, continúa L. Tamés; es cierto que los medios técnicos han roto el monopolio cultural de la escuela y de los alfabetizadores. Pero la escuela y el maestro siguen ahí, imprescindibles. Aunque la prensa, radio, televisión, cine, descarguen noticias sobre el ciudadano, la escuela es el lugar de aprendizaje sistemático, con la presencia del hombre experimentado en la vida y en la enseñanza. Esta inmediatez es insustituible. Su postura orientadora ante el saco de los datos. Por supuesto, con la recepción abierta de los nuevos medios audiovisuales, que enriquecen sobre todo en materias en las que la imagen es importante. La escuela ha de adecuarse al nuevo tiempo, compartir con los medios de comunicación las fuentes de conocimiento y sistematizar todo lo recibido, tradicional o no, para la nueva infancia; es la necesidad de la educación con la imagen para un mejor desenvolvimiento en un medio social saturado de ellas. En la escuela es donde esta enseñanza ha de tener lugar; la reflexión sobre la imagen es reflexión sobre hechos culturales y sirve de estímulo para hacer hablar a los alumnos. De los medios de comunicación que dan fisonomía a nuestro tiempo, el más importante es la televisión. La televisión sorprende nuestra intimidad; 42 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., pp. 280,281. 43 R. L. Tamés utiliza aquí una frase de Michel Tardy de El profesor y las imágenes. Barcelona: Paideia, 1978, p. 25. 62 desarmados en la vigilancia nos arroja un discurso ininterrumpido de noticias, espectáculo, publicidad, servidas desde una bien interesada concepción del mundo. Y este trato es permanente, como parte fundamental de la jornada. Esa es su importancia: que es objeto familiar, que no es un añadido exterior; la televisión impone valores y muy pronto. El niño está familiarizado con la pantalla, que enseguida sabe encender y con ella establece una relación constante y dependiente. Si con los medios de comunicación acaba el monopolio del libro, la televisión es la causa fundamental de este cambio. La televisión no permite la lectura, que es ejercicio difícil y activo; exige para sí todo el tiempo y ofrece un panel permanente de información, arte, cine, publicidad, al poco tiempo de producirse; todo con urgencia, devorando programas. Las imágenes de la televisión son una manera de interpretar el mundo. Quien ha nacido en trato directo con la naturaleza y luego ha conocido este medio no queda influido por él. El que ha crecido con este conformador a su lado verá las cosas, las relaciones humanas, a través de su oferta en la pantalla. Podemos decir que estos medios de comunicación tienen dos caras: por una parte igualan a los usuarios en las oportunidades elementales de ser informados, elevan la calidad de la vida como pueden hacerlo la sanidad pública, la disminución de la mortalidad, la escuela pública; proporcionan cultura mínima donde antes había muy poca: la televisión ofrece vocabulario y experiencias de situaciones que para grupos sociales amplios antes eran inaccesibles y por otra parte, condicionan y ordena las horas, los gustos y el consumo; da al campesino noticia de la vida urbana, pero al mismo tiempo seca las raíces de la cultura popular, a la que sustituye. Fuera de los circuitos comerciales la televisión puede resultar un instrumento excepcional para la enseñanza. Por eso, cuando se habla de sus aspectos positivos y negativos, se ha de tener en cuenta la personalidad del espectador. Porque es medio de información y cambio social y el más poderoso consolidador de los valores establecidos por la clase dominante, refuerzo de lo que quiere el que gobierna. El niño es el más asiduo espectador de televisión. ¿Qué papel tiene este familiar nuevo protagonista de preguntas y respuestas, en el desarrollo de la personalidad infantil? Casi podemos pensar que adquirirá un carácter, una forma de vida social, una representación del mundo, un modo de reaccionar, e incluso un sistema de valores distinto. El sentido común nos puede reafirmar en esta postura: el hecho físico de la quietud de un cuerpo en desarrollo en el que el juego es el entrenamiento necesario. Aunque los medios de comunicación prolonguen de manera eficaz nuestra capacidad 63 humana, exigen un tributo grande a la infancia: el desarrollo corporal, la propia iniciativa, el descubrir el mundo con las manos. En cuanto a las consecuencias de la televisión en la infancia, la multitud de informes difieren. Desde los catastróficos, que hablan de las enfermedades visuales, intoxicación, regresiones al estadio oral, hasta los que creen que es camino para la madurez, para la entrada en el mundo de los adultos. El hecho simple es que ante el niño se alza un poderoso intermediario en la interpretación del mundo. En su presencia es difícil conseguir el hábito de reflexión, riqueza de lenguaje, capacidad crítica. En la enseñanza la televisión es un extraordinario auxiliar, pero falta televisión para la infancia. Es necesaria una nueva orientación donde los programas infantiles no sean un calco de los adultos, donde no exista el monopolio de programas de dibujos animados japoneses y norteamericanos realizados sin ningún escrúpulo. Algunos intentos como ?Barrio Sésamo? son más afortunados, pero su inevitable naturaleza comercial estropea el intento. La publicidad inmediata, que no se distingue del programa, sustituye el estímulo natural por el condicionado. Ángelo Nobile44 destaca el importantísimo papel de la lectura crítica e inteligente, en función antagónica y correctora de los nefastos efectos producidos por la invasora difusión de los medios audiovisuales omnipresentes y multiperceptivos. En la relación medios de comunicación y personalidad infantil, habla el autor del efecto fascinación que producen al determinar lo que se define como alarmante condición hipnoide, estado onírico, crepuscularidad de la crítica del espectador, y contribuyen como ocultos persuasores, valiéndose de su autoridad anónima, a la formación de individuos heterodirigidos, acríticos y pasivos, manipulables psíquicamente con facilidad y condicionables consumística e ideológicamente. Consecuencia de una prolongada exposición a los medios es la falta de adaptación a la realidad, es decir, el fomentar en sujetos introvertidos, con carencias sociales y con tendencia a soñar con los ojos abiertos, su inclinación al refugio gratificante en un mundo ilusorio. Desde el punto de vista de la formación moral, la lectura de cómics, las películas de televisión, por sus contenidos habituales, excesivamente cargados de violencia, ofrecen unos falsos modelos e ideales de vida que pueden distorsionar el sentido ético del niño. Otros puntos de reflexión, por su repercusión en el proceso de aprendizaje y sobre la adaptación a la vida escolar, son en el niño televisivo la lamentable labilidad mental, la dificultad para memorizar textos de 44 NOBILE, A. Ob. cit., p. 19. 64 relativa extensión y la incapacidad para la concentración prolongada y atenta. En el plano estrictamente intelectual, según algunos autores, la excesiva familiaridad con la imagen no favorecería el desarrollo cognitivo ni el de la fantasía, e incluso perjudicaría el pensamiento creativo, determinando, a la vez, el progresivo deterioro de la curiosidad infantil. La aparente fluidez expresivo-lingüística, la riqueza léxica, el uso de un lenguaje más elaborado del niño televisivo, no implicarían estructuras cognitivas más complejas, sino que serían el resultado de adquisiciones superficiales y efímeras. Al hablar de otros lenguajes narrativos califica A. Nobile a la imagen como protagonista de nuestro tiempo y se detiene en algunos géneros que influyen extraordinariamente en el mundo infantil como el cómic, las revistas infantiles y los dibujos animados. Con respecto a estos últimos se detiene en el arte de Walt Disney diciendo que sus rasgos peculiares son un vigoroso y optimista sentimiento de la vida, el amor por la naturaleza, la poética transformación de la realidad, reflejada con inusual sensibilidad y la originalidad narrativa. Reconoce en ellos una técnica refinadísima, un estilo rotundo y gracioso, muy elegante aunque algo amanerado, el cuidado de los detalles, el sabio fundido de imágenes y sonido, la inagotable y siempre renovadora creatividad, una serena comicidad, una segura intención pedagógica, un amable humorismo, el gusto caricaturesco, el desarrollo de la vivencia en un universo optimista y seguro, consolidado por la participación coral de una naturaleza antropomorfa, donde es clara la dicotomía entre buenos y malos y el indudable triunfo del bien. Estas características hacen que las creaciones artísticas de Disney se correspondan con las de la psicología infantil en un determinado estadio de la edad evolutiva intrínsecamente mágico, prelógico, animista, y antropomorfo. Con respecto a los dibujos animados japoneses, dice Nobile, estamos asistiendo al indudable predominio de la producción computerizada japonesa, apoyada en una cuidadosa búsqueda de mercado, el cual se articula en varias direcciones: dibujos animados de ciencia-ficción, poblados de toscos monstruos y llenos de violencia tecnológica como Mazinguer, historias conmovedoras y lacrimógenas, algunas inspiradas en la literatura infantil del siglo pasado como Polyanna, Candy-Candy etc., historias originales atentas a los cambios de costumbres producidos en nuestra cultura como muchachas deportistas, estrellas de la canción etc., dibujos de trama más compleja y movida, de fondo aventurero y sentimental no carentes de violencia y aspectos eróticos. Y dibujos más ingenuamente serenos y optimistas, con 65 protagonistas infantiles duendes y, con mayor frecuencia animales, que ofrecen un mensaje positivo de optimista esperanza y ricos en enseñanzas éticas y vicarias. Como los osos amorosos, la aldea del arce, la abeja Maya etc. Como elementos comunes tienen elementos estandarizantes y son empobrecedores de la creatividad; con respecto a su valoración pedagógica, apunta este autor que aún manteniendo las reservas contra algunos programas y dibujos animados insulsos, frívolos y maliciosos, costumbristas, violentos y agresivos o exageradamente fantásticos, se deben evitar las exorcizaciones indiscriminadas y no se debe de tener ninguna reserva sobre el tipo de lenguaje en sí, si está cuidado desde un punto de vista estético y no es objeto de consumo excesivo; las objeciones irían dirigidas a algunos contenidos narrativos ya perfilados, en especial si se consumen a una edad en la que la maduración cognitiva, cultural y lingüística no es la adecuada para su plena comprensión crítica desapasionada. Juan Cervera45nos ayuda a tomar posiciones en el capítulo titulado ?El concurso de los medios de comunicación social?, y dice al respecto que la abundancia de estos medios y la forma de proceder de los mismos, en especial de la televisión, condicionan la acción pedagógica. Pero la educación no debe ni puede tomar postura negativa ante ella. Aunque cada vez está más claro que la cultura de mosaico que imponen los medios necesita urgentemente de la matriz escolar. El saber preexistente a la escolarización del niño debe tenerse en cuenta. Durante dicho período los medios le habrán aportado muchos datos y le habrán ofrecido numerosos modelos, y seguirán haciéndolo durante todo el período escolar. Ayudar al niño a sistematizar y organizar sus conocimientos, muchas veces procedentes de los medios, supone integrar las aportaciones de la televisión en sus esquemas, contribuyendo así, a la configuración de una realidad cultural viva. 45 CERVERA, J. Ob. cit (Teoría?), p. 296. 66 67 3.- LITERATURA INFANTIL Y METODOLOGÍA Quizá sea conveniente, para iniciar este apartado de metodología, analizar el desarrollo psicológico del niño para poder ajustar a sus gustos y a sus posibilidades los contenidos de carácter literario y la forma de ofrecérselos. Juan Cervera46, en el capítulo de ?Literatura y pensamiento del niño?, establece una aproximación siguiendo el esquema de Piaget. En el estadio sensoriomotor, que abarca desde el nacimiento del niño a los dos años, no tiene sentido hablar de literatura, salvo, dentro del concepto globalizado atribuido a la expresión literaria infantil. Entre la etapa de los reflejos que se alcanza hacia los cuatro meses, y la de la organización de las percepciones y hábitos, que va hasta los ocho, es natural que al niño le impresione el movimiento que se hace ante él y para atraer su atención, movimiento que va acompañado de rimas y versos, casi siempre semicantados, subrayados por gestos, palmas, oscilaciones de cabeza, guiños? Aunque el niño no entiende lo que se le dice, manifiesta su alegría ante la melodía mediante la risa y el movimiento de manos. Algunas formulitas como ?Cinco lobitos?? son apropiadas para esta fase. Esto se afianza en la etapa de la inteligencia práctica o sensoriomotriz que va de los ocho meses a los dos años; ahora es capaz de admirar imágenes gráficas con pocas figuras de la misma manera que puede entender sencillos relatos. El estadio preoperacional va de los dos a los siete años; precede a la formación de las primeras operaciones en sentido estricto. Se abre con la aparición de la función simbólica, que se organiza paralelamente a la adquisición del lenguaje. Admite operaciones fundamentales como la representación, el juego simbólico y el dibujo o expresión gráfica, además de la comunicación verbal. El inicio en la función simbólica le permite actuar sobre las cosas, no sólo materialmente sino interiorizando los esquemas de acción en representaciones y realizando imitaciones diferidas. Así logra reconstruir adquisiciones anteriores, elaborar los datos que le llegan por los sentidos y categorizar la realidad. Este estadio se divide en dos subperíodos: el preconceptual, de los dos a los cuatro años, y el intuitivo, de los cuatro a los siete. El preconceptual se caracteriza por la utilización de preconceptos que son las nociones atribuidas por los niños a los primeros signos verbales que adquieren. El subperíodo intuitivo se basa en la intuición directa, modo de conocimiento que deberá completarse con otros más objetivos y experimentales. 46 CERVERA, J. Ob. cit. (Teoría...), pp. 23,24. 68 El egocentrismo es la característica dominante del comportamiento intelectual del niño en este período y condiciona los procesos simbólicos que en él se desarrollan. Rasgos propios del egocentrismo son el realismo, el animismo y el artificialismo con que el niño se representa el mundo. Por el realismo el niño toma la perspectiva propia por inmediatamente objetiva y absoluta; por eso tiende a la cosificación de sus pensamientos, sentimientos y sueños; por el animismo atribuye vida, es decir, intención y conciencia a gran número de objetos inanimados, aunque hay una limitación progresiva de los seres a los que imagina con vida. Y por el artificialismo atribuye el origen de las cosas naturales a la acción explícita de un creador. A éste, en una primera etapa lo identifica con el hombre que así fabrica la naturaleza. Posteriormente cree que las cosas derivan unas de otras y admite la intervención divina. El período preoperacional es demasiado amplio para que los intereses literarios del niño no sean muy variados, ya que arranca con la adquisición del lenguaje y termina con una capacidad lectora a menudo bastante flexible y comprensiva. La imitación diferida lo inclina a los juegos dramáticos espontáneos que han de ser el inicio en otros juegos provocados y dirigidos. El animismo dominante lo inclina hacia cuentos y fábulas con personificaciones y antropomorfismos. De igual modo que admite las transformaciones de unos seres en otros el artificialismo lo conduce de una concepción puramente humana a otra religiosa. Su progreso en la lectura lo lleva de los libros con imágenes y sin texto a otros en los que la palabra va ocupando mayor extensión. Los libros de imágenes en los que los seres animados cobran vida son un hallazgo interesante. En su descubrimiento del mundo todo es nuevo para el niño; por tanto, entre sus intereses figura tanto lo normal como lo exótico, lo lógico como lo absurdo, todo lo cual abre perspectivas enormes para la literatura. Tanto Piaget como Bruno Bettelheim creen que el pensamiento del niño sigue siendo animista hasta la pubertad, lo cual explica su aceptación de aspectos irreales de la literatura. Gómez del Manzano observa que en este período los niños pasan de prelectores a lectores y ?están alojados en el enigma de la palabra. De la palabra extraen necesariamente, en el momento adecuado, la potencia lúdica y recreativa del texto?. Ante el esbozo de unas pautas metodológicas, A. López Quintás47 apunta a dos objetivos concretos: educar en el poder expresivo del lenguaje y educar en la interpretación de las imágenes literarias. 47 LÓPEZ QUINTÁS, A. Análisis literario y formación humanística. Madrid: Escuela Española, 1986. 69 La consecución de estos objetivos sólo se podrá alcanzar por procedimientos lingüísticos. Con respecto a las imágenes literarias, más que acelerar su comprensión, urge estimular hacia su gusto y uso y de esto derivará una primera fase de comprensión no técnica sino intuitiva, como sucede con amplias zonas de lenguaje. Y el recurso del juego es una de las estrategias fundamentales para conseguir ese primer contacto. El juego, apunta Cervera48, es la actividad más natural en el niño, si descontamos las vitales. Por eso, de los tipos de aproximación del niño a la literatura lúdica e intelectual, apostamos por la aproximación lúdica durante el estadio preoperacional, y que como antes se mencionaba, abarca de los dos a los siete años. (La aproximación intelectual se sitúa más bien en el estadio de las operaciones formales, entre los once y los quince años). Es interesante, no obstante, que la aproximación lúdica con sus diversas actividades siga prestando sus servicios durante la adolescencia, e incluso en estadios superiores del desarrollo del joven. Recurrir al juego en este proceso de penetración en el lenguaje y en los modelos no es más que continuar utilizando el juego, herramienta que el niño conoce bien. Para el niño que empieza a hablar, la lengua encuentra sus mayores cotas de expresividad en su contexto vital y en su contexto lúdico. La literatura, bajo sus diversas formas, cuento oral, poesía, canción, dramatización, teatro, adquiere gran importancia como factor regulador del lenguaje dentro del aula en todo este período que va de los cuatro a los doce años. Esta regulación se basa en la penetración en mundos desconocidos, en la presentación de asuntos inéditos, en la llamada a temas varios e ignorados anteriormente, y lógicamente en la aportación de vocabulario abundante así como de materia para la fabulación. A su vez, se potencian actividades y se motiva para juegos. Jugar con los textos, con las palabras, significa penetrar en ellos, recrear situaciones vitales en las que, de forma concreta, el lenguaje luce su poder expresivo y las imágenes literarias se realizan. En su libro Literatura y lengua en Educación Infantil, Juan Cervera especifica aún más esos primeros contactos con la literatura diciendo que los contactos del niño de tres a seis años con la literatura han de proporcionarle ayuda para la construcción de su propio lenguaje. Estos contactos se establecen por vía de audición de los textos que le recitan o cuentan los adultos, por vía de juego, mediante el empleo, por los niños, de textos variados, incluidos los de canciones con los que juega, por vía de expresión, mediante la asimilación de textos que citan o interpretan los propios niños y por vía de creación de textos en los que la aportación del niño aparezca de algún modo garantizada. 48 CERVERA, J. Ob. cit. (Teoría...), p. 293. 70 Pero si la lengua se le ofrece de modo desordenado, asistemático y hasta caótico, el educador podrá seleccionar los textos literarios que pondrá en relación con el niño, y de la misma forma que el estudio, adquisición y desarrollo del lenguaje se efectúan a través del contacto con la lengua, para la adquisición de una formación literaria en el niño se pueden establecer unas calas o aproximaciones: aproximación lingüística, aproximación imaginaria, aproximación lúdica, aproximación expresiva y aproximación cultural ¿Por qué aproximaciones? Este término encierra un sentido de invitación y carácter subjetivo. El niño es quien se acerca al texto. El término aproximación, por parte del niño, es disposición para el contacto, y por parte del educador intención preferente, aunque no exclusiva, en virtud del principio de globalidad en la transmisión y captación de la lengua. Así se puede decir que la aproximación forma parte de la planificación didáctica no instrumentalizada en el aprendizaje de la lengua. Sin duda alguna la aproximación lingüística será el motivo inicial que justifica el programa de trabajo. Pero las demás se producen inevitablemente. Al contraponer la aproximación lúdica a la aproximación intelectual, J. Cervera quiere poner de relieve la diferencia metodológica global condicionada por el desarrollo del sujeto que se acerca a la literatura. En Educación Infantil el juego, metodológicamente, es el punto de partida obligado y el motivo más estimulante para el contacto. Y dentro del juego se dan los cinco tipos de aproximación, con preferencia de la lúdica, que las informa a todas. La aproximación lingüística pretende centrarse en el descubrimiento de la lengua, en su redescubrimiento, en la valoración de la estructura literaria y en la captación del contenido de los mensajes. La aproximación imaginaria apunta a la dimensión creativa del texto que sugiere más de lo que dice. Es la desencadenante de la fantasía y de la creatividad. La aproximación lúdica como método pretende aprovechar el atractivo lúdico que encierra la literatura; pero, como creación, persigue otro objetivo: conseguir descubrir las capacidades lúdicas de cada texto. Es su progresión creativa. La aproximación expresiva persigue la captación de modelos expresivos al servicio de la comunicación. La aproximación cultural tiene como objetivo hacer al niño partícipe del entorno humano y heredero del patrimonio de su pensamiento recogido en textos que tiene que cuidar y algún día deberá acrecentar. La dimensión psicoafectiva se integra en ella. A este respecto dice Alma Flor Ada, de la universidad de California (San francisco) ?Familiarizar a los niños con el 71 folklore es entregarles la herencia que para ellos crearon, hablando, cantando, jugando sus padres y abuelos. Facilitar el encuentro de un niño y un poema (y de un cuento, podemos decir), es validar su propia alma poética, (y creada para la fantasía), reconocer su asombro frente al mundo y animarlo a seguir descubriendo la belleza y amando la risa.? 72 3.1.-METODOLOGÍA DE LA POESÍA Sobre cómo enseñar la poesía en la escuela, dice R. L. Tamés49 que no hay propiamente métodos. Oír, leer y escribir es el camino; oír primero, cuando el libro no es accesible, y despertar el sentido de lo armónico, la eufonía, la capacidad para la sorpresa que hay en el ser humano. Así como hay métodos en la enseñanza de la Geografía, Matemáticas, en Poesía es impreciso el itinerario. Además hay profesores preparados para las diferentes asignaturas, pero no para esta tarea. No hay profesores de poesía. El trato con lo poético en la infancia no puede ser objeto de una clase o de una asignatura. Ha de ser un tiempo especial. Sin horario determinado y dentro de una atmósfera de relajamiento y receptividad. Momentos distintos en los que el reloj no tiene presencia y en la clase hay una disposición propia. En una primera etapa, de cuatro a siete años, todo se resuelve en escuchar y repetir. Aún la lectura no es instrumento o no lo es suficiente maduro. La poesía es oral, recogida del repertorio doméstico o del entorno más inmediato. Es compañía afectuosa de tránsito del niño desde su casa a la escuela. Sencillez de palabras familiares escuchadas, repetidas y actuadas. Todo, en la unidad que ha de ser con el juego, la danza y la música. Como en el origen de lo humano, Ribot habla de la danza, Huizinga del juego, de donde se desprenden las artes, los ritos, las instituciones sociales, así el niño las integra, vive y ejercita la canción sencilla y la danza al mismo tiempo. Así fue originariamente la poesía: cantada y recitada con ritmo corporal y melodía. En esa canción o en ese poemilla elementales ha de haber referencias sensoriales a la vista, al tacto, al oído? Y ha de ser breve el recitado y la actuación por la necesidad que en esta edad hay de variedad y cambio, sin insistencia en el aprendizaje de memoria, sólo cuando nazca la repetición voluntaria. Se insiste en la importancia del juego verbal de las palabras por su valor fónico, su rotura, los disparates rimados, las retahílas, más consolidadoras en la construcción del mundo a pesar de su aparente ingenuidad que las instituciones más serias. Según cree P.Hazard, las canciones enumeradoras de las facciones, de los sentidos, maneras de contar y repetir tareas, los personajes siempre repetidos de las canciones, los romances elementales, las fábulas sin apenas tensión; con el niño hay que volver al origen de la poesía, en donde la música y el ritmo se unen a la palabra servidora de esa unidad. 49 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. Cit., p. 171. 73 Unido a este campo metodológico analiza Tamés el descuido que en el español hay de la palabra oral, y dice al respecto que hay que volver y perfeccionar lo que supone la recitación porque es grande el abandono de la educación auditiva con todo lo que ello significa. El español no sabe pronunciar su lengua por una deficiencia de su sistema escolar. Hombres públicos muestran una dicción descuidada por falta de una escuela que desde el primer día enseñe a pronunciar, proporcione aptitud sonora y musical y el exacto decir de las palabras sin exageración ni pobreza pero sí con el respeto a la plena personalidad fonética del vocablo. Gerardo Diego50, poeta y músico, habla de esta primera tarea de la escuela y opina que la primera ocupación del maestro ha de ser de índole fonética y prosódica, corrigiendo defectos fonológicos y en su caso fisiológicos. Simplemente enseñar a hablar, continúa L. Tamés. El abandono o desconocimiento de la dicción adecuada es síntoma de una deficiente capacidad de comunicación colectiva. El descuido de la lengua oral quizás tenga origen en el distinto trato que se ha dado a la palabra hablada y a la escrita, y es necesario reivindicar el estado natural de la lengua: el ser dicha, y buscar en el único lugar en donde es posible, la escuela, la educación para la adecuada prosodia. Y la recitación de la poesía es el más sencillo camino. En el verso la palabra está sometida y potenciada; el uso de ritmo, acentos, rima, la pausa, el encabalgamiento, la eficacia expresiva. El aprendizaje y memorización de poemas en la infancia es necesario y hay que volver a él y ampliar el antigua hábito. Se ha desterrado la costumbre de la vieja escuela: recitar en voz alta y aprender de memoria poemas de los creadores más aceptados. Y hay que volver a adquirir esos esquemas que cimentan la sensibilidad; es posible que el poema exceda el vocabulario del aprendiz, que tenga dificultad sintáctica, que vaya más allá de las dimensiones del niño. Pero queda en él, y años más tarde, en el inevitable crecimiento, aquellas palabras en armonía y tensión que no fueron del todo asimiladas pasan a un primer plano y alcanzan significado pleno. Juan Cervera aborda la difícil cuestión de la metodología en el apartado que titula: ?Los contactos del niño con la poesía?51 y anota al respecto que el contacto del niño con la poesía formal se realiza a través de las rimas, trabalenguas, poemas y canciones, manifestaciones cada una con características distintas y con posibilidades distintas también. Estos contactos se sirven de actividades centradas especialmente en la lectura, la 50 GERARDO DIEGO. ?La recitación?. Didáctica de la lengua y literatura española. Madrid: M. E. Nacional, 1965, p. 37. 51 CERVERA, J. Ob. cit. (Teoría...), p. 88. 74 declamación, el juego y el canto, a las que podemos añadir la composición de poemas. Y sirviéndolas a todas y sirviéndose de ellas se puede hablar de la animación a la poesía. La lectura de poemas al grupo de niños, con una cuidada entonación puede resultarles grata. La declamación como práctica escolar está en franca decadencia. Sin embargo el aprendizaje de rimas y de poemas, adivinanzas y recuentillos, es una de las actividades más gratas para el niño. El juego es otra de las grandes ocasiones de contacto con la poesía. Muchos juegos de movimiento, pídola, tabas, comba? y de ingenio van acompañados de recitados de fórmulas o de canciones. Su cultivo supone un estímulo natural para la memorización. El juego es además una actividad participativa y socializadora, y los juegos populares se adentran en el alma del pueblo. Entre los juegos posibles con textos poéticos se encuentra la dramatización, el que más ayuda en la interpretación de los textos. La canción, en sí, es portadora de poemas pero también de melodía y de ritmo. Todo ello la relaciona con la dramatización y con otros juegos que resultan paradramáticos. A la canción creada para niños hay que exigirle buen gusto tanto en los poemas como en las melodías. Hay un amplio campo de actividades creativas que se pueden agrupar bajo el nombre genérico de composición. En realidad son sencillos ejercicios de versificación: completar versos y estrofas inacabadas siguiendo el juego marcado por el metro y la rima, cambiar palabras en posición estratégica, prolongar series por el procedimiento de cambios, crear juegos de palabras y poemas análogos a otros propuestos, crear retahílas y recuentillos, inventar poemas breves de dos o tres versos, componer adivinanzas? Todo esto puede estar bajo el epígrafe de animación para la poesía. A semejanza de otros ejercicios de animación, la poesía tiene que ser el centro de la actividad y no un añadido a otras actividades más o menos genéricas. No puede plantearse ningún tipo de animación a la poesía sin contar con la iniciación en la función poética del lenguaje. No hay que aspirar a que los niños sean poetas. Basta con que la influencia de la poesía alcance a su sensibilidad más que a su pretendida labor creativa, con que descubran el poder del sonido de las palabras en la organización del discurso, con que intuyan que existen diferencias entre el lenguaje de la prosa y el de los poemas. Las preferencias infantiles se dirigen hacia52cuentos breves, que se caracterizan por la brevedad de sus textos, siempre rimados: Éste era el cuento 52 En esta clasificación seguimos a Cervera: Literatura y lengua en Educación Infantil, p. 54. 75 del gallo pelado que saltó la tapia y quedó enganchado. A veces se reducen a aleluyas y pareados generalmente presentados de manera afirmativa y que se pueden utilizar para fomentar la creatividad cambiando la palabra clave, partiendo del primer verso fijo en el que el segundo varía, completar el verso con una palabra que falta o crear cuentos breves con ayuda de fórmulas que presenten asonancias o consonancias evidentes. Cuentos de nunca acabar: Son también cuentos de texto corto. Se llaman así porque llevan en sí la fórmula que invita a repetirlo desde el principio, cuando llegan al final. Pero al repetirlos se tropieza con la misma fórmula y se repite hasta agotar la paciencia del receptor: Éste era un gato con las orejas de trapo y la barriga al revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez? En el caso de las canciones el texto se repite sin cesar, a veces con cambio de melodía, otras se repite la melodía: Salí de La Habana un día camino de Santa Fe por el camino encontré un papel que así decía: Salí de La Habana un día? La canción de nunca acabar puede tomar la forma de recuentillo: Un elefante se balanceaba? Mentiras, patrañas y disparates: Las tres tienen un punto en común: la distracción de la realidad; bien por vía de falseamiento, como la mentira, por vía de invención como la patraña, (interpretación fabulosa de la realidad), o por vía de exageración o despropósito como el disparate, que presenta los hechos fuera de razón o regla. 76 Justifican su contacto con el niño porque, tomados como juego, alertan al niño ante visiones tergiversadas de la realidad, engendran humor y potencian la creatividad. Mentiras: En una noche de invierno, cuando más calentaba el sol, vi una manada de cerdos volando de flor en flor. Patrañas: (Ésta tiene forma de retahíla acumulativa) Una vieja criaba un perrito, lo criaba debajo de la cama; el perrito ladraba, ¡y a la vieja le daba la rabia! Disparates: A la orilla de un hombre estaba sentado un río, afilando su caballo y dándole de beber a su cuchillo. Juegos de palabras entre los cuales tenemos que contar con los trabalenguas y las adivinanzas. Tienen carácter puramente oral y pueden seguir aumentando su convocatoria de juego. Adivinanzas: Entre dos paredes blancas hay una flor amarilla, que se puede presentar al mismo rey de Sevilla. (el huevo) Trabalenguas: Erre con erre guitarra, erre con erre barril, erre con erre la rueda, la rueda del ferrocarril. 77 Retahílas (sinsentidos): Breves escenas orales, de escasos o varios elementos, a menudo irracionales, de difícil interpretación lógica; se pueden considerar como el decir poético del niño, en cuanto la palabra, en salmodia, el ritmo gestual, se convierte ella misma en un juguete rítmico oral. Su sentido es su sonido. La irracionalidad es audible corporal y oralmente en sus series rítmicas. Guardan la seducción de la magia de la palabra, el gesto, el ritmo, el obstinato, para el encantamiento de la sensibilidad poética del niño: Pin pineja el rabo de la coneja pasó por aquí pidiendo sal; sal menudo pide pal el cubo; cubo de barro pide pal caballo; caballo morisco pide pal obispo; obispo de Roma tapa la corona que no te la vea la gata rabona.53 Canciones de cuna que, para R. L. Tamés son retazos de la visión femenina del mundo y por eso son las menos infantiles de las rimas. En realidad, dice Cervera, son la expresión amable de un juego en el que el adulto deja aflorar su ternura hacia el niño. Este autor manifiesta, al respecto de las nanas, su preocupación al trasladarlas al ambiente escolar por el riesgo que implica de mimo y aniñamiento. Su objetivo primordial es la invitación para dormir y pueden tener atractivo desde el punto de vista lúdico al proporcionarle al niño material poético para sus juegos con muñecas. Algunas, de autor, tienen dimensión de cuento y claro planteamiento dramático, como la de Javier Villafañe (Nana de los cinco burritos) 53 Esta retahíla es una muestra típica del folklore popular por lo que hay que considerarla como una versión de entre las muchas que pueden existir. 78 Ejemplo de canción de cuna de tipo tradicional: Pajarito que cantas en la laguna. No despiertes al niño que está en la cuna. Fórmulas de juego y recuentillos: Textos en verso extraídos casi en su mayor parte del folklore. Su uso frecuente en la educación de los más pequeños creará un clima especial de comunicación, con predominio de lo amable y lo lúdico, a la vez que contribuirá a ampliar horizontes en el dominio del lenguaje. Hay de muchos tipos. En la escuela se pueden realizar sobre todo para hacer cosquillas, para hacer rabiar, para asustar, para enseñar los dedos de la mano, para decir al niño que lleva algo a la espalda, para invitarlo a que deje de llorar, para que no diga tonterías, al acusica, para pedir la lluvia, para que salga el sol, para protegerse de la tormenta, para recoger una prenda del suelo y devolverla al dueño, para decir que no se devuelve una cosa que se ha dado, para responder a un insulto, para ocupar una silla que ha quedado vacía, para pedir paso, para echar a suertes. Un hermoso ejemplo de estas fórmulas de juego: Sal solito caliéntame un poquito para hoy, para mañana, para toda la semana. Canciones, poemas y cantarcillos para acompañar diferentes juegos como el de la comba, del corro, juegos para descubrir el cuerpo. En la siguiente canción se combina el factor lúdico con la posibilidad de aprovecharlo como ejercicio de enumeración y memoria con los más pequeños: ¿Sabe usted plantar las coles a la moda, a la moda, sabe usted plantar las coles a la moda de aquí? Las plantamos con las manos a la moda, a la moda, las plantamos con las manos a la moda de aquí. 79 En los romances coinciden elementos líricos y narrativos al servicio de argumentos claramente secuenciados. Esta composición es válida para el juego o para la lectura y la memorización. El ?Romancillo del viejo ratón? de Javier Villafañe, es una bella y graciosa muestra de este tipo de composición lírica; podemos ofrecerla a los niños de muy diversas maneras, bien sea como mera audición, la repetición del estribillo, la memorización de algún fragmento, o del texto íntegro, dependiendo de la edad del niño. Los villancicos junto con las posadas y aguinaldos componen el ciclo de Navidad. Gustan a los niños de esta edad por su aire festivo y alegre, y su aproximación es más efectiva cuando se cantan o se refuerzan con juegos elementales como palmas o movimientos de danza. Muchos de ellos recogen elementos populares y típicos de la vida, lo que les confiere toques de humor y anacronismos que los hacen más atractivos para los niños. Algunos villancicos anónimos, y otros de autor, presentan un planteamiento dramático y con tal carácter pueden ser utilizados. 80 3.2.-METODOLOGÍA DE LA NARRACIÓN En su libro Aprender a leer y a escribir, Gordon Wells analiza las ventajas que tienen los niños a los que se les han contado y leído relatos, en el aprendizaje de la lectura y de la escritura; para él construir relatos o historias en la mente de los niños es uno de los medios fundamentales para elaborar significaciones54. Escuchar cuentos en la primera infancia supone gran estímulo para aprender a leer y escribir; y los cuentos siguen constituyendo el contexto más fértil para el aprendizaje del lenguaje oral y escrito. R. López Tamés, en el apartado titulado ?El oficio de saber contar?, de su Introducción a la literatura infantil55, afirma que en nuestra cultura ya no hay contadores de cuentos, oficio perdido que hoy se refugia en la escuela y se resucita con prácticas. Queda la escuela como lugar de la transmisión oral, aunque cada vez en más pequeña medida. Porque el libro disminuye la voz del maestro. Aunque de nuevo parece que se vuelve a otra manera de espacio acústico con los medios audiovisuales. A pesar de la pérdida parece que el niño exige siempre la narración. En la escuela ?la hora del cuento?, o en la edad escolar el relato simple, pone las bases para su andadura. Los padres, los maestros han de ser los satisfacedores de su avidez, necesidad de conocimiento y seguridad. Y la primera exigencia sobre el narrador es el perfecto conocimiento de lo que cuenta. Está, como el cantar épico, por encima de los acontecimientos, lejos y cerca de ellos. No falla en la enumeración; el niño, en este caso, protestaría furioso ante cualquier error de la liturgia. El ritual es tan importante como el contenido. Y todo ello en proximidad, casi en contacto. Con esta oportunidad el niño observa al adulto que está a su lado más cerca que nunca. Rodari cree que éste es uno de los valores del cuento. Son muchos, continúa Tamés, los que dan consejos sobre la naturaleza del oficio de narrar y las recetas eficaces para hacerlo. Todos coinciden en que siempre ha de contarse con un tiempo de distensión y de confianza: ?un momento de placer, la entrega de algo personal, de sintonía con los oyentes, encantamiento, seducción, atracción; la sencillez y la intensidad se traslucen en los matices de la voz, en las pausas, las miradas, las manos.?56 Todos los que nos cuentan su experiencia, continúa Tamés, insisten en la seguridad del narrador que ha de poseer todo el misterio y quiere decirlo, 54 WELS, G. Aprender a leer y a escribir. Barcelona: Laia, 1998. pp. 124-125. 55 TAMÉS, R. L. Ob. cit., pp. 113-119. 56 PELEGRÍN, A. La aventura de oír. Cuentos y memorias de tradición oral. Madrid: Cincel, 1982. 81 hacer a los niños partícipes, la entonación, los registros adecuados a las situaciones, el gesto y dramatización. Se habla de la carencia en la escuela española de hábitos de narrar y de la falta de enseñanza de sus técnicas. El maestro no sabe narrar, carece de preparación dramática, arte de decir y contar, voz y gesto, sugerir, envolver, conmover. Quizás sea el pudor, la seriedad como oficio, el miedo a dislocar la apariencia ordinaria, la falta de humor y sentido del juego como vehículo de enseñanza. Grave carencia. La forma del relato es también analizada por Tamés que dice al respecto que el cuento narrado tiene su forma. El cuento escrito ha sido sometido a voluntad de estilo. El cuento oral es más simple porque no tiene el apoyo de la formalidad escrita. En el relato contado hay una linealidad y sencillez; camina la acción sin detenerse y es el oído el órgano más primitivo, vinculado a la emotividad, el que recibe el mensaje. Pero el niño no ha de ser mero oyente pasivo de los cuentos. También él puede ser protagonista como narrador. Esforzarse en buscar o repetir argumentos, y así se proyecta, adquiere seguridad y oficio. Madura porque él es el autor o el decidor, el que sabe el misterio y lo ofrece desde su superioridad. Al hablar de la ceremonia del cuento, Georges Jean57 pone de relieve el parecido que existe entre algunos contadores de cuentos del país Dogon, en Malí y los del país Bigouden en Bretaña. Entre estas dos culturas, radicalmente distintas, los cuentos expresan la permanencia de una misma sabiduría y unas exigencias parecidas de lo imaginario. Contar es un trabajo, y un placer, afirma G. Jean, una degustación. Si queremos devolver a la invención de las palabras un sabor nuevo, es imposible hacerlo sin que se ponga un placer visible en ello. Demasiados adultos cuentan o leen en voz alta como si cumplieran con una pesada carga y se aburrieran. Y para librarse de ello se demoran, dramatizan en exceso. Pero el cuentista no es un actor. Al hablar del ceremonial del cuento este autor invita a continuar con la práctica de narrar, y dice que tenemos que reinventar este difícil arte no tanto por la preocupación de salvar un ritual que formalmente no necesitamos para nada, como para volver a aprender lo que se podría llamar el silencio de las palabras. Esa especie de atención por el interior de las palabras que cuentan. En realidad el momento del cuento es un momento de respiración común. Y una vez lanzado, el cuentista recita su historia. Recitar en el sentido de decir un relato que se conoce de memoria. El cuentista no improvisa la partitura narrativa; la embellece al nivel de las palabras empleadas. Según 57 JEAN, G. El poder de los cuentos: Barcelona: Pirene, 1988. 82 su auditorio, al que conoce mejor que nadie, puede situarse a niveles de lenguaje muy diferentes. La fantasía del cuentista se manifiesta en lo que correspondería más bien a la noción de interpretación. El cuentista no sólo conoce la continuación, el orden, las circunstancias en las que los acontecimientos del cuento, las intervenciones maravillosas o diabólicas ocurren, sabe también cómo reaccionará el auditorio. La primera preocupación del cuentista es la fidelidad al relato. Hay dos elementos que se hallan indisociablemente ligados en los cuentos: el cuerpo mismo del relato y la intervención del cuentista. El lenguaje hablado de los cuentos recogidos en la fuente, en los mismos labios de los cuentistas, es un lenguaje que fluye, y cuya sintaxis, raras veces ambigua, es efectivamente correcta si se relaciona esta palabra con el funcionamiento inteligible del lenguaje más que con las normas del buen uso. Esta gramática de la lengua hablada de los cuentos populares le parece a este autor posible y adecuada para desarrollar en los niños y en los adolescentes la conciencia de una lengua viva y sin embargo precisa y transparente. Por eso, siempre que fuera posible, habría que mantener la vida de esta oralidad en la misma forma que emerge: lenguas dialectales, hablas populares, variedades regionales de la lengua común. Pues los cuentos, y también los proverbios, cancioncillas?etc. son los vehículos privilegiados de las culturas profundas olvidadas. Así la palabra oral de los cuentos es parecida al aceite. Ese aceite no se seca como el agua. Geneviève Calame-Griaule habla de las ocho modalidades de la palabra, necesarias en el decir poético y también para los cuentistas: la palabra suave, la palabra desagradable, la palabra que prepara, la colocación de la palabra, la palabra clara, la palabra cuchicheante, la palabra de la llamada, la palabra sorprendente. Juan Cervera habla del cuento en el marco de la pedagogía. Para él el cuento nace para la comunicación,58 para contar. Ejerce su función tan plenamente que de ella toma su nombre. El narrador oral cuenta para sus próximos, para aquellos a los que conoce de antes, o los conoce a partir del momento en que les cuenta la historia. De aquí el calor humano que rodea a esta acción. De aquí también la vinculación afectiva del niño al contador de cuentos. El cuento se ofrece como un breve tratado de educación que no abruma al niño con preceptos morales, sino que lo pone como observador de conductas en las que los actos alcanzan un ciclo completo, incluida la recompensa o el castigo de los propios actos. Pone de manifiesto J. Cervera el peligro de la instrumentalización del cuento al afirmar que esta pretendida eficacia didáctica del cuento se 58 CERVERA, J. Ob. cit. (Teoría...), p. 347. 83 consigue en perjuicio de su capacidad educativa, ya que por este procedimiento se anula su acción sobre el inconsciente del niño y se pretende dar utilidad inmediata a lo que sólo tiene objetivos artísticos y lúdicos. Se olvida, a menudo, un principio muy extendido según el cual el cuento se cuenta pero no se explica. No es procedente la explicación última del cuento. La grandeza del mismo consiste en que el niño pueda interpretarlo según sus necesidades, oportunidad que se le niega al explicárselo e imponerle una interpretación. Bruno Bethelheim59 se pronuncia claramente sobre el particular: ?Si explicamos a un niño por qué un cuento de hadas puede llegar a ser fascinante para él, destruimos, además, el encanto de la historia, que depende, en gran manera, de la ignorancia del niño respecto a la causa que le hace agradable un cuento. Juan Cervera60 opina que, al hablar de textos, tanto en prosa como en verso, para niños de tres a seis años, hay que relacionarlos con su presentación oral, centrándose sobre todo en los cuentos. Habrá que distinguir entre cuento contado y cuento leído al niño, y pensar también en los cuentos transmitidos por medio de grabaciones sonoras y audiovisuales; pero como mejor pueden presentársele los cuentos al niño es contándoselos. Porque el cuento, sobre todo el tradicional, está hecho para ser contado, y en esta operación alcanza la actualización de todas sus virtualidades. Y cuanto más ceñido esté el narrador al sentido de las palabras pronunciadas con la expresividad que requiere el caso, naturalmente más cerca estará de conseguir que el niño quede cautivado por la magia polivalente de la palabra. El cuento es la conversación más larga que se puede mantener con el niño. Una conversación que siempre se ha entendido como la participación activa del narrador y la pasiva, mediante la escucha atenta, del niño. Aunque la escucha del niño nunca es enteramente pasiva. La ensoñación y el soliloquio desembocan a menudo en una acción paralela a la narración, gracias a la imaginación del niño estimulada por la palabra del narrador. Christa Meves se acerca más al cuento oral61 Parte del hecho indiscutible de que los niños llegan a aprenderse de memoria sus cuentos favoritos, incluso los niños de cuatro años. Por eso constituye un buen ejercicio de memoria y de comunicación afectiva el animar a los niños a que, alternativamente con los adultos, y en una especie de diálogo, con guión establecido, vayan recitando el cuento al alimón con el narrador, provocando al niño para que él personalmente diga frases decisivas. 59 BETTELHEIM, B. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica, 1985. 60 CERVERA, J. Ob. cit. (Literatura y lengua...), p. 30. 61 MEVES, CH. Los cuentos en la educación de los niños. Santander: Sal Terrae, 1978. 84 Quizás uno de los libros más valiosos para los maestros (o padres) que quieran perfeccionarse en el difícil arte de la narrativa sea el de Sara C. Bryant El arte de contar cuentos.62 Ya en la introducción nos habla esta autora de la diferencia entre leer un cuento y contarlo. Los niños, dice, prefieren la narración de un cuento a su lectura. Incluso una declamación o una representación no tienen para ellos el encanto que emana de una persona capaz de contar cuentos. La principal diferencia estriba en el hecho de que el narrador es libre en su interpretación; el lector, en cambio, queda ligado: el libro en las manos o las palabras en la memoria lo traban. El narrador, por el contrario, no está limitado por nada. Se levanta, se sienta, es libre de observar a su auditorio, de seguir el texto o modificarlo, servirse de sus manos, de sus ojos, y de su voz para mejor ayudar a su expresión. Incluso su espíritu es libre porque las palabras fluyen sin forzarlas, según la intensidad con que haya asimilado el tema. Un cuento narrado es más atractivo que un cuento leído porque, además, se añade el encanto de la personalidad. Cuando se está inmerso en un cuento interesante, el auditorio aprovecha el relato y se enriquece: la apreciación personal del narrador le llega acrecentada con su propio goce. Esta facilidad para retener la atención debe de ser, para los educadores, una razón práctica suficiente para contar los cuentos en vez de leerlos. Es mucho más fácil hacer el esfuerzo necesario para retener el interés cuando nada distrae la atención. Nuestros ojos encuentran continua y naturalmente a los de los niños, su expresión responde a la nuestra, el contacto con ellos resulta inmediato. También nos habla Sara Cone del enorme valor educativo de la narración de un cuento y comienza preguntándose: ¿Qué es esencialmente un cuento?. Un cuento es, ante todo y esencialmente, una obra de arte, y su misión principal discurrirá por los caminos de lo artístico. Una bella narración, añade, está destinada a agradar lo mismo que una hermosa estatua o una pintura lograda. Su función en el proceso de la vida es la de proporcionar alegría. Y el resultado que produce la alegría es ese despertar del espíritu que responde a toda percepción de lo verdaderamente bello, en el hombre. Una narración es una obra de arte. El mayor servicio que puede aportar al niño reside en su llamada al eterno sentimiento de la belleza, por el cual el alma humana se siente constantemente impulsada hacia nuevos descubrimientos que contribuirán a su armonioso desarrollo. El objetivo supremo de la narración de un cuento es desarrollar la vitalidad del espíritu del niño, al proporcionar un sano ejercicio de los ?músculos emotivos de su 62 BRYANT, S. C. El arte de contar cuentos. Barcelona: Hogar del niño, 1983. 85 inteligencia?, abrir nuevos horizontes a su imaginación y ampliar la intensidad del ideal de vida y de arte que permanece siempre en su formación. El escuchar un relato cautivador sume al niño en una especie de encantamiento que produce inmediatamente dos resultados prácticos: el primero es la distensión en la atmósfera de la clase, que se tornará reposada y risueña. Y para el segundo podemos decir que la narración es, al mismo tiempo, uno de los medios más sencillos para establecer una corriente de confianza entre el maestro y sus alumnos, y un método excelente para formar hábitos de atención. Una vez cautivada su atención por la fuerza misma del relato, los niños comienzan a desear algo y a esperarlo del narrador. El hecho de conducirlos paso a paso de una proposición a otra prepara su espíritu, retenido en principio por la sola fascinación de los hechos, al hábito de seguir toda deducción lógica. Los niños adquieren el hábito de escuchar después de varias sesiones de narración diaria. En el segundo capítulo de su libro Sara C. analiza las características que han de tener los cuentos que se han de contar a los más pequeños. La primera sería la rapidez de acción; cada párrafo del relato es un acontecimiento, a cada momento sucede algo; no hay tiempo para explicaciones; no se trata de lo que piensan o sienten los protagonistas sino de lo que hacen; en un segundo lugar estaría la sencillez, pero teñida de un cierto misterio; elementos simples conocidos por el niño o análogos a otros también familiares para él; cosas que oye y ve todos los días pero teñidas de una sombra de misterio que las hace más agradables y atrayentes. Elemento reiterativo es el tercer elemento característico; el cuento ha de tener una determinada cantidad de repeticiones; a veces, éstas aparecen de forma acumulativa; la repetición provoca en el niño la alegría de una perfecta comprensión del relato; una satisfacción análoga a lo que produce en un adulto oír las notas familiares de un tema conocido en medio de un largo programa en primera audición; cuando la repetición es acumulativa el gozo de los niños es el resultado de la gimnasia intelectual que deben realizar para seguir sin omisión un encadenamiento de peripecias; este encadenamiento no es lo bastante difícil como para restar diversión al argumento, ni tampoco lo suficientemente fácil para dejar el espíritu desocupado. Así mismo debe buscarse la manera de reproducir por medio de la imagen los sencillos y tajantes contrastes: el gigante ha de ser monstruoso; su adversario bondadoso, débil y pequeño. No es necesario tener una inagotable reserva de cuentos para los niños más pequeños. Los niños de cuatro a cinco años tienen mucha más actividad 86 física que poder de concentración y por ello prefieren la repetición de un cuento ya conocido a la audición de un nuevo relato. A la hora de clasificar los relatos, Sara Bryant, aconseja para los niños más pequeños las historias rimadas, las historias parcialmente versificadas, los relatos de Historia Natural, donde los animales estén vigorosamente personificados, los cuentos burlescos o los sencillos cuentos de hadas. En ocasiones puede surgir la necesidad de adaptar un relato que consideremos interesante ¿Cómo se puede hacer la adaptación? Si la narración es demasiado larga debemos acortarla eliminando hechos secundarios, suprimiendo los personajes inútiles, las descripciones, los incidentes accesorios; si es demasiado corta debemos ampliarla inventando detalles interesantes; pero en cualquier caso es necesario conservar una continuidad lógica de los acontecimientos, un objeto único, un estilo sencillo y un desenlace bien preparado. En el cuarto capítulo esta autora aborda el tema esencial del libro: ¿Cómo contar un cuento?, ¿Qué cualidades tiene que tener necesariamente un narrador? Ante todo el narrador debe haber asimilado el relato para poder contarlo; ha de haber vibrado con él y sentirlo íntimamente antes de contarlo; lo que debe transmitirse en una narración es su esencia, su sabor característico, su fisonomía propia, y su punto de vista particular, humorístico, patético o instructivo; es imprescindible que el narrador conozca sus propios límites y no intente jamás el relato de un cuento por el que no siente ningún interés; es necesaria una justa apreciación de lo que se va a narrar . Como todo arte, el arte de narrar, tiene también su técnica y la primera regla es la necesidad de conocerse el relato. Hay que saber el cuento porque la frase vacilante, la omisión de un nombre o un incidente, las repeticiones involuntarias, la endeblez de la exposición del relato (consecuencia de un incompleto dominio de los hechos)?echan a perder el mejor de los cuentos. Es preciso conocer el relato en sus mínimos detalles y haberlo asimilado completamente, hasta el punto de ser como una experiencia personal. Esta asimilación no significa memorización. Es una perfecta intuición del sentido del relato, acompañada de un verdadero dominio de su forma literaria. Para conseguir este objetivo es preciso, ante todo, reducir la narración a sus elementos constitutivos, desnudarla y buscar simplemente lo que sucedió. Una vez en posesión de la estructura o eje del relato original existen pasajes particularmente bellos o característicos, deben reproducirse exactamente aunque sean párrafos enteros. 87 Otra regla fundamental es que el cuento debe ser tomado en serio por el narrador. Debe tenerse fe en el auténtico valor del cuento así como en el placer que proporcionará a los niños. La autora del libro nos da, así mismo, una serie de consejos prácticos que conciernen a la preparación de las condiciones físicas del momento del relato, que contribuyen a crear una atmósfera de sugestión; es importante que los niños estén sentados en semicírculo, en una sola fila, no extender demasiado ese semicírculo. También es importante obtener el silencio antes de comenzar la narración y confiar en el poder de captación del relato por sí mismo evitando la irritación. Una vez comenzado el cuento no se debe romper jamás el mágico encanto; si los niños están dispuestos y el narrador también, el espíritu del relato se impondrá desde el principio; es necesario un acto de memoria y de voluntad; el narrador debe reclamar para sí la emoción esencial del relato, tal como la sintió desde el principio. Al analizar la forma de decir el relato, no hemos de olvidar que la característica más importante aplicable tanto al estilo como a la expresión es la sencillez. En cuanto al estilo debe ser sin afectación, ni forma alguna de pose o énfasis; es ridículo desfigurar la voz o hablarles amaneradamente; la solución está en abandonarse al relato; pensarlo de forma tan viva y absorbente que no se tenga tiempo de pensar en uno mismo; vivirlo, sumergirse en la disposición de ánimo deseada y dejarse llevar. La importancia de la sencillez y claridad del lenguaje es evidente; no se puede retener ni disfrutar un cuento cuando las palabras que lo expresan están por encima de su alcance; es obvio señalar que sencillez no quiere decir trivialidad. Otra característica que ha de tener el relato es movimiento lógico en la acción. El cuento está hecho para interesar de un modo progresivo; su acción debe ser ininterrumpida y de una creciente rapidez, desarrollarse con presteza; las disgresiones o comentarios destruyen de forma absoluta este movimiento. La forma dramática, junto con la sencillez y la expresión directa, es otra de las cualidades de un buen narrador; esto significa identificarse con el carácter o la situación del momento, poniéndose en la piel de los personajes; una ligera pero sugestiva mirada , los gestos de las manos, todo ha de hacerse espontáneamente y con placer, concentrando todos los esfuerzos en la disposición interior y espiritual; la facilidad de la expresión aumenta a medida que uno se libera de la conciencia del yo; el cuerpo tiene más movilidad cuando la emoción lo domina. Pero el narrador no ha de interpretar a los personajes, sino desvelar la imaginación de sus oyentes para que ellos mismos puedan imaginarse las escenas a su manera; el valor dramático de un intérprete depende, ante 88 todo, de la claridad y la fuerza con la que se representan los acontecimientos y tipos humanos que describe. Es necesario tener la imagen ante los ojos del espíritu y servirse de la imaginación para asimilar cada acción, cada incidente, cada aparición. La fuerza dramática será la consecuencia de unos conceptos claros comunicados con sinceridad y el resultado de una imaginación que sabe ver. Es importante también tener tranquilidad; no apresurarse jamás. El verdadero estado de espíritu del narrador ha de ser el de un hombre que resuelve fácilmente un asunto; y no turbarse jamás. No dejar penetrar a los niños en los bastidores del mecanismo mental, ni dejarles percibir los propios temores. El narrador ha de parecer infalible. En su espíritu no debe deslizarse ninguna duda sobre el dominio total del misterio en el que se les inicia. Ha de hacer presentir la broma y dejarla saborear. Ha de explicar los relatos con entusiasmo y placer personal. Este entusiasmo es necesario para lograr interesar a los demás. Con respecto a la elocución existe el peligro de la afectación. El consejo de la autora es optar por la sencillez. El hablar demasiado alto es inútil; fatiga las cuerdas vocales y oprime la garganta, lo cual produce un tono desagradablemente nasal, o una pésima sonoridad metálica. Nitidez en la articulación. La voz tranquila, reposada y persuasiva de un orador que conoce su fuerza, va directa al objeto. Pero una voz dulce y tranquila no se consigue adoptando un tono tímido, ahogado y monótono. Una voz tranquila reposa; pero es anormal hablar excesivamente bajo. Una voz clara es agradable; es molesto, sin embargo, hablar ruidosamente. Si no existen defectos especiales, los órganos ordinarios satisfacen las exigencias oratorias de los niños, sin más atenciones que las que derivan de un estudio elemental sobre los principios de hablar en público. En resumen, el método más apropiado para procurar el éxito en el arte de narrar comprende: la simpatía, la comprensión, la espontaneidad. Es preciso apreciar el relato y conocerlo; servirse de la imaginación como una constante fuerza vivificadora; y dejarse llevar por la fuerza del relato, para narrarlo con sencillez, vivacidad y alegría. En los siguientes capítulos, Sara C., habla de la especial utilidad de las narraciones hechas en clase sobre todo para la educación de la expresión y del lenguaje; y esto a través de procedimientos directos o repetición del cuento, o procedimientos indirectos como la dramatización y trabajo manual. La costumbre de contar cuentos, como parte regular de la enseñanza, tiene una verdadera misión que cumplir. Despierta el espíritu creador y hace más viva la atmósfera de una escuela. Hacer repetir el cuento que se ha 89 escuchado es un método encaminado a desarrollar y alentar la facilidad de expresión en los niños. La gran pobreza de expresión del lenguaje ordinario debe ser corregida desde la escuela infantil. Un lenguaje correcto puede adquirirse desde la infancia por el ejercicio constante del oído: oír y repetir, imitar, conscientemente o inconscientemente un buen modelo. Es el método al que debemos recurrir para mejorar las condiciones actuales. Introducir una mayor proporción de ejercicios orales y dar mayor importancia al desarrollo personal. La primera razón de ser del relato es su influencia moral e intelectual; la segunda, su utilidad en la adquisición de la lengua materna. De entre los procedimientos indirectos para el desarrollo del lenguaje oral, apunta Dora Pastoriza, la dramatización es, sin duda, la preferida de los niños; después de un cuento, cuando los niños aún vibran por la emoción y el goce experimentado, es el momento apropiado para la representación; el entusiasmo estará garantizado.63 Otra forma de repetición que proporciona un auténtico placer y estímulo para los niños es realizar algún tipo de trabajo manual. Ilustraciones, recortes de siluetas y perfiles, con que los niños pueden concentrar y retener la imagen concreta de una idea, base de todo arte de expresión. Pero es preciso,(dice más adelante Dora Pastoriza), distinguir muy claramente entre la narración de una historia y su representación y no mezclar las dos cosas, ya relatando, ya representando. Para contar una historia se precisa una identificación del narrador con el acontecimiento, pues relata algo que ha sucedido fuera de él. Por el contrario, interpretar un papel implica, necesariamente, la identificación del actor con su personaje, lo cual es esencialmente distinto. Si no se reconoce esta diferencia se puede sentar la confusión en el espíritu de los niños. Dora Pastoriza compara el oficio de narrador con el lejano ?mester de juglaría? y dice que su ?bella? finalidad es alegrar el corazón de los hombres. Ante la pregunta que surge inevitablemente: ¿qué condiciones debe reunir quien desee aprender este oficio?, dice que al ser el acto de narrar un acto de servicio las condiciones necesarias son, especialmente amor al prójimo, don de simpatía y un total olvido de sí mismo; éstos establecen una secreta corriente afectiva con los oyentes y determinan en último término la riqueza expresiva del relato, ya que el narrador, olvidándose de su lucimiento personal, se entrega a dar vida a sus personajes para que aquellos los gocen. 63 PASTORIZA DE ETCHEBARNE, D. El arte de narrar, un oficio olvidado. Buenos Aires: Guadalupe, 1986, pp. 31-33, 119-129. 90 Aparte de estas condiciones naturales, continúa diciendo esta autora, existen otras, en apariencia pueriles, que son claves para el éxito de la narración. La sencillez en la vestimenta, la costumbre de recogerse el cabello para no distraer la atención del auditorio, y utilizar el ademán sólo en función del cuento. Buena memoria para recordar la línea argumental, así como los estribillos o canciones que deben repetir fielmente. Es importante poseer una voz flexible, llena de matices y cuidar la modulación y la dicción. Si bien es cierto que la timidez dificulta la narración es también cierto que ésta contribuye a vencerla constituyendo una saludable terapia y un factor eficiente en la formación del carácter. También plantea esta autora las condiciones que debe tener el cuento que se va a narrar. Para los niños más pequeños, entre tres y siete años, es aconsejable que los cuentos reúnan las condiciones de brevedad, sencillez, ternura, gracia y belleza. Brevedad porque el tiempo de atención de estos niños es muy breve, y la complicación del argumento escapa a la comprensión de los niños. La sencillez implica una línea argumental simple y un vocabulario apropiado. En el punto de los valores estéticos son preferibles los cuentos en los que la belleza emana de las circunstancias que sacuden a los protagonistas. Es importante que el relato tenga ternura porque ésta crea el clima propicio para que la imagen poética surja en la conciencia como un producto directo del corazón. Con respecto al significado de las palabras, hemos de tener en cuenta que a esta edad las palabras han de referirse a objetos conocidos por el niño, cosa que no impide incluir algún vocablo nuevo cuya explicación se dará enseguida, a modo de aclaración. Es importante repetir los nombres tantas veces como sea necesario, puesto que los niños están en el momento de la adquisición del lenguaje y van incorporando, poco a poco, las categorías gramaticales. Por eso es conveniente repetir el nombre y no reemplazarlo por el pronombre para que ningún niño se sienta perdido. El empleo de la onomatopeya es muy importante. Con respecto al momento de la narración aconseja esta autora que si es la maestra la que narra, que se conduzca como narradora y no como maestra, porque si no corre el riesgo de actuar como vigilante corregidora de posturas, actitudes etc. Y que son ajenas al fin de la narración. Ante la pregunta de si se pueden mostrar láminas mientras se cuenta el cuento, la autora aconseja que no, ya que en la hora del cuento no se pretende enseñar nada, sólo favorecer el despliegue de la imaginación creadora del niño, desatando, por la afectividad del relato, su capacidad para ver lo que oye o lo que él va creando mientras escucha. 91 Sí es importante estar documentado sobre los diversos asuntos que atañen al relato, no para desarrollarlos sino para que la narradora pise terreno firme y pueda responder a alguna pregunta inesperada. Tampoco es aconsejable el empleo de diapositivas ya que al manipularlas, por hermosas que sean, se desvía el mensaje , el cual va dirigido al oído y no al ojo. Sí se puede utilizar la música, bien cantando el narrador, o utilizando algún instrumento musical. Con respecto al gesto y al ademán, la autora opina que son elementos que, junto con la voz, contribuyen a ?crear? las imágenes del cuento, a ubicar en el espacio a los personajes y a trasmutar el vaivén de sus emociones. Éstos están en relación con la personalidad del narrador y por lo tanto es difícil dar normas al respecto. Más que mover el rostro, o las manos en determinadas partes, lo esencial es conmoverse por dentro y esa imperceptible sacudida interior se trasmutará en un auténtico gesto o ademán. Sobre la ubicación de las imágenes en el espacio es importante que el narrador, al preparar el cuento cree sus propias imágenes, dándole a cada una de ellas un lugar en el espacio. Así como él las vea las hará ver al auditorio. Es importante que mantenga la ubicación de las mismas porque de lo contrario desubicará al oyente. El cuento no termina con el consabido ?Colorín colorado??. Si después de una narración propiciamos un tiempo para la recreación del cuento, surgirán los comentarios, el juicio de los personajes, las anécdotas y episodios personales que los niños aportan. De esta manera se afianza su sistema de valores, adquieren o agudizan el sentido del humor, desarrollan el lenguaje y despliegan su imaginación creadora. Otra forma de recreación es el juego dramático en el que los niños participarán muy gustosamente después de escuchar una narración El entusiasmo que despierta lo narrado sirve de estímulo para que los niños, incluso los más tímidos, participen en este juego teatral. También se puede invitar a los niños a expresar en el papel algún pasaje del cuento, y al igual que en el juego dramático también la narración le servirá de estímulo dirigiendo sus manos y despertando su imaginación. 92 3.3.-METODOLOGÍA DE LA EXPRESIÓN DRAMÁTICA Quizás el primer punto que tenemos que tratar al abordar la metodología de la expresión dramática, sea la diferenciación entre dramatización y teatro, que tienden a confundirse. Por un lado la dramatización parte del juego como componente fundamental y, de hecho, todas las características del juego están presentes en la dramatización: el juego es placentero y divertido, no tiene finalidades extrínsecas, es espontáneo y voluntario e implica participación activa por parte del jugador; la raíz del teatro está en el juego, pero va más allá de éste. El teatro presenta una finalidad extrínseca puesto que va dirigido a un espectáculo cara a un público en el que se fijan los objetivos. En lo que respecta a los participantes, en la dramatización los sujetos que participan son jugadores y no actores como en el teatro. La dramatización no busca formar actores. Parte, eso sí, de la tendencia innata del niño al como si, al yo era el toro y tú el torero, con ese imperfecto prelúdico tan propio del lenguaje infantil y aprovecha esa característica para pasar después a una práctica organizada y más reflexiva en la que, sobre la base del juego se camina hacia la educación expresiva y creativa del individuo. Por otro lado, en la dramatización, jugadores y observadores se van alternando ya que se trata de una actividad abierta a todos y voluntaria. En el teatro, en cambio, actores y espectadores se encuentran diferenciados, a pesar de que el teatro infantil actual, cada vez más, intenta derribar esas barreras de una forma dirigida y restringida, a través de fórmulas animacionistas ?teatro de provocación, teatro de la calle, teatro de fiesta o de animación-, tendiendo a un espectáculo en el que el público se incorpore a la acción, ya que se parte de la idea expuesta reiteradamente por Vygotski de que en el niño la fantasía es acción. Con respecto al texto, en la dramatización, se parte de un esquema de acción susceptible de variaciones y aportaciones personales. La improvisación se convierte en un procedimiento fundamental con el fin de potenciar la creatividad. El teatro infantil, tanto el creado para ser representado por adultos como el ideado para ser llevado a cabo por los propios niños, suele tomar como punto de partida un texto previo en el que se apuntan las probables situaciones en las que los actores se pueden encontrar y el modo de resolverlas. El teatro se convierte en una actividad dirigida y controlada en mayor grado que la dramatización. Con respecto al lugar la dramatización lo ideal es un aula específica, cuyo espacio vacío podamos transformar a nuestro antojo siempre a través 93 del procedimiento de la estilización, en lo que a decorados, vestuario y maquillaje se refiere. Insistimos en este aspecto, puesto que se trata de fomentar la imaginación. Es necesario que los propios niños, y no los padres, participen en el proceso de construcción de lo que concierne al código de expresión plástica, puesto que la dramatización se plantea como una actividad interdisciplinar. La colaboración de los padres es valiosísima en la aportación de materiales. El teatro supone una preparación de la puesta en escena ausente en la dramatización. Con respecto a la coordinación, en la dramatización el maestro se convierte en un animador y no en director como ocurre en el teatro. El animador, por otra parte, no tiene por qué ser un experto actor o director de escena. Simplemente debe tener claros los objetivos y apoyar y coordinar todas aquellas propuestas que contribuyan, sobre la base del lenguaje dramático, al desarrollo de la creatividad y de la expresión. En el aspecto de los códigos la singularidad e importancia educativa de la dramatización reside en que agrupa todos los recursos expresivos del ser humano. Coordina las cuatro herramientas que convencionalmente consideramos básicas para tal fin: lingüística, corporal, plástica y rítmico- musical. Tanto el teatro como la dramatización suponen un acercamiento a un lenguaje globalizador y multimedial, pero en la dramatización prima el carácter lúdico. En lo que respecta a los medios, las técnicas que se utilizan en la dramatización son las mismas que en el teatro (títeres, luz negra, retroproyectores, sombras, etc.); sólo que, mientras que en ésta se encuentran al servicio del juego y del desarrollo de las posibilidades expresivas del individuo, en aquél se supeditan a la consecución de un proyecto artístico. Con respecto a la finalidad, el objetivo de la dramatización es contribuir a la formación y desarrollo de la persona. Esto significa que interesa más el proceso de creación que el resultado artístico. No así en el teatro, manifestación cuya finalidad consiste en el espectáculo y su calidad artística, que en el caso del teatro infantil viene dada por la aquiesciencia de un público sincero como pocos. De esta forma, la dramatización se convierte en un ensayo sin riesgos; la actividad dramática, del modo en que se planteaba tradicionalmente, suponía una acumulación de responsabilidad excesiva, con lo que ésta entraña por parte de los protagonistas. Haya o no haya puesta en escena, la esencia de la dramatización se encuentra en el proceso y no en el producto. 94 Desde el punto de vista pedagógico, es difícil imaginar otra actividad que coordine y potencie todos los tipos de expresión en un contexto de juego y de constante motivación. En una sociedad como la nuestra es necesario más que nunca formar individuos creativos y críticos. La dramatización insertada convenientemente en el currículo escolar es una de las llaves que nos permitirá llegar hasta ellos. Podemos establecer unos aspectos comparativos o diferencias entre el concepto tradicional de teatro y la dramatización: Si en el teatro se pretende una representación, en la dramatización lo que se busca es la expresión del niño; las situaciones planteadas en el teatro son creadas por el autor y/o el profesor mientras que en la dramatización se recrean las situaciones imaginadas por los propios niños. En el teatro se parte de una obra escrita y acabada mientras que en la dramatización se parte del ?como si? y de las circunstancias dadas, obteniéndose un primer proyecto oral que luego se completará o se modificará con el accionar de los jugadores. El texto, en el teatro, es aprendido de memoria por los actores y las acciones son dirigidas por el profesor, mientras que en la dramatización texto y acciones son improvisados debiendo respetarse el tema o el argumento del proyecto final. Mientras que en el teatro los personajes son aceptados a partir de una propuesta del profesor (los niños no se pueden encontrar a sí mismos a través de los personajes), en el juego dramático los personajes son elegidos y recreados por los jugadores, (los niños se encuentran a sí mismos en los distintos personajes). El teatro se hace en un lugar que posea un escenario, mientras que el juego dramático puede hacerse en cualquier espacio que facilite los movimientos y desplazamientos de los niños, como la propia aula de clase. En el teatro la escenografía es idea del profesor y normalmente no la realizan los niños, mientras que en la dramatización es realizada por los propios niños siendo ellos mismos quienes forman o eligen sus propios vestuarios de entre los objetos o disfraces existentes en la clase. Los actores del teatro son niños que representan y que son colocados en una situación adulta de trabajo, mientras que en el juego dramático los actores son niños que juegan a ser y que están en situación de trabajo-juego grupal infantil. En el teatro los actores representan con el fin de gustar a un público pasivo mientras que en el juego dramático los niños ?actúan? por sus ganas de jugar y comunicarse con sus compañeros y eventuales espectadores. 95 En el teatro interesa el resultado final o espectáculo mientras que en el juego dramático interesa el proceso o la realización del proyecto que ha motivado al grupo. Eines y Mantovani64 hablan del papel del profesor en el intento de que el mundo interno del niño ?salga fuera? creativamente, utilizando unos presupuestos técnicos encaminados a lograr una mejor y mayor expresividad, una expresión completa, total e inteligible y que el niño logre expresarse con la plenitud de sus medios. En el capítulo ?Desarrollo del juego dramático? los autores dan pautas para el profesor partiendo de la premisa de que este debe tener en cuenta lo evolutivo para saber qué cosa puede esperar de cada una de las edades. Destacan que el concepto de juegos dramáticos en la escuela rompe con el esquema tradicional de la obra de teatro entendida como texto aprendido de memoria y preparado para un festejo determinado en el que tanto la obra como los personajes son determinados por el adulto, sin ninguna participación creativa por parte del niño. Con la introducción de la ?dramática creativa? se intenta la utilización de un nuevo recurso como complemento de la pedagogía, donde interesa sobre todo el proceso y no el resultado. Al abordar la conducción de juegos dramáticos es muy importante que el profesor incite la espontaneidad de sus educandos porque, fomentando la espontaneidad, ayudamos al niño a que no estereotipe sus formas de responder; al incorporar el juego dramático a la escuela contribuimos a devolver la espontaneidad al proceso educativo; propiciar la expresión espontánea de los niños como acto liberador exige y a la vez facilita una educación progresiva del educando. Que el profesor logre de sus alumnos la expresión totalizada de sus respectivos mundos internos, complementado con el aprendizaje por la acción, implica partir de lo espontáneo teniendo en cuenta lo evolutivo. Estímulos motivacionales son los recursos que ha de utilizar el profesor durante el transcurso de la clase. En el capítulo de los objetivos65 están diferenciados los formativos generales de los específicos. De entre los primeros podemos destacar la estimulación de lo espontáneo teniendo en cuenta lo evolutivo, la actuación colectiva y simultánea, representarse a sí mismo, expresar el mundo interno por transmisión física y expresar para comunicarse. Los objetivos específicos, llamados también operacionales, estarían encaminados a darle al niño las pautas necesarias de disciplina y orden de 64 EINES, J. Y MANTOVANI, A. Teoría del juego dramático. Madrid: Ministerio de Educación. Instituto Nacional de Ciencias de la Educación, 1980, p. 40. 65 EINES Y MANTOVANI. Ob. cit., p. 151. 96 trabajo para lograr un juego armónico y creativo así como para llegar a la búsqueda y elección del personaje; contexto, ubicación física y hábito de trabajo; diferencia entre la ficción y la realidad que nace a una valorización del juego dramático; búsqueda del personaje; valorización del juego a través de contactos con los distintos elementos existentes: escenario, escenografía; utilización integral del espacio, favoreciendo la apertura hacia el medio y elección y cambio de personaje. En el capítulo dedicado al profesor, son de la opinión que en la pedagogía moderna el eje de la enseñanza se centra en el alumno y no en el profesor. El proceso de enseñanza ya no dependerá tanto de las habilidades que posee el profesor sino de las experiencias educacionales que pueda vivir con sus alumnos; cada día de clase será para él un aprendizaje y tendrá que corregir todos los errores y dificultades que se vayan presentando. El profesor no tiene que enseñar sino movilizar, comprometer, motivar y animar. Un niño absorbe de su maestro actitudes y comportamientos, y su particular modo de vida. A través de las mínimas actitudes que el profesor tiene en clase, va dando a sus alumnos una imagen que interiorizan rápidamente. Los niños están observando permanentemente sus movimientos, su soltura, sus poses, su forma de sentarse, de entrar y de salir del aula, de dirigirse a ellos y a otras personas, en fin, cómo maneja su cuerpo y cómo se expresa. El profesor, por la cantidad de horas diarias que convive con sus alumnos y por las posibilidades de identificación que brinda a sus educandos, es una figura muy poderosa para producir modificaciones en el comportamiento social de los niños. Un profesor atractivo para los niños ha de ser cálido, comprensivo y amistoso, organizado, responsable y sistemático, estimulante, ágil e imaginativo. En esta misma línea de concebir al profesor como animador implicado López Tamés66 afirma que, por encima de todo, es necesario que el profesor se forme seriamente y acepte el reto que esta actividad en la clase supone; que su misión no es imponerse sino inspirar y conducir, ser espectador y partícipe. Siempre elemento no rector del juego dramático. En su práctica se rompe la jerarquía porque todos intervienen en el mismo plano, niños y adultos en la gran ceremonia. La escuela debe conocer estas dimensiones (mundo inédito, propio de los niños, en el que juegan con sus fuertes instintos, sus grandes pasiones, tensiones relampagueantes, agresiones sexuales y violencias vitales), y ofrecer cauces de socialización. Sobre todo la agresividad, tan definidora del comportamiento humano, bien sea considerada como consecuencia de 66 LÓPEZ TAMÉS, R. Ob. cit., p. 236. 97 nuestra naturaleza enferma, o simplemente instinto sin connotaciones morales como el hambre, sexo, miedo?, o que ni siquiera sea considerado como instinto sino simple hecho cultural, aprendizaje social, dada la excepcional plasticidad humana. La escuela es lugar para convertir la agresividad en creatividad y cooperación. Allí se puede transformar la hostilidad de los comportamientos en trato común satisfactorio, es decir, se pueden ritualizar los conflictos sobre todo con el juego. Proyectar sombras es la muestra más elemental de expresión en el teatro. Figuras recortadas que se ofrecen en una superficie blanca. Sólo se necesita un foco de luz, una sábana blanca bien tensa y el juego. El mimo supone la capacidad del cuerpo para expresarse tan solo con el gesto y el movimiento. Su ejercicio es base para construir cualquier actividad dramática y exige todos los recursos de comunicar sin acudir a la palabra. El mimo es la expresión con el cuerpo en su unidad y facultades. Mudo el actor, su eficacia es que va más allá de las palabras. El mimo es bien útil a la infancia porque significa la conciencia del cuerpo. Es el primer escalón del ser otro, que el niño construye con facilidad. El mundo pequeño de los títeres y marionetas es propio de la infancia. Está cerca de la infancia porque son en primer lugar juguetes aunque tengan vida propia, y sobre ellos se proyectan afectos y se comparten juegos. En la relación juego dramático y aprendizaje lingüístico, dice Tamés que son numerosas las situaciones que se proponen. Desde la simple observación del entorno, oír con los ojos cerrados, identificación de objetos, responder a preguntas elementales sobre su naturaleza, textos literarios y su representación sencilla,. Pequeños poemas, canciones, romances, siempre con el cuerpo, el gesto y la palabra?Todo en una atmósfera de espontaneidad creadora. José Cañas67, en el capítulo dedicado al profesor animador, toma las palabras de Fabricio Cassanelli donde afirma que el enseñante debe sumergirse en el juego, en su interior; debe participar del placer de moverse y gesticular con los niños, debe usar su propio cuerpo junto al de los niños y no quedarse al margen, sino involucrarse operativa y emotivamente. Él es el interlocutor que necesitan los niños para confirmar la propuesta de sí mismos expresada en el juego. Cañas afirma que crear el ambiente es la primera misión del profesor animador . El juego puede ser el desencadenante de muchas situaciones nuevas; hay que escuchar las propuestas de los niños y dejarse llevar por sus juegos. También proponerles otros, (de la infancia, de los manuales de didáctica?) Dedicación, entrega, deseos de experimentación y un 67 CAÑAS, J. Didáctica de la expresión dramática. Barcelona: Octaedro, 1992. 98 compromiso de formación serán las bases donde se sustente la invitación a la fiesta de la libre expresión. En un taller de teatro, el profesor-animador no sólo dinamiza la actividad sino que observa, cuida y motiva en todo momento; al integrarse plenamente en el grupo, adquiere otra dimensión distinta a la de actividades paralelas o de otra índole. Es un verdadero provocador de acciones que a la vez recoge propuestas de los demás miembros y las proyecta para su ejecución. No sólo propone acciones a realizar sino que participa íntegramente en ellas. Cañas habla del juego formador en la misma línea de Piaget, para quien los juegos ?tienden a construir una amplia red de dispositivos que permiten al niño la asimilación de toda realidad, incorporándola para revivirla, animarla o compensarla?. Ante el análisis comparativo entre teatro y juego dramático, opina que, si queremos realizar un teatro espectáculo con niños pequeños, es probable que frustremos sus intereses y los desviemos del puro placer del juego. De las propuestas del autor, que engloban dentro del término ?fiesta? las actividades de teatro, algunas nos parecen sumamente interesantes para tener en cuenta con los niños más pequeños. Más que el resultado final como único atractivo del proyecto, debe interesarnos la recreación de todo el proceso para que la fiesta sea continua. No debe importar mucho el resultado, ni estar supeditado al máximo a las cuestiones técnicas. Lo verdaderamente importante es que todo discurra dentro del mayor placer posible, tanto para los espectadores como para los actores, cuyo trabajo-juego supone comunicar mediante la expresión y el movimiento. Ante la mera misión de representar, los actores del teatro-fiesta aprenden mientras comunican y frente a la pasividad de los que escuchan, participación en la acción, reparto de las funciones e invitación a la fiesta. Para que no haya una única posibilidad a la hora del reparto de papeles para el montaje de una obra, abrir las posibilidades a todos mediante elecciones democráticas y ante la idea general del teatro como representación, insistimos en la idea más cercana y más motivadora del teatro como juego, sinónimo de fiesta. También es importante que esta actividad esté llena de un carácter lúdico, lo que modifica su condición y le da nuevas perspectivas de índole pedagógica y didáctica más acorde con los niños; Cañas propone no plantear nada sino proyectar sobre ellos actividades que los lleven, mediante la intuición, a descubrir cosas. En este período hablar de teatro carece de 99 verdadero sentido, y es más apropiado sustituir las funciones para padres por fiestas, en las que se les puedan presentar las actividades de expresión. Lo verdaderamente importante es colocar al niño en situaciones reales y en otras imaginarias, pasando de unas a otras mediante juegos dirigidos. El profesor animador ha de ayudarles a situarse en el plano necesario. Si los niños descubren qué es ficción y qué es realidad, se habrán sentado las bases para hacer juego dramático. Si la actividad se realiza en una sala diferente al aula, el viaje de una a otra puede formar parte de la actividad como una especie de aventura- juego. En el juego dramático propiamente dicho es importante tener en cuenta algunas puntualizaciones como que jugando a ser otro el niño descubre un universo distinto, por eso es preferible que se proyecten en distintos personajes, que las funciones sociales conocidas (mamás, papás, oficios?), son fácilmente interpretadas por la mayoría, que los niños tímidos suelen ser admitidos como hijos por esos otros más seguros de sí mismos, que a veces estos mismos niños se desbordan cuando eligen un papel que les permita una cierta descarga de agresividad, que hay que evitar imponer a un niño un papel que ha rechazado, dándole confianza en los que él se encuentre a gusto y que es posible que la práctica del juego haga aflorar estereotipos sociales muy comunes y cercanos. Es importante plantear situaciones de juego que alteren estos estereotipos. Peter Slade68 da pautas al profesor que desee potenciar el juego dramático. Afirma que el adulto resulta de importancia vital para esta forma de actividad; dice que una flor, si no se la atiende, vuelve a su estado silvestre, las malas hierbas que nacen, peleas, golpes, crueldad, groserías?promoverán la infelicidad y la falta de confianza. Si el ambiente es bueno, el juego dramático infantil evoluciona insensiblemente. Slade aconseja al profesor que no intercale público ni adultos extraños en el desarrollo del drama, que trate de comprender el gusto por la cosas sencillas (una corona de papel?), no exigir un realismo excesivo en los detalles, dejar libertad y estar preparado para creaciones insólitas aceptándolas con seriedad, no prestar demasiada atención a ningún niño en exclusiva cuando está actuando con sus compañeros pues esto lo animará a exhibirse, tratar de crear una atmósfera favorable a la aparición de la sinceridad y el ensimismamiento, no desesperarse ante las continuas muecas y porrazos, (irán paulatinamente desapareciendo), ni forzar el habla, facilitar el espacio para el movimiento; no corregir los movimientos tardos del principio; llegará él sólo descubriendo la experiencia por sí mismo, (son los cimientos sobre los que ha de fundarse la armonía de una vida), que los 68 SLADE, P. Expresión dramática infantil. Madrid: Santillana, 1983, pp. 178-179. 100 cuentos narrados para las representaciones sean breves y sencillos, invitando a los niños a que ejecuten las acciones, no pulir demasiado los detalles, pues la belleza del drama infantil no reside en la exactitud sino en los primeros brotes de la creación grupal. No aconseja la utilización de escenarios ni de guiones ni pulir demasiado las improvisaciones; sí fomentar el habla y el movimiento e incorporar sonidos que pueda encontrar; no organizar espectáculo con público (si acuden a la escuela, que actúen entre y con los niños, pero no ante ellos), fomentar el qué hacer antes del cómo hacer y contentarse con los humildes comienzos de la Escuela Infantil pues en las cosas humildes reside, en realidad, la verdadera grandeza. Juan Cervera69opina acerca de los condicionamientos de la dramatización y del teatro, que la dramatización debe preceder al teatro, servirá de adiestramiento previo y ha de realizarse en grupo, lo cual exige la convicción de que los grupos no se forman para competir sino para enriquecimiento mutuo; el planteamiento de la dramatización ha de ser contemplado como actividad lúdica y no perfectiva, procurando que las dramatizaciones propuestas tengan viabilidad y es importante que sea un trabajo en libertad, en cuyo ambiente la creatividad no tiene más límite que los marcados por el mismo trabajo. La espontaneidad y las aportaciones de los alumnos encuentran su cauce en el propio grupo, y las correcciones del educador se reemplazan por las autocorrecciones del grupo. Ante el problema de la inhibición es interesante trabajar con el agrado y la motivación creando un clima necesario. Es conveniente que intervenga todo el mundo pero sin obligar a nadie; procurando siempre y en cada momento la superación de dificultades expresivas. Todo en el drama tiene su expresión auténtica en la acción. La palabra no ha de utilizarse como recurso para explicar lo que sucede. Por ejemplo, al dramatizar un cuento es mejor refundir el relato y expresarlo todo por medio de la acción. Con respecto a la relación dramatización y juego simbólico, Juan Cervera, remitiéndose a C. Garvey, pone de manifiesto la gran coincidencia entre las características del juego y las de la dramatización: el juego es placentero, divertido, no tiene finalidades extrínsecas, es improductivo, espontáneo y voluntario, por tanto libremente elegido por quien lo practica; implica participación activa por parte del jugador y guarda algunas conexiones sistemáticas con lo que no es juego70. La dramatización y el teatro en la escuela en ningún momento persiguen la formación de actores o profesionales del espectáculo. Buscan tan sólo la 69 CERVERA J. Ob. cit. (Teoría...), pp. 150-154. 70 GARVEY, C. El juego dramático infantil. Madrid: Morata, 1975, pp. 14-15. 101 formación íntegra del alumno. Para ello cuentan con recursos propios y exigen el planteamiento de actividad lúdica. El resultado de dramatizar es la dramatización y se identifica con juego dramático. Pero el término dramatización sirve también para designar el proceso mental, dramatizador, mediante el cual se crea el juego dramático resultante. Crear una acción y luego representarla resulta especialmente difícil antes de los siete años. Se han de aceptar como dramatización los juegos tradicionales de los niños: jugar a los maestros, a los toros, a guardias y ladrones. Al proceder por mimetismo la acción creadora queda mermada. Se puede dramatizar un texto no dramático, ello implica diferentes operaciones según el tipo de texto71: En la dramatización de cuentos es necesario transformar radicalmente su texto, o sea, pasarlo de su condición natural para ser contado o leído, a apunte para ser representado. Para la dramatización de cuentos es imprescindible un cambio del sistema expresivo. Con los niños más pequeños el cuento dramatizado puede adoptar distintas formas. Cuento escenificado espontáneamente. (Escogido un cuento bien conocido, el educador adopta el papel de narrador, que a su vez es animador. Su intervención se convertirá en el hilo conductor del relato que no repite textualmente). Los papeles de los personajes del cuento se asignan a otros tantos niños. Los niños intervienen en los diálogos. Cuento semidramatizado. (El educador va contando o leyendo el cuento tal como está. Hace de narrador literal. Se calla para dar cabida al diálogo y acción de los niños que interpretan los distintos papeles. La acción puede ser simultánea a la narración y constituye una pantomima paralela). En este sistema cobran mucha importancia la entonación y las pausas del narrador que, a su vez, tendrá que indicar por algún gesto cuándo deberán intervenir los niños. Cuento totalmente dramatizado, en el que se prescinde del narrador y se transforma el texto de narrativo en dramático. Para que puedan ser dramatizados, los cuentos han de reunir algunas características como tener estructura lineal y progresiva definidas, ser breves pero encerrar novedad y sorpresa y contener claramente los elementos fundamentales del drama: personajes, conflicto, espacio, tiempo, argumento y tema. Por su universalidad y difusión, los cuentos tradicionales parecen los más apropiados para cualquiera de los ejercicios de dramatización apuntados. La dificultad estriba en elegir entre la fidelidad al texto original y las versiones al uso, a veces retocadas y transformadas de colecciones de gran aceptación. 71 Seguimos a Cervera en Literatura y lengua en Educación Infantil, pp. 183-194. 102 Se pueden dramatizar canciones totalmente dialogadas sin narrador. Son las propiamente dramatizables; contienen todos los elementos fundamentales del drama; canciones dialogadas con narrador. Han de tener la narración y el diálogo bien delimitados y canciones narrativas no dialogadas. No tienen estructura dramática; el narrador cuenta la acción. Son simplemente escenificables. Muchas de ellas son canciones de corro y de comba. Y pueden presentarse como una acción que realizará el coro que la cante o como una acción mimada. Las canciones narrativas del tipo de los romances, a menudo encierran elementos de diálogo. Los de corro y comba se adornan con estribillos. La dramatización de poemas presenta una situación similar a la de las canciones; algunos poemas pueden ser totalmente dialogados, sin narrador. Es el caso de ?Trato hecho? o la ?Ronda del zapatero?; poemas dialogados con narrador; poemas narrativos de los que hay de muchas clases, tanto entre los folklóricos como entre los creados específicamente para los niños. Las retahílas y los recuentillos son un ejemplo de este tipo de poemas. Algunos villancicos anónimos o de autor presentan planteamiento dramático y pueden utilizarse con tal carácter. Al tener diálogo, los niños pequeños pueden aprenderlos de memoria y representarlos con facilidad. Es el caso de ?La hormiga cojita? o ?El platerillo?. 103 3.4.-METODOLOGÍA DEL TÍTERE El trabajo que coordina Inés Hernández Sagrado: Los títeres en la escuela72 nos da unas valiosas pautas para este apartado con dos cuestiones iniciales que desencadenan una serie de aspectos que hay que tener en cuenta En lo que respecta al tipo de títeres se podría decir que éstos están encuadrados en una cadena en la que el primer eslabón sería la máscara y el último la marioneta de hilo. Entre ambos existen multitud de variedades: de guante, de cabeza, de dedos?Cuanto más cercano al cuerpo está el títere, más se identifica el que lo acciona con él, y a medida que el títere se va haciendo más complicado y lejano se pierde esa identificación y se gana en proyección. Así, por ejemplo, una máscara de tigre nos condiciona a ser tigres, mientras que con un muñeco articulado se crea un personaje con vida propia que muchas veces va a reflejar la personalidad del que acciona. La escuela debe estar abierta y fomentar las posibilidades que se ofrecen, como ir a ver espectáculos de títeres hechos por adultos para niños. Estos espectáculos han de reunir unos requisitos para que sean apropiados para los niños pequeños. En primer lugar han de tener en cuenta las características psicológicas de los niños a los que va dirigido. El texto ha de ser apropiado y comprensible para ellos, y el tiempo de la representación no debe ser excesivo. Más interesantes resultan los títeres creados en la escuela y en esta modalidad podemos distinguir entre los títeres que el maestro construye y maneja a los creados y manejados por los propios niños. El títere que el maestro construye y maneja puede convertirse en un extraordinario recurso, sobre todo en los grupos de los más pequeños y en los primeros días de clase. Este títere tendrá un nombre, una historia que podemos inventar entre todos, una personalidad que puede ir creciendo día a día, y llegará a ser alguien querido por los niños. Con este títere podemos provocar a los más tímidos, establecer diálogos, contar historias, animar fiestas? Los títeres también pueden ser construidos y decorados por los propios niños, en el taller de plástica, con diversos materiales según el tipo de títere. En estas edades se pueden construir títeres sencillos de las variedades de siluetas recortadas, de canuto, de pelota, de palo, de hilos (tiene que ser un modelo sumamente sencillo). 72 HERNANDEZ SAGRADO, I. Los títeres en la escuela. Salamanca: Amarú, 1995, pp. 16- 64. 104 El profesor ha de enseñar su manejo para que los niños puedan después crear diálogos, contar alguna historia, etc. En este período los diálogos se realizan de forma espontánea. El maestro les puede sugerir situaciones, pero nunca hacerles memorizar un texto. La fabricación y utilización práctica de las máscaras en actividades creativas son de por sí un motivo claro de fantasía y de invención, pues a través de ellas los niños pueden interpretar diferentes personajes. La máscara puede ser un elemento desinhibidor importante. 105 POESÍA PARA NIÑOS 106 107 1.-CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA ESCRITA PARA LOS NIÑOS En la introducción de su Poesía española para niños, Ana Pelegrín afirma que una auténtica poesía para niños no es un género de facilidades, cursilerías o didactismos, sino esencialmente poesía. Escribir poesía infantil no es infantilizar la poesía ya que el infantilismo poético es un atentado contra la belleza y contra la sensibilidad del niño; ni infantilismo ni utilitarismo didáctico. El poeta intuye que el mundo de la infancia es etapa totalizadora en sí misma, intensa de emociones y realizaciones intransferibles, y que tiene un lenguaje peculiar, signos y símbolos de su propio universo; la misma autora cita para la ocasión las palabras de R. Tagore:?Yo no creo que deba volver infantiles las cosas que presento a los niños. Yo respeto a los niños y ellos me comprenden? 73 Con respecto a este tema, Antonio Gómez Yebra, opina que lo primero y fundamental es acercarse a los intereses del niño, tan diferentes a los del adulto y que lo realmente grave es que los textos poéticos destinados a ellos sean de escasa calidad:?Para escribir libros dedicados a los menores se precisan dos únicas cualidades: ser un buen escritor y amar a los niños. Para escribir textos líricos destinados a los niños no es necesario ningún distintivo o carnet previo, solamente saber hacerlo, querer hacerlo y observar a los niños mientras juegan, mientras se relacionan?. 74 Jaime Ferrán, profesor y autor de poesías para niños, afirma que la poesía es magia al alcance de los niños y aclara que antes de todo debemos escribir para todos. Los libros de niños son, o debieran de ser, para mayores, aunque sea ésta una verdad sin viceversa, porque los libros para mayores no son, generalmente, para los niños. Pero si escribimos para los niños no nos olvidemos de los mayores que, de algún modo, han conservado un alma niña. 75 73 Poesía española para niños. Selección y prólogo de Ana Pelegrín. Con ilustraciones de Mario Lacota. Madrid: 1969. p. 7. 74 ?La más cara máscara?, de Antonio Gómez Yebra, es uno de los artículos de Poesía infantil: teoría, crítica e investigación; forma parte de los trabajos expuestos en el Curso de Verano organizados por el Vicerrectorado de Extensión universitaria de Castilla-La Mancha y coordinados por Pedro Cerrillo y Jaime García Padrino; Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1990, p. 150. 75 ?Música y poesía? de Jaime Ferrán. En Poesía infantil: teoría, crítica e investigación. Ob. cit., pp. 60, 63. 108 De las opiniones de estos autores podemos destacar como fundamento inicial que la poesía escrita para los niños ha de ser ante todo buena poesía y ha de atender a sus intereses. Otros autores, como Arturo Medina, llevan su reflexión a campos más concretos al afirmar que en la poesía de autor distinguiríamos la escrita expresamente para el niño y aquella otra no pensada para el público infantil como destinatario. Pide al poeta que escribe para niños fluidez y brevedad, huida de toda detallada anécdota o adelgazarla al máximo; humor cuando el asunto lo requiera y nunca burda comicidad; llamada a la fantasía, incluso en los temas domésticos y cotidianos; alejamiento de actitudes admonitorias; separación de trasnochadas moralejas. Sencillez, en suma, que no está reñida con el adorno tropológico y la musicalidad. Versos de arte menor bien elaborados; no sujetarse en exceso a la rigidez de la estrofa y el constante isosilabismo. Movilidad, ligereza, acordes con la versatilidad y premuras del niño. Con respecto a la poesía no escrita intencionadamente para el niño, apunta Arturo Medina que uno de los problemas serios con los que topamos es con el de la ininteligibilidad, ya que el lenguaje de muchos poemas resulta, a veces, incomprensible hasta para el adulto, pero afirma, por otra parte que no es necesario que el niño entienda del todo el poema ya que el hondón de la poesía lírica se esconde inaccesible hasta para el propio poeta. Además la creación artística no es únicamente conceptual. El niño se deja llevar principalmente por la musicalidad que imprime al verso el acento, la rima, la cantidad silábica, las licencias métricas. Y es a través de esa fuerza fónica sugeridora de la palabra como significante, con la que el niño penetrará, en la medida que le sea posible, en los valores significativos del poema; también es partidario de que los niños conozcan al poeta clásico y al moderno, si no en su total dimensión, sí en aquellos fragmentos de su obra accesibles a su comprensión y que, a la vez, sean lindantes con el mundo de sus intereses. Con respecto a las antologías acepta y encomia aquellas en las que el seleccionador reúna gusto, sabiduría lírica y conocimiento de lo que es un niño y de lo que el niño prefiere o de lo que al niño interesa.76 Este mismo autor califica Canción tonta del sur, de Celia Viñas, como libro auténtico para niños por la fluidez y brevedad de los poemas recogidos en la obra y por responder a sus intereses; por la agilidad, el adelgazamiento de los temas y el tino de los recursos expresivos; por el recatado humor, el empleo de las metáforas y del verso de arte menor?77. 76 ?El niño y el fenómeno poético?, de Arturo Medina, en Poesía infantil? Ob. cit., pp. 19- 25. 77 Prólogo segundo de Canción tonta en el Sur, de Celia Viñas. Almería: Ed. Cajal. Biblioteca de temas almerienses, 1948, pp. 3-10. 109 En el epílogo de Monigote Pintado, de Joaquín González Estrada, Arturo Medina, esboza una breve semblanza acerca del autor y su obra:?Joaquín guarda también un alma expectante, candorosa y limpia y por eso, igualmente, le aletean, sin esfuerzo, ágiles poemas para niños? Breves, apincelados, presurosos. Desmarcados de esquemas previos. Espontáneos. Casi siempre inacabados, en apariencia, para que la imaginación del lector o del oyente prosiga disparada. Arremolinados en aseado, delicado, deleitoso humor. Y todo bombeado con la palabra justa, suelta, sin solemnidades. Con un aire de gracia y ternura que se cierne y se infunde por el lomo y la encarnadura de los versos.?78 Amparo Vázquez Sánchez nos desvela cuestiones sobre este tema al afirmar que cuando se habla de poesía infantil y juvenil se está hablando de poesía que los adultos hacen para los niños y jóvenes, aunque eso no sea cierto la mayoría de las veces. Opina que para poder hablar con fundamento de poesía infantil y juvenil hay que conocer el mundo del niño y del joven, su psicología, su evolución y trabajar o haber trabajado con ellos; sólo así sabremos que para el niño no hay fronteras entre lo que es posible y lo imposible, entre la realidad y la imaginación; afirma que el niño es un creador nato, con una creatividad sin contaminar y por eso sorprende que sea capaz de entender, o emocionarse ante un poema que ni de cerca estaba pensado para él. ¿Qué ha pasado para que un poema escrito por un adulto sin ánimo de dirigirlo a los niños sea integrado por el niño o por el joven y, al contrario, por qué poemas escritos para niños, éstos no consiguen integrarlos como suyos? Opina Amparo Vázquez que la poesía escrita para niños ha de tener los ingredientes propios de la psicología de los niños. ?Un poema para niños, o para adultos que guste a los niños, habrá de ser ante todo natural, espontáneo, tener una gran fluidez verbal, sonoridad, ritmo y, todo esto, lleno de imágenes sugerentes, de metáforas que, aunque parezca imposible, el niño es capaz de descifrar fácilmente gracias a su creatividad, a su imaginación. La poesía infantil ha de parecer un juego aunque no lo sea, ha de ser una composición musical sin serlo.? Consciente. De la dificultad que entraña hacer poesía para niños, así como del gran peligro que supone pensar que es una tarea fácil, esta autora opina que es fundamental el conocimiento de la psicología infantil para no caer en errores tales como considerar que el niño no tiene sentido crítico y que todo le parece bien o, sentirse superior a él y en posesión de la verdad absoluta haciendo una poesía moralina con el fin de dar normas de conducta; más nefasto aún sería pretender influir en los niños a nivel político, social o 78 Epílogo escrito por Arturo Medina para Monigote pintado de Joaquín González Estrada. Con ilustraciones de Juan F. D`Arrac. Miñón: Valladolid, 1982. 110 religioso; añade que otro tipo de errores, opuesto a éstos, es considerar necesario el empleo constante del diminutivo, recurso que, usado con moderación y en el momento oportuno, puede dar a los poemas matices de gracia, de cierta emoción, incluso de ternura, pero que, abusando del mismo, se puede caer en la cursilería y el papanatismo..79 José María Plaza, escritor y autor de varias antologías poéticas, afirma que la persona, ya desde el vientre de su madre, tiene experiencias de ritmo y de música. Los niños ya nacen con un sentido innato del ritmo y muy preparados para la poesía; los poemas para ellos deben ser, por lo tanto, rumorosos, onomatopéyicos, repetitivos, llenos de musicalidad, colorido, plasticidad y aptos para ser incluso cantados.80 También para Ana María Romero Yebra, autora de varios libros de poesía infantil, esos primeros contactos con la poesía tienen lugar mucho antes del nacimiento. En un principio, el niño se siente atraído por la melodía, se deja llevar por la musicalidad que imprime al verso el acento, la cantidad silábica, la rima, y a través de esta fuerza fónica, como lo ha hecho anteriormente al saltar a la comba, cantar romances o jugar al corro, penetrará el niño en los valores significativos del poema. A veces no lo entiende, pero da igual. Se queda deslumbrado por su magia, por su misterio. Intuye la poesía, la crea, la recrea, disfruta de ella. Es consciente esta autora de la dificultad que entraña hacer poesía para niños: ?Sabemos que crearla es difícil, y que conseguir rimas con la frescura y espontaneidad de los versos de la tradición oral no está al alcance de cualquiera. Se han publicado libros de poesía para niños que cultivan unas formas elementales, situaciones simples en unas supuestas imágenes del mundo infantil, hallazgos ocurrentes, que son un tránsito fácil en el exigente camino de la auténtica poesía para niños, pero también hay otras obras donde el autor no trata de rebajarse hasta el nivel del niño, sino elevarle hasta su particular visión del mundo compartida entre poeta y lector.?81 En el prólogo de la antología Por caminos azules82, Jaime García Padrino manifiesta que en la selección de autores y poemas buscó aquellas composiciones en las que las palabras de cada verso animaran la más sencilla emoción estética y alcanzaran así una auténtica condición poética. El rasgo 79 Reflexiones recogidas en el artículo? ¿Poesía infantil y juvenil o simplemente poesía??, de Amparo Vázquez Sánchez. Literatura Infantil y Juvenil. nº 168, ?Especial poesía? (febrero 2000), pp.28-30. 80 ?Interesar a los niños por la poesía?, de José Mª Plaza, en Literatura Infantil y Juvenil nº 168, cit., p. 31. 81 ?El rincón de la poesía?, de Ana Mª. Romero Yebra. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. (C.L.I.J.) nº 58 (mayo 1994), pp.15-21. 82 GARCÍA PADRINO, J y SOLANA, L. Por caminos azules? Antología de la Poesía Infantil. Con ilustraciones de Luis de Horma. Madrid: Anaya, 1999. 111 común a todos los autores seleccionados es que han sabido ver el mundo y la realidad infantil con auténticos ojos de niño; han animado con sus poemas un particular universo de la infancia. Con el afán de acercar la poesía a jóvenes lectores, Pedro C. Cerrillo compone la antología ¿Dónde está el niño que yo fui? Poemas para leer en la escuela.83 En ella encontramos reflexiones en torno a temas de literatura infantil; con respecto a las características de la poesía escrita para niños opina que están relacionadas, en una gran mayoría, con la esencia de la poesía popular, es decir, con el origen mismo de la poesía, con la poesía de transmisión oral: repeticiones, estribillos, versos cortos, rimas reguladas, elementales símbolos, personificaciones, comparaciones, metáforas. Como toda la poesía lírica, la poesía infantil se caracteriza por la expresión de mundos subjetivos, por la creación de ritmos propios y por el uso frecuente de recursos estilísticos; estos ritmos propios se consiguen con unas determinadas combinaciones métricas, una especial atención en la elección de las palabras y el uso frecuente de estructuras repetitivas, utilizando procedimientos de enumeración, encadenamiento, estructuras binarias con diálogos, estribillos?; y en lo que respecta a los recursos estilísticos algunos son especialmente importantes como la anáfora, el paralelismo, la personificación, la comparación y la metáfora. Palabra, juego y sueño son las tres realidades que, según Juan Cervera, coexisten pacíficamente en la vida del niño. El gusto del niño por las palabras es natural y está, inicialmente, más en función de sus formas y sonoridades que de sus significados. Si, con frecuencia, la acción educativa en materia lingüística es excesivamente racionalizadora, la poesía, en contacto con el niño desde pequeño, ha de proporcionarle la contrapartida con su potenciación de la ?palabra mágica?, generadora de fantasías. Por eso, añade J. Cervera, pensar que el lenguaje empleado en la literatura para el niño ha de serle totalmente comprensible desde el principio, es pensar que sólo se escribe para su intelecto y olvidar que para él son muy importantes la sensibilidad y la creatividad; y éstas se nutren no sólo de palabras conocidas, sino también de las semiconocidas e incluso de las desconocidas, cuyo significado puede descubrirse por el contexto, y hasta por imágenes, asociaciones de vocablos, sonidos y ritmos. De aquí que la calidad poética y rítmica de los poemas es fundamental para el niño y mantienen su espíritu lúdico aunque no los entienda plenamente. Es importante que el niño no pierda ante el lenguaje su inicial posición de libertad y que mantenga así viva su creatividad, amenazada por el lenguaje académico y la creciente reglamentación escolar; que no crea que el 83 CERRILLO TORREMOCHA P C. ¿Dónde está el niño que yo fui? Poemas para leer en la escuela. Madrid: Akal, 2004, pp. 28-34. 112 lenguaje queda fijado definitivamente. Es necesario que la esencia multívoca de los vocablos se incorpore a su vida, para que siga acercándose a las palabras dispuesto a descubrir algo nuevo en ellas y a través de ellas. La gran aceptación por parte del niño de trabalenguas y juegos de palabras, basados preferentemente en los efectos sonoros, forma parte de su situación de libertad ante el lenguaje, una libertad que sirve a su juego poético y entronca con el juego fantástico. Con respecto a las características formales de la poesía, afirma este autor, que al niño le atraen preferentemente las estrofas cortas compuestas por versos de menos de nueve sílabas, y entre ellas los hexasílabos y octosílabos. La musicalidad y la facilidad para la pronunciación de los versos en una sola emisión de voz se cuentan entre las razones de estas preferencias. No hace falta que sean estrofas de versos isosilábicos. La seguidilla es una de las estrofas más gratas. Y la polimetría, tan presente en la lírica popular, es válida, siempre que las composiciones estén presididas por el ritmo y sirvan de soporte al juego. Tal vez lo más destacable, concluye Cervera, sea que en la poesía para niños, tanto si se trata de poemas, como de juegos o canciones, la presencia del elemento lúdico adquiere tal importancia que consigue deformar la estructura de estrofas y agrupaciones tradicionales para adaptarlas al ritmo y al juego. 84 Otro aspecto que considera fundamental este autor en materia de literatura infantil, y por tanto de poesía, es la presencia del humor; afirma que el humor aporta a esta materia alegría, complicidad, ilusión y calidez, al tiempo que ayuda al niño a evadirse de otras circunstancias vitales a veces dolorosas; si queremos situar al niño en inmejorables condiciones para captar el humor, debemos ejercitarlo en los juegos de palabras, haciendo que participe de forma activa y crítica, atendiendo a los significados, a los dobles sentidos y a las relaciones entre ellos. La vía más nítida para introducir al niño en el humor es lo lúdico. Juegos de palabras, trabalenguas, retahílas y fórmulas de echar a suertes son espléndidas estrategias, aunque aporten dificultades lingüísticas. Añade, como conclusión, que la poesía es una fuente inagotable de juego, magia y pasión electrizante, porque permite al niño sentir que se balancea en brazos de las palabras para disfrutar con 84 Consideramos a Juan Cervera uno de los estudiosos que más ha profundizado en temas de literatura infantil en general y poesía infantil en particular. Sus apreciaciones son base fundamental para cualquier estudio actual sobre estas materias. Las reflexiones aquí expuestas están tomadas de su obra Teoría de la literatura infantil. Bilbao: Ediciones Mensajero, 1991. 113 su sonoridad, con sus aromas, sus sonidos y con la cadencia del roce de unos vocablos con otros. 85 El poder evocador del ritmo y la rima de las palabras, más que su significado, es motivo de reflexión para María de la Luz Uribe; afirma que, para el niño, dominar la palabra es dominar el mundo y dominarse a sí mismo; añade que la magia del idioma puede ser percibida por todos los niños, que están ávidos de ella, pero hay que darles los elementos necesarios: las rimas, el ritmo, los disparates, los versos maravillosamente tontos? Cuando un niño comienza a jugar con las palabras por cuenta propia, gozando con los sonidos, las sílabas, las onomatopeyas disparatadas, ha encontrado el camino de su propia libertad. 86 José Luis Sánchez Trincado y R. Olivares Figueroa, miembros activos de las Misiones Pedagógicas, ya apuntan en el prólogo de su Poesía infantil recitable: ?Poesía infantil es la poesía hecha para que los niños la digan como si fuese suya. Llamamos infantil a una poesía, no porque sea accesible de repente a los niños, sino porque esté impregnada de esencias infantiles, y a veces, sólo por su acento, por su gracia, por su ingenuidad, por su leve sabor de cosa primitiva, porque no se trata de descifrar la poesía, sino de sentirla? 87 Para Román López Tamés hay una cierta identificación entre infancia y poesía. Infancia del individuo y de la colectividad; el juego de los niños, ?los días geniales y lúdricos?, sus canciones tradicionales, la capacidad de crear, son el estadio primero del uso de la palabra. El juego verbal es el principal exponente de la poesía infantil. Para este autor la acepción más propia de poesía infantil es la que hacen los niños. La escrita por poetas que se han acomodado o creído acomodar al mundo del niño, que pretende ser poesía de infancia, es difícil lograr que lo sea. Algunas creaciones, delicadas creaciones, llegan a una aparente sencillez tras largo oficio y sabiduría. En realidad están lejos del niño real pero éste queda sorprendido por el encanto de la sucesión rítmica, la consonancia, el fluir de las palabras desconocidas engarzadas, la estrofa con su exigencia, el vocabulario que le excede por su significado y 85?En recuerdo de Juan Cervera? es el título del artículo en el que Kepa Osoro, a modo de homenaje póstumo, hace un comentario crítico de su Teoría de la literatura infantil; de dicho artículo recogemos algunas apreciaciones que consideramos muy significativas para el tema que nos ocupa. En C.L.I.J. nº 23 (mayo 1997), pp.25-26. 86 ?La magia de las palabras? por Mª de la Luz Uribe. C.L.I.J. nº 14 (febrero 1990), p. 22. 87 Afirmaciones recogidas en el prólogo de la citada antología y que los propios autores escribieron para la edición de 1935. La edición que manejamos es de 1996, facsímil de la realizada por M. Aguilar Editor, (Madrid 1936), cuyos dibujos y texto caligrafiado correspondían a C. Edelhoff. 114 necesidad; se imponen en el ánimo desprevenido del niño y crean en él la disposición para lo expresivo. 88 José Mª Gutiérrez califica de triste la situación de la poesía en nuestro país. Su pesimismo se centra más en la gran relevancia que tiene la formación poético-estética de los niños: ?El lenguaje poético es imprescindible para el más profundo despertar de los sentidos. Es importante que se inicie al niño en ese lenguaje, en una etapa en la que lo nuevo no se relaciona, todavía, con lo extraño y en la que la memoria de las sensaciones y la riqueza de éstas es la mejor garantía para el desarrollo de la personalidad. Entrar en el mundo poético de los ritmos, las formas, las imágenes, las sensaciones sugeridas?es un placer del que no debemos privar al niño, más limpio y con mayor capacidad de resonancia e intuición que el término medio de los adultos?. 89 Las reflexiones que apunta Michael Ende en su conferencia ?Por qué escribo para niños?90 nos parecen muy reveladoras con respecto al tema que nos ocupa. Este gran autor de literatura fantástica alega que nunca elige ni rechaza un tema pensando si es o no adecuado para los niños, pero escribe los libros que le hubiera gustado leer cuando era niño, ya que piensa que las obras de los grandes escritores, artistas y músicos derivan del juego del niño eterno y divino que hay dentro de cada uno de ellos: ?Es para este niño que hay en mí, y en todos nosotros, para quien narro mis historias. ¿Qué otra razón puede haber para hacer estas cosas??. Añade algo que nos parece realmente interesante ??no trabajo guiado por principios pedagógicos o didácticos. A mis libros, les he dado su forma visible únicamente por razones artísticas y poéticas?. Avanzando en la reflexión confiesa que escribe movido solamente por el placer que encuentra en el juego libre e ilimitado de su propia imaginación y se hace eco de la famosa frase de Friedrich Nietzsche: ?En todo hombre vive un niño que desea jugar?, que el propio M. Ende matiza: ?En cada persona hay un niño que desea jugar?. De muy reveladora podemos calificar su afirmación acerca de que el juego nunca podrá ser moralístico porque es bastante amoral, lo que equivale a decir que transciende todas las categorías morales. 88 LÓPEZ TAMÉS, R. Introducción a la literatura infantil. Murcia: Universidad. Secretariado de Publicaciones, 1990, pp. 153-165. 89 José Mª. Gutiérrez es director gerente de Ediciones de la Torre. Estas afirmaciones están incluidas en ?Alba y mayo. Un intento de iniciación al lenguaje poético?. C.L.I.J. nº 56 (febrero 1990), pp. 57-58. 90 En el nº 37 de la revista C.L.I.J. (marzo 1992), pp. 18-29, Carlos G. Bárcena escribe el artículo ?Michael Ende, un hacedor de fantasías?, en el que se incluye la conferencia pronunciada por el famoso escritor de La historia interminable, en el Congreso Internacional del IBBY celebrado en Tokio en 1996, titulada ?¿Porqué escribo para niños??. 115 Siguiendo la línea de Schiller subraya la conexión entre juego espontáneo y Belleza porque llega a la conclusión de que la unidad de intelecto, corazón y sentidos que nos proporciona el juego gratuito desembocan en Belleza, y la función terapéutica que tienen el arte y la poesía descansa sobre la idea de que ?sólo la Belleza nos ennoblece y nos cura, eliminando las restricciones de nuestra condición humana y los límites del intelecto y de la moralidad. La Belleza nos hace libres?. A esta reflexión añade algo que no deberíamos perder nunca de vista, ahora más que nunca, dado el grado de barullo y confusión que domina nuestra sociedad: ?Creo que las personas nunca están mas agradecidas que cuando se les da algo bello, aunque sea pequeño, (esto es más cierto todavía en los niños que en los adultos), y cuando esto se les niega, acuden a sucedáneos para satisfacer esa sed.91 Deja para los artistas, poetas y escritores la tarea de dar a la vida un toque de magia y misterio, pues el concepto que los seres humanos actuales tienen del mundo, que es el que se instala en la mente de cualquier niño en edad escolar, es frío, trivial y sin sentido, y sin embargo ?la esencia de la verdad está en el reino del misterio y de la maravilla. En su luz, los objetos monótonos de nuestra vida cotidiana adquieren otra realidad de la que procedemos y a la que volvemos; una realidad olvidada quizás pero por la cual suspiramos toda la vida?. Juego, belleza, misterio y maravilla, y por fin el humor, cuarto paso en su cadena de valores; si el juego gratuito de la imaginación crea el patrón de belleza, y ésta nos conduce al mundo del misterio y de la maravilla, falta el cuarto de los que él llama ?puntos de su brújula poética?. El humor, sin el cual el escritor podía convertirse en una especie de ?guru? o profeta esotérico, sin el que la poesía sería como un simple envoltorio; el humor, que para M. Ende es ?Ese marco mental que nos permite admitir, sin ninguna amargura, nuestra incapacidad, aportar luz sobre nosotros mismos y contemplar, con una sonrisa, las incapacidades de los demás?. Otra de sus extraordinarias aportaciones de cara a la formación de los niños es aquella en la que afirma que ?Los niños son susceptibles de conocer el genuino humor. El humor les dice que se nos deben permitir errores y flaquezas, que, en realidad, somos queridos precisamente a causa de estos errores y 91 Ende se inserta, con su idea del ?eterno infantil?, en la tradición romántica alemana de reivindicación de la infancia: Novalis, Tieck?; pero los antecedentes de esta visión mitificada de la infancia se encuentran en Renan, Perrault, Rousseau?y alcanzan su gran desarrollo en el Romanticismo europeo, que considera al niño como un ser anclado en el paraíso, en la Arcadia infantil. En España, esta visión mitificada de la infancia está muy presente en la literatura infantil de posguerra. ?Con ojos de niño?, de Jesús Díaz Armas. C.L.I.J: nº 55 (diciembre 2002), p.18. 116 flaquezas?; (¿no es ésta una idea que nos relaja, nos tranquiliza y nos serena?) Rafael Cruz-Contarini, maestro y autor de varios libros de poesía para niños, opina que un poema escrito para los niños ha de gustar, en primer lugar, al que lo ha escrito; que al escribirlo el poeta sienta que con él transmite una emoción, un recuerdo o la evocación de algo bello que tiene un valor. Su primer libro, Zaranda, está prácticamente compuesto por recuerdos de su propia infancia; si el poema gusta al niño que hay en cada poeta, (adulto-poeta), es muy probable que guste a los demás niños. En cuanto al aspecto formal, afirma que cada poema pide una estructura diferente, dependiendo del tema, del sentido o del tono y que parte del atractivo del mismo es el juego del ritmo y de la sonoridad de las palabras.92 Cada año la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, dedica un número especial para dar a conocer los premios más importantes otorgados en España, en dicho año, a autores, ilustradores y editores de libros infantiles y juveniles. Las opiniones que los autores tienen en torno a temas importantes de literatura infantil nos parecen de gran interés por lo que hemos analizado y anotado algunas de las más reveladoras de los últimos años ya que nos dan una clara idea de los actuales parámetros en los que se mueve la literatura infantil en general y que podemos hacer válidos para la poesía en particular. Miquel Desclot, Premio Nacional de literatura infantil por su libro de poemas Mes música, mestre!, opina que la poesía para niños es tan importante como la narrativa, y que en el momento histórico en el que la decadencia de la tradición oral empezó a dejar a los niños sin una literatura para compartir, se hizo necesaria una literatura infantil que llenara el vacío dejado por la desaparecida literatura oral. 93 El mismo autor, en entrevista concedida al diario EL PAÍS, afirma que la especificidad de la poesía infantil es que no contenga una excesiva abstracción y que no pida una experiencia compleja de la vida y acentuar el aspecto del juego. La literatura para niños, añade, no tiene que ser didáctica pero sí tiene que ser literatura, lo cual implica que es formativa.94 Blanca Álvarez, premio Ala Delta por el libro Caracoles, pendientes y mariposas, afirma que la literatura ha de ser, si quiere sobrevivir, literatura; ni moralina, ni mensaje, ni apoyo a materias escolares. Además ha 92 Estas opiniones me fueron expresadas por el propio escritor en entrevista telefónica realizada en diciembre de 2001. 93 En C.L.I.J. nº 159 (abril 2003), p. 14. 94 Opiniones del autor en la entrevista que Isabel Obiols llevó a cabo para el diario EL PAÍS en el artículo ?La literatura infantil no tiene que ser didáctica? (21-12-2002), BABELIA, p. 8. Lecturas para todos. 117 de respetar que los lectores, los niños, pertenecen a un mundo diferente al autor y no perdonan ni la ñoñería, ni la didáctica. La literatura ha de ser riesgo, en el caso de la literatura infantil, puro vértigo.95 Ferrán Bataller, premio Carmesina por El Món des Forrellats, afirma que la literatura para niños tiene que intentar, sobre todo, entretener y divertir, dejando de lado las enseñanzas; considera que la literatura es básicamente placer y añade que una lectura entretenida y agradable es la mejor manera de conseguir que un niño adquiera el hábito de leer; utilizar un lenguaje adecuado a su capacidad, sin menospreciarlo, y unos contenidos que le resulten interesantes, son también condiciones básicas en un libro escrito para niños. 96 También nos parece valiosa la opinión de Mercé Anguera Cañellas, premio Hospital Sant Joan de Déu, por Sóc molt María, para quien la obra literaria, para llegar realmente a sus lectores, niños o adultos, ha de tener calidad, cualidad que para esta autora tiene mucho que ver con la honestidad, la autenticidad? ya que las trampas, las copias, los lugares comunes y los amaneramientos no conquistan a nadie. Afirma que el lenguaje ha de ser cuidado, comprensible pero rico, ha de tener fuerza y nunca ser un obstáculo, una barrera. Otro ingrediente que considera básico es el equilibrio entre proximidad y lejanía: un buen libro debe abrir puertas a lo ignorado, o mostrar con otra luz el paisaje que ya conocemos. Considera un inconveniente el exceso de pedagogía ya que un cuento no es una clase aunque con un cuento se pueda aprender mucho. Piensa que todos los temas pueden ser posibles y no tienen por qué simplificarse los planteamientos, el humor, el vocabulario o las intenciones ya que se puede caer en el aburrimiento. 97 Heinz Delam Lagarde, premio Jaén por La sima del Diablo, no comparte la opinión de que la literatura para niños ha de ser cómoda, accesible y circunscrita al mundo cotidiano en el que se desenvuelven sus lectores. Piensa que, por el contrario, la literatura para los niños ha de estimular la imaginación, introducirlos en terrenos desconocidos, ampliar su horizonte hacia otras formas de pensar, en una palabra, brindarle un pasaje hacia universos sorprendentes y situados lejos ?del telediario de las tres o de los problemas del barrio? 98 También para Juan C. Martín Ramos, premio Leer es Vivir por su libro de poesía Las palabras que se lleva el viento, la literatura infantil ha de ser, en primer lugar, buena literatura, buscando siempre la sencillez en el 95 En C.L.I.J. nº 159, p. 20. 96 En C.L.I.J. nº 159, p. 32. 97 En C.L.I.J. nº 159, p. 53. 98 En C.L.I.J. nº 159, p. 58. 118 lenguaje, pero siempre como resultado consciente de un proceso creativo, capaz de poner a buen recaudo su riqueza expresiva y su capacidad de sugerencia. Abrir ventanas a la altura de las cosas cotidianas, que es la altura idónea para la mirada de los niños. Hablar de las cosas de este mundo, las que ahora tienen al alcance de su propia mano y las que irán encontrándose en el camino. Añade que ?Naturalmente prohibido prohibir temas?; y que ?corra sangre por las venas de las palabras?. De esta forma, tal vez, la literatura infantil será, ante todo, literatura, y su edad sólo la edad del lector. 99 Analizando las opiniones más recientes de los expertos en el tema100podemos observar que no hay grandes novedades con respecto a los años inmediatamente anteriores; más bien suscriben, matizando y puntualizando, las de los autores que acabamos de citar. Teresa Broseta, premio Luna de Aire, de poesía infantil en castellano por su libro Zumo de lluvia 101, nos dice que ? la música de las palabras es una compañía estupenda para el viaje de la vida, y que es importante presentársela cuanto antes a los niños. Si no lo hacemos, es difícil que después, cuando sean adultos, se hagan amigos??102 Las opiniones del resto de los escritores se refieren al campo de la literatura en general; anotamos las que consideramos más relevantes y que son, por otra parte, aplicables al género que nos ocupa. Marta Serra Muñoz, premio Leer es Vivir, por su libro En las nubes, dice que la literatura para niños debe poder conectar de un modo especial con el mundo interior del lector, y si es preciso, despertarlo. A veces, una ilustración basta para atraparlo, o un pasaje divertido, memorable, o que por algún extraño motivo que sólo él conoce, la historia le haga soñar, recordar, imaginar?103 Muy interesantes nos parecen también las palabras de Llorenç Puig, premio Lola Anglada-Vila de Tiana, por el libro Set contes de l?any de la picor. ?La literatura infantil es especialmente apta para crear mundos diferentes dado que en ella todo es posible; un árbol puede hablar, una vaca 99 En C.L.I.J. nº 159, p. 63. 100 Todos los años la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil ofrece un monográfico con la lista de honor de los 100 mejores libros del año y un informe de los premios más importantes otorgados en España a escritores e ilustradores de libros infantiles y juveniles. Los autores premiados son entrevistados y dan sus opiniones acerca de temas relacionados con la literatura infantil. En este caso analizamos las opiniones de algunos de los premiados en el año 2005. 101 Editado por el Centro de Estudios y Promoción de la Lectura y la Literatura Infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca, 2006. 102 En C.L.I.J. nº 192 (abril 2006), p. 69. 103 En C.L.I.J. nº 192, p. 64. 119 volar, etc. Todo cabe en la cabeza de un niño/a?. Cree que la literatura infantil, como toda, es un reflejo de la vida y por esta razón no soporta lo sensiblero y melifluo. Sin embargo, cree en la ironía y el humor para presentar a los niños el espectáculo del mundo con el que tendrán que convivir.104 Enric Monforte, premio Sumaruc por su libro Un lleó a casa, opina que cualquier literatura, incluida la considerada infantil y juvenil, ha de partir de un compromiso ético del escritor, esto es, el intento de buscar la máxima calidad en aquello que escribe. Si no intentamos interesar al lector partiendo de la calidad de los textos, corremos el peligro de trivializar las historias y perder el rumbo contribuyendo así a crear lectores poco exigentes y acomodados a lecturas ?facilonas? y vacías de contenido. Piensa que se debe ofrecer al lector o lectora la posibilidad de proyectarse en el texto, de recrearse en distintas formas de representación de la realidad, de evadirse y de imaginar, y aprovecha para reivindicar la fantasía frente al realismo pedagógico, racionalista y civilizador.105 También consideramos de sumo interés las opiniones de otro grupo de expertos que, en diferente contexto106, nos aportan sus reflexiones, si bien están más encaminadas a los beneficios de la poesía que en sus cualidades. En su exposición ?Educar para la literatura?, Juan Mata opina que la literatura ilumina la realidad y que entra de forma oblicua en las vidas, es decir, por los poros; llega a la conclusión de que a través de los libros se pueden educar emociones y sentimientos; para ello parte de la base de que emoción y pensamiento no se pueden separar ya que nacen en el mismo lugar; con la emoción se suscita el pensamiento; por lo tanto, la emoción, también la risa, es un camino para el pensamiento. La obra de arte es la armonía entre la sensualidad y la razón; el arte tiene la facultad de suscitar la memoria: gestos, sueños? pues desarrolla la imaginación y tiene poder evocador. Por ello es conveniente utilizarlo como herramienta para educar. Se puede educar con la poesía y a través de ella pues ésta nos puede dar la dimensión más honda de la experiencia humana. Otra interesante reflexión de la que nos hace partícipes tiene que ver con la labor del profesor; el profesor, dice, tiene la responsabilidad de introducir a los alumnos en esa otra dimensión de las palabras (aparte del 104 En C.L.I.J., nº 192, p. 67. 105 En C.L.I.J , nº 192, pp. 76- 77. 106XII SIMPOSIO SOBRE LITERATURA INFANTIL Y LECTURA: EDUCAR PARA LEER. LEER PARA EDUCAR. Celebrado en León el 9, 10, 11, y 12 de mayo de 2006. Hemos recogido las opiniones que consideramos más significativas respecto al tema que nos ocupa. 120 significado que tienen en la vida cotidiana), en la que adquieren una carga simbólica, metafórica intensas. Educar por la literatura y para la literatura, dice finalmente, es también ayudar a los niños a expresarse a sí mismos y a hacerlos partícipes de la capacidad humana de crear mundos que no existen; y es también crear espacios en medio de la estupidez, de la arrogancia y de la grosería. CARACOL, una de las más actuales y prestigiosas colecciones de poesía para niños, es una apuesta alta, (según Mª Isabel Borda), por la poesía infantil de calidad. Está dirigida por Antonio A. Gómez Yebra, autor de varios libros de poesía infantil y autor del ?Credo poético?, en el que pone de manifiesto los valores que ha de tener toda la poesía que se escribe para los niños. Además de la calidad literaria de los poemas y del valor artístico de las ilustraciones, los libros que integran esta colección contienen en su prólogo interesantes opiniones de críticos, autores y expertos en el tema relacionadas con la poesía escrita para niños o con la literatura infantil en general. Hipólito Esteban Soler, en La sonrisa del viento, parte de la idea de que la infancia es la patria histórica del adulto, que la niñez es el estado idóneo para el descubrimiento de la realidad, y para el conocimiento cimentado en el poder de la imaginación. El poeta utiliza esta instancia para adentrarse en las más variadas dimensiones del espacio vital; la diversidad del mismo hace que no se pueda poner coto a la poesía; no hay contenidos ni objetos propios ni vedados para ella. La poesía puede hallarse tanto en la cotidianeidad como en la excepción; en la exterioridad sensible o en la intimidad recóndita; en la naturaleza y fruto del ser humano, en los personajes de la calle, de una fábula, de una leyenda, o de un mito; en un paisaje, en una situación, en un nombre? cualquiera de estas cosas puede ser transfigurada por la actitud y la palabra poéticas. En lo que respecta a las cuestiones formales afirma que a esta poesía le sientan bien los juegos lingüísticos: imágenes plásticas y sonoras, juegos fónicos, invención de términos o construcciones; le van personajes en los que la fantasía, la frescura y el candor los haga atractivos y cercanos a la vez; la utilización de un lenguaje coloquial, con inflexiones afectivas, con frecuentes personificaciones y diálogos? todo dentro de un lirismo general; con estrofas sencillas y ágiles, con unas estructuras rítmicas y un estilismo de los sonidos que propicien la evocación de sensaciones y recuerdos. José A. Ramírez Lozano, en el prólogo de Rumbo tarumbo, ?El poema para niños?, nos descubre una faceta fundamental en lo que se refiere a este tipo de poesía: el humor. El poema para niños, afirma, es, tal vez, la 121 dimensión más pura y primitiva de la poesía, porque en ella las palabras no están sometidas a la trascendencia dolorosa o metafísica del corazón de los hombres; añade que en nuestra mejor literatura la poesía ha estado siempre secuestrada por el corazón, olvidando a menudo que el humor respeta y procura aún más la autonomía del arte, porque no lo somete ni lo lastra, no busca nada más allá del propio poema ni otra gramática que la del azar y el juego que tanto semeja la vida; a esto añade que la moralina y el sentimentalismo resultan francamente ridículos en un poema infantil. En El mundo de Daniela Francisca Zaragoza comienza diciendo que aunque la producción poética para niños sigue siendo escasa, van surgiendo autores para quienes la poesía infantil no es tan sólo un juego o un divertimiento lleno de sonoridad y ritmo, sino que es el producto de un duro y reflexivo trabajo disfrazado de una apariencia ligera, lúdica y desenfadada. En este tipo de poesía el niño es el inspirador y el reclamo, el motivo y el objeto del quehacer literario, y con lo que el poeta consigue crear mundos donde los intereses, emociones, vivencias y sentimientos del niño aparecen aligerados y alterados por medio de la fantasía y el arte. Añade que despertar el placer de jugar con las palabras, potenciar la fantasía ágil y creativa, cultivar la memoria, descubrir imágenes plásticas y mentales, junto con la floración de la sensibilidad, son beneficios que la poesía puede aportar desde edades muy tempranas. Esta poesía ha de tener abundantes juegos rítmicos para acercarla a los niños, que paladean los sonidos en la edad lúdica del lenguaje; ha de tener también una pizca de sugestión, de encanto original, de frescura, de brevedad y precisión, un pequeño matiz filosófico? El género poético es difícil, concluye, asusta? pero los niños, sobre todo los más pequeños, por su apetencia de misterio y fantasía, se encuentran muy cerca del sentimiento poético, se entusiasman con la poesía, y es para ellos un medio ideal en el desarrollo de la creatividad. Cuando nos hablan de poesía infantil, dice Cristóbal González, en el prólogo de Versos con marcha , nos imaginamos enseguida unos versos llenos de armonía rítmica, vinculados más o menos a la música y a la danza y a poemas breves de contenido sencillo y emotivo, con temas del mundo cercano a la infancia; añade que al hablar de beneficios que la poesía debe aportar a los lectores infantiles hemos de pensar en el aumento de la capacidad de sentir y comprender, en el estímulo de la imaginación, en la invitación a fijar en la memoria giros y expresiones de gran riqueza significativa, en la incorporación de unas palabras que contribuyen al aumento del vocabulario? todo desde la emoción y diversión del lenguaje poético. 122 Apunta como núcleos temáticos el mundo de los seres humanos próximos al niño, el mundo de los animales y la alusión a cosas o elementos de la naturaleza. Todo ello condimentado con imaginación y sencillez de recursos poéticos, con ritmo juguetón y, sobre todo, con una buena dosis de emotividad, fantasía y elementos lúdicos. Apunta, para concluir, que un libro de poemas infantiles no debe caérsele de la mano al lector adulto. Para Ana Mª Romero Yebra los poemas de Desmadrario no están dotados de grandes dosis de lirismo, pero de su autora, Mar Pavón, dice que parte del niño, de sus apetencias? y escribe versos rebosantes de imaginación, con rimas locuelas, juegos de palabras y equívocos y un humor disparatado. Y es que el humor, añade, tiene buena acogida a todas las edades, pero sobre todo en la infancia; y si el humor es comicidad, movimiento dislocado, mimo, imitación o trabalenguas, los niños reirán como sólo ellos saben hacerlo. Cándida A. Morillo, en el prólogo de Ojitos dormilones, se dirige a los niños para hacerlos partícipes de interesantes reflexiones. El mundo, tal cual es, sin la fantasía y la imaginación, podría parecernos aburrido y soso; si conseguimos ver más allá de lo que ven nuestros ojos podemos descubrir una fuente inagotable de experiencias y vivencias prodigiosas. Los poemas, la poesía, hace pensar en situaciones cotidianas desde otra perspectiva; la poesía no es sólo rimar vocablos al final de un verso; la poesía es jugar con las palabras y con las ideas; buscar semejanzas, diferencias, sonoridad; hacer trabajar todos los sentidos y, para lograrlo, lo más importante es dejar volar la imaginación. A los padres y educadores aconseja que dejen a los niños acercarse al lenguaje para que jueguen con él, lo manipulen, que se inventen palabras, historias, canciones, y que les enseñen a ver más allá de la propia realidad. En Hojas de líneas cojas, Sara Moreno afirma que los niños saben de manera innata jugar con las palabras, imaginar con ellas, disfrutar con el ritmo y la rima, inventar?, y que la poesía pertenece a los niños por derecho propio y de forma natural, aunque también los mayores pueden disfrutar con la poesía hecha para niños pues les devuelve al mundo mágico e ilusionado de la infancia. Alicia Muñoz, en Poecuentos, manifiesta que los poemas son como los cuentos pero mucho más breves y más emocionantes; el sabor de los poemas no cansa ni pierde su intensidad porque se da todo en apenas un instante pleno de gozo; añade que la poesía suena como la música y aconseja a los niños leerla en voz alta para que el sonido de las letras salga de ellos y vuelva, como jugando a la comba con el aire; los versos son como un camino que se recorre con la vista, la mente, la boca, los oídos y se detiene en el corazón; allí se cobijan y nos contagian la sorpresa, la ilusión y la alegría. 123 Mar Pavón, en el prólogo de El planeta que era azul, aborda un aspecto de la poesía para niños que no debemos olvidar; afirma que no es en absoluto partidaria de una literatura infantil concebida exclusivamente en función del más puro interés didáctico, para eso, dice, están los libros de texto. Pero cuando una obra destinada sobre todo a los más pequeños, más aún si es en verso, además de captar su atención contribuye a concienciarles con cuestiones sociales de vital importancia como el deterioro progresivo del planeta, el desamparo de los niños en el tercer mundo, o la mendicidad de las calles, es digna de aplauso. Estas reflexiones de expertos y estudiosos de poesía infantil nos dan las claves para elaborar la relación de características que deben tener las creaciones destinadas a los niños. Estas cualidades, o grupos de cualidades, abarcan aspectos de contenido y aspectos formales, así como la intencionalidad del autor. El orden que ocupan en la relación no quiere decir necesariamente que unas tengan más importancia que otras, aunque la primera sí nos parece la más importante de todas: Huella del arte; la poesía escrita para niños ha de ser ante todo buena poesía. Atractivo lúdico; ha de parecer un juego aunque no lo sea. Interés; los temas han de pertenecer al mundo de los gustos e intereses del niño. Llamada a la fantasía; ha de despertar su imaginación incluso en temas domésticos y cotidianos. Alejamiento de actitudes instructivistas y moralizantes; la poesía no ha de ser un mero pretexto para aleccionar al niño. Humor desenfadado. Sencillez, brevedad, fluidez verbal; acordes con la versatilidad, volubilidad, inconstancia y premura de los niños. Naturalidad; propia también del espíritu del niño. Musicalidad, sonoridad y ritmo; los poemas han de tener colorido, plasticidad, han de ser onomatopéyicos, repetitivos, y no han de sujetarse en exceso a la rigidez de la estrofa. Que cuente con imágenes y metáforas sugerentes; que el niño es capaz de descifrar gracias a su creatividad e imaginación. 124 125 2.-AUTORES DE POESÍA INFANTIL 2.1.-MARINA ROMERO Alegrías (poemas para niños), Campanillas del aire (poemas para niños)107 El prólogo escrito por Eugenio Florit al libro Alegrías (poemas para niños) resume, de una forma muy general las características de las creaciones de Marina Romero dedicadas a los niños. Por una parte resalta el autor la nueva visión del mundo animal como tema poético dedicado al niño, y dice al respecto: ?Presentes están aquí todos los animalitos gratos a la infancia, palomas, ratones, garzas...en juego de cercanías con los personajes que los niños conocen a través de sus libros: Rinconete y Cortadillo, Robinsón Crusoe, el Ratoncito Pérez...Nombres y nombres como abiertas ventanas a la imaginación y a los sueños?. Por otra parte, y en cuanto a la forma se refiere, E. Florit anota que los versos son como traídos de muy lejos, mundo del inquieto disparatillo, del no sé qué poético, palabras que se engarzan en gentil desarreglo, realizando el milagro del puro decir poético; las siguientes palabras nos ayudan a desvelar la intencionalidad de la autora: ?Marina Romero ha logrado que su poesía se ?aniñe?, la ha adornado con todos los colores gratos a la infancia, y nos la entrega para que, tanto los pequeños como los grandes que aún sabemos soñar, nos entremos felices en este mundo maravilloso que la poeta supo crear para todos nosotros? 108 En el prólogo de Campanillas del aire (poemas para niños), la propia autora habla de su intención a la hora de escribir estos versos: ?Estos poemas, para los niños y por los niños los leen, los recitan y los cantan aquí, en España, en México, en Argentina... Ahora los seguiréis recitando, tan pronto como todas esas mariposas de colores que vuelan por sus páginas os entren por los ojos, por la risa, por el corazón, y en cuanto todos esos animalitos, compañeros de infancia, que preceden a cada poema os lleven por esos mundos de la fantasía y del ensueño, acompañados de Blanca Nieves, Merlín, Aladino, el Ratoncito Pérez...y otros muchos. Para vosotros todos, 107 En un período en el que no abundan las publicaciones de poesía para niños la editorial Escuela Española saca a la luz las escasas producciones que aparecen en este género; es el caso de la primera poesía para niños de Marina Romero. Alegrías se publica en 1972 y Campanillas del aire en 1981. 108 Eugenio Florit pone título a este prólogo: ?La alegría de Marina Romero?, p. 3. 126 chicas y chicos, y hasta para los grandes, la alegría y el gozo de estos poemas para que sigáis soñando.? 109 Estas palabras nos ponen claramente de manifiesto la voluntad de la autora de no utilizar la poesía como mero disfraz de un mensaje de neto carácter educativo alejándose de actitudes paternalistas e instructivistas. La renovación de temas y tratamientos literarios y la profunda sensibilidad poética hacia el mundo del niño, son otras de las características de esta autora y contribuyen a alejar sus poemas de aquellos creados con intenciones moralizantes, llenos de sensiblería y tópicos ñoños. Para valorar en toda su dimensión la obra poética de Marina Romero dedicada a los niños podemos poner de relieve sus cualidades; comenzando por la huella del arte podemos afirmar que, en la poesía de Marina Romero, la belleza es una de las señas de identidad. ?Gorrión? es uno de los más hermosos poemas escritos para niños; en sus versos encontramos bellísimas imágenes tanto visuales como sonoras: Yo quiero ser un tic-tac de tu rojo corazón, una lucecilla blanca de tu ventana interior, un aire de tu suspiro un pétalo de tu flor, (Alegrías, 36) La belleza de ?Cigarra? se debe a la sonoridad de sus versos, cualidad que se acentúa por la brevedad de las estrofas: Cerezo, ¿en dónde guardas la flor del beso? Abedul, ¿cuándo te vistes de cielo azul? (Alegrías, 38) ?Tres peces? nos cautiva con bellísimas y muy sugerentes imágenes: 109 Del prólogo que la propia autora escribió para Campanillas del aire, (p. 3). Ya en su primer libro de poesía para adultos, Nostalgia del mañana, 1493, aparece esta gracia ingenua tan característica de sus creaciones; en su último poemario, Sin agua, el mar, se aprecian sentimientos de soledad y melancolía que no se traslucen en sus libros para niños. 127 Al aire se marcharon cuatro palomas, cerezas en el pico sol en las lomas. Al agua se marcharon tres pececillos, diamantes en la cola y en los anillos. (Campanillas?,20) Belleza en los sentimientos; las estrofas de ?Ratón? inspiran un profundo sentimiento de ternura: Y el ratón le dijo al gato - No me arañes, por favor, que tengo que comprar queso para dárselo a mi amor. ( Campanillas, 18) ?Calamar?, nos sorprende con bellísimos hallazgos en estructuras léxicas y sonoras: Delfines titiriteros se columpian al azar, y doce sillas de posta llenan de espuma la mar. (Campanillas, 24) ?Martín Pescador?, nos atrae con ecos de Alberti: EL viento corre silbando por el tubo de la flauta, canción de mar, marinero, canción de sal y de agua. (Campanillas, 41) Otra de las cualidades de esta poesía es la de parecer un juego aunque no lo sea. El placer que nace del juego verbal, ?el placer de disparatar?, es uno de los ingredientes que encontramos por doquier; jugar con las palabras, jugar con los sonidos, jugar con las ideas... Los poemas de Marina Romero están llenos de posibilidades. 128 El poema ?Castor?110, es un puro juego fónico y visual. La disposición gráfica del verso, con palabras que se engarzan en un gentil desarreglo, (diría Florit), es un puro laberinto. Muchas de estas palabras, auténticos ?non sense?, se asocian en graciosas retahílas formando logradas composiciones rítmicas y musicales. Estos esquemas rítmico-musicales hacen las delicias de los niños que repiten y repiten, gozosos y divertidos: ¡¡PUERTAS DE L AIRE ABRID LAS ALAS!! alas caralas camarapalas... Oruguillas sin coche por las orillas quillas semillas tipiripillas de terciopelo blanco las orejillas. (Alegrías, 7) Todo el poema es un puro acierto del no decir nada y jugar, y divertirse con las frases, con las palabras, con los sonidos: Mosto remosto borrachillos los mirtos del mes de agosto. Divertirse con la imagen: Y en una esquina hablando cejijuntas todas las haches. En ?Pico carpintero? la invitación a cantar y jugar se une al jugoso contenido de los versos: 110 Dedicado a ?Chatesa Pitipatesa que era muy traviesa y escribió este libro?, (parece ser que se lo dedica a ella misma). 129 El lago se alborota jugando a la pelota, la nieve se derrite jugando al escondite, (Alegrías, 12) En ?Jirafa?, la disposición gráfica de los versos imita el vaivén del columpio: -¡Me columpias! ¡Te columpio! ¡A pintar todos los cielos con nubes color de humo! -¡Me columpias! ¡Te columpio! (Alegrías, 18,19) ?Guacamayo?, parece estar creado para jugar a los refranes, pero con un insólito final: En enero toca la nieve el pandero. En febrero busca la cola su perro. .(Alegrías, 20) ?Luciérnaga?, es un poema-juego, pura imagen visual cuya disposición gráfica sugiere el propio movimiento: ¡Uy! ¡Que me caigo! e! m a t n á v e ¡l (Alegrías, 40) 130 ?Ciervo?, recrea una canción de corro. El eco de sus versos nos trae el recuerdo de otras composiciones tradicionales de carácter popular: Yo soy la viudita de no sé de qué, ¡caracolas del mar al airé! Llevo cartas blancas Al rey de Leré, y amapolas rojas, ¡al airé! (Alegrías,48) ?Gaviota?, recuerda el juego de contar los dedos que tanto gusta a los niños pequeños: ?Pinto, pinto, gorgorito? ¿A que no sabes dónde tengo el dedo quinto? (Campanillas, 11) ?Tortuga? es otro de los poemas escritos a modo de enredo gráfico; los nombres sonoros de los Reyes Godos suponen un atractivo añadido: Recesvinto, Chindasvinto, ¡cómo salta la tortuga! Cosquillitas en la cola, cerezas en la herradura. (Campanillas, 15) El elemento temático es otro de los aspectos que influye de manera decisiva en el atractivo de un poema. El tema de los animales, tan adecuado y grato para los niños, recibe aquí una nueva visión. Los personajes están animados con una insólita perspectiva; su equilibrada dosis de ternura, naturalidad, espontaneidad y gracia los hace encantadores. Eugenio Florit 131 nos habla de ?los animalitos o animalotes gratos a la infancia: palomas, ratones, gatos..., en juego de cercanías con los personajes que los niños conocen a través de sus libros: Peter Pan, Alicia, Robinson Crusoe... nombres y nombres como abiertas ventanas a la imaginación y a lo sueños. ¿Más? Pues sí: los nombres de las flores que aparecen al pie de estos poemas. De modo que cada uno de ellos queda situado entre un animalito y una flor? 111 Cada poema tiene como título el nombre de un animal, (generalmente de los más apreciados por los niños), y está dedicado a un personaje célebre del mundo infantil; al final añade el nombre de una flor. En ocasiones tema y título coinciden, como en el caso de ?Lagartija? o ?Caballito de mar?. Otras veces coincide el tema con el personaje al que está dedicado; es el caso de Mula, que recrea el tema de Mambrú y está dedicado a este personaje: ?Mambrú se fue a la guerra? con dos frascos de colonia peine y una jabonera. El drama de Mambrú, muerto en la guerra, se diluye ante un personaje todo gracia, ternura, dulzura y donaire, que es además, mensajero de la paz: En los ojos dos zafiros, en la boca mil estrellas, en las manos palomicas de paz, de azúcar y menta. (Alegrías,.14) La especial relación del niño con su madre es un tema recurrente en poesía infantil; en ?Gorrión? está tratado con gran lirismo: Yo quiero ser un tic-tac de tu rojo corazón,... una luz de tu mirada un granito de tu arroz, (Alegrías, 36) ?Hormiga? nos muestra las delicias del amor incipiente. Cascabullo es un personaje escurridizo, recién nacido, posiblemente la encarnación del primer amor: 111 Prólogo de Alegrías, p. 3. 132 - Cascabullo de mi vida ¿dónde vas por el sendero? -A buscar las margaritas del ?te quiero? y ?no te quiero?. (Alegrías, 42) En ?Avestruz? una serie de animalitos están tratados de una forma un tanto burlona: Allí viene el avestruz la nariz llena de luz... Allí viene el puerco espín la nariz llena de hollín.. (Alegrías, 44) En ?Garza? la bicicleta es un personaje que nos deja suspendidos en un halo de misterio: - Aletea, aletea, bicicleta! ¿de dónde eres? - Soy de las veinte ciudades en donde el agua no duerme. (Alegrías, 53) ?Dragón?, a modo de romancillo, está dedicado al dragón del jardín de las Hespérides, en el que se encuentran Dragón y Mininabo, ?cogiditos de los dedos/ como si fueran hermanos?: -¿Qué haces a tan altas horas por este sendero pardo, si todas las campanillas están durmiendo en el prado? - Voy a buscar cascabeles para atárselos al gato, porque muerde las orejas a los ratones del campo. (Campanillas, 14) 133 La Pájara Pinta de ?Pavo real? no es el personaje estilizado y romántico de la canción popular. Es mucho más divertida y próxima a los gustos de los niños: ?Estaba la Pájara Pinta sentadita en el verde limón?, en verano tocaba la flauta, en invierno tocaba el tambor. (Campanillas, 27) ?Armiño? es un poema para la hora de dormir. El sueño, encarnado en un hombre que lleva un saco, va tocando a todos: Al pastor se le ha quedado, ¡uy! la flauta en medio del aire y su rebaño encantado. Pero tú, dicharachero, ¡uy, que uy! ¿Qué tienes, que no te duermes? ¡Chilindrín! ¡Chilindrinero! (Campanillas, 45) Todos estos ejemplos nos dan idea de la forma tan original, inesperada y divertida con que han sido tratados temas y personajes, ya bastante atractivos de por sí para los niños. Para el niño no hay fronteras entre lo que es posible e imposible, entre la realidad y la imaginación; la poesía escrita para él ha de poner en marcha su imaginación y hacer volar su fantasía. ?Puerco espín? invita al niño a soñar con el ?si yo fuera...? para llevarlo de la mano a escenarios más gratos a su imaginación: - Si fuera un ágil delfín, jugaría con los peces del estanque del jardín (Alegrías, 16) ?Gusano? transforma el recorrido de un gusano por el tallo del jazmín en una hermosa historia de amor: El gusano sube y sube la montaña del amor, 134 y en la picota más alta se encuentra con doña Flor. (Alegrías, 27) ?Oruga? está poblado de pequeños animalitos dotados de cualidades fantásticas: Con el farol apagado aterrizan las luciérnagas, vestidas todas de día de azul, de rosa y de menta. (Alegrías, 28) En ?Gorrión? el anhelo del niño por el amor de su madre hace desbordar su imaginación: Yo quiero ser un tic-tac de tu rojo corazón... un hilo de tu algodón... una arena de tu playa... y un cachito de tu amor. (Alegrías, 36). En ?Camello? la fantasía toma un aire gracioso y desenfadado, con ternura al final como broche de oro. -¿Por qué tiene la luna la cara blanca? - Porque pasa las noches lava que lava. (Alegrías, 38) El protagonista de ?Dragón? no es el monstruo horrible que echa humo y tiene los ojos de fuego; es hermoso, tierno encantador y solidario: El dragón de tres cabezas tiene los ojos morados, dientes de perla amarilla, nariz como flor de nardo. (Campanillas, 14) ?Ratón? es un regalo a la imaginación y a la sensibilidad del niño, (también a la del adulto): 135 La veleta dijo al viento - No me soples por favor, que los vilanos del aire se deshacen al albor. (Campanillas, 19) ?Calamar? nos sumerge en un espumoso y agitado universo marino, un mundo burbujeante de delfines, caballitos y estrellas de mar.(¿hay algo más atractivo para la imaginación de un niño?): ¡Erizos de mar, erizos, echaros un poco atrás! ¡Mi carta va en esas sillas y me la podéis pinchar! (Campanillas, 24) Podemos considerar formativa la poesía de Marina Romero en cuanto que desarrolla la sensibilidad y motiva hacia sentimientos positivos; pero la gracia y el humor desenfadado sitúa estos poemas en el extremo opuesto de aquella ?poesía para los niños queridos?, cuyos versos eran meros instrumentos al servicio de mensajes de neto contenido educativo y aleccionador. El protagonista de ?Dragón? no es el terrible monstruo, comedor de niños; es tierno y sensible, le gustan las flores y es amigo de los ratoncillos: En las noches en que hay luna sale a paso retardado, a coger flores cuadradas para poner en un vaso. (Campanillas, 14) Los personajes de ?Ratón?: el fuego de la fragua, el lápiz, el cántaro,? son elementos en armonía al servicio de una concordia universal, mensaje que el niño capta de forma espontánea: El fuego le dijo al agua - No me apagues por favor, que tengo que ir a la fragua a ayudar al forjador. (Campanillas, 18) ?Paloma? provoca en el corazón del niño, deseos de paz y sentimientos de amor y solidaridad: 136 - Dígame, señor soldado, ¡Atención! ¿Cuántos enemigos presos tiene usted en el corazón? - Ayer no tenía ninguno y hoy tengo menos dos... (Alegrías, 10) Los versos de ?Gusano? suscitan actitudes de respeto hacia lo más diminuto, aparentemente insignificante; la historia de amor entre el gusano y el jazmín eleva a estos dos seres a una categoría superior y hace aumentar la consideración hacia ellos: Gusanico de la tierra de mora blanda la risa, deja que le borde copos al borde de tu camisa. (Alegrías, 27) Desde esta particular óptica el poema ?Oruga? nos sorprende y nos descubre las posibilidades lúdico-formativas de la poesía. Podemos creer que hay un cierto intento moralizador;.pero todo es puro juego, un forcejeo cariñoso en el que el niño y la madre, conocedores de las reglas, plantean sus deseos y llegan a un acuerdo. ...madre, si me caigo al sí, bórdame una escarpela para llevarle a los grillos que juegan a hacer la siesta. (Alegrías, 28) ?Caballo? ensalza el valor de las caricias por encima de cualquier otro bien material: Yo no quiero, ese tren de doce ruedas... Tú sabes lo que yo quiero, Quiero... Quiero... ¡Anda, que me des un beso! (Alegrías, 30) 137 En ?Camello? la broma sustituye a la posibilidad didáctica del verdadero por qué o para qué de las cosas: -¿Para qué sirve la nieve de la montaña? - Para lavarle al mundo toda la cara. (Alegrías, 37) ?Marmota? es el clásico juego para enseñar los números a los niños más pequeños. La forma de retahíla, la incoherencia, las concordancias chocantes, las onomatopeyas hacen de este poema un auténtico juego verbal con una finalidad didáctica sólo aparente: El tordillo del ciprés hace pío, pío, a las tres. (Campanillas, 46) Los niños tienen unas características psicológicas especiales y lo que se escribe para ellos ha de tener en cuenta esta peculiaridad; la brevedad de los poemas, la fluidez en los versos y la sencillez de las palabras son aspectos formales básicos en la poesía infantil. En los poemas para niños de Marina Romero abundan los sustantivos y adjetivos calificativos, pero se han seleccionado cuidadosamente aquellos que, perteneciendo al mundo del niño, tienen un alto contenido poético. En ocasiones aparecen términos inventados, puro juego fónico, a modo de eco o adorno de otras palabras. No hay abuso de diminutivos y, cuando aparecen, son formas muy acertadas que ponen la nota justa de ternura y gracia, como en el caso de ?Castor?: Oruguillas sin coche por las orillas quillas semillas tipiripillas de terciopelo blanco las orejillas. (Alegrías, 7) A menudo la recreación de unos versos de tradición popular da origen a un nuevo poema: 138 ?Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva?, el lago se alborota, jugando a la pelota, (Alegrías, 12) Sencillez, brevedad y fluidez encontramos en los versos de ?Cigarra?: Manzano, ¿Cuántas ramicas tiene tu mano? (Alegrías, 17) La exquisita belleza de ?Gorrión? se debe, sin lugar a dudas, a estas mismas cualidades: Un aire de tu suspiro, un pétalo de tu flor, una nota de tu canto, un hilo de tu algodón, (Alegrías, 36) Brevedad y juego gráfico en ?Luciérnaga?: ¡Uy! ¡Que me pierdo! ¡Encuentramé! (Alegrías, 40) Brevedad y fluidez en las coplillas de ?Leopardo?: Cinco sombreros blancos tiene mi niña, se los pone los días de verbenilla. (Alegrías, 49) 139 Algunos poemas tienen el verso más largo; a modo de romancillo, cuentan una historia, un suceso... por lo que necesitan un verso más amplio. Queda compensado por la sencillez en la expresión y el encanto de la narración. Es el caso de ?Gusano?: Los vientos se van cantando aleluyas a la boda, el gusano luce guantes, el jazmín luce corona. (Alegrías, 27) de ?Hormiga?: Ayer nació un Cascabullo caminito de Toledo, ojos de cristal, azules, pelo de seda, moreno. (Alegrías, 42) de ?Dragón?: -¿Qué haces a tan altas horas por este sendero pardo, si todas las campanillas están durmiendo en el prado? (Campanillas, 14) Movilidad y ligereza son cualidades que están en consonancia con la versatilidad y premura del niño y muy relacionadas con las que acabamos de analizar. Las encontramos en toda la poesía de Marina Romero. En ?Pavo real?: Dos enanillos vienen por la vereda, uno trae terciopelo y el otro seda. (Campanillas, 27) En ?Tres peces?: Al aire se marcharon cuatro palomas, cerezas en el pico sol en las lomas. (Campanillas, 20) En ?Tortuga?, cuyos versos parecen ir dando saltitos: 140 Recesvinto, Chindasvinto, ¡cómo salta la tortuga! Cosquillitas en la cola, cerezas en la herradura! (Campanillas, 15) En ?Colibrí? los versos nos van llevando de forma rápida y sutil del plano de las cosas materiales, al de las sensaciones y sentimientos, dentro de un universo puramente poético: El barco hacia la mar de olas y peces, mi corazón cantando con cascanueces (Campanillas, 6) En ?Cordero? el movimiento y sonido de las campanillas va parejo al cambio rápido de imágenes, de rimas; el paso de un verso largo a uno mucho más corto es como un ir y venir apresurado y de puntillas de un juego a otro juego: Tilín, tilín campanillas del aire, tilín, tilín ¿En dónde será el baile? Tilín, tilín la esquila del cordero, tilín, tilín que olvidarte no puedo. (Alegrías, 20) Naturalidad y espontaneidad son otras de las características psíquicas de los niños, propias de su ingenuidad y de un pensamiento virgen, aún sin contaminar. En ?Paloma? encontramos naturalidad y espontaneidad en la respuesta del soldado: - Dígame, señor soldado, ¡Atención! ¿Cuántas balas ha tirado 141 por la boca del cañón? - Ayer no andaba el mortero, hoy no anda la munición, así que... cero. (Alegrías, 10) En ?Puerco Espín? los típicos deseos del niño, se expresan de forma sincera y natural: - Si fuera un ágil delfín, jugaría con los peces del estanque del jardín. (Alegrías, 16) Ingenuidad del niño que tiene miedo y quiere hacerse el valiente, en ?Búho?: Yo no tengo miedo, yo soy Sancho Panza con cuarenta estoques para mi mesnada. ¡ uuuuuh, cómo retumba la tinaja blanca! (Campanillas, 37) Otra de las características formales de la poesía infantil tiene que ver con el sentido innato del ritmo que poseen los niños; los poemas escritos para ellos han de ser sonoros y musicales; han de incorporar juegos fónicos e imágenes sonoras; han de contar con versos repetitivos poblados de onomatopeyas, que sean aptos, incluso, para ser cantados. En la poesía de Marina Romero encontramos abundantes muestras de estas cualidades. En ?Castor? los estribillos son puros juegos fónicos a modo de retahílas que engarzan las estrofas: alas caralas camarapalas... quillas semillas tipiripillas.. (Alegrías, 6) 142 ?Pico Carpintero? tiene las mismas características de la canción popular en cuanto a ritmo, musicalidad y sonoridad: la nieve se derrite, jugando al escondite, ?que sí, que no, que llueva a chaparrón?. (Alegrías, 12) En ?Mula? los aciertos formales tienen que ver más con la variedad de palabras utilizadas, su sonoridad, su plasticidad y su disposición en el verso. La repetición del sonido de la ?r? nos recuerda la marcha de los soldados. cinturón de regaliz y sable turrón de almendra. El jubón de hojaldre fino le acaricia la gorguera... (Alegrías, 14) En ?Jirafa? la repetición de los versos del estribillo: -¡Me columpias! ¡Te columpio! - marca el ritmo del ir y venir del columpio. La disposición gráfica de los mismos se combina con el ritmo aumentando la sensación de balanceo. ?Guacamayo? es un poema retahíla que tiene todos los ingredientes de este tipo de composiciones: ritmo, musicalidad, sonoridad, rima fácil... En enero toca la nieve el pandero. En febrero busca la cola su perro... (Alegrías, 20) En ?Cordero? el sonido repetido de la campanilla se une a las diferentes imágenes sonoras y dan como resultado una especie de composición musical: Tilín, tilín campanillas del aire, tilín, tilín ¿en dónde será el baile? (Alegrías, 22) 143 Musicalidad y ritmo en el poema ?Ardilla?, en el que las cualidades sonoras de algunas palabras aportan un mayor relieve en el plano fónico: El sol tiene relumbre de cascabeles, que le presta a las flores de los laureles. (Alegrías, 24) La musicalidad de ?Gusano? le viene de su aire de romancillo. La acertada colocación de acentos y rimas realza la belleza y plasticidad de los términos elegidos: Jazmín de blancas enaguas de cien pétalos despiertos jugando al corro del aire deja los cielos abiertos. (Alegrías, 27) En ?Cigarra? las rimas consonantes en una estrofa tan breve llenan el poema de imágenes sonoras: Abedul ¿cuándo te vistes de cielo azul? Toronjil ¿cuentas las pipas en el abril? (Alegrías, 32) ?Gorrión? es como una fiesta de ritmo, rima, musicalidad, sonoridad, onomatopeyas... Una arena de tu playa, un rayito de tu sol, una risa en tu alegría... y un cachito de tu amor. (Alegrías, 36) Musicalidad y ritmo en ?Hormiga?; romancillo que nos recuerda algún poema de Lorca: En la palma de la mano 144 un sol como un limonero, y cinco estrellas calientes en la punta de los dedos. (Alegrías, 42) La belleza sonora de ?Colibrí? se debe a la acertada elección de las palabras, cuyas consonantes forman una especie de encaje fónico. Mi bicicleta al campo de los laureles, en tus labios colmenas de cera y mieles. (Campanillas, 6) En ?Ratón?, el ritmo está basado en la repetición de los mismos esquemas estructurales; hay algún caso de aliteración por lo que resultan tan musicales: El fuego le dijo al agua - No me apagues, por favor, que tengo que ir a la fragua a ayudar al forjador. La veleta dijo al viento --No me soples, por favor, que los vilanos del aire se deshacen al albor. (Campanillas, 18) ?Tres Peces? tiene aires de seguidilla y un gran despliegue de imágenes sonoras: Al agua se marcharon tres pececillos, diamantes en la cola y en los anillos. (Campanillas, 20) El ritmo repetitivo de ?Gato? procede de su estructura de retahíla. El pico carpintero ya no tiene sombrero. El martín pescador se muere de calor. (Campanillas, 21) La gran riqueza sonora de ?Calamar? se debe a la abundancia y acertada disposición de algunos términos con un fuerte poder evocador; sonidos y palabras que parecen traernos un mar agitado y tumultuoso: 145 Delfines titiriteros se columpian al azar, y doce sillas de posta llenan de espuma la mar (Campanillas, 24) ?Grillo? tiene el ritmo y la musicalidad de las seguidillas. La brevedad de los versos, la repetición de rimas y la abundancia de diminutivos, le presta ese aire ligero, festivo, gentil y gracioso: Mañana mañanera de dominguillo, de pitos y de globos y azucarillos. (Campanillas, 30) ?Libélula? tiene música de pregón: ¡Cucurucho! ¡Barquillero! Las mariposas del aire se te escapan del sombrero. (Campanillas, 36) Los niños son los primeros en descubrir y disfrutar de la dimensión lúdica del lenguaje; jugar con los sonidos, jugar con las palabras, jugar con las frases...les proporciona momentos de gozo y diversión. Jugar con los significados también tiene para ellos el atractivo del misterio y de la adivinanza; la poesía escrita para los niños ha de incorporar imágenes y metáforas sugerentes; el niño puede descifrarlas gracias a su imaginación y creatividad, y en última instancia no importa que no entienda todo del todo. En los poemas de Marina Romero encontramos abundantes ejemplos de imágenes y metáforas llenas de sugerencias graciosas y evocadoras de mundos mágicos y sutiles. En ?Castor? se le llama a este animalito: castor albañil pastor de mil agujeros del alba. (Alegrías, 6) En ?Pico Carpintero? las personificaciones contribuyen a la animación de la canción de juego: 146 el lago se alborota, jugando a la pelota, la nieve se derrite, jugando al escondite, (Alegrías, 12) En ?Ardilla? los componentes del firmamento cobran vida creando esa imagen de ?fiesta en el cielo?: Y la estrella más grande ¡que vergüencilla! ¡que se lava la cara con salivilla! (Alegrías, 24) ?Gusano? muestra un idilio tierno y gracioso en el que el jazmín juega al juego del aire y el gusano tiene la risa de mora blanda: Los vientos se van cantando aleluyas a la boda, el gusano luce guantes, el jazmín luce corona. (Alegrías, 27) En ?Cigarra? los diversos árboles cobran vida y crean ese mundo poético de luz, colores, sonidos, formas, sensaciones... Cerezo, ¿en dónde guardas la flor del beso? Abedul, ¿cuándo te vistes de cielo azul? (Alegrías, 32) ?Petirrojo? recrea la ensoñación de un niño. La imaginación y la realidad se mezclan en este poema por medio de imágenes: Si yo sembrara mi corazón en el jardín, ¿cuántas rosas saldrían por la tarde, madre? (Alegrías, 33) 147 ¿Qué podríamos decir de la belleza de imágenes y metáforas de ?Gorrión?: Yo quiero ser un tic-tac de tu rojo corazón, una lucecilla blanca de tu ventana interior, un aire de tu suspiro, un pétalo de tu flor, (Alegrías, 36) El poema ?Camello? es como un juego de adivinanzas en el que se combinan realidad e imaginación: ¿Para qué sirve el agua que hay en los lagos? - Para los tres camellos de los tres Magos. (Alegrías, 38) Hermosas imágenes en ?Burro?, dedicado a Platero: En las tardes claras de la luna grande, Platero le cuenta la luz al paisaje. (Alegrías, 46) El personaje que nos habla desde los versos de ?Garza? pertenece a un mundo de sueños y fantasía: ¿de dónde eres? - Soy de las veinte ciudades en donde el agua no duerme. (Alegrías, 53) Las metáforas del poema ?Tres Peces? aportan brillo, sabor y colorido: Al agua se marcharon dos elefantes, almendras en la trompa, siempre adelante. (Campanillas, 13) 148 Las abundantes personificaciones de ?Calamar? contribuyen a dar esa imagen del fondo del mar, agitada y llena de vida: Caballitos que la llevan tienen que remadrugar, con las estrellas marinas sirviéndoles de radar. (Campanillas,24) Las metáforas de ?Libélula? crean un ambiente poético y etéreo en el que oímos la voz del barquillero: ¡Pajarita! ¡Voladora! Los pensamientos del parque piensan la luz de la aurora. (Campanillas, 36) Las imágenes de ?Martín pescador? crean un paisaje inquietante y turbador: En la cuesta, las encinas se bajan y se levantan, la luna haciendo cabriolas se ha deshecho en mil rodajas. (Campanillas, 41) Poemas rompecabezas. (De animalotes y animalillos)112 Todos los poemas de este libro han sido creados por Marina Romero con el propósito de divertir al niño. En el Prólogo la autora da a su público infantil las instrucciones necesarias para manejar estos poemas juego, en los que hay que adivinar qué animal es ése del que se habla. El nombre de dicho animal rima con otros nombres de versos anteriores, detalle que aprovecha la autora para animar a los niños a descubrirlo, y a que hagan poesía haciendo acertijos. He aquí una muestra de dichos poemas: De todo el arco iris tengo colores, 112 Poemas rompecabezas (de animalotes y animalillos), de Marina Romero, está ilustrado por Miguel Ángel Moreno y editado por Edelvives (Zaragoza 1999). (Primera edición 1989). 149 como en el campo tienen algunas flores; y cuando _ _ _ _ _ , suspiros de colores suben al cielo. Cuando se asoma al monte la _ _ _ _ _ _ _ _ _ , las mulillas del amo van a la era, y yo las sigo con todos los colores que van _ _ _ _ _ _ _ , pues son hermosas con sus alas de gasa las mariposas. (p. 20) En algunos de estos poemas la disposición gráfica de los versos ya supone un juego. El único propósito de la autora en la realización de estos poemas es el de divertir a los niños y que, a través del juego, se inicien en el oficio de poetas; (esto implica que otras cualidades como el lirismo, el ritmo y la rima, la musicalidad..., tan abundantes en su anterior poesía, estén menos presentes). 150 2.2.-CELIA VIÑAS Para enjuiciar la obra de esta autora y valorarla en su justa medida, es imprescindible hacer un poco de historia a fin de repasar el panorama que ofrecía la literatura infantil en aquella época de posguerra. Las apreciaciones de Jaime García Padrino en su obra Libros y literatura para niños en la España contemporánea113, nos dan una idea clara de lo que supuso este período: ?El final de la Guerra Civil completó la frustración de las posibilidades más innovadoras que, durante los primeros años treinta, animaron las creaciones dedicadas a la infancia y a la juventud. La ruptura con el pasado inmediato se unía a la búsqueda de un nuevo sentido y de unos nuevos valores humanos y espirituales, dentro de un clima de aislamiento calificado como aprovincianamiento cultural. Las muy duras condiciones materiales para la propia existencia de la gran mayoría de los españoles aumentaron las dificultades derivadas de la depauperación cultural. La pobreza de las publicaciones infantiles y juveniles venía impuesta por la escasez en el aprovisionamiento de papel... Por otra parte, el servicio de la censura gubernativa imponía concretas orientaciones ideológicas, además de purgar y expoliar los fondos de las bibliotecas públicas y escolares, o los de las editoriales anteriores al inicio de la guerra?. Como características más notables de las obras escritas para los niños en esta época, anota un claro predominio de la exaltación de los valores familiares, una marcada orientación religiosa y un obligado canto a los valores históricos del pasado imperial de España. ?Las creaciones infantiles estaban llenas de cursilería y ñoñez, empleadas éstas como un peculiar escapismo ante la dura realidad, solían responder a una visión deformada y tendenciosa y eran normales los tratamientos idealizados, tontorrones y mediocres a la hora de utilizar los recursos literarios?. Los temas no ofrecían una mínima originalidad y ?sembrar en el alma del niño es asegurar la cosecha del hombre del mañana?, eran palabras que definían la preocupación de buena parte de educadores por lo que ofrecían al niño unas lecturas de clara intencionalidad instructiva y moralizadora a la que se añadía la intención política de ?curar y rectificar el extravío que en los últimos años afectó a la enseñanza?. Los textos dedicados a lecturas escolares estaban agobiados por esa servidumbre de lo literario a esos claros objetivos educativos. ?Un estilo 113 GARCÍA PADRINO, J. Libros y literatura para niños en la España contemporánea. Madrid: Pirámide, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1992. Las notas de este epígrafe han sido extraídas del apéndice titulado ?Panorama actual de la literatura infantil española (1939-1991)?, pp. 497-506. 151 flojo y pedestre, un tono sermoneador y carente de agilidad narrativa, una escasa originalidad temática y la reiteración de personajes prototípicos ahogaron los alientos literarios que podían haber impulsado la creación de aquellas lecturas escolares?. ?Este desafortunado maridaje de la intencionalidad educativa y la literatura se mantuvo durante las dos décadas siguientes. El espíritu de lo que debía ser la Nueva España intentaba armonizar los valores religiosos y los ideales virtuosos con la formación de excelentes patriotas. Dentro de este ambiente instructivo no faltó el inequívoco proselitismo ideológico, más apreciable en los años cercanos al fin de la guerra?. Con respecto a la poesía dedicada al niño y en medio de tan difícil panorama, pocas fueron las excepciones relevantes; cabe destacar la obra Mis canciones (1943), de Palmira Jaquetti, y Arquita de Noé, de Alfredo Marqueríe. Una obra que sobresale, por méritos propios, entre las publicadas en aquellos años es Canción tonta del Sur, de Celia Viñas. La edición que utilizamos para este análisis, que es, por otra parte, la más extensa; cuenta con un amplio y pormenorizado prólogo de quien mejor conoció a Celia viñas, Arturo Medina114, en el que nos da a conocer datos interesantes como el de la publicación de esta obra, en 1948, que se produce a expensas de la propia autora y tuvo una difusión muy limitada en su salida; la crítica, en general, fue ?parva, topiquera y escasa?. Afirma también que Canción tonta... es hoy un libro inencontrable, y que es, si no el más perfecto, sí el más definitorio y transparente en el hacer poético de Celia, y un hito radiante en el mapa de la lírica infantil española, y que fue estúpida e injusta la ignorancia en que permaneció durante años. Añade Arturo Medina en este ?Prólogo segundo?, una crítica del panorama que ofrecía la poesía infantil cuando Celia publicó sus poemas: ?En aquellos días la verdadera poesía se hallaba prácticamente ausente de las lecturas infantiles. O lo que era peor, los versos que se imponían a los niños, no para el deleite, sino para el aprendizaje memorístico, naufragaban por derroteros y objetivos equivocados?. En los versos infantiles de la época, detecta cinco estamentos de desigual presencia y calidad. Recopilaciones de versos de tradición oral, como nanas, villancicos, adivinanzas, retahílas, trabalenguas, retornelos de corro o comba, aleluyuas, 114 VIÑAS, C. (1948). Canción tonta en el Sur. Almería: Gutenberg. En 1984 se hace una 2ª edición (edición homenaje) para la que Arturo Medina escribe el ?Prólogo segundo?. La edición que ahora manejamos es la tercera, de octubre de 1985, en la que se incluye dicho prólogo. 152 etc., de cuyo género hay, en ese tiempo, muy pocas colecciones; ?Lo que cantan los niños?, de Fernando Llorca sería lo más próximo a Celia. Otro grupo de autores estaría formado por ?ramplones versificadores, que, al socaire de designios utilitarios, fraguaban estrofillas pedrestres o acursiladas. Poemarios profusos... que no escondían su propósito didáctico o su descarado afán proselitista. Con asuntos blandengues, e incluso tétricos, pretendían guiar al niño a la virtud ficticia, al patrioterismo a ultranza?. Anota, en tercer lugar, la presencia de ?autores conocidos, o anónimos, consagrados en dispares menesteres creativos y señores en el arte de versificar, que consiguen en determinados instantes tal punto de sensibilidad, tal diáfana plasticidad, tal relevancia acústica, tal acercamiento, querido o no, al mundo de los niños, que sus poemas son, por derecho propio, poemas infantiles: Santillana, Juan del Encina, Santa Teresa, Lope... y los hombres todos de la intrahistoria que pusieron en pie cancioneros y romances. Y en la contemporaneidad de Celia, los Machado, J. R. Jiménez, Emilio Prados, Gerardo Diego, Villaespesa, Adriano del Valle... Y entre ellos Rafael Alberti y su Marinero en tierra?. Otro estamento estaría formado por ?autores de prestigio que escriben ex profeso poemas para niños, pero que enmascaran la publicación, como una especie de apéndice un tanto vergonzante, en continentes de más amplios cometidos. Tal es el caso de Fernando Villalón, Clemencia Laborda y Federico García Lorca con sus ?Canciones para niños?, incluidas en su libro Canciones?. Arturo Medina completa esta clasificación mencionando a los ?autores que destinan a sus poemas infantiles volumen independiente, como Alejandro Casona con La flauta del sapo, o Alfredo Marqueríe con Arquita de Noé?. La contemplación de este panorama ?tan plagado de indigencias, reticencias y equívocos acerca de la lírica infantil?, sirve a este crítico como punto de partida y referencia para hacer una valoración de Canción tonta del Sur de la que dice que fue, en su época, un libro insólito, y que no es sorprendente en aquel clima su irrelevante resonancia. Se pregunta en primer lugar si es un auténtico libro para niños; muchos de sus poemas, debido al momento de su aparición, coincidente con el creacionismo, son como acrobacias surrealistas; pero ¿es poesía infantil solamente la que se capta en su integridad significativa por el niño?, ¿hemos de descartar, en consecuencia, cualquier poema cuyos contenidos no tengan la suficiente nitidez?... Arturo Medina responde a sus propias preguntas con una de las reflexiones básicas en lo que a poesía infantil se refiere: ?El hondón de la poesía lírica se esconde inaccesible hasta para el propio poeta. Además, la creación artística, sea cual sea su naturaleza, no es únicamente 153 lo conceptual. A la par son las formas de expresión. No es ya lo que se expone, sino el cómo se expone. La poesía no se explica. Lo que dice, dice, es un axioma. El niño se sentirá atraído por la melodía que le viene dada por los elementos rítmicos que configuran el lenguaje poético. El resto lo obtendrá por añadidura?. También considera Canción tonta... lírica infantil porque, según sus palabras, en ella Celia detentó inocencia, sabiduría y voluntad para que así fuera. Y lo es porque no hizo poesía sobre el niño, sino para el niño. Y es poesía infantil por la fluidez y brevedad de los poemas, por el adelgazamiento de los temas, por la alacridad y agilidad, por el tino en el uso de onomatopeyas, epítetos y diminutivos, por el recatado humor que estimula la sonrisa. Y lo es también por su caudal metafórico, coincidente esto con el artificio connatural al lenguaje poético y al pensamiento del niño, que parafrasea, semejante al poeta, la realidad, no como es, sino como se la forja. Y es poesía para niños, en fin, porque Celia gozaba de la necesaria maestría para obtener el máximo partido de los resortes estilísticos. Versos de arte menor con los que se divierte e inventa. Movilidad, ligereza, cambios súbitos, acordes con la mutabilidad y presura del niño. Y es lírica infantil, en fin, porque Canción tonta... abarca lo más importante de los intereses del niño: sus deseos, sus juegos, sus sueños, sus preferencias, sus miedos, sus oraciones, sus amigos, sus fantasías....115 Con motivo del 50 aniversario de su muerte la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil publica un artículo116 en el que su autora Ana Mª. Romero Yebra, pone de relieve la importancia que la persona y la obra de Celia Viñas tuvo en su momento. De ella anota que durante la triste posguerra iluminó el panorama de la literatura infantil con sus poesías y también con su manera de enseñar. De su obra Canción tonta..., afirma que abrió nuevos caminos para los poetas que siguieron a Celia en la noble tarea de acercar la poesía a los niños. Eran malos tiempos para la poesía, continúa Ana Mª. Romero, ya que en la época de su publicación, la auténtica poesía estaba ausente de las lecturas infantiles y los versos se imponían a los niños para el aprendizaje memorístico o con fines didácticos, no para su gozo o disfrute. También se pone aquí de relieve la actitud vital e innovadora de Celia Viñas y su calidad como profesional, capaz de transmitir a sus alumnos del 115 Citas tomadas del ?Prólogo segundo? de la citada obra. Dado el relieve que A. Medina tiene como crítico de literatura infantil, y del valor de sus afirmaciones, aceptadas como bases de la creación poética actual, hemos considerado oportuno el análisis pormenor¡zado de dicho prólogo. 116ROMERO YEBRA, A. M. ?Celia Viñas Olivella y su Canción tonta en el Sur?. C. L. I. J. (junio, 2004), pp. 20-26. 154 instituto el amor a los clásicos, abriéndoles los ojos a lo sensible, a lo sublime, a la belleza de lo literario y enseñándoles a sentir a García Lorca y a Miguel Hernández, entonces poetas prohibidos. De Canción tonta..., añade Ana Mª. Romero, que es ella misma, Celia. Son sus clases, sus niños... pero agrega que es un libro en el que la autora no se desprende de toda la carga cultural que posee, ni de su gusto por un lenguaje elevado. La suya es una poesía infantil llena de ideas y conceptos, sin caer en la sencillez extrema de otros poetas que escriben para niños. En ella hay una cierta dificultad de tipo metafórico o conceptual que a veces escapa a la comprensión de los pequeños, los cuales, sin embargo, gustan de sus versos porque en ellos todo parece más cercano, más familiar y rebosante de vitalidad y delicadeza. Ana Mª Romero llama a esta poesía ?poesía de lo cotidiano?, añadiendo que en la autora, igual que en Lorca o en Alberti, la viabilidad fonética de la lengua alcanza logros insospechados, deslumbrantes, y su léxico evoca por connotación estados, cualidades y seres que a veces están más allá de la realidad presente y objetiva. Agrega que todo esto se traduce en la creación de una lírica absolutamente singular y personalísima, llena de frescura y sabiduría, y que se dirige al niño desde las vivencias infantiles de la autora, desde el conocimiento del niño como maestra observadora y desde el buen hacer poético de una escritora que saca el máximo partido a los resortes estilísticos, a los destellos metafóricos, al humor que provoca la sonrisa, y sabe liberar ágilmente los corsés de la métrica, dándole más movilidad y unos quiebros del ritmo que sorprenden. Como reflexión final a este análisis, Ana Mª. Romero afirma que no es ésta poesía intelectual, sino experiencias poéticas del mundo que ella vive, gozado cotidianamente. Canción tonta en el sur se inicia con ?Nanita, ea? apartado compuesto íntegramente por canciones de cuna. La autora dedica estos poemas a su madre y a su abuela Carlota ?por sus primeras canciones de cuna?. La composición titulada ?Quería la luz el niño? nos recuerda la hermosísima ?Canción de cuna de los elefantes? de Adriano del Valle: Quería la luz el niño, no se la podían dar. -Duerme, cachorrillo mío, que el hombre negro vendrá. (P. 15) ?A lo lejos, el mar? y ?Nana en el recuerdo de Lope? cuentan con la inspiración y la belleza de los villancicos de Lope de Vega: 155 No corráis, vientecillos, con prisa tanta, porque al son de las aguas despierta el alba... (p. 16) ?La nana del pastor en Navidad? se inicia con una preciosa imagen: A la nanita nana, nanita ea. El mar es una cuna para la tierra. (p. 19) ?La nana de la niña mala? forma parte de las antologías de la poesía infantil actual mas relevantes; es una graciosa y tierna composición con ecos de canción popular: No quiere dormir, no quiere crecer, no quiere mi niña no quiere crecer. -Señor lobo, venga, venga por acá. (p. 21) ?La nana del arbolito alto? recoge un fragmento de una conocida canción popular: ?A los árboles altos los mueve el viento; a los enamorados, el sentimiento.? Ay, amor mío, las estrellas se apagan cuando te miro. (p. 25) ?Fantasía y juego? está dedicado a los recuerdos infantiles de la autora en su tierra catalana y contiene poemas que hablan de otros niños, como en el caso de ?La canción de los niños? o ?Pescador de estrellas? con ecos de canción infantil: 156 Cayeron las estrellas en el fondo de un pozo y el niño se fue a verlas. Cu-cú- cantaba la rana, Cu-cú- debajo del agua. (p. 31) En otros poemas cristalizan recuerdos de sus juegos y juguetes. ?Cuento?, ?Sorpresa?, ?Alfombra mágica?, ?Dibujo?, son algunos de ellos; se trata de poemas muy breves: Abro el libro y salta la paloma de un dibujo sobre mi falda. (p. 45) En el apartado dedicado a la escuela los poemas nos hablan de ese primer tiempo del colegio, que es vivido de forma tan especial por los niños pequeños. Algunos son muy conocidos pues forman parte de antologías y libros escolares; ?Tabla de multiplicar?: Dos por uno es dos, dos por dos, cuadro. tras de la ventana, un cielo claro. (p. 65) ?La escuela del fondo del mar? es un delicioso poemita que más tarde inspirará alguno de Gloria Fuertes: ¿Conoces la escuela del fondo del mar donde los pescaditos se van a estudiar?. (p. 75) ?Párvulos? es un poema que habla de lo que significa para el niño pequeño su primera maestra: ¿Tú has tenido una maestra como yo, di, con su falda de cerezas? (p. 69) 157 ?El mundo del como si? es el apartado más extenso y abarca gran variedad de temas. Títulos como ?El gallito?, ?La abeja?, ?El primer resfriado?, ?Sarampión?, ?Hermana?... están incluidos en la mayor parte de antologías de poesía infantil y libros de lecturas para niños. Son poemas con grandes logros estilísticos y con temas muy próximos a los niños. Vemos el ejemplo de ?Hermana?: Ha venido la cigüeña. Tengo una hermana nueva y es tan tonta y tan chiquita que no sabe ni sabrá dónde están las zapatillas ni la pipa de papá. (p. 129) ?El primer resfriado?: Me duelen los ojos, me duele el cabello, me duele la punta tonta de los dedos. (p. 117) En algunos el ritmo es el protagonista indiscutible. ?Los palos del telégrafo?: Uno, dos, tres, uno, dos tres, otra vez los palos de telégrafo junto a mi tren. (p. 93) En otros se deja ver una clara ascendencia popular. ??Cancioncilla boba de la geografía frutera española?: Riberita de la mar, el toronjil lleno de azahar. Ribera, riberita del río las aceitunas 158 sobre el olivo. (p. 99) El último apartado ?Santo, santito? está compuesto por poemas de asunto navideño; ?San José?, ?Adoración de los pastores?, ?Reyes Magos?. Alguno de ellos tiene una belleza singular; ?Una estrella se ha perdido?: Una estrella se ha perdido, ¿sabes tú dónde estará? -En la copa de un olivo anoche la ví brillar cuando cantaban los grillos su canción de soledad. (p. 133) También encontramos algunas canciones de alba dentro de este apartado; cuentan con la gracia fresca, festiva y ligera de las alboradas tradicionales: ?El alba del Señor San Juan?: Las aves del cielo bajan a cantar porque viene el alba del Señor San Juan. Tocad tambores, gaitas, chirimías, panderos, sonajas, que ya el alba fría se calentará porque viene el alba del Señor San Juan. (p. 139) Las canciones de marzo, también conocidas como Marzadas en la tradición popular, están recreadas en el apartado; ?Canción tonta de los niños en marzo?: Marzo, marcero, buen carpintero, luz sin arrugas, cuchillo al viento. Vientecico murmurador, marzo, marcero, verde el color. (p. 145) 159 Algunos poemas son de asunto religioso; ?La Virgen camina hacia Belén?, ?San Cristobalón?. Uno de ellos recrea la conocida oración de los niños a la hora de ir a dormir: Cuatro angelitos tiene mi cama; cuatro ventanas tiene mi alma. Cuatro palomas me dan sus alas y cuatro estrellas sus luces claras. (p. 149) El libro termina con un resumen biográfico y una nota del editor en la que aporta datos de la actividad de Celia Viñas como profesora y pedagoga. Aclara también que esta edición de octubre de 1985 incluye detalles de ediciones anteriores como el dibujo de la portada, de la primera edición y realizado por un alumno de 4º de Bachiller, así como los dibujos del interior, que aparecieron en la primera tirada popular con motivo del homenaje en el treinta aniversario de su muerte. 160 2.3.-GLORIA FUERTES Con el fin de aproximarnos a la extensísima producción de poesía para niños de Gloria Fuertes, hemos tomado como referencia el análisis que Jaime García Padrino hace de la poesía infantil desde un punto de vista cronológico.117 En dicho artículo se nos ofrece un panorama general de lo que ha sido la poesía para niños desde los últimos años del siglo XIX y primeros años del XX en los que aquella ?poesía para los niños queridos? era un mero instrumento al servicio de mensajes de neto contenido educativo, hasta los años actuales en cuyo panorama, (mucho más prometedor), la nota más destacada es la propia actitud de los creadores que dedican su obra a los niños y escriben teniendo en cuenta sus gustos y sus características. En este dilatado espacio de tiempo la poesía de Gloria Fuertes aparece situada en dos épocas diferentes: En una primera época publica sus primeras creaciones en la revista Maravillas con un personaje, ?Coleta?, cuyas peripecias narra la autora en prosa y en verso; diez años más tarde, en 1952, publica su primer libro Canciones para niños, con poemas de carácter infantil, al que le siguen Villancicos y Pirulí, (Versos para párvulos), en 1954. Estas publicaciones coinciden con la aparición de Columpio de luna y sol, de Pura Vázquez y, junto a publicaciones anteriores como Mis canciones, de Palmira Jaqueti, Arquita de Noé, de Alfredo Marqueríe, Canción tonta del Sur, de Celia Viñas, suponen el inicio de una búsqueda de nuevos tratamientos en la literatura infantil española a favor de una dignificación del género. De Canciones para niños dice Jaime García Padrino que ya apuntaba el gusto de la autora por las rimas fáciles, sonoras, por el término coloquial que anima con gracia sus versos, pero con más auténtica sensibilidad y emoción poética que en otras de sus obras posteriores118 y pone como ejemplo la ?Canción del niño alegre?. La década de los setenta marcó otra época de rasgos propios en la evolución de la literatura infantil española, caracterizada por una renovada preocupación social hacia los valores de dicha literatura y por una renovación en las líneas editoriales. ?Durante este período de los setenta, Gloria Fuertes inició su época más prolífica y más cercana al gran público. Desde Don pato y Don Pito (1970) hasta El libro loco, de todo un poco (1980), publicó una docena larga 117 Se trata del artículo ?La poesía infantil en la España actual?, citado con anterioridad. 118 ?La poesía infantil en la España actual?, p. 76. 161 de títulos, como si su autora hubiese descubierto un productivo filón, caracterizado por el cultivo de unas formas versificadas elementales, las situaciones simples y la búsqueda del hallazgo ocurrente como expresión de un sentido particular del humor. Nadie puede negar la aceptación de este tipo de poesía, demostrada por las ediciones sucesivas de sus obras. Otra cosa es la lectura más exigente, sobre todo si tenemos en cuenta sus cualidades poéticas innegables, que hacen de la autora una de las voces más personales e inconfundibles entre las generaciones poéticas de la poesía española actual, pero que parece haber elegido un tránsito más fácil por el muy exigente camino de la auténtica poesía para niños?119 La selección que Francisco Ynduráin hace de los poemas de Gloria Fuertes en su Antología poética120, abarca lo escrito por la poeta desde 1950 a 1969. Lo que escribe en su prólogo acerca de los mismos lógicamente se refiere a los poemas escritos con anterioridad a esa época de más ?proliferación?. Este crítico, tras poner de relieve los riesgos que tiene escribir poemas para niños, y decir que es más sencillo para una ?sensibilidad femenina?, afirma que esta autora es un caso singularmente notable de aciertos expresivos en este comprometido terreno, y con un variado registro de acentos, desde el más ingenuo y límpido, hasta el más travieso, con sus ribetes de humor zumbón. La autora, que desdeña las fórmulas métricas de receta, no ha dejado de plegarse, eso sí, con mucha libertad, a algo que viene siendo tradicionalmente peculiar de los poemas infantiles, la rima asonante, los versos de seis y de cinco y aún de cuatro sílabas, que dan la impresión de alacridad leve; y las estrofas cortas, recurrentes, que acaso se adaptan a un esquema de cantos familiares. La poeta sabe, más bien siente, unas exigencias internas del ritmo, que nace indisoluble con el poema. Otras veces la poeta parte de un ritmo dado, de una frase procedente de un cantarcillo de carácter tradicional, y sabe conservar la frescura y andadura. Después de analizar otros aspectos de la poesía de esta autora como son los deliberados efectos lúdicos de las rimas, las notas de humor, la lección que se desprende de muchos poemas que ?brota sola, sin ademanes de dómine, entre sonrisas?, este autor añade que estos poemas nos encantan a los mayores, y ya no sólo reviviendo nuestra infancia, sino por la virtud de la obra bien acabada. Los poemas seleccionados por Ynduráin pertenecen a Canciones para niños y Pirulí. 119 ?La poesía infantil en la España actual?, p. 79. 120 YNDURÁIN, F. Gloria Fuertes. Antología poética. 1950-1969. Barcelona: Plaza y Janés, 1970, pp. 13-17. 162 En el artículo ?El rincón de la poesía?, firmado por Ana María Romero Yebra, vemos una clara alusión a esta poesía de la segunda etapa de Gloria Fuertes. En el apartado ?La última de la fila? comenta la gran dificultad para publicar poesía, difundirla y hacerla llegar a los niños; ?Sabemos que crearla es difícil, y que conseguir rimas con la espontaneidad y la frescura de los versos de tradición oral no está al alcance de cualquiera. Se han publicado libros de poesía infantil que cultivan unas formas versificadas elementales, situaciones simples en unas supuestas imágenes del mundo infantil, hallazgos humorísticos ocurrentes, que son un tránsito fácil en el exigente camino de la auténtica poesía para niños.?...; ?hay otras obras donde el autor no trata de rebajarse hasta el nivel del niño, sino elevarle hasta su particular visión del mundo compartida entre poeta y lector para conmover sus sentimientos. Estos creadores autoexigentes no se conforman con el camino más fácil de los supuestos gustos infantiles o comerciales, y siguen viviendo la poesía que ofertan al niño como lo que es: un medio de expresión bellísimo que lo pone en comunicación con los demás a través de su función creadora.? 121 Ana Pelegrín califica la obra poética de Gloria Fuertes dedicada a los niños de ?superproducción rimada? y habla de su ?personal humor? en ?aleluyas y rimas inmediatas?.122 En el prólogo de su antología Poesía española para niños, dentro del apartado dedicado a las publicaciones de los años 1940-1950 y posteriores, anota: ?Un caso peculiar por su incesante producción y por su fuerte y personal actitud comunicativa es el de Gloria Fuertes. Aunque evidente es la huella de la canción popular en Canciones para niños (1952), Pirulí (1955), Don Pato y Don Pito (1971) es notoria su voz diferente: el uso del lenguaje coloquial, subrayado por un humor cotidiano y madrileño, las rimas aleluyísticas, la narración de hechos y situaciones de la realidad, el reiterado uso de aliteraciones y consonantes rotundas, le confiere un aire de poesía fluida y popular, inédita, acentuada a partir del Camello cojito (1973), El hada acaramelada (1973), La oca loca (1977)?. Para su antología Ana Pelegrín selecciona dos poemas: ?Canción del niño alegre?, de Canciones para niños, y ?Mariquita?, de Pirulí. De El hada acaramelada es la mayor parte de los poemas que Arturo Medina selecciona para la antología El silbo del aire: ?Gallinita ciega?, ?Gallinita?, ?Tango?, ?Cerdito, mosquito y chivito?, ?Todo en su sitio?, ?Mata al tigre?, ?Doña Pitu Piturra?, ?El burro y la escuela?, ?En la plaza de Oriente? y el villancico ?Déjeme al niño?. Los poemas seleccionados por Carlos Reviejo y Eduardo Soler para la antología Canto y cuento son prácticamente los mismos que los del Silbo del 121 ROMERO YEBRA, Ana Mª, ?El rincón de la poesía?. C. L. I. J., nº 58 (abril 1994), p. 18. 122 En el artículo ?Poesía infantil? de la revista C. L. I. J., nº 14, pp. 8-9. 163 aire, menos el ?Villancico del niño dormilón?, que pertenece a El camello cojito. Carmen Bravo Villasante dice de la ?madrileñísima? Gloria Fuertes que parece un personaje de los sainetes de Arniches y selecciona en su Antología de la literatura infantil española los poemas ?La gallinita?, ?Mariquita?, ?¡Déjame al niño!?, ?Los peces van a la escuela? y ?Todo en su sitio?. Vemos cómo estos expertos en poesía infantil, tanto en sus críticas como a la hora de seleccionar poemas para sus antologías, están de acuerdo en que, si bien los poemas que Gloria Fuertes escribió para niños en una primera época contienen la dosis de belleza, ternura y aliento poético imprescindible para este tipo de poesía, lo escrito en épocas posteriores adolece, en general, de estos requisitos encontrando, en la mayoría de los casos, unos versos simples de rima fácil en los que prima la ocurrencia sobre la calidad poética. Nos parece hermosísimo el poema ?Versos de la madre? que aúna ternura, belleza y emoción: Cierra los ojitos, mi niño de nieve. Si tú no los cierras, el sueño no viene. Arriba, en las nubes, las estrellas duermen; y abajo, en el mar, ya sueñan los peces. Mi niño travieso, mi niño no duerme. Pájaros dormidos, el viento los mece. Con sueño, tu sueño sobre ti se extiende. Ángel de su guarda, dime lo que tiene. Que venga la luna 164 que a la estrella mece: que este niño tuyo lucero parece. (El silbo...p. 24) En ?Canción del niño alegre? la ternura, la gracia y el humor se unen formando una bella composición: Yo quisiera ser herrero para una fragua comprar con un yunque chiquitito, un martillo de cristal. 123 ?Gallinita ciega? pertenece al libro El hada acaramelada; de sus versos se desprende un sentimiento de ternura y una cierta tristeza: Gallinita estaba presa en su corral, con la pata atada a un matorral. Gallinita cose, cose un delantal para su pollito que no sabe andar.124 Un sentimiento similar de ternura y compasión despierta el protagonista de ?El burro en la escuela?, también de El hada acaramelada: Una y una, dos. Dos y una, seis. El pobre burrito Contaba al revés. -¡No se lo sabe! -¡Sí me lo sé! 125 123 Pertenece a Canciones para niños. Ana Pelegrín lo selecciona en su Poesía española para niños,. pp. 43-44. 124 En p. 52 de El silbo... y en p. 128 de Canto y cuento. 125 En el silbo... p. 74 y en Canto y cuento, p. 37. 165 ?Doña Pitu Piturra?, del libro Pirulí, cuenta con unos versos repetitivos y sonoros que tienen un ritmo muy marcado: Doña Pitu Piturra tiene unos guantes; Doña Pitu Piturra muy elegantes. 166 2.4.-JAIME FERRÁN.126 La década de los 50 se caracteriza por manifestar una renovada sensibilidad poética hacia el mundo del niño, dejando definitivamente atrás aquella ?poesía para los niños queridos?. Sería en la década siguiente cuando la poesía infantil conoció una cierta atención creadora más acorde con la corriente que Jaime García Padrino caracteriza como poesía formativa. En esta época, autores como Julio Alfredo Egea, con su Nana para dormir muñecas, (1963), Mª Luisa Muñoz de Buendía, con La princesita de la sal (1967), Mª Elvira Lecacci, con Molinillo de papel (1968) y Jaime Ferrán, con Tarde de circo, (1966), ya no consideran que sólo el verso breve, el romance, las cuartetas... y otros esquemas de gran sencillez y elementalidad son los más adecuados para el lector infantil. Se introducen nuevas estructuras estróficas con versos de arte mayor y con combinaciones heterosilábicas. Además de esto, Jaime Ferrán explora las posibilidades de la disposición del verso en el espacio tipográfico. En Tarde de circo, su primera obra de poesía para niños, escrita en 1966, recurre a estructuras binarias con rima asonante y versos heptasílabos como en ?Pasacalles?: El pueblo se ha vestido de domingo esta tarde. Hay en las calles un rumor de pasacalle. (p.3) En ocasiones el sentido del poema se refuerza mediante la ruptura de la estructura lineal del verso, como en ?El elefante?: Cuando la música termina se oye un redoble y en la tarde 126 Para esta visión en perspectiva de la obra de Jaime Ferrán nos ha sido de gran utilidad el artículo ?La poesía infantil en la España actual?, p. 81, del libro de Jaime García Padrino Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación, ya citado anteriormente, así como el libro del mismo autor Libros y literatura para niños en la España contemporánea, en su apéndice ?Panorama actual de la literatura infantil española (1939-1991)?, p. 546, también citado con anterioridad. 167 hay como un lento escalofrío. Se ha levantado vacilante -nadie respira ni se mueve- la lenta pata, oscura y grande, (p. 21) En algunos poemas utiliza la palabra partida y los encabalgamientos como expresión de una ruptura en la perspectiva, desde la que se describe una situación o unos personajes, como en ?Los acróbatas?: ¡Nuevo redoble! Queda uno de ellos ahora sobre el primero. Al cabo, el tercero, penosa- mente se ha encaramado sobre el otro. (p. 48) A menudo, el verso libre, las rimas asonantes y la disposición lineal en el espacio crean unos logrados efectos rítmicos, visuales y sonoros: ?Los payasos? Uno, dos, tres... Ya salen, ya salen los payasos. (p. 10) El efecto resultante de esta combinación de recursos estilísticos, métricos, rítmicos y gráficos es, en algunos de los poemas, especialmente notable. En ?El desfile? nos parece percibir la sensación de un auténtico desfile; la disposición gráfica de las palabras en el verso, las cadencias debidas a las pausas, la enumeración lenta de cada elemento, hace incluso participar al lector de ese desfile final. Suena la música final. Están todas las luces encendidas. 168 Pasan, uno tras otro, con presteza, payasos, trapecistas, leones, elefan- tes, cebras, ciclistas, (p. 87) La disposición de los poemas en el libro sigue el orden de los diferentes momentos de una tarde real de circo; el primero de ellos, ?Pasacalle?, refleja incluso la gozosa ilusión y la tremenda excitación que produce en el público infantil este acto inicial, promesa de una diversión asegurada. Los poemas siguientes van presentando a los demás personajes y protagonistas del circo: el león, el elefante, los ciclistas, el bravo oso polar... y los últimos poemas son para la despedida y el recuerdo. ?El desfile? es como un decir adiós a una inolvidable tarde; notamos como una despedida nostálgica a ese mundo de la infancia. ...cuando todos al cabo abandonan la pista, queda un eco nostálgico de agridulce alegría, de luces que se apagan, de circo que termina... Y nos quedamos solos en la tarde vacía. (p. 89) En el último poema, ?La partida?, se pone claramente de manifiesto esa nostalgia por aquellas tardes de circo en compañía y por todo aquel tiempo que ya no podrá volver. Han pasado los años, de aquel circo pequeño 169 que siempre, por septiembre, llegaba a nuestro pueblo, hemos pasado al circo de la vida donde todos tenemos nuestro puesto asignado, nuestro número presto. (p. 95) Las ilustraciones, de Carlos D?Ors, están realizadas con trazos firmes y colores atractivos. La riqueza del color y la energía de la pincelada suponen un complemento ideal a estos poemas cuyo tema es tan del gusto de los niños. En 1972 Jaime Ferrán continúa por el camino de su obra anterior con Mañana en el parque. De nuevo, el verso de métrica libre y las rimas asonantes se combinan con la disposición lineal en el espacio para conseguir un juego rítmico con los sonidos y formas visuales. Hay divertidas comparaciones, (las llamas son ?princesas pensativas de los Andes?, el hipopótamo es un ?barco cansado?), que son realzadas por la ubicación de los versos en el espacio de cada página y por las ilustraciones que recrean la forma del cuerpo de cada animal. En 1981 escribe La playa larga127, libro que sirve al autor, del mismo modo que sus otras creaciones poéticas, para expresar recuerdos de vivencias infantiles y juveniles; cuenta también con su ya demostrado dominio de la versificación y de la disposición gráfica del verso. Al igual que Mañana en el parque y Cuaderno de música, La playa larga comienza con un poema que, a modo de salutación, introduce al lector en el mundo de su infancia: He vuelto. He vuelto al mar. La playa de la infancia esplende en el recuerdo y en la distancia. Todo es inmensidad, rumor que no se acaba, 127 Considerado Libro de interés infantil por el Ministerio de Cultura en 1882. La edición que manejamos es de Miñón, colección LAS CAMPANAS, (lecturas para los más jóvenes), serie: Poesía. Valladolid, 1981. Con ilustraciones de Adolfo Calleja. 170 olas, que nunca cesan de llegar a la playa. (p.7) A éste le siguen varios poemas en los que el autor expresa sus vivencias de momentos, paisajes o situaciones que despiertan su interés; en ellos podemos destacar grandes logros poéticos tanto en imágenes visuales y sonoras como en la disposición de los versos: Uno, dos, sobre el agua marcan, firmes, los remos los caminos, que sobre la mar vamos haciendo. (p. 16) Los versos del poema escrito a la cometa siguen en el papel los movimientos que la cometa sigue en el aire. En los últimos poemas el autor se despide del verano y de la playa con la nostalgia que despiertan los recuerdos de una infancia vivida y pasada: Ha pasado el verano. El sol, de pronto, parece perder fuerza y es como un globo que se va deshinchando poquito a poco (p. 44) En 1883 escribe Cuaderno de música128, en cuyo Prefacio Jaime Ferrán nos cuenta cómo después de asistir a un concierto de cámara en el Teatro Real de Madrid, ?uno tras otro fueron ordenándose casi sin darse cuenta los poemas de este libro. Primero los instrumentos, después los amigos, después los viejos instrumentos olvidados...? 128 FERRÁN, J. Cuaderno de música, con ilustraciones de Jaime Ferrán R. De Velasco, Valladolid: Miñón, 1983. (Este libro es recomendado por la propia editorial para niños mayores de 12 años). 171 El libro comienza con la presentación, por medio de versos libres, de los componentes de la orquesta; la disposición gráfica del verso recuerda la ubicación de cada componente con su correspondiente instrumento. En el primer grupo de poemas se presentan los instrumentos de cuerda y al director. El segundo grupo de poemas se inicia con el recuerdo de aquellas veladas musicales formadas por el grupo de amigos. Recuerdo aquellas noches del invierno, su rescoldo encendido, la música de antaño que aún suena en mis oídos aunque el salón, ahora, está mudo y vacío. (p. 20) Los poemas que siguen presentan al piano y resaltan la mágica armonía que surge de la combinación de su música con la de los violines. El violín y el piano entonan su romanza mientras la paz desciende sobre toda la casa. (p. 24) En el tercer grupo se introducen nuevos instrumentos: la flauta, el pícolo, el oboe, la trompeta (que inspira uno de los poemas de Versos de agua de Antonio García Teijeiro). Instrumentos olvidados como el laúd, la zanfona, el olifante... protagonizan los versos del cuarto grupo de poemas y deja los de percusión para el grupo siguiente. El organillo, el arpa, la guitarra y la balalaika ocupan el grupo sexto de poemas y al final, la orquesta al completo, protagoniza unos versos en los que aflora de nuevo el recuerdo nostálgico del pasado. El recuerdo más puro es siempre el de la música, aire, que se estremece y que perdura. (p. 76) 172 2.5.-JOAQUÍN GONZÁLEZ ESTRADA La década de los 70 marca una época de rasgos propios en la evolución de la literatura infantil española; década de tránsito desde la instrumentalización de la poesía al surgimiento de una voluntad de estilo y al claro deseo de acercar al niño a la auténtica emoción poética que pueden provocar las palabras bien tratadas. Se había conseguido la dignificación del género y se habían actualizado los tratamientos y los temas; surge una renovada preocupación social hacia los valores de la literatura infantil y se renuevan las líneas editoriales. La Ley General de Educación de 1970 desarrolla nuevos tratamientos para la literatura en función de los alumnos y los libros escolares comienzan a incluir textos y autores que antes estaban situados fuera de los límites de la escuela. En este marco, en 1971, Joaquín González Estrada publica su primera obra de carácter infantil, Casita de fieras129, pensada para las primeras lecturas escolares, brevísimos poemas que su autor llama haikús, como adaptación de unos esquemas clásicos de la poesía japonesa, y que son interesantes apuntes de los personajes habituales en el mundo animal, más atractivo desde los ojos de un niño. Los poemas de Casita de fieras, comentados por Arturo Medina, ya contienen muchos de los rasgos que encontraremos en Monigote pintado: En mi Casita de Fieras no hay miguita que se pierda. Contra el viento soplador un gorrioncillo a la espera. Providencia del Señor? (p. 14) Pero es Monigote pintado, publicado en 1982, el libro más importante de poesía para niños escrito por este autor. De este libro dice Jaime García Padrino130 que confirma ya las cualidades apuntadas en Casita de fieras, con relación a su gusto y dominio de las estrofas breves. 129 Casita de fieras, de Joaquín González Estrada, está ilustrado por Pilarín Bayés y sus poemas son comentados por Arturo Medina. Editado por La Galera: Barcelona, 1971. 130 GARCÍA PADRINO, J. La poesía infantil en la España actual, (citado con anterioridad), p. 81. 173 Arturo Medina, en el prólogo, dice de su autor: ?a Joaquín le corre sabia y antigua la sangre, y de ahí le nacen y se le trenzan coplas hondas, que luego se las pregonan y palmean, en los tablados, cantaores de flamenco. O, en las atardecidas de los campos, se las susurran en la garganta los labradores de su tierra. Pero Joaquín guarda también un alma expectante, candorosa, limpia y por eso, igualmente, le aletean, sin esfuerzo, ágiles, poemas para niños?. De sus poemas dice García Padrino que son breves, apincelados, presurosos. Desmarcados de esquemas previos. Espontáneos. Casi siempre inacabados, en apariencia, para que la imaginación del lector o del oyente prosiga disparada. Arremolinados en aseado, delicado, deleitoso humor. Y todo bombeado con la palabra justa, suelta, sin solemnidades. Con un aire de gracia y ternura que se cierne y se infunde por el lomo y la encarnadura de los versos. ?Joaquín ha publicado, además, libros, ha ganado premios literarios, ha sido pregonero de fiestas con arranque, ha agavillado de maestro en lugarcillos perdidos y rurales... Y sueña. Y se fantasea cuentos, castillos de cristal, conjuros y quimeras. Y, cuando llega Navidad, se inventa villancicos. O canciones de cuna, o tarantos, o siguiriyas, o soleares..., cuando lo necesita o cuando le viene en gana.? ?Joaquín González Estrada es generoso, impaciente y bueno. Y, en sus creaciones, imprevisible y sorprendente. Como los niños?131 El autor ofrece estos versos para los niños del mar, la ciudad y el campo y los dedica ?Al Buen Dios, que quiso concederme el don de volver a ser niño?. El primer poema da título al libro y recoge la descripción que un niño hace del monigote que él mismo pintó; el lenguaje utilizado es el propio de los niños; rápido y escueto. Muchas de las composiciones de este libro se refieren a personajes, animales, objetos o situaciones cotidianas que, vistas a través de la mirada de los niños, adquieren dimensiones diferentes y, a veces, sorprendentes. En ?Los padres? aparecen resaltadas las cualidades que de verdad importan y fascinan a los niños: Mi padre es mecánico. Un día arregló el coche averiado del gobernador... 131 Esta entrañable y encantadora descripción del talante del poeta nos la ofrece Arturo Medina en el prólogo de Monigote pintado de la editorial Miñón; las ilustraciones son de Juan F. D?Arrac. Valladolid, 1982. 174 El mío es pastor. lleva a casa leche, también requesón... (p. 5) ?La escuelita pobre? es el reflejo de aquellas escuelas de nuestra infancia: Todos tiritamos si se cuela el viento. Incluso el maestro. Un cristal nos falta... Prometió ponerlo el Ayuntamiento. Hace mucho tiempo. (p. 8) Los animales resultan sorprendentes por sus actitudes o su apariencia. ?El abominable?: Una mano airada tala los abetos a golpe de hacha... Luego, suavemente, llama a mi ventana. ¡El abominable hombre de las nieves me pide una manta...! (p. 13) o por sus curiosas personificaciones. ?Águila real?: Piloto de altura águila real, ¿qué graduación tienes? -la de general... -¿Y por qué el piquito lo tienes curvado? -Hijito... ¡Me tiré en picado contra la cubierta de un acorazado...! (p. 29) Divertida y sorprendente nos parece la comparación de ?Dálmatas? 175 El perro dálmata parece el seis doble, pero a cuatro patas. (p. 40) Y el juego de palabras de ?Llama?: Llama del Perú, ¿por qué si la llamo nunca me hace caso...? -Llámala tú... (p. 48) Si en algunos poemas quedamos prendados por la sorpresa, por el humor, o por la visión infantil del tema, en otros la ternura es el rasgo más destacado. El triste destino del borriquillo de ?La noria? está definido en dos pinceladas: Ese borriquito que mueve la noria -los ojos vendados igual que una momia- y aunque fatigado tiene que dar vueltas, no tiene ni novia ni duerme la siesta... -¿Y quién le consuela? -La ranita verde que nada en la alberca... (p. 34) También ?El caballito del trapero? despierta nuestra ternura pero por otros motivos: Caballito del trapero, ¿por qué corres tan ligero? -Porque llevo a los niños de mi barrio un balón de reglamento, un sollozo de muñeca y unos libros que tiraron 176 porque ya no son de texto. (p. 35) En ?Galope blanco? el dolor del potrillo se sublima y se eleva a la categoría del dolor humano: Potrillo loco, galope blanco... ¿Qué dolor te ha mordido que corres tanto...? Molinera una copla lo está cantando: -?La yegüecita blanca que yo tenía, se me murió en silencio viniendo el día...? (p. 36) ?La vaquita ciega? nos pone ante un mundo de idilio y bondad en el que la torpeza sumisa y resignada de este animal es premiada con una lluvia de pétalos: La vaquita ciega topaba el almendro... Y el almendro en cambio cubría sus cuernos de pétalos blancos. ¡Qué buen corazón...! La vaquita ciega, toda arrepentida, le pidió perdón... (p. 42) La ternura de la madre aflora en esta encantadora ?Nana marinera?: Castillitos de arena mi amor levanta, mi niño el marinero de la sonrisa blanca... (p. 19) En los poemas de tema navideño la ternura y la gracia se unen a la simpatía de sus personajes y a la calidad de sus sentimientos. ?Nana? es uno de los más hermosos poemas navideños: 177 Estrellita que brillas en mi ventana, mientras mi Niño duerme tu luz apaga. ¡Ea la ea, que si no su mirada relampaguea...! Ranita del riachuelo, cállate un poco, que de oírte mi Niño se vuelve loco... ¡Que no se duerme! ¡cállate un poquitillo, ranita verde...! (p. 10) En el ?Villancico de Popeye? la actualidad de los personajes, su proximidad al mundo de los niños y el gesto final de San José, le dan un marcado carácter de modernidad sin perder la ternura: A Belén, a Belén, Olivia y Popeye se fueron también... ¡Cómo se reía la Virgen María! ¡Cómo se reía...! Pero no José: -Si la pipa no deja en la puerta, ¡aquí no entra usted...! (p. 59) ?Caracola marinera?, ?Dromedario? y ?La araña? son otros tantos poemas navideños cuyo mayor atractivo está en sus protagonistas; animalitos menos corrientes que actúan con la misma actitud solícita y amable. 178 Caracola marinera, ¿qué haces tú junto al portal? .......-Le traigo el rumor del mar... (p. 64) ?La ranita verde? es otro delicioso poemilla; pura gracia, ternura y candor: Pegando saltitos la ranita verde se puso en camino. Le llevaba al Niño una estrella blanca que cayó en el río. -Párese, comadre, gritó la lechuza. -No, que llego tarde... (p.72) Otros poemas, alegres y desenfadados, narran aventuras de animales simpáticos con comportamientos humanos. La elegancia en ?El ciervo?: Más de un pajarillo buscando defensa se posó en sus cuernos... Es todo un señor (p. 46) A cuento de miedo suena el poema ?San Cristobalón?: Ogro peleón, ¡vaya gigantón...! -¿Es cierto que comes a los niños crudos de un solo tirón? Todo corazón, ¡cómo se reía San Cristobalón... (p. 62) ?El lobo feroz? recrea la fábula de San Francisco y el lobo: El lobo feroz se escapó esta tarde 179 a eso de las dos... (p. 55) Como poema final una composición que más que un poema parece una oración: ¡¡AGUA...!! ¡¡Agua...!! Lo pide la tierra reseca y el árbol que tiene raíces enfermas... ¡¡Agua...!! Lo pide el bramido de los toros bravos que saltan la cerca... ¡¡Agua...!! (p. 74) Podemos decir, a modo de conclusión, que al valor de este libro de poemas en el que encontramos tanta buena poesía escrita expresamente para los niños, con tan alta dosis de sensibilidad, humor, ternura y gracia, con tanta originalidad en la visión de los personajes y de las situaciones, con una forma de expresión tan sencilla y tan bella, tenemos que añadir el mérito de ser de los primeros libros de poesía escritos exclusivamente para niños, creados con auténtica voluntad de estilo y lejos de propósitos didácticos y morales 180 2.6.-CARMEN CONDE La figura de Carmen Conde destaca en el campo de la literatura infantil no sólo por su vasta obra dedicada a los niños, sino por la actualidad de sus planteamientos acerca del arte en la escuela; en 1931 publica un revolucionario libro sobre educación, Por la escuela renovada, en consonancia con las ideas pedagógico-sociales del momento; propone iniciar al niño en la poesía pero sus reflexiones apuntan hacia la consideración del relevante papel del maestro; ?En verdad, donde hay que poner atención es en el maestro antes de acercarnos con miras poéticas al niño. Si el maestro sabe y siente la Poesía, vayamos con él al niño?. ?El niño debe empezar a leer la poesía primera, la poesía infantil, la que, como él, contiene los balbuceos retóricos, los temblores líricos de una estrella recién creada?132 Con el apoyo del Patronato de las Misiones Pedagódicas y otros intelectuales funda la Universidad Popular de Cartagena, en cuya biblioteca se abre una sección infantil que fue la primera biblioteca infantil pública fundada en España. Brocal, escrito en 1929, es su primer libro de posas líricas. Júbilos (Poemas de niños, rosas, animales, máquinas y vientos) (1934), prologada por Gabriela Mistral, es su segunda obra y de ella, Jaime García Padrino apunta que, junto con La flauta del sapo, de Alejandro Casona, (1930), son obras nacidas desde el particular contacto del educador con la realidad cotidiana del niño, siendo ejemplos válidos de la poesía al alcance del niño sin estar dedicado expresamente para él 133 Mª Victoria Martín González opina que el conjunto de Júbilos resulta un libro ?dulciácido? sobre niños porque es una denuncia social mitigada y afable, suavizada por el lirismo, sobre el abandono al que se ve sometida la infancia analfabeta, la soledad en la que se sumergen los inocentes e incomprendidos pequeños abandonados a la mala suerte del destino. La tristeza, el miedo y los terrores de la infancia son vistos desde la distancia y se aprovechan desde un tiempo objetivo adulto para llamar la atención sobre la injusticia social que divide a las personas en categorías 134. 132 Estas declaraciones de Carmen Conde pertenecen a su libro Por la escuela renovada, Valencia, Cuadernos de Cultura, XXV, 1931, p.47 y están recogidas en ?Los libros para niños de Carmen Conde?, de Gómez Yebra A., en Carmen Conde, voluntad creadora, AAVV. Murcia: SECC, 2007. pp. 197-209. 133 Jaime García Padrino. Libros y literatura para niños en la España contemporánea. Ob. cit. p.220. 134 Martín González Mª V. ?Carmen Conde: historia de una mujer del siglo XX?. C.L.I.J. nº220, (noviembre, 2008), pp. 7-36. 181 En la sección ?Nana, nanita, nana?, de la revista La estafeta literaria, publica poemas, cuentos, leyendas tradicionales, obritas teatrales; pero es en la posguerra cuando va a hacer sus mejores aportaciones siendo una de las abanderadas de la Literatura Infantil en España, cuando ese tipo de literatura estaba en mantillas y era tan difícil encontrar un buen libro, un libro en el que no predominara la moralina sobre la espontaneidad, el vasallaje al régimen sobre la independencia creadora. Con Canciones de nana y desvelo 135 obtiene en 1987 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; este libro recoge poemas de Brocal y de Júbilos, poemas que recuperan y homenajean a alguno de los niños de su infancia junto a otros en los que se advierte su inmenso y sincero amor por los niños que tanto pueden ser los destinatarios como los sujetos de sus pensamientos. Es esta una antología bastante aceptable para las edades infantiles y en ella encontramos nanas, canciones de la madre, poemas de asuntos tan recurrentes en su poemática como los desvelos y los sueños, imágenes paisajísticas de su tierra natal... Despertar 136 es el libro de poesía para jóvenes que más relevancia tiene. Es su mejor contribución a la poesía destinada a los niños en el que se evitan las dosis de moralina que se percibían en algunos de sus textos anteriores. En él se repiten asuntos líricos como canciones de la madre; ?Llamando al hijo?: Cuando tú me llamas todos los pájaros cantan; y la mar y sus caracolas al corazón lo levantan. (p. 8) Nanas hermosísimas; ?Nana de la niña?: Si en mis brazos te durmieras con el sueño de los ángeles, te cantaría, amor mío, más canciones que tú sabes. (p. 16) Canciones del campo, caballos, ruiseñores y ríos; ?Galoparon, galoparon?: Galoparon, galoparon sobre arenas de los mares 135 Madrid: Susaeta, 1985. 136 Madrid: Bruño, 1988. 182 ágiles caballos blancos. (p. 30) Villancicos y hermosos poemas de adolescencia; ?Adolescencia I?: En el Alba de su vida el deseo le surgió en su boca la sonrisa por hallarse ante el amor. (p. 52) Carmen Conde es una magnífica conocedora del folclore y de la tradición oral y en su poesía encontramos una serie de valores significativos propios de la literatura de transmisión oral: son estéticamente bellos y formalmente bien construidos, para dar la oportunidad de educar desde el punto de vista literario; son éticos, para dar la posibilidad de construir las conductas morales, valores de respeto, tolerancia, bondad, dignidad...; tienen un carácter sociológico porque se identifican con elementos del patrimonio cultural; muchos de ellos tienen un carácter lúdico para propiciar un acercamiento que permite la educación en el oyente, como una forma de provocación de las conductas deseadas. En general, la obra para niños de Carmen Conde contribuyó, en su momento, a elevar el nivel de calidad que ofrecía entonces el panorama de la edición de libros infantiles. 183 2.7.-CONCHA ZARDOYA Esta poeta española, aunque nacida en Valparaiso, (Chile), ha dedicado su vida a la enseñanza y a la poesía. Ha publicado más de treinta libros de poesía y también ha escrito cuentos y leyendas; es una renombrada ensayista y crítica literaria. A pesar de esta vasta producción sólo ha escrito un libro de poesía dedicado a los niños: La ronda del arco iris 137; la propia autora en su ?Justificación?, al inicio del poemario, expone sus razones: ?No he querido dejar por terminada mi extensa trayectoria poética sin escribir un pequeño libro de poemas exclusivamente dedicado a los niños. Así he compuesto Ronda del arco iris pensando en los párvulos que enseñé hace ya muchos años?. Mercedes Rodriguez opina al respecto que la escritora cree que la poesía ha de abrirse a todas las experiencias, sentimientos, ideas; por esto ha querido volver al espacio privilegiado de los niños. Necesitaba completar su visión del mundo con la de la infancia, y, sin rebajar la calidad de los poemas, ha elevado su misión. Podemos situar los poemas de Ronda.... en esta corriente de poesía escrita para niños en la que el poeta parte de las cosas reales, como los animales o las plantas, para ir descubriendo otras dimensiones desvelando una realidad más poética. La fantasía, el juego, la curiosidad, el amor a la naturaleza, un mundo optimista y alegre, pero también solidario, entran en esta poesía favoreciendo la comprensión de una realidad atractiva para los niños. Este tipo de poesía amable, sutil, formativa en cuanto que educa de forma natural y espontánea la sensibilidad infantil, tanto en la vertiente estética como la de valores, es propia de poetas maestros o maestros poetas que quieren transmitir su sensibilidad a los niños. Podemos hablar de Celia Viñas, Carmen Conde, J. González Estrada, Ana Mª Romero Yebra, José González Torices... Ronda del arco iris comprende treinta y tres poemas para niños y que cantan a las aves, a las plantas, a otros animales...Son creaciones muy musicales, elaborados con imágenes y vocabulario muy sencillos, adaptados a sus lectores infantiles; vemos estas cualidades en ?El pájaro-niño?: 137 Subtitulado Poemas para niños, es editado por la Fundación Jorge Guillén. Valladolid, 2004. La propia autora lo dedica a Mercedes Rodriguez Pequeño por haber escrito el primer libro analítico sobre su poesía; las notas escritas por esta última, en el prólogo, nos son de gran utilidad para acercarnos a la obra de esta escritora. 184 El pájaro niño Ya vuela con alas: Con alas azules, Con alas soñadas. (p. 31) En ?Ausencias?: El gorrión no ha venido a buscar su pan de hoy: yo le guardo sus migajas en mi pobre corazón, esperando que no olvide nuestra cita en el balcón (p.36) ?Creció tanto el alamillo?: Creció tanto el alamillo que ya ha tocado el cielo. La paloma sueña un nido entre las ramas sin viento. (p. 41) El poema final, que se corresponde con el título del libro, posee un contenido más hondo; con él la autora quiere contagiar un sentir solidario, simbolizado en el corro que forman los niños de todos los lugares, de todos los colores, que bailan juntos y desean ser un arco iris que preludie un amanecer de libertad y paz: Todos bailan: arco iris, mil colores en vaivén de alegría y de canciones que entendemos todos bien. Arco iris son los niños que reluce sin llover al danzar en armonía, mano a mano, pie con pie. (p. 62) 185 2.8.-CARLOS MURCIANO. Buena parte de la floración de la poesía infantil entre las ediciones actuales tiene que ver con la concesión del Premio C. C. E. I., de 1986, a La bufanda amarilla, de Carlos Murciano. Antes de ese libro, su autor había cultivado la narrativa dedicada al niño, pero sin perder sus raíces creadoras en la poesía, como demuestra su gusto por el juego con la palabra, con sus valores sonoros, con el descubrimiento de nuevas posibilidades léxicas, presente en todas y cada una de sus narraciones. Este primer libro de poemas infantiles mereció el reconocimiento de un premio, que hasta entonces había recaído en obras narrativas, y sirvió como una llamada de atención hacia las posibilidades de la poesía infantil en el ámbito general de esta literatura. De tal forma, y desde entonces, la editorial Escuela Española ha dado generosa cabida a los libros de poemas infantiles en su colección ?Caballo de cartón?, en especial desde la dirección de Carlos Murciano.138 En la sección ?Tinta fresca? de la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, Carlos Murciano habla de sí mismo y de su obra literaria: ?Confieso que soy un escritor-río, es decir, abundoso, pese a que soy lento en mi hacer, y riguroso. Tales ratificaciones (hablando de sus premios), me han llenado de satisfacción, al margen de lo que por sí representan, porque me han confirmado que el giro que pretendí dar a la poesía para niños que, con pocas excepciones, venía prodigándose hasta entonces, era oportuno y necesario?139 Sus actividades literarias esenciales son la poesía y la narración breve junto con la crítica y la colaboración periodística. Sus aportaciones a la poesía infantil, aparte de su labor de impulso desde la editorial Escuela Española como asesor literario y director de la colección ?Caballo de cartón?, son varios títulos de poesía para niños: La bufanda amarilla, (1985), ganadora del Premio CCEI; La rana mundana (1988), galardonada en Papua con el Premio Europeo PCER Paolo Veguerío; La niña calendulera (1989), Duende o cosa (1990), Me llamo Pablito ( 2004), El ave azul que vino de las islas del sueño (1996), y algunos títulos más. En su primer libro de poemas La bufanda amarilla140, se ponen de manifiesto, aunque de forma incipiente, todas las cualidades que tendrá su poesía posterior dedicada a los niños: ternura, gracia, notas de humor, 138 Anotamos textualmente, por su interés, este párrafo de Jaime García Padrino, del artículo ?La poesía infantil en la España actual?, citado con anterioridad. p. 81. 139 En ?Tinta fresca? de C. L. I. J. nº 17 (mayo 1990), p. 33. 140 Con ilustraciones de Juan Ramón Alonso y editada por Escuela Española. Madrid, 1985. 186 juegos de lenguaje, temática variada pero próxima al mundo de los niños, grandes aciertos líricos y metafóricos? En el poema ?La campana? concurren varias de estas características: La campana de la torre -din, don- se ha puesto de fiesta. La cigüeña le ha traído un niño a Doña Cigüeña. (Quiero decir un cigüeño, que es una cosa muy seria.) La campana de la torre -din, don- está tan contenta Que sin parar un instante dindonea y dindonea. El cigüeño se ha dormido y ella- din, don- lo despierta. ¡Cómo riñe a la campana, nerviosa, Doña Cigüeña! (p. 32) En sus poemas, dice Ana Pelegrín, Carlos Murciano describe la dimensión del mundo de la infancia recreando formas del cancionero tradicional. Jaime García Padrino destaca sus variadas estructuras formales desde la copla de aire popular al clásico soneto, dentro de una variada temática, así como de su gusto por los juegos fónicos y musicales, por los juegos con las palabras y por su sensibilidad para la plasmación de imágenes visuales y sonoras. Podemos anotar varios ejemplos de estas características. En el poema ?Reloj de péndulo?, de La rana mundana, encontramos curiosos juegos fónicos: La oropéndula del péndulo del reloj, trina las horas, y el oro del tiempo es oro en su garganta sonora. (p. 37) 187 hermosas imágenes sonoras en ?La libélula leve? de La rana...: La libélula leve vacila entre los lirios y el aire se desvela con su vuelo lentísimo. (p. 40) muy hermosas también en ?Pájaros del amanecer? de Duende o cosa: Están en el silencio, en el rumor del agua, en el aire que huele a eucaliptus y a salvia, en la dulce entresombra de la fronda dorada. (p. 34) De imágenes visuales encontramos varios ejemplos en estos poemas. En ?Niño y tiempo? de La rana...: El niño está en el agua. Una gaviota con la luz en las alas vuela, remota. (p. 14) En ?Niña con ángel?, de La rana...: Detrás de la niña, las alas plegadas, un ángel de lumbre la mira y la guarda. (p. 17) En ?El niño negro?. de La rana... las imágenes visuales y los juegos de palabras dan color y sonoridad a un poema lleno de ritmo: Carabá, carambambé, silva la alondra al pasar. en la piel del mar, el niño negro parece un lunar. (p. 32) 188 Las imágenes de ?Tarde?, de Duende..., hacen que este poema parezca un retablo de luz y color: Tarde amarilla. Silencio. Todo está claro y tranquilo. Bajo la puente de piedra pasa el río. (p. 8) Y algo similar ocurre con ?El alba?, de Duende...: El alba tiene las manos blancas, los pies celestes; y en el corpiño una medalla de oro macizo: el sol alegre, que tintinea cuando amanece. (p. 16) Muchos de los poemas nos sorprenden por sus atractivos juegos de palabras; es el caso de ?Luna lunera?, de La rana..., que recrea formas tradicionales de cancionero popular: Luna luneta, corniveleta, jugando al toro por la glorieta. (p. 43) En el ?Villancico de la bruja que quiso ver al niño? los juegos de palabras y el ritmo saltarín animan este poema lleno de gracia y de una cierta ternura: Pañoleta fina, escobón pulido; zuecos charolados, corpiño florido. 189 Brújula, la bruja, no dice palabra. ve al Niño y se olvida del abracadabra. (p. 53) Las imágenes sonoras y los juegos de palabras son la clave de la gran riqueza fónica de ?Lavandera blanca?, de Duende...: (Lava que te lava, la rubia doncella salpica de espuma la salvia y la menta.) La lavanderilla colicoletea y tiende su sombra sobre la ribera. (p. 12) Carlos Murciano dedica La rana mundana a los niños lectores con una dedicatoria sentida y sincera: ?Este libro, mi querido amigo, lo he escrito pensando en ti. Creo que, por tu edad, estás necesitado de buena poesía. No sé si la mía lo es, pero procura serlo. Al menos, pretende poner en juego, frente a los frecuentes pareados ramplones, un poco de sensibilidad y belleza. Aquí podrás encontrar unos poemillas ingenuos y otros que no lo son tanto, dentro de una gran variedad temática, y un puñado de villancicos que me gustaría haber sabido ensamblar en nuestra rica tradición navideña. Con que un solo verso de este libro se quede en tu memoria, me daré por satisfecho. De verdad?. También les dedica el poema ?Cántaro claro?: Para ti vengo guardando el agua que no se bebe en este cántaro claro. En este cántaro claro que un día que estaba alegre fui haciendo con mis manos. (p. 9) 190 Los últimos poemas de La rana mundana son de tema navideño; gracia, ternura y entrañables personajes dan lugar a composiciones llenas de encanto. ?Villancico del soldadito de plomo?: Con paso marcial llegó el soldadito de plomo al portal. Rojo el pantalón, azul la casaca, celeste el morrión. ?- Señora María: se presenta un cabo de caballería? Se puso en la puerta. ¡Ya tiene el portal centinela alerta! (p. 48) La rana mundana es un libro que rezuma ternura, ingenuidad y sensibilidad; ayuda al lector a tener en cuenta las cualidades morales en contraposición al consumismo y al materialismo, así como a descubrir la belleza del mundo que le rodea; para que se acostumbre al lenguaje de los poemas propone actividades para cada uno de ellos: interpretar la lectura, resumir, diferenciar matices, jugar con un poema, combinar palabras, ... .141 Me llamo Pablito es la historia de un niño de cinco años contada en versos por él mismo. Me llamo Pablito. Vivo en una casa. Tengo una peonza, tengo una pizarra,... ...un hermano chico y una flaflaflauta en la que ya toco tariro y tarara. (p. 5) 141 La rana mundana está ilustrado por Miguel García Ramos y editado por Bruño. Madrid, 1998. Duende o cosa, ilustrado por Montse Ginesta, está editado por Edelvives, Zaragoza, 1990. 191 Con mucha gracia y la ingenuidad propia de los niños nos va contando lo que tiene, lo que hace, lo que le gusta... Pablo el Pirata tiene un tesoro bajo una losa del dormitorio. (p. 38) y algunas observaciones muy a su manera: España limita al norte con la puerta del vecino, al oeste, con mi madre, al este, conmigo mismo, Y al sur, con la bicicleta que me ha prestado mi primo. (p. 28) Nos habla de sus vacaciones... Llevo en una mano mi catamarán y, en la otra, el tubo para respirar. (p.50) y de su vuelta al Colegio: La seño está negra como los carbones y ha puesto en la mesa un ramo de flores. Me ha dicho tres veces lo grande que estoy y me ha colocado entre los mayores. (p. 54) A través de los sencillos poemas de este librillo el autor, sin grandes pretensiones líricas, pone al niño en contacto, a través del protagonista, con su pequeño mundo: sus vivencias, sus juegos y sus cosas de cada día. 192 El ave azul que vino de las islas del sueño pertenece a la colección AJONJOLÍ de ?Poesía Hiperión para niños de todas las edades?; de esta obra dice la propia editorial en contraportada que, en ella, lo ingenuo y lo trascendente se dan la mano en un conjunto cuajado de gracia y lirismo. Podemos añadir a esas cualidades la dimensión lúdica de muchos de los poemas; el juego está presente en varias composiciones. Juego con las palabras en ?Lorenza?: -Tengo, tengo, tengo... -Tú no tienes nada. -Tengo una gatita despampirolada, superferolítica, rabilarguilarga... -¿Cómo era su nombre? -Olvídalo, anda. (p. 15) Juego con las ideas en ?Cuando digo?: Cuando digo la una y pico y el pico de un albañil y el pico de una montaña y el pico de un colibrí y el pico de mi pañuelo, lo estoy diciendo por si picas y entras en el juego y hallas algo que añadir. (p. 17) Juego con los sonidos en ?La chicharra?, poema cuajado de onomatopeyas: El valle y la sierra sierra la chicharra con su voz de tierra. Se agarra, se aferra al barro del cerro para dar más guerra. Qué juerga, qué farra. 193 su garra rasguea la ronca guitarra. (p. 43) En otros poemas encontramos recreaciones de viejas canciones tradicionales de juego y corro, como en ?La viudita? del que Carlos Murciano ha escrito dos variantes: -Yo soy la viudita del Conde Laurel. No tengo marido. Jamás lo tendré. (p. 21) ?Canción de la niña que se va? es una recreación de un poema de García Lorca que es a su vez una recreación de una canción infantil: Arroyo claro, fuente de plata, ¿dónde vas tan temprano, sola y descalza? -A contar los luceros de la mañana. (p. 29) En ?La cabrita? el juego se sustituye por la expresión de una realidad cruel: la vida triste y sacrificada de una cabra de circo: Baila un gitanillo, canta una gitana, y un gitano abuelo les toca las palmas. La cabrita sube Sumisa, cansada, por la escalerilla de madera blanca. (p. 55) Y en ?El columpio?, el tono lírico y el fondo bucólico del juego infantil sólo suavizan otra triste realidad: La niña reía, subía, bajaba... -¡Más fuerte! ¡más lejos! 194 ¡más alto! ¡más alta!, y en el aire limpio de la tarde malva sus piernas inútiles se balanceaban. Por sus hombros iban naciendo unas alas. (p. 11) En el resto de los poemas, como en toda la poesía para niños de este autor, se combinan las diferentes cualidades citadas anteriormente: lirismo, gracia, variedad de temas y de estructuras formales, abundancia de juegos fónicos, musicales y de palabras, recreación de temas y formas del cancionero tradicional... 195 2.9.-RAFAEL CRUZ Maestro y poeta, Rafael Cruz-Contarini ha escrito varios libros de poesía para niños; podemos considerar como más significativos Zaranda, Ajilimójili y Las letras hablan. Piensa este autor que, si un poema gusta al niño que hay en cada poeta, es muy probable que guste a los demás niños. Lo fundamental en un poema escrito para niños es que guste a quien lo ha escrito y que el propio autor sienta que con él transmite una emoción, un recuerdo o evoque algo bello que tiene un valor. En cuanto al aspecto formal afirma que cada poema pide una estructura diferente dependiendo del tema, del sentido o del tono, y que parte del atractivo del mismo es el juego del ritmo y de la sonoridad de las palabras.142 Zaranda143es su primer libro de poesía y está compuesto prácticamente en su totalidad, por recuerdos de la infancia. Para su valoración recordamos las cualidades que ha de tener la poesía escrita para los niños de las que considerábamos como primera y principal la belleza. En los poemas de R. Cruz encontramos esa belleza que aflora, un tanto velada por la gracia, la naturalidad, la espontaneidad, por el carácter lúdico de muchos poemas, el humor y lo chispeante de las rimas. Belleza en el sentimiento de ternura que despierta el niño que aprende en ?La lección?: Las nubes, negras y blancas, son gotitas de vapor, y el eco es el silencio que ya rompí con mi voz. (p. 19) Belleza en la sencillez de los gestos y de las cosas cotidianas que rodean el mundo de los niños del poema ?Atando?: Atando, ¿qué ato? -Mis lindos zapatos, la cinta a tu pelo y el cordel al gato. (p. 56) 142Declaraciones hechas por el autor en entrevista telefónica realizada el 27-12-02 143Pertenece a la colección MONTAÑA ENCANTADA de la editorial Everest. 1998. Ilustraciones de Cristina Peláez Navarrete. 196 Belleza, gracia y una pizca de humor en el poema ?Mi casa?. El zócalo de mi patio ha perdido su color, le está cayendo la lluvia y los rayitos de sol. (p. 69) Belleza, ternura y fantasía en el poema ?Navegando?: Yo te pintaré un barquito encima de tu costado que navegue hacia tu norte en las olas de tus brazos, en los vientos de tu pelo y en la orilla de tus labios. (p. 73) Atractivo lúdico es otra de las características indispensables, sobre todo para los más pequeños; que el mensaje parezca un juego aunque no lo sea, que abunden los juegos de sonidos, de palabras, de ideas... Poema con juego de rimas, de palabras, y adornado con abundantes imágenes plásticas es ?¡Zaranda!?, cuyo título da nombre a la antología: Cojo a un elefante por esa nariz. ¡Narices! ¿Qué dices? que ato a una jirafa por esa garganta. ¡Zaranda! ¿Cómo andas? (p. 7) Juego de rimas y palabras en un poema lleno de gracia y humor; ?Patrañas de alimañas?: La tripa de la piraña de caña pipirigaña no está llena pero engaña. el pez la mira y se extraña: -¡Qué voraz y qué alimaña! (p. 12) ?Gallito inglés? recrea el juego del escondite inglés: 197 Una, dos y tres, gallito inglés. A la una, a la una, si me doy la vuelta se mueve la luna. (p. 21) Juego, sueño y fantasía en ?Quiero volar?: Corre, cógeme y lánzame hasta las nubes, papá. Quiero volar. (p. 26) En ?Margarita? el juego del amor, con la frescura y la inocencia del alma de los niños: Margarita del campo di por favor si en tus hojas me llevas. ¿Que sí? ¿que no? (p. 60) Los juegos infantiles habituales y la facilidad con la que establecen lazos de amistad quedan reflejados en ?Amigos?: ¿Quieres ser amigo mío? Podrás venirte a mi casa. Te enseñaré mis juguetes y mi gorro de pirata. (p. 64) La poesía escrita para los niños ha de atender a sus intereses, con temas que pertenezcan a su mundo: sus juegos, sus padres, sus amigos, sus sueños y fantasías, sus objetos cotidianos con los que tanto se encariñan... Los poemas de Zaranda entran de lleno en ese universo del niño, sencillo y complejo a la vez, diáfano y misterioso. Algunos hablan de la relación tan especial que tiene el niño con su madre: ?Duérmete, hijo? -Mamá, la luz ya se ha ido. 198 -Duérmete pronto mi niño que estoy contigo. (p. 66) Con su padre, en ?Quiero volar?: Corre, cógeme y lánzame hasta las nubes, papá. Quiero volar. (p. 26) Con sus amigos y compañeros de juego en ?Amigos?: Si me das tu tirachinas yo te entregaré mi espada. ¿Quieres que sea tu amigo? Podremos ir a tu casa. (p. 64) Con sus abuelos en el poema ?Dar y recibir?: Me das tus dibujos, tus cintas, tus juegos. Te doy mis aplausos, mi calor, mi afecto. (p. 78) Con su casa, aunque en el poema ?Mi casa? sea una casa de 100 años: Goteras en el tejado y una grieta en el pretil, una pared se ha caído. ¡Esto huele a cuchitril! (p. 78) El colegio, segundo lugar de referencia de los niños por ser el sitio de sus juegos, de sus tareas cotidianas y de los encuentros con amigos: En ?La lección? se reflejan alguno de estos momentos: ¿Te has sabido la lección? una por una son una, una mas una son dos. (p. 18) Sus entretenimientos en ?Atando?: 199 Pegando, ¿Qué pego? -La nata al bizcocho, la pluma al sombrero y la rama al tronco. (p. 56) Sus inicios como artistas en ?Pintar en la luna?: Quisiera pintar en la luna llena de verdes colores: de yerba y de menta. (p. 28) El momento de ir a dormir en ?Guiños?: Se cierran y cierran los ojos del niño, después de intentar abrirlos y abrirlos. ?Duérmete hijo?: -¿Encenderás algún cirio? (p. 63) Sus sueños y fantasías inspiran algunos de los poemas. Es el caso de ?Bruja madrina?: Una bruja muy rebruja con nariz de porcelana tiene tres dientes de oro y uno de plata. (p. 16) De ?Soñando un camino?: Estoy soñando un camino por los altos de la Tierra, que me lleve hasta una torre con una linda princesa. (p. 47) Sus cuentos y personajes preferidos inspiran algunas de las composiciones. ?La rana y la princesa?, en la que no falta su chispa de humor: 200 Quiere la rana ser príncipe mas no podrá hasta que pase la gripe por la humedad. (p. 11) ?Jefe Sioux?: Sobre mi pecho colgada llevo una piedra celeste encontrada en las llanuras: mi amuleto de la suerte. (p. 30) Hay algunas fechas que llenan el corazón de los niños de ilusión; días de magia, de luz y fantasía. El poema ?Navidad? recrea esos sueños: Esta noche ya he sabido por qué estos días son mágicos: una estrella se ha caído entre mis manos. (p. 32) Los animalitos, sus amigos de siempre no faltan en este libro de poemas; ?Caballito de mar?: Caballito de mar no puedes trotar. Caballito de hielo qué frío estás. (p. 37) ?Canción de la jirafa?: La jirafa tiene frío, ¿está enferma la jirafa? Le están bordando un pañuelo y una bonita bufanda para cubrirle su cuello, para curar su garganta. (p. 76) Hay cosas que para el niño tienen un atractivo especial como el tren: 201 El tren de las ocho y media siempre me viene a decir al despertar de mis sueños: Chucu, chucu Pi, pi, pi. (p. 38) ?La noria del agua?: A la noria del agua se acercan los niños manchados de barro a hacer novillos. (p. 50) Un buen poema para niños también ha de despertar su fantasía y aunque sea en temas cotidianos y domésticos, el autor ha de buscar la fórmula mágica que haga volar su imaginación. En los poemas de Zaranda encontramos continuas llamadas a la fantasía, muy a menudo salpicadas de gracia y humor como en ?La rana y la princesa?: De besar viene la rana sin su espadita a la princesa del lago ¡ay! qué penita. (p. 11) En el poema ?Bruja madrina? se añade el atractivo de la magia: Quiere llevarme en su escoba desde mi casa a su casa y convertirme en princesa con su varita mágica. (p. 16) Fantasía, belleza y una dulce ternura en ?Navegando?: Si te bañas en el mar yo me subiré a tu barco y saldré desde los puertos que tus sueños me dejaron. (p. 73) La poesía escrita para los niños no ha de ser moralizadora, ni aleccionadora, ni sentenciosa; tampoco ha de pretender instruirlos; sí ha de 202 ser poesía formativa en cuanto que ha de desarrollar en los pequeños lectores el gusto por la belleza, ha de propiciar la creación de sentimientos altruistas y de sensaciones que afinen su sensibilidad, orientándolo hacia el gusto por la palabra poética. El poema ?La lección? puede evocar en el niño el sentimiento de satisfacción ante la lección aprendida: Las nubes, negras y blancas, son gotitas de vapor, y el eco es el silencio que ya rompí con mi voz. el maestro me lo dijo: ?te has sabido la lección?. (p. 18) En los poemas ?Jefe Sioux? y ?Al viento? encontramos un claro rechazo a la violencia; son un canto al respeto y a la paz: Nunca declaro la guerra, nunca peleo con lanzas y las flechas que disparo son lagrimitas de escarcha. Sobre mi frente una paloma blanca. (p. 30) ?Amigos? refleja lo gratificante de la amistad: Nos subiremos a un árbol y treparemos sus ramas. Saldremos con nuestras bicis a recorrer la cañada. (p. 64) El sentimiento de cariño y ternura hacia los padres y abuelos surge en varios de los poemas. En ?Madre?: Dame tus caricias, tu calor, tu mano. (p. 40) 203 En ?Navegando?: Te traeré las leyendas y los libros encantados que custodian mil lanceros en un hermoso palacio, para que tú me los leas y yo pueda recordarlos. (p. 7) Y en ?Navidad?, el sentimiento de ternura se mezcla con el de ilusión y gozo: Esta noche ya ha nacido un niñito en un establo. los pastores han venido para adorarlo. (p. 32) Los poemas de Zaranda tienen un lenguaje sencillo y claro; la acertada elección y distribución de los términos hacen que sean textos accesibles para los niños a la vez que atractivos, lo cual es el mejor método para fomentar el gusto por la palabra. En muchos de los poemas las palabras, encadenadas en rimas que resaltan más su sonoridad, forman una auténtica fiesta verbal, con sonidos y onomatopeyas a modo de retahíla. Es el caso de ?Patrañas de alimañas?: La tripa de la piraña de caña pipirigaña no está llena pero engaña. (p. 12) El humor y la risa, buena y sana para todos, está presente en el sinsentido de ?Zaranda?: ¡Zaranda! ¿Cómo andas? Cogiendo a un cocodrilo por esos colmillos. (p. 5) Otras cualidades de la poesía para niños se corresponden más con aspectos formales: ha de ser sencilla, breve, fluida, ha de tener movilidad y ligereza, acordes con la versatilidad y premura de estos lectores tan especiales. 204 En ?Marioneta? la sencillez, la brevedad y la fluidez saltan a la vista: Muñeca de sal ¿quién te puede tocar? El hilo, la mano y el mar. (p. 8) Sencillez y ligereza también en ?La lección?: Las nubes, negras y blancas, son gotitas de vapor, y el eco es el silencio que ya rompí con mi voz. (p. 18) Sencillez y fluidez en ?Gallito inglés?: A la una, a la una, si me doy la vuelta se mueve la luna. (p. 21) Fluidez y ligereza en ?El tren?: Marcha por una montaña que parece un pirulí, y va sonando en el viento: Chucu, chucu pi, pi, pi. (p. 39) Otras cualidades que posee el espíritu del niño son la naturalidad y la espontaneidad; en los poemas de Zaranda encontramos abundantes muestras. En ?La lección?: Me he sabido los colores: rojo, naranja, marrón, y los lados del cuadrado y hacia donde gira el sol. (p. 18) En ?Amigos?: 205 ¿Quieres ser amigo mío? Podrás venirte a mi casa. Te enseñaré mis juguetes y mi gorro de pirata. (p. 64) Y en ?Mi casa?: El zócalo de mi patio ha perdido su color, le está cayendo la lluvia y los rayitos del sol. Algún día de verano Llamaremos al pintor. (p. 68) La poesía escrita para los niños ha de ser sonora y musical, ha de tener ritmo y no sujetarse en exceso a la rigidez de la estrofa; ha de adornarse con onomatopeyas, repeticiones, palabras inventadas... El primer poema del libro tiene un título muy sonoro y sugerente, ?¡Zaranda!? y las estrofas tienen un ritmo ágil y acompasado: ¡Tomás! ¿A dónde vas? Me voy a mi casa andando hacia atrás. (p. 5) En ?Patrañas de alimañas? toda la gracia expresiva está en las palabras finales de verso dotadas de un fuerte impacto sonoro: En la tela de una araña se ha formado una maraña de hilos de telaraña. Sigue pensando la huraña cazar a la musaraña y comerle hasta la entraña. (p. 12) El comienzo de ?Bruja madrina? cuenta con los ingredientes de los buenos comienzos; vigor y fuerza expresiva que aportan las palabras bruja y rebruja: Una bruja muy rebruja 206 con nariz de porcelana tiene tres dientes de oro y uno de plata. (p. 16) Musicalidad y ritmo animan las estrofas de ?Gallito inglés?, que parece más para ser cantado que para ser recitado. La repetición de palabras le da aire de retahíla: A las dos, a las dos, al pobre gallito le ha dado la tos. (p. 21) La gracia expresiva de ?Mi casa? reside en el empleo de algunas expresiones ?castizas? y la utilización del habla coloquial: Goteras en el tejado y una grieta en el pretil, una pared se ha caído. ¡Esto huele a cuchitril! (p. 68) Y ya en el terreno del significado, la poesía escrita para los niños ha de estar adornada de imágenes y metáforas sugerentes, que él puede descifrar o intuir gracias al poder de su creatividad y de su imaginación. Es muy sugerente la imagen de ?La lección?: Las nubes, negras y blancas son gotitas de vapor, y el eco es el silencio que ya rompí con mi voz. (p. 18) ?Pintar en la Luna? es un poema pleno de imágenes que evocan olores, colores, sabores... Quisiera pintar en la luna llena de verdes colores: de yerba y de menta. de tonos rojizos: de sándalo y fresa. (p. 28) 207 En ?Jefe Sioux? encontramos una preciosa metáfora: Nunca declaro la guerra, nunca peleo con lanzas y las flechas que disparo son lagrimitas de escarcha. (p. 3) La ilustración realizada por Cristina Peláez Navarrete es el complemento perfecto a estos poemas; con rasgos sencillos y enérgicos y un hermoso colorido, ha sabido plasmar todo el encanto, la ternura, la gracia, los gestos, las posturas, tanto de personas como de animales, la belleza de las flores, del cielo o del mar; en ocasiones estas imágenes son entrañables como es el caso del abrazo de la madre y el niño, o nos arrancan una sonrisa como la ilustración de las pirañas de ?Patrañas de alimañas?. En algunas ilustraciones concurren todas las cualidades, como en el caso de ?Bruja madrina? la imagen resultante es de una gracia y una belleza plástica extraordinarias. El encanto de los versos, la creatividad y esmero de la ilustración, son la parte más importante del atractivo de este libro, cuyo tamaño y formato lo hacen muy manejable; modelo de libro de poesía para niños, un libro que el niño leerá y releerá , al que volverá de vez en cuando buscando un detalle, o parándose en alguno nuevo..., un libro que contribuirá a la formación de su sensibilidad y con el que va a disfrutar. Ajilimójili144. Después de una primera lectura, nos puede quedar la impresión de que Ajilimójili es un libro de poemas escrito con la intención de que los niños conozcan los diferentes alimentos, se familiaricen con ellos, se sientan atraídos por su sabor, olor, color...; pero si lo leemos despacio, parándonos en cada poema, nos damos cuenta de que es eso y mucho más; en Ajilimójili una fruta, una especia, un cacharro de cocina son un simple pretexto para introducirnos en un paraíso de colores, olores, sabores y texturas; en muchas ocasiones para llevarnos al mundo de los sentimientos y de los valores; a vivenciar unas situaciones que nos producen placer, alegría, que nos traen recuerdos, o simplemente nos llevan a jugar al juego divertido de las palabras; palabras que suenan, que riman, que se repiten, que tienen un especial relieve sonoro o musical, que son cacofónicas, incluso capicúas. En Ajilimójili los alimentos están considerados no como simples nutrientes, necesarios para nuestro organismo, sino como elementos llenos 144Pertenece a la colección ?MONTAÑA ENCANTADA? de la editorial Everest, 1998. Ilustraciones de Sandro Natalini. 208 de color, olor, sabor, texturas, que impregnan nuestros sentidos y alimentan nuestro espíritu. En ?La tiendita? lo primero que nos llama la atención es la riqueza de palabras; abundancia y variedad de términos relacionados con la cocina que además tienen un importante relieve sonoro y unas notas de exotismo: Vengan a comprarme ciruelas de mar, azúcar de cielo, vino de Caná. (p. 5) ?Bendición? puede motivar en los niños una actitud de reflexión y agradecimiento por la comida de cada día. Su forma de retahíla la hace más ligera. Amén al viejo vino y al agua de la fuente, amén al pan de trigo y al plato de los peces. (p. 7) En ?Papilla de cielo? se resalta el valor de la lluvia. Las estrofas son breves y rebosantes de ritmo; el poema resulta gracioso y agradable con su pizca de ternura. Azúcar me han dado y harina ya tengo, tan sólo me falta el agua del cielo. (p. 9) ?Limpiar las aguas? es una hermosa lección de respeto al medio ambiente con una buena dosis de humor: El viejo pez del estanque Pide agüita con limón. Quisiera limpiar las aguas con burbujas de jabón. (p. 10) El autor de estos versos opina que cada poema exige su estructura; ?Vía láctea?, apenas sujeto a una leve rima asonante y a modo de cuento, introduce al niño en un mundo galáctico y estelar; fantasía que se endulza, además, con leche y miel: 209 Es un cometa con alas de abeja y cola de reina que brilla y da vueltas. (p. 13) ?El pan recién hecho? es como una retahíla en la que los diferentes ingredientes se van incorporando como en los poemas acumulativos; este recurso, importado de la tradición oral, transforma estas creaciones en un puro juego para recordar y recitar; podemos anotar, como valor añadido, que es una hermosa y divertida manera de poner de relieve todos los trabajos y fuerzas de la naturaleza que se ponen en juego para dar como resultado el pan; es importante que los niños conozcan esto y lo valoren: ¡Mas grano al molino!, grita el molinero, ¡más viento en las aspas!, ¡más trigo al granero! (p. 16) En ?Salud? se mezclan todo tipo de imágenes sensoriales: visuales, olfativas, sonoras.. El resultado es como una caricia para nuestros sentidos: La fuente ya mana, ¡bebe el aguamiel! La lluvia en tu piel, ¡bebe el aguamiel! (p. 17) ?Agua de sed? pone de relieve la bondad del agua para quitar la sed. La estructura del poema, de estrofas cortas y versos encadenados, origina un ritmo machacón de ideas reiterativas: Yo quiero beber agua de la fuente cuando tenga sed. (p. 19) ?Tupitón? es un puro juego de palabras, sonidos y ritmos; es una retahíla de gran sonoridad que, a modo de sonsonete recuerda los juegos de echar a suertes: Tupité, tupitón de queso y jamón, de pan y puré, 210 de mojo picón, (p. 20) ?Jarabe y botica? es un intento de desdramatizar la hora de la toma de las medicinas, tan temida por los niños: Pastillas disueltas, potingues en gotas con agua se lleva de un trago a la boca. (p. 23) En ?Dulce y almíbar? se juega con los sonidos: ¡Garrapiñas si me guiñas! ¡Garrapiñas de piñón! Garrapiñas apiñadas las llevo en este zurrón. (p. 24) En ?Luna llena? se juega sobre todo con los significados; la imagen de la luna, atrapada en su casa, sin poder salir por causa de su glotonería, produce el efecto de un cuento de risa: Esta mañana la luna no pudo salir de casa porque entró blanca creciente y quedó llena y morada. (p. 27) ?Galápago con tomate? es un romancillo en el que la sorpresa del final, ciertamente inesperada, nos libera de una terrible pena: el galapaguito, destinado a la cazuela se zampa los condimentos y sale ufano de la olla: Se mete en su casa un caparazón. A dormir la siesta, ¡buena digestión! (p. 30) En ?Cuatro estaciones? los protagonistas son los diferentes olores y sabores, acompañados de imágenes sonoras, (podemos apreciar en este poema el gran poder evocador de las palabras): Si vienes por el otoño, si te levantas temprano, 211 si respiras por las calles el mosto que vas pisando, uva, vino y moscatel, sabrás del sabor a miel. (p. 34) Una palabra, como hilo conductor, aglutina y relaciona alimentos, objetos, lugares, situaciones, incluso medios de transporte tan queridos y entrañables para los niños. La habilidad para asociar cosas sin aparente relación, es el factor sorpresa que convierte este poema en algo tan diferente y divertido: Yo quiero espinacas que al vapor estén, y hojitas de menta que vapores den. (p. 35) ?Para la ronquera? es un poema para la diversión; pero una diversión con regusto a misterio y hechizo; es un poema que sabe a conjuro y a fórmula de bruja buena; la estructura, de estrofas breves, y el ritmo marcado, se asocian a esta retahíla de ingredientes dándole más fuerza a la poción: Raíces y juncos y tallos de menta con granada e higos para la ronquera. (p. 38) En ?Huevos nevados? el paisaje nevado de fuera se compara con el de la cocina; toda una fiesta para los sentidos y a punto para la diversión: Nieva en mi tejado y nieva en lo verde. Nieva en mi cocina copos de merengue. (p. 41) Ritmo, musicalidad, y juego son los principales ingredientes de ?Almirez?: Ha sonado el almirez, a la una y a las tres. ¡Que te has saltado las dos!. (p. 42) 212 ?Vino y agua? rescata nombres, objetos y costumbres del olvido irremediable: En mi cocina tengo tres cántaros con agua sobre una cantarera resquebrajada. (p. 44) ?A la nana? es un hermoso poema, con ritmo de sonsonete y dulce musicalidad con palabras evocadoras de sabores colores y olores: A la nana, a la nana, nanita nana, que ya sabe tu boca de la manzana, de la miel de meloja, de la avellana, (p.47) ?Semilla? propicia la formación de actitudes de respeto hacia el entorno: Me he encontrado una semilla, la flor del brezo. Plántala niña bajo tu pelo. (p. 49) En ?La comilona? surge la gracia del mero disparate; el juego de la más pura majadería: Calamares y coquinas juguetean en la cocina, desayunan con chacinas y con huevas de salmón. (p. 50) En ?Abejas? la ligereza y levedad de las estrofas, la abundancia de imágenes sensoriales y la capacidad evocadora de las palabras crean un poema lleno de encanto y sugerencias: Mi piel es de azúcar. -Abejas, ¡probad! 213 Sabor en mis labios a miel de azahar. (p. 53) El encanto sencillo de lo cotidiano se pone de manifiesto en ?Lumbre?. La sorpresa viene de la mano de la mezcla de planos: el real y el imaginario, en el que se puede bajar una estrella en el caso de no encontrar cerillas: Que no se nos quemen las habas con setas porque nos quedamos sin tomar la cena. (p. 55) ?Nana de la cebolla? es el contrapunto a la de Miguel Hernández: Está llorando la noche porque quitando, quitando las capas de la cebolla tus ojos se han empañado. (p. 59) Con ?Macedonia? nos sentimos asaltados por dos tipos de sensaciones: el gozo de los sentidos al percibir toda la fiesta de colores, olores y sabores de los frutos, (sus propios nombres son un regalo para el oído), y el sentimiento de gozo y alegría por compartir esa fiesta de frutas en el huerto: Por la derecha del cielo y bajando al limonero, por encima del limón y a la izquierda del melón yo he bajado hasta tu huerto. (p. 61) ?Luna mojada? nos lleva de la mano de la magia a la luna, donde podemos disfrutar del color y sabor de la mermelada y el azúcar, de la delicia del juego en los charcos o en el mar: magia, juego y dulzor: Yo me mojaré en sus charcos, en sus ríos y en sus aguas, y me lanzaré a sus mares remando con mi piragua. (p. 62) 214 En ?Piña, coco y papaya? se pone de manifiesto, el alto poder evocador de las palabras para traer los olores, sabores e incluso colores: Pulpa, aguadulce y sabor. Está dentro como el calor, como la brisa del sol, como el rojo en el color. (p. 66) En ?Los tenderos de mi barrio? lo lúdico y lo didáctico se dan la mano; tiene la gracia y la frescura de las típicas estrofillas que inventan los niños para sus juegos, a modo de retahílas: El lechero me saluda: ¡buenos días! ¿cómo estás? La leche en la lechería, ¡vamos a desayunar! (p. 68) ?Colores? es el último poema del libro y en él vemos como las frutas sirven de motivo para recordar pequeñas canciones tradicionales de los juegos de comba o de pillar: Amarillo que te pillo, verde que te quiero yo, blanco el vestido que llevas, rojo el que el viento voló. (p. 70) El colorido, intenso y brillante de las ilustraciones, realizadas por Sandro Natalini; las formas, que exageran un poco las figuras; la caracterización de las diversas frutas u objetos, que aparecen con rasgos humanos; las expresiones y gestos graciosos, incluso cómicos, de los personajes incluidos, animales, niños o adultos, estrellas o astros, añaden un incalculable atractivo al libro; de él podemos decir, al igual que el anterior, que es un típico ejemplo de libro bueno de poesía para niños; y, aunque creemos que no alcanza la calidad literaria del anterior, sí abunda en otros valores como la riqueza expresiva que deriva, sin duda, de la profusión y belleza de las imágenes sensoriales. 215 Las letras hablan145 Para algunos poetas y estudiosos del tema, la poesía para niños puede contener un aspecto utilitario de tipo didáctico, sin perder su faceta más importante, que es el factor lúdico. Pedro Cerrillo encuentra natural y saludable ejemplificar muchas lecciones de lenguaje aprovechando, del Cancionero infantil, el amplio abanico de recursos con los que cuenta146. En esta misma línea, Miguel Desclot aporta nuevos detalles afirmando que lo que prevalece en la poesía infantil es el aspecto lúdico, es decir el juego mental que se manifiesta en la fantasía fonética, sintáctica y semántica, pero que a pesar de su gratuidad desinteresada no impide la aparición de un aspecto más utilitario de tipo didáctico, y desde este punto de vista utilitario de la educación la poesía infantil puede servirnos para usos mucho más nobles como la educación de la memoria, del oído musical, hasta de la estimulación de las facultades menos racionales de la mente humana: la imaginación, el absurdo, lo gratuito, pasando por la educación del sentido del humor o la familiarización con los múltiples recursos expresivos de la lengua.147 Antonio García Teijeiro afirma que lo importante es que la poesía viva al lado de los niños, que conviva con sus intereses y ellos lleguen a perderse por sus encantos. Al profesor le atribuye la categoría de mediador para que contagie y haga que los niños amen la poesía y que entre otras cosas haga de la palabra poética un elemento lúdico y estético que divierta y emocione y que presente el lenguaje poético como algo vivo, preciso, precioso, pero también provocador que le dé a los elementos sonoros, rítmicos u olorosos un protagonismo especial.148 Teniendo a la vista estas reflexiones y teniendo en cuenta la opinión del propio poeta según la cual la poesía puede ser una herramienta para los 145De la colección MONTAÑA ENCANTADA, editorial Everest, 2000. Ilustraciones de Maribel Suárez. 146 Pedro Cerrillo desarrolla esta idea en la ponencia ?Literatura escrita y literatura oral: la infancia y el cancionero popular? que presentó en el VIII Simposio sobre Literatura Infantil y Lectura de la F G S R, cuyo extracto está recogido en el artículo ?La infancia y el cancionero popular? de la revista C. L. I. J. n.º 157, pp. 26-32. 147 Miquel Desclot (poeta, narrador y traductor) Estas ideas fueron expuestas en la conferencia que pronunció en el Congreso sobre Poesía Infantil-Haur Poesía organizado por la asociación Galtzagorri en San Sebastián cuyo extracto ha sido recogido en el artículo ?¿Es necesaria una poesía específica para niños??, de la revista C L I J, nº 157, pp. 50-54. 148 Antonio García Teijeiro (poeta, crítico y especialista en Literatura Infantil y Juvenil.) Estas ideas fueron expuestas en el Congreso de Poesía Infantil citado anteriormente y recogidas en el artículo ?A los niños les gusta la poesía, ¿o no??, de la revista C. L. I. J., nº 157, pp. 55-59. 216 maestros, y que se puede hacer un aprovechamiento didáctico de la misma, analizamos otro de los libros de poemas de Rafael Cruz titulado Las letras hablan. Leemos el primer poema: A DE AGUA Y ALABAMA A DE AZUL Y AMANECER, DE ABRIL, DE ABRIR LA MAÑANA, DE AMARILLO ATARDECER. (p. 2) (Todas las composiciones se han escrito con mayúsculas y aparece resaltada, con diferente color, la letra que se está estudiando, en este caso la A) Esta primera composición, como el resto de las que forman el libro, está escrita y pensada para que los niños, a la vez que aprenden a leer, tomen contacto con textos poéticos. Seguimos leyendo: El bebé bebe que bebe sin dejar su biberón, y le han puesto un babi blanco, un babero y un batón. (p. 3) Y enseguida nos asalta una duda: ¿Qué pasa con el temblor lírico, la calidad poética de las palabras?. Biberón, babi, babero, batón...(sin duda al niño le resulta entrañable y le divierte esta imagen del bebé, tan próxima para él en el tiempo). Avanzamos en la lectura: Soy media luna en el cielo, herradura en el caballo, y una cereza mordida, y un coco que se ha cortado, y una curva en el camino, ve despacio y ten cuidado. (p. 4) El cambio de plano resulta muy atractivo; en primer lugar la visión de los diferentes elementos: la luna, el caballo, la cereza, el coco...y enseguida se pasa a la advertencia, como un guiño de amonestación y broma. Entre, señor elefante, ¡qué traje tan elegante 217 y menos extravagante! ¡Esa oreja! ¡No me espante! ¡Y no se siente delante, paquidermo exorbitante! (p. 6) Aquí el poder mágico de las palabras elefante, elegante, extravagante, paquidermo, exorbitante..., sumerge al niño en el mundo de las cosas gigantes. Y otras veces su sencillez nos trae a la vida cotidiana: En la foto de una fiesta, sobre el azul de tu falda, en el fondo de una fuente, en la nota de una flauta, en la nariz de una foca y en el final de las fábulas. (p. 7) Que no deja de tener su chispa de ternura por el apego a un recuerdo. En el siguiente poema el recuerdo de la adivinanza que todos hemos aprendido se funde con la idea graciosa y sorprendente del parentesco: Qué ilusión, tengo un puntito que flota sobre mi cara. No confundir con mi prima que es griega y más complicada. (p. 10) La onomatopeya de la risa, en el poema hecho para la letra J y las palabras alusivas a al diversión resultan muy sugerentes: Soy la letra de la risa, la gracia y la carcajada. Ja, ja, ja, ¡qué divertido! Me voy de juerga y jarana. (p. 11) La magia que encierran los nombres de países lejanos tiene que ver con lo desconocido y misterioso; la sonoridad de dichos nombres acentúa esta impresión: Ka de Kenia y de kiosco, Ka de kilo y poco más. 218 ¡Qué bien te sienta el kimono! ¿Vas a China o a Nepal? (p. 12) Algunas composiciones tienen aires de adivinanza: las divertidas, excitantes y motivadoras adivinanzas de toda la vida: Estoy en el animal más grande, gordo y pesado, Tiene colmillos y trompa, ¿que no lo has adivinado? Soy la ele, de elefante, de Lola, lila y de lado. (p. 13) En otras asoma el recuerdo de la cartilla, entrañable y a veces aburrida: páginas manoseadas en las que había fechas y fechas y que un día, por fin, se aprendían: Eme en amor y en amigo, eme de madre y Madrid. Mi mamá me mima mucho, mucho me miman a mí. (p. 14) Con un sonsonete a modo de retahíla para la letra N: Soy la letra más sonora, oye mi voz de tenor: tan, tan, ya suena la ene, din, don, ya suena este son. Tan, tan, suena en el pandero, din, don, suena en el reloj. (p. 15) Palabras evocadoras de lo orondo; muy apropiadas para la letra O: Soy redonda como un pozo, como un ojo, como el sol, y soy gorda como el oso y al hablar yo digo ¡oh! (p. 17) La P se presenta en familia, con dialoguillo incluido, y nombres graciosos: 219 Pepe, papá, Pipo, Pepa, pom, pom, ¿me dejáis pasar? vengo con Paco y con Peca, con Pablito y con Pilar. (p. 18) Para la R una composición que parece un trabalenguas: Un burrito ha rebuznado y ha dicho rey al revés, y Ramón ríe que ríe, erre que erre otra vez. (p. 20) Otra adivinanza para la S: Al silbar suena mi nombre, su sonido suena a son, sólo sale si se sopla o si sumamos el dos. (p. 21) Para la U y para la V también adivinanzas; a esta última se añade la gracia del diminutivo y lo atractivo del personaje que además de ser vampiro es músico: Voy volando, soy vampiro y me llamo Vicentín, con uve de vaca y vela y a veces toco el violín. (p. 24) Lo absurdo del discurso de la Y nos hace reír: Juego al yo-yó en la Haya, soy una chica ye-yé, hago yudo y monto en yate y ayer no desayuné (p. 27) Por fin la Z anuncia su posición final en el abecedario con una graciosa advertencia: Soy la última de todas y voy haciendo zig-zag, y te monto un zipizape 220 en menos que diga zas. (p. 28) Volvemos, una vez conocida la mayor parte de los poemas que componen el libro, a las preguntas iniciales: ¿dónde está el temblor lírico, la calidad poética de las palabras? Ciertamente no es lo que acostumbramos a calificar como poesía de grandes logros líricos pero sí hemos encontrado todos los demás ingredientes que pide la poesía escrita para los niños para que sea de su gusto; hemos encontrado el juego, la risa, la sorpresa, la extravagancia, la provocación, la expectación, el ritmo, la rima, la tonadilla, la tremenda chispa de los cambios, las palabras sonoras, las sencillas, los mensajes que a veces no dicen nada, o son puro sinsentido a los que no les falta la gracia y su pizca de picardía o ternura, a veces. Las ilustraciones de Maribel Suárez añaden la nota de color, de gracia y de atractivo complementando de forma extraordinaria esta obrita que no dudamos haga disfrutar a los pequeños lectores que se inician en la ardua tarea de aprender a leer. Con respecto al aprovechamiento didáctico podemos decir que se ha tenido un especial cuidado en la elección de palabras que contienen dicha letra, así como de la plasmación gráfica de la misma, en el texto del poema. Con un planteamiento similar al de de Las letras hablan, Rafael Cruz ha escrito otros libros para niños en los que, en forma versificada, trata una serie de temas utilizando las letras del alfabeto como hilo conductor; es el caso de De la A a la Z con los cuentos149, en el que el autor busca el efecto condensando el argumento del cuento y presentando los momentos más significativos o más impactantes del mismo; es el caso también de De la A a la Z con Don Quijote150; en esta obrilla el autor utiliza el verso para presentar, de forma muy sencilla, a los niños que se inician en la lectura, a los personajes más destacados de la obra de Cervantes y algunas de las situaciones más significativas de la misma. También Rafael Cruz es autor, junto con su esposa Luisa María López Gómez, de un método de lectura y escritura que consta de ocho cuadernillos en los que se incluyen todo tipo de ejercicios y juegos para facilitar el aprendizaje; entre estos ejercicios hay textos escritos en versos fáciles, alegres y desenfadados que ponen al niño en contacto con la poesía, poniendo de relieve, a la vez, la letra en cuestión. Un ejemplo es el poema ?Arlequín? que aparece en las páginas de la i: 149 De la A a la Z con los cuentos está ilustrado por Rafael Salmerón y es de la colección MONTAÑA ENCANTADA de la editorial Everest 150 De la A a la Z con Don Quijote está ilustrado por Rafael Salmerón y es de la colección MONTAÑA ENCANTADA de la editorial Everest. 221 Viste de polichinela con su sombrero de pico: veinticuatro rombos verdes y veinticinco amarillos. Se le ha perdido su máscara, ¿Quién de vosotros la ha visto? 222 2.10.-ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO En la contraportada de su libro Volando por las palabras151, leemos que Antonio García Teijeiro es maestro y poeta y probablemente ésta sea la causa por la que tan bien conozca y sepa penetrar en el universo infantil, recreándolo en sus versos; quizás por esa misma razón sepa juguetear con el lenguaje de tal forma que todo vuela en sus versos: las palabras, los conceptos, los sonidos..., creando un mundo poético deslumbrante en el que se dan la mano los niños y su mundo, la naturaleza, la música y el arte. El mismo autor habla de sus principios como poeta152; se queja de los largos años que tuvo que vivir de espaldas a ?su cultura?, (es gallego), hasta que decidió romper con esas ataduras irracionales y comenzó su historia literaria al encontrarse con la lengua de Rosalía de Castro, de Cunqueiro y de otros que llegarían después. Retornó, según sus palabras, a Galicia desde la poesía y como es maestro decidió acercar los poetas a sus alumnos; y como no había demasiados libros de poemas para ellos, comenzó a escribirlos él mismo, primero en gallego, y así nacieron Coplas, Nenos, Aloumiños. Más tarde en castellano y así nacieron Versos de agua, Al hilo de la palabra y Volando por las palabras. Muy reveladoras y de gran interés desde el punto de vista de la didáctica, nos parecen sus afirmaciones, aparecidas recientemente en la revista antes citada 153; recordando su propia infancia dice que los niños necesitan mediadores que les acerquen la poesía, porque lo realmente interesante es que ?la poesía viva al lado de los niños, conviva con sus intereses y ellos lleguen a perderse por sus encantos. Que los convierta en dueños de sus propias palabras; en creadores de sus propias imágenes; en inventores de sus propios juegos de palabras?. No duda del valor lúdico de la poesía pero habla de su finalidad afirmando que es algo útil, no utilitarista, porque educa y afina la sensibilidad, permite ver las cosas desde ángulos diversos, fomenta el espíritu crítico y nos hace gozar con la fuerza, la magia y hasta la picardía de las palabras. 151GARCÍA TEIJEIRO, A. Volando por las palabras. Ilustrado por Arcadio LOBATO. Zaragoza: Luis Vives, 1992. 152 En el artículo ?Tinta fresca? de la revista C.L.I.J., nº 25 (enero 1991), en el que también se incluye una selección de poemas pertenecientes a sus libros Volando por las palabras y Al hilo de la palabra. 153 GARCÍA TEIJEIRO, A. ?A los niños les gusta la poesía, ¿o no??. C.L.I.J., nº 157 (febrero 2003), pp. 55-59. 223 Volviendo al papel del adulto como mediador habla de ?contagiar? y afirma que su objetivo último no es hacer de los niños poetas sino que estos amen la poesía; en este sentido ha de transmitirles la belleza que se puede deslizar en un verso, hará de la palabra poética un elemento lúdico y estético que divierta y emocione, fomentará la creación de momentos de intensidad poética, hará de la palabra un juguete que se pueda transformar, romper, recrear; que les hará reír y jugar, presentará el lenguaje poético como algo rico, preciso, precioso, pero también provocador y le dará a los elementos sonoros, rítmicos y luminosos u olorosos un protagonismo especial; para concluir afirma que los niños han de notar que ese mediador cree en lo que dice y en lo que hace y hará de la autenticidad y de la espontaneidad una evidencia. Del sentido de su libro, Volando por las palabras, nos hace él mismo partícipes con una introducción atractiva y llena de sugerencias: la idea de volar, idea que excita extraordinariamente la imaginación infantil: ?Todos quisimos volar alguna vez. Palomas, águilas, mariposas y hasta cometas pueden hacerlo. Las palabras, también. Por ello un día me decidí a volar entre las palabras de estos versos?. Dedica el libro a sus hijos, Antón y Noa, ?que ya vuelan por las palabras?, dedicatoria en la que nos sugiere que por medio de la palabra, podemos llegar a disfrutar de ese mundo inefable que es la poesía. Las ilustraciones, realizadas por Arcadio Lobato, contribuyen a recrear este universo poético infantil poblado de animalillos pequeños que se mueven: peces que nadan; mariposas y pájaros que vuelan, en medio de una naturaleza también en movimiento; el viento que agita las ramas de los árboles y hace que se desprendan sus hojas, que agita el mar, o simplemente empuja un barquito de papel o un avión, también de papel, pilotado por un personaje tierno y entrañable; este personajillo que nos recuerda la imagen de un ratón, aparece en casi todas las ilustraciones pilotando aviones de papel escrito, navegando en barcos de papel, también escrito, dándole la mano a otros personajes o jugando con un tintero del que salen, al derramarse, peces, islas, agua, ramitas, algas... Este personajillo, tierno y vivaracho, recrea las acciones de muchos de los poemas por lo que nos invita a pensar que es el espíritu del poeta. En estas ilustraciones todo vuela o se mueve, en un escenario de cielo, de mar, de estrellas, de nieve, de lluvia..., a veces un pueblecito o el interior de una casa, un estudio en el que nuestro personaje se encuentra con otro de su misma apariencia, pero en femenino, que está pintando flores y monigotes en un caballete. 224 Las imágenes no pueden ser más sugerentes, llenas de ternura, de animación, que invitan, junto con los poemas, a soñar mundos deliciosos, a veces diáfanos, a veces agitados, en los que perderse y disfrutar. Los poemas no tienen título; en muchos de ellos el autor se dirige al lector niño de forma directa, algunos están dedicados a niños concretos, uno de ellos al poeta García Lorca y otros están protagonizados por un niño imaginario; todos están creados para los niños y pensando en ellos, en su mundo, en sus sueños, en sus gustos e intereses y hasta en sus penas y nostalgias. Poemas creados para los niños en los que encontramos muestras muy significativas de la huella del arte: belleza y calidad poética: Mi árbol tenía sus ramas de oro. Un viento envidioso robó mi tesoro. Hoy no tiene ramas. Hoy no tiene sueños mi árbol callado, mi árbol pequeño. (p. 15) En algunos poemas esta belleza se ve realzada por una inefable sensación de calma y dulzura: Se mueve una barca En medio del mar. La mecen las olas Con suave compás. Cantan las sirenas. ¡Oigo su cantar! (p. 22) En otros la belleza se hace ternura: De sol a sol, de luna a luna, la madre mece, mece la cuna. (p. 30) 225 En el siguiente, brevísimo poema, dedicado a Rafael y María Asunción154, la belleza se hace frescor: Ayer el viento decía, alegre, palabras de agua. ¡Qué frescor en sus decires y qué altos sobre los mares los sones de su garganta! (p. 32) (Una deliciosa ilustración completa esta armonía de agua y viento: el personajillo, con su paraguas empujado por el viento, contempla ensimismado y distraído, la lluvia que cae sobre el mar) A veces la belleza se ve impregnada de tristeza: Un pájaro está cantando, cansado, cerca del mar. Su canción le pide al Viento ayuda para volar, porque los mares son grandes y es mucha la soledad. (p. 37) En éste, sin embargo, tiene un aire más festivo a la vez que misterioso: En medio del puerto, con velas y flores, navega un velero de muchos colores. (p. 42) En el último poema del libro, la poesía se ve traspasada de un cierto dolor, como de una queja: Tenía una guitarra cansada, ya sin cuerdas. Decía sus canciones con la ronca madera. Yo le pedía flores azules que me diera. (p. 46) 154 Se trata del poeta gaditano Rafael Alberti y su segunda esposa, María Asunción Mateo. 226 La belleza de muchos de los poemas reside en la acertada elección de palabras, por sus registros sonoros, por su poder evocador, por su gracia y su donaire, o por su capacidad de conseguir hermosos conjuntos poéticos al unirse a otras; es el caso de: Mira cómo ríen las olas, esas olitas de sal. Mira cómo sufre la brisa, celosilla en su soplar. (p. 6) Esta delicia sonora se completa con un juego visual en el que la disposición gráfica de los versos de la última estrofa imita el perfil de un pez o las olas del mar: o dice la m n ó i Mira c ñ a s en a m ar. m e m e dio del po (p. 7) Una simple palabra puede realzar unos versos dándoles un brillo especial: En un trozo de papel, con un simple lapicero, yo tracé una escalerita tachonada de luceros. (p. 16) En ocasiones la belleza está traspasada de una dulce suavidad: Es una mano de seda. Es una mano de plata. Es un trocito de vida. Es un trocito de calma. (p. 25) 227 O viene de la mano de atractivos hallazgos fónicos: Rasgando la espuma de un mar de cristal la barca de plata se llena se sal. (p. 22) ¿Qué podríamos decir de estos versos?, Duermen las palomas en el palomar. Brillan las estrellas en el arenal. ¡Cántame canciones que hablen de la mar! (p. 28) Belleza en los sonidos, belleza en las palabras, belleza de los mundos que sugieren; poesía en las imágenes, en los sentimientos que se plasman en los versos... El contenido lúdico da a los poemas escritos para niños un gran atractivo; en casi todos los poemas de este libro encontramos dicho componente: jugar con las palabras, con los sonidos, con las ideas y sobre todo con la realidad para que todo invite a gozar y a soñar. Juego visual en los versos del poema dedicado a Susi: Hay una cometa que imita a una nube: ya baja, ya sube, jamás se está quieta. (p. 10) En el poema dedicado a F. García Lorca, el juego tiene un cierto misterio: La niña dice cosas graciosas. El muñequito ve mariposas. (p. 12) En éste el juego se tiñe de aventura: 228 Hermosas estrellas de oro. De plata no había ninguna. Yo quería una escalera para subir a la Luna (p. 16) El gran atractivo de la siguiente composición reside en sus ecos lúdico-festivos: En medio del puerto, con velas y flores, navega un velero de muchos colores. (p. 42) El último poema evoca una añoranza o una nostalgia del poeta que recuerda la vieja guitarra de sus juegos de niño: Tenía una guitarra cansada, ya sin cuerdas. Decía sus canciones con la ronca madera. (p. 46) No hay nada que cautive tanto a un niño como la idea de volar, de viajar, de pilotar barcos o aviones; los pequeños animalitos: peces, mariposas o pájaros y una naturaleza hecha mar, nieve, viento o lluvia son las mascotas y el marco ideales para acompañar estos viajes. Su pequeño mundo, sus cosas cotidianas, queridas y compañeras de juegos, también despiertan su interés. Mira cómo arrastra la niña su mantita sobre el mar. (p. 6) El sufrimiento de otros niños despierta sentimientos de solidaridad: Una niña llora y llora. Una niña está llorando. Desde muy alto una estrella la acaricia con su mano. (p. 25) 229 El cansancio y la soledad de un pajarillo desamparado despierta su interés pues ellos a veces se sienten también frágiles: Un pájaro está cantando, cansado, cerca del mar. Su canción le pide al Viento ayuda para volar, porque los mares son grandes es mucha su soledad. (p. 37) El sueño de un niño en la cuna hace nacer en ellos sentimientos de ternura y evoca su reciente pasado de niños muy pequeños: Volando de rama en rama, volando de luna en luna, volando de negro en negro, un niño duerme en la cuna. (p. 38) El último poema del libro, más que escrito para los niños parece escrito para el niño que fue el poeta o, mejor aún, para todos los adultos poetas que conservan algo de su alma de niños, en la que habitan los sueños de la infancia. Este poema está escrito desde la nostalgia del hoy que recuerda el ayer que no puede volver. Para el niño no hay fronteras entre lo que es posible y lo que no lo es, entre la realidad y la imaginación; la llamada a la fantasía es otro de los componentes imprescindibles de la poesía para niños; un cuento, un relato, un poema, ha de excitar su imaginación y suscitar los sueños; una pizca de magia, de misterio y maravilla tienen que formar parte del aderezo poético para que la mente del niño despliegue las alas de la imaginación y así poder transformar el mundo real y cotidiano en otro más atractivo y más a su medida. Y no sólo el tema ha de ser el elemento sugeridor de esa magia y misterio: las mismas palabras han de ser generadoras de fantasía. En el libro que estamos analizando, el propio título es una provocación: Volando por las palabras, esconde todo un potencial imaginativo; recordamos, al respecto, la reflexión de J. Mª. Scciaca: ?La realidad crece y cambia con las palabras que la expresan. En la palabra se concretan, se corporeizan las cosas de la vida?.155 155 SCIACCA, G. M. El niño y el folklore. Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1965, p.20. 230 Los poemas de Antonio García Teijeiro son una invitación a la imaginación del niño, ávida de aventuras, a que emprenda un viaje a lo fantástico de la mano de las palabras. Ya el primer poema sumerge al niño en un mar de olas y peces; la imagen del mar lo transporta a mundos alegres de verano y juegos en la playa. El deseo del niño de vivir aventuras le hace soñar con volar a la luna: Estrellitas y luceros, pintados con mucho amor, ¡quiero subir a la Luna y llenarla de color! (p. 17) O con ser un pájaro, un pez y así volar o navegar cruzando nubes y mares: El verde del mar y el azul del cielo. Yo quiero, yo quiero tal vez navegar. (p. 20) Imaginar que una estrella consuela el llanto de una niña y transforma cada lágrima en un sueño, es una idea llena de magia y a la vez de dulzura: Al sentir esa caricia, la niña mira hacia el cielo. Cada lágrima caída se ha convertido en un sueño. (p. 25) La poesía escrita para niños no debe ser un mero soporte de didactismos ni intenciones moralizantes; pero estamos de acuerdo en que, como todo arte, tiene un valor formativo incalculable pues va depositando en la mente y en el corazón del niño ideas y sentimientos elevados relacionados con la belleza, la sensibilidad, la solidaridad, el respeto por su entorno, el anhelo de libertad...; en lo que respecta al lenguaje no debemos desdeñar la capacidad formativa de la poesía; hoy más que nunca hemos de ofrecer al niño buenos modelos lingüísticos, ya que es evidente el deterioro que está sufriendo la lengua. En la poesía de Gª. Teijeiro encontramos una gran motivación hacia actitudes de bondad y respeto y valores relacionados con la formación estético poética. 231 En el primer poema es la belleza de las palabras y la recreación de la imagen del mar lo que puede suscitar en el niño sentimientos de paz y serenidad: Mira cómo ríen las olas, esas olitas de sal. (p. 6) Un poema que pone al niño en contacto con la naturaleza en sus momentos de mayor belleza ya tiene implícita una capacidad formativa en el campo de la educación poético estética: Mi árbol tenía sus ramas de oro. Un viento envidioso robó mi tesoro. (p. 15) Motivar al niño hacia goces estéticos es prepararlo para amar el arte: Estrellitas y luceros pintados con mucho amor, ¡quiero subir a la Luna y llenarla de color! (p. 17) El alma de los niños es muy susceptible de albergar sentimientos de empatía y solidaridad. Una niña que llora atrae estos sentimientos: Sueños verdes, amarillos, azules, rojos y blancos. La niña no llora más. La estrella llevó su llanto. (p. 25) Ese primer sentimiento de asombro y curiosidad que precede a las primeras manifestaciones del amor, está plasmado, en este poema, con delicadeza y sencillez; abordar este tema desde la poesía es adornarlo de todo el encanto, la ternura y la bondad que merece: Por más que la miro y sigo mirando, no sé si sus ojos son verdes o pardos. (p. 42) 232 Ya en el campo puramente lingüístico hemos de considerar todas esas características que han de adornar la poesía para niños: sencillez, brevedad, fluidez verbal, ligereza, palabras hermosas pero ajustadas, sin solemnidades y que se unan formando versos alados y graciosos. Estas cualidades las encontramos en todos los poemas del presente libro. Sencillez: Mi árbol tenía Sus ramas de oro. Un viento envidioso robó mi tesoro. (p. 15) Brevedad, fluidez verbal, ligereza Esté en la playa o esté en el puerto, la barca mía la lleva el viento. (p. 30) La naturalidad, la espontaneidad, el candor y la inocencia ,tan propias del espíritu del niño, están reflejadas muy acertadamente en los poemas de Gª. Teijeiro. Ingenuidad en la imagen de unos peces que sueñan: Mira cómo sueñan los peces, cansaditos de nadar. (p. 6) Ingenuidad y candor del niño que busca la forma de subir a la luna: Hermosas estrellas de oro, de plata no había ninguna. Yo tracé una escalerita para subir a la luna. (p. 16) Musicalidad, sonoridad y ritmo son cualidades formales que han de estar presentes en la poesía infantil porque responden a ese sentido del ritmo que tienen todos los niños; los poemas que más les gustan son los que 233 incorporan juegos fónicos, imágenes sonoras, onomatopeyas, repeticiones..., por eso las retahílas son unas de las composiciones preferidas por ellos. Sonoridad y ritmo hay en este poema, realzado además, con aliteraciones y deliciosos grupos fónicos: Mira cómo ríen las olas, esas olitas de sal. Mira cómo sufre la brisa, celosilla en su soplar. (p. 6) Musicalidad, sonoridad y ritmo en las estrofas del poema dedicado a Susi: Hay una cometa, serpiente de espuma, que deja a la bruma de sueños repleta. (p. 10) Musicalidad y ritmo en este poema en el que aparecen salpicadas palabras de increíbles efectos sonoros: Para subir a la Luna y secarle sus ojitos, no me valen los luceros, como humildes peldañitos. (p. 16) Ritmo ágil y vivo como el de una retahíla: Yo quiero reír. No quiero llorar. Yo quiero sentir el verde del mar. (p. 20) Como dando pequeños saltitos: De ola en ola, de rama en rama, el viento silba cada mañana. (p. 30) 234 En este brevísimo poema los logros fónicos son evidentes: Ayer el viento decía, alegre, palabras de agua. ¡Qué frescor en sus decires y qué altos sobre los mares los sones de su garganta! (p. 32) El ritmo se hace más lento para dar cabida a las penas del pajarillo: Su canción le pide al viento ayuda para volar, porque los mares son grandes Y es mucha la soledad. Los ecos de su canción resuenan en el lugar. (p. 37) La poesía escrita para los niños ha de incorporar imágenes y metáforas que sugieran mundos mágicos y sutiles, de luz y color, y que constituyan una atractiva alternativa al mundo real y cotidiano. La magia, el misterio, la adivinanza, proporcionan al niño gozo y diversión. La imagen de los peces que sueñan supone la visión de un mundo marino poblado por criaturas con cualidades humanas: Mira cómo sueñan los peces, cansaditos de nadar. (p. 6) El movimiento de la cometa le hace tener vida propia y así se transforma en un ser con cualidades humanas: Hay una cometa que flota en el cielo, muy lejos del suelo ligera y coqueta. (p. 10) La imagen que transforma las hojas amarillas del otoño en hojas de oro, y por lo tanto en sueños, está aquí presente ; la del árbol con cualidades humanas completa el valor poético del conjunto: 235 Mi árbol tenía sus ramas de oro... Mi árbol callado, mi árbol pequeño. (p. 15) El silencio blando de un paisaje nevado es lo que sugiere este poema; las imágenes, personificaciones y metáforas son parte de este efecto poético: La nieve pinta algodones sobre losetas tranquilas. La estatua muestra su velo. Los árboles, sus heridas. (p. 26) Una realidad poetizada, salpicada de metáforas, sumerge al niño en un mundo de sueño, mecido por el viento; el sol, la luna, el mar y las ramas de los árboles apoyan este vaivén: Volando de rama en rama, volando de luna en luna, volando de negro en negro, un niño duerme en la cuna. (p. 38) Las metáforas del presente poema son pinceladas que retratan la belleza dulce y fresca de la niña: Diviso a una niña sentada en la popa: su cara es de lino, de fresa, su boca. (p. 42) Versos de agua 156. Si los versos de Volando por las palabras pueden llevar al niño a soñar, si, con ellos, la palabra poética remonta al niño a la libertad de lo elevado con las palomas, las águilas, las mariposas y las cometas, en Versos de agua, las palabras introducen al niño en un mundo de puro juego y diversión. 156 GARCÍA TEIJEIRO, A. Versos de agua. Ilustrado por Teo Puebla. Zaragoza: Edelvives, 2002. 236 García Teijeiro dedica estos versos a sus hijos y expone con breves pinceladas, el sentido de los mismos: ?En principio el agua es juguetona, fresca, cristalina. Por eso quise que mis versos fuesen de agua.? Poesía para jugar, versos para despertar el oído; los poemas, hechos para soñar al ritmo de las palabras, son un juego de rimas, de ritmos, de palabras que a veces no dicen nada, pero que tienen un gran efecto fónico y musical y se suceden a modo de retahílas. En ocasiones, los versos recuerdan a viejos juegos: el del escondite, el de la comba...o son palabras y sílabas que se suceden como en una canción: Un, dos, tres, te veo y no me ves. Cuatro, cinco, seis, os veo y no me veis... (p. 6) Este fragmento es una invitación al juego del escondite; es un puro decir por decir, como en una retahíla, o de contar por el mero placer; contar hacia delante, contar hacia atrás y volver otra vez... Este tipo de ejercicios- juego con el que los niños pueden expresar la adquisición y creciente dominio de la palabra, de las cosas aprendidas, adornadas con sonsonete, con gestos incluso, y acciones, producen verdadero placer en los más pequeños. El siguiente poema tiene similares características: Turururú ¡Es él o eres tú? Tararará ¿Aquí o allá? Terereré...... (p. 10) El elemento lúdico se manifiesta aquí en las onomatopeyas que imitan el sonido de las trompetas, cuyos sones van recitando las cinco vocales en una retahíla de gran efecto rítmico y sonoro. El siguiente poema, brevísimo, parece compuesto para echar a suertes; (de forma espontánea, sin querer, ya le ponemos el soniquete): Con la mano, al golpear. Con los pies, al caminar. Quisiera abrazar la rosa que aún quedaba en el rosal. (p. 14) 237 Una excepción dentro del conjunto de poemas que componen el libro: la recreación de un ambiente bucólico de pastores y ganado; los versos sirven para la descripción de ese cuadro idílico: Estaban los pastores cuidando sus rebaños. Decían ilusiones, miraban el ganado... (p. 22) De nuevo un poema en forma de retahíla: auténtico sinsentido cuyo encanto procede del ritmo, muy marcado, de las rimas y de las cualidades fónicas de las palabras: Que sí, sí, un día de julio nací. Que no, no, un día de julio nació. Que sí, sí, la ruta del Cacarabí... (p. 26) Otro caso excepcional dentro del conjunto es el siguiente poema en el que prima el contenido del mensaje: los recuerdos del niño: Mi abuelo compró una barca de madera de ciruelo. La echamos en el estanque donde se refugia el cielo... (p. 30) El siguiente poema tiene las características de las nanas: ritmo y cadencia en versos y estribillos: El niño está en la cuna Ea, ea, e mirando hacia la luna. Ea, ea, e... (p. 34) El poema que sigue tiene la música como protagonista; las notas y los instrumentos musicales son una mera disculpa para hacer de él un puro juego: 238 Do re mi violines porque sí. Fa sol la violines porque sa. Si si do violines... ¿por qué no? (p. 38) En alguno de los poemas, al juego de los sonidos, se añade una sorprendente disposición gráfica que aumenta el atractivo lúdico: trom La trompeta petea pia El piano nea Violines escondidos violinan violi nean ¿Y el oboe? o b o e a (p. 42) En el siguiente poema la voz ronca del tambor se intercala con la narración de su propia historia: Un tambor abandonado que vivía en un cajón, cansado de su silencio nos cuenta su triste son. Rom Pom Pom. (p. 58) En algunos poemillas de tema musical no es el sentido lúdico el que prima; en el que está dedicado al piano, un lenguaje lleno de matices, transmite un mensaje de ternura, ensueño e ilusión: 239 Un piano está sonando en el cielo, en un rincón. Son las manos de la Luna las que enhebran su canción. El tecleo es incesante, serenata de ilusión. Cien estrellitas aplauden al piano soñador. (p. 54) (En este delicioso poemita encontramos ecos de algunas de las composiciones de Volando por las palabras.) El poema de la flauta narra la historia de un desencuentro: Me dijo un día al oído Una flauta presumida: ?¿Te gusta mi voz de oro que adorna las sinfonías??... (p. 50) Es éste un libro de poesía para jugar, de versos para despertar el oído, de poemas para soñar al ritmo de las palabras... Las ilustraciones de Teo Puebla añaden el encanto del color, de las formas y de los personajes, con gestos graciosos y llenos de vida; todo envuelto en una atmósfera de color, luz y movimiento. Al hilo de la palabra157. Es un libro de poemas con los que el autor trata de acercar los grandes poetas a los niños. Es un proyecto concebido en un primer momento en gallego y elaborado posteriormente en castellano. Surge como un homenaje a aquellos poetas que fueron marcando el camino de la emoción lírica en tantas personas que, como el autor, se instalaron en la poesía como símbolo de autenticidad. Lo dedica el autor a Mª Asunción Mateo y a Rafael Alberti ?porque siempre me hicieron sentir muy cerca de ellos?; también a sus hijos Antón y Noa. Y a Susi. 157 GARCÍA TEIJEIRO A. Al hilo de la palabra, con ilustraciones de Fernando Gómez, Madrid: Hiperión, 1998. (Libro nº 18 de la colección AJONJOLÍ. Poesía Hiperión para niños de todas las edades. 240 Exceptuando el primero y el último, los poemas son un homenaje a poetas consagrados; arranca cada uno con unos versos del poeta en cuestión y el resto del poema evoca, recrea o resalta características o valores de dicho poeta o de su poesía. A ROSALÍA Cuando vos oio tocar, campaniñas, campaniñas, sin querer torno a chorar. R. de C. Rosalía, miña dona, nunca te olvidan los sones de las campanas amigas, que vuelan como canciones. ( p. 13) A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ entre mi humo, Moguer, mi Moguer blanco despierta... J. R. J. ¡Qué blancos que son tus versos! ¡Blancos! ¡Blancos de nieve! ¡Blancos! ( p. 17) A LEÓN FELIPE Volveré mañana en el corcel del viento. L. F. Volverás mañana, León Felipe, a creer en mí, en ti, en todos. Buscarás mesones escondidos. Buscarás violines malsonantes. Hallarás bufones repetidos. ( p. 21) 241 A RAFAEL ALBERTI Por las calles, ¿quién aquel? ¡El tonto de Rafael! R. A. En aguas azules, en mares de gracia, de gracia andaluza, de gracia mundana, recitan los niños tus versos de plata. ( p. 23) En muchos de los poemas los niños están presentes. A DÁMASO ALONSO Dón...! Dín...! Dán...! Doblando las campanas van, ¿adónde irán? D. A. Un niño mira la torre desde el centro de la plaza; voces de cuentos de escarcha dicen las locas campanas. ( p. 27) A PABLO NERUDA Puedo escribir los versos más tristes esta noche... P. N. El niño, Pablo, puede escribir los versos más alegres esta tarde. Escribir, por ejemplo: ?La luna me acaricia en noches de cristal? ( p. 45) Los poemas están elaborados con palabras sencillas. 242 A JOSÉ BERGAMÍN Palabras que ni siquiera se sabe si son palabras. J. B. Palabras siempre decías mojadas en sentimiento. Palabras, siempre palabras, que nunca se llevó el viento. ( p. 33) Pero que a menudo están escritas para provocar la reflexión: Palabras tristes, sombrías, oscuros presentimientos. Palabras llenas de sueños, parecidas a los cuentos. Palabras que alguien borró para huir del sufrimiento. ( del mismo poema) Palabras puestas como elementos para el juego: el juego del soñar, el juego del escuchar... A GERARDO DIEGO Versos, versos, más versos, Versos... G. D. Nubes, cometas, estrellas, son tus versos. Árboles, trenzas, luceros, son tus versos. ( p. 31) Palabras sencillas pero llenas de poesía. A ÁLVARO CUNQUEIRO Era o tempo de esquecer. A. C. 243 Amaneceres mojados envolvían tus palabras. ¡Ay, amigo! Y tus sueños rumorosos encendían las mañanas. ¡Ay amigo! (p. 43) A veces parecen transportar mensajes escondidos. A GABRIEL CELAYA Yo cuento mis bobadas (no sé si es poesía) G. C. Ternura en medio de gritos, vocales buscan palabras; que truenen potrillos negros como verdades cansadas. Esas verdades, Gabriel, que dejas en tus pisadas. ( p. 41) A veces henchidas de una profunda emoción que nace del recuerdo del poeta desaparecido. A ANTONIO MACHADO Caminante, son tus huellas el camino y nada más... Siento el polvo que tus pasos levantaron con el viento. Siento los campos callados, monotonías de invierno. Siento las tardes pasar como novias o recuerdos. Siento al poeta que fuiste, al caminante sediento; 244 al hombre bueno que un día se nos fue, huyendo del cierzo. ( p. 19) El primer poema titulado ?En el principio? está dedicado a la palabra poética y al poeta. En el principio fue... poesía fue... medianoche fue... alegría. En el principio hubo... poetas hubo... ilusiones hubo... cometas En el principio nació... el verso nació... el humo nació... el fuego. ( p. 9) El poema final de este libro pone un especial énfasis en el valor de las palabras como portadoras de mensajes, de luz, de poesía... Al hilo de la palabra relucen los sentimientos, inicia el verso el latido, se ahogan los sufrimientos. Al hilo de la palabra la luz abre las ventanas, las manos buscan cariño. Son más bellas las mañanas. ( p. 51) Este libro está pensado para niños cuya edad está ya próxima a la adolescencia. Tanto los poemas como las ilustraciones que acompañan a cada uno de ellos presuponen en sus destinatarios una cierta capacidad de reflexión. Se ha incluido también un dibujo que Rafael Alberti dedicó a Antonio García Teijeiro. 245 BESOS EN LA VOZ- BICOS NA VOZ 158. Yolanda Domínguez Trujillo, en el prólogo de este libro, se dirige directamente a los niños para decirles que no es éste un libro sólo de poemas, sino también de besos, pues los besos también tienen voz y para descubrirla no hay como leer este ?dulce libro donde la rima de sus versos os envolverá en un bonito rumor musical e incluso os hablará?. En este poemario, que tiene a los besos como objeto poético, hay composiciones muy diversas en las que reconocemos el estilo del poeta: juegos de lenguaje, musicalidad derivada del empleo del ritmo y de la rima y gran variedad de recursos fonéticos como el paralelismo y la aliteración. También encontramos un gran despliegue de efectos sensoriales: imágenes de gran fuerza expresiva, hermosas sinestesias, sugerentes metáforas y comparaciones y una abundante adjetivación. La personificación es una constante en este libro. Los poemas están escritos en gallego y en castellano y la primera sorpresa que se encuentra el lector es el impacto visual del primer poema, en el que se utiliza el acróstico que le da tanta vivacidad; la ilustración correspondiente complementa de forma extraordinariamente plástica el mensaje de estos versos. La B le daba un beso a la E enamorada, y la S sonreía con la O algo obcecada en convertir en B E S O S las sonrisas apagadas. (p. 16) Encontramos en estos poemas muchas referencias a colores, olores, sabores... dentro de un marco de gran riqueza sonora: Beso amarillo 158 GARCÍA TEIJEIRO A. Besos en la voz- Bicos na voz, con ilustraciones de Cristina Minguillón. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación Provincial de Málaga, 2004. (nº 21 de la colección CARACOL) 246 de nuez y miel, brinco en la brisa, luz de papel. ( p. 20) La ternura, hecha poesía, se encuentra por doquier. En el beso, una estrella; en la estrella, un cantar; en el cantar, los labios; en los labios, el mar. ( p. 22) Versos alegres y ligeros que hablan de besos traviesos: Descubrí un beso en el viento que me guiñaba los ojos. era un beso saltarín, muy alegre y muy curioso. (p. 24) Otros de más clasicismo: Trova el ruiseñor. Coplas de candor. Notas de esplendor. Besos de fulgor. Cántigas de amor canta el ruiseñor. (p. 26) Nos sorprende la gracia, la brevedad y la belleza de este poemita: Un beso en un barco salió a navegar, y posó sus labios en un pez de sal. (p. 28) Y la espontaneidad que se adivina en el siguiente: Dos y dos son cuatro besos. Seis y seis son muchos más pero a ti, niña bonita, un ciento te quiero dar. (p. 32) 247 ?A Aute le robé...? es un poema cuya disposición gráfica parece un laberinto en el que hay que buscar con atención el verso siguiente. De estos versos robados a Aute se hicieron los versos de otros poemas. ?Besos como balas?, ?Como se mojan los besos?, ?Con palabras como besos?, ?Tiempo de besos?, ?Llueve en los besos?... poemitas breves, ligeros, sonoros y llenos de musicalidad que recuerdan lo amable y dulce de los besos de verdad: Tiempo de besos tiempo de cunas tiempo de abrazos tiempo de lunas. (p. 44) ?Qué triste está la niña? nos recuerda a otro similar de Volando por las palabras: Una estrella que la llama, pero no la puede oír. la muchacha que tirita, no es capaz de sonreír. (p. 48) El último poema es como un juego de música y danza; el ritmo, la rima, las repeticiones, su estructura de retahíla, las palabras cortadas para formar otro verso... son algunos de los ingredientes que lo hacen tan atractivo: Un beso porque sí Un beso porque no Un beso como el fuego Un beso cora- zón Un beso do si fa Un beso percu- sión Un beso porque sí Un beso porque no. (p. 54) 248 Para las ilustraciones tomamos prestadas las acertadas palabras de Yolanda Domínguez. ?Estos poemas adquieren toda su plenitud al ir acompañados de magníficos dibujos. Son ilustraciones sencillas y llenas de color en algunos casos y, en otros, cargadas de símbolos que con su magia trasladan al niño a esa historia que nos cuenta el autor y que consiguen, gracias a sus trazos, hacer más accesibles los poemas? Cuentos y poemas para un mes cualquiera159 es el resultado de una experiencia única y muy especial: la fusión de dos mentes inquietas en una sola. Narrativa y poesía nunca habían ido tan de la mano como en este libro, prueba de la convivencia armónica de todo lo que sea literatura y rezume amor. Amor por escribir o leer. Amor por crear. Amor por seguir avanzando y buscar nuevas fórmulas de comunicación. Con estas palabras, uno de los autores de la obra, Jordi Serra y Fabra, y que firma como El Gran León, nos viene a resumir, en el prólogo, el contenido del libro. Este proyecto de vincular narrativa y poesía en un mismo libro se ha llevado a cabo con una fórmula que acordaron entre los dos escritores: Jordi Serra escribiría 31 cuentos cortos y Antonio Teijeiro escribiría a su vez 31 poemas. De 15 cuentos originales elaborados por el cuentista, el poeta elaboraría 15 poemas y de 16 poemas originales creados por el poeta, el autor de narrativa debería inventar otros tantos cuentos. El resultado es un libro cuyo mayor atractivo se deriva precisamente de esta mezcla de poesía y narración. Estos 31 cuentos y 31 poemas (leemos en contraportada) están llenos de fantasía con los que viajar por el más insólito de los universos: el de la palabra y los sentimientos. Antonio Gª: Teijeiro, autor de los poemas, nos da la clave acerca del sentido y contenido de sus versos: ?Me encanta jugar con las palabras y contar cosas alrededor de los sentimientos. Por eso soy poeta, aunque también escribo narrativa con olor a poesía?160 Juegos de palabras encontramos en todos los poemas de Gª. Teijeiro. Pero no son meros juegos de palabras; están destinados a sugerir mundos poéticos, de ensoñación, de fantasía, y en muchos de los casos son el soporte para la expresión de los sentimientos. En el poema ?El pequeño 159SERRA Y FABRA, J. y GARCÍA TEIJEIRO, A. Cuentos y poemas para un mes cualquiera. Ilustraciones de Antonia Cortijos. Barcelona: Planeta-Oxford, 2006. 160 Al final del libro hay una breve semblanza autobiográfica de los autores del mismo: los dos escritores y la ilustradora, pp. 158-159. 249 punto casi invisible? encontramos estos juegos de palabras para expresar la levedad, la pequeñez: Soy invisible, no se me ve, soy una pata en el ciempiés. (p.20) En el poema ?La luna y el estanque?, las palabras crean las más bellas imágenes poéticas: Entre las hojas hay un lucero, mitad de plata, mitad de hielo (p. 66) En el poema que acompaña a ?El primer cuento de la historia? la yuxtaposición de sustantivos y adjetivos y la ausencia de verbos sirven para sugerir, más que decir, el inefable sentimiento amoroso: Todo todo espuma, la sal y la bruma. frío todo, todo blanco, lento todo, todo espuma, tu voz y la luna. (p. 106) En la composición que acompaña a ?El vendedor de ilusiones? cada verso comienza con un verbo. Y esta sucesión de acciones le da al poema ese toque de apresuramiento o ligereza que acompaña a las ilusiones y a los viajes soñados: Voy de ronda. Voy de raso. Llevo eneros. Traigo mayos. (p.116) 250 Los versos de ?El basurero galáctico? forman una retahíla que parece hecha para contar acompañada del típico ?sonsonete? de las fórmulas de echar a suertes: No te canses, soñador; que nos roban el verdor; pinta nubes de color, y la luna de rubor. (p.136) Hemos de decir que los cuentos que acompañan a cada poema están dotados de una belleza y una emotividad extraordinaria. ?Rosa quería ver el mar? es una muestra de esta delicadeza y frescura que nos recuerdan alguna composición lírica de tradición popular: El mar está lejos, no lo puedo ver, y yo quiero verlo, ¿no voy a crecer? (p.132) Juegos de palabras para el juego de las ideas o de los sentimientos: Quería ser el viento y soplar, entrar por las ventanas y silbar. Quería cuatro besos y besar, dormir junto a su madre y soñar. (p. 90) En ?El jardinero que pidió lluvia al sol? las ricas composiciones léxicas sirven para expresar mundos poéticos de inefable belleza: Repinta los otoños El jardinero Y llena de ilusiones La flor del sueño. (p.76) 251 También se puede expresar la denuncia con hermosos juegos de palabras, como en ?El niño que jugaba a matar flores?: De pétalos llena el suelo. Todo es sombra alrededor. ¡Qué negro que está el silencio! ¡Qué triste que está la flor! (p. 38) Y también la tristeza como en ?El viejo poeta?: Con paso cansado el viejo poeta cruza silencioso plazas y callejas. (p. 12) En ?Las manos del viento? los juegos de palabras crean hermosas imágenes poéticas: Con un dedo dibuja los días de verano, y las noches de invierno, con dos dedos mojados. (p. 16) Podríamos citar muchos más ejemplos de estos juegos de palabras que García Teijeiro utiliza tan acertadamente para expresar la belleza y los sentimientos. La propia editorial recomienda el libro para niños mayores de 10 años pero estos poemas y estos cuentos se pueden dejar a niños de menor edad e incluso leer a los más pequeños. Los sencillos y expresivos dibujos aportan al libro un valor añadido. 252 2.11.-JOSÉ GONZÁLEZ TORICES. En la obra de José González Torices se pone de manifiesto la capacidad de la poesía como educadora de sentimientos; varias de sus creaciones tienen un alto contenido en valores, contribuyendo así a la formación estética y moral de los lectores. Algunos de sus libros poseen, además, pautas y planteamientos didácticos que facilitan la tarea de iniciar a los más pequeños en el mundo de la poesía y del teatro. Palomas sueltas161 es uno de sus primeros libros de poesía; para su análisis tomamos como referencia las reflexiones de Ana Garralón a propósito del tema ?literatura con valores?: ?Después de la lectura de un libro, su mensaje nos lleva más allá de las fronteras de la palabra escrita; se acerca a nuestros sentimientos, despierta inquietudes olvidadas y estimula, unas veces la acción y, la mayoría, el diálogo y la reflexión personal. En la literatura infantil y juvenil estos mensajes son un aporte más en la formación personal e intelectual del lector?. Esta autora analiza las posibilidades formativas de esa literatura que intenta educar en el ejercicio tolerante de la libertad; que desecha los viejos roles machistas; que postula un ideal de paz como única arma posible para ganar el futuro; que intenta establecer una relación no depredadora con el medio ambiente; que rechaza la marginación social, el racismo, el abuso indiscriminado de las minorías; una literatura, en definitiva, que huye de visiones idílicas y proporciona a los niños una lectura más certera; una literatura que ayuda a interpretar la realidad. Expresa también su inquietud y sus dudas acerca de si esto supone una manipulación en la mente del lector, sobre cual es el mensaje apropiado, y si es conveniente que conozca determinadas realidades normalmente ocultadas; afirma que lo interesante es ofrecerle al niño diferentes puntos de vista sobre un tema, que él elija lo que más le interese y así pueda configurar un juicio acerca del mismo y añade; ?Si observamos la producción literaria para niños y jóvenes, descubriremos que una parte importante se dedica a la literatura con valores, a la literatura que da referencias de comportamiento, que interpreta la realidad y, lo más importante, que hace recapacitar al lector.? Con respecto al apartado ?Derechos humanos y pacifismo?, las palabras de Ana Garralón nos parecen muy reveladoras a la hora de analizar los poemas de Palomas sueltas: ?Hablar del mensaje pacifista en los libros 161 GONZÁLEZ TORICES, J. Palomas sueltas, con ilustraciones de Mª Jesús Leza. Madrid: Escuela Española, 1989. (El libro forma parte de la colección CABALLO DE CARTÓN dirigida por Carlos Murciano). 253 infantiles y juveniles es mucho más que hablar simplemente de la dualidad guerra-paz, es hablar de la defensa de una Naturaleza que se va extinguiendo, es hablar de los Derechos Humanos, de la marginación, y también es hablar del papel de la mujer en la sociedad poco considerado. Y, aunque parezca que nos excedemos en los límites, también es importante hablar de valores como la amistad, la no competitividad y la resolución de conflictos sin violencia.?162 En este libro que ahora nos ocupa hay un grupo de poemas cuyo mensaje es un claro rechazo a la guerra y una manifiesta defensa de la paz; contienen, además, una alta dosis de belleza, frescura y gracia; son poemas breves, de lenguaje sencillo, dotados de musicalidad y ritmo ligero; podemos decir que se ha conseguido el clásico lema ?Deleitar aprovechando?: En el poema ?La guerra? se pone de manifiesto hasta qué punto el fantasma de la guerra puede asolar un paisaje idílico: Cantaba el grillo en el prado, el gorrión en la arboleda, la rana en el río limpio y el agua junto a la arena... Dicen que dicen que dicen que la muerte estaba cerca. (p. 27) (Notamos claramente la utilización de recursos de la creación de tipo tradicional). En ?El tanque? y ?La guerra de azúcar? los protagonistas son partidarios de la paz; esto provoca situaciones con una acertada mezcla de gracia y ternura y ayuda al niño a construir sus propias ideas acerca de estas realidades: El tanque, que no es guerrero, tiene el alma de turrón, tiene la piel de azucena y de pan el corazón... (p. 28) 162 Ana Garralón, profesora y especialista de literatura infantil y juvenil, expone estas ideas en el artículo ?Literatura con valores? de la revista C. L. I. J. nº 13 (enero 1990), pp. 26-31. Dicho artículo incorpora, al final, una interesante bibliografía con una selección de libros para niños clasificados en relación a estos temas: Guerra y paz, Defensa de la naturaleza y Defensa de los derechos humanos. 254 La paloma, símbolo universal de la Paz, protagonista de los siguientes poemas, aparece herida, en un escenario de muerte y desastres; la intervención de los niños produce su curación; esta idea nos parece muy significativa y valiosa para la concienciación de los propios niños. El primero de los poemas, de una belleza exquisita, contiene además un mensaje sobre la defensa de los derechos humanos y en contra de la marginación Golondrinas del aire ¿quién llora y llora? -Llora un niño negrito sin pan ni ropa. Pececitos del agua, ¿quién llora y llora? -Llora la luna mansa sobre las olas. Leones de la selva ¿quién llora y llora? -Llora junto al arroyo una paloma. (p. 32) Lenguaje sencillo y fórmulas de la poesía de tradición popular; ?Paloma de la paz?: Que se la encontró un chiquillo cerca muy cerca del mar; tenía la pata rota y en el pico el olivar. (p. 33) La belleza de algunas estrofas sirve para expresar el horror de la guerra; ?Otra vez la paloma?: Donde se termina el día y llora cada pinar, siete guerras se mataban por un granito de sal. (p. 34) Algunos poemas tienen a España como protagonista; sus ciudades, sus ríos y sus gentes. Son composiciones que hablan con ternura y sencillez de los diferentes elementos de la geografía física y humana de nuestro país: 255 ?Provincias?, ?Valencia?, ?Tajo?, ?Río Duero?, ?Río Miño?, ?Límites de España?; al final del poema ?Tu España? leemos versos tan entrañables como estos: Este viento que respiras, esta tarde, esta mañana, esta cigüeña que vuela, son tu España. (p. 44) El resto de los poemas responde a temas variados: el españolismo taurino en ?El toro y la luna?: La luna dijo al torito en una noche de invierno: - Tú eres mi novio de sombra, mi amor, mi viento. (p. 8) En algunos se aprecia el afán por sensibilizar a los niños hacia el respeto por el medio ambiente; es el caso de ?Incendio en el pinar?: Se incendió el pinar, se llenó de fuego; subieron las llamas hasta el pino nuevo. (p. 10) En ?La semana del gorrión?: El lunes rompí la jaula. El martes solté al gorrión. El miércoles, junto al chopo, escuché ya su canción. (p. 22) La llegada del tren con sus silbidos, sus vagones, el humo y las sorpresas, son siempre motivo de alborozo y júbilo para los niños; el recuerdo de esa alegría se mezcla en este poema con la pena que produce su desaparición; (hemos de notar la sencillez de las palabras y su poder de sugestión en el campo de los sonidos, de los olores...) Venía del norte, de León, tal vez. olía a pan tierno, a grillos y a miel. 256 Llegaba a mi pueblo de Villamuriel.. (p. 12). En ?El maestro?, apenas sugerida, encontramos el final de una vida humilde, anónima y callada, en un paisaje de frío y nieve: Sobre la tarde, la campana de la iglesia. (Nieva, nieva) el maestro va cerrando el libro de su existencia. Nieva la tarde, la tarde nieva. (p. 14) ?Para dormir? es un poema dialogado, gracioso y lleno de ternura, que tiene un alto componente lúdico; (la forma y el contenido nos traen ecos de costumbres populares): -Que no tengo sueño, madre. -Pues cuenta ovejas. Cuenta cien veces las blancas y otras cien veces las negras... Cuenta al perro del pastor y al pastor que pastorea... (p. 20) ?La maleta del payaso? es un poemilla breve, chispeante, delicioso, que va llevando al niño, con la magia de la enumeración in crescendo, a una situación de gran expectación; al final una respuesta tan inesperada como reconfortante: ¿Qué tendrá el payaso en su maleta? -¿Siete lunas, ocho peces, nueve lobos, diez estrellas, once vientos, doce mares, tres naranjas de Valencia? -Frío, que te frío frío. ¿Qué tendrá el payaso 257 en su maleta? Ayer me lo dijo el aire: ¡una risa quitapenas! (p. 24) Sorpresa, ternura y mucho encanto en ?Fábulas?: ¿Qué le pasó al ratón? Que por comerse tres quesos se convirtió en requesón. ¡Y qué le pasó a la flor? Que de tanto amar al viento se convirtió en ruiseñor. (p. 25) En esta misma línea de poesía portadora de valores y educadora de sentimientos escribe Torices su libro Poemas para la Paz163. En él el autor recoge la problemática social actual de la inmigración con toda la carga de desarraigo, pobreza y marginación y escribe varias composiciones con el propósito de sensibilizar a los niños lectores hacia estas situaciones tan extremas . El tema de la guerra y sus consecuencias también está presente en varios de los poemas; es el caso de ?Caballos de cuento?, ?Guerra de paz y beso?, que nos recuerda a alguno de los poemas de Palomas sueltas: -Mi coronel, no dispare que la paz empezó ayer. Los niños en aquel pueblo, ¿lloran, ríen? ¿Quién los ve? El corazón de los niños es de beso y de pastel. El poema ?Soldadito de plomo? pone de manifiesto, en tono de humor, y desde un razonamiento que puede parecer pueril, lo absurdo de las guerras: Al soldadito de plomo lo mandaron a la guerra. El lunes por la mañana 163 Ilustrado por Fernando Noriega y editado por Everest, León, 2004. 258 le dolía la cabeza? El jueves salió de compras, era el santo de su abuela?. El domingo no se lucha, se descansa por ser fiesta? En sus poemas encontramos un afán de sensibilizar al niño hacia el respeto a la naturaleza y a los animales; es el caso de:?La paz del gorrión?, ?Mi gato?, ?Joven jardinero?, ?El fuego?, ?Barco de rosas? y ?El fantasma bueno?, (este poema también en Cancionero de lunas). Algunos están inspirados en la problemática que rodea a los inmigrantes y en concreto a los niños; ?El niño del mar?, ?Nació en alta mar?: Lejos de la costa, allá, en alta mar, ha nacido un niño? -¿De dónde será? Nació en la patera. ¿De dónde vendrá? Le acuna su madre. Nació en Navidad. Dicen que ese niño viene con la paz. ?La niña Cludia? es una niña rumana, ?El niño de las pateras?: Vino del mar una noche el niño sin cielo y cama. Era pescador de panes, cancionero de otras patrias. ?Niño en el zaire? y ?Quién llora?; este último también en Palomas sueltas. No olvida Torices, en sus poemas, a los niños pobres y a los niños que están enfermos; el camello Casisol es un viejo camello que lleva carbón? ?para un niño que hace dos noches nació en una casa muy pobre 259 y necesita calor. Y ?Niño de la ventana? nos narra el dolor del niño enfermo: El niño sueña nubes y risas largas. La tarde le ha llevado flores y cartas. Poesía Infantil 164. Otro de los valores que debemos resaltar en la poesía de José González Torices es el dominio de las técnicas de creación de tipo tradicional. Muchos de los poemas de este autor muy bien podrían pasar por textos anónimos, lo que delata la ósmosis de las estrategias constructivas que caracterizan las creaciones de carácter popular: abundantes casos de paralelismo, repeticiones, encadenamientos... convenciones retóricas como anáforas, comparaciones, aliteraciones... dentro de un tono coloquial; composiciones breves con rima regulada, variedad y fluctuación métrica, gran sencillez expresiva, a veces dislocaciones estróficas, incoherencias, sonsonetes, incluso extravagancias léxicas o morfológicas... y sobre todo grandes hallazgos de musicalidad debidos al uso de onomatopeyas y a la invención de vocablos; también en los temas encontramos una clara recreación de las composiciones tradicionales. La dimensión lúdica es otra de las señas de identidad en la poesía de Torices; el autor no sólo piensa en la formación del niño sino también en su disfrute; para ello selecciona las palabras tanto por su valor artístico como por sus posibilidades lúdicas; en sus poemas abundan los juegos lingüísticos y musicales y las fantasías fonéticas, sintácticas y semánticas; el acertado juego de ritmos y metros y las incursiones en el terreno de lo absurdo, garantizan el disfrute de los niños. El factor lúdico y la belleza como hallazgo derivado de la sencillez; la frescura y la espontaneidad junto al dominio de las técnicas de la poesía tradicional, son las cualidades formales que definen los poemas de este autor. Lo primero que nos llama la atención en el presente libro es su atractivo formato; las ilustraciones son una fiesta de color en la que desfilan unos personajes desbordantes de vida y encanto; está destinado a niños mayores de seis años y forma parte del proyecto ?Leer es vivir?; su 164 GONZÁLEZ TORICES, J. Poesía Infantil, con ilustraciones de Xosé Cobas. León: Everest, 2000. 260 autor lo dedica ?A Rodrigo de León Fernández, poema musical entre los pájaros?. Ya el primer poema nos lleva a un mundo de juego y risas, por la magia de los sonidos, los ritmos y los compases: Ríe la ratita, reía el ratón, reía la luna, reía el dragón, reían, reían soles de limón. ¡Todos ya se saben la I y la O! (p. 6) El poema ¿Qué puedo hacer? Invita a los más pequeños a aprender las vocales, pero jugando y soñando: ¿Qué puedo hacer con la A? Una barquita de plata que navegue por el mar. ¿Qué puedo hacer con la O? Un sombrerito de sombra para ponérselo al sol. (p. 8) ?La casa vieja? tiene el atractivo de esos relatos que producen un cierto miedo, suspense, expectación... y al final todo era broma y puro juego: ¿Qué había en la casa vieja de aquel barrio? ¿Qué había, qué había? ¡Un nido de pájaros! Pajaritos negros pajaritos blancos. Cantaban contentos, comiendo en mi mano. (p. 12) En ?Luna beso? de nuevo el tema de la educación en valores: La luna lo sabe todo, 261 se lo dijo el gallo viejo. -¿Y también sabe la luna que mis ojos están ciegos? (p. 13) La lectura de este poema puede motivar en los niños la sensibilización hacia temas como la marginación, minusvalías etc. ?Muñeco invierno? evoca el gozo de los juegos compartidos en la nieve; un cierto atisbo de intención didáctica no le hace perder su encanto: Con la nieve blanca un muñeco haré: ojos de carbón, la nariz de nuez, boca de tomate, manos de laurel, la bufanda roja, como debe ser. (p. 16) En ?Verano poeta? el juego tiene como escenario el mar y un protagonista insólito: el propio verano; un dialoguillo lleno de encanto y frescura da como resultado una hermosísima composición: ¡Alto, Verano! ¿Adónde vas? - Voy a jugar con los niños a la orillita del mar. - ¡Alto, Verano! ¿A qué jugarás? - A hacer castillos de arena para llenarlos de sal. (p. 18) El tiempo es un poema retahíla que recuerda los de comba; nos sorprende encontrar términos tan utilizados hoy por los niños: A la una, viento. A las dos, calor. A las tres, la nieve. A las cuatro, sol. A las cinco, lluvia, lluvia a mogollón. A las seis, la niebla, 262 que me lo sé yo. (p. 20) En el siguiente poema el juego se adorna de misterio y aventura: La niña dejó su nombre en un barco de papel. Con el nombre dejó un beso. ¡Un beso! ¿Te besaré? (p. 22,23) ?Mi cole? recoge las vivencias del niño pequeño en sus primeros días de colegio: Mi cole es muy grande, muy grande, grandón; tiene una ventana por donde entra el sol. Ayer, en mi cole, dibujé un avión... (p. 27) De nuevo el tema del mar y de la playa; los juegos en la arena y entre las olas protagonizan estos dos poemas: ?El mar? y ?El castillo de arena?: ¿Dónde está mi castillo de sol y arena? En el País de los sueños de las sirenas. (p. 42) ?Cinco amiguitos recrea el juego de ?Cinco lobitos? con el que los mayores enseñan y hacen disfrutar a los más pequeños: Cinco amiguitos tiene mi mano: uno es muy gordo, otro es muy flaco, otro es muy fuerte, otro, mediano,... (p. 37) No faltan las nanas en la poesía de Torices. En este libro encontramos una, toda ternura, a la manera de las canciones de cuna tradicionales: 263 Duérmete, mi niñita, que el sueño llega a cerrar tus ojitos de primavera. (p. 44) ?Para dormir? es un poema que a pesar de su título no podríamos etiquetarlo como canción de cuna; esta composición llena de chispa y de humor recrea la costumbre popular de contar ovejas a la espera de que el sueño llegue: Que no tengo sueño, madre. Pues cuenta ovejas. Cuenta cien veces las blancas y otras cien veces las negras. (p. 54) ?Mentiras? es un divertido poema que recuerda las canciones populares que todos hemos cantado: Tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada, tengo una vaquita que a mí me da lana; tengo dos ovejas que pían y ladran; (p. 50) ?El burrito Perico? nos recuerda la fábula del burro flautista pero en vez de moraleja hay humor, gracia y ternura: Se encontró Perico, cerca de la esquina, un libro de cuentos que él no entendía. Le pidió a León si se los leía.. (p. 58) También en ?Cerezo de pájaros? podemos hablar de educación en valores; esta vez relacionados con la defensa del medio ambiente: Ayer, en mi finca, planté yo un cerezo, de pájaros blancos, 264 amarillos, negros. Vino el sol a verlo, a besarlo el viento... (p. 63) El último poema ?El trueno dragón? es un intento de quitar a los truenos su poder aterrador, dándoles una apariencia de dragón bonachón, gordo, ciego, cojo y negro: ...¿Y por qué se enfada? ¡ Por un caramelo que perdió esta noche al pasar el viento! (p. 68) Cuatro estaciones. Teatro para niños 165 A pesar de ser éste un libro de teatro, hemos decidido incluirlo en este estudio para analizar los poemas intercalados, unos propios y otros seleccionados de los de tradición popular y que el poeta considera aptos para el juego dramático. Podemos hacer la descripción de la obra recogiendo lo apuntado por la editorial en la contraportada: ?Cuatro estaciones es un libro que recopila obras de teatro, romances, poemas, copias de cordel, y otros escritos seleccionados e ideados para ser representados por niños. Estos, de la mano de padres y maestros, descubrirán el teatro, la imaginación creadora, la cultura heredada, los cuentos... Cuatro estaciones es una obra pensada para que los niños y niñas, de la mano y de la voz de los mayores, se inicien en el mágico mundo del teatro? Lo primero que apreciamos al coger el libro en las manos es lo cuidado y esmerado de la edición: ha recibido el tercer Premio Nacional al libro mejor editado en el año 1998 en la modalidad infantil y juvenil. Los hermosos dibujos, además de ilustrar los textos, ayudan a niños y profesores en la tarea de puesta en escena: decorados, disfraces, ambientación... incluso nos encontramos, en las contraportadas, un esquema de gran sencillez, para que los niños conozcan las partes de un teatro con los nombres de cada una. En esta misma línea didáctico formativa se ha incluido, al final del libro, un apartado llamado ?El desván? en el que se dan directrices para la realización práctica de títeres y marionetas, teatrillos, máscaras, maquillaje, vestuario, iluminación, efectos sonoros, música y otros recursos; hay, incluso, un apartado para el vocabulario específico teatral. 165 GONZÁLEZ TORICES, J. Cuatro estaciones. Teatro para niños. Con ilustraciones de Carmen Lucini. Madrid: S. M, 1998. 265 Este afán de facilitar a los adultos, padres o profesores, la tarea de acercar al niño al teatro se observa también en la división que ha hecho de las diferentes piezas según las estaciones del año. En el prólogo el autor habla de lo importante que es el teatro para el niño y para todos nosotros, porque implica el juego de libre expresión, la palabra, el sentimiento, el mismo deseo de comunicarnos con nuestros semejantes... y lo importante que es que los educadores entremos a formar parte de este proyecto con el niño ya que el teatro es ? un arte total si tenemos en cuenta los cuatro ingredientes que lo integran: la expresión lingüística (recurso lector en lo que se refiere a la palabra, tanto oral como escrita); la expresión corporal (el empleo del gesto); la expresión plástica (además de los recursos corporales, los relacionados con la luz, el maquillaje, el vestuario...); la expresión rítmico musical (en lo que se refiere a efectos sonoros, danza o música) Una reflexión final vuelve a poner de relieve la labor de padres y educadores con respecto a este tema: ?en el teatro infantil, en este espacio escénico, desván de sueños, está la plaza grande de nuestros hijos y educandos: una plaza con ventanas al infinito, a la poesía, a la imaginación, al juego, a la madurez, que maestros y maestras, padres y madres, hemos construido juntos?. El primer texto es un poema: ?Hojas de otoño? de estructura dialogada, cuya ilustración, (varios niños abren el telón de un escenario), nos da claras muestras de que se trata de un poema introductorio. ¡El viento llevó del árbol las hojas. ¿Adónde irán? -¿Van camino de la luna? -¿Van camino de la mar? ¡Vuelan que vuelan las hojas como palomas de pan!... -¡Arriba el telón!- pregonan. ¡A ver quién aplaude más! Son las hojitas de otoño Que huelen a mazapán. ?El bosque del gigante Otoño? es una obra de teatro para niños tierna, llena de personajillos, especialmente animales, en la que no falta un guiño a la formación en valores; en concreto al respeto al medio ambiente; el lenguaje, sencillo, cuidado y preciso, muy del gusto de los niños, lo hace especialmente aconsejable para la representación. 266 Se han incluido en la obrita unos poemas llenos de encanto; uno dedicado a la cigüeña: Si la cigüeña no encuentra casa, en mi cabeza tiene su cama. Otro dedicado al sol: Límpiate sol que llega el agua a lavar tu carita de fresa clara. La siguiente pieza ?La ratita Papel? recrea el conocido cuento de la ratita presumida. Como novedad, el autor incorpora el verso para todos los diálogos; a menudo encontramos en las estrofas ecos de canciones populares y de juego. Cuenta con personajes nuevos como El Viento y algunos expresiones resultan muy graciosas por su espontaneidad, su frescura; algunas son las mismas que utilizan los propios niños: VIENTO. ¿De qué te lamentas, ratoncito Nuez? Lloras por la noche y al atardecer. NUEZ. Hola, amigo Viento, viento de Aranjuez. No duermo, no como, me llora la piel. Ella no me quiere. Yo quiero a Papel. Lo que nos interesa de la siguiente obrita, El dragón Botijo, son los fragmentos en verso que se incorporan en los diálogos dándoles un toque poético, a la vez que recuerdan canciones populares o de juego y algunos cuentos: Coso los zapatos. Les pongo tacón. Los pinto de verde, de rojo y marrón. Este zapatito es para un ratón. Dos duros le cobro y también turrón. 267 ?Burrito enfermo? es un poema dramatizable basado en la conocida canción infantil. A las tradicionales estrofas se le añaden nuevos diálogos que narran situaciones graciosas y muy significativas para los niños, pues recrean un mundo muy próximo al suyo: CORO. A mi burro, a mi burro, le duele la garganta. El médico le ha dado una bufanda blanca. MÉDICO. Bufandita blanca, bufanda de nieve. ¿Qué hiciste, burrito, que el cuello te duele? TAPIOLES. Ayer, en la escuela, doctor, rebuzné mil veces las letras. ¡Ya me sé la E! El capítulo que corresponde al invierno está introducido por un poema: ?Muñeco invierno?, que ya encontramos en Poesía infantil. ?El Belén de los animales? es una graciosa obrita, muy apta para el juego dramático, con un nutrido número de personajillos que se mueven por el escenario con la intención de ir a Belén; los diálogos son sencillos y llenos de encanto y, entre ellos, el autor incorpora textos poéticos de tanta belleza como el siguiente: ¡Le daré a la palma, olé, olé, olé! Caballito blanco de nieve y laurel. ¿Dónde está mi niño, carita de miel? ¡Viva la estrellita que va hacia Belén! En ?El gallo encantado? ocurre algo similar; el gallo canta de esta manera: Si el viento viene del norte: 268 ¡manzanitas me traerá! Si el viento viene del sur: ¡olivas del olivar! Si del este sopla el viento: ¡naranjas del naranjal! El león protagonista de ?La corona del rey León? canta al final un poema-villancico en el que se aprecia el esmero del autor a la hora de elegir sonidos, palabras, rimas... Duérmete, mi Niño, que ya cae la nieve, que mil angelitos tu cunita mueven: Angelitos negros, blancos, del oriente... Duérmete, mi Niño, y no te despiertes. Los poemas dramatizables incluidos en este apartado tienen toda la gracia, frescura, belleza, ternura de los villancicos tradicionales y tienen, además, algunos valores añadidos: recrean situaciones y momentos muy próximos a los de la vida de los niños como la escuela, la hora de dormir; y podemos añadir que, al ser dialogados, permiten que la recitación sea hecha por varios niños a la vez: NIÑOS. ¿Qué le llevará la nube Al niñito de Belén? NIÑAS Le llevará nieve blanca Para que pueda beber. NIÑOS ¿Qué le llevará el sol Al niñito de Belén? NIÑAS Le llevará una mantita Para calentar los pies. Este fragmento corresponde al poema ?Regalos al Niño? Doce campanadas dará mi reloj. Doce uvitas blancas de nieve y bombón 269 que me iré comiendo al tic, tac, tic, toc. Este otro es un fragmento de ?Nochevieja de turrón? en el que un niño y una niña dialogan acerca de este momento del año; los meses del año aparecen aquí enumerados, ordenados y acompañados por algún calificativo caracterizador, por lo que es un poema que puede servir al niño para el ejercicio-juego de la memoria. ?La gripe de los Reyes Magos? es otro poema dramatizable, con unos diálogos llenos de humor en los que se refleja la graciosa situación por la que pasan estos personajes tan queridos por los niños; los tres Reyes van alternando sus quejas y estornudos: Achís, achís. Achós, achós. ¡Los tres con la gripe! ¿Qué hacemos, Melchor?... ¡Esta gripe nuestra...! Cada vez peor... ?Los nombres de los Reyes Magos? es el típico poema de tema navideño en el que un niño narra el nombre de los Reyes: El nombre de los tres Magos te lo voy a contar yo: el de la barba de nieve, el del camello marrón, el que deja en los zapatos... Nos llama la atención, en este libro, la presencia de romances tradicionales que Torices ha incorporado para que sean dramatizados , respetando los textos originales o haciendo una versión libre. En el caso del bellísimo romance ?La virgen y el Niño?, el autor hace una adaptación, a modo de copla de ciego, y lo pone en escena con varios cuadros. También se han incluido, en este apartado del invierno, dos poemas que el propio autor recomienda para el Día de La Paz: ?Paloma de pan? y ?Guerra de azúcar?, que nos recuerdan a los de Palomas sueltas: Hizo el niño una paloma con una barra de pan. 270 ¿Volará? ¿No volará? Voló la paloma alto. ¡Sabrá Dios adónde irá! El apartado de ?Primavera? es introducido con el clásico poema de Lope de Vega ?En las mañanicas?. ?Sol limón? es la primera obrita y en ella, como en el resto, hay fragmentos en verso que acompañan los diálogos de los personajes: Cabecita de ajo, cebolla y melón, tomate muy rojo, moco de león, que salga, que salga el árbol limón. ?Las tres cautivas? es una versión libre del conocido romance anónimo del mismo título. El autor intercala versos de su propia creación entre los que pertenecen al romance para así hacerlo más amplio y crear diálogos entre los personajes. El conjunto resulta sorprendente pues el antiguo romance, caracterizado por su estilización y condensación lírica, se transforma en una obrita cuyos personajes son mucho más reales y propios de estos tiempos; Al lado de los clásicos versos: A la verde, verde, a la verde oliva, donde cautivaron a mis tres cautivas. Encontramos el siguiente diálogo entre la reina mora y las cautivas: -Me llaman Constancia. -¿Qué sabes hacer? -Sé lavar la ropa con agua muy clara. Coso con la aguja y plancho con la plancha. 271 El final, protagonizado por la reina mora, es tan castizo como gracioso: ¡Ay, qué pena, qué penita, ay qué penita más mora! La tortilla de patatas, ¿Quién me la va a hacer ahora? La adaptación del romance del conde Olinos para su representación, nos parece muy acertada; el autor comienza con una breve exposición de lo que son los pliegos de cordel y continua dando unas pautas para el juego dramático que lo concibe con varios personajes: dos de ellos son los ciegos que narran el romance; añade indicaciones para el tipo de música y para realizar el mural con las secuencias de la historia. En el apartado ?Adivina quién soy? se han introducido un grupo de adivinanzas para que un niño o una niña las plantee a los espectadores. ?El tiempo? es un poema que ya encontramos en el libro Poesía infantil y aquí se ha incorporado con el fin de hacer con él el juego teatral. ?El casamiento de la luna? es otro juego dramático cuyos diálogos, escritos en verso, están llenos de humor, gracia e ingenuidad: -La luna y el fuego locos se casaron en noche de invierno. Pero en la noche de bodas, ¡ay lo que pasó! -¿Qué pasó, qué pasó? -¿Que qué pasó? -Sí, ¿qué pasó? -¡Que el fuego, al besarla, toda la quemó! Con la fábula ?El burro flautista? el autor aprovecha otra obra clásica y la adapta al juego dramático; en este caso, también pensada como copla de ciego y sin alterar el texto original; simplemente dividiéndolo entre los personajes: ciego, ciega y burrito, para posibilitar el diálogo. El apartado del verano comienza con el bellísimo poema ?Verano poeta? que conocemos del libro Poesía infantil. ?El rey verano?, a continuación, es una versión libre de la conocida fábula de León Tolstoi ?El zar y la camisa?, (La camisa del hombre feliz). No incorpora textos en verso. 272 En ?La reina de las aguas?, que se inspira en la conocida fábula ?El mujik y el rey de las aguas?, también de León Tolstoy, se intercalan canciones populares. ?En tiempos del rey Pupú? recoge la idea del conocido cuento clásico El enano Saltarín . Algunos diálogos están escritos en verso y aunque sin grandes pretensiones líricas sí cuentan con mucha gracia, simpatía, espontaneidad, frescura y humor: No me llamo así, no me llamo asá. Ese hijo tuyo para mí será. ?Helado bombón? es un poema muy similar a algunos de los escritos en Poesía infantil. En este poema los diálogos y las repeticiones le dan un aire como de coplilla: La lluvia bajó a la tierra, ¿y sabéis lo que pasó? -¿Qué pasó, qué pasó? -Luego os lo digo yo. ?Cosas que hay que hacer? es un poemilla dialogado con un interesante final: Tienes que aprender las letras, y sumar cuatro más tres. -El libro que tú me diste, ay, papá, ya me lo sé. Cómprame un libro de cuentos que quiero soñar con él. El último de los poemas dramatizables, ?Fuego en los cuentos?, está pensado para concienciar a los niños y mayores de las consecuencias de los incendios: Si tú me quemas el bosque, habrás quemado mis cuentos. Los cuentos que cada tarde me contaban mis abuelos: el cuento de Blancanieves 273 Y los enanos traviesos. La última pieza para la representación titulada ?Molinos de viento? es un juego de libre expresión basado en la conocida aventura de D. Quijote de la Mancha. Entre los diálogos, muy graciosos y al gusto de los niños de hoy, se intercalan fragmentos en verso; los niños cantan: Don Quijote de la Mancha Pasa noches sin dormir; Lee que te lee sus libros ¡ay Jesús! En días mil: Los molinos también cantan: Molemos el trigo, también el centeno, cogemos estrellas con los cinco dedos. No somos gigantes aunque parecemos. A la, la, la, la, la pum, pum, pum, pum, pum, viento. Cancionero de lunas 166 Las cualidades que caracterizan los versos de Palomas sueltas, Poesía infantil y Cuatro estaciones afloran de nuevo en este poemario y se perfilan con más nitidez ciertos rasgos que ya apuntaban en poemas anteriores. Sara Robles opina en el prólogo que Cancionero de lunas nos devuelve al paraíso del amor: del amor al prójimo y del amor a la naturaleza, a la creación, pero sin perder de vista la realidad cotidiana por lo que es un libro comprometido con los problemas de su tiempo al denunciar ciertos comportamientos que chocan con ese principio rector de la filosofía personal del autor: el amor. En la base de toda esa filosofía personal, esta autora advierte un sentimiento cristiano que circunda la obra y cristaliza en algunos poemas; en aquellos que tratan un tema navideño o bíblico, el autor, conocedor de lo gratos que a los niños les resultan estos temas, los hace poesía, añadiendo una especial dosis de ternura y humor, algo que, por otra parte, es bastante habitual en toda su poesía. 166 GONZÁLEZ TORICES, J. Cancionero de lunas. Ilustrado por Fran Bravo. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación Provincial de Málaga, 2001. 274 Lo primero que nos llama la atención en el presente libro, es su título tras el que adivinamos todo un mundo de magia, de música y de poesía. ¿Por qué Cancionero de lunas? Si Sara Robles, para sintetizar esta obra utiliza las palabras ?ternura? y ?amor?, aún podemos añadir, para definirlo del todo, ?musicalidad? y ?ritmo?. En todos los poemas de J. González Torices la musicalidad es una constante. En la obra que ahora nos ocupa muchos de los poemas son como pequeñas cancioncillas en las que asoma la gracia y la frescura de la canción popular. En ?Canción de la rueda? nos encontramos con la clásica canción de corro: Que ruede la rueda, que la rueda ruede, que lleve a la niña a inventar la nieve. (p. 30) La musicalidad de ?Agua, agua, agua? se realza con ecos y resonancias de olas y mar: La niña sonríe. Ojos de manzana. Un mar de gaviotas vienen a besarla. (p. 46) ?Duérmete, niño? tiene toda la dulzura musical de las canciones de cuna: Duérmete, mi niño, que ya llueve y llueve, que mil angelitos tu cunita mueven: angelitos negros, blancos, del oriente... Duérmete, mi niño, y no te despiertes. (p. 24) Apreciamos, en este poema, ese guiño, apenas sugerido, a la defensa de los derechos de todos los niños, sin importar la raza, el color de la piel... ?Besos y besos? es un poema-juego muy breve. La sonoridad de las palabras pone música a un incipiente romance: 275 El niño pidió a la niña Un besito de verdad. -¿Me lo das? ¿No me lo das? (p. 18) Los versos de ?El gallo de la veleta?, agrupados de dos en dos, crean un ritmo ligero y acompasado que recuerda los recuentillos tradicionales para contar y entretener. La sonoridad de los grupos fónicos y la situación de las consonantes nos traen como el eco de un viento leve y ligero. Si el viento viene del norte, ¡manzanitas me traerá! Si del este sopla el viento, ¡naranjas del naranjal! (p. 14) Hemos encontrado una justificación para el nombre de ?Cancionero?. Ahora nos preguntamos ¿Por qué ?de lunas??. Si Sara Robles lo definió con las palabras ternura y amor, si después hemos añadido musicalidad y ritmo, podemos completar el cuadro de cualidades: magia, juego, encanto, hechizo...,( la luz de la luna realza todo lo que toca y lo transforma). Magia, encanto, hechizo, juego... además de mucha ternura encontramos en ?¿Qué pasó??167 ¿Y qué le pasó a la flor? Que de tanto amar al viento se convirtió en ruiseñor. (p. 28) En ?La niña soñar? se enfatiza el poder y valor de los sueños: ¡Soñar, soñar! Cuando yo sea pequeño quiero ser agua de mar. Quiero saber si alguien quiere venir conmigo a soñar. (p. 36) En ?Luna de manzanas? volvemos a encontrar el juego, el encanto, el hechizo... todo mezclado con aromas... 167 En Palomas sueltas este poema aparece con el título ?Fábulas?. 276 Gaviotas perdidas en el pensamiento: dos mares se juntan en los mismos dedos. (p. 48) La magia del poema ?Casitas en el mar? se aproxima a la de los cuentos de hadas. -¿Adónde vas con la estrella, princesa del olivar? -Voy a sembrar de sonrisas la noche de tu cantar. (p. 26) El humor mezclado con la ternura es un rasgo constante de toda la poesía de González Torices. Este humor candoroso hace sentir muy cercanos, por lo humanos, a personajes como Dios, Noé...en el poema ?Don Noé de los gatos?. Dicen que había un ratón, en la barca de Noé, que se comía los quesos, las almendras y la miel. Don Noé, muy enfadado, preguntó a Dios una vez: -¿Qué hago yo con el ratón si no se deja coger? (p. 50) En el poema ?Perdón, Señor? la ternura casi da paso a la lástima: Una tarde blanca le dijo el dragón. -¿Por qué estás pidiendo a Dios su perdón? El gigante, serio, así respondió: - Cuando yo me enfado tengo tanta voz que asusto a mi amigo, el viejo ratón. (p. 54) 277 ?El burro ciego? es un poema de tema navideño; la ternura se desborda ante la presencia de un animalillo muy entrañable y querido por los niños, y que, por estar ciego, llora ?lagrimillas de papel?: Saltó el Niño de la cuna, el Niño se abrazó a él y el Niño le dio un besito en sus ojos de laurel. El burrito abrió los ojos y no sabía qué hacer. (p. 44) El fantasma bueno es un personaje algo estrafalario que no inspira miedo sino ternura, cariño, y hasta lástima por el trato injusto que recibe de los vecinos del pueblo: Venían los niños a darle mil besos. Pero aquella tarde, cerca del invierno, bajaba muy sucio el río del pueblo. (p. 38) Encontramos en este poema otra de las constantes que cualifican la poesía de Torices: su valor formativo por el contenido en valores. Destacamos aquí la defensa del medio ambiente: ¡Mentira, mentira! Que nada era cierto. Lo ensució la fábrica con barro y veneno. El atractivo del poema ?El ogro? reside en lo cómico y sorprendente que resulta la imagen de un ogro, defensor de la naturaleza y de la vida, atormentado por que no quiere aplastar a un montón de grillos que se pasean por sus manos: Allí estaba el ogro sentado en el suelo: cuatrocientos grillos tenía en sus dedos. (p. 16) 278 Esta vez la ternura dulcifica una situación un tanto triste aunque sorprendente: el abuelo se ha ido al cielo pero con su libro de cuentos bajo el brazo: Dios lo había llamado para contar cuentos a sus angelitos grandes y pequeños. (p. 20) ?Otoño de hojas? y ?Besos blancos, mamá? son dos poemas en los que la ternura se sublima. En el primero con un paisaje otoñal y una dulce nostalgia: El árbol perdió sus hojas, el viento las fue llevando. En cada hoja amarilla escribí besos muy largos. Escribí el nombre tuyo con la sonrisa en mi mano. Cuando te lleguen las hojas piensa que estoy a tu lado. (p. 22) Y en el segundo en una explosión de besos con paisaje de mar: Un barco de besos blancos te mando desde mi mar; besos blancos y de azúcar que acabo de dibujar. Que vuelen mis besos besos por donde los vientos van. (p. 56) Varios de los poemas escritos por González Torices tienen como objetivo propiciar en el niño actitudes de rechazo a la guerra y de respeto a la vida. Lejos de presentar un cariz moralizante o aleccionador, estos poemas muestran a personajes amables que representan la paz; ?Corazón de azúcar?: Fue esta mañana a la guerra en un caramelo-avión. -¿Tu corazón corazón? 279 -Mi corazón corazón. -¿Y qué pasó, qué pasó? -Que a la guerra le tiraba bombas de azahar y bombón, (p. 10) Es cierto que puede parecer inapropiada la visión tan idílica de una realidad cruda y devastadora como es la guerra. Pero es también cierto que esto contribuye a motivar al niño hacia actitudes pacifistas y que para él la no violencia sea un estilo de vida. El poema ?Viento de besos? apunta, de forma amable y sencilla, por la solidaridad: Que la tarde, ay, se lleve, para los niños sin juegos, mi corazón de manzana: ¡Una paloma de besos! (p. 12) En ?El libro? el poeta transforma el libro de cuentos en un duende bueno a través del cual se unen todos los niños del mundo. La tolerancia es el tema central del poema: El libro es el sol que alumbra tu jardín y mi cabaña. Te mando un libro de besos, amigo, desde mi plaza. (p. 32) El libro termina con un curioso poema: ?Niño del año 2.000?, que el autor del prólogo califica de ?poema-testamento? y del que dice que por medio de él el poeta lega a este neonato los bienes que él disfrutó y cuidó: una creación maravillosa, el pan que le aportará el sustento, la cultura que le enriquecerá el espíritu y la paz que le permitirá la comunión con los otros. A pesar de lo trascendental del tema el poema tiene esa chispa de gracia, ese punto de humor y ese matiz de ternura que caracterizan todas las creaciones de José González Torices: Te dejo un bolso de risas, un árbol de caramelos, siete guerras ya pasadas, una escuela y un maestro. (p. 58) 280 2.12.-ANTONIO A. GÓMEZ YEBRA Lo que más nos interesa aquí de este profesor de la Universidad de Málaga es su labor como autor de libros infantiles y juveniles de narrativa, poesía y teatro, así como su gran impulso y aportación a la poesía infantil actual desde su papel como director de la colección CARACOL, editada por la Diputación de Málaga, de poesía para niños. Autor y defensor a ultranza de poesía de calidad, en su poema ?Credo poético?168 expresa sus convicciones en lo que respecta a niños, poemas y poetas a ellos dedicados; este extenso y pormenorizado manifiesto poético es su mejor carta de presentación, por lo que lo reproducimos en su totalidad. Creo en la poesía infantil, alma todopoderosa, creadora de mundos sin medidas, para la Tierra, el cielo y sus estrellas. Creo en sus destinatarios naturales, los que aún no han perdido la edad de la inocencia, los que esperan el verbo que alimente sus espíritus jóvenes y vírgenes y en los que como ellos aún intentan recuperar su infancia cada día, o los que sueñan que pueden obtenerla. Creo en la poesía infantil, la que escriben en todas latitudes los mejores ejemplos de esta especie que hemos dado en llamar el ser humano. Creo en quienes, contra todo, huracanes, tormentas y mareas, dignifican el género esforzándose por verter en sus versos mil ideas. 168 Publicado en la revista Lazarillo (nº 8), p. 7, forma parte, a modo de introducción, de la antología Poemas para niños, pp. 3-5. 281 Creo en quienes no simplifican la poesía dedicada a los menores, en quienes no se conforman con hacer en sus versos sólo rima, sólo ritmo o palabras sin aliento. Creo en esos hombres y mujeres que investigan conscientes y gozosos los motivos, los ámbitos, los temas que los niños prefieren, necesitan o buscan sin saberlo en los poemas. Creo en la palabra desenfadada, en la lúdica, clara, en la ligera, la que nunca defrauda, pues no engaña, la que al final profundiza a pesar de su frágil apariencia. Creo en la fértil fantasía, la que trota sin riendas, la que salta por encima de todas las barreras, la que busca salirse de la norma, de la horma y la forma, la que altera los espacios y el tiempo, la que logra desasirse del lodo, la que juega, transgresora de límites, con todo porque todo en el fondo es su materia. Creo en quien crea emociones, en cualquier promotor de otras vivencias, en quien hace brotar en algún niño sensaciones amables, o potencia su visión diferente de las cosas, que no son como todo el mundo piensa. Creo en quien activa la memoria, en quien pone en acción la inteligencia, en quien muestra caminos, en quien siembra para no ver el fruto, en quien aloja en las mentes más limpias, inquietudes, en quien abre sus bocas, sus oídos 282 y ante el mundo infinito los despierta. Creo en el niño y en el hombre, creo en cualquiera que en algunos instantes de su día deja todo por ser sólo poeta. Quedan patentes y claramente explicitadas las cualidades de la poesía escrita para los niños: buena poesía en primer lugar, que ha de atender a los gustos, preferencias e intereses de los niños; ha de cuidar la palabra y pulir el lenguaje; ha de despertar la fantasía, dar rienda al juego y permitir el humor; no ha de dejarse constreñir por moldes rígidos; ha de tocar el mundo de las emociones y pasear por el de las vivencias; ha de poner en marcha la memoria y activar la inteligencia, a la vez que abre los sentidos a sensaciones nuevas. Versos como niños 169 El ?credo poético? escrito por este autor y anotado en páginas anteriores, nos parece un interesante marco de referencia a la hora de analizar este libro de poesía para niños, ya que estamos ante una obra extensa, que cuenta con un nutrido número de composiciones y que abarca una gran variedad de temas. De entre todas las cualidades de la poesía destaca este credo que ante todo debe ser buena poesía, no poesía simplona o conseguida con rima fácil y palabras sin aliento. Poema por poema nos encontramos con poesía de calidad, que no está reñida con el humor, el desenfado, la sencilla manifestación de lo cotidiano, que trata los temas que están próximos al mundo del niño y cuya forma se ha cuidado para que resulte más atractiva; en el caso de ?Un rey que tenía? la estructura de recuentillo nos trae el sabor de las composiciones orales de tradición popular: Un rey que tenía dos hijas de sal las mandó a bañarse y las fue a buscar. -¿Dónde están mis niñas, dónde se hallarán? El eco responde 169 GÓMEZ YEBRA, A. Versos como niños, con ilustraciones de Juli Noguer Noguer, Madrid: Hiperión, 1995. (nº. 2 de la colección AJONJOLÍ). 283 que dentro del mar. (p. 31) También encontramos en Versos como niños un amplio abanico de temas y motivos de gran interés para los más pequeños: los juegos, los números, los animales, el diálogo aparentemente banal pero íntimo de la madre con su hijo de pocos años, el sol y la luna...; una acción tan simple como la de la piedra que dibuja círculos en el agua es un motivo de fascinación para el niño; el poema ?El niño y la piedra? lo expresa : El niño cogió la piedra y la arrojó sobre el agua; la piedra fue dando saltos como una rana. (p. 11) Otro aspecto muy importante es la elección de palabras; es fundamental atender a la sencillez, a la claridad, al potencial lúdico de las mismas, así como a su capacidad de evocación y de sugestión; incluso la más desenfadada puede ser la idónea para conseguir el efecto deseado, como en ?Una mariposa blanca? Una mariposa blanca, blanca, reblanca, se vino a posar sobre las flores redondas, mondas, lirondas, de mi delantal. (p. 71) Despertar la imaginación y hacer volar la fantasía, posibilitando la entrada a mundos fantásticos, en los que no haya límites ni barreras, es propio de la buena poesía. ?El vestido de novia? es un poema ideal para soñar bodas en la naturaleza: Llegan, rosadas, dos nubes para llevarle a la novia entre sus manos de espuma la gran cola. (p. 53) Crear emociones, nuevas vivencias, recordar las ya vividas, hacer brotar sensaciones amables..., crear nuevas perspectivas que posibiliten tener una visión diferente de las cosas, son otras de las cualidades que ha 284 de tener la poesía escrita para niños y que Gómez Yebra anota en su Credo Poético. El poema ?La niña mira? despierta sentimientos de solidaridad y compasión hacia los que sufren: La niña mira hacia arriba, sobre las casas, ¡Qué pena le dan los pájaros encerrados en sus jaulas! (p. 41) El poema ?Era? transporta al lector a un mundo de pequeños misterios, de aromas, imágenes y sonidos sugerentes: Era una alondra y se extasiaban los músicos ante sus notas. Era un jazmín y aunque pequeño aromaba todo el jardín. (p. 91) Más valores para la poesía: activa la memoria, pone en acción la inteligencia, siembra inquietudes, abre la boca, los oídos, los ojos al mundo... Los poemas de Versos como niños albergan gran cantidad de palabras, de situaciones, reales o imaginarias, personajes, lugares, momentos del día o del año, fenómenos atmosféricos, animales, plantas, objetos... Algunos de los poemas son como romancillos, otros como pequeños cuentos, otros son breves dialoguillos, algunos a modo de retahílas... Los hay que apenas sugieren una situación o rozan un momento para despertar sensaciones, sentimientos, recuerdos ... pero en todos hay ese aliento amable que los hace atractivos para leer, releer, escuchar, memorizar y recitar... a alguno se le puede poner música; los hay que incluso invitan al juego por su ritmo alegre y marcado... ?Palo de escoba? Capitán de los húsares, palo de escoba, a caballo mi niño sobre las olas. (p. 47) 285 Versos diversos 170. Es el libro que encabeza la colección CARACOL, de poesía infantil, y su autor lo dedica a una tía suya de la que dice que despertó y alentó, desde la infancia, su inclinación a las letras. Francisco J. Díaz de Castro, amigo del autor, expone en el prólogo algunas de sus opiniones relativas a la literatura infantil y más concretamente a la poesía. Opina que un poeta de verdad es el que comunica en un periquete una idea, un sentimiento, una pregunta que a lo mejor le ha costado mucho depurar para decirla tan sencillamente. De las cualidades de Antonio A. Gómez Yebra como autor de poesía para niños, destaca su tino verbal, el acierto en las formas métricas empleadas, el utilizar el humor como recurso en los poemas de ?lecciones de cosas?, con lo que consigue ese ?instruir deleitando?, la forma en que presenta sus pensamientos sobre el mundo, la ecología, la droga, la no violencia, la amistad; cómo logra envolver en imágenes ingeniosas (verdaderos logros poéticos) la vida cotidiana, para conseguir poemas llenos de encanto. Y cómo consigue, con un completo repertorio de animales, representar ante el lector los más variados comportamientos humanos a la manera tradicional de la fábula, que nos divierte, nos hace pensar, nos reafirma en el aprecio a la vida... Las ilustraciones de Cristina Peláez nos parecen el mejor y más hermoso complemento del poema. El prologuista Alejandro Núñez Cabezas dice refiriéndose a dichas ilustraciones: ?Todos nos hacemos una imagen mental al leer una narración o unos versos. En este caso, renuncio voluntariamente a la mía y me quedo con la visión de Cristina Peláez, porque ella hace que el poema pueda ser contemplado?171 Cada poema tiene su propia ilustración. Nos dejan prendados la gracia y la ternura con que se representa ese momento tan especial de una caída, en el poema ?Vendo, vendo, vendo?, cómo se logran expresiones de alegría, de pena, de complicidad... con unos trazos escasos y enérgicos. El color aplicado con tacto pero con generosidad da a las figuras esa explosión de atractivo y vitalidad. Uno de los valores que Francisco J. Díaz encuentra en los poemas del presente libro es el tino verbal; detrás de esta expresión se esconden varias cualidades. 170 GÓMEZ YEBRA, A. Versos diversos. Ilustrado por Cristina Peláez, Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 1998. 171 Del artículo, ya citado, ?La edición de poesía infantil castellana actual?, de Isabel Borda Crespo. C.L.I.J., p. 51. 286 Una de ellas es la sencillez del lenguaje que no dudamos que sea el fruto de un esmerado proceso de depuración. Lo vemos en el poema ?La paloma y el mirlo?: La paloma cansada, el mirlo, quieto; en sus picos cerrados duerme un secreto. (P. 40) Algunos poemas contienen atractivos juegos de palabras y son la base del factor sorpresa. En el poema ?Vendo, vendo, vendo? se juega con la coincidencia de formas de los verbos vender y vendar: Vendo, vendo, vendo, tú no vendas nada, vendo las heridas que es una monada. (P. 28) En otros poemas se juega con los sonidos. Es el caso de ?Una vieja comadreja?, que cuenta además con un ritmo acompasado y machacón que le da un aire como de retahíla para echar a suertes: Una vieja comadreja anda floja y cabizbaja: le duele entre ceja y ceja y, pese a todo, trabaja. (P. 62) Y en otros se juega con las rimas: ?Preposiciones? Tenemos cosquillas verdes y amarillas junto a las mejillas,? Con tantas cosquillas saltas en las sillas y te desternillas. (P. 30) (El alto contenido lúdico-humorístico de esta composición, añadido al divertido juego de las rimas, la hacen sumamente atractiva para los niños) 287 La acertada elección y colocación de términos tan próximos a la realidad del niño da como resultado estrofas para gozar y reír. ?Fractura múltiple?: Me disloqué los dos hombros, me rompí cuatro costillas, me destrocé las muñecas e hice polvo mis rodillas. (P. 24) ?El paladeo de los nombres de origen árabe?, en palabras del prologuista, permite la creación de estrofas de gran riqueza léxica y sonora: Alí, Altaír, Zulema, Fátima, Elvira, Leonor, Aladino, Guadalupe, Amalia, Omar, Almanzor. Cosas, ríos, pueblos, plantas, oficios, personas, postres: los árabes no se fueron; se quedaron en los nombres. (P. 52) El juego con los significados lo encontramos en el poema ?Adivinanza?: Es pequeño, más pequeño que un pinchazo de alfiler, sólo con el microscopio se puede llegar a ver. (p. 14) Encontramos grandes aciertos en las formas métricas de poemas que recuerdan las tradicionales canciones de juego. ?Quisiera ser?. Quisiera ser tan alta como un farol y brillar más, incluso, que el mismo Sol. (P. 42) La levedad de estas estrofas recrea el carácter de los diálogos infantiles: rapidez, concisión, ahorro de palabras superfluas: ?Préstamos?: -Préstame un papel, Rafael. 288 -Ven a por él. -¿Tienes lapicero, Luis? -Gris. (P. 46) La estructura impecable de este poema nos recuerda la perfección de Guillén. ? El gallo?: Carcajadas de colores las largas plumas del gallo; cascada de resplandores en las mañanas de mayo. (P. 64) Mezcla de verso largo y corto para encuadrar toda la frescura de este paisaje. ? Primavera?: Ha llegado el mes de abril: primavera; tiene aspecto juvenil la pradera. (P. 74) Estrofas ágiles, como seguidillas airosas, para la cotidianeidad. ?El almuerzo?: Servilleta de tela o de papel, como pájaro en nido sobre el mantel. (p. 20) El humor asoma en todos los poemas; en alguno de ellos actúa de medicina que mitiga los pequeños accidentes de cada día. ?¡Qué barbaridad!?: Me caí jugando al fútbol después de marcar un gol: vi cuarenta y dos estrellas y otro sol. (p. 22) El humor aporta a la ternura una chispa de alegría y al dolor un poco de consuelo. Así sucede en ?Una vieja comadreja?: 289 A la vieja comadreja la fiebre no se le baja; ha perdido a su pareja: su vida se resquebraja. (p. 62) En el poema ?Mal asunto? el humor permite abordar con desenfado un tema espinoso: Dicen que se necesita para calmar el dolor, te la pintan exquisita; te están haciendo un favor. (p. 68) Por medio del humor los pequeños defectos de una persona se transforman en rasgos simpáticos de su personalidad. Es el caso de ?Guillermina?: Guillermina en la tarima no hace el primo: es mi prima. Guillermina, tan simpática, a menudo está en la Luna pero no es una lunática. (p. 48) Estos poemas de Antonio A. Gómez Yebra nos sorprenden y nos conmueven por el acertado tratamiento de algunos temas tan espinosos como la droga, la igualdad entre los seres humanos, la ecología, la no violencia... y otros no tan espinosos pero difíciles de poetizar: la cotidianeidad, la amistad... La vida cotidiana se hace poesía en este libro gracias a la sencillez del lenguaje que hace hermosos los gestos simples de cada día, o por utilizar imágenes ingeniosas, verdaderos logros poéticos, que hacen sublimes los más humildes objetos o los gestos más sencillos. Estas imágenes son a veces divertidas comparaciones como en el poema ?Asearse? en el que la invitación al baño, ardua tarea cuando se trata de los niños, da paso a la broma: Las uñas, siempre en su punto: ni muy largas ni roídas, no deben ser tus cucharas ni el postre de tus comidas. (p. 44) 290 Las imágenes de ?El gallo? transforman a este animal sencillo y casero en un ser mágico y extraordinario y hacen que su canto sea como un arco- iris: Carcajadas de colores las largas plumas del gallo; cascada de resplandores en las mañanas de mayo. (p. 64) Las sutiles imágenes del poema ?Primavera? suponen un plus de belleza a una composición de gran calidad poética cuyo lenguaje, lleno de matices, trae a nuestra presencia esa especie de frescor juvenil que tiene la primavera: Está aprendiendo a llover nuevamente; y el campo a reverdecer lentamente. (p. 74) De poesía con valores podemos calificar gran parte de los poemas del presente libro. El primero de ellos, ?Cuando Dios era?, habla de la igualdad entre todos los seres humanos por medio de estrofas bellas y divertidas: Cuando Dios no tenía forma, piel ni color, hizo al hombre a su imagen para verse mejor. (p. 12) Una cabra ecologista es la protagonista del poema ?Como una cabra?: Recogió papel usado que encontró por cualquier lado. Esta cabra del garaje nada tiene de salvaje. (p. 32) El oso de ?¿Contamina?? es un oso marchoso cuyos hábitos saludables son un buen ejemplo para los niños: 291 Pues él opina que al quemar gasolina se contamina. (p. 34) ?Quisiera ser? nos recuerda en todo a una canción tradicional. Pero la última estrofa nos sorprende con una reflexión: Quisiera ser tan alta como un gran olmo y ponerle a la Tierra otra capa de ozono. (p. 42) Y ?Pegar? es una invitación, llena de humor, a la no violencia: Yo te pego, tú me pegas, ella nos pega, él os pega con bastante contundencia; si os pegamos, nos pegáis y ellos y ellas se pegan, ¿dónde está la no-violencia? (p. 50) ?El león y la leona? trata de concienciar al niño del error que supone la discriminación; en este caso por razones de sexo: El león, con la corona, pero no hace ni un prodigio; ¿por qué goza del prestigio que no tiene la leona? (p. 60) En el poema ?A su manera? hay un claro mensaje dirigido a los niños para la defensa de los animales, y el respeto a cualquier ser sea cual sea su condición o forma de ser: El caracol, tan despacio, el avestruz, tan ligera, los dos en el mismo espacio, cada cual a su manera. (p. 66) ?Mal asunto? avisa a los más jóvenes del peligro de la droga: La ofrecen como si fuera 292 el remedio de los males, como la mejor bandera en los momentos fatales. (p. 68) Al Papá-Nöel de este poema lo que más le preocupa es la paz: Por encima del laurel se acerca Papá- Nöel. Viene este año más flaco, casi lo aplasta su saco. Sigue su empeño tenaz para conseguir la paz. (p. 70) Pero en algunos poemas el único objetivo es la belleza; son una pura invitación al goce estético poético; ?Primavera?: Ha llegado el mes de abril: primavera; tiene aspecto juvenil la pradera. Baja el río triunfador de la loma; se oye en tono arrullador la paloma. (p. 74) Esa belleza realza en ?Navidad es? el sentimiento de ternura: Navidad es, el Niño, niño moreno, con su cara de ángel, de ángel bueno. (p. 38) Los versos de Noé 172 Dedicado a Laura, Rafa y Curro, sus poemas están inspirados en los animales; son unos animales poco convencionales, de los que se toma una característica para exagerarla, caricaturizarla o contemplarla desde distintos puntos de vista, acentuando esos rasgos que producen la risa o 172 GÓMEZ YEBRA, A. Los versos de Noé, con ilustraciones de Carles Arbat, Madrid, Hiperión: 2001. (nº 25 de la colección AJONJOLÍ). 293 aprovechando la ocasión para denunciar algún tipo de abuso cometido hacia ellos. Un breve poema, a modo de introducción, invita a todos los animales al arca, también invita a todos los que se asomen a estas páginas a leer los versos. -¿Puedo pasar? -Pase usted. Nadie estorba en el Arca de Noé. -¿Puedo leer? -Lea usted. Lo hacen todos en los Versos de Noé. (p 9) En ?El hambre de la anaconda? la exageración del apetito de este animal, tan inquietante como enigmático, suscita la risa. Poema de gran riqueza expresiva y sonora con abundancia de términos no muy usuales, divertido y sorprendente. La anaconda, ¡Dios bendito!, después de sus entremeses, ha devorado un cabrito, dos purasangres ingleses, un ave del paraíso, y un incauto pecarí que pasaba por allí y no recibió el aviso de que ella estaba almorzando. (p. 11) El ritmo apresurado de los versos de ?El cachorro?, la utilización de expresiones exclamativas, contribuyen a poner de relieve la vitalidad y energía rebosante del cachorro. El cachorro de sabueso, ¡cómo corre, cuánto ladra! cómo a veces se desmadra o gruñe mordiendo un hueso. Apenas es una cría y ya rebosa energía. (p. 13) 294 Lo que más nos sorprende y cautiva en ?La lagartija? es el efecto de sus imágenes poéticas. Nervio puro que se oculta en la más estrecha grieta de pared; lagartija pizpireta, inocente catapulta de ajedrez. (p. 15) ?Elefante de circo?, ?El pez?, ?Las gallinas?, incluso ?El cerdo? son poemas en los que se pone de manifiesto la explotación de que son objeto algunos animales por parte del hombre: Da la vuelta, mira y nada, una y otra, y otra vez, en su pecera templada, el asustadizo pez. (p. 29) En ?La cigüeña? volvemos a encontrar las imágenes sorprendentes y los juegos sonoros. Elegante damisela de fino cuello curvado, la cigüeña sobrevuela graciosamente el poblado. (p. 25) ?Pavo real? nos presenta la personalidad de este animal; su actuar vanidoso que tiene como objetivo la seducción. Abanico de colores entre las alegres flores del jardín, el pavo real avanza y es su paso como danza de arlequín. (p. 31) En algunos poemas el elemento más peculiar o característico del animal es magnificado y caricaturizado, utilizando para ello imágenes de gran efecto y exageradas comparaciones: 295 ?Combate? El pez espada al torpedo ataca con gran denuedo, produciendo un alboroto y un terrible maremoto que revoluciona el mar. (p. 33) ?Tenacidad? dice de la lapa: Paraguas de mármol puro sin varillas ni bastón, es un impermeable muro su agreste caparazón. (p. 35) ?El camello del visir? es Barco vivo sobre arenas por el desierto inquietante, el camello es un gigante, y sus gibas, dos ballenas que se ha tragado al partir. (p. 39) En ?La vaca?, sin embargo, se describe a este animal desde las diferentes caracterizaciones de que puede ser objeto: vaca nodriza, vaca de labranza, vaca lechera, vaca hindú, vaca loca... En todas es tratada con humor y amor: Celeste vaca adorable, vaca libre, vaca brava, vaca dócil, vaca esclava, cuerda o loca: indispensable. (p. 45) ?El gato? de Versos de Noé nos presenta un gato muy diferente al de Versos como niños; si aquel era un gato independiente y ?asilvestrado?, que hacía su vida por los tejados, éste es un gato casero y gordo que ni siquiera caza: Acurrucado en su cesta, bien comido, bien lamido, al gato nadie molesta 296 y se siente protegido en su casa de adopción. (p. 47) ?Pato pinto? está concebido para el puro disfrute lúdico; a modo de retahíla, con un ritmo marcado, y un amplio abanico de palabras sonoras y rotundas, es la típica composición que, sin apenas tener sentido, tiene una gran dosis de humor y juego. Pato pinto, pato errante, pato un tanto renqueante, pato torpe y metepatas, pato que pela patatas con la punta del zapato. (p. 49) El oso hormiguero y el gorila son presentados como dos niños grandes y fortachones que tienen los problemas de cualquier chico de hoy; el primero se queja del casco, el segundo es un gorila ?currante?. Muchos días, muchas noches, en sus horas de trabajo, el gorila lava coches por arriba, por abajo, por delante y por detrás, sin detenerse jamás. (p. 59) La disposición gráfica del poema ?La foca monje? parece llamar la atención sobre las dos facetas desde las que se representa este animal: una imaginaria, derivada de su nombre y que nos la muestra rezando, y otra como un animal tranquilo y perezoso. La foca monje, ¡qué pía!, reza de noche y de día y hace mucha penitencia. La foca monje,¡qué tía!, vive en el mar todavía, pues ésa es su residencia. (p. 57) ?La cucaracha? provoca la risa al presentar el espanto de quien ve una cucaracha que está más asustada que el: 297 -¡Es un bicho repugnante, más grande que un elefante, e incluso con más colmillos! (p. 63) Las ilustraciones nos parecen de un valor inestimable, ya que su autor, Carles Arbat, ha sabido plasmar y realzar, costumbres o caracteres de los animales; realizadas en diferentes tonos de gris para conseguir el relieve, añaden riqueza y atractivo al poema incorporando detalles de lo más gracioso y plástico y que los niños gustan de saborear; al ver estos dibujos nos convencemos de que una buena ilustración es un complemento altamente enriquecedor para un buen poema; el atractivo de la composición plástica pone de relieve el ya de por sí sugeridor poder de la palabra; el buen ilustrador capta el mensaje del poeta y lo completa dándole más relieve y atractivo. Adivinanzas nuevas María Dolores González Gil, manifiesta, en el prólogo de este libro173, que recoge y pone en manos de los niños un juego y un juguete hecho con palabras y arte, definición de adivinanza que nos parece muy ilustrativa y acertada. Anima también, desde el prólogo, a que los lectores reflexionen acerca de las diferencias entre adivinanza, acertijo y enigma, que aunque no signifiquen la misma cosa nos llevan por un camino sembrado de pistas hacia las fuentes y orígenes de juegos tan antiguos que gustaron a los hombres y mujeres de cualquier país y de cualquier tiempo. Asimismo quiere llamar la atención sobre el calificativo ?Nuevas?, término utilizado por el autor para decirnos que ha actualizado un género antiguo con creaciones de hoy. Saber conservar y actualizar el saber del pueblo, nos dice Mª Dolores González, es el secreto del buen folclorista, porque los hombres y mujeres de hoy seguimos necesitando la sugestión de los ritmos, el esplendor de las imágenes, la presencia del absurdo, las expresiones desacostumbradas, pero de forma más actualizada, ya que a medida que se inventan o descubren objetos cambia la fantasía. El libro contiene 120 adivinanzas cuya concepción responde a diferentes planteamientos. En algunas la solución se deduce por el contexto: Ese tipo tan callado que te ayuda a caminar 173 GÓMEZ YEBRA, A. Adivinanzas nuevas, con ilustraciones de Alicia Cañas Cortázar. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2002. (nº 15 de la colección CARACOL). 298 si estás cojo o muy cansado, o te quieres apoyar. (p. 48) Para encontrar la solución de otras, además de guiarse por el contexto, hay que buscar un sinónimo de algún otro término: Caminante penitente avanza por el sendero y en Santiago es el primero que se inclina humildemente. (p. 16) En muchas de ellas la solución es una palabra que rima con otra de un verso anterior, se deduce del contexto y el autor le deja un hueco con puntos suspensivos: Procura estar bien atento, no pierdas nunca la brújula, debes poner el acento en cada palabra ... (p. 36) Algunas se basan en un puro juego de palabras: Usa laca al ir a misa y en su cuello la corbata, si se la pone deprisa algún botón se desata. (p. 48) Muchas de estas adivinanzas son una provocación directa, desenfadada y llena de humor para que el niño descubra algo que está muy estrechamente relacionado con él: La conoces desde chico, en el brazo alguien te ataca y te pincha con su pico aunque viene de la vaca. (p. 16) Algunas de las adivinanzas son de rabiosa actualidad: Lo mismo lo ordena todo que todo lo desordena, lo hace siempre de tal modo que te salva o te condena. (p. 38) 299 Otras pueden pasar por creaciones de tipo tradicional: Mujer que en la madrugada demuestra todo su brío: la tierra deja regada aunque haga mucho frío. (p. 22) No importa bajo qué modalidad estén concebidas las adivinanzas ni qué mecanismo haya que utilizar para hallar la respuesta; es un juego de palabras que entusiasma tanto al niño como al adulto y tienen un incalculable valor didáctico a la hora de plantearse objetivos relacionados con la activación del potencial intelectual: memorización, deducción, capacidad de relación, pronunciación... Gómez Yebra tiene en cuenta esta característica de las adivinanzas sin perder de vista su valor más importante, que es el lúdico. El libro, además y como opina Mª. Dolores González, introduce como novedad un extraordinario soporte atractivo: la riqueza plástica y la creatividad de las imágenes, porque la expresiva mirada de la ilustradora ayuda al lector a encontrar toda la variedad de matices de los textos y a crear alternativas a partir de ellos. Al final hace una breve pero atinada observación. ?Un buen libro de hoy es aquel en que texto e imagen/ imagen y texto, forman un todo, caminan a un mismo paso?. Poemas para niños. (Antología) La presente antología174 es una selección de poemas que el autor ha hecho de entre sus numerosos libros de poesía para niños; en él ha introducido, a modo de prólogo, su ?Credo poético?. Al libro Travesuras poéticas175 pertenecen ?Con un euro?, Lío gramatical?, ?Por teléfono?, ?Mi pelota? y ?Mi muñeca?. El rasgo más característico de estos poemas es el tratamiento del humor que siempre está acompañado de una pizca de ternura y un atisbo de solidaridad. Los temas elegidos por el autor son próximos a la vida cotidiana de los niños: el juego y los juguetes, la cháchara con la abuela, o esas situaciones chocantes que derivan de la utilización lúdica del lenguaje: -Por tanto una bomba gorda 174 GÓMEZ YEBRA, A. Versos para niños. (Antología). Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2003. 175 GÓMEZ YEBRA, A. Travesuras poéticas. Málaga: Museo Diocesano-Universidad 1979 y Sarriá, Málaga, 2003. 300 debe de ser un bombón; pienso que a un rato muy largo se le ha de llamar ratón, al que tiene una gran boca se le dirá boquerón, y su vara, Don Anselmo, debe de ser un varón. (p. 9) ?La tormenta?, ?A la rueda?, ?Cometa?, ?Sueño?, ?Cuando llegue tu santo?, ?Despertador? y ?En el patio del colegio? pertenecen a Pequeños poemas y cuentos176 . La temática de este grupo de poemas está más centrada en las vivencias, situaciones, recuerdos, incluso fantasías propias de los niños más pequeños; el cariz lúdico, humorístico, tierno, con una adecuada dosis de fantasía, está siempre presente: Se ha dormido la niña, rosa temprana, tenga sueños bonitos hasta mañana. Una sombra se inclina ligeramente, y unos labios de madre besan su frente. (p. 21) ?La cabra negra?, ?Principito?, ?Siete vidas?, ?La mariposa?, ?La pulga?, ?Lagartija?, ?Cocodrilo?, ?El grillo?, y ?Oso panda?, pertenecen a Animales poéticos177 y son poemas en los que se contemplan a determinados animales desde un punto de vista poco convencional; la cabra negra es la más bonita, las siete vidas del gato, por distintos y disparatados accidentes, se van reduciendo a una sola, la mariposa se enamora y se casa, la pulga es una pulga domesticada, el cocodrilo tiene miedo, el grillo es un cenizo y su canto no nos deja dormir la siesta, y el osito panda se lava y se perfuma; quizás sea la lagartija la que más se aproxima a las de verdad: Bajo un sol asfixiante, ráfaga verde, 176 GÓMEZ YEBRA, A. Pequeños poemas y cuentos. Málaga: Librería Anticuaria EL Guadalhorce, 1885. 177 Animales poéticos está publicado por Escuela Española en la colección CABALLO DE CARTÓN, dirigida por Carlos Murciano. Madrid, 1987. 301 entre luces y sombras pronto se pierde. (p. 34) ?Exageración?, ?Pato inquieto?, ?Cepillos?, ?Pesadilla? y ?El chucho de Chicho?, pertenecen a Menuda poesía178 ; son poemas en los que se ha aprovechado al máximo el potencial lúdico del lenguaje; unos por la capacidad expresiva del propio discurso: Tengo, tengo, tengo, algo necesario, tengo tres cepillos dentro de mi armario. Uno es de la ropa, otro, del calzado, y otro de los dientes: el más delicado. (p. 42) Otros por aprovechar el potencial sonoro del lenguaje, creando auténticos sinsentidos y así jugar a reír o a pronunciar. (Son auténticos trabalenguas): Chicho tiene un largo chucho que se ducha alguna noche, y como no chilla mucho suele llevarlo en el coche. Préstame tu chucho, Chicho, y te invitaré a bizcocho, pues es un chollo ese bicho, y va más chulo que un ocho. (p. 45) ?Dolores?, ?Una mariposa blanca?, y ?Desconcierto matinal? pertenecen a Versos como niños , de la colección AJONJOLÍ, que ha sido analizado con anterioridad. ?Adivinanza?, ?Preposiciones?, ?Préstamos?, ?Todos hombres?, ?El gallo?, ?Mal asunto? y ?Primavera?, pertenecen a Versos diversos, de la colección CARACOL que también ha sido analizado. 178 GÓMEZ YEBRA, A. Menuda poesía. Málaga: Banda de mar, 1994. 302 ?Gato amarillo?, ?Discusión?, ?Nube?, ?Árbol?, ?Contador de estrellas? y ?La manzana? pertenecen a Versos de pluma179 . Estos poemas tratan de diversos temas. De entre todos ellos nos atrae de forma especial ?Contador de estrellas? que comienza con una cita de Dámaso Alonso: Un niño inútilmente cuenta las estrellas. Dámaso Alonso. Apoyados los codos en la ventana el niño cuenta estrellas de buena gana. (p. 66) ?La mona de Gibraltar? y ?Escarabajo pelotero? pertenecen a Los versos de Noé, de AJONJOLÍ, analizado con anterioridad. ?Carta de Reyes?, ?La lámpara de Aladino?, ?Como hermanos?, ?Mi nieta?, ?Mi nomaher? y ?Déjame jugar con el Niño? son poemas no incluidos en ningún libro. Entre ellos podemos destacar ?Mi nomaher?, que es un poema para jugar pues hay que leer las palabras al revés. Se trata de un juego del lenguaje que entusiasma a los niños. El último de ellos nos llama la atención por el enfoque tan diferente y gracioso que hace de la tradicional estampa navideña; el protagonista pide a la Virgen que le deje al Niño para ir los dos juntos a hacer travesuras: Sólo pretendo, Santa María, gozar un rato su compañía. Llamar al timbre de aquel portal, saltar la tapia de algún corral. (p. 80) La antología cuenta con la colaboración de prestigiosos ilustradores y esto hace que el libro sea doblemente valioso y atractivo: Carles Arbat, Alicia Cañas, Enrique Díaz, Elmo, Javier Espila, Estrella Fàges, Jorge 179 GÓMEZ YEBRA, A. Versos de pluma. Vallalodid: Fundación Jorge Guillén, 1999. Ed. Completa en Málaga: Fundación Unicaja, 1999. 303 Fuentes, Pilar García Millán, Ana Hermoso, Cristina Minguillón, Violeta Monreal, Judit Morales, Anikra, Julia Noguer, Eugenio Ocaña, Cristina Peláez, Mariela de la Puebla, Natalia Resnik, Gabriel de la Riva, Eduardo Roca y Ángeles Ruiz. 304 2.13.-CARLOS REVIEJO Es maestro de profesión y, aunque ha escrito poesía para adultos, es al mundo de la infancia al que ha dedicado más páginas. Es autor de varios libros de poesía para niños como La canción del grillo, La sonrisa del viento y El sapo y la luna. La canción del grillo180 La propia editorial apunta que este libro es fruto del contacto con la naturaleza y del compromiso de su autor con ella. Carlos Reviejo lo dedica ?Al señor Noé, el del arca? y lo inicia con un prologuillo gracioso que aprovecha para lanzarnos una indirecta: Mas quiero advertirte, previniendo males, que jamás olvides que, aunque racionales, también los humanos somos animales. (p. 9) Todos los animales que desfilan por este libro tienen sentimientos, reacciones y comportamientos humanos; sus características son consideradas aquí como virtudes y sus formas de vida son interpretadas de una manera muy especial. En muchas de las composiciones se poetiza el canto de los diferentes animales: en solitario, como en ?La canción del grillo?, que nos recuerda a viejas canciones infantiles: Gri, gri, un grillo cantaba, gri, gri, en la noche clara. (p. 23) O en equipo formando una orquesta como en ?Serenata?, ?La orquestina? y ?Nocturno?, poemas de gran belleza lírica y de gran riqueza rítmica y musical; los animales protagonistas son seres con gran ternura y delicadeza que se mueven en un marco idílico de naturaleza y bondad: 180 REVIEJO, C. La canción del grillo, con ilustraciones de Fernando Gómez. Madrid: Hiperión, 1997. (nº 12 de la colección AJONJOLÍ). 305 Canta alegre el grillo en la noche clara, con su voz de siempre, su eterna tonada. (p. 10) En algunos poemas hay una buena dosis de humor. ?Nocturno?. Don Sapo Saponi, tenor de la Charca, y la gran soprano Madame Cigarra invitan a ustedes a una serenata (p. 27) En otros se poetiza la dedicación de algunos animales para cuidar de sus crías; ?Cinco palominos blancos?: Va la paloma volando en busca del palomar. cinco palominos blancos la esperan para cenar. (p. 15) ?Cancioncilla del mar? y ?Canción del río? son dos muestras de belleza y calidad lírica que presentan la armonía de la naturaleza, en paz con todos los elementos que la componen; la esmerada selección de palabras con mayor efecto fónico y musical, hace que resulten, además, evocadoras de exquisitas vivencias sonoras, musicales, visuales, táctiles... Traen noticias del mar las gaviotas. cartas blancas del mar sobre las olas. (p. 19) Son poemas cuyos versos llevan de la mano al lector hacia vivencias de momentos, lugares o situaciones pasadas amablemente. Es verano y la tarde ya va cayendo. el patio de mi casa despeja el sueño. 306 Algarabía de alas, los gorriones alborotan y chillan entre las flores. (p. 39) En algunos poemas se aprovecha la cualidad más característica del animal en cuestión para crear situaciones llenas de gracia; es un humor que mira con ternura al protagonista: ?Un detective genial? Don Camaleón Colores es detective privado, tan elegante y discreto que usa un traje en cada caso. (p. 46) Los muchos años de la abuela lagarta y la torpeza de la tortuga son tratados con mucho amor y delicadeza; esto les proporciona una gran dignidad: Es vieja, la pobre, y lenta se arrastra rozando en las piedras su barriga blanca. Busca el tibio sol de cada mañana y estira contenta su cola anillada. (p. 41) Algunos poemas son sencillamente deliciosos. La idílica relación entre los animales y su entorno despiertan sentimientos de dulzura y paz: ?En los cañaverales? Cuando caen las sombras y la noche asoma, el galapaguito al agua retorna. Desde algún remanso le gritan las ranas, 307 saltando y cantando al borde del agua. (p. 54) Otros poemas son para jugar: A pronunciar como en los trabalenguas: En una alta torre había un cigüeño cuellirectiblanco, alilarguiestrecho, zanquipatilargo, piquipatirrojo, (p. 53) A acertar como en esta ?Adivinanza con alas? Que la verás por San Blas dice un refrán castellano, aunque suele adelantarse y la vemos más temprano. (p. 21) A canturrear como en los recuentillos o retahílas, cuando echamos a suertes. ?La hilandera? Hila que te hila, hila que hilaré, una araña un día comenzó a tejer. Hila que te hila hila que te hiló con hilos de seda su tela acabó. (p. 45) En ?La canción de los cocodrilos? el poeta aprovecha la ocasión para recordar alguna cosilla importante a los niños. (¿No es una forma ideal para introducir buenos hábitos?). Si a viejo con dientes tú quieres llegar, 308 sigue este consejo que acaban de dar sabios cocodrilos de Madagascar, del Nilo, del Congo, del África Austral... (p. 29) A soñar y reír con los disparates de ?La escuela del bosque?: En la escuela del bosque, el sabio don Tejón, sentado sobre un tronco, explica la lección. (p. 12) ?Una oruga en Cuba? es una especie de romancillo. Con versos alegres y retozones nos cuenta las aventuras tan exóticas como fructíferas de este animalito: Salió de mañana a buscar fortuna Y, al caer la tarde, detrás de una duna, encontró unas cañas la señora Oruga. (p. 56) Los últimos poemas están inspirados en composiciones tradicionales del folclore infantil o del género de la fábula; pero el protagonista de ?Gato despistado? no se cayó del tejado por mirar a una linda gatita: Angorín, el gato, se subió al tejado, arqueó su lomo, movió un poco el rabo, se lavó la cara y dijo maullando: -¡De qué buena gana comería un pescado!... (p. 60) 309 ?La fábula del camello y el dromedario? es un guiño que nos hace su autor, a la manera de las fábulas tradicionales, para recordarnos que es bueno estar contento con lo que cada uno es: Allá en el lejano Oriente nos cuenta una vieja historia que un dromedario lloraba por tener una joroba. -¡Ay qué desgracia más grande!- se lamentaba en la sombra. Pasaba en aquel momento por una cercana loma un camello que, al oírlo, le dijo con mucha sorna: -¿De qué te quejas, amigo? ¿Tienes una pata rota? ¿O se te metió en el ojo algún pedazo de roca? (P. 62) ?¿Quién le pone el cascabel al gato??. El poeta se lo dedica a Lope de Vega por prestarle la idea y es una recreación de la vieja fábula: Cuentan que unos ratones asustados, cansados del acoso de un minino, a ver qué decidían del felino fueron en asamblea congregados... (p. 64) La ?Fabulilla asnal? nos recuerda a la que todos aprendimos de la Enciclopedia: Dos burros estaban dentro de un corral. Uno presumía de saber cantar y le daba al otro un concierto asnal con altos y bajos, 310 con mis y con fas.. (p. 67) La ?Fábula del elefante miedoso? es una lección cariñosa a los niños: -¿Qué pasa -dice un león- que corres con tanta prisa? El elefante, agotado, levanta la trompa y grita: -¡Un ratón que me persigue y que me asusta y me irrita! (p. 69) ?Las aleluyas del zoo?, al final del libro, son unos graciosos pareados que invitan a jugar, a recitar y a disfrutar: ?¿Traje de presa o pijama?? piensa la cebra en su cama. Por nariz y por orejas, ¿quién en el Zoo se queja? La jirafa en la pradera en altura es la primera. (p.70) La sonrisa del viento 181 Si nos parece valiosa esta colección de poesía para niños por la calidad de sus poemas e ilustraciones, no debemos de pasar por alto el valioso contenido de sus prólogos. Hipólito Esteban Soler es quien prologa La sonrisa del viento; sus opiniones nos parecen tan acertadas y sus reflexiones tan valiosas que nos sirven de referencia a la hora de analizar esta obra. Califica la infancia como la patria histórica del adulto y el estado idóneo para el descubrimiento de la realidad así como para el conocimiento cimentado en el poder de la imaginación; también aporta unas reflexiones que consideramos relevantes y novedosas en materia de poesía infantil: a la poesía, afirma, no se le puede poner coto; no existen contenidos ni objetos propios ni vedados a ella. (Hasta hace poco sólo unos temas concretos eran tratados en la poesía que se escribía o se seleccionaba para los niños); 181 REVIEJO, C. La sonrisa del viento, con ilustraciones de Conchi Ballesteros. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2000. 311 considera que este planteamiento es una de las señas de identidad, no sólo de los poemas de este libro y de otros de Carlos Reviejo, sino de las creaciones de muchos de los poetas que en la actualidad escriben para niños; Opina que la poesía puede hallarse tanto en la cotidianeidad como en la excepción; en la exterioridad sensible o en la intimidad recóndita; en la naturaleza y en el fruto del ser humano; en el personaje de la calle, en el de la fábula, la leyenda o el mito; en un paisaje, en una situación, en un trazo, en un detalle, en un gesto, en un nombre; cualquiera de ellos sólo precisa ser transfigurado por la actitud y la palabra poéticas, en el poemario que ante nosotros se despliega. Poesía de lo cotidiano encontramos en el primer poema ?La encuesta de la semana?, que expresa los sentimientos que despiertan en un niño los diferentes días. Parte del encanto del poema reside en la sinceridad de dichos sentimientos a los que no les falta su chispa de gracia y humor: Con el lunes voy a serte sincero: es un día muy triste al que no quiero. El martes es un gafe. No me gusta, pues tiene un nosequé que a mí me asusta. (p. 14) En ?El retrato? encontramos de nuevo la sinceridad y espontaneidad tan propios de los niños, que se manifiesta incluso en los momentos más solemnes: Un fotógrafo, en la acera, nos salió a los tres al paso. (Aquel jersey me picaba y me fastidiaba el lazo) ... (p. 54) Otros poemas expresan los sentimientos que experimentan los niños ante fenómenos naturales; en ?Pasa la tormenta? las onomatopeyas dan mayor relieve a la imagen plástica que define la tormenta: De pronto..., ¡qué horror! todo lo ilumina un gran resplandor. ¡Borrombombombóm...!, toca la tormenta su enorme tambor. (p. 18) 312 Un viento personificado y juguetón, el mismo que inspira el título de la obra, inspira imágenes de gran belleza plástica que contrastan con la realidad: Un vals baila con las hojas y me alborota el cabello. Este viento del otoño todo se lo toma a juego. Y mi cabeza se enfría... ¿Dónde estará mi sombrero? (p. 20) Algunos poemas tienen como protagonistas a unos animales que el autor transforma en criaturas fantásticas y originales. ?La bufanda de Don Buitre? pone de relieve, con buenas dosis de ternura y humor, la generosidad de la tejedora y la gratitud del agraciado: Y el buitre, contento, los aires cruzaba, y muy satisfecho, a todos contaba que aquella bufanda de cálida lana se la había tejido la señora Araña. (p. 24) ?Raposín de los bosques? es un repaso lleno de ternura y benevolencia hacia el zorro, de quien se admira su elegancia, astucia y buen paladar: Es astuto y embustero; tiene un paladar muy fino, ese traidor y ladino inspector de gallineros. (p. 28) ?Garfín Malapata? cuenta la mala fortuna de otro simpático personaje: Garfín Malapata no va nunca al mar, pues aunque es pirata no sabe nadar. (p. 40) 313 El humor con el que se tratan algunos temas de la Historia Sagrada queda plasmado en unas composiciones cuyos personajes viven problemas muy cotidianos; ?La orquesta del Señor Jehová? es un título bastante significativo. Con aire de romancillo, el poema va narrando los sinsabores del Creador: ¡Aquello era un lío! ¿Qué es lo que pasaba? El señor Jehová como loco andaba, pues aquella orquesta no le funcionaba: ?Los burros mugían, los perros hablaban, las ranas y sapos a coro graznaban,... (p. 50) El diálogo de ?En el arca hay goteras? es propio de una escena de teatro y anima toda esta aventurilla que se vive dentro: -Pero... ¿tanto llueve? -Ya le digo a usted: las ranas se ahogan, y el pato y el pez... Las pobres ballenas no saben qué hacer. (p. 44) Ya el autor del prólogo subraya la nueva perspectiva, transida de ternura, candor y sobre todo fantasía, con la que son tratados estos personajes. Otras composiciones nos sorprenden por el juego lingüístico y las imágenes plásticas, todo animado por las flexiones afectivas de las exclamaciones: ¡Qué divertido es Picasso! Es pintor rompecabezas que al cuerpo pone en mil piezas Y pone el rostro en los pies. 314 ¡Todo lo pinta al revés! ¡Este Picasso es un caso! Es un puro disparate. No es que te hiera o te mate, pero, en lugar de dos cejas, él te pone dos orejas. (p. 34) ?Poemar?. ?Breve y sutil juego anafórico de sensaciones, es puro impresionismo explorador del objeto contemplado: el mar? 182 Mar agitada, la marejada, la mar picada... ¡Qué mareada! La mar rizada, la mar calmada, la mar salada... ¡Qué mar tan rara! ( p. 38) No podrían faltar las tradicionales y alegres cancioncillas de la Navidad llenas de ternura y gracia; ?Coplillas de la Nochebuena?. Su comienzo es ya una muestra de encanto y lirismo: Carpintero, date prisa. Mira que sale la luna, mira que viene la noche y el Niño no tiene cuna. (p. 56) ?Al Danderindón?, subtitulado (?Poema para adivinar?), es otra de las piezas que no han de faltar en un buen libro de poemas para niños; ?¡naturalmente!, las adivinanzas, al más puro estilo de esta estimulante faceta de la literatura para niños: juego fónico (con atisbos de jitanjáfora en el estribillo), léxico y morfosintáctico, ritmo, metro, expresividad, ingenio, etc., acrisolados por las vocales como guía del esfuerzo lúdico desvelador de elementos naturales y, coronándolo, de una vocal. Así, en el divertimiento, la palabra reclama la atención más hacia lo que esconde o disimula que hacia lo que declara; y la lengua, en fin, zaragatea.?183 182 Esta valiosa y atinada cita procede del prólogo de Hipólito Esteban Soler, p. 9. 183 Recurrimos de nuevo las palabras de Hipólito Esteban Soler. p. 10. 315 El broche lo pone ?¿Qué es la lluvia??, poema de versos leves y breves que nos describen la dulzura de la lluvia: Agua tonta que no deja, que no ceja hasta mojarnos. (p. 64) Como punto final a esta mirada sobre el conjunto de poemas de este libro, podemos resaltar dos detalles y también en este caso nos inspiramos en el autor del prólogo. En primer lugar, señalar los aciertos derivados de la sabia utilización del lenguaje: ?La lengua también instituye la poesía con otras variadas formas. De modo que el universo poético infantil se va forjando, asimismo, con la invención de términos o construcciones con plenitud expresiva dentro del poema o de nombres sugerentes...? En segundo lugar y refiriéndose a las ilustraciones: ?el niño puede asomarse al mundo recreado por otro lector a partir de los mismos materiales lingüísticos pero plasmados en sugestivas formas de líneas y colores, como con tanta sensibilidad y feliz adecuación ha conseguido en sus dibujos Conchi Ballesteros; cabe esperar, sin extrañeza y rendido al viento poético, este indicio del placer de la lectura que transmite el rictus infantil de una sonrisa agradecida?184 El sapo y la luna 185 Si los poemas de La canción del grillo y La sonrisa del viento se caracterizan por plasmar la cotidianeidad, aunque transfigurada por la palabra poética, por un peculiar tratamiento humorístico de algunos temas, o por la acertada utilización de los elementos lúdicos del lenguaje como juegos fónicos, léxicos, morfosintácticos..., en las composiciones de El sapo y la luna el lirismo es el componente más importante, a la vez que hay una menor concesión al humor y a los recursos lúdicos del lenguaje. El título del libro tiene mucho que ver con el contenido; el sapo y la luna son dos personajes de la noche; el tiempo, los paisajes y las cosas están cubiertos con el velo de la ensoñación Algunos de los poemas nos llevan de la mano al mundo de los sueños, como ?Pregón del vendedor de sueños?: ¿Quién me compra un mar de estrellas, 184 Prólogo, pp. 10, 11. 185 REVIEJO, C. El sapo y la luna, con ilustraciones de Valentí Gubianas. Madrid: Hiperión, 2002. (nº 29 de la colección AJONJOLÍ). 316 y un cielo de olas saladas, un cuento de hermosas brujas y otro de perversas hadas...? (p. 9) El último poema, ?Ha llegado la hora del sueño?, es una invitación a los sueños dulces...: Duerme... Mañana, al alba, el duendecillo del amanecer, entre luces doradas y malvas, silbará su canción y el Vendedor de Sueños, húmedo de rocío, se irá envuelto entre la niebla. Sueña. (p. 75) De la mano de los sueños, el mundo de la fantasía asoma, a menudo, en unos poemas que reflejan impresiones acerca de las cosas, del tiempo, de las estaciones y los momentos del día, del tiempo pasado... Fantasía y sueños encontramos también en ?Caballito de madera?: Esta tarde está lloviendo y el viento en la calle suena. ¿Adónde me llevas hoy, caballito de madera? ¿Me llevarás junto al mar para jugar en la arena, con caracolas de nácar y ramilletes de perlas? (p. 19) Los diferentes momentos del día son vistos en algunos poemas como a través del sueño, por lo que se vuelven mágicos, llenos de luz y sonido; si a esto le añadimos una alta dosis de lirismo nos encontramos con composiciones tan hermosas como ?Siesta?: Cantan las cigarras; zumban las abejas en el aire denso 317 de la sombra espesa. El pinar susurra, sestea la tierra, y el sol se encarama por su azul vereda. (p. 43) y con una preciosa nana, ?Canción nocturna?: Sobre la cuna del agua clara, duerme la noche su luna blanca. Murmura el viento, silban las cañas... El eco dice: -Nanita nana... (p. 65) Los meses, las estaciones del año o los fenómenos atmosféricos son plasmados con esas mismas notas de lirismo y fantasía, como en el poema ?Junio?: Junio se envolvía en la tarde con perfume de cantueso y se copiaba en el río como si fuera un espejo. (p. 25) o nos encontramos bellísimos poemas como ?Sinfonía blanca?: Albores del día llegaron llamando. Desde mi ventana se ve todo blanco. Blancos los caminos, blancos los tejados; la veleta blanca y blancos los campos. La tierra, coqueta, 318 se cubrió de un manto de algodón ligero, blanco, blanco, blanco... (p. 61) Algunos seres u objetos de la vida cotidiana se transfiguran por medio de la palabra poética; como sucede en ?Puente enamorado?: Se enamoró el puente del río que pasa y roza sus piedras entre espumas blancas. (p. 53) Y es el caso de ?La oliva de mi jardín?: La oliva de mi jardín, la que está junto a la higuera, entre hojas verdiplata ha estrenado primavera. (p. 63) En sólo tres poemas encontramos animales como protagonistas. ?El sapo y la luna? nos relata las cuitas de un sapo enamorado: Con un cortejo de estrellas la noche viene soñando. Los grillos tocan sin prisa violines con sus arcos y la brisa se adormece en las aguas del remanso. (p. 17) ?El mirlo va de boda? es un gracioso dialoguillo en el aire lleno de encanto e impregnado de lirismo: -¿Adónde vas, mirlo, tan pizpiripuesto, con tu pico gualdo y tu traje negro? -Me voy a la boda de mi amigo el cuervo. (p. 23) El contenido lírico de ?Cigarra? se antepone a la intención didáctica de la fábula clásica: 319 En la tarde tibia canta la cigarra, y entre los olivos se oye su tonada. Debajo, la hormiga, en la senda parda, incansable bulle, se carga y se afana. (p. 31) ?Tarde de tormenta? nos sorprende por la abundancia de imágenes visuales, sonoras y olfativas; la disposición gráfica da más relieve al contenido del verso: Detrás del cristal la tormenta suena sus voces en gris. Los pájaros vuelan buscando un refugio, y la acacia negra mueve tristemente sus ramas con pena. ¡Ya la tarde baja por las escaleras de la oscuridad! (p. 39) Sólo en dos poemas aparece el niño como protagonista: ?El niño y el viento? y ?Libre?: En la esquina de la tarde juegan el niño y el viento. el viento lo envuelve todo, y el niño quiere cogerlo. (p. 11) El recuerdo y la nostalgia del tiempo pasado de la infancia se plasman en ?Recuerdos blancos?, lleno de resonancias líricas: Pájaros de nieve 320 de vuelo muy alto que alfombráis el suelo con un blanco manto, traedme en la bruma del tiempo pasado la imagen perdida del ayer lejano.. (p. 71) 321 2.14.-ANA MARÍA ROMERO YEBRA El niño ama y necesita la poesía no sólo para la formación de su sensibilidad, sino para su disfrute. En una sociedad tecnificada y deshumanizada como la nuestra, se hace cada vez más necesaria la fantasía y la belleza; es posible que la lectura de la poesía sea capaz de contribuir de modo definitivo a sembrar la semilla para todo lo bello, para una educación estética en el ser humano. Estas reflexiones forman parte del artículo titulado ?El rincón de la poesía? que Ana Mª. Romero Yebra escribió para la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. En este mismo artículo la autora hace diversas consideraciones acerca de los primeros contactos del niño con la poesía y pone de relieve la dificultad que supone crear una auténtica poesía para niños, una poesía que tenga la frescura y espontaneidad de los versos de tradición oral. También utiliza este artículo para quejarse del olvido en el que ha caído este género tanto por parte de las editoriales como por parte de los propios escritores, diciendo de ella que es ?la última de la fila?.186. Hormiguita negra 187 Ana María Romero Yebra afirma en Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil188, que Hormiguita negra nació poco a poco, un poema hoy, otro una semana después, y como una necesidad de escribir para sus propios alumnos. Carlos Murciano, entonces asesor literario de la colección CABALLO DE CARTÓN, recomendó su publicación. También confiesa la autora en este artículo que aunque escribía versos desde los 11 o 12 años no se había planteado escribir para niños, pues le parecía muy difícil conseguir esa frescura y autenticidad que ella considera imprescindible a la hora de hacer poemas para los más pequeños. Hormiguita negra es un repertorio de poemas cortos escritos para los más pequeños, recomendado por la editorial a partir de cinco años y cuenta con unas preciosas ilustraciones de Arcadio Lobato. El libro es de formato manejable y tamaño muy adecuado para que los niños puedan hojearlo; ya en la portada encontramos una graciosa 186 ?El rincón de la poesía?. C.L.I.J. nº 58 (abril 1994), pp. 15-21. 187 Editado por Escuela Española en enero de 1989 es reeditado por Edelvives en mayo de 1996. El libro utilizado en este estudio es el de esta última editorial y cuenta con las ilustraciones de Arcadio Lobato. 188 En el artículo ?Tinta fresca?. C.L.I.J. nº 89 (diciembre 1996), pp. 37-40. 322 hormiguita, (puede representar a la propia autora) con una preciosa falda roja de lunares blancos, una carpeta debajo del brazo y rodeada de flores. En la primera página el ilustrador nos sorprende presentando a los autores del libro en su salsa: la hormiguita sentada en la hierba escribe un poema; el ilustrador, caracterizado como un lobo, serio y concentrado, con paleta y blusón de pintor, está pintando un cuadro. Los poemas, muy breves, tienen todos los ingredientes que pide la poesía escrita para los de menos edad: gracia y espontaneidad, premura, ritmo ágil y musicalidad, frescura, ingenuidad y ternura, con temas y personajes del mundo de los niños. En el primero de ellos, ?Hormiguita negra?, la autora presenta con dos pinceladas a ese personajillo que luego va a colarse en todas las ilustraciones: Hormiguita negra igual que el carbón. ¿Te has puesto morena de tomar el sol? -Pues no, preguntona, te has equivocado, que me he puesto negra de trabajar tanto. (p. 5) ?El elefante? pone de relieve la ingenuidad del joven elefantito con notas de gracia y ternura: Con gesto muy enfadado el elefantito sale. -Me parece que haces trampa. Siempre me encuentras. No vale. (p.6) En el poema ?La jirafa? este animal invita al niño a jugar en el parque prometiéndole su cuello como tobogán: Hoy me ha dicho la jirafa: -Cuando acabes de estudiar, jugaremos en el parque. Y yo haré de tobogán. (p.7) En ?La lagartija? encontramos una bonita metáfora: 323 La lagartija, broche esmeralda de la pared, (p.8) ?El gorrión?, todo ternura, nos parece uno de los más hermosos poemas del libro; la sencillez y la ternura con que se describen la vida del pajarillo y los sentimientos del niño son la base de esta calidad poética: En la terraza de casa está parado el gorrión calentándose las alas con un rayito de sol. Picotea entre los geranios como queriendo comer: ¡Ay, si le hubiera guardado las miguitas del mantel! (p.9) En ?Don Búho? unos toques de gracia y una chispa de humor le dan un tono más divertido: Ha alquilado una piedra junto al molino, pasa mañana y tarde medio dormido. Pero cuando oscurece ya se desvela y se pasa la noche contando estrellas. (p.10) Otro poema muy breve es ?El pez?; el toque de humor viene dado por la interpretación ingenua y candorosa del niño: Todos los días de cada mes quiere bichitos para comer. En cambio, nunca 324 se bebe el agua. No tiene sed... (p.12) También ?El caracol? muestra la mirada del niño sobre la vida de este animalito: El caracol que vive junto al manzano nunca saca los cuernos en el verano. (p.16) El propio ilustrador, caracterizado como un lobo, se ha dibujado pintando ese caracol con trazos firmes y decididos, propios de los dibujos de los niños pequeños; la mariquita, con su falda de lunares y su carpeta bajo el brazo observa embelesada; la escena resulta idílica y deliciosa ?El saltamontes? guarda una sorpresa en la última estrofa: -Quiero cambiarme de nombre y llamarme saltapiedras. ¿Cómo voy a saltar montes con el trabajo que cuesta? (p. 18) ?En el Zoo? recrea las vivencias muy a ?flor de piel? que un niño pequeño experimenta en este lugar: Los monos, las palomas y los patitos yo me los llevaría. ¡Son tan bonitos! (p.21) En el resto de los poemas los animales, aunque también presentes, dejan su protagonismo a otros temas como las estaciones del año o los diferentes momentos del día; los elementos o los fenómenos atmosféricos: ?Siesta? Callan los pájaros. Un gato negro y un gato blanco bajo la acacia duermen tumbados. (p.20) 325 ?En el puerto? suena a fiesta de luz, con mucho ritmo, sonido y color: Barquitas encarnadas, aguas azules y las gaviotas blancas como las nubes. (p. 24) El poema ?Voy a ser pastor? recrea la clásica alabanza de la vida del campo. La inocencia, la ternura, la bondad y la frescura de una naturaleza idílica, convergen en este poema traídos por los sueños del niño: Voy a ser pastor, madre, porque yo quiero jugar al escondite con los corderos. Ver el sol cuando asoma rasgando nubes y andar entre las flores blancas y azules. (p. 26) En la ilustración, además del niño pastor, los prados, las ovejas y el pueblo al fondo, el dibujante, (el lobo Lobato), pasea sobre su lomo a la mariquita de la falda de lunares formando parte de este idilio. ?La luna blanca? recrea el típico dialoguillo de los niños: -La luna blanca parece una raja de melón. -Pues cuando está redondita es un queso; o un tambor. (p. 28) ?Nube?, de gran lirismo, refleja sus sueños: Nube, ¡llévame contigo, que quiero ser lluvia fresca sobre los campos de trigo! Nube, ¡llévame contigo! que quiero estar en la fuente 326 y salpicar a los niños! (p. 29) ?Agua clara?, con un tema similar, tiene una musicalidad cantarina y transparente y ecos de composiciones de tradición popular: Agua clara que nace junto a la fuente y que poquito a poco hace corriente. (p 30) ?Primavera? nos recuerda un poema de Gabriela Mistral de igual título. En ambos la primavera se compara a una doncella adornada con flores y aromas exquisitos y acompañada de trinos: Y su pelo rubio es una cascada de campos de trigo y espigas doradas. (p. 34) En ?Otoño? la estrofa, más larga, da al poema una cadencia suave, lenta, como de despedida del verano: Las hojas de los chopos se desprenden del calor de la rama y ponen en el verde de la hierba una alfombra dorada. (p. 36) El protagonista del último poema es un animalito gracioso, simpático y muy amigo de los niños, inspirador de cuentos, poemas, retahílas y recuentillos para contar los dedos: ?La mariquita? Mariquita, quita, sobre los rosales con hermosa capa llena de lunares. (p. 38) 327 La vaca de Dosinda 189 La propia editorial recomienda este libro para niños que tengan más de 10 años aunque creemos que también los pequeños pueden disfrutar con sus composiciones. En contraportada un breve texto afirma que estos poemas contribuirán a que el lector ensanche y enriquezca sus vivencias y desarrolle su sensibilidad. La autora lo dedica con un ?Para ti...? a sus lectores, a quienes hace saber que las historias y sus protagonistas existen realmente: la vaca de Dosinda vive en un pueblo del Bierzo leonés; la lagartija y la golondrina en Belmonte, en su castillo y colegiata respectivamente... Al final de su dedicatoria desea que el libro sirva al lector para amar la vida, la naturaleza y los animales tanto como los ama ella, y para que en su interior sienta la necesidad de la poesía. (Hermosa, sincera y sentida dedicatoria la de Ana Mª. Romero Yebra) Los poemas de este libro nos llevan a un mundo de inocencia natural, de bondad y frescura, en una naturaleza idílica que refleja intimismo y reflexión, donde el paisaje es dulce y acogedor; a un mundo de emociones del que participan los animales, tan queridos por los niños, que son todo mansedumbre, gracia, belleza, dulzura e inocencia. ?La vaca de Dosinda?, es de una belleza y ternura sobrecogedoras: La vaca de Dosinda tiene un ternero con los ojos dulzones, de charol negro y el hociquillo suave, de terciopelo. (p.8) ?Anochecer? y ?Tarde gris? nos traen ecos de la poesía de Machado: Urces, zarzales y peñas marcan el camino abierto hacia el alto de la sierra. (p. 10) ?El espantapájaros? es un poema entrañable. La figura bonachona se muestra con la amabilidad y ternura de un gigante bueno: En los días de nieve y en las noches largas 189 Romero Yebra A. Mª. La vaca de Dosinda. Ilustración de Víctor Moreno. Madrid: Bruño, 1993. 328 les da calorcito su vientre de paja y en las primaveras, bajo su sombrero, siempre hay algún nido de pájaros nuevos. (p. 14) En ?Amanecer? se dan cita recuerdos de poesía de cancionero con las vivencias del niño enfermo: La alondra da un concierto desde la rama del árbol que se tiñe de rosa y malva y el perro, junto al pozo, contento ladra. Todo esto lo contemplo desde mi cama... (p. 16) ?La lagartija del castillo?, lleno de ritmo, narra con mucha gracia y humor la vida de este animalito: Aunque nació en el campo junto a una tapia, soñaba con las grietas de la muralla (p. 18) En ?El burro? se ponen de manifiesto los sentimientos, casi humanos, de este humilde y sufrido animal, inocente y bondadoso que se esfuerza para ayudar a su amo: Marchaba el burrito cargado de leña. El pelo brillante, las orejas tiesas. (p. 20) ?El molino? es un canto de nostalgia por el tiempo pasado: Gigante de la llanura solo, inmóvil, el molino mira triste y con nostalgia 329 los rubios campos de trigo. (p. 22) En ?La tortuga? la autora hace un repaso cariñoso a las costumbres de este tranquilo animal: ¡Qué lenta va la tortuga! Debe ser muy perezosa. ¡De eso nada! Lo que ocurre es que me pesa la concha... (p. 24) La vida cotidiana de los animales está descrita con pinceladas de humor, de ternura y de bondad en poemas como ?En el gallinero?, ?El perro deportista?, ?El mosquito?? ?Macarella? es especialmente tierno y gracioso: Macarella es la gata de mis amigos. Grandes ojos azules. Bigotes finos. Los pies marrón oscuro, las patas grises. Parece que se ha puesto los calcetines. (p. 32) Otros poemas responden a una visión poetizada e idílica de ese trocito de naturaleza que el niño contempla desde su ventana: ?Los estorninos? Los estorninos vuelven a finales de enero llenando de dibujos la pizarra del cielo. (p. 69) En otros poemas asoma un sentimiento de nostalgia por algo querido y valioso que se ha quedado atrás y no se puede recuperar: 330 ?El herrero? No pudo llevarse siquiera a su perro; el piso alquilado era muy pequeño, y ronda la casa buscando a su dueño. (p. 42) ?El pato? Piensa en aquel lago en donde nadaba con sus hermanitos y la madre pata. (p. 34) ?La casa? describe el tipo de hogar que a todo niño le gustaría tener: Tendremos un gran perro para guardarla y le haré una caseta junto a la tapia. Dos o tres gatos y en un estanque chico, peces y patos. (p. 48) ?La gota de lluvia? es un hermoso poema de gran lirismo que narra el viaje de una pequeña gota: Hermosa y brillante entra en el establo y adorna las crines del potrillo blanco. (p. 50) ?Fuego? describe la tristeza de un niño ante la desolación de un pinar quemado: Las pobres ardillas no tendrán piñones y ya no habrá endrinos, ni musgo, ni flores. (p. 54) 331 En los villancicos, como en el resto de las composiciones, la ternura, la gracia y la inocencia de los animales son la nota característica y personal: ?Villancico del buey? Sólo el buey manso y quieto, sólo la mula, fuera brilla la escarcha bajo la luna. (p. 62) ?Villancico del topo?.(Con ecos de canción tradicional) Desde un agujero preguntó el topito: -¿Qué es eso que cantan? -Es un villancico. -¿Y por qué lo cantan? -Porque es Nochebuena y lo celebramos hasta en la topera. (p. 64) ?La canción del pozo? nos trae recuerdos de composiciones anónimas del Cancionero Tradicional: Junto al brocal del pozo canta la rana. ¡Qué bonita es la niña que saca el agua! ¡Qué lindos ojos! Parecen dos luceros azules y hondos. (p. 68) En estas composiciones, (y en general en toda la poesía de Ana María Romero), las palabras son precisas y preciosas, llenas de belleza y sentimiento; palabras sugerentes que, si cerramos los ojos, nos hacen imaginar un mundo hermoso de formas, colores y sonidos; un universo tranquilo y en paz; clara muestra de poesía bellísima con la que podemos disfrutar. Las ilustraciones de Víctor Moreno son un hermoso complemento del texto; ayudan a recrear ese mundo idílico de inocencia, bondad, gracia y 332 frescura; lo apreciamos en la expresividad del espantapájaros bonachón, la coquetería de la rana; las gruesas gafas del pequeño topo, el enorme lazo de Macarella o las gotas de sudor del burrito. Estos detalles son importantes pues captan de forma especial la atención del niño y hacen que se quede más prendida en él la esencia del poema; les da, incluso, el deseo de releer, de volver a mirar... El valor de una buena ilustración está en el enorme atractivo que añade al libro. Este libro cuenta, además, con un espacio al final titulado ?Taller de lectura? realizado por Nieves Fenoy, en el que se propone a los niños actividades concretas para realizar en torno a cada poema, actividades lúdicas, la mayoría para saborear las palabras, jugar con ellas y descubrir dentro de sí el sentimiento poético. Verdes amigos190 Estamos ante un libro de poemas dedicados íntegramente a las plantas. Según palabras de la editorial, en Verdes amigos, Ana Mª. Romero ha querido transmitir a los jóvenes lectores su amor por la naturaleza y por sus verdes habitantes: las plantas, las flores, los árboles... Lo primero que nos llama la atención es la originalidad de muchas de las composiciones que reflejan la especial visión que los niños tienen de las cosas y de los acontecimientos; ?El sauce?, además, nos recuerda al inolvidable ?Brujito de la noche? de Mª Luisa Fdez. Buendía: El sauce que está en el huerto se ha asomado a mi ventana y me ha ayudado a dormirme con el canto de sus ramas. (p. 25) ?El centeno? Al subir al molino cayó el centeno. ¡Qué festín que se han dado los camachuelos! (p. 31) Hay en estos poemas grandes dosis de ternura, amor y respeto a la naturaleza, sentimientos que la autora quiere transmitir: ?El olivo? 190 ROMERO YEBRA A. Mª. Verdes amigos. Con ilustraciones de Antonio J. Morata. Madrid: Hiperión, 1996. (nº 7 de la colección AJONJOLÍ). 333 -Olivico verde ¿tienes aceitunas? -Sí; pero no cojas que no están maduras. -Olivico verde ¿tienes algún nido? -Sí; no me lo quites que son mis amigos -Olivico verde ¿tienes mariposas? -Sí; no las asustes que adornen mis hojas. -Entonces, olivo, ¿qué me vas a dar? -La ramita verde que te guste más. (p. 11) El tratamiento de lo cotidiano nos sorprende, a menudo, por la gracia, el humor y el desparpajo con que está expresado: ?El romero? A la mata de romero que hay en nuestra jardinera le salen flores azules al llegar la primavera. (p. 33) La calidad poética es el común denominador de estas composiciones; el esmero, el cuidado en la selección de temas, expresiones y términos hace que encontremos por doquier grandes logros estilísticos: estructurales, sonoros, rítmicos, musicales o relacionados con el vocabulario y la imagen poética. ?La madreselva? Sobre el muro ha estallado la primavera... 334 Los vencejos anidan en una grieta que han abierto los siglos entre dos piedras. (p. 27) Los protagonistas de algunos poemas nos recuerdan a los niños de Platero y yo en pasajes como el de ?La carretilla de naranjas?; niños pobres que aportan su trabajo y su gracia para ayudar a una precaria economía familiar: ?Albérchigos? El borriquillo anda torpe y cansado. Rompe el pregón la siesta del sol callado. -¡Albérchigos maduros! ¡Vendo baratos! (p. 37) Como complemento a estos poemas dedicados al mundo de las plantas, la autora incluye un capítulo de ?adivinanzas vegetales?, entre las que encontramos algunas tan sorprendentes como sugeridoras. Verdes manos, cuerpo verde, delgado como un palillo y riéndose a todas horas con sus dientes amarillos. (El maíz) Las adivinanzas son uno de los juegos de lenguaje favoritos de los niños; siempre están dispuestos a poner en marcha su imaginación para encontrar la respuesta; cualquier modalidad es buena para el gusto de los niños; el disfrute de este ejercicio-juego con palabras está asegurado. Las ilustraciones de Antonio J. Morata (Elmo) son sencillas pero sugerentes; los diferentes vegetales, protagonistas de los poemas, son a la vez el complemento paisajístico ideal para escenas tiernas o graciosas o idílicas, en las que niños y animalitos se mueven como en su vida cotidiana. También ilustran la ternura y el respeto a la naturaleza que la autora ha querido transmitir a todos los lectores. 335 Ronda de nanas 191 De ?poemario muy dulce?, califica Antonio Gómez Yebra, director de la colección CARACOL, este librito que él mismo prologa; añade que la autora, conocedora de la tradición popular, ha sabido abordar temas nuevos en fórmulas que todos conocemos de nuestros primeros años. De la naturaleza e importancia de la nana, o de la canción de cuna, se ocupa en la primera parte de la presentación: las nanas son importantes porque ?es el primer texto poético que el niño conoce, la primera huella de la humanidad en su alma recién nacida?192. Como primera cualidad de las nanas escritas por esta autora anota la ternura, la dulzura y una nueva utilización de los tópicos como el del niño que no tiene cuna, o tratar de amedrentar con seres amenazantes para que éste consienta en dormirse. Destaca, además, el escenario poético con la presencia de todo tipo de flores, hierbas aromáticas, frutos y paisajes amables poblados de árboles y animalitos. Antonio A. Gómez Yebra concede la categoría de poeta clásica para la infancia a la autora de Ronda de nanas y finaliza su presentación con un breve, pero significativo comentario acerca de las ilustraciones: ?Ángeles Ruiz ha sabido encontrar la esencia de cada nana y ha sido capaz de transformarla en una obra de arte plástica. De esta forma podemos hablar de un libro completo, en el que se dan la mano la palabra y la figura, el verso y el color.?193 Los poemas de Ronda de nanas tienen las características de todas las canciones de cuna; son composiciones breves de estrofas sencillas y ágiles de arte menor. Como sucede en todas las nanas no es tan importante lo que se dice como la forma con que se dice. Con ellas sólo se pretende, de la manera más bella posible, transmitir al niño ese sentimiento de ternura. La elección de los términos es decisiva: palabras sencillas pero capaces de crear una sensación de arrullo. En todas encontramos esa mezcla de nana clásica, tradicional, con sus tópicos, junto a registros más actuales, inspirados en cualquier elemento de la naturaleza; esto da origen a unas composiciones poéticas muy especiales, mitad poemas mitad canciones de cuna, más propias para ser recitadas que para ser cantadas. Por clasificarlas de alguna manera, podemos atender a los elementos inspiradores de la propia composición. 191 Romero Yebra, A. Mª Ronda de nanas. Ilustraciones de Ángeles Ruiz. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2000. 192 Prólogo de Antonio A. Gómez Yebra, p. 7. 193 Prólogo, p. 9. 336 Algunas están inspiradas en elementos de la naturaleza vegetal; En la ?Nana del olivo? el árbol es un mero pretexto lírico que canaliza ese sentimiento de ternura: A la nana, nana, que salió la luna a cantar la ronda de las aceitunas. (p. 18) En muchas de ellas son las frutas el elemento inspirador: ?Nana de la fruta? Manzanas amarillas. Ciruelas negras. Yo le traeré a mi niño para que duerma. (p. 42) Los sugerentes nombres de las frutas evocan, además, todo un mundo de olores, sabores, colores... La ?Nana de las flores? es uno de los poemas más largos, pues da cabida a varias flores y plantas aromáticas: A la nanita, nana de la violeta. mi niña no se duerme, que está despierta. He llenado tu cuna de margaritas, de rosas, de claveles, nana, nanita. (p. 50) La ?Nana de la espiga? es un prodigio de belleza, ternura, sencillez y dulzura; todo inspirado por un elemento tan humilde como una espiga de trigo. Algunas palabras son auténticas caricias: A la nanita, nana, campo de mieses donde los ababoles rojos florecen. 337 En la luz de mi campo creció una espiga: es la que yo prefiero de la gavilla. (p. 44) Otros poemas encuentran su inspiración en los animalitos amables y juguetones que pueblan los sueños de los niños. Algunos de ellos tienen un claro papel de pacificadores: ?Nana de la paloma? Tiene plumas doradas, alas de seda y arrulla al niño mío porque se duerma. (p. 20) ?Nana del jilguero? Va cantando el jilguero sobre la hiedra para cerrar tus ojos, nanita, ea. (p. 34) La belleza y lirismo de algunas estrofas alcanza cotas extraordinarias: Jilguerito de mieses y de alamedas, ven a cantarle al niño, nanita, ea. (p. 34) ?Nana del cordero? Suben los corderitos por la montaña y su ladera verde se vuelve blanca. (p. 46) 338 Encontramos algunos poemas cuya fuente de inspiración son las estaciones o los meses del año, los diferentes momentos del día, los fenómenos de la naturaleza, los distintos cuerpos celestes... En la ?Nana del invierno? nos encontramos un recuerdo de Lorca: A la luz de la luna mi niño duerme. La noche es un silencio de plata verde (p. 16) Y en la ?Nana de marzo? con una nota de humor al final: Esta nana de marzo no tiene fin. Solamente se acaba si llega abril. (p. 24) En la ?Nana de primavera? la imagen, al servicio de la inmensa ternura de la madre, es magnífica: El almendro del huerto nieva una rama aunque su tronco tiene los pies de escarcha. El canto de la alondra le dice al alba que una flor ha nacido dentro de casa. (p. 38) En la ?Nana de la noche? no faltan los apelativos cariñosos, que aquí tienen un significado diferente a lo que en realidad significan: Si yo fuera la luna por la arboleda te iba a cantar la nana, nanita, ea. Luna de ensueño, arrúllame a este niño bobo y pequeño. (p. 40) 339 La ?Nana de la siesta? recrea el tradicional pero no menos gracioso tópico de la madre que se duerme meciendo la cuna mientras el niño sigue despierto: A la nana, nana, nana de la siesta. La madre, dormida. La niña, despierta. (p. 48) La ?Nana de la noche clara? tiene imágenes de gran belleza plástica: Vienen las estrellas a la nana, nana, y llenan el pozo de espejos de plata. (p. 56) En la ?Nana del viento? éste se hace cómplice de la madre para complacer al niño: En la risa del niño se para el viento y se lleva las sombras y los lamentos. Ea, la nana, para mi niño chico flor de avellana. (p. 32) El mar también inspira alguna de las composiciones. En la ?Nana del barquito? se puede sentir la brisa del mar gracias a la riqueza fónica de sus versos: Barquito de miel en mi corazón. le canto a mi niño la nana del sol (p. 12) En la ?Nana del mar? nos encontramos con el atractivo añadido de la riqueza y color del fondo del mar: 340 Duérmete, niño mío. La noche es larga sobre el mar de turquesas y arena blanca. (p. 60) Un acto humilde y cotidiano de lavar los pañales inspira la hermosísima ?Nana de los pañales?: Blancos de sol y nieve como tu cara, los tiendo entre tomillo, romero y jara. (p. 30) El miedo es compañero habitual de muchos de los relatos infantiles: Los niños, al abrigo del abrazo de la madre, saborean ese miedo con la seguridad de la protección materna: En la ?Nana del miedo? es la tormenta la que produce el temor del niño: A la nana, nanita de miel y trigo. Mi niño no se asusta si está conmigo. (p. 26) Otra de las nanas hace alusión a los cuentos que los niños piden cada noche, antes de dormir y a sus personajes: ?Nana del cuento?: A la nanita, nana, se acaba el cuento, y a la bruja del bosque la lleva el viento. (p. 54) También las abuelas cantan nanas a sus nietos. Sus sentimientos pueden superar en ternura a los de la madre. ?Nana de la abuela?: Duérmete, manojito de hierbabuena, que al lado de la cuna teje tu abuela. (p. 22) 341 En la ?Nana de los ojos? la madre canta no para que el niño se duerma, sino para que siga despierto. Los primeros versos nos hablan de los motivos de la madre: Tus ojitos azules hoy me han mirado, y su brillo de estrellas me ha cautivado. Niño, sigue despierto, nanita nana, que si cierras los ojos la luz se apaga. (p. 58) 342 2.15.-MANOLITA ESPINOSA La belleza y calidad literaria de las composiciones de esta escritora nacida en Almagro194, en las que encontramos ecos y resonancias de la lírica popular de tradición infantil, hace que nos detengamos en su obra poética escrita para niños. De su vida dedicada a la literatura podemos destacar el resumen que encontramos en el díptico realizado a propósito de la presentación de su libro La voz del país amado. ?Su mayor ilusión es crear amistad, belleza y verdad, jugando alrededor de su pensamiento y con todos los que se sienten niños?. Su obra poética dedicada a los niños consta de tres libros: Viaje al Sol desde el Tornasol, (1990),Veleta del Sur, (1997), y La Voz del País Amado, (Edición bilingüe español-inglés), (2001). (Este último para conmemorar ?EL AÑO DE LOS NIÑOS? declarado por la UNICEF.195). De dicha obra nos aportan unas muy estimables reflexiones Pascual A. Beño y José López Martínez, autores de los prólogos de La Voz del País Amado y Viaje al Sol...respectivamente. Afirma el primero de ellos, que esta poeta ha sabido conservar un pedazo de su infancia, de la sinceridad, ternura y asombro que esto conlleva, ?¿Cómo si no iba a ser capaz de acercarse como lo ha hecho al mundo de la infancia? ¿Cómo si no escuchar la voz del país amado y establecer la comunicación con él?? Para José López es cuestión de amor: ?Atemperar el lenguaje y la sensibilidad a la desbordante imaginación de los niños sólo es posible cuando el poeta los comprende y ama, como sucede en este libro?. No se les escapa a estos críticos la dificultad que conlleva escribir poesía para niños. P. Beño apunta al respecto: ?Considero que escribir poesía infantil, establecer un circuito de expresión poética en el que los receptores sean los niños, es una de las misiones más difíciles del quehacer literario. Se precisa alma e intuición de niño chico y un dominio extraordinario del mundo infantil, de su psicología y, sobre todo, de su lenguaje?. 194 Manolita Espinosa (poeta y ensayista) ha publicado varios libros y tiene numerosas colaboraciones en revistas y antologías de España y extranjero. 195 Viaje al Sol desde el Tornasol, de Manolita Espinosa con dibujos de José Luis Sobrino está editado por Área de Cultura de la Diputación Provincial de Ciudad Real, 1990. Veleta del Sur, de Manolita Espinosa, lo edita la Diputación de Albacete en la colección CINCEL, 1997. La Voz del País Amado, de Manolita Espinosa, está ilustrado por Jesús Arévalo Lorizo y editado por el Ayuntamiento de Ciudad Real, 2001. 343 José L. López también se hace eco de esta dificultad pero a la vez habla de la bondad y conveniencia de esta poesía. ?Pero todavía hemos de proceder con mayor cuidado cuando hablemos de poesía infantil. El poeta que logra llevar su palabra al mundo de los niños, sus metáforas y canciones, consigue algo tan maravilloso y trascendental como es estimular y enriquecer el alma de los pequeños, acrisolarla y engrandecerla. Empero la tarea es tan difícil que son pocos los que pueden llevarla a cabo.? De las características de su poesía también nos hacen estos críticos un breve pero acertado resumen; para José López la poesía de Manolita ?nace de la reflexión, de su gran amor a las cosas, sobre todo a los niños. Ella sabe cómo deben utilizarse las palabras, las imágenes, el ritmo y las emociones en el poema. Sus versos, casi siempre de arte menor, se convierten en líricas pinceladas de amistad, en expansiva musicalidad íntima, en pensamientos transparentes?. Pascual Beño profundiza más en este aspecto: ?lograr la imagen, la metáfora genial que sólo el alma infantil sabe intuir; conseguir sólo con palabras que deslumbren, colores; aprehender olores; reconocer sonidos. Se logra consiguiendo transformar las palabras en notas musicales a través de un lenguaje mágico, donde sólo la imaginación domina y dirige sintagmas, frases, oraciones, versos, estrofas?. 196 Para el análisis de estas obras partimos de las reflexiones de estos críticos tomándolas como guía; lo primero que nos llama la atención es la utilización de imágenes y metáforas; leyendo estos poemas encontramos una gran abundancia y variedad de las mismas; así encontramos en el poema ?Ronda de los niños de La Mancha de Don Quijote?: PINTEMOS nuestra voz de cal, con surcos de llanura ardiendo. inflemos la razón de amor, poniendo el girasol al cielo. Molino que lates. Gigantes del sol. Piedras caminantes en tierra marrón.........................(La voz..28) Hermosas y expresivas en ?Luces del puerto?: Mueven su guiño de brisas. Y levantan torres altas de sueños y fantasías. 196 Citas tomadas de los prólogos La Voz..., p. 6. Viaje al Sol?, p. 9. 344 Y hasta las oigo reír, cantar...; hablar con el mar abierto en ecos de -¡volverás! (La Voz...,52) Formando parte de un poema lleno de musicalidad: TEJA, tejita, de mi tejado sol y camita. Teja de enero. Teja de abril. Todas sois corro de mi jardín. (La Voz...,64) Algunas nos llevan al país de los sueños: Cabalgo en las nubes de un verde corcel. Vaivén de palomas que vuelve otra vez. (Veleta..., 6) Un variopinto abanico de imágenes visuales: Levanta la luz Hasta tu frente. Levanta tus pies hasta la nieve. Huellas azules. Blanco de voz. Verde horizonte. (Veleta..., 18) TENGO una campana que abriga las horas. Y en la primavera me pinta amapolas. Tengo una campana 345 que toca y que toca los días azules, los blancos, los rosas... (Viaje,----75) Imágenes sonoras en el ?Juego del afilador?: Silba silbando con el aire azul, con el aire blanco. -¡Se afilan cuchillos, tijeras, espadas de palo! (Veleta...,20) Sonoras y olfativas en ?Molinos de viento?: Molino blanco de cascabeles, que en la llanura hueles a mieses. Aspas de luz. Viaje del aire (Veleta..., 29) Imágenes visuales y táctiles en ?El tacto?: Piedra y leño viejo para el tacto rojo. Guardo su aspereza y cierro mis ojos. Palomas y peces para el tacto verde. Formas y colores, en manos que tejen. (Viaje...., 35) El ambiente recreado en algunos poemas nos entra por los cinco sentidos; es el caso de ?El pregonero?: PASA el pregonero que lleva palabras: ¡Cristales de luz, 346 viento y alborada, peces y jilgueros, flores y tonadas! (Viaje..., 49) Si nos parecen sorprendentes estos hallazgos en el plano del contenido, otro tanto podemos decir al analizar los aspectos formales. Pascual A. Beño ya hace alusión a este aspecto cuando habla de ?un lenguaje no ya transracional como el de los superrealistas o surrealistas, sino transadulto, mágico, donde sólo la imaginación domina y dirige sintagmas, frases, oraciones, versos, estrofas.?; Y podemos añadir a esto que, en la mayor parte de los poemas, encontramos ecos de la lírica popular de tradición infantil como aliteraciones, reiterado uso del diminutivo, sencillez en las construcciones gramaticales, repeticiones a modo de estribillos... ESPEJO, espejito de la mar y el río, trae mi cara blanca con sol y tomillo. (Veleta......,34) Pedro Cerrillo habla de ?lenguaje no esperable? al referirse a muchas de las construcciones que componen los versos de dicha lírica popular y que, por otra parte, hacen las delicias de los pequeños; fórmulas expresivas para contar, para jugar o escenificar, retahílas, cantinelas que pueden llegar a ser verdaderos sinsentidos; la fascinación de la no significación, diría Octavio Paz197: VINO un gato sin zapatos. Vino un oso cariñoso. Vino el perro con su dueño. La tortuga se mojaba y el caballo galopaba. (Viaje...,61) 197 Para este análisis seguimos muy de cerca el artículo ?El Cancionero Infantil. Su aprovechamiento didáctico?, de Pedro Cerrillo, en C. L. I J. nº 195 (julio/agosto 2006), pp. 15-25. 347 Estribillos, repeticiones, estructuras encadenadas, brevedad de las composiciones, variedad en la métrica y en la versificación: ¡HASTA los luceros! ¡Hasta los veleros! Corre, correrás que la luna va detrás. ¡Hasta las encinas! ¡Hasta las colinas! Corre, correrás que la luna va detrás. (Veleta...,8) A menudo, este lenguaje impacta por lo inusual; hay una ruptura de la expresión lingüística ortodoxa: el juego de palabras, el poema inexplicable y la fascinación de la no significación; de puras metáforas surrealistas podríamos hablar en ocasiones; es el caso de ?Corro del libro?: VIENTO Hojas Voces Manos. Norte Sur Este ¡y al lado! Letras Signos Ojos Blanco Este Oeste Norte ¡y abajo!........(Voz...., 62) Algunos poemas parecen jugar al juego de la mera sugerencia; podríamos decir, recordando a Octavio Paz, que tienen la fascinación de la no significación o de la significación indecible. Desprovistos de toda estructura gramatical, los sustantivos tejen un cuadro de pinceladas de modo que sólo destaca lo sensorial, lo emotivo, lo 348 festivo; todo en función de ese juego del no decir; sólo sugerir; lo vemos en el anterior poema y en ?El viaje?: TREN Espiga Valle Lila. Viaje al Norte Viaje al Sur. Coche Olivo Lluvia Río Viaje al Este Viaje al Sur Barco Cielo Peces Viento. (Viaje..., 41) Algunos poemas son auténticas recreaciones de fórmulas de juego o retahílas, tan presentes en los juegos tradicionales de los niños, ?La gallinita ciega?: ¡Adivina quién te ha dado! ¿Es un paje o es un mago? Ojos de laurel que vuelve otra vez. ¡Adivina quién te ha dado! ¿Es una dama o soldado? Ojos de laurel que vuelve otra vez. (Veleta..., 15) Recreaciones de recuentillos o de cuentos de nunca acabar; ?Cuento inacabado?: Érase una vez un pez con zapatos de papel. Era una amapola sola con luces 349 en su corola. Era un pájaro de amor con alas de sol a sol. (Veleta..., 9) O de fórmulas para contar o echar a suertes: A la una el tintorero. A las dos el zapatero Cuenta tres y acertarás. (Viaje..., 39) Algunos poemas son como las típicas retahílas que se dicen para aprender los números, los días de la semana...?El reloj sin nombre?: DOCE campanadas. Sol y manzana. Once, diez, nueve. Viaje a la nieve. Doce campanadas. Rana en el agua. Ocho, siete, seis. Cigüeña de rey. Doce campanadas. Árbol y cañas. (Viaje...13) La autora aprovecha a menudo el potencial lúdico del lenguaje para crear poemas sorprendentes; recursos como la onomatopeya, en la creación de palabras, pueden dar lugar a versos que son una pura fiesta; es el atractivo del lenguaje no esperado, transformado con fines lúdico- creativos; el siguiente poema es un extraordinario ejemplo: LA QUIQUIRICOSA estaba escondida. La quiquirivoz buscaba salida. Eco de humo verde. Eco sin paredes. La quiquiriflauta sonaba en el valle. La quiquiriniña bailaba en la calle. 350 Eco de humo verde. Eco sin paredes. (Veleta ,32) Podemos anotar, como reflexión final, que leyendo estos poemas es muy fácil apreciar la gran capacidad que tienen las palabras como portadoras de sugerencias, evocadoras de mundos reales o imaginarios, de realidades vividas o soñadas; todo un mundo de sensaciones puede ser evocado por medio de unas sencillas palabras: las canciones, los juegos, los olores, colores y sonidos de nuestra infancia, de otro tiempo y otro lugar; ecos de lugares próximos o remotos, conocidos o no; estaciones y paisajes; objetos queridos o fechas señaladas; risas provocadas por juegos y cantinelas sin sentido, suavidad de caricias apenas sentidas; roces, murmullos, colores apenas percibidos, recordados o rememorados... Todo eso en una poesía que más que decir sugiere, que invita a soñar, que crea realidades a golpe de palabras; sencillas palabras que encierran todos los matices de una realidad... José López Martínez, en una observación final, anota: ?no es el mundo de los niños lo que la autora nos muestra en este poemario; es un mundo creado por ella para que los pequeños ensanchen su imaginación y aprendan a mirar las cosas desde nuevas perspectivas. Un mundo creado a la medida de su entendimiento y sensibilidad?; nos gustaría añadir a esto que a los adultos este tipo de poemas también nos conmueve; porque hablan al corazón del niño que todos hemos sido; porque nos traen ecos, colores y aromas de un tiempo lejano; de una infancia vivida cuyo recuerdo nos es grato. 351 2.16.-MANUEL GAHETE No abundan las obras de teatro escritas para los niños siendo aún más escasas en verso; algunos autores optan por una modalidad mixta en la que verso y prosa se mezclan en los diálogos198. Esto hace que Ángeles de colores 199, de Manuel Gahete200, sea una obra de inestimable valor, dentro de los libros escritos y dedicados a los niños ya que, a la belleza y calidad literaria de su poesía, se suma la posibilidad de ser representada por los propios niños. Al ser una obra dedicada a la representación aporta un valor añadido ya que sus versos están destinados a ser recitados por los propios niños; podemos apreciar en qué medida un poema que aúna sencillez y calidad lírica alcanza su máximo grado de belleza en boca de los niños; la frescura y espontaneidad infantil dota a los versos de tal gracia expresiva que el resultado es de una armonía extraordinaria. Por otra parte, el aspecto lúdico del lenguaje adquiere, en esta modalidad, un pleno sentido; para los niños recitar es una especie de juego; es jugar con las palabras; ellos mejor que nadie aprecian y expresan el relieve sonoro de las palabras, el ritmo y la melodía del verso, y los matices líricos de las estrofas. A lo largo de este recorrido a través de la poesía y de los poetas que escriben para niños, hemos visto muchos ejemplos de poemas compuestos a modo de dialoguillos; ya entonces apreciábamos sus posibilidades de cara a la dramatización. Como introducción, Antonio A. Gómez Yebra escribe unas palabras muy significativas: ?Ángeles de colores, es un libro imprescindible. Más que cualquier otro libro destinado a los niños, porque aúna belleza externa y belleza interna, sin abusar de ideologías? Añade algo que consideramos de gran importancia en lo que a las posibilidades educativas de la poesía se refiere: ?Este Niño, de tintes albertianos, no será, como el papá que ha hecho su cuna, carpintero. Será marinero, un marinero que no formará parte de armadas destructoras de ningún tipo. Su único motivo de navegación es la menos violenta de las aventuras, la conquista de la paz?. 198 Ejemplo de este caso es el libro de J. González Torices. Cuatro estaciones. Teatro para niños, que fue analizado en el capítulo correspondiente a este autor. 199 Ángeles de colores, de Manuel Gahete, está ilustrado por Ana Ortiz y forma parte del proyecto "LEER ES VIVIR?, de la colección MONTAÑA ENCANTADA, de la editorial Everest (León, 2002). 200 Manuel Gahete ha escrito obras de prosa y ensayo, de poesía y de teatro; ha recibido varios premios como el Nacional de Teatro Corto Barahona de Soto 1983, y varios de poesía como el Ricardo Molina 1985, el Miguel Hernández 1988, Barro 1989, etc. 352 Las bellísimas ilustraciones de Ana Ortiz, esposa del poeta, son parte del encanto del libro; Julia Hidalgo nos dice al respecto también en la presentación: ?...vino a verme Ana para enseñarme sus dibujos. Habíamos empezado a hojearlos, y pedí a Manuel Gahete que nos acompañase recitando a la vez sus poemas. Poco a poco, la música de sus palabras y la pincelada viva y brillante de los dibujos de Ana se iban entrelazando para formar una obra conjunta, redonda. Sentía cómo me conquistaban crecientemente formas y sonidos, latidos y colores.?201 Toda la trama de la obra gira en torno a los juegos de los ángeles del Nacimiento, que más parecen diabluras de niños con sus travesuras y enredos. Como podemos deducir, el interés de los niños está garantizado con este tema; asunto navideño con personajes que pueden ser ellos mismos disfrutando de sus juegos. Con respecto a la forma podemos decir que la sencillez, la levedad, el ritmo, la musicalidad de los versos En la arena de oro fino y las aguas de cristal, jugará a contar estrellas con los hijos de la mar. (p.28) y la ternura, la delicadeza, el lirismo, la gracia de sus estrofas Lo elevarán los delfines entre las olas de sal; su bandera será blanca como la flor de azahar. (p. 28) están presentes en toda la obra y hacen que sea de una belleza inusitada. El subtítulo de Ángeles de colores, (Retablillo de Navidad), es su mejor carta de presentación; nos invita a entrar en un tiempo y espacio de maravilla y regocijo; es como descorrer la cortina de un teatrillo infantil. Está dividido en tres andanzas; (remarquemos lo sugestivo de sus correspondientes títulos); Andanza primera: ?Visión del Ángel San Rafael?; Andanza segunda: ?Ronda de la Nochebuena?; Andanza tercera: ?Aventuras de los Ángeles en el Retablillo de Navidad?. Los personajes son los que encontraríamos en los belenes tradicionales, pero tienen una gracia entrañable y están dotados de unas 201 A modo de presentación, Antonio A. Gómez Yebra y Julia Hidalgo escriben unas breves notas. (p. 5) 353 características insólitas; así además de La Virgen, San José, el Niño y los Reyes, hay un Ángel Mensajero, un Ángel Cantor, un Ángel de la Nieve, un Ángel de la Luna, un Ángel de los Prados, un Ángel Poeta, una Pastorcita Roja y un Pastorcito Verde, una Pastorcilla de Primavera y un Pastorcillo de Verano, una Pastorcilla de Otoño y un Pastorcillo de Invierno, la Estrella de David...y todos se comportan como lo haría cualquier niño de nuestro tiempo: hablan , juegan, y hacen travesuras. De las muchas cualidades que adornan esta poesía encontramos ejemplos por doquier; La belleza: Agua de la aurora, de la escarcha fría, bienvenido al alba, Hijo de María. Destilan tus labios miel al mediodía. Tu clara mirada más que el sol ardía. (p.8) La ternura: Siempre te despiertan, ¡mi Niño pequeño!, los versos del ángel, los pasos del perro y el aliento cálido del gatito tierno. (p. 16) La gracia: Como sé que pasas frío, yo te quiero regalar esta manta suavecita que te pueda calentar. (p. 34) La musicalidad y el ritmo: ¡Duerme, Niño, duerme! ¡Duerme, Niño Dios! 354 Dulce de canela, de melocotón. Duérmete, mi Niño. Duérmete, mi amor. Duérmete en el lecho de mi corazón. (p. 30) Imágenes visuales, sonoras, olfativas... Vuelvo de las tierras más allá del mar, y en mis puntas traigo peces de cristal, sonrisas de nata, miel y mazapán, para el Niño Chico que viene a alumbrar al mundo que vive en la oscuridad: (p. 12) Atractivo lúdico: Hasta el portal han llegado en cometas transparentes dos angelitos azules con risas y cascabeles. (p. 54) Expresivas metáforas: El viento, la nieve y el frío invernal con sus manos blancas rozan el portal. (p. 14) Aparte de estos valores relacionados con la calidad estético-literaria encontramos otros que tienen que ver con la formación del niño en el terreno de los valores; en esta obrilla hay muchos momentos en los que se manifiesta un deseo de paz, de amor, de alegría...Los versos finales son muy representativos al respecto: 355 Y mientras ríe en el cielo el pequeño de María un ángel recita versos de venturosa alegría. Versos cuajados de luz donde, alumbrando la vida, la Paz escribe su nombre y el Amor sella su firma. (p. 58) 356 2.17.-PEDRO VILLAR Y MIGUEL CALATAYUD Para el profesor Juan Mata, la ilustración es uno de los instrumentos más alentadores de la imaginación poética; no sólo provocan una respuesta emotiva los elementos exclusivamente lingüísticos; a menudo la poesía surge del alborozo cromático que acompaña a los textos202 La ilustración ayuda a los niños a perfilar esa imagen mental suscitada por el texto aportándole detalles de la realidad o sugiriéndole distintos planos de esa misma realidad. En los libros destinados a los niños la ilustración siempre ha tenido una gran relevancia, pero en la actualidad ha cobrado un gran protagonismo; los ilustradores tienden ahora a hacer verdaderas obras de arte con un asombroso tratamiento del color y despliegue de técnicas plásticas, hasta el punto de haber premios específicos para esta materia203; El ilustrador del presente libro, Miguel Calatayud, tiene una merecida fama en el mundo de la ilustración de libros para niños204. En El bosque de mi abecedario205, no sabríamos decir qué materia tiene más contenido poético si la que está formada por palabras o la que está formada por las imágenes; lo que sí podemos decir es que todo responde a esa especie de alegoría presente en el título; las letras forman las palabras y las palabras forman nuestra lengua de la misma forma que las hojas forman los árboles y los árboles el bosque; el primer poema ya nos introduce en este universo poético: El poeta recoge las palabras que tiemblan en las hojas de los árboles y en la raíz. El siguiente poema también está inspirado en esta idea: 202 En C. L. I. J. nº 2004 (mayo 2007), pp.54-61, desarrolla esta teoría en el artículo ?Ojos de poeta, oídos de niño? y pone como ejemplo el cuento Pequeño azul y pequeño amarillo, de Leo Lionni, en el que no hay texto; son los colores los que cuentan una historia de amistad, afrenta y reencuentro. 203 En el libro que nos ocupa, el nombre del ilustrador aparece con la misma categoría que el del autor de los textos. 204 Ha obtenido el premio ?Lazarillo? de ilustración por Cuentos del año 2100, y el Nacional de Ilustración en dos ocasiones: Una de indios y otras historias y Libro de las M?Alicias. Fue candidato por España al premio internacional ?Andersen?. 205 VILLAR, P. y Calatayud, M. El bosque de mi abecedario. Valencia: Editorial Diálogo, 2003. 357 Los versos son golondrinas del bosque de las palabras, los poemas son el viento donde se mecen sus alas. Hemos dicho que el contenido poético son las propias palabras: La noche teje los sueños y los desteje la aurora, las palabras y el silencio habitan en la memoria. Pero a veces son los juegos infantiles: A pisar los charcos a tocar el cielo, a mirar las nubes dentro de un espejo. El material poético de este libro lo integran composiciones de diversa índole a modo de miscelánea en la que hay poemas de juego y enredo: Al derecho y al revés ¿cómo lo ves Rafael? Una hormiga con sombrero ¿dónde está que no lo veo? Hay adivinanzas: El amigo que me enseña en su mundo de papel, tiene las manos manchadas al derecho y al revés. Trabalenguas: Quien frota las frutas frescas en los fruteros de fresas frescas las fresas merienda. Rimas a modo de retahílas: 358 Rima rima la gallina rima rima el caracol, rima rima con sardina, rima rima el ruiseñor, Juegos con las letras. ?Colorín colorado? juega al juego de la ?f?; con el sonido: Fui flor, feria, fuente, faro, fui fiesta, fui faquir, fui frágil, Y con la grafía: una extraordinaria ilustración representa a varios animales que forman la ?f? con alguna parte de su cuerpo. ?El bosque de mi abecedario? es un hermoso y largo poema en el que el autor repasa las letras del alfabeto anotando las palabras que cada una de ellas le sugiere: De la A elijo la palabra árbol, la palabra amigo, la palabra alto. De la B elijo beso, boca, barco. De la C camino, caracola, canto. Ya hemos dicho que el contenido poético del presente libro se condensa tanto en el texto como en las imágenes en las que se conjuga originalidad y clasicismo; sólo nos resta decir que lo consideramos como modelo de libro para niños por que posibilita un alto grado de goce estético y formativo. 359 3.-COLECCIONES ESPECÍFICAS DE POESÍA INFANTIL En materia de literatura infantil es la narrativa el género en el que se publican más títulos con notable diferencia con respecto a la poesía y al teatro. En diferentes artículos y publicaciones hemos visto cómo los propios escritores y críticos de poesía se quejan de lo difícil que es publicar en este género. Esto se debe a que, en general, se lee más narrativa que poesía y teatro, y, tratándose de poesía para niños esto es más acusado; los niños leen de forma espontánea libros de cuentos, relatos, novelas y aventuras, mientras que los libros de poesía, por lo general, se leen en el contexto de la escuela y del instituto y con la guía o ayuda del profesor. A pesar de esta situación, muchas editoriales responden a su compromiso con la poesía publicando antologías poéticas, colecciones específicas de poesía o títulos sueltos de un determinado autor, integrantes de otras colecciones de libros para niños. Quizás tengamos que hacer una mención especial a la editorial Escuela Española que en su día, décadas de los 70-80, publicó gran parte de la poesía que se estaba escribiendo para niños; Marina Romero, Gloria Fuertes..., sobre todo a partir de la dirección, por parte de Carlos Murciano, de la colección CABALLO DE CARTÓN y que alberga títulos como La bufanda amarilla, del propio Carlos Murciano, Animales poéticos, de Antonio A. Gómez Yebra? Con respecto a las actuales colecciones específicas de poesía, una de las más completas y significativas es la colección CARACOL, editada por la Universidad de Málaga; novedosa en lo que respecta a los autores, tanto de los poemas como de las ilustraciones, nos ofrece en los prólogos interesantes reflexiones en materia de poesía; su práctico formato, (pensado para las manos del niño), y su esmerada presentación son otros ingredientes de su atractivo. Otra de las colecciones que merecen un estudio detenido es AJONJOLÍ, de la editorial Hiperión, la cual cuenta con una larga lista de títulos y en la que encontramos muchos de los autores más importantes que en la actualidad escriben poesía para niños206 206 Esta colección acoge los premios de Poesía Infantil ?El príncipe preguntón?, convocado por la Diputación de Granada, desde el 2007. 360 El Centro de estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, (CEPLI), de la Universidad de Castilla-La Mancha, convoca, desde el año 2003 el Certamen de Poesía Infantil ?Luna de aire?; los libros ganadores se publican en la colección del mismo nombre; hasta la fecha se han publicado cuatro títulos: Versos para estar guapo, La vieja Iguazú, Zumo de Lluvia y Rima, rimando. Ediciones De la Torre creó la colección de antologías ALBA Y MAYO con el fin de divulgar y acercar a los niños y adolescentes la vida y obra de los grandes poetas, tanto los actuales como los clásicos. La editorial Everest publica, en la década de los ochenta, en la sección Libros para leer y en la serie Hombres, la colección GRANDES HOMBRES en la que se integran las biografías de aquellos hombres que por su entrega y dedicación han destacado en su actividad profesional y humana. De entre los libros que forman parte de esta colección algunos fueron escritos con la finalidad de acercar la obra de los grandes poetas a los niños, (en este caso mayores de 12 años). Esta misma editorial ha creado más recientemente otra colección de libros para niños MONTAÑA ENCANTADA, que si bien no es específica de poesía sí cuenta con varios títulos dentro de esta modalidad: Poesía infantil ,de José González Torices, Zaranda y Ajilimójili, de R. Cruz Contarini, Las palabras que se lleva el viento, de Juan Carlos Martín Ramos, Ángeles de colores, de Manuel Gahete, etc. En la colección ALA DELTA, de la editorial Edelvives, encontramos varios títulos y autores de poesía escrita para los niños; es el caso de Volando por las palabras y Versos de agua, de Antonio García Teijeiro; Me llamo Pablito y Duende o cosa, de Carlos Murciano; Hormiguita negra, de Ana Mª. Romero Yebra; Poemas rompecabezas, de Marina Romero, Poemas para las horas y los minutos, de Juan Cruz Iguerabide, etc. En la serie ?Poesía? de la colección ALTAMAR, la editorial Bruño ha editado La vaca de Dosinda, de Ana Mª. Romero Yebra; Despertar, de Carmen Conde; La rana mundana, de Carlos Murciano; La poesía no es un cuento, de Gloria Fuertes etc. La colección GAVIOTA JUNIOR, de Ediciones Gaviota nos ha proporcionado la excelente trilogía de José Mª Plaza, Tungairá, Alibarú y Pajarulí. También encontramos en esta colección Racataplán. Poesías de animales y de sueños, de Carmen Martín Anguita.207 207 La obra incluye, al final, la melodía de cuatro de los poemas, compuesta por la propia autora, para que puedan ser cantados por los niños o interpretados con algún instrumento. Anotamos unas palabras de la introducción por lo significativas; ?A mí me encantaba que las palabras jugaran con su posición para formar versos, y al leerlos, la música de las palabras me hacía sonreír?. El libro está ilustrado por Carmen García Iglesias. 361 En la colección CUCAÑA, de libros para niños, la editorial Vicens- Vives publica Arroyo claro, Fuente serena. Antología lírica infantil, para niños más pequeños, y La rosa de los vientos. Antología poética, para niños de más edad. Estas valiosas antologías vienen a completar la ya publicada con bastante anterioridad y no menos valiosa El silbo del aire, de Arturo Medina y también dividida en dos partes teniendo en cuenta la edad de los niños. En la editorial S. M. se han publicado las extraordinarias antologías Canto y cuento, y Teatro de las cuatro estaciones. La editorial Susaeta ha lanzado al mercado la colección GRANDES AUTORES PARA NIÑOS que cuenta con varios títulos dedicados a los grandes poetas. Son libros con encuadernación de lujo pensados como libros de regalo. Sus ilustraciones, auténticas obras de arte, aportan un bellísimo complemento a los versos y un gran atractivo al libro; cada uno está ilustrado por un autor diferente; en el caso de García Lorca para niños las ilustraciones corren a cargo de Alicia Cañas, en de Antonio Machado para niños el ilustrador es Teo Puebla, Jesús Gabán ilustra Gloria Fuertes para niños? En otras editoriales encontramos un menor interés para publicar poesía infantil. 362 3.1.-CARACOL Antonio A. Gómez Yebra, director de esta colección y autor de varios títulos para niños y adolescentes, calificaba, en un encuentro de expertos sobre poesía infantil y juvenil en 1990, de penosa la situación de la poesía infantil, reflejo de la situación de la lírica en general, debido sobre todo al escaso interés de las editoriales y ocasionando que los niños apenas encuentren la poesía apropiada y apenas acceden a ella. Él mismo, para proporcionar a sus alumnos en los años 80 poesía adecuada a sus intereses y a sus niveles de sensibilidad, conocimiento y comprensión, tuvo que realizar ?esa labor de investigación detectivesca a la busca y captura de poemas sueltos o de libros de poemas?. La Diputación de Málaga, con el fin de paliar esta necesidad de poesía, decidió lanzar, a través de su Servicio de Publicaciones, una colección exclusiva de poesía para niños. Así nace la colección CARACOL 208 que, según palabras de su director, surge también con el deseo de promocionar a poetas e ilustradores que de otro modo difícilmente tendrían la posibilidad de darse a conocer. No apuesta, aunque no los desdeña, por los valores consolidados sino por todos los creadores que están empezando y desean proporcionar sus mejores creaciones en este género a los niños. Es una colección novedosa y desde un principio intenta la diversificación de autores e ilustradores con el fin de que traspase las fronteras provinciales, autonómicas y nacionales, con un afán aperturista y un firme deseo de superar todo tipo de fronteras ya que ?la poesía no debe encerrarse tras ninguna barrera de lengua ni bandería?., La colección no tiene, en cuanto a temas y tonos, una línea determinada y está abierta a todas las etapas de la infancia pues ?el niño puede volver sobre el libro en otro momento posterior, cuando ha cambiado su forma de ver el mundo, y puede encontrar en un poemario leído unos años atrás asuntos y aspectos que en la nueva lectura le resulten inéditos o más asequibles?. ?Si los primeros libros de los niños son de poesía, están salvados de la insensibilidad y del maquinismo que cada día más conduce a la involución, a la 208La colección CARACOL, específica de poesía infantil, está publicada por la Diputación de Málaga (CEDMA). En la actualidad cuenta con un nutrido número de títulos y tiene el mérito de incentivar la aparición de poetas noveles, tanto españoles (incluyendo la edición bilingüe en todas las lenguas del estado) como hispanoamericanos. 363 barbarie. La poesía infantil es el alma del futuro. La colección Caracol pretende aportar su granito de arena en ese sentido?209 María Isabel Borda Crespo, profesora de didáctica de la lengua en la Universidad de Málaga, dice de esta colección que es una apuesta alta por la poesía infantil de calidad, en una edición también de calidad, que se evidencia en su formato y sobre todo en la presencia generosa de una ilustración variada en técnicas y estilos, llena de color, juvenil y alegre, con una decidida incorporación de la imagen multicolor a la edición poética, a la palabra, y arriesgada ya que ha de unirse a la imagen evocada por los propios versos. Respecto a los rasgos que definen dicha colección opina que pasan por contemplar el poema como una mirada narrativa a la vida que rodea al poeta, a la vida cotidiana de todos nosotros, con unos protagonistas indiscutibles: los animales, los cuales personifican sentimientos, hábitos y escenas de la vida diaria, a modo de fábulas en verso. (Es muy significativo en este sentido Animales muy originales, de Carmen Gil Martínez). Y esta misma cotidianidad acerca lo maravilloso y mágico, aproximándolo a la mirada de los niños, como en el caso de Poemas embrujados, de Zandra Montañés Carreño, o tomando el humor como atalaya desde donde se miran los acontecimientos, como en Los Visigordos, de José A. Ramírez Lozano. La sencillez es otra de las cualidades que encuentra Mª. Isabel Borda en la colección; sencillez para decir lo evidente y para recordar emociones y sensaciones que creemos exclusivas del adulto210 y que Juan Ramón Barat comparte muy amorosamente en Sólo para niños. Para Sara Moreno Valcárcel, autora del prólogo de Hojas de líneas cojas, se trata de una mimada y mimosa colección, dignísima por la calidad de sus obras, su diseño y su presentación, y también por las sugerentes ilustraciones. 209 Las citas de este epígrafe han sido extraídas del artículo ?La edición de poesía infantil?, escrito por Antonio A. Gómez Yebra, de la revista C. L. I. J., nº 157 (febrero 2003), pp. 60 ?62. 210 Del artículo ?La edición de poesía infantil castellana actual?, de Mª. Isabel Borda Crespo, C. L. I. J., nº 163 (septiembre 2003), pp. 50-52. 364 CIUDAD DE TINTA Y PAPEL211 Es el libro número dos de la colección y ya en el prólogo, que no es un prólogo sino un ?pronólogo? y se titula ?Palabras para un pronólogo?, introduce al lector en un mundo de fantasía. Su autor, Pedro Enríquez, nos habla, en primer lugar, de la obra de Ayes Tortosa y nos presenta este libro: ?Es algo así como una ciudad de magia, o ?quizás un sueño que soñaba en otro sueño?, y en el que Eugenio Ocaña es el autor de unas ilustraciones ?extra-villosas? y ?mara-ordinarias?. ?Es una ciudad de poema y fantasía en la que no existen puertas, sólo palabras abiertas a todos los públicos: a los niños fruta madura y para los adultos sin años en conserva?. Libro que, desde el ?pronólogo?,invitación a la lectura, se nos dice que es ?querencia de una libertad distinta, contemplación sin distancia, leer y ser mejor más allá del sueño, descubrir la infancia no perdida, un mundo deseable...? Su autora, Ayes Tortosa, se presenta en el último poema como una golondrina que vive bajo el alero de esa ciudad escondida; lo dedica ?A María del Mar y a su sol, que usa gafas de sol y a Gabriel, cuando era un gato?. El primer poema nos introduce en la magia de esa ciudad que sólo existe y tiene sentido dentro del mundo de la fantasía: Esa ciudad, ¿era talvez, el sueño de un dromedario, o los colores de un cuadro? ¿Era quizás un sueño que soñaba en otro sueño, o tan sólo un pensamiento? Aquella, para siempre, mi ciudad. (p. 14) ?El tren que nadie ve? no podía ser otro para esa ciudad de magia: El tren marcha hacia delante, el tren marcha para atrás, el tren marcha por la tierra, el tren marcha por el mar. El tren marcha que te marcha, 211 TORTOSA, A. Ciudad de tinta y papel. Con ilustraciones de Eugenio Ocaña. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 1999 (nº 2 de la colección CARACOL). 365 ¿sabes tú, en él, quién va? Va el espía ?Nolosé? sin pistola y sin carnet. Viaja el fantasma Fabián, su sábana ¿dónde está? (p. 16) ?Una casa grande? nos habla de ?esa querencia de una libertad distinta, contemplación sin distancia en un mundo deseable...?: Hay que levantar una casa larga con muchas ventanas y cien mil aleros para las palomas. Una casa blanca que no tenga rejas ni sombras que asustan. (p. 18) En la tienda de Doña Coneja, como en la de cualquier pueblo, se encuentra de todo; con la lista de existencias se compone el poema: Con treinta monedas le compro un rastrillo le compro un pincel le compro un armario le compro una flor le compro un cepillo. (p. 20) (La autora dedica este poema a Beatriz Potter, ?que inventó no una ciudad, sino un universo de animales?). En algunos poemas la fantasía deja paso a un sentimiento de gran ternura y delicadeza: ?El correo?: Quiero escribirte una carta. Una palomita blanca, un suspiro de algodón, una risa con destino, un dardo a tu corazón. 366 La mandaré por el río, que sí, que no, la mandaré por avión. (p. 24) O a la admiración por la entrega y dedicación del artesano a un oficio humilde pero creativo: Alfarero, igual que un río generoso, nos regalas vasijas que calman nuestra sed. -Tus manos son de agua- (p. 36) En ?La escuela? de nuevo ese mundo de fantasía, amable y juguetón, protagonizado por animales: Esto era lo que era una escuela en una era y el chimpancé que era un sabio. -Señor ratoncito profesor del campo: ¿quién limita al Ecuador de mi falda de volantes? (p. 26) En esta ciudad de poema y fantasía no se pierden de vista valores importantes: estos son poemas para leer y ser mejor, para anhelar un mundo deseable...; en ?El pescador? el cocodrilo es amigo de los peces: El cocodrilo no pone anzuelo. El cocodrilo no pesca nada. El cocodrilo quiere a su barca, habla a los peces, piensa en el agua. (p. 28) 367 Pero también hay en esta ciudad de magia y fantasía un protagonista fundamental: el juego. En el poema ?El Señor Doctor? se llega al juego a través del significado. La fascinación de las palabras inventadas, pero significativas a la vez que sonoras, es el alma del mismo: La tortuga lenta, visita al Señor Doctor, tan despistada, tan tarda, tan despitarda, se tragó una espina la semana pasada. La cigüeña alta, visita al Señor Doctor, tan desgarbada, tan torpe, tan torpibarda ¡No deja de meter la pata! (p. 30) El poema ?El pintor? se plantea como una adivinanza. Sólo podemos comprenderlo si pensamos que, a la hora de su elaboración, ya se había realizado la ilustración que lo acompaña y surge de la contemplación de la misma; el cuadro de Velázquez es transformado y sus personajes sustituidos por animales: Me gustan esas meninas que rumian y cacarean que se alisas las orejas se acicalan los bigotes y se pintan las pezuñas! Si Velázquez levantara la cabeza como un chivo se vería. (p. 32) En ?Un vals del parque? es la magia de los sonidos y del ritmo lo que nos atrae junto a esas evocaciones inesperadas: ?Hoy es domingo de Pipiripingo?. Sale el gallo con corbata, 368 sale el sol a pasear, y la banda toca un vals, ese vals en la glorieta: Un, dos dos, un, dos dos, ¡Qué bien resopla el trombón! (p. 34) En ?El cine ?Mascope?? de nuevo el juego, pero esta vez al confundir palabras que se parecen en la pronunciación y que provoca la risa por lo disparatado: ¡Qué gran cosa es el cine! Sobre todo el de mi pueblo. ¿Compren piñas, calamares! ...perdón, digo: ¡pipas, caramelos! (p. 38) ?Zapatero remendón? es otro de los poemas en los que se mira con ternura viejos oficios, casi olvidados, y a sus realizadores que, además, sabían contar historias: El zapatero es muy viejo, por eso sabe contar los cuentos mejor que nadie, el viento se los regala mientras que remienda y clava: ?Érase una vez un humilde zapatero que tenía que coser ochenta botas de cuero... (p. 40) En ?Concierto bajo la luna? no hay protagonistas pero sí percibimos un claro mensaje, el deseo de un mundo más amable, respetuoso y tolerante: Bajo la luz de la luna, concierto sobre la tarima: Queda prohibido: molestar a la vecina, 369 interrumpir al tenor, los pitidos de bocina, los ronquidos y la tos. Está permitido: los claveles y las rosas, dormirse sin molestar... (p. 44) En ?El barbero tijereta? la magia está en la fantasía creadora de esta escena de peluquería tan peculiar: El barbero tijereta habla y corta sin parar. En la puerta del barbero alguien puso este letrero: ?No se admiten los erizos ni tampoco al puerco espín? (p. 46) Y en ?El sastre desastre?, además de los juegos de palabras, el juego de la imaginación: En esta sastrería hay un sastre despistado, más despistado que un pato, más desastroso que un oso. ¡Vaya desastre de sastre! -Señora jirafa, no me queda lana para su bufanda. -Ay, Señora Cebra, que perdí las rayas para su pijama!. (p. 48) Y algo similar ocurre en ?Una fiesta en el jardín?: 370 Traje de raso y sombrero. Hoy es fiesta en el jardín y es locutora, Doña Cotorra. Los pingüinos van de etiqueta ¡Vaya elegancia! El Señor Tucán viste gabán ¡Vaya prestancia! (p. 50) El herrero Maximino es el protagonista de este poema. El ilustrador nos lo caracteriza como un caballo; es un fabricante de sueños: en forma de juguetes, de astros o del sueño más valioso: la libertad: Tin-tin, tan. Tin-tin, ton. ¿Quién quiere una estrella hecha de latón? ¿Quién quiere una luna o algún corazón? ¿Quién rompe, quién tira en esta ciudad rejas y grilletes, al fondo del mar? Tin-tin, tan. Tin-tin, ton. (p. 52) Los gatos deshollinadores olvidan su oficio en este poema, al enamorarse de la luna: Esta historia que les cuento, no es un cuento, que es real, que sucedió de verdad. En la casa de mi abuela todo era negro, muy negro; se atascó la chimenea, ¡que venga el deshollinador! (p. 54) ?El secreto del tío Gregorio? es un regalo para el oído y para el paladar; los sabores se evocan a través de las palabras: 371 El tío Gregorio vive en la ciudad, y por la mañana, le oigo cantar: ¡Aguaturmas, escarolas, achicorias, chirivías, coliflores, acerolas, pepinillos, perejiles, zanahorias! -Tío Gregorio, ¿qué me vende usted? -Yo no vendo nada, sólo te diré: ¡Rutabagas, berenjenas, cacahuetes.... (p. 56) Y ?Teleprisa (Servicio a domicilio)? es una recreación de lo que pasa en cualquier en una tarde de partido: La familia Caimán, aficionada a la liga, ha conectado el partido: el Atlético Sabana contra el Real Delacharca. El padre caimán, hambriento, ha llamado a Teleprisa: ¡Que nos traigan veinte pizzas aceitunas y champán! (p. 58) El juego de significados de ?llama? motiva este poema que tiene una buena dosis de gracia y ternura: Las Llamas llamaron al Señor Bombero: -¡Ay, Señor Bombero, las llamas se extienden, venga por favor! Dijo la mamá: -¡Mis cinco llamitas que tuve en Perú! -¡Se van a quemar, venga por favor! (p. 62) 372 En el último poema de nuevo la mirada cariñosa a un humilde pero entrañable oficio: el de la castañera: La ardilla Marcelina, con su toquillita blanca y su cola de princesa, vende nueces y castañas en el puesto de la esquina. El fogón chisporrotea y sale un olor a lluvia, a castañas calentitas, a tierra y a chimenea. Y colorín, colorado, esta historia ha terminado. En la segunda parte se presenta la autora: Te preguntarás quién soy, que hablo sin que me veas, del olor que hay en otoño y de ardillas castañeras. Ahora volando me voy, pues soy una golondrina, la autora de este libro, que vive bajo un alero de esta ciudad escondida. (p. 64) Y que nos despide con este colofón: Esta ciudad, un poco animal, se terminó de construir y de pintar, una mañana de otoño, mientras que un niño -como tantos- le daba patadas a un balón de fútbol y las hojas amarillas de una morera volaban un vals al caer al suelo. 373 LOS VISIGORDOS212 Lo primero que advierte en el prólogo Eleacer Cansino, a los lectores de estos poemas, a quienes se dirige con los términos chaval y chavala, es que con ellos se van a divertir. Les explica que una de las muchas caras que tiene la poesía es que nos invita a reírnos y a pensar con la risa, ya que el humor en la poesía es tan antiguo como la poesía misma, y pone de ejemplo a los juglares que tenían como objetivo hacer reír. También les dice que con estos Reyes Visigordos el autor nos propone una visión humorística de la historia, pero hecha con dos ingredientes que no pueden faltar en la poesía: el ritmo y la imagen; ritmo con el que el poeta espera hacer bailar alegremente el corazón y palabras con las que hacer ?hojaldres de azúcar?, ?bengalitas de risa? y ?luces festivas? para seguir la senda de lo maravilloso. Isabel Borda Crespo, en cita ya anotada con anterioridad, dice de este libro que toma el humor como atalaya desde donde se miran los acontecimientos. Los personajes, con los que su autor pretende convertir la historia de los hombres en historia de la imaginación, están extraordinariamente caracterizados en las ilustraciones de Enrique Díaz; gran sencillez y mucha expresividad en unas imágenes de brillante colorido que nos recuerdan las de los ?comics?. Imágenes llenas de detalles que resaltan lo humorístico de las situaciones o las virtudes o más bien los vicios de los personajes. Estos Reyes Visigordos son presentados en el primer poema para el que el ilustrador ha hecho una especie de foto de familia en la que aparecen todos con las expresiones que los caracterizan: Los Visigordos son unos reyes que si descuidas te dictan leyes contra las moscas, contra los trenes, contra los niños que se entretienen pegando chicles por las paredes, 212 RAMÍREZ LOZANO, J.A. Los Visigordos. Ilustrado por Enrique Díaz. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 1999 (nº 3 de la colección CARACOL) 374 contra las eles, contra las as. Los Visigordos -ya lo verás- miran al cielo para orinar. Y si hacen guerras unos con otros, pagan después los platos rotos y echan la culpa siempre al juglar. (p. 10) Este libro está dirigido a chicos un poco mayores, capaces de disfrutar con historias tan peregrinas como la de la infanta Doña Encía, hija del rey Atanor, que guardaba dentro del pecho un ovillito secreto que le hacía de corazón. (p. 12) la de Hegildo III, el Calvo, que mandó mil cuatrocientos peluqueros para que pelasen al cero a los sarracenos: ¡Había que verlos huir de sí mismos los muy tontos en mirándose al espejo! (p. 16) la de la reina Galar: que no era tonta del bote ni estaba loca de atar, mientras el califa lelo ponía cerco a Toledo con más de cien mil guerreros, ella sólo con sus ojos le reconquistaba el mar. (p. 24) 375 de Sisebruto IV, (los nombres de los personajes ya dicen mucho del cariz que tiene el libro). Este rey dejó la corona a un mono que gobernó: como Monodio Primero, sin que lo supiera el clero. Que hasta se casó también con doña Nuña de Lar y tuvo un hijo tan mono que le conquistó a los moros el Peñón de Gibraltar. (p. 26) Viterica I, la Fea: Visigorda y testaruda, nariguda y carituerta, marchóse un día a Santiago a que el santo peregrino le concediese el divino galardón de la belleza. Y cuando volvió le había quitado el trono un sobrino que se llamaba Mambrino y estudiaba teología. (p. 30) En el libro se narran las divertidas historias de veinte de estos personajes estrafalarios y cómicos: la del infante Batanedo que andaba siempre de espaldas por no pisarse los dedos; la de Lino III que se enamoró de la infanta Verecunda y se mandaban mensajes a través de las campanas; la del príncipe Gofredo, que era tarambana y algo lelo; la de Peroveo II, el Goloso, que mandó poner los ladrillos de su castillo de turrón; la del rey gordo Verecundo, que se fue volviendo profundo cada día de pensar; la de Cachirulfo II, el Uñaco, que le crecían las uñas mientras dormía; la de Tatulfo I, el Aspirino, que le venía la corona un poquito grande; la de la infanta Enelda, que tenía escrita una hache en la punta de su lengua; la del infante Toletano, tierno de piel y dulce como la miel, que de tanto sudar acabó hecho un charquito y los reyes lo enterraron en un frasco de perfume de Dior; la de Mejildo I que sólo sabía contar con los dedos; y la de Olías al que se le declaró su sombra una tarde en rebeldía. Al final del libro una moraleja: 376 Pueden creerlos o no pero estos reyes reinaron por más que la Historia diga que su tiempo no existió. Hay un tiempo que a la Historia no le cabe en la memoria: El de la Imaginación. (p. 66) La última ilustración, y que acompaña a esta moraleja, representa a estos reyes pero ya en cuadros, colgados en la pared de algún castillo, que también puede existir: en la Imaginación. 377 SÓLO PARA NIÑOS213 Cuando Isabel Borda Crespo nos habla de esta colección dice que la sencillez es una de sus principales características: sencillez para decir lo evidente y para recordar emociones y sensaciones que creemos exclusivas del adulto y pone a Juan Ramón Barat como ejemplo de saberlas compartir, en este libro, muy amorosamente. Sólo para niños, nos dice en el prólogo Susana Guerrero Salazar, no es un libro, en absoluto, sólo para niños. No se necesita poseer una corta edad para que quedemos enredados en sus poemas. El poeta Barat y la ilustradora Alambra, continúa diciendo Susana Guerrero, han unido sus artes en una obra en la que poesía y dibujo se complementan a la perfección para crear un universo en el que el colorido de la palabra conecta con la delicadeza de los tonos y la riqueza de los matices que presentan las ilustraciones. El libro está compuesto por 16 poemas en los que su autor canta a una naturaleza en armonía en la que circulan pájaros, flores, agua, cielo, estrellas, sol, luna..., toda una fiesta para nuestros sentidos, que se recrean a través del olor, del color y de la música que se desprenden de sus versos. Al inicio del libro su autor escribe: Bienaventurados los niños, porque de ellos es el reino de la imaginación y la fantasía. Y Susana Guerrero, que nos hace partícipes del gozo que ha sentido al leerlo, dice que la han devuelto a la niñez y se reconoce bienaventurada por el legado que supone este libro, con el que nos hace herederos del ?reino de la imaginación y la fantasía?, sentimiento que, sin lugar a dudas, podemos compartir los lectores, niños o adultos, que nos asomemos a estas páginas. Ese canto a la naturaleza nos llega, en algunos poemas, a través de la propia voz del poeta; el yo poético es el que interroga a los pájaros en esta composición, que tiene un título tan sugerente, plagada de metáforas y sinestesias. ?La suite de los pájaros?: Pájaros cantores, dulces clarinetes, violines con plumas 213 BARAT, J. R. Sólo para niños. Ilustraciones de Alambra. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2000 (nº 6 de la colección CARACOL). 378 y con cascabeles. ¿Cuál es vuestra patria? ¿Qué dios os protege? ¿Qué invisible brújula os guía en el éter? (p. 14) Es el caso también de ?La golondrina?, en el que percibimos claramente la belleza del lenguaje y la armonía del ritmo: Golondrina que anuncias la primavera, cuando marzo se viste con hojas nuevas. Como todos los años cuando tú llegas en el cielo florecen mil flores negras. (p. 20) En todos los poemas apreciamos una intensa recreación en la Belleza, que se describe por medio de imágenes de gran efecto poético; muchos de ellos expresan alegría como el ?Poema del arco iris?: El sol amarillo pinta la mañana de rubios limones y espigas doradas. La sábana verde del viento en las ramas agita la menta del día que avanza. (p. 16) En otros es una expresión de tristeza: ?Ceniza del ciprés?: Qué tristes son los cipreses con ese aroma lluvioso de la piedra humedecida con los musgos del otoño. 379 Qué tristeza de campana contra el cielo sin asombro, mientras el viento susurra su eterno canto monótono. (p. 38) Un canto a la libertad y un claro deseo de poseerla es lo que percibimos en ?Lienzo de la mariposa?: El limonar amarillo bajo el sol crepuscular parece un mar lleno de oro con relumbres de azahar. Mariposa color luna: contigo mis sueños van. ¡Quisiera ser como tú, y volar, volar, volar! (p. 40) Esta recreación de la Belleza se hace, en algunas de las composiciones, desde el más profundo sentido de asombro y admiración ante el espectáculo de la naturaleza en su mayor grado de pureza y esplendor: Pedacitos de cristal son las estrellas del cielo. pedacitos de cristal sobre el negro terciopelo. ¡Cómo brillan las estrellas! ¡Qué lejanas y qué bellas! (p. 46) Este canto a la naturaleza en armonía tiene a veces como protagonista algo tan humilde como el canto de la rana: En el agua verde de la verde charca, entre malvarrosas cantaba la rana. En la mañanita, al borde del agua, entre cañas finas 380 cantaba la rana. (p. 24) En el ?Monólogo del agua? es el propio elemento, el agua, el que habla a través de los sentimientos del poeta: Mi música sin origen es un lamento de vidrios, una triste melodía de dulces pájaros líquidos. Soy lágrima de las nubes, el vapor del aire tibio, la gran rosa de la escarcha y la estrella del rocío. (p. 34) En ?Ballet de otoño? la calma suave, tibia y un tanto melancólica del otoño está expresada en un poema de una gran calidad lírica: El otoño dulce pinta un horizonte de frutas con su ámbar infinito bajo el puñal de la luna. El óxido de la fronda es una lámina rubia donde dibuja la brisa un rojo perfil de bruma. (p. 28) El poema ?La cereza ? es un conjunto de sorprendentes metáforas adornadas de sinestesias: Una canica redonda vestida de seda fina que encierra en su corazón una dura piedrecita. Cereza: pinta la flor que voy a ver a mi amor. ¡Y qué dulces son tus besos esponjados en almíbar! (p. 56) 381 El deseo del poeta de fundirse con la naturaleza se recoge en el último poema; es ésta una naturaleza mítica, eterna, armónica, en la que se funden los cuatro elementos- tierra, aire, agua y fuego- para producir esa ?música eterna? que, en palabras de Susana Guerrero, nos recuerda la influencia del platonismo y los mejores versos de San Agustín y de Fray Luis de León; ?Armonía infinita?: Ser senda en el agua, camino en el viento, raíz en la tierra y estrella en el fuego. Quisiera ser siempre paisaje sin dueño, juntar en mi alma los cuatro elementos. El aire y el agua, la tierra y el fuego: la música eterna que arde en el tiempo. (p. 58) 382 VERSOS MUY FRESCOS 214 Con este libro Alicia Borrás quedó finalista en el ?Premio Lazarillo 1998?; el mismo año quedaba también finalista de dicho premio, en el apartado de ilustración, Carles Arbat. Javier Gómez Jiménez, en el prólogo, nos dice que el libro tiene un estilo propio y que se advierte en él el continuo contacto de su autora con sus receptores, lo que origina esa adaptación a los temas y lenguaje de los mismos; que conoce a la perfección los intereses, motivos, términos, más usuales de los niños de hoy incorporándolos a sus poemas. Al leer este libro salta a la vista inmediatamente la principal característica de estos poemas de Alicia Borrás: están hechos íntegramente a la medida de los niños; gustos, intereses, términos..., todo ello tratado de forma amena y divertida, con lenguaje sencillo y coloquial que utiliza, a menudo, sus mismas expresiones. Javier Gómez presenta a los lectores este libro diciendo que la poesía es uno de los mayores y mejores espectáculos del mundo y que viajar con ella supone admirar extraordinarias maravillas; analiza los poemas desde una peculiar clasificación cuyos apartados responden a los temas, motivos y gustos de los niños. ?De colores? es un poema en el que este tema, como en la mayoría de los poemas, está tratado desde la perspectiva del niño: Granate son las granadas. Naranja, la mandarina y plateada, la moto que se compró mi vecina. (p. 14) ?De olores? presenta a diferentes personas, próximas al niño, caracterizadas por uno de sus rasgos: Mi prima huele a naranja. Mi tía, a arroz con canela. Mi abuelo, a menta y a anises y mi abuela a magdalena. (p. 38) ?De sabores? nos habla de los gustos culinarios de los niños: 214 BORRÁS, A. Versos muy frescos. Ilustrado por Carles Arbat. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2000 (nº 7 de la colección CARACOL). 383 Me gusta el arroz con huevos, las salchichas con tomate, las lentejas de la abuela y el pastel de chocolate. (p. 50) ?De formas?, poema en el que las cuatro principales figuras quedan reflejadas haciendo referencia a objetos muy cercanos a los niños: Redondas son las manzanas y las tetas de las chicas, las pelotas, las naranjas, la barriga y las canicas. (p. 54) ?De tamaños? trata un tema que preocupa mucho a los niños: su edad y su situación con respecto a los adultos: Soy pequeño para ver películas de mayores y mayor para pisar aquel macizo de flores. (p. 46) ?Animales? hace un divertido repaso a varios de ellos con sus características particulares: Mejor nadador, el pez. Quien más se ríe, la hiena. Cuellilarga, la jirafa. Gordísima, la ballena. (p. 42) ?De magia?, poema que nos lleva al mundo de la ilusión y sobre todo al de la imaginación en el que cada uno puede ser lo que quiera sólo con imaginarlo: Yo también hago magia pues soy bandido, pirata, aventurero y cocodrilo. y eso, sin hacer trucos, sólo jugando, al juego que se juega imaginando... (p. 18) 384 Las cochinadas es un tema que gusta y divierte mucho a los niños; en poesía podemos admitirlas siempre que estén dentro de márgenes razonables; son como guiños de humor sano y de complicidad hacia los niños: Una rosa primorosa que vivía en un jardín era regada a diario con un chorrito de pis. Cada día que pasaba iba cambiando el color y pasó de un rosa claro a un amarillo limón. (p. 22) El miedo es otro de los temas más abundantes en el mundo de los niños; este poema habla de los miedos más comunes con un toque ecologista al final: Tengo miedo a un cocodrilo, a que me rapte un ladrón y a que vengan los fantasmas de noche a mi habitación. Tengo miedo a ser un náufrago rodeado de tiburones y a que se acaben los bosques, las estrellas y las flores. (p. 32) ?De mimos? nos habla de sus afectos y sentimientos: Mi mamá es muy calentita y a veces huele a limón. si me acurruco en sus brazos no quiero hacerme mayor... (p. 16) El tema de la amistad entre el niño y su perro se pone de manifiesto en ?Plasta?: Si me ve triste algún día se viene a echar a mi lado 385 y de tantos ?lametones? acabo guay y mojado. Por eso y por muchas cosas ?Plasta? es mi mejor amigo. ¡Mirad cómo mueve el rabo! entiende lo que le digo... (p. 36) ?De ruidos? recrea algo tan familiar y próximo al niño en su vida cotidiana: En mi casa hay mil ruidos: la lavadora, lavando; mamá, con voz de princesa y también mamá gritando. Los pasos de la familia, los penaltis y los goles, las carcajadas de todos y cuando hay discusiones. (p. 30) Los profesores son personas con las que tiene una estrecha relación, sobre todo en los primeros años de colegio: Con mi ?profe? Loli lo pasé muy bien me enseñó canciones ¡¡y aprendí a leer!! ?Mola? su camisa de los tres ositos y sus dientes blancos y tan igualitos... (p. 58) ?De locos? es el clásico poema de disparates que tanto divierten y hacen reír a los niños: Ayer se ha casado el árbol Felipe con la enredadera que tuvo la gripe... (p. 56) 386 ?De cuentos? está escrito para echar a volar la fantasía incluso en temas que ya pertenecen al mundo de la fantasía; es jugar a reinventar los cuentos: En mi cuento había un rey muy gracioso a quien le encantaba vestirse de oso y una reina flaca loca por las motos.... Todos en mi cuento eran muy felices y seguramente comían perdices... (p. 28) 387 RUMBO TARUMBO 215 En el prólogo titulado ?El poema para niños?, José A. Ramírez Lozano nos da una definición de poesía para niños que nos resulta un tanto novedosa, ya que está formulada desde una diferente concepción de la poesía: ?El poema para niños es, tal vez, la dimensión más pura y primitiva de la poesía. Pero no por la ingenuidad que sus lectores requieren, sino porque en ella las palabras no están sometidas a la trascendencia dolorosa o metafísica del corazón de los hombres?. Otra consideración de máximo interés que apunta el autor del prólogo es la constatación de que en ella, hasta ahora, no se ha tenido en cuenta el humor, pues ha estado siempre ?secuestrada por el corazón?; el humor, dice, es importante en arte porque no lo somete ni lo lastra, más bien lo respeta y le da más autonomía. Encuentra ridículos la moralina y el sentimentalismo en un poema infantil, pero considera imprescindibles dos virtudes para construir un poema para niños: ingenio y oído; ingenio para no trivializar haciendo uso de mil tópicos y oído para no desafinar. De Rumbo tarumbo dice que su autor ?se presenta como un juglar que solicita el guiño de la complicidad para sus historias; nada realistas ni heroicas, pero tan ciertas como la palabra misma de la que están hechas?. De Andrés Mirón opina que ?es un poeta de oficio con retranca suficiente como para que los niños no sólo disfruten, sino para que tengan además la oportunidad y la ventaja de escuchar el sonido de la buena poesía, la de los clásicos?. La ?Invitación? que el poeta hace en el primer poema es de lo más sugerente: Niños de cualquier edad y de todo el universo, ésta es la fiesta del verso. ¡Venid corriendo, volad! (p. 11) El autor nos advierte de la procedencia de lo que se narra en los poemas: no son cuentos, existen en el mundo de la fantasía y sus protagonistas también pertenecen a este mundo, aunque alguno de ellos nos recuerde a alguien del mundo real; es el caso de ?Sor Alicia? 215 MIRÓN, A. Rumbo tarumbo. Ilustrado por Enrique Díaz. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2001 (nº 8 de la colección CARACOL) 388 Sor Alicia -¡qué delicia!- lleva soñando en la gloria desde que entró de novicia. (p. 62) de ?El tonto?: El tonto del pueblo no sabe leer, pero siempre acierta cuando va a llover. (p. 14) de ?Fray Genaro? asombrado ante lo vertiginoso del cambio: Fray Genaro, en el cenobio, santiguándose, relata que el mundo se ha vuelto loco. (p. 26) o de ?Los payasos? protagonistas de embrollos y discusiones, como en cualquier espectáculo de circo: Sobre la pista del circo polemizan dos payasos. Uno, que el cielo es naranja; otro, de color morado. (p. 18) Los animales protagonistas de estos poemas viven situaciones muy similares a las que viven los humanos: El zorro no quiere cazar sino divertirse con las gallinas: El zorro con su cola hace cosquillas en las patas y crestas de las gallinas. (p. 22) La cigarra canta encaramada a un árbol y hace dormir al pastor, a las ovejas, al perro y también al lobo: Una vez una cigarra se encaramó en un olivo para tocar su guitarra. (p. 30) 389 El chorlito es listo y no tiene ?cabeza de chorlito?: Estudia todos los días para saber la lección, pues quiere tener contento a don Halcón. (p. 32) El gusano vive una intensa aventura hasta encontrar una nueva casa después de que cortaran su anterior manzana: Vive en una manzana que le asegura comida y una casa chica y oscura. (p. 36) El perro y el gato son amigos: Al tomar el sol los dos se acurrucan. Así no hay manera de que haya trifulcas. (p. 42) El pez conserva su sonrisa incluso después de frito: Se le acabó la alegría, pero, aunque frito en la fuente, conservaba la sonrisa. (p. 44) Y el pavo real enamora las gallinas en el corral: Mientras el gallo se enfada, se le enrojece la cresta e inútilmente les canta. (p. 46) Las cigüeñas de la torre, sin embargo, son como las de cualquier pueblo español: Van cruzando el cielo las catorce flechas, son catorce sueños, a ver lo que encuentran. (p. 50) 390 Y también los cerditos: Gruñen los cerditos que van por la dehesa siguiendo los pasos de su madre obesa. (p. 60) Las ilustraciones son de Enrique Díaz, el mismo que realizó las de Los Visigordos y encontramos las mismas características de expresividad, viveza, detalles, color.... 391 CHIBIRICÚ CHIBIRIFÁ 216 La literatura, dice en el prólogo Emilio A. Núñez, es una ilusión, un deleite, un descubrimiento. Si se le añade conscientemente un valor lúdico y se acerca a los más jóvenes, su valor aumenta, ya que se duplica su función: divierte y enriquece. También nos explica Emilio A. Núñez el porqué de ese título: ?Chibiricú? es la palabra talismán, es la columna vertebradora de este poemario, es un conjunto que evoca sensaciones mágicas. Y es que la palabra va más allá de lo que su significado representa. Imprime en nuestras mentes un algo, de carácter musical o fónico, que permanece y que repetimos, como nos ocurre cuando tarareamos infinitamente una melodía ? Con respecto a este libro de Inmaculada Díez dice que es una poesía de las cosas cercanas que no renuncia a la belleza en la expresión. Considera como un gran acierto el haber elegido los lugares comunes de la psicología infantil: los animales, la familia, la magia, las brujas... pero, al mismo tiempo, ?abre el universo infantil a otros terrenos menos visitados. Son poemas que hacen referencia a la amistad y a la solidaridad, a la convivencia racial y a la naturaleza. En cualquier caso, sea con los tópicos o con las nuevas ideas, la autora persigue un afán, sino didáctico, al menos ejemplificador de las buenas y de las malas actitudes?. Con respecto a las ilustraciones resalta el acierto para plasmar el tema o un momento del poema y cómo ?con unos trazos tan sencillos y limpios, la ilustradora recrea el poema, esto es, lo vuelve a escribir, casi literalmente, para que el lector reciba una doble sensación: la textual, correspondiente a las palabras, y la visual, correspondiente a la ilustración?. Añade Emilio A. Núñez ? Todos nos hacemos una imagen mental al leer una narración o unos versos. En este caso, renuncio voluntariamente a la mía y me quedo con la visión de Cristina Peláez, porque ella hace que el poema pueda ser contemplado?. Para concluir hace una reflexión que nos parece interesante: ?Divertir, hacer sonreír a los niños con el uso de la palabra escrita no es fácil. El autor adulto debe desprenderse de todas esas capas externas que la vida, con el correr de los años, va adhiriendo indefectiblemente a su bagaje. Cumplida esta primera condición, hemos de ir un poco más lejos y añadir imaginación, gracia y esfuerzo, sólo así podremos llegar al niño?. 216 DÍAZ I. Chibiricú Chibirifá. Con ilustraciones de Cristina Peláez. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2001 (nº 9 de la colección CARACOL). 392 Muy interesante y sugerente nos parece la dedicatoria que hace Inmaculada Díez ? A mi madre y a todos los que me enseñaron a jugar con las palabras y a escuchar la música del viento?. En todos los poemas encontramos el interés de la autora por divertir, buscando ese poder evocador que suscita sensaciones mágicas, adornadas de color y musicalidad, y que lleva al niño al mundo fascinante de la fantasía. El primer poema habla de brujos: conjuros y palabras mágicas dotadas de un efecto hechizador: Ojos de lagarto, patas de alacrán, rabo de conejo, pimienta y azafrán. (p.12) El resto de los poemas está organizado en torno a diferentes temas. En el ?Chibiricú de las flores? diferentes especies vegetales desfilan por los versos: Jazmines perfumados, tulipanes, campanillas, dalias blancas y un alhelí. Hojitas de menta fresca, violetas, pensamientos y un nomeolvides te di. (p. 14) En el ?Chibiricú de los animales? hay moscas pesadas, una ardilla egoísta, un gato marrullero, una araña peluda, un pollito desamparado, un pez vanidoso que se llama Rodolfo, y un camaleón al que no le gusta la cocina vegetariana; pero nos sorprende y nos emociona el poema ?Rana, ranita?: Rana, Ranita, la más bonita, ojos redondos negras pupilas. Rana, Ranita, la más bonita, tiene un sombrero 393 de margaritas. ¿Quién es la reina de esta charquita? Sin duda alguna... ¡Rana Ranita! (p. 20) En el ?Chibiricú del agua? los poemas están dedicados al mar: Agüita salada, reflejos de luna, barquitos veleros, olas de espuma. Azul y verde, como de cristal, azul y verde me gusta el mar. (p. 38) Los hermosos versos de ?Cerca del mar? contienen extraordinarios efectos fónicos: Si yo hubiera nacido a orillas del mar, mi cuna sería de espuma, de caracolas y sal. Sonaja de nácar tendría, delfines para jugar, coronas de mil estrellas, peines de fino coral. (p. 42) El ?Chibiricú del mundo? contiene poemas dedicados a las estaciones del año, a la feria o a la noche de verano. Y en el ?Chibiricú del amor y amistad? los poemas están dedicados a la familia, los amigos y los juegos: Quisiera ser el jinete de un caballito de mar, perseguir a las tortugas, con las sirenas bailar. 394 Mas si tuviera un amigo, aunque tan sólo uno fuera, ya no querría jugar con el sol ni con el viento, con el mar ni las estrellas. (p. 58) 395 DEJA QUE SUEÑE 217 ?Un mundo abreviado y puro? es el título del prólogo de este libro; en él José Luis González Vera recuerda con nostalgia su niñez; aprovecha también para lanzarnos sentidas reflexiones sobre este período de magia y luz: ?La niñez, mejor dicho, su recuerdo, es un mundo elemental de alegrías y miedos sencillos, donde el beso de una madre conjura todos los demonios? La niñez es cuando tu amigo más divertido es un perro, el tiempo no existe y sientes eterna y segura la mano de tu abuelo? La niñez es simple, fácil, ordenada en el desorden de sus juegos. Todo consiste en estar. Los días pasan y la niñez se despide discreta, sin aspavientos? La adolescencia es querer ser. Luego, nos pasamos la madurez soñando con los días en que el perdón se sellaba con un beso. Somos nosotros en la madurez, cuando ya la inocencia sólo es un deseo. No es, por ello, extraño que muchos autores vuelvan la vista a la infancia como paraíso perdido, o comienzo de las inquietudes que rondarán más tarde.? De los poemas de este libro dice este autor que su lectura es como sumergirse en el mundo lúdico y fácil que el adulto ha perdido; entre ellos diferencia los que se sumergen en el mundo de los niños aunque los reconocemos como facturados por un adulto y los que están escritos desde la perspectiva de los años pero con una visión de niño. Muchos de estos poemas están inspirados en temas escolares; los niños pasan gran parte de su tiempo en el colegio; las clases, los profesores, los compañeros, las tareas y los materiales ocupan en este período de su vida el lugar más destacado de su actividad y preocupación. En estos poemas se reflejan esos pequeños asuntos cotidianos. ?Las cinco? es un poema dedicado a las vocales que en este caso son revoltosas y juguetonas. En ?La tabla? Pinocho y los animales juegan a multiplicar. En el poema ?¡Qué sabe mi madre!? se refleja la inocencia del niño ante el mundo del adulto. ?¿Vaca o baca?? pone de manifiesto la eterna preocupación de los niños por la ortografía. Incluso ?Kimbo?, que nos muestra la entrañable relación de un niño con su perro, nos habla de la gran vinculación que aquel tiene con la escuela. Otros poemas están protagonizados por personajes que fascinan a los niños; ?Veo- veo? es la breve descripción de la vida de un pirata: En barcos de lujo 217 BUENO TOLEDO, A. Deja que sueñe. Con ilustraciones de Julia Moguer. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2001 (nº 11 de la colección CARACOL). 396 teñidos de rojo, él cuenta el botín con un solo ojo. (p. 28) ?El farolero? es un poema lleno de encanto que nos trae a un personaje que ya pertenece al pasado: La luna asoma su cara en el espejo del cielo mientras le guiña un ojo, desde abajo, el farolero. (p. 30) Hay otros personajes menos fascinantes pero igualmente entrañables; es el caso de ?Doña Clotilde?: En el silencio de la mañana, doña Clotilde llega a la plaza. Lleva una cesta colgada al brazo y un delantal con muchos cuadros. (p. 46) Los juegos, incluso los sueños de los niños, se ven reflejados en otros poemas, como en ?Mi colección?: ¿Sabes que colecciono todos los astros? tengo el Sol y la Luna; tengo unos cuantos. (p. 32) ?Rodando? nos plantea una duda: ¿Rueda el viento o la imaginación?: Rodando, rodando voy; voy rodando sin parar? Por el verde de los campos, por el blanco de la sal, por el rojo de las flores 397 y el azul limpio del mar. Rodando, rodando sueño; ¡voy soñando sin parar! (p. 38) Hay un hermoso poema, ?Ballet?, que canta al nacimiento de una rosa: El rosal del jardín tiene una flor; su vestido amarillo lo pinta el sol. (p. 40) Algunos poemas reflejan el cariño del niño hacia su madre, como en ?Quisiera?: Quisiera, mamita, ser rama de olivo; que una paloma me lleve en su pico. (p. 44) El libro termina con dos poemas de tema navideño en los que se mezclan gracia, belleza y ternura, cualidades que se ven realzadas con unas ilustraciones muy en consonancia con el tema: Dime, Niño mío, tesoro de ángel? ¿ Tú no tienes frío con esos pañales? ¡Pues toma esta manta tejida con besos, que ya es muy tarde y Tú tendrás sueño! (p. 52) 398 EL MUNDO DE DANIELA 218 Francisca Zaragoza retoma en el prólogo a este libro las palabras de Ana Pelegrín ?la auténtica poesía para niños no es un género de facilidades y cursilerías?? y las de R. Tagore ?yo no creo que deba volver infantiles las cosas que presento a los niños??; con ellas nos ofrece un buen número de atinadas reflexiones acerca de lo que debe y no debe ser la buena poesía escrita para los niños. Afirma, en primer lugar, que aún es escasa la producción poética para niños aunque ?van surgiendo autores para quienes la poesía infantil no es tan sólo un juego o un divertimento lleno de sonoridad y ritmo, sino que es el producto de un duro y reflexivo trabajo disfrazado con una apariencia ligera, lúdica y desenfadada?. El niño, añade, es el inspirador y el reclamo, el motivo y el objeto del quehacer literario. Y con la poesía el poeta consigue crear mundos donde los intereses, emociones, vivencias y sentimientos infantiles aparecen aligerados por medio de la fantasía y el arte. Consideramos muy valiosos los comentarios que esta autora hace sobre los beneficios que la poesía puede aportar a edades tan tempranas: ?Despierta el placer de jugar con las palabras, potencia la fantasía ágil y creativa, cultiva la memoria y descubre imágenes plásticas y mentales, junto con la floración de la sensibilidad?. Nos presenta El mundo de Daniela como la plasmación de los propios recuerdos de la niña que fue su autora, Mª Teresa Melo, a través de su hija y nos habla de un mundo fantástico en el que hay elfos y príncipes, pero en el que también se sufre y se siente soledad; de un mundo en el que se ama y se sueña, pero en el que también se aprende con esfuerzo. La autora quiere jugar con los niños pero no quiere engañarlos, les va mostrando el mundo que les rodea tal cual es. Así, en el poema ?Palabra? aflora una situación que para muchos niños es una realidad: Mi primera palabra fue papá. Pero él no está. (p. 18) ?Mentiras y verdades? deja ver a los niños que la realidad es, a veces, dura y cruel: 218 MELO T. El mundo de Daniela. Con ilustraciones de Mariela de la Puebla. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2002 (nº 12 de la colección CARACOL). 399 Veo yo que en la vida lo mismo pasa: la salamandra comió a la mariposa, el gato a unos ratones,? (p. 28) ?En el televisor? muestra una realidad aún más dura: Muchas cosas caben en el televisor. Veo mundos de juguete con príncipes y princesas, enanos, magos y elfos jugando a la rueda rueda. Y luego veo las llamas, gente que corre entre ellas, un niño llora y me dicen: es la guerra. Prefiero poner entonces ante fuegos y tristeza ronda de niños y niñas jugando a la rueda rueda. (p. 32) Para la autora del prólogo el elemento motivador requiere una especial atención cuando se trata de poner en relación directa al niño con la poesía. En algunos poemas el deseo natural que tienen los niños de manifestar sus emociones o experiencias, o simplemente su necesidad de protagonismo, surge sin más. Así sucede en ?La primera pregunta?: En la caja de fotos de mi mamá hay gente que no conozco, amigos de pasear? yo las miro una a una con atención y a mamá le pregunto: ¿dónde estoy yo? (p. 14) 400 La frescura y la ingenuidad propias de los niños afloran en algunos poemas como respuestas a las preguntas que estos hacen. Estos poemas contienen signos y símbolos que sugieren un lazo de unión entre el mundo adulto y los dominios secretos de la niñez, como en ?Cabeza nueva?: -¿Por qué no cambiamos tu cabeza y la mía? -Porque la tuya es nueva, niña mía?. En la mía yo puse soles, lunas y viento cuando mueve los árboles, y puse un verso. En tu cabeza nueva yo te deseo pongas nombres y guardes todos tus sueños. (p. 54) También la autora, nos dice Francisca Zaragoza, nos entrega con amor su especializada mirada sobre esta etapa de la vida que es una mirada conmovida sobre las cosas simples, las plantas, los pequeños animales, los juegos y lecturas infantiles?, para hacerlas palabras y poesía. Apreciamos esto en ?El poema de mi gato?: Rita, mi amiga alemana, dice que el gato es rojizo, el gato se pone bravo: él cree que es amarillo. (p. 24) Las cualidades de los poemas de El mundo de Daniela nos las resume Francisca Zaragoza, en el prólogo, con breves palabras; ?La sugestión, el encanto original, la frescura, la brevedad, la precisión, el pequeño matiz filosófico que, junto con el ritmo, el color y la riqueza de las ilustraciones de Mariela Puebla, perfiladas con trazos gruesos como los dibujos infantiles, son las características de un libro que, más allá del puro juego formal con las palabras, transmite al lector el sentimiento que la autora persigue? La reflexión final nos parece muy interesante. ?Sabemos que el género poético es difícil, complicado, asusta? Sin embargo, los niños, sobre todo los pequeños, por su apetencia de misterio y de fantasía se encuentran 401 muy cerca del sentimiento poético, se entusiasman con la poesía, y es para ellos un medio ideal en el desarrollo de la creatividad?. 402 POEMAS EMBRUJADOS 219 María Isabel Borda Crespo, profesora de la Universidad de Málaga, es la autora del prólogo del presente libro. Ya calificábamos de muy interesante su aportación al comentar los rasgos que definían la colección CARACOL de poesía para niños, anotando como uno de los más significativos que los poemas son como una mirada narrativa a la vida que rodea al poeta, a la vida cotidiana de todos nosotros. Refiriéndose a Poemas Embrujados, habla de esa cotidianidad que acerca lo maravilloso y mágico aproximándolo a la mirada de los niños. También nos llama la atención sobre cómo los personajes procedentes de la literatura popular que poblaban los cuentos de antaño, brujas, princesas, hadas... han sabido adaptarse a la exigencia de su joven público; menciona de pasada que Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía y Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los cuentos de hadas, defienden la presencia de estos personajes en la configuración de las experiencias vitales del individuo. A nuevos tiempos, agrega, nuevos valores y la fantasía moderna ha sabido actualizar y desdramatizar ese imaginario popular y a sus protagonistas, por lo que no nos sorprende la aparición de princesas rebeldes, lobos buenos y hartos de perseguir a la misma Caperucita y brujas que se liberan por fin de su imagen de maldad, fealdad y vejez, ya tan pasada de moda. Las brujas de Poemas embrujados, (seguimos con Mª Isabel Borda), son brujas familiares y cercanas precisamente porque su cotidianidad roza la nuestra. Son brujas hechas de sueños como la materia de los nuestros. Así encontramos brujas descuidadas como la bruja Anacleta que... ...ha perdido su escoba, y mira a la gente con cara de boba. -¿Dónde está mi escoba? pregunta llorando, y va por la calle muy triste paseando. (p. 14) brujas que son una calamidad como Destartalinda. (Los nombres ya dicen mucho de la naturaleza de estas brujas; son una promesa para el disfrute): 219 MONTAÑEZ CARREÑO, Z. Poemas Embrujados. Con ilustraciones de Irene Otero. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2002 (nº 13 de la colección CARACOL). 403 Bruja tonta, olvidadiza, con un caramelo hechiza y su cabeza chiflada va de bobada en bobada. (p. 36) Otras brujas son tontas y enamoradas, tan humanas...: La bruja Marina Puerto, es novia de aquel pirata, llamado Merlín el Tuerto con su pata de hojalata. (p. 42) Algunas brujas pertenecen a la aristocracia: Leonilde de Encina, es bruja muy fina, que tiene un castillo de puro ladrillo. (p. 38) Hay brujas cocineras, como la bruja Leandra, que...: Los sábados de descanso prepara paté de ganso, y el domingo como es fiesta hace ayuno y duerme siesta. Para el Miércoles y el Jueves, se guisa platos muy leves; canapés de mosca frita, y para beber, agüita. (p. 32) Otras son pobres como la bruja Remiendos: Repara zapatos, les pone tacones con trozos de palo, y algunos botones. Su ventana rota, también ha arreglado con un cartón sucio y un viejo candado. (p. 48) Y alguna tiene aficiones muy castizas como Manolilla, la bruja torera: 404 Al sonar el pasodoble, se pasea sobre el ruedo, y saludando muy noble, intenta quitarse el miedo. Cuando sale el toro negro, se esconde en el burladero temblando sobrecogida, protegiendo su trasero (p. 52) También aparece algún que otro brujo como el horrible Vladimir o Aníbal el poderoso: Aníbal el poderoso con su traje de diseño, es un brujo muy gracioso de origen portorriqueño. (p. 56) Rosa es la bruja enfermera de brujas y duendes: Les hace recetas para sus dolores, conjuros y setas, y con muchas flores. (p. 58) Son especialmente entrañables la bruja Azahara, humana y tierna...: Su escoba es de fresco pino; el gato, de blanco pelo; bebe un vasito de vino antes de tomar el vuelo. (p. 20) y la bruja Camila: Camila bebe la brisa porque nunca tiene prisa, y se muere de la risa cuando un anciano la pisa. (p. 26) y la bruja reumática Hechiescoba Brujiscaya, que tiene un gato celeste y una casa en Siberia, pero... Ya no quiere tanto frío, pues el reuma es su agonía, decide vivir en Río entre samba y alegría. (p. 30) 405 La primera composición del libro ?Una bruja para Luisa? es como un poema-dedicatoria; Luisa tiene cuatro años, pecas, sonrisa dulce y grandes ojos repletos de sueños, risas y antojos; quiere una bruja para ella sola: Tú no te preocupes, tu bruja tendrás, di cómo la quieres y pronto sabrás; que hadas y brujas que quieres y añoras en tu pensamiento se fabrican solas. (p. 12) Isabel Borda se despide en su prólogo con el deseo de que la magia de estos poemas nos alcance y nos alegre el corazón. 406 UNOS ANIMALES MUY ORIGINALES 220 Las palabras de Isabel Borda Crespo, anotadas ya en la presentación de CARACOL, nos son de gran utilidad para enjuiciar los poemas de este libro que cuentan ?con unos protagonistas indiscutibles: los animales, los cuales personifican sentimientos, hábitos y escenas de la vida diaria, a modo de fábula en verso?. Mª Isabel Plaza, en el prólogo, define este libro, al que llama animalario, como descripción rimada, cadenciosa y melódica del abigarrado mundo animal o como un gran abanico compuesto de muchas varillas, cada una de un color, representando a un animal y que, al abanicarse, se iniciaría un balanceo y una mezcla de colores que causaría una impresión borrosa y surrealista, lúdica y alucinante, atractiva e interesante. Estos animales, añade Mª Isabel, experimentan emociones y sensaciones que creemos exclusivas del adulto y componen una fauna cercana, entrañable, casi doméstica, que todos hemos de aprender a conocer y respetar. Así, en el poema ?Mucha y Poco? se narra el amor que surge entre una perra ?chiquitilla y muy flacucha? y un chucho ?desgarbado y larguirucho?; al final sin bodas y sin perdices, juntitos viven felices. (p. 14) ?El Cigüeño y la Cigüeña? es otro de estos poemas entrañables en el que sus protagonistas cuidan y miman a? Una cigüeña pequeña, zanquilarga y marismeña, que piensa en las musarañas escondida entre las cañas. (p. 16) ?La medusa rusa? es un gracioso poemita muy sonoro, lleno de ritmo y formado por pareados a modo de retahíla: La medusa rusa lleva falda y blusa. 220 GIL MARTÍNEZ C. Unos animales muy originales. Con ilustraciones de Natalia Reswik. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2002 (nº 14 de la colección CARACOL). 407 El ciempiés francés, chaquetilla al bies. Y el can alemán, bastón y gabán. (p. 20) Manolito es un caracol muy raro al que no le gusta la lluvia y sólo quiere estar cerquita del mar: Manolo le echa coraje, coge todo su equipaje y se dispone a viajar hasta Roquetas de Mar. (p. 22) La historia termina bien porque, un día, una ola arrastra una caracola y Manolo, de repente, se enamora locamente. La jirafa Rafaela es corta de vista y muy a menudo mete la pata: Creyó que un enorme pino era un jirafo muy fino que le iba a hacer la corte; ¡vaya corte! (p. 26) El gallo malayo, recién venido de Malasia, alborota todo el gallinero: Es un gallito gallero que enamora a las gallinas galleando con salero. (p. 30) Y Doña Petra y Doña Elisa son dos viejas tortugas amigas: Las tortugas tortugueras tienen ya cien primaveras y un puñado de bisnietos que no se están nunca quietos. (p. 36) ?A la una? es otro poema retahíla lleno de gracia, encanto y ternura: A la una. Mece la gata gatuna a su gatito en la cuna. (p. 40) 408 La cabra Sixta viene con los gitanos: Es la cabra más artista, más gitana y más valiente que hay desde Oriente a Occidente, y además de artista es lista. (p. 44) ?La caracola? es un poema escrito para el deleite del oído: La caracola, de carambola, caracolea con la marea. (p. 48) Sinforosa es una serpiente tranquila que ?pegadita al suelo,/ vive mejor que en el Cielo?, ya que no ha de preocuparse ni de zapatos ni de anillos ni de hacerse la manicura. ?Tantarantán? es otro poema retahíla; es un puro juego fónico, con mucho ritmo y compuesto por disparates graciosos. Se puede acompañar con palmas, poner música, bailar...: Tantarantán, tantarantano. El gusano requetetemprano saluda a su hermano. (p. 54) El último poema nos cuenta la divertida historia de Alejo el cangrejo: Alejo, perplejo, se mira al espejo de cerca y de lejos, y es que no es normal que tras el cristal, de cerca y de lejos, le mire otro Alejo pasmado y perplejo. (p. 58) 409 Las ilustraciones, en perfecta armonía con el texto, nos presentan unas figuras llenas de detalles y color; sus graciosas caracterizaciones se unen a la imagen evocada por los propios versos, formando un todo atractivo y vital. 410 VERSOS CON MARCHA 221 Cristóbal González Álvarez nos presenta Versos con marcha como un libro de auténtica poesía para niños, ya que los poemas están concebidos teniendo en cuenta las características que debe reunir este tipo de poesía. Analiza los diferentes aspectos del poema y, deteniéndose en la vertiente formal, dice que los versos para niños han de estar llenos de armonía rítmica, más o menos vinculada a la música y la danza y han de ser poemas breves de contenido sencillo y emotivo; en el campo de la métrica aconseja los versos de arte menor como pareados, tercetos, redondillas o coplas. Por lo que respecta al tema opina que son convenientes los temas del mundo cercano al niño. Siguiendo las indicaciones que nos da en el prólogo Cristóbal González Álvarez, descubrimos en Versos con marcha tres núcleos temáticos: el de los seres humanos próximos al niño, el mundo de los animales y aquel en el que se hace referencia a cosas y elementos de la naturaleza. Los seres humanos que protagonizan los poemas del primer grupo son los propios niños o sus amigos o los vecinos y familiares y generalmente es una temática vinculada a una actividad. Es el caso de ?Vamos de marcha?, poema con mucho ritmo que tiene aires de retahíla y que sirve incluso para algún ejercicio-juego de expresión corporal y rítmica: Una y dos y tres y cuatro, es la marcha de los patos, cinco y seis, siete y ocho, Martín anda un poco pocho. (p. 12) De los amigos y vecinos se ponen de manifiesto sus cosas o sus peculiaridades. Es el caso de ?La casa de mis vecinos?: Tienen mis vecinos aquí en la pradera una casa grande hecha de madera. (p. 44) 221 GARCÍA GIRALDA Mª L. Versos con marcha. Con ilustraciones de Diego Jiménez Manzano. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2003 (nº 16 de la colección CARACOL). 411 En los poemas dedicados a los familiares se describen oficios, aficiones o actitudes, dando origen a versos llenos de humor e imaginación: Mi abuelo se pone para ir a la playa pantalones cortos, camiseta clara, gorro de lunares, y aletas de rana. (p. 54) Los animales, (seguimos con Cristóbal González), están presentados con las peculiaridades de los de las fábulas, pero son animales más divertidos y tan ocupados, cotillas, presumidos y enamoradizos como los humanos. En lo que no se parecen a los de las fábulas clásicas es en el lenguaje y en las intenciones; los poemas no tienen más objetivo que divertir y son más emotivos, más lúdicos y tienen más fantasía. Un ejemplo de todo esto es el poema ?Los más pequeños?: La becerra Luz en vez de ma-má decía mu-mú. El lobo feroz tan sólo comía granitos de arroz. En lugar de cuentos la Ratita Sabia leyó documentos. (p. 50) Son menos los poemas que hablan de cosas o elementos de la naturaleza; nos atrae por su ritmo y su sentido lúdico ?Los astros?: Redondo es el Sol como un girasol. Redonda, la Luna como aceituna. (p. 38) También nos llama la atención Cristóbal González sobre la reivindicación que el niño-narrador hace en ?Regalos de Navidad?: 412 Porque si son Magos tendrán que saber: Que yo estoy muy solo, que mamá, de viaje, que el chupe está roto, y papá cansado de ponerse traje. (p. 34) También nos parecen de gran interés las breves consideraciones acerca del valor de la poesía: ?Cuando hablamos de los beneficios que debe aportar la poesía a los lectores infantiles, pensamos en el aumento de la capacidad de sentir y comprender; en el estímulo de la imaginación; en la invitación a fijar en la memoria giros y expresiones de gran riqueza significativa; en la incorporación de nuevas palabras que contribuyan al aumento de vocabulario? Todo ello, desde la emoción y diversión del lenguaje poético?. Y, a modo de conclusión, ??un libro de poemas infantiles no debe caérsele de la mano al lector adulto?. 413 DESMADRARIO 222 El título del presente libro es como una puerta que se abre al humor; es una promesa para el goce y la diversión. Ana María Romero Yebra, en el prólogo, opina que no es ésta una poesía cargada de lirismo y anota que la autora parte del niño, de su vocabulario, de sus apetencias y de lo que le hace gracia, para deleitarlo con estas rimas ocurrentes; escribe desde la niña desenfadada y alegre que lleva dentro para contagiar a los lectores con su extraordinaria comicidad. Esto lo observamos en muchos de los poemas, como en ?ESTER??: Una hermana tiene don Pepe Colero que se llama Ester en lugar de Andrea, Olga, Rut o Irene. Vete tú a saber quién tuvo la idea (¡llamen al loquero!) de obligarla a ser ¡doña ESTER COLERO! (p. 24) En algunos casos los poemas son a modo de adivinanzas, así ?ROEDOR??: Es un caso este roedor que se niega a comer queso desde que el ordenador le tiene sorbido el seso. (p. 28) Los juegos de palabras o equívocos, el juego con los significados y unas rimas locuelas rebosantes de imaginación son los verdaderas artífices de estos poemas, como ocurre en ?ANA??: ?Hubo una Ana que era la monda, hija mediana de Armando Conda. 222 PAVÓN, M. Desmadrario. Con ilustraciones de Ana Hermoso. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2003 (nº 17 de la colección CARACOL). 414 Tuvo Ana Conda en la nariz puesta una sonda? ¿o una lombriz?? (p. 12) Ese humor disparatado que ya encontramos en los Disparates Trovados de Juan del Encina, y que pervive en el folklore infantil, se consigue con versos de la tradición oral popular que presentan cierta insensatez, con rimas cómicas y giros propios del habla vulgar?, como en ?PICADOS??: Tiene el dromedario giba desde que trotando iba cierta vez por el desierto, cuando un abejorro tuerto por un oso lo tomó y en el lomo le picó. El camello, sin embargo, sufrió un trance más amargo; Aún hoy así se queja: -¡ME PICARON EN PAREJA! (p. 54) Las observaciones de Ana María Romero Yebra nos han sido de gran utilidad a la hora de hacer un breve repaso por este poemario; anotamos una valiosa reflexión como punto final: ?El humor tiene buena acogida a todas las edades, pero sobre todo en la infancia, y nos gusta ver reír a los chicos; nos parece un signo de felicidad. A veces, sin embargo, el humor como actitud humana no es asequible a los niños; en cambio si el humor es comicidad, movimiento dislocado, mimo, imitación o trabalenguas, los niños reirán como únicamente ellos saben hacerlo?. 415 BEGI LOTI OJITOS DORMILONES 223 Los poemas de este libro están escritos en vasco; su traducción al español está en la misma página. Son poemas tan breves y leves que más bien parecen pinceladas que apenas sugieren un mensaje, un sentimiento, una reflexión. Para Cándida A. Morillo de Tena, autora del prólogo, el mundo, sin la fantasía y la imaginación, podría parecernos aburridísimo y soso. Pero mirado con esos ?ojitos dormilones?, que ven más allá de lo que ven normalmente los ojos, se puede descubrir una fuente inagotable de experiencias y vivencias prodigiosas. Con los poemas de este libro, opina, podemos reflexionar acerca de hechos tan cercanos como el paso del tiempo, o pensar en situaciones cotidianas desde otra perspectiva, pues ?la poesía no es sólo rimar vocablos al final de un verso; la poesía es jugar con las palabras y con las ideas, buscar semejanzas, diferencias, sonoridad, hacer trabajar todos tus sentidos; y para lograrlo, lo más importante es dejar volar la imaginación?. Afirma también que la poesía de Juan C. Igerabide está lograda sólo con términos sencillos como único ingrediente, pero, eso sí, combinados y mezclados en proporciones sólo conocidas por el autor; pero que el resultado final es una manera de mirar diferente, una visión del mundo más divertida, personificando objetos y realizando asociaciones inesperadas y asombrosas224. Agrega Cándida A. Morillo un consejo final para padres y educadores, ?niños grandes? en definitiva: que dejen que los niños se acerquen al lenguaje, que jueguen con él, que lo manipulen, que se inventen palabras, historias, canciones; que los enseñen a ver más allá de la propia realidad y que no dejen de volar con ellos por el mundo de la fantasía y la imaginación. Los poemas, como anotábamos en un principio, nos sorprenden por su brevedad y levedad: Sauce llorón. Bajo él, una niña 223 KRUZ IGUERABIDE J. Begi Loti (Ojitos Dormilones., Con ilustraciones de Jorge Fuentes. Málaga: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2003 (nº 18 de la colección CARACOL). 224 Encontramos estas mismas características señaladas por Cándida A. Morillo, para la poesía de Juan Cruz Iguerabide, en otra de sus obras, Poemas para las horas y los minutos, finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil e ilustrada por Elena Odriozola. 416 ata un cordón. (p. 26) A pesar de ello en algunos cabe una reflexión: Llora ese viejo porque la vida huye de él muy lejos. (p. 34) O un tierno sentimiento de añoranza: No me acuerdo de mi cuna de bebé ni me acuerdo de la leche que bebí pero en mi corazón vive una sonrisa que se acuerda por mí. (p. 22) Algunos poemas son un simple juego de palabras: Boli boli boli se pone de pie poe pie, piepatina por a o por b y escribe piepoemas. (p. 14) En algunos queremos ver una imagen surrealista: Chicle pisado cuaderno de una boca muy silenciosa. (p. 38) O nos sorprenden ocurrencias del tipo: Un sacapuntas para los finos dedos de ese pianista. (p. 48) O la del poema de la página 46: 417 Cuando unos pies suben deprisa, la escalera se parte de risa. (p. 46) En algunos poemas se recuerdan personajes famosos, como en la ?Canción de Sancho?: Se ríen, se burlan del bravo caballero, Quijote, Quijotero. Se ríen, se burlan del bravo caballero, pero yo seré siempre su fiel escudero, su piel y su babero, oh, Quijote, Quijotero. (p. 58) o de los cuentos? Una sonrisa antigua como la de Caperucita, un cuerpo de madera como el de Pinocho, unas lágrimas de rocío como las de Blancanieves, unas burbujas de inteligencia como las de Piter Pan, un corazón verdadero como el del soldadito de Plomo. (p. 56) 418 HOJAS DE LÍNEAS COJAS 225 Sara Moreno Valcárcel anota en el prólogo del presente libro que CARACOL es una ?mimada y mimosa colección? además de dignísima por la calidad de sus obras, su diseño y presentación, y también por las sugerentes ilustraciones. De los poemas de Hojas de líneas cojas nos comenta que tardaron nueve años en ver la luz después de obtener un accésit del ?Premio Lazarillo?, pero siguen siendo sus versos tan frescos sugerentes y comunicativos como cuando fueron escritos. Llama obra de juventud pero no de principiante a este libro de Paloma Bordons, (en la actualidad esta escritora se decanta más por la narrativa), y sus poemas, añade, superan con creces los dos grandes problemas que se suelen presentar en estos casos: ser poesía y ser para niños. Poesía porque es obra literaria de indiscutible calidad y para niños porque los pequeños la entenderán y la apreciarán, ya que no tienen miedo a enfrentarse a sí mismos y saben de manera innata jugar con las palabras, imaginar con ellas, disfrutar con el ritmo y la rima, inventar. La poesía, dice, pertenece a los niños por derecho propio y de forma natural. También les gustarán a los mayores porque los devuelve al mundo mágico e ilusionado de la infancia, y les hace revivir como propios tantos momentos irrepetibles, pues estos versos están escritos para niños pero desde la niñez. ¿Quién no recuerda el alivio del niño que no sabe la lección cuando el profesor con la lista delante, nombra a otro alumno?. Lo vemos en ?¡Qué suerte llamarse Vargas!?: Me tiemblan las manos, las orejas me arden, tengo frío y sudo. Mi coco, rayado, repite el mensaje: ?¡me sacan, seguro!? (p. 52) El terror del niño que acude al dentista lo vemos en el poema ?El ogro y yo?: Y cuando estaba gritando noté en la boca un tirón, 225 BORDONS, P. Hojas de líneas cojas. Ilustraciones de Javier Espila Navarro. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. 2003 (nº 19 de la colección CARACOL). 419 di seis patadas al aire, puñetazos un montón. (p. 16) Las típicas enfermedades infantiles son el origen de sensaciones y vivencias muy especiales: Mil hormigas me recorren con sus patas todo entero. cuando me rozan me duele hasta la punta del pelo. (p. 24) En algunos poemas se pone de manifiesto la rebeldía propia de los niños que van camino a la adolescencia. Lo vemos claramente en ?Soy un buen chico muy malo?: Si se me cuela una gorda en la cola de la carne quiero darle un buen pellizco en su culo formidable. (p. 48) Los versos finales,(enternecedores), ponen el dedo en la llaga: Y, la verdad, estoy harto de ser un chico tan bueno. preferiría ser malo, ¡es sólo que no me atrevo! (p. 48) la ilustración no puede ser más elocuente: un niño con sonrisa y corona de ángel tiene mirada y cuernos de diablillo. ?Siempre Marga? nos habla de complejos (tan propios de esta etapa de la vida próxima a la adolescencia): Yo quisiera ser como Alicia alta, como Marta fuerte, como Gloria guapa, como Inés alegre, 420 lista como Clara. (p. 32) En los últimos versos vemos un guiño a la aceptación con un derroche de lirismo y ternura: Si no fueras tú, ya no habría Marga. ya no habría sus ojos de dulzura parda. No habría su voz que canta cuando habla. No habría su risa, no habría su gracia, sus sueños no habría ni quien los soñara. Las quinientas pecas que cubren su cara, ¿adónde se irían? Explícame, Marga. (p. 34) ?Por culpa de una A? nos muestra a una niña a la que le cuesta aceptar la diferencia de trato con respecto a los niños; este poema nos recuerda lo desafortunada que puede resultar la discriminación por motivos de sexo: Y tantas pamplinas son por una ?a?. Si me llamara Eleno... ¡me dejarían en paz! (p. 44) ?Líneas cojas? es el poema que da título al libro y es una llamada de atención, a modo de juego, sobre la estética visual del verso. (la ilustración completa esta imagen gráfica o juego visual): Los versos son líneas cojas. Nadie las deja llegar al margen de la hoja. (p. 50) Si en el poema anterior hablábamos de juego en la disposición gráfica del verso en otros podemos hablar de juego con las palabras. Es el caso de ?Los medionovios?: 421 Luis Alfredo es culigordo, paticorto, carilargo, cejijunto, narizchato, ojiazul, pelicastaño. Luis Alfredo casi-tiene una medio-novia-amiga a la que ve cada noche, que se llama María Luisa. (p. 28) En la composición ?En la orilla? el juego se hace con los sonidos hasta lograr la sensación de escuchar el mar: Susurra, murmura, se agita, me grita, pero en voz bajita. (p. 56) 422 POECUENTOS 226 Alicia Muñoz Álvarez, que se nombra a sí misma Alicia en el País de los Poecuentos, se pone en contacto directo con los niños lectores de los poemas de este libro, en un prólogo en el que no falta el humor, como aditivo especial, a un deseo sincero de mostrarles lo más significativo del mismo. Les comunica su sospecha acerca de la existencia de un séptimo continente llamado Fantasía, de cuyos habitantes el autor de estos versos, Reinaldo Jiménez Morales, cuenta nuevas historias, anécdotas y cosas curiosas; no podemos dudar de la sorpresa, el deleite y la diversión que pueden causar en el lector una bella durmiente que padece insomnio, y que se despierta cada poco pidiendo más ropa, una nana, ovejas para contar? y que protesta: -¡Cuánto está tardando el Príncipe Valiente! a lo que le responde un hada: -Como no dormías, niña repelente, se cambió de cuento el Príncipe valiente. (p. 14) o de un Aladino amigo de Alí Babá y de los cuarenta ladrones: Aladino, Alí Babá, los ladrones, tranlará. Alegría y amistad, los ladrones y a bailar, Aladino, Alí Babá. Tranlará, (p. 30) 226 JIMÉNEZ MORALES, R. Poecuentos. Ilustraciones de Ana Moreno Cabrero (Anikra). Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2003 (nº 20 de la colección CARACOL). 423 En el poecuento ?Los tres cerditos. (En un fresal)?, los tres protagonistas animan al lobo a comer fresas: - Come, lobo lobito, que ya verás cuando llegues al cuento y debas soplar. (p. 32) De afortunada por lo ?chocante? nos parece la ocurrencia del autor que, en ?Los siete cabritillas. (El lobo canguro)?, presenta al lobo quejándose a mamá cabra de su terrible trabajo como canguro: no puedo más soportar cabritillas berrear y jugar y retozar, ni contar, contar, contar? (p. 38) En ?Pinocho. (Mal de madera)?, lo que le ocurre al protagonista es realmente sorprendente: tiene polilla: Serrín, serrán, estas polillas me comerán. Blanco alcanfor pone Gepeto con mucho amor. (p. 44) a lo que se une, para mayor disfrute, el sabor de la cancioncilla de juego popular. En el poecuento ?La casita de chocolate? la bruja perdió la memoria y? Cuando entraron los niños hasta su alcoba, ni siquiera encontraba su vieja escoba. Ni la fórmula mágica de su ungüento. Dice con voz muy triste 424 que ha sido el viento. (p. 58) También explica Alicia Muñoz a los niños el porqué del título ?Poecuentos?; el autor, les dice, ha preferido la forma esencial de la poesía para contar estos relatos pues los poemas son como los cuentos pero mucho más breves y más emocionantes; el sabor de los poemas no cansa ni pierde su intensidad porque se da todo en apenas un instante pleno de gozo. A todo esto añade que las palabras que Reinaldo Jiménez utiliza para sus poecuentos son muy pocas pero muy escogidas para dotarlas de sentimiento, de color y de música. Esto lo podemos comprobar muy especialmente en poemas como ?Cenicienta?: Polvo de zafiros para Cenicienta. para la madrastra: ¡Pimienta, pimienta! (p. 16) o en ?El patito feo?, a cuyo título añade un hermoso subtítulo: ?Tristeza en la charca?: Transparente espejo, lámina del agua, sobre el verde fondo lágrimas y lágrimas. En la dulce tarde que mece la charca deja el pobre pato su tristeza blanca. (p. 22) ?El traje nuevo del emperador? subtitulado ?Dos sastres pillastres? es un puro juego de palabras: -Le haremos un traje de culimitad, a la real medida de su majestad. Será periforme, longitransversal, 425 de una suave tela superespecial. Corti-luengui-largo la parte de atrás y estrecho-anchuroso será por el as. (p. 52) En ?La ratita presumida. (Declaración de amor)?, la música, el color y el sentimiento se entrelazan en un poema lleno de ritmo y de gracia: Tormenta de lilas, frescura de malvas. De amores me muero por ti, linda Rata. Rubor de amapolas, albor de las jaras. Me muero de amores por ti, linda Rata. (p. 42) Y en ?El flautista de Hamelín. (Las ratas fans)?, el componente humorístico realza las cualidades mencionadas anteriormente: Hasta Hamelín llegó un lindo mozo tocando con gozo su dulce flautín. Y al tirintintín: un gran alborozo de rata y retozo. ¡La de San Quintín! Al concierto ratas echando piropos y alzando las patas. Y bajo los copos 426 bailan las sonatas de los heliotropos. (p. 56) También opina Alicia Muñoz que las palabras, los versos?, no sólo se entienden sino que se sienten porque tienen algo parecido a lo que llamamos alma y tiran de nosotros hacia arriba? por eso este libro parece querer echarse a volar con sus ligeras y altas ?eles?, como sucede en ?Aladino?: Aladino, Alí Babá?, o en el poema de ?Los tres cerditos?: -Sopla, lobo lobito?. En ?La ratita presumida? la reiteración del sonido de la ?r? le da más fuerza al ya marcado ritmo de los pareados: Rubor de amapolas/ albor de las jaras. Como consejo final anima a los niños a que lean los poemas en voz alta, ya que la poesía suena como la música, y así el sonido de sus letras saldrá de ellos y volverá, como jugando a la comba, con el aire? De las ilustraciones dice que con un color radiante Ana Moreno ha reflejado las ideas que más le han inspirado o conmovido, de una manera original, humorística y disparatada. 427 EL PLANETA QUE ERA AZUL227 EL PLANETA QUE ERA BLAU ?Como la buena confitura? es el título que Mar Pavón pone al prólogo de este poemario en el que apunta que, como la buena confitura, un poema se reduce a muy poco... ¡pero tan exquisito! También nos da la clave para enjuiciar este libro afirmando que ?como las dos caras de una misma moneda, el autor nos ofrece títulos felices que invitan a saborear la vida junto a otros que invitan a la reflexión?. Entre los primeros encontramos poemas breves llenos de encanto y musicalidad como ?El canto de la mar?: El mar no deja nunca de cantar bellas canciones de sol y de sal. (p. 32) como ?Noche de agosto?: Luna roja. Luna blanca. Negro el mar. Negra la playa. (p. 54) Algunos de gran lirismo como ?Duna?: Bajo la luna la duna se pone un manto de plata. al sol, se lo quita y palpita desnuda y de oro ante el azul del agua. (P. 22) Otros están llenos de gracia y humor; es el caso de ?A la luna de Valencia?: 227 GRANELL, M. El planeta que era blau- El planeta que era azul. Ilustraciones de David Guirao. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. 2004 (nº 22 de la colección CARACOL). 428 Es una luna famosa, con un alto pedigrí. A su luz de bella plata te quedabas, infeliz, hasta que el sol por el mar asomaba la nariz. (p. 26) Otro grupo de poemas pertenece a ese tipo de poesía que, sin ser concebida con fines didácticos, sí tiene una vertiente de concienciación hacia niños y adultos ante los problemas que ahora tanto afectan a La Tierra, como es el deterioro medioambiental del que vemos la denuncia en ?El planeta que era azul?: El planeta, que era azul, hoy tiene el color de caca que le hemos dado entre todos con mucho esfuerzo y constancia. (p. 14) la amenaza del fuego en ?El fuego hambriento?: Cada árbol que el fuego mastica, cada árbol que se traga entero es un paso más hacia una tierra sedienta y baldía en lo más dentro. (p. 30) la mendicidad en las calles del poema ?Sin techo?: Mucha es ya la gente en nuestras ciudades que no tiene casa, que vive en la calle. (p. 52) el desampara de los niños en el tercer mundo como en ?El niño soldado?: Alí tan sólo tiene un fusil y dos manos, pantalón y camisa. y no más de diez años. (p. 20) los conflictos mundiales en ?La danza de La Paz?: 429 Desde que este mundo es mundo, la paz, enferma en la cama y con la fiebre muy alta, no alza cabeza un segundo. (p. 58) Hay un grupo de poemas en los que los protagonistas son animales, sus costumbres y sus vidas, tan amables y atractivas a los ojos de los niños: ?El gorrión?, ?El delfín?, ?La tortuga?: La tortuga, vieja dama de muy lento caminar, paso a paso a todos gana si es que hablamos de la edad. (p. 24) Los poemas de El planeta que era azul están escritos en valenciano y traducidos al castellano conservando en su totalidad el significado de los originales y manteniendo en lo posible el ritmo y la rima. En las ilustraciones podemos observar que texto e imagen están en perfecta armonía realzándose mutuamente. 430 3.2.-AJONJOLÍ Poesía Hiperión para niños de todas las edades. En 1955 la editorial Hiperión abre una puerta a la dignificación de la poesía infantil y juvenil; puerta por la que entraron otras propuestas editoriales.228 Esta colección supone un acercamiento serio al género poético infantil y en ella encontramos muchos de los autores más emblemáticos que, en la actualidad, se ocupan de este género: Antonio Gómez Yebra, José A. Ramírez Lozano, Antonio García Teijeiro, Carlos Murciano, Carlos Reviejo, Ana Mª Romero Yebra... En el apartado de autores ya hemos analizadas varias de las obras que forman parte de esta colección; es el caso de Versos como niños, de Antonio Gómez Yebra, número, Verdes amigos, de Ana Mª Romero Yebra, Un ave azul que vino de la isla del sueño, de Carlos Murciano, La canción del grillo y El sapo y la luna, de Carlos Reviejo, Al hilo de la palabra, de Antonio García Teijeiro... 228 El artículo ?La edición de poesía infantil castellana actual?, de la revista C.L.I.J., (pp. 44- 52), de septiembre de 2003, firmado por Isabel Borda Crespo, ofrece un amplio panorama en materia de poesía infantil española. 431 PIANO, PIANO Piano, Piano 229es el título que encabeza la colección. De su autor, Ángel Guache, anota la editorial en contraportada, que es poeta del buen humor y que, en este como en otros libros anteriores, tiende un puente entre ciertas formas vanguardistas y las fuentes de lo popular. También nos dice que estos ?revoltosos? poemas nos provocan la sonrisa y son, con frecuencia, de un raro lirismo no exento de rasgos antipoéticos; un canto fresco que mezcla la ternura y el disparate, un sano humor y un peculiar tono burlón; y que su juego verbal disonante y desmitificador, nos sitúa con nuevos ojos ante las cosas. Con una cita de Séneca el autor ya nos prepara y nos previene con respecto al tipo de poesía que vamos a leer: ?Más humana acción es reírnos de la vida que llorarla?. La mezcla de distintos tipos de estrofas en un mismo poema, la disposición gráfica que a veces alterna estrofa con ilustración... nos sorprende ya a primera vista. La lectura de los poemas provoca en nosotros una mezcla de risa y perplejidad ante lo insólito, a veces disparatado, de algunas ocurrencias. En ?Ensueño de la tarde? encontramos pinceladas de este humor, un poco absurdo, un poco burlón... En el piano, ya cano, descansa el tiempo. Las notas se han quitado las botas. Redonda, blanca, negra, fusa, semifusa... Sueño con mi musa patidifusa. (p. 10) 229 GUACHE, Á. Piano, Piano. Ilustraciones de César Fernández Arias. Madrid: Ediciones Hiperión, 1995 (nº 1 de la colección AJONJOLÍ). 432 En algunos poemas aparecen formas vanguardistas que resultan sorprendentes y divertidas, como en ?Marina?: En la caña del viejo pescador ha picado un destornillador. El barco panzudo plancha el mapa azulón del mar. (P: 20) mezclados con versos de gran belleza rítmica y sonora: Reman los bateleros al son de tristes boleros que les canta el timonel. Rasgos antipoéticos encontramos en ?Parque? que tiene más notas de disparate que de canto fresco: Un díscolo viejo ha matado una pulga de un manotazo con la zurda. (p. 35) También encontramos notas de ternura pero en este caso, acompañadas del disparate y el tono burlón; es el caso de ?Canción de cuna?: Duérmete niño. En el bosque cercano canta a la luna una estrella soprano. Duérmete enano. Un jilguerillo vuela al campanario para ver a su abuela. (p. 39) En ?Tarde de infancia? un cierto tono nostálgico, que deja pocas concesiones al humor, impregna el poema: 433 Al ponerse el sol mirábamos emocionados los barcos iluminados cerca del horizonte marino. Jugábamos... (p. 43) ?Baile nocturno? nos muestra, con el habitual tono burlón y desenfadado, el desfile de personajes raros y estrambóticos de un baile de disfraces al que el mismo autor se apunta: El rey beodo empina el codo. Llega un despistado apache. es el hambriento Ángel Guache que se va a comer su hache. En burro y con lanza Sancho Panza avanza. (p. 51). El humor, el sano y desenfadado humor, que hace brotar la risa o la carcajada está presente en todos los poemas de este libro y, aunque no contenga altas notas de lirismo los niños pueden disfrutar con la ocurrencia y el disparate. 434 PIPIRIFAUNA José A. Ramírez Lozano, que ya conocemos como autor de Los Visigordos, tiene dos títulos en esta colección: Pipirifauna230 y Santos llovidos del Cielo. Las dos cuentan con ilustraciones del propio autor. De la primera de ellas nos dice mucho su título: Pipirifauna. De su contenido encontramos unas líneas en contraportada que resumen de forma neta el sentido de los versos y la intención de su autor: ?Sólo la (aparente) intranscendencia del lenguaje pone de manifiesto la poesía más pura y el azar gozoso de la inspiración. La ?puericia? de estos poemitas no es fruto del sentimiento ni de la sesudez humanas, sino de la rica complejidad del lenguaje que se nos muestra como en un juego de puzzle y nos renueva el entusiasmo de la vida, invitándonos a participar de su escritura y a prolongarla en un garabateo más allá de sus páginas y en un parloteo en voz alta.? Pipirifauna ha sido seleccionado por el Banco de Venezuela como uno de los mejores libros del 96 en lengua española. Juegos de lenguaje encontramos ya en el primer poema; puro juego de rimas para el que se aprovecha el doble significado de algunas palabras. Juego que invita al gozo y a la diversión pero con un regustillo de lirismo. ?El cuento del pez?: Érase un pez una vez y otra vez y tantas veces que tropezaba con él. Tanto nadó que de nada después de tanto nadar le valió el agua salada. (p. 9) Lo que más nos sorprende de ?El calamar? es la audacia del juego de los significados: ¡Qué tontería un calamar aprendiendo caligrafía! 230 Pipirifauna, editado por Hiperión en 1995, había sido editado en 1992 por la Editora Regional de Extremadura. Santos llovidos del Cielo fue publicado por Hiperión en 1998. 435 ¿No ves que ensucias la plana marina con tus borrones y confundes a los buques con faltas de ortografía? (p. 13) El encanto de ?Las tres tortugas? se lo debemos al cambio de una sola letra: Para Tortugal pasan las tortugas. Para Tortugal con un tortugués que cuenta tortugas: Una, dos y tres. ¿Para Tortuqué? (p. 17) En algunos de los poemas el efecto sorpresa se logra gracias a la disposición gráfica del verso. ?La lechuza?: La lechuza tiene mucha ganita de estornudar. Y se está quieta en la rama del olivo, como un hito, Hasta que ya la le Hasta que ya la le Hasta que ya la le- ¡chu! za estornuda y pone blanca de luna la noche del olivar. (p. 21) (Los últimos versos nos parecen de una belleza exótica e insólita) Insólito y sorprendente es el efecto logrado con la disposición de los versos de ?La jirafa?: 436 Ojos sus a asomarse para La jirafa cer cuánto tuvo que cre (p.25) y en el de ?El ciempiés listo y el torpe?: Era tan listo el ciempiés que nunca se tropezaba. Torpe era piescien tan el tropezaba con que él. (p.53) Estos poemas se valen del procedimiento de imitar la realidad desde el plano gráfico-visual, una fórmula que sólo se usa aisladamente en la poesía escrita para niños.231 Algunos poemas como ? Vaca? nos recuerdan a las greguerías: Vaca se escribe con ubre. El contenido lúdico de otros se basa en la confusión que provoca la similitud o proximidad de algunos términos.?Grillo?: Grillo Gritú Griél ¡Callaos! Y en ?Rata?: ¡Quién dijo rata! ¿Ratas en la catedral? 231 El artificio de imitar visualmente la realidad se remonta a los orígenes de la escritura literaria occidental. Véase, al respecto, la útil monografía de Miguel D?Ors El caligrama. De Simmias a Apollinaire (Historia y antología de una tradición clásica). Pamplona: Eunsa, 1977. 437 Esta rata es una errata. ¿Ves que le falta una pata y se come las minúsculas y se esconde tras las letras mayúsculas del misal? (p. 85) En otros, alguna característica del animal es la que hace saltar la chispa de la inspiración. Es el caso de ?La carcoma?: La carcoma qué glotona. De mañana desayuna su poquito de caoba. Para el almuerzo lapiceros. Para cena virutillas del palito de la escoba. (p. 45) En otros, la pura ocurrencia, sin más, crean un poema lleno de gracia; ?La rana?: Toda la misa croando terca en la pila de agua bendita. Ya se arremanga el cura su sotanilla, sal- ta el batracio, salpica. ¡Ay cómo chillan alborotadas las monjas y se santiguan! (p. 81) Paladeando estos versos y releyendo las líneas de la contraportada?. ?la rica complejidad del lenguaje??y nos renueva el entusiasmo por la vida?..convertir y prolongar la escritura en un garabateo?y en un parloteo en voz alta.?, nos viene a la mente esa otra misión o capacidad que tiene el 438 lenguaje de ser utilizado como un mero objeto de juego; las primeras manifestaciones del mismo en los bebés, (balbuceos, ronroneos?) tienen el juego como fin primordial; el niño juega con los sonidos que va aprendiendo de la misma manera que juega con sus pies o manos recién descubiertas. La capacidad que tienen las palabras de convertirse en elementos de juego tanto en su plano fónico como semántico o léxico, las posibilidades fónicas, sintácticas o significativas de las frases, forman parte del potencial lúdico del lenguaje, dimensión que los niños aprecian y saben utilizar y que los adultos no debemos perder de vista tanto para el regocijo personal como para el de los que aprenden de nosotros. Hemos dicho en un principio que los dibujos son del propio autor; hemos de añadir que la técnica utilizada es de gran efecto plástico: un borrón de tinta perfilado y con unos sencillos trazos a modo de pico, ojos, patas, orejas?, es suficiente para la creación de un animal. En ?Pingüino? los puntitos de la diéresis están sobre su cabeza como si fuesen dos estrellas. 439 SANTOS LLOVIDOS DEL CIELO Como se apunta en contraportada, el autor, en esta obra, utiliza como recursos el humor y la imaginación para jugar al juego de la desmitificación y hacer del santoral una galería gozosa de santos a nuestra medida y humanizados hasta la ternura más ingenua. El primer poema ?Invocación? hace de preámbulo a esta lista de singulares y divertidos santos: Éranse tantos los santos que, por ser tantos, un día tuvo el Cielo que expulsarlos de su santa Letanía. ¡Santos llovidos del cielo! ¡Santos lilas y otros santos tan viejos sobre la tierra que confundís los milagros! Acudid todos a mí -¡oh gloria de la poesía!- que quiero hacer con vosotros esta nueva letanía. (p. 9) El primer santo en acudir es San Aquileo que? ????tiene ermita de farero y se entretiene viendo venir las olas con sus vaivenes. (p. 11) Todos los demás santos, sus nombres, sus sorprendentes aventuras y desventuras?. son fruto del humor más sabroso aunque tenga una cierta apariencia de ingenuidad. A San Albio los curas le quitaron el corazón al encontrar en su bolsillo el carnet de donante: Mientras dormía, el año mil novecientos 440 ochenta y ocho, los curas se lo arrancaron con sacacorchos. (p. 21) A Santa Tirma la carcoma le comió un pedazo de su corazón, pero? Los fruteros le trajeron el corazón de una fresa dulce como el caramelo. (p. 23) ?San Belmiro? es un poema lleno de gracia: El arcángel san Delmiro, como es torcaz, va y vuelve con las cigüeñas a Garciaz. (p. 25) A San Pacio le gustaba el vino de ofrecer: A san Pacio le podía aquel vinillo dulce de la sacristía. De noche, tras de la cena buscaba a tientas el vino en las alacenas. (p. 27) Al beato Saso no le valió el martirio porque insultó al verdugo; por eso? Como no encuentra verdugo, beato Saso anda siempre jugando con mecheritos y petardos y cerillas por ver si se quema vivo???? (p. 29) San Armillo es el patrono de los melocotoneros. Cuando la guerra enterraron su cuerpo en un macetero y le brotaron dos ramas con melocotones nuevos. (p. 37) 441 Santa Garoza había formado una escolanía con diez palomas zuritas. Pero, sin saber por qué, alguien se las fue comiendo una por una las diez. Santa Garoza sospecha del cura porque le andan cantando siempre las tripas gregoriano por la siesta. (p. 51) Hay varios santos y santas más en esta ?Santa Letanía? a cual más insólito y divertido. Las ilustraciones son también del propio autor pero para esta ocasión ha unido a unos sencillos dibujos la técnica del ?collage?, con lo que consigue efectos plásticos muy sugerentes. 442 EL ABECEDARIO DE JULIETA Rosa Díaz232 tiene dos títulos en esta colección de poesía para niños: El abecedario de Julieta y La cesta de Julieta233. El abecedario de Julieta nos recuerda a una obra analizada con anterioridad; se trata de Las letras hablan, de Rafael Cruz; en ambos libros las letras del alfabeto inspiran unos poemas que, más que al deleite lírico, están destinados a ser un desenfadado ejercicio de dicción; puro juego de palabras, puros sinsentidos a veces pero atractivos para los niños, siempre predispuestos al juego y a la broma. Un ejemplo:? LA ESE? La Ese, tan sevillana, Tan social. Simpatiquísima. Tan de souflé, souvenir, tan suave, tan socialista. Es tu Saturno y tu suegra. Tu as, tu sota, tu sibila. La hacedora de los santos y del sofá y de la silla. La del sol y de la sal, la que sueña y la que sisa, la soprano, la silvestre, la que sale y lleva prisa. Tan de esport y tan de spray, de sprint de striptease, sencilla, soltera y sola, además de una Marisabidilla. (p. 53) 232 Ha publicado un libro de narrativa, El pianista, y varios de poesía para adultos, entre los que destacan: Cantábile para cuerda enamorada, Casacripta, Tótem, etc. 233 Publicados en 2002 y 2004 respectivamente, están ilustrados por Juan Carlos Pérez Rodríguez. El abecedario de Julieta es su primera incursión en el campo de la literatura infantil. 443 LA CESTA DE JULIETA La autora elige como protagonistas de sus poemas a las humildes hortalizas; tampoco pretende con ellos elevadas notas de lirismo; busca más bien la gracia, la chispa, el humor desenfadado que a veces encierra una sencilla ironía; el efecto de los juegos de palabras; la sonoridad de algunas y la llaneza, casi castiza de otras; son poemas ofrecidos a los niños para que disfruten y para que aprendan que también se puede hacer poesía de las cosas más cotidianas, utilizando el humor y una cierta ironía. ¿no hemos disfrutado todos con el humor de algunos poemas de nuestros más consagrados poetas? Un claro ejemplo es ?La espinaca? La Espinaca es la más fina en el puesto del mercado aunque está verde de ira con relación al Garbanzo. Y se queja, pues lo ve para ella poca cosa y hay quien dice que con él está mucho más sabrosa. -Yo, que soy de los delgados, el amor de los puretas y viene este desgraciado a sacarme de las dietas. (p. 54) Graciosas ocurrencias y estrofas con mucho garbo caracterizan algunos poemas como ?La zanahoria?. Ella es experta del caroteno y es el reclamo de los morenos. No tiene gafas y el oculista dice que tiene muy buena vista. Va de naranja y en zapatilla, 444 no va a la ?pelu? es muy sencilla, tiene un flequillo verde escobilla y está sobrada de vitaminas. La come cruda Spíderman y es la merienda de Superman. (p. 43) Humor y desenfado aplicado a las cosas cotidianas; aproximación a las cosas simples con una mirada diferente que nos hace sonreír. Juegos con las palabras y con las ideas. Poesía también para reírnos con las cosas de cada día; también y sobretodo para los niños es saludable la risa; de nuestra mano también pueden aprender el sentido del humor. 445 3.4.-LUNA DE AIRE Con el objetivo de promocionar la creación poética para niños, el Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI), de la Universidad de Castilla-La Mancha, convoca, desde el año 2003, el Premio de Poesía Infantil ?Luna de aire?; los libros ganadores de este premio se publican como integrantes de la colección del mismo nombre. Dicho premio está abierto a todas las comunidades autónomas y diversos países latinoamericanos. Hasta ahora se han publicado cuatro títulos: Versos para estar guapo, La vieja Iguazú, Zumo de lluvia y Rima rimando. 446 VERSOS PARA ESTAR GUAPO 234 En la presentación de este primer libro de la colección ?Luna de aire?, Pedro Cerrillo alega que el premio le fue concedido ?destacando la originalidad, su correcta construcción y su capacidad para crear un mundo lleno de sugerencias, en la mejor tradición de la poesía infantil?; así mismo recoge las palabras de la autora que comenta al respecto de los personajes: ?Creo que se trata de personajes que pertenecen, por tradición cultural, al mundo de lo fantástico. El imaginario fantástico con el que conectan forma parte de nuestra cultura y de nuestros símbolos, y privar de él a las generaciones futuras supondría contribuir al empobrecimiento de su experiencia? 235 La originalidad de la que nos habla el profesor Cerrillo la encontramos tanto en el tratamiento de los temas como en el trazado de los personajes que, si bien pertenecen, por tradición cultural, al mundo de lo fantástico, son temas de la realidad más actual y personajes cuyas vivencias están próximas a las experiencias vitales de los propios lectores. Así la princesa Teresa está presa porque su padre, el rey la ha castigado: ¡Pobre Teresa! Sin jugar ni merendar hasta que coma lentejas, de las que comen las viejas; (p. 11) En ?La invitación? descubrimos una airosa salida a una situación un tanto embarazosa: ¡Ya tengo la solución! Pues me marcho de viaje. Por ejemplo... ...¡A Nueva York! (p. 17) No es muy común que una farola se convierta en madre; en este sorprendente poema hay humor, sin estridencias, y una pizca de ternura: 234 COBO, I. Versos para estar guapo. Ilustraciones de José A. Perona. Cuenca: Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil. Universidad de Castilla-La Mancha, 2006 (nº 1 de la colección ?Luna de aire?). 235 Comentario recogidos en la presentación, p.7. 447 La farola y el farolo han tenido un farolito; lo han colgado en una plaza, no muy alto, frente al mar, para que esté entretenido mientras aprende a alumbrar. (p. 18) Todas las cosas pueden encerrar poesía si se las mira con ojos de poeta; La originalidad del poema ?Los sombreros? está precisamente en encontrar poesía en el amplio, mágico y variopinto mundo de estas entrañables prendas: Mi abuelo llevaba uno, era de paño gris, y recordarlo me lleva a un tiempo que fue feliz. (p. 21) La especial disposición gráfica de los versos refuerza lo descrito en el poema; en este caso los versos parecen retroceder en el espacio para expresar mejor esa idea del pasado. Un objeto tan cotidiano como una taza es una disculpa para crear un original poema que, a modo de retahíla, nos trae el recuerdo de un romancillo humorístico de tradición popular ?Marcelino/fue por vino/rompió el jarro/en el camino...?: Hoy el viento enloquecido ha volado en esta plaza. ¡Se ha roto la porcelana! ¡Pobre Ana! Sin su taza ¡Pobres gatos! Despeinados (p. 22) La nube despistada que tirita acatarrada por pisar los charcos nos hace sonreír en el poema ?La nevada?, en el que también surgen hermosas imágenes visuales y sonoras: Y al toser se desprenden algodones. Y al caer se blanquean los balcones, 448 los caminos, los tejados, (p. 23) ?Los cuentos? es un poema revelador para los niños; en él un niño se queja por que en su calle no hay castillos, ni príncipes, ni hadas.... Y tampoco vive un ogro, ni siquiera una hechicera..... pero él tiene algo estupendo: Menos mal que tengo cuentos guardados en la cabeza, y cuando quiero los llamo y vienen hasta mi puerta. (p. 10) La autora hace aquí una llamada de atención acerca de la capacidad que tienen los cuentos para hacernos soñar. Muy original, lleno de expresividad, con unas notas de fino humor y una llamadita a la solidaridad, todo envuelto en un ritmo ágil y juguetón, es ?La merienda?: Una cuchara, dicharachera y hermosa, juguetea con la sopa, no la boba, digo otra. (p. 14) En ?Un mundo un poco liado? encontramos el viejo tema del ?mundo al revés?, pero con una perspectiva más moderna y unos versos escritos en una forma muy sugerente: ¡Uy, qué lío de lugar! La Luna da calorcito, por la noche brilla el Sol; los peces vuelan bajito, por la tar de vue lo yo. (p. 13) 449 Del mundo de los cuentos nos viene el recuerdo de algún animal que pierde una de sus rayas 236;en ?El tigre rayado?, la descripción de la afanosa búsqueda de una raya, por parte de los animales nos hace sonreír; pero hay un hermoso final (la educación en valores era uno de los beneficios subsidiarios de la poesía; este poema habla a los niños de la autoaceptación): Entre todos le consuelan, le dicen: no pasa nada, seguimos queriéndote todos aunque te falte una raya, sigues siendo igual de tigre, uno más de la manada. (p. 24) Un sol envidioso de la luna nos sorprende en ?El sol madrugador?: -¡Qué envidia me da la Luna! Cuántos la vienen a ver. Yo aquí solo, acalorado, sin poderla conocer. (p. 26) Y una jirafa presumida a la que las gaviotas enseñan el valor de aceptarse como es; (hay una velada intención educativa, de nuevo la formación en valores): Ella cuenta sus anhelos, lo del baile y el collar, que se encuentra larguirucha y no sabe cómo agradar. Ellas le dicen: ¡bobadas! ¡Eres la reina del mar! (p. 29) Original, tierna y con una pizca de humor nos parece la bonita historia de ?La nube y el pez?; escrita a modo de romancillo en el que se intercalan 236 Con un poético y delicado lenguaje, Marisa Núñez escribe un hermoso cuento: La cebra Camila: Por desobedecer a su madre y por culpa de ?los malos vientos?, Camila pierde todas sus rayas. Con la ayuda de sus amigos consigue su antigua piel listada; anotamos su delicioso final: ?Y se estiró mucho para lucirse aún más/ y para que su madre la viese bien,/ con un anillo en la pata,/ una rayita de plata,/ un lindo remiendo azul,/ una puntilla de tul,/ una cuerda de violín,/ un gran cordón de botín,/ una cinta en la melena?/ y ni una gota de pena?. Está ilustrado por Oscar Villán y es de la editorial Kalandraka. 450 estrofas de versos largos con otras de versos más cortos, está salpicada de hermosas imágenes visuales y sonoras: Su rastro de espuma blanca ha vuelto loco perdido a un pez con brillos de nácar que la busca embravecido. (p. 32) Gracioso y ocurrente el poema ?El elefante elegante?, en el que el protagonista se prueba y se prueba trajes; la sentencia final nos parece muy apropiada para la reflexión: Todo le queda pequeño o le cuelga, le hace gordo, no le sienta, no se ve... ¡Qué exigente este elefante que con nada se ve bien! Creo que lo que le pasa es que no se gusta él. (p. 35) El poema final, ?Versos para estar guapo?, es una muestra más del desenfado con el que se ha escrito este poemario y una nueva ocasión para decirnos lo que de verdad vale la pena; los primeros versos son para la diversión: Corbata no va con bata ni abrigo con camisón. Con camisa da la risa si confundes un botón. Los últimos son para la reflexión: Pero lo más importante si deseas estar guapo es que no estés nunca triste, serio, mustio ni arrugado, porque se enturbia la cara, se desaliñan los trajes 451 y deslucen los bordados. (p. 37) Podemos añadir, para concluir, que si bien no encontramos unas altas notas de lirismo, de belleza, tampoco gran profusión de imágenes, ni grandes concesiones a la rima, al ritmo o a la musicalidad, elementos que consideramos propios de la poesía infantil, sí apreciamos, como elementos compensadores, una buena dosis de humor y una particular visión, próxima, por otra parte a la que pueden tener los niños, de los personajes, de las cosas y de la realidad cotidiana. Los dibujos son sencillos pero de gran fuerza expresiva; nos recuerdan a los de algunos cómics. 452 LA VIEJA IGUAZÚ 237 Los libros de poesía infantil están compuestos generalmente por un número determinado de poemas y cada uno de ellos, tenga título o no, es un ente autónomo dentro de dicho libro. Por este motivo La vieja Iguazú nos resulta novedoso, casi único, en este universo de los libros de poesía para niños. Con versos escritos en total libertad, sin ningún tipo de concesión a esquemas rítmicos ni estrofas, (en ocasiones aparecen algunas rimas), este poemario nos presenta retazos de vida y principales ocupaciones de una viejecita y del reducido entorno en el que vive y ejerce su última ocupación: contar cuentos y dar de comer a las palomas. El contenido poético de esta composición, en la que no hay poemas sino una sucesión de hechos y personajes, se encuentra, precisamente, en estos personajes, descritos de forma estilizada (la presentación de la protagonista conforma el original comienzo): Un piececito y el otro, y el bastón, se va acercando la vieja. Es una vieja revieja, rota, rota, (p. 8) Y en lo que hace: Un piececito y el otro, y al balcón: ¡pan para las palomas! (p. 9) La acción avanza para describir otros lugares : Un piececito y el otro, y a la plaza: ¡cuentos para los niños! (p. 9) Se van sumando personajes: Y detrás va el barrendero: barre las migas de pan, (p. 9) 237 Darabuc, (Gonzalo García).: La vieja Iguazú. Ilustraciones de Ana Cuevas. Cuenca: Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil. Universidad de Castilla-La Mancha, 2005 (nº 2 de la colección ?Luna de aire?). 453 son personajes poco convencionales: barre cuentos, barre las viejas palabras, barre niños... (p. 9) Un apenas sugerido mundo real (la plaza donde los niños escuchan los cuentos) se mezcla con el fantástico mundo de los cuentos: Hoy la vieja está en la plaza. Han abierto el ?infinito? y ha tocado ?descoser?. La vieja Iguazú cose un cuento, lo descose (p. 25) (En versos anteriores nos han explicado: ?El Infinito es el arca/ de Noé/ de las palabras?) También están intercalados los cuentos que cuenta la vieja; son cuentos estilizados, sorprendentes en los que, a veces, encontramos ?el mundo al revés?, con fórmulas clásicas de la narrativa de cuentos: Y érase que se era, ayer se fue la historia de un consomé que no quería cenar. ¡había niños al plato! (p. 21) Algunos cuentos nos hacen reír por lo absurdo de la situación: ?en el país de Colmena, el guardia para a la abeja: ?¡Su carné! ¡El permiso de zumbar, el permiso de volar, el permiso de libar.... (p. 23) La continuación nos sorprende aún más: Y a Abeja le da la risa: ?¡A ver! ¡Su permiso de silbar! 454 ¡El permiso de multar! ¡El de parar a la gente y el de ser tan repelente!? (p. 24) La historia continúa con los personajes que se van uniendo para escuchar los cuentos: Y el barrendero, Miguel, se queda quieto detrás: no se pierde una palabra y se olvida de escobar... y hasta se olvida de dónde ha puesto el cesto y la escoba. (p. 26) Los sucesos se encadenan, pero la acción avanza mientras se incorporan más personajes: La escoba estaba en un banco de la calle de San Juan. Se la ha traído el alcalde, y se ha quedado detrás. no se pierde una palabra y se olvida de alcaldear .(p. 27) Más personajes y más sucesos.................. ¿Y el cesto? El cesto estaba en el puesto de verduras de Vicenta. (p. 28) Hechos y personajes están relacionados entre sí en una sucesión que nos recuerda a las retahílas, tienen incluso la misma incoherencia: ¡Anda!, ¿y Juanilla? Ha encontrado el bisturí, se ha casado con Miguel (aunque no hubiera rosquillas), ha entrado al Ayuntamiento, 455 trepa por la escalerilla y se monta en la veleta a zamparse una tortilla. (p. 31) En el desenlace final se juega al mismo juego: Ya no le llevo la compra a la vieja Iguazú. No está ni estará más. hoy en la plaza están todos tristes. Al abrir el ?Infinito? toca la palabra ?adiós? (p. 34) Pero la historia no termina ahí: Hasta que viene Mariela y abre el libro, ha salido ?catarata? y empieza a contar un cuento: ?Un piececito y el otro, sin prisa pero sin bastón, (p. 36) De ?La vieja Iguazú? podríamos decir que nos parece un hermoso cuento escrito en forma poética; al analizarlo detenidamente observamos que apenas encontramos recursos estilísticos formales más o menos convencionales; sí encontramos diferentes registros poéticos. En la exageración y en el contraste: mira al ogro de la cara horripilante, de las manos de gigante, de la tripa de hormiguita.. (p. 12) En las hermosas imágenes de contenido revelador: A los niños, pan con cuentos. A los ogros, 456 pan y azúcar, que les endulce el carácter... (p. 14) En las descripciones (casi fotográficas) de lugares entrañables: El comedor de la vieja tiene fotos (¡miles!), cuadros (dos), un canario, cuatro sillas y un sillón. (p. 16) En los juegos de palabras con significados equívocos: La vieja Iguazú cose un cuento, lo descose y lo vuelve a recoser, (p. 25) Hay poesía en la sucesión y acumulación de palabras y sonidos: ¡El permiso de zumbar, el permiso de volar, el permiso de libar y el permiso de melar! (p. 23) Poesía también pero con un humor fino con sus chispas de ironía: ?¡A ver! ¡Su permiso de silbar! ¡El permiso de multar! ¡El de parar a la gente y el de ser tan repelente!? (p. 24) Poesía con algunos guiños a la ternura: Un piececito y no más, que le duelen los juanetes: Juan que se le fue a Alemania, (p. 10) Poesía en lo cotidiano: 457 La vieja Iguazú tiene fotos, cuadros, un canario, una supermecedora, artritis en una mano, artrosis en la otra mano y un bastón, (p. 17) Poesía que apenas percibimos pero que está en el fragmento final: ?Un piececito y el otro, sin prisa pero sin bastón, se va acercando una vieja, (p. 36) Es el desenlace de la historia; ahora cuenta los cuentos Mariela, que los aprendió de Miguel, que los aprendió de la vieja, ?la maga del pan con cuentos?: Lleva una canasta lila con mentiras verdaderas y las trenza y las destrenza y las mezcla y las combina y todo el mundo la escucha, callado, ¿qué pasará? (p. 36) Queremos hacer hincapié, para concluir, en la pregunta que nos hacíamos al principio: ¿dónde reside ese sutil halo poético que se desprende en este poemario, (que no parece un poemario) de La vieja Iguazú ? Podemos decir, en primer lugar, que la propia protagonista nos aparece descrita y rodeada de poesía: ?la maga del pan con cuentos?; lo que hace adquiere dimensiones poéticas; tanto gustan sus cuentos que todos olvidan sus ocupaciones, menos Mariela, que tiene que seguir contando; el aparente desorden que encontramos en toda la composición también tiene significado poético: la sorpresa en el cambio de plano, de escenario, de verso, de estrofa, (algunas tan breves, como pinceladas, otras largas). A veces surgen unas rimas, sin esperarlas; unas notas de humor, a veces fino, a veces tierno, a veces absurdo..., que nos hace sonreír. ¿Es esto poesía?, ¿Es buena poesía para los niños? Si Bécquer nos decía en sus rimas ?Poesía eres tú?, nosotros podemos decir que poesía es la vieja Iguazú, ?la maga del pan con cuentos?, el barrendero Miguel, que olvida 458 su escoba, el comedor de la vieja, los mismos cuentos que cuenta y la forma de contarlos... Podemos decir, en fin, que todo es poesía siempre que se mire con ojos de poeta; y es buena para los niños siempre que esa poesía les llegue al corazón a través de sus sentidos. 459 ZUMO DE LLUVIA 238 Además de presentarlo como libro para lectores de 8 a 10 años, la revista Cuadernos de literatura Infantil y Juvenil, dice de él que es ?un poemario que nos permite asomarnos a la vida cotidiana de un niño como tantos otros y conocer lo que le gusta y lo que no; sus habilidades, sus sueños...En fin, una mirada tierna y divertida sobre la vida de este niño que podía ser cualquiera de nosotros. Una poesía cercana a la experiencia vital de los lectores?.239 El primer poema, que da título al libro, nos hace partícipes de lo que supone el suplicio de las comidas para un niño, así como de sus fantasías al respecto: Cenaría siempre estrellas asadas y flecos de nube en vez de ensalada... (p. 9) ?Mala suerte? nos habla de los sueños y deseos de los niños a menudo truncados ante la prudencia de la madre: ¡Cuando sea mañana quiero nadar, y coger caracolas blancas del mar! -¡Qué disparate! Ciérrate la chaqueta, ponte los guantes... (p. 10) ?Aguacero? es un poemita muy breve en el que el deseo del niño y la realidad se expresan con una mezcla de gracia y humor: Si me meto en los charcos mamá me riñe 238 BROSETA FANDOS, T. Zumo de lluvia. Con ilustraciones de Joaquín Reyes. Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2006 (nº 3 de la colección ?Luna de aire?). 239 En la sección Libros/ Novedades de esta revista se presentan, con un breve resumen del contenido y reseña bibliográfica, los libros que son novedad en el mercado, clasificándolos por la edad a la que están destinados. Para Zumo de lluvia ver C.L.I.J., nº 195 (agosto/septiembre 2006), p. 66. 460 porque no llevo botas ni calcetines. ¡Con lo bonito que es meter en el agua los diez deditos! (p. 12) ?¡Qué lata!? nos cuenta la típica enfermedad infantil240; en este caso la nota de humor la ponen las reflexiones del propio enfermo: Dicen mis padres que tengo lo que tengo que tener porque siempre voy descalzo y nunca me abrigo bien. (p. 13) En ?Hermano mayor? se expresan los sentimientos contradictorios de un niño ante la idea de tener un hermano: No sé yo si es buen negocio ir a tener un hermano... (p. 15) ?¡Qué más quisiera!? es otro monólogo interior del niño que se sabe incapaz de estarse ?quietecito y calladito? como desearían sus padres y profesores; la idea expuesta al final es para la reflexión: Cuando yo sea grande seré maestro, y en mi escuela los niños no estarán quietos. Será una escuela donde cada uno aprenda a su manera... (p. 17) ?Caligrafía? es un simpático poema que expresa las peleas con esta materia escolar: La seño dice que tengo que hacer más caligrafía, que por culpa de mi letra se está quedando sin vista. (p. 18) 240 El tema de las típicas enfermedades infantiles es recurrente en los libros de poesía para niños; recordemos ?Resfriado? de Celia Viñas. 461 En ?La tabla del tres?, la tarea escolar ya no es un suplicio sino un juego; juego a contar y a cantar como en una retahíla: Tres por uno, tres. ¿Te lo digo del revés? (p. 22) En ?Mediodía?, de nuevo problemas, pero ahora no están causados por la comida: Cada vez me da más miedo la hora de la comida, porque mis padres se empeñan en ponerme las noticias. (p. 24) ?Dolor de muelas? cuenta los miedos que suscita la visita al dentista: Se acerca con una aguja amenazante en la mano y, aunque sonríe, yo siento que mis huesos se hacen blandos, (p. 26) ?Yaya? pone de manifiesto la especial relación que tienen los niños con la abuela. El humor, la gracia y la espontaneidad surgen con unas chispas de ternura: Y me gusta que te rías, y que te pongas tan roja, que las arrugas te tiemblen como un flan de mariposas. (p. 37) Otros poemas nos hablan de sueños, de otras escenas cotidianas; el poema final nos parece sugerente y muy revelador: ?Despedida? Poemas, desde mañana 462 os pondré migas de pan en la ventana. (p. 43) Como apreciación final y, a modo de resumen, podemos decir que en Zumo de lluvia, al igual que en muchos de los libros de poesía que se escriben hoy para los niños, encontramos una tendencia a hacer poesía de lo cotidiano, de las experiencias vitales de los niños, sin hacer demasiadas concesiones a la dimensión poético-lírica del lenguaje. Sí encontramos otras muchas cualidades como espontaneidad, humor, gracia, frescura, naturalidad y un lenguaje sencillo, casi coloquial. Los niños de hoy tienen unas características peculiares y podemos apreciar que, en éste y en otros muchos libros destinados a ellos, sus autores tienden a hacer una poesía que esté en la línea de sus intereses. Las ilustraciones, en consonancia con los textos, están realizadas en tono humorístico y con un cierto aire retro. 463 RIMA RIMANDO 241 Es muy probable que Carlos Lapeña, autor de este libro, quiera acercar a los niños algunos de nuestros poetas clásicos. El título nos recuerda el famoso soneto de Lope y el subtítulo, (Poemas de 10 por tres) nos pone sobre aviso de otra particularidad que también tiene que ver con nuestra poesía clásica: los poemas están compuestos en base a tres tipos de composiciones: ovillejos, espinelas y coplas reales; hay diez poemas de cada modalidad. Esta especie de homenaje a poetas clásicos se completa con la inclusión de fragmentos de algunas de sus creaciones más famosas; hay un fragmento de Unamuno en la presentación; el conocido poema de Miguel Hernández ?Llegó con tres heridas?, encabeza el apartado de ovillejos; para las espinelas ha elegido: ?También la verdad se inventa?, de Machado y para las coplas reales ?Andar es sembrar camino? de Emilio Prados. Esta actualización de formas métricas clásicas, estos fragmentos de poemas que parecen estar puestos para la reflexión, nos anticipan de alguna manera que esta poesía está destinada a niños que tengan ya una cierta capacidad de comprensión y de reflexión. ?Presentación? es el título del primer poema; forma parte de los ovillejos y es un intento, en tono humorístico y desenfadado, de explicar el tipo de composición que se va a leer, más por motivar la atención que por conseguir un aprendizaje: Verso que la musa sopla es la copla; si se entreteje cual tela, espinela; si pregunta con gracejo, ovillejo. Los poemas que aquí dejo espero que no te asusten, son -deseo que te gusten- copla, espinela, ovillejo. (p. 11) 241 LAPEÑA MORÓN, C. Rima rimando (Poemas de 10 por 3). Con ilustraciones de Antonio Santos. Cuenca: Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil. Universidad de Castilla-La Mancha, 2007 (nº 4 de la colección ?Luna de aire?). 464 El resto de los ovillejos tienen esas mismas características de humor y desenfado, que no impiden que haya en ellos una sentencia más o menos velada, una especie de moraleja o alguna nota para la reflexión. Por lo general son composiciones en las que la primera parte de preguntas y respuestas tiene un tono más desenfadado y preparan de alguna manera la segunda parte en la que encontramos esa moraleja o sentencia: ¿Quién corre que se las pela? La gacela. ¿Quién resiste, aunque se arruga? La tortuga. ¿Quién es fuerte y musculoso? Pues...el oso. En este mundo asombroso todos tienen su valía, como muestran cada día gacela, tortuga y oso. (p. 14) Los poemas que componen el apartado de espinelas están inspiradas en temas del mundo real en el que se mueven estos niños y les plantean situaciones que despiertan su interés y los mueven a la reflexión: animales, astros, cuentos... Los últimos poemas de este apartado ponen de manifiesto problemas de gran actualidad como son el calentamiento global, el hambre y la pobreza y la inmigración; en análisis anteriores hemos hablado de la dimensión educadora de la poesía en cuanto que posibilita la sensibilización y la formación en valores; estos poemas son muy apropiados para la concienciación acerca de estos temas. ?Extranjero?: Vengo del fondo del mundo, de fuera del tiempo vengo; vengo sin nada, pues tengo nada en un pozo profundo. Vengo por mi no rotundo a la danza de la muerte, (p. 50) El poema ?Otro cuen? es una excepción en este poemario, pues se basa en un juego de palabras y es ese su único sentido: un juego; se ha omitido la última sílaba de cada verso con lo que el lector tiene que implicarse no sólo en la lectura sino en la propia composición del poema: 465 Voy a contarte otro cuen-: Una gotita de llu- cayó en un extraño lu- era una cálida fuen- (p. 45) Algunas de las coplas reales tienen como tema central La Naturaleza y sus cambios; así vemos los diferentes momentos del año desde el estado de una acacia y unos pájaros que viven en ella. ?Otoño?: El viento trae un mensaje para la acacia vecina. Sus hojas cambian de traje para emprender el gran viaje de la rama hasta la esquina. (p. 66) En las últimas composiciones se poetizan los diferentes momentos del día pero poniendo un especial énfasis en el estado anímico del sujeto. ?Al amanecer?: Por la mañana temprano el mundo no tiene esquinas, picos ni bordes, es plano, igual que el sol del verano, si en un cuadro lo imaginas. En ese instante no hay nada que pueda herir ni doler, es el momento en que el hada concede la paz soñada y nos promete volver. (p. 71) Una vez hecho un recorrido por estos poemas constatamos que si bien el humor y el desenfado presiden el tono de todos ellos, así como la utilización de un lenguaje sencillo y asequible, anotamos que hay también una cierta velada intencionalidad educativa que tiene que ver con la concienciación y la sensibilización hacia temas preocupantes del mundo actual, motivo por el cual los consideramos más aptos para niños mayores pues se escapan a los intereses de los más pequeños. 466 3.4.-GRANDES HOMBRES Y LOS NIÑOS Everest es una de las editoriales de mayor implicación en lo que a publicaciones de libros infantiles y juveniles respecta; ha editado en diferentes colecciones, un dilatado número de títulos, tanto de narrativa como de poesía y teatro, destinados a los niños. En la década de los ochenta los libros infantiles publicados en la misma están articulados en cuatro secciones: ?Libros para leer?, con lecturas infantiles como cuentos, leyendas..., y literatura en general; ?Libros para descubrir y comprender?; ?Libros para practicar y comprometerse?; y ?Libros para hacer y expresarse?, en los que se encuentran actividades de expresión plástica, dinámica, tiempo libre, etc. Cada una de estas secciones se divide en cuatro series: La Historia, Los Hombres, Las Obras y Observa y Experimenta. Todas ellos, a la vez, adaptadas a niveles distintos de edad: Primeros pasos, a partir de los 2,3 años; Infantiles, a partir de los 5, 7 años; y Juveniles, de los 12 a 14 años en adelante. En la sección ?Libros para leer? y dentro de la serie ?Los Hombres? se publica la colección ?GRANDES HOMBRES Y LOS NIÑOS?, que supone un estimable esfuerzo por acercar la vida y la obra de los grandes hombres a los niños. Dentro de los libros que integran dicha colección una parte de ellos está dedicada a los poetas. Cuentan con una cuidadosa encuadernación y una bellísima ilustración. Hemos de constatar, por otra parte, que el interés de cada uno de ellos reside tanto en la selección de sus poemas como en su presentación en la que se analizan varios aspectos de la vida y de la obra del poeta en cuestión. En ella se ha dado cabida, junto a los grandes clásicos españoles, a otros poetas no españoles de habla hispana, como Gabriela Mistral o Rubén Darío y a otros que, sin ser de la talla de los primeros, tuvieron gran popularidad en su tiempo, como José María Gabriel y Galán, o escribieron una dilatada obra destinada y dedicada a los niños, como en el caso de César Aller. Hemos de constatar también la presencia de autores leoneses como Victoriano Crémer y Antonio Pereira. 467 JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Y LOS NIÑOS 242 Contiene una variada y cuidadosa selección de poemas y una amplia presentación en la que el autor incluye una serie de puntos que consideramos curiosos y estimulantes para los jóvenes lectores. En una breve semblanza de la vida del poeta hay una serie de párrafos autobiográficos que subrayan algunos de los episodios más significativos de su vida para que el niño perciba la clara relación vida-obra; el propio Juan Ramón comenta acerca de sus estudios, sus viajes, su amistad con García Lorca y su visita a Granada, con motivo de la cual escribe el canto a las fuentes del Generalife, cuyo texto es incluido en este apartado. También se comenta de forma breve su matrimonio, el exilio, su actividad como profesor, su muerte y el premio Nobel que le fue concedido. (José María Garrido hace, de paso y pensando en la formación cultural de los niños-jóvenes, un resumen de la vida de Alfredo Nobel, del alcance y significado de estos premios así como de sus modalidades.) Se incluye también un repaso de la Generación del 98 y del Modernismo, la presentación de la Casa de Cultura Zenobia y Juan Ramón y finaliza con unos breves apuntes acerca de cómo era el poeta. Entre los textos seleccionados hay 9 capítulos de Platero y yo con su introducción; para los poemas la selección se ha hecho buscando aquellos que tienen un mayor interés para los niños, siendo Baladas de Primavera, Pastorales y Otros poemas los libros más representados; ?Mi cuna?, ?La luna en el pino?, ?Canta pájaro lejano?, ?Verde verderol?, ?Juego?, ?La luna es entre las nubes?, ?Los saltimbanquis?, ?Los niños tenían miedo?, ?Novia del campo, amapola?, ?El niño estaba llorando?, ?La cojita?, ?Doraba la luna el río?, ?Corazón de colores?, ?Los troncos muertos?, ?El niño pobre?, son algunos de los poemas de esta antología que tienen como característica común que tratan el tema de los niños o de la naturaleza y todos ellos con un lenguaje sencillo y asequible, teniendo en cuenta la sublime calidad poética. 242 GARRIDO LOPERA, J. M. y herederos de J. Ramón Jiménez. Juan Ramón Jiménez y los niños. Ilustración de José Ruiz Navarro. León: Editorial Everest, 1981. 468 FEDERICO GARCÍA LORCA Y LOS NIÑOS 243 Está preparado por José Mª Garrido y contiene, al igual que el resto de libros de la colección, una cuidadosa selección de poemas así como un amplio preámbulo en el que se ha dado cabida a diferentes aspectos relacionados con la vida y la obra del poeta y que consideramos motivadores y curiosos para los niños. Comienza con un ?Prologuillo para niños? en el que José G. Ladrón de Guevara les anima a leer y conocer la vida y obra de los grandes hombres; de esos que ?trabajan para bien de la humanidad, para dignificar nuestra vida, para hacernos mejores, más libres y más felices?. Los anima, a su vez, a leer y conocer la vida y obra de García Lorca, del que les dice: ?...su corazón estaba plantado y arraigado en una infancia como la vuestra; un tiempo para jugar a vivir, para soñar que vivimos, para vivir en paz y en amor? En la introducción, José Mª Garrido destaca alguno de los rasgos más sobresalientes de la personalidad del poeta: su sensibilidad y la originalidad de su estilo, su generosidad, su bondad y su gran amor por los desheredados de la fortuna, su entusiasmo por la cultura y el saber...; hace, asimismo partícipes a los niños de su propia reflexión, en la que se plantea que si la obra de Lorca llegó a ser tan genial ¿Qué metas hubiese alcanzado si no le hubiese sorprendido la muerte tan temprano? Otro de los apartados de la presentación es un ?retrato literario? del poeta escrito por Celestino Mondéjar y que José Mª Garrido recomienda de forma especial a los niños por estar inspirado en una fotografía de un Federico muy joven, casi adolescente; ?Quizás a vosotros, a vuestra edad, os sea difícil entenderlo, pero, no obstante, lo incluimos porque la riqueza de imágenes del mismo representa fielmente a Federico, genial creador de las metáforas más originales de nuestro tiempo?. Este ?retrato metafórico literario? contiene frases como ?Raciales rasgos, en personalidad acentuada. Mirada penetrante, piqueta que atraviesa los muros del alba, campea por soles y plazas y taladra recato de intimidades?. Los apartados siguientes están destinados a la vida y obra del autor, incluyendo párrafos autobiográficos en los que se destaca lo más significativo: su amistad con los niños, con los gitanos, con los negros y con todo el mundo. 243 GARRIDO LOPERA J. M. Federico García Lorca y los niños. Ilustrado por José Ruiz Navarro. León: Everest, 1981. 469 En la presentación de su obra, ésta aparece repartida en las diferentes categorías: poesía, teatro, prosa, su labor como dibujante y como músico. Los poemas que componen la antología han sido seleccionados de todos sus libros de poesía, siendo Canciones el más representado, ya que abundan en él las composiciones destinadas a los niños o inspiradas en ellos. ?Tío-vivo?, ?La canción del colegial?·, ?El niño buscaba su voz?, ?Caracola?, ?Canción tonta?, ?El lagarto está llorando?, ?En el soto?, ?Cancioncilla sevillana?, ?Paisaje?. Del resto de los libros se han elegido los poemas más apropiados para los niños tanto en lo que respecta al tema como a la forma, de gran belleza y calidad lírica; es el caso de ?Balada de la placeta?, ?Baladilla de los tres ríos?, ?Romance de la luna, luna?, ?Mariposa?, ?Nana de Sevilla?, ?Despedida?. En el epílogo que se incluye al final, el tono suena a moralina, no tanto por el contenido como por la forma: ?No seáis rencorosos ni vengativos, desterrad para siempre el odio, la revancha y la envidia, vicios funestos...? Hemos comprobado que en la actualidad no es ese el camino más idóneo para motivar a los niños hacia una correcta conducta moral. 470 LEÓN FELIPE Y LOS NIÑOS 244 Contiene en el prólogo reflexiones que su autor se hace acerca de si esta poesía responde a lo que tradicionalmente se tiene por poesía de niños; sale del paso anotando las opiniones de algunos ?amigos que saben mucho del asunto?; para el tema que nos ocupa vale la pena tener en cuenta estas opiniones. La poesía de León Felipe, dice Ramón Oteo, carece a menudo de aquel ritmo que hace que el poema llegue fácilmente, por su sonoridad, a la sensibilidad infantil, pero en compensación posee una gran fuerza que nace de su sinceridad y de su hondura humana. Y lo sincero y humano deben ser lección y ejemplo para los niños. La pedagoga María Soledad Riesco anota que ?La poesía de León Felipe contiene numerosos elementos de interés para los niños mayores, (13 y 14 años) por lo que, sin duda alguna, su poesía puede y debe ser gustada estéticamente por ellos?. El psiquiatra Antonio Labad piensa que ?León Felipe está muy próximo a lo sentido por los jóvenes y los adolescentes porque en la adolescencia se actualizan, se despiertan o se intensifican las tendencias o conflictos vividos en años anteriores. Es el momento de las contradicciones, de la lucha por todo lo que significa independencia e idealismo?..En este sentido la poesía de León Felipe puede ser sentida por los jóvenes?? José María Román, doctor en Psicología, encuentra apropiada esta poesía porque ?A los chicos de 11 y 15 años les gusta el realismo en las cosas, las palabras, las verdades crudas que hacen pensar, la globalización de los saberes: Literatura-historia-política actual?? Como en el resto de los libros de esta colección el autor comienza con un exhaustivo repaso a la vida y a la obra del poeta en varios apartados a los que les dio títulos bastante expresivos: ?Estudiante?, ?De la farmacia a la cárcel?, ?Farmacia, amores y bohemia?, ?Administrador de hospitales en África?, ?Entre América y España?, ?La guerra y el exilio?, ?EL viaje?, ?Definitivamente Méjico?, ?La historia del poeta?, ?De qué habla en sus poesías??, (en este apartado el autor desglosa para los niños los temas más recurrentes en la poesía de León Felipe: la justicia, el llanto, Dios, el poeta, las dignidades eclesiásticas, el viento, el hombre, las circunstancias históricas, y Don Quijote. En el último apartado clasifica las obras del poeta en cuatro grupos, anotando como del primer grupo las de ?Formación del poeta caminante y en soledad?; las del segundo como ?Enfoques sobre la 244 FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, J. M. León Felipe y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1982. 471 Guerra Civil española?, el tercero ?Hundimiento en lo trágico? y el cuarto como de ?Recolección de los elemento poéticos anteriores?. En los poemas seleccionados notamos que se ha puesto una especial atención en buscar los de lenguaje más claro y accesible y temas próximos a los intereses de los niños. Así de Versos y oraciones del caminante, se eligieron entre otros ?Un caballo blanco?, ?Autorretrato?, ?Romero solo?, ?Como tú??, ?Ven con nosotros??; de El español del éxodo y del llanto se han seleccionado ?Primera lección? y ?Segunda lección?; como representativo de Good bye Panamá se ha seleccionado un fragmento perteneciente a La insignia; de La manzana un fragmento del prólogo que habla del cine y del poeta; de Ganarás la luz el fragmento titulado ?Pero ¿por qué habla tan alto el español?? Y los poemas ?Hay dos Españas? y ?Me voy porque la espiga y la aurora no son mis amigas?; de Llamadme publicano el poema ?Sé todos los cuentos?; de ¡Oh, este viejo y roto violín!, además de unos fragmentos de poemas a modo de diálogos con Sancho o consigo mismo, están incluidos los poemas ?Noche cerrada?, ?Aquí Castilla?, ?Más bajo? y ?Ángeles?; de Rocinante, el poema ?La fusta? y otro fragmento en el que ?dialoga? con el famoso rucio de Don Quijote; del Ciervo y otros poemas ?La rosa de harina? y de No es cordero? Que es cordera, reelaboración de Shakespeare de un cuento milenario, al que León Felipe da otra dimensión como comedia, se ha seleccionado un fragmento en el que se habla de los cuentos en las distintas épocas desde la Edad Media, en la que eran de todos, hasta la actualidad en la que están ?apresados? en una jaula que es el libro. Como colofón, se incluye un poema de José Herrera Petere: ?León Felipe es?? 472 ROSALÍA DE CASTRO Y LOS NIÑOS 245 Se publica este libro en el año del centenario de la muerte de Rosalía. En el prólogo, con título en gallego, ?¡Ai dos que levan na frente unha estrela!?, el autor llama la atención sobre esta conmemoración, a la vez que anima a los niños a acercarse a esta escritora de versos tanto por la calidad de su obra como por el amor que sentía por su tierra. Después de una breve semblanza de su vida en la que habla de su nacimiento, de cómo sintió muy pronto la llamada de la poesía, de su casamiento e hijos, de la pena y amargura que la acompañaron toda su vida, de su salud y de su muerte, Luis Iglesias, autor de este libro, presenta a los niños la obra de Rosalía, sus libros en verso y en prosa y les dice que escoge para ellos los poemas más festivos de la autora ya que no fue solamente la cantora de las quejas y lágrimas de Galicia sino que también dejó muestras de un temperamento risueño. Advierte a los niños que esas poesías que ellos van a leer en castellano son traducidas del gallego, razón por la cual pierden bastante de su fidelidad ya que ?la poesía no es propia para ser traducida?. El primer poema es un canto a Galicia del libro Cantares. De cada poema seleccionado, el autor de esta antología hace una breve presentación y una sencilla explicación para los niños sobre su contenido y su forma. Otro de los poemas seleccionados es ?Viaje por el aire?. También comenta Luis Iglesias que en algunos poemas de Rosalía encontramos notas de risueña picardía, una cierta sorna e incluso un atisbo de esa peculiar retranca gallega?; como muestra encontramos el poema en el que cuenta cómo el gaitero iba por las fiestas tocando la gaita y engatusando a las mozas, el que se refiere a las muchachas que se quieren casar y ruegan a San Antonio y el que, lleno de ironía, cuenta el ambiente de una fiesta campestre. Muchos de los poemas incluidos en esta selección muestran la poesía más genuina de Rosalía: aquella que refleja la melancolía y la nostalgia que siente por su tierra; el poema escrito a las campanas de Bastabales o los famosos ?Adiós ríos, adiós fuentes, /adiós regatos pequeños, ?Airiños, airiños aires,/ airecillos de mi tierra?. En estos poemas, dice el autor a los niños, se conjugan la belleza de las palabras con la dulzura de los sentimientos y la tristeza del llanto. Del libro Follas novas los poemas elegidos hablan de soledad, de recuerdos, de angustia? es el caso de ?A rosa de cen follas?, ?Sin nido?, ?Follas novas?. 245 IGLESIAS DE SOUZA, L. Rosalía de Castro y los niños. Con ilustraciones de Enrique Ibáñez Clemente. León: Everest, 1985. 473 Hay también algunos poemas del libro En las orillas del Sar. Esta obra, al estar escrita en castellano, dice el autor, evita la ?espinosa, delicada y siempre ingrata tarea de la traducción?. Como en anteriores apartados, una breve exposición del antólogo acompaña a los poemas elegidos con el objetivo de facilitar a los niños la lectura de los mismos animándolos a ?gozar de la calidad poética de su obra, de su atormentado espíritu, de su fuerza expresiva, de su innovación métrica?? ; ?Las campanas? y ?Primavera? son dos de los poemas seleccionados de este libro junto con otros que carecen de título. Y en los que afloran temas, sentimientos y formas recurrentes en toda la poesía de Rosalía: melancolía, ?saudade?, amor a su tierra, acentos doloridos. Como colofón se incluye un soneto a la poeta que escribió, en gallego, como fruto de su ?cariñosa devoción?. Además de las hermosas ilustraciones de Enrique Ibáñez Clemente que acompañan a los poemas, varias fotografías de Rosalía, así como de los lugares más significativos de su vida (la casa en la que vivió y murió, un monumento dedicado a ella en Santiago y varios paisajes gallegos) hacen muy atractiva la lectura de este libro a la vez que sirven para que los niños sitúen a la escritora en su ambiente natal. 474 RAFAEL ALBERTI Y LOS NIÑOS 246 Como el resto de los libros de la presente colección, este cuenta con un amplio prólogo en el que José María Fernández, también autor de León Felipe y los niños, presenta de forma amplia y detallada la vida y obra de Alberti. Ya en la introducción nos encontramos con unos párrafos de gran interés para el tema que nos ocupa; dice el autor que pidió ayuda a unos amigos suyos, entendidos en la materia, para hacer la presente selección y que ellos, además, le dieron su propia opinión acerca de la poesía de Alberti para niños. Son estas opiniones lo que nos resulta del mayor interés por lo que anotamos algunos puntos a continuación; de Ramón Oteo son las siguientes palabras: ?En los poemas de Alberti se funde el ritmo sonoro, musical y alegre, con un léxico preferente popular y directo, en la línea más fiel a la poesía tradicional española. Tiene así la gracia de lo que entiende y se recuerda porque se nos muestra espontáneo, vivo. Hay que añadir a ello un valor general: la capacidad de sugerir, de insinuar en poemas muy breves un mundo de sensaciones coloridamente plásticas y de emociones celosamente íntimas. Y esa capacidad de sugerencia, don de la auténtica poesía, es el mejor regalo para los niños, que pueden encontrar en los versos de Alberti el camino de la belleza, de la imaginación y de la ternura?. De los poemas de Alberti dice José María Román: ?El juego de palabras y la diversión, la luminosidad y la exaltación, la alegría y el placer, el optimismo y el buen humor, y el gozo y el alborozo y la travesura y la jovialidad que tan hábilmente transmiten, son muy apreciados por los chicos de doce a quince años? La vida de Alberti es presentada a los niños en varios apartados junto a un buen número de fotografías y dibujos del propio poeta. Les habla de la infancia de Alberti en su Andalucía natal, de su madre, de sus estudios, de su afición a la pintura en Madrid, de sus lecturas, de sus amigos cuando ya es un poeta, del homenaje a Góngora y de la generación del 27, de lo que en su vida y en su obra significó María Teresa León, de la angustia de la guerra, del exilio y de su regreso. Presenta a los niños las obras del poeta hablándoles de la diferencia entre los primeros libros y la poesía de después de la guerra, después de su cambio de actitud poética. Las poesías seleccionadas para este libro pertenecen a los Poemas anteriores a Marinero en Tierra, Marinero en tierra, La amante, Dos 246 FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ J. M. Rafael Alberti y los niños. Ilustraciones de Ruiz Navarro. León: Everest, 1986. 475 estampidas reales, El alba del alhelí, Cal y canto, Sobre los ángeles, Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, Entre el clavel y la espada, Pleamar, A la pintura, Poemas diversos, Poemas de Punta del Este, El matador, La primavera de los pueblos y Fustigada luz. 476 CÉSAR ALLER Y SU POESÍA PARA NIÑOS 247 Es éste un libro de más tardía inclusión dentro de la colección que tenemos entre manos248 . En el ?Prólogo para adultos?, escrito por Miguel Ángel Garrido Gallardo, este catedrático de teoría de la literatura contesta a la pregunta que él mismo parece formularse acerca de si es ésta poesía para niños, alegando que sí es poesía para niños, pero que no es una poesía pueril; es también poesía para adultos basándose en la premisa de que en cada adulto se esconde siempre un niño. También en el prólogo nos dice este profesor que estos poemas para niños vieron la luz por primera vez en el libro Canciones del arco iris 249 y que tanto en lo que respecta al contenido como a la forma están determinados por el público al que van destinados. El propio César Aller, en una introducción hecha para esta edición, nos habla de cómo surgió esta idea de escribir para los niños y cómo piensa que ha de ser la poesía destinada a ellos. ?Mi oficio de poeta y las lecturas de clásicos que he hecho dedicadas a un público infantil me han dado a entender la sensibilidad estética que tienen los niños y su receptividad en relación con estas comunicaciones....; sin embargo es evidente que tienen necesidad de cultivar esta parcela del saber y del goce estético como la tienen también de otras expresiones del arte, como la pintura, la música, el teatro, el cine, etc. Pensé que existía en la literatura actual para niños un vacío evidente que había que llenar de un modo adecuado. Este fue el embrión de mi propósito de escribir poesía para niños....Se trataba de escribir para los niños una poesía actual que entrara por los sentidos y por la vía intuitiva de un modo que fuera asequible para ellos... Sin embargo, no era fácil encontrar la solución adecuada... Por eso vi claro que había que llegar a ellos por la senda luminosa de la Creación, buscando ejemplos vivos que ellos mismos pudieran contemplar cada día: la lluvia, la escarcha, el viento, los animales, los árboles, etc. Pienso que al abajarme hacia ellos no lo he hecho en ningún caso con disminución de la calidad poética de los textos, mas con palabras llanas y a su alcance?. 247 ALLER RODRÍGUEZ C. César Aller y su poesía para niños. Ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1986. 248 Los libros de la presente colección no están numerados, por lo que nos guiamos solamente por la fecha de publicación. 249 Canciones del arco iris fue publicado por la editorial Magisterio Español en 1979. 477 La temática está compuesta de la cotidianeidad más elemental: el ciclo del día y de la noche, las estaciones, los meteoros, los elementos (aire, agua, fuego), los alimentos más simples de nuestra cultura (pan, vino) y el entorno natural (el río, los animales, los árboles). Los poemas de esta antología se han ordenado de acuerdo a esta temática; así hay poemas para los diversos momentos del día, como ?Amanecer?, ?Atardecer?...; para el entorno natural, ?El río?, ?El mar?..., poemas para las estaciones, ?Primavera?, ?Verano?..., para los elementos, ?El fuego?, ?El aire?...; para los alimentos, ?El pan?, ?El vino?....; para los meteoros, ?La lluvia?, ?El rocío?...; poemas para los animales, ?Las golondrinas?, ?Las gallinas?...; y poemas para los árboles, ?El nogal?, ?El sauce?.... En el último poema, ?El estudio?, el autor anima a los niños al estudio pero no al estudio libresco, sin más, sino al afán por saber, por contemplar el mundo. Tu corazón, tu alma, gozan en el estudio. Aprende a contemplar el mundo donde vives y eres feliz. (p. 59) Alude Miguel A. Garrido al didactismo aparentemente trivial que a menudo aparece en los versos, pero que, en realidad, es una consecuencia poética al describir la realidad mirada con los ojos de la ?primera ingenuidad?, esto ocurre, por ejemplo, en la alegoría vital del fuego: El fuego es cosa viva y cuando va acabando entre cenizas suave muere. (p. 28) Pero de todas las enseñanzas hay una conclusión que se repite o se deduce en este poemario; es la sensación de euforia que produce la contemplación de la bondad natural de toda realidad; lo vemos en ?Primavera?. Hace sol y llueve, cambian los aires y cambias tú, 478 porque todo es un canto y el ciclo de la vida se renueva. (p. 32) Siendo estas lecciones del gozo ante la realidad, (seguimos las palabras del profesor Garrido), el resultado de una vivencia personal, el propio César Aller, en una autobiografía incluida en el presente libro confiesa: ?Entiendo la poesía como una manifestación existencial que mira hacia el fondo del espíritu y lo expresa. ... Entiendo el oficio de escribir como tarea ardua de plasmar y dar forma a lo que antes he descubierto en mi contemplación, en los problemas de existir, en la percepción de mis visiones.... Casi de ordinario, los poemas se corresponden con experiencias profundas, el poso que va dejando la vida, la felicidad o el sufrir de algún momento?. En lo que respecta a la forma, la métrica de la poesía de César Aller es muy libre y el arsenal retórico más bien parco, si bien es cierto que casi todos sus poemas juegan con insistencias, connotaciones y sugerencias de diversos tipos, provenientes de la disposición tipográfica de los versos. Esta especial disposición tipográfica nos ayuda a descubrir lo que de poesía hay en el paisaje; lo vemos en ?Primavera?. Despiertan a la vida, cantan. Alegría de pájaros que hacen escalas por los aires y se aproximan con amor. (p. 32) A veces es puro juego gráfico pero de primordial importancia en versos hechos sobre todo ?para leer? como ?La higuera?: Tocad su tronco áspero como piel de elefante, sus hojas grandes y crujientes con el olor del fruto; si las rompéis les brota como una leche tibia (p. 56). Al final del prólogo el autor del mismo nos dice: ?César Aller ha escrito un poemario para niños. Su desarmante sencillez, su escasa retórica, la elementalidad de los seres que describe y de la mirada que los contempla 479 nos sitúa en la actitud paradisíaca, en primera instancia tan sólo accesible a los niños, donde cada objeto va siendo conocido por su nombre?. Queremos añadir, como colofón, que sin estar en desacuerdo con las opiniones del profesor Miguel A. Garrido, encontramos demasiado trascendente y seria esta poesía de César Aller destinada a los niños; pensamos que el humor, la gracia y el sentido lúdico son cualidades que han de estar presentes en los versos dedicados a los más pequeños y que también a través de ellas se puede conseguir que los niños amen la naturaleza, la respeten y gocen de su hermosura. 480 GABRIEL Y GALÁN Y LOS NIÑOS 250 Cuenta este libro con un amplio prólogo en el que, como en el resto de obras de la presente colección, el autor presenta a los niños varios aspectos de la vida y obra del poeta en cuestión; como hemos estado viendo en libros anteriores, estos apartados son especialmente significativos para los niños, pues están realizados con la intención de acercarlos a la vida y obra de estos grandes autores; en la obra que ahora nos ocupa, José María Fernández hace especial hincapié en la vida modélica que el poeta llevó como estudiante; hay incluso una fotografía de una hoja de calificaciones puesta, suponemos, con la intención de motivar a los niños-jóvenes estudiantes a que se apliquen al estudio. Otros aspectos que destaca de la vida del poeta es su actividad como maestro de escuela y su posterior trabajo como labrador, encontrando la inspiración para sus versos en los campos. Con el fin de facilitar la comprensión y lectura de la obra, José Mª Fernández analiza algunos aspectos de la misma, como son los temas, las diferentes visiones del poeta ante la realidad, cuáles son los protagonistas más comunes de sus poemas y qué actitudes son más destacables en los mismos; también ayuda a los niños a descubrir las cualidades formales resaltando su estilo llano y directo y sus imágenes sencillas; en un último apartado habla de los escritores que influyen en Gabriel Y Galán. De Poesías de juventud se han seleccionado los poemas ?A un rico?, ?Tu madre?, ?Los amigos? y ?Las hazañas de Coral?. De Castellanas se han seleccionado ?Castellana?, ?Regreso?, ?Presagio? y ?Del viejo, el consejo?. Del libro Extremeñas se ha seleccionado ?A Plasencia? y de Campesinas ?La vela?, ?Mi vaquerillo?, ?El ramo?, ?Idilio?, ?Elegía?, ?Los pastores de mi abuelo? y ?En la majada?: De Nuevas Castellanas ?Las repúblicas?, ?¡Trisca, vaquerillo!?, ?Los dos soles?, ?La balada de los tres? y ?Dos nidos?. Y de Religiosas ?Las sublimes?, ?La pedrada?, ?Del charrete al baturrico? y ?Vamos a esperarlos?. Bien es verdad que todos recordamos con cariño aquel ?Mi vaquerillo? o ?La pedrada? de La Enciclopedia de nuestra escuela de niños; para los niños de hoy esta poesía nos parece demasiado seria. Es cierto que de alguna manera es testimonio de un tipo de vida pasada; es cierto que ensalza unos valores muy estimables pero pensamos que en la poesía para los niños la dimensión lúdica es imprescindible. 250 FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, J. M. José María Gabriel Y Galán y los niños. Ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1988. 481 GABRIELA MISTRAL Y LOS NIÑOS 251 Con el título ?Barca que parte de noche?, el autor de esta selección inicia un prólogo que pone a los niños en contacto con la vida y obra de la escritora chilena y los motiva para la lectura de sus poemas con palabras como ?Este libro os enseñará la voz honda y tierna, fuerte y conmovida de Gabriela Mistral. Su luz encenderá vuestros sueños, iluminará vuestros caminos; abrid la puerta a su palabra: os aseguro que, en adelante, os acompañará siempre, como una mano amiga y cariñosa.? Anota, a continuación, su ?Decálogo del artista? para entender mejor la persona y la obra de esta poeta. La infancia y juventud de la escritora están narradas en capítulos con títulos como ?Todas íbamos a ser reinas?, ?Pequeñita como la menta? en los que se incluyen fragmentos de poemas en los que la propia Gabriela habla de estos duros años. Vienen, a continuación, sus primeros años como maestra: ?Apacenté los hijos ajenos?, ?Amar es amargo ejercicio? y más adelante su dedicación como colaboradora en la reforma educativa llamada por el Gobierno de Méjico. En alguno de los capítulos de este amplio prólogo se muestran a los niños facetas del talante y perfil humano de esta autora en títulos como ?Vestía sayas pardas?, ?Da su mesa y sus vestidos?, ?Una muerte callada y extranjera?, en cuyo capítulo se incluyen unos párrafos que la autora dejó escritos para los niños de gran belleza y ternura: ?Después de muchos años, cuando yo sea un montoncito de polvo callado, jugad conmigo, con la tierra de mis huesos?. Mejor quiero ser el polvo con que jugáis en los caminos del campo. O, simplemente, cantad y corred sobre mí, para besaros los pies amados? Decid, cuando me tengáis en las manos, un verso hermoso y crepitaré de placer entre vuestros dedos. Me empinaré para miraros?? Para hablar de la obra poéticas de Gabriela Mistral, J. Enrique Martínez hace una primera presentación de todos los libros con las circunstancias de su publicación para, a continuación, comentar cada uno de ellos. De Desolación dice que es el gran libro de la autora porque en él está todo su mundo personal; de él se seleccionan unos poemas: ?El niño solo?, ?A las nubes? y ?Balada de la estrella? y dos de sus ?Prosas?, ?Un cuento de Gabriela Mistral? y ?Por qué las rosas tienen espinas?. De Ternura, dice, es el libro de poesía infantil de Gabriela. En él muestra agudizados sus sentimientos de madre y maestra y, a través de sus poemas, lanza un mensaje de paz universal entre los pueblos y los hombres. 251 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ J. E. Gabriela Mistral y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1988. 482 Nos parecen muy interesantes los comentarios de José Enrique Martínez acerca de los diferentes grupos de poemas por la ayuda que pueden suponer a la hora de motivar a los niños para su lectura: ?De las ?Rondas? veréis el sentido del ritmo y de juego en ellas, un entrañamiento con La Naturaleza, una mirada limpia y alegre hacia las cosas? se prestan para el juego escolar del corro pero tienen un sentido más profundo? Otros poemillas merecen la pena por su marcado ritmo alegre y juguetón??. La mayor parte de los poemas seleccionados pertenecen a este libro; muchos de ellos los encontramos, asimismo, formando parte de las antologías de poesía española para niños; es el caso de ?Canción de pescadores?, ?El establo?, ?Rondas?, ?Miedo?, ?Piececitos?, ?Manitas?, ?Promesa a las estrellas?, ?Caricia?, ?Doña Primavera?. Del libro Tala, con poesías duras y dolorosas, (en palabras del autor de esta selección), se han incluido los poemas ?Riqueza?, ?Dos ángeles?, ?La gracia? y ?Todas íbamos a ser reinas; del libro Lagar solamente ?Estrella de Navidad? y ?Noche?. 483 RUBÉN DARÍO Y LOS NIÑOS 252 El autor de la introducción comienza con unas estrofas, a modo de reclamo, para atraer la atención de los niños. Van acompañadas de una bellísima ilustración: ¿Cuentos quieres, niña bella? Tengo muchos que contar: de una sirena del mar, de un ruiseñor y una estrella; También se dirige a ellos para motivarlos hacia la lectura de los poemas: ?Leed los poemas tranquila, lentamente; releedlos degustando los versos: no os preocupéis excesivamente de entenderlos. La poesía no es una materia para comprender conceptos sino para sentir el alma de las palabras. La poesía es un algo como una música secreta, como un poso que queda en el alma y que produce un dulcísimo placer?. Además de una breve exposición de la vida del poeta a la que le pone el título de ?Pequeño retrato?, el autor resume El Modernismo en ?El mundo literario de Rubén Darío? y dice de él que es ?Un nuevo juglar?; de los temas nos habla en ?El alma de los versos?, del estilo en ?El milagro de las palabras? y el resumen de la obra poética de Rubén Darío está recogido en el apartado ?Y floreció el cantar?. En algunos de los textos seleccionados escribe unas líneas de introducción y en las Notas se aclaran palabras y términos que pueden resultar desconocidos para los niños, así como referencias a personajes mitológicos o de otro tipo. En la selección, como cabe esperar, están presentes los poemas que tradicionalmente se han considerado apropiados para los niños, si bien se trataría de niños mayores o adolescentes: ?La copa de las hadas?, ?Sonatina?, ?Era un aire suave??,?Marcha triunfal?, ?A Margarita Debayle?, ?Los motivos del lobo?, ?¿Dónde estás?. Otros poemas de la presente antología nos parecen menos apropiados debido a la densidad de sus versos y a lo lento de su ritmo. Lo que actualmente consideramos adecuado en materia de poesía infantil se aleja bastante de este estilo pomposo y de este ritmo vibrante, patriótico, solemne y sensual, y que en ocasiones se vuelve melodía triste y sentimental. 252 DE VERA DOMÍNGUEZ, T. Rubén Darío y los niños. Ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1988. 484 BÉCQUER Y LOS NIÑOS 253 El autor de esta selección dice en el prólogo que la poesía de Bécquer es una poesía de ideales, como el amor; de grandes metas subjetivas que, por rayar a veces en lo utópico, generan angustia, melancolía o tristeza, pero es, por eso mismo, una poesía auténtica; de jóvenes y para jóvenes. De la vida del poeta hace una amplia exposición con abundantes hechos significativos, como los graves sucesos familiares, las amistades, estudios y primeros escritos, sus amores o su dedicación al periodismo; la inclusión de varias fotografías de lugares relacionados con el poeta hace que la presentación de su vida resulte mucho más atractiva. También encontramos de gran interés la presentación de la obra de Bécquer enmarcándola en el Romanticismo con un interesante resumen de este movimiento literario; los temas de la literatura romántica, los recursos y estilo románticos, y los límites cronológicos del movimiento romántico son otros aspectos que aborda y resume el autor en este prólogo. De cada parte de la obra hay un pequeño resumen, una presentación y los criterios que se han seguido a la hora de seleccionar el material literario. Así, de las rimas, dice que en las seleccionadas predominan las formas ligeras sobre las graves, las de ritmo alegre y popular sobre las más acompasadas y premiosas y las de tono y sentimientos optimistas sobre las desesperanzadas. Del resto de la obra, Las leyendas, Las cartas literarias a una mujer también hay un breve resumen y se han incluido algunos epígrafes; un fragmento de Esbozos y ensayos, un Pensamiento, la descripción ?El monasterio de Veruela? y del Folklore español ?La cruz de mayo?. 253 FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, J. M. Gustavo Adolfo Bécquer y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest; 1989. 485 ANTONIO PEREIRA Y LOS NIÑOS 254 El mismo Antonio Pereira selecciona los textos y escribe el prólogo de este libro. En unas primeras líneas a modo de justificación, dice que ?a los jóvenes, e incluso jovencísimos lectores, hay que darles páginas que les interesen, pero en términos normales y no infantiles, porque los niños son niños, pero no tontos. Ellos sí que encuentran tontos a los mayores cuando tratamos de ganarlos con puerilidades.? Él mismo nos habla de su vida y de cómo ésta se refleja a menudo en su obra; de sus primeras lecturas, de la adolescencia, de cómo se fue haciendo un hombre; de sus primeros escritos, de los artículos en los periódicos, de los libros de poesía, de las novelas, de los cuentos; nos habla también de sus viajes y de lo arduo de la tarea de escritor, sobre todo si se trata de un escritor perfeccionista y maniático. Los poemas seleccionados están agrupados por temas; el primer apartado que titula ?De peregrinos y recuerdos?, comienza con un romance de peregrinos que van a Santiago ?Canción de peregrinos con Amancio Prada?. Los demás poemas son de métrica diversa y tratan sobre regalos, el mar, la ferretería, el pequeño tren de la infancia? Con el título ?Poemas de Portugal? incluye un grupo de composiciones pertenecientes a Cancionero de Sagres, en el que quiere, según sus palabras, poner su admiración por el país vecino y su solidaridad con sus gentes: el paisaje y su aroma, los que trabajan las viñas? ?Las ciudades y los sueños? es el título de otro grupo de poemas; en una breve introducción, el autor dice: ?En la escuela un niño soñador puede imaginar ciudades y caminos a través de la sola magia de sus nombres?; eso significa el poema ?Lunes geografía?. Los poemas de ?Los temas eternos? hablan de las dudas, de la esperanza, de la muerte, de la libertad? eternos temas de la poesía. En la última parte del libro hay una selección de cuentos. Cuentos sin más, en palabras del propio escritor, cuentos literarios, lo mismo para adultos que para niños; en nuestra opinión, serían más apropiados para adultos pues no cuentan con esa dosis de fantasía, humor, ternura, sencillez? que han de estar presentes en cualquier texto que esté destinado a los niños. 254 PEREIRA A. Antonio Pereira y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1989. 486 GERARDO DIEGO Y LOS NIÑOS 255 En la introducción titulada ?A chicos y grandes?, Teodoro de Vega se dirige a los niños para animarlos a que lean los poemas y los disfruten, a la vez que les hace partícipes de interesantes reflexiones. ?Y es un libro, no para entender, sino para paladear sentimientos, reinventar emociones, dibujar imposibles y fantásticos sueños. No pretendáis nunca entender la poesía si no queréis romper su encanto, su recóndita belleza. Los versos, los poemas hay que leerlos despacio, renaciéndolos dentro de nosotros, y sentirlos, sin tratar de interpretarlos como si fueran razonamientos, porque la poesía no es razón, sino sentimiento a flor de alma. A nadie se le ocurre entender el lamento o la alegría de las campanas cuando se deshacen en el aire de la tarde o en el sol del día de fiesta; o traducir el romperse del agua cuando el mar se hace playa?, y, sin embargo, todos esos ruidos, esas músicas, nos gustan, nos hacen sonreír, alegrarnos? Pues así también la poesía. El entramado de las palabras es el trampolín que hace que resuciten en nosotros olvidados recuerdos, emociones profundísimas?. Acerca de los poemas seleccionados les avisa: ?Algunos de sus versos son fáciles de sentir; otros, no tan sencillos, juegan con nosotros a la sorpresa, al sobresalto poético; todos, sin embargo, van tejiendo, verso a verso, la biografía sentimental de Gerardo Diego?. En una simulada entrevista con el poeta, el autor de esta antología hace un amplio repaso por la vida y la obra de Gerardo Diego poniendo de relieve su vinculación a su Santander natal, su pertenencia al Grupo del 27 y sus muchos destinos como profesor. Los poemas seleccionados no están ordenados por temas ni por estilos, sino que discurren al ritmo de su aparición; Hemos de anotar que se han incluido los más famosos del poeta, como el ?Romance del Duero? de su libro Soria, ?El ciprés de Silos? y ?Brindis? de Versos humanos, ?Torerillo en Triana? de La suerte o la muerte y otros muchos en los que vemos un intento de buscar en ellos esas notas que los harán más atractivos y más apropiados para los niños. Es el caso de ?La jaliba? de Mi Santander, mi cuna, mi palabra en el que apreciamos su carácter lúdico y ?La cometa? del mismo libro con un tema tan infantil. En ?Nocturno IV? de Nocturnos de Chopín encontramos la recreación del cuento de Caperucita. Del libro Versos divinos se han incluido tres hermosos villancicos que, como casi todos los villancicos, son composiciones muy del gusto de los niños tanto por su contenido como por su forma. ?Canción del corro? del libro Carmen jubilar es 255 DE VEGA DOMÍNGUEZ, T. Gerardo Diego y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1989. 487 otra composición que tiene toda la forma, los aires, los recuerdos de las canciones de corro. Hemos de anotar que esta selección nos parece amplia y cuidada, pero esta poesía es sólo apropiada para los niños mayores. 488 VICTORIANO CRÉMER Y LOS NIÑOS 256 Del amplio prólogo que José Enrique Martínez escribe en este libro podemos resaltar algunas notas que nos parecen de interés dado que es una obra preparada para los niños. En primer lugar la infancia del poeta está ampliamente reseñada incluyéndose fragmentos de poemas en parte autobiográficos; es probable que el autor del mismo quiera hacer ver a los niños, sin afanes moralistas, cómo una infancia marcada por la penuria y con situaciones tan duras como la guerra y la posguerra puede ser contada y transformada por medio de la poesía. También se pone de relieve, para que los niños conozcan la importancia del hecho, cómo funda y después dirige la revista Espadaña. Algunos fragmentos de sus obras, los de carácter más autobiográfico, están incluidos en los diferentes apartados de su biografía, con lo que los niños podrán apreciar la estrecha relación entre la vida y la obra del poeta. Del mundo literario de Victoriano Crémer y a modo de guía de lectura, el autor de este libro nos dice cómo el escritor une al trabajo periodístico la afición literaria, cultivándola con recitales, conferencias, teatro, ensayo, novelas y poesía. De sus trabajos de narrativa se incluyen fragmentos del Libro de Caín, de Historias de Chu-Ma-Chuco, de Los trenes no dejan huella y de un cuento titulado El mundo de José Jesús. En lo concerniente a la poesía y a modo de introducción, les habla ampliamente de la revista Espadaña, para después centrarse en los temas recurrentes de la misma. Los poemas seleccionados pertenecen a los libros Tacto sonoro, Nuevos cantos de vida y esperanza, Furia y paloma, Tiempo de soledad y El amor y la sangre. Los temas de estos poemas están próximos a los intereses de los niños bien por los personajes que presenta o bien por las situaciones expresadas. 256 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, J. E. Victoriano Crémer y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1989. 489 MIGUEL DE UNAMUNO Y LOS NIÑOS 257 Las palabras de José María Fernández, al principio de la introducción, nos parecen justas y muy significativas a la hora de abordar una obra como ésta: ?Presentar un libro que pretende acercar a Unamuno a los niños y a los jóvenes es, a primera vista, algo tan difícil como dejar un pastel a la puerta de un colegio sin que nadie se lo coma. Sin embargo hay que ir educando a los colegiales para que vayan entendiendo a los escritores señeros de nuestra literatura, aunque sean tan difíciles como Unamuno?. ?Unamuno es para niños, siempre que se explique convenientemente?, continúa más adelante; nosotros añadiríamos que para niños mayores y siempre seleccionando cuidadosamente los textos para que estén al alcance de su capacidad e intereses. El autor de esta presentación también afirma que no ha ?escamoteado? los problemas de Unamuno y de la España que le tocó vivir porque sería faltar a la verdad que él nos legó. En la selección de textos, y según sus propias palabras, ha procurado escoger páginas de hondo contenido humano. De su vida anota los hechos más representativos con el fin de que los niños comprendan su interesante y atractiva trayectoria biográfica: sus primeros años, sus estudios, el destierro, Salamanca. Después de presentarlo como integrante de la generación del 98 lo presenta como novelista, como poeta, como autor de teatro y como ensayista. Acerca de su obra hace referencia a los principales títulos, así como a las características más importantes y el contenido del libro, siempre que lo considere significativo. En los textos seleccionados hay varios en prosa y algunos en verso. Hay fragmentos de Paz en la guerra, varios de Amor y pedagogía, de Niebla, y varios relatos como ?El maestro de Carrasqueda?, ?García, mártir de la ortografía fonética?, ?La revolución de la biblioteca de Ciudamuerta?, ?La guerra y los niños? y ?Alocución a los niños?. Entre los poemas seleccionados hallamos ?La peña de Francia?, ?Nostalgia?, ?Atardecer de estío en Salamanca?, ?El Cristo de Velázquez? y algunos más. Ciertamente no nos parece ésta una poesía que despierte de forma espontánea el interés del niño pero sí coincidimos con el autor de esta selección en la conveniencia de que los niños-jóvenes vayan conociendo y entendiendo a los escritores señeros de nuestra literatura, a los que venimos llamando clásicos. 257 FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, J. M. Miguel de Unamuno y los niños. Con ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1991. 490 A modo de conclusión podemos añadir algunas puntualizaciones que nos sugiere el análisis de las obras de esta colección Como primera reflexión podemos afirmar que consideramos cumplido el propósito de la editorial de aproximar la vida y la obra de los grandes poetas a los niños; se puede apreciar el esfuerzo por hacer asequible y amena la poesía de los grandes autores tanto por la esmerada selección de los textos como por las explicaciones de las obras así como por la inclusión de la vida de los autores con todos los detalles que puedan interesar a los niños; la bellísima ilustración y la inclusión de fotografías y dibujos completa esta labor de motivación. Podemos afirmar, en segundo lugar, que a pesar de lo dicho son libros que sólo podemos ofrecer a los niños de más edad, pues en la mayor parte de los casos no son poemas apropiados para los más pequeños, no están a la altura de sus capacidades y no coinciden con sus intereses. Y a pesar de todo esto también debemos de decir que, incluso para niños mayores, hay algunos poetas y algunos poemas que les resultarán difíciles y poco atractivos; es el caso de Unamuno, de algunos poemas de León Felipe, de Rubén Darío, de Antonio Pereira, de Gerardo Diego, de Victoriano Crémer?; pero estamos de acuerdo con José María Fernandez Gutiérrez cuando dice que aunque la poesía de alguno de los autores carezca del ritmo, o de la sonoridad que hacen que el poema llegue más fácilmente a la sensibilidad infantil, queda compensada por la gran fuerza que nace de la sinceridad y de la hondura humana, como en el caso de alguno de los poemas de León Felipe. Y pensando en los casos más difíciles también estamos de acuerdo con José María Fernández cuando opina que ?hay que ir educando a los niños para que vayan entendiendo a los escritores señeros de nuestra literatura, aunque sean tan difíciles como Unamuno?. 491 3.5.-?ALBA Y MAYO? En palabras de la propia editorial, ?Alba y Mayo-Poesía? es una colección dedicada exclusivamente a divulgar entre los niños y las niñas lectores la vida y la obra de los grandes poetas y está pensada para despertar y estimular en el niño la necesidad y el placer de la lectura. A ella se refiere Carmen Bravo Villasante diciendo que ?estos libros son para niños que están entre la infancia y la juventud?. Califica de muy valiosas las introducciones a los diferentes libros y hace un especial hincapié en lo necesaria que es la poesía ?en una sociedad supermecanizada y burocratizada como la nuestra?. Cree en el valor de la lectura de los grandes poetas por parte de los niños para así contribuir a ?dejar sembrada la semilla para todo lo bello y para la formación completa del ser humano?; afirma que ?la formación humanística puede volver a recuperarse con la lectura de la poesía?258. Jaime García Padrino, desde una perspectiva histórica, habla de la gran aportación de los años sesenta en el ámbito específico de las ediciones de poesía infantil, que supuso la aparición de algunas antologías poéticas que intentaban acercar la obra de los grandes autores, de los clásicos indiscutibles, a los niños. Entre ellas cita a ?Alba y Mayo?, ?especializada en este acercamiento de los grandes poetas, con una completa documentación y un interesante estudio biográfico y crítico?259. Alma Flor Ada destaca en esta colección la publicación de volúmenes con selecciones de poetas hispanoamericanos como Rubén Darío, César Vallejo, Ernesto Cardenal y Jorge L. Borges. La califica como un esfuerzo editorial digno de reconocimiento por facilitar a los niños la lectura de la gran poesía260; Y Antonio Gómez Yebra valora altamente la iniciativa de algunas editoriales por proporcionar antologías de poetas ?mayores? destinadas a los ?menores?; en el caso concreto de ?Alba y Mayo? afirma que presenta una nueva lectura de cada poeta y sirve al chico de diez años en adelante como introducción a otros objetos literarios261. José Mª Gutiérrez califica la colección como ?Un intento de iniciación al lenguaje poético? y afirma que responde a una seria reflexión sobre la 258 BRAVO-VILLASANTE, C. ?Los grandes poetas y el niño?. AAVV. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación (cit.), p. 57. 259 GARCÍA PADRINO, J. ?La poesía infantil en la España actual?. AAVV. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación (cit.), p.81. 260 ADA, A. F. ?La poesía infantil en Hispano América?. AAVV. Poesía infantil. Teoría, crítica e investigación (cit.), p.92. 261 GÓMEZ YEBRA, A. ?La más cara máscara?. AAVV. Poesía, infantil. Teoría, crítica e investigación (cit.), p. 149. 492 triste situación de la poesía en nuestro país. Considera el lenguaje poético imprescindible para el más profundo despertar de los sentidos, remarcando la importancia que tiene la iniciación del niño en este lenguaje en una etapa en la que lo nuevo no se relaciona, todavía, con lo extraño y en la que la memoria de las sensaciones y la riqueza de éstas es la mejor garantía para el desarrollo de la personalidad. Añade que entrar en el mundo poético de los ritmos, las formas, las imágenes, las sensaciones sugeridas... es un placer del que no debemos privar al niño, más limpio y con mayor capacidad de resonancia. Y como los grandes placeres son una necesidad humana, reivindica como principio de la colección ?la necesidad y el placer de la lectura?; basándose en la premisa ?un niño lector de poesía será un adulto lector de poesía? y considera fundamental fomentar lo primero para conseguir lo segundo. Muestra, como conclusión, su firme convicción de que el lenguaje poético debería formar parte habitual de los aprendizajes escolares y su lectura integrarse con carácter necesario en las bibliotecas de aula escolar con el fin de crear una referencia familiar a textos y autores desde los primeros años, y crear así lectores ?vitalicios?262. Después de anotar estas reflexiones podemos concluir que es necesario enfocar el análisis de esta antología desde una perspectiva diferente al resto de las antologías o libros de poesía para niños; y para valorarla en su justa medida hemos de tener en cuenta dos premisas que hemos visto repetirse en los comentarios de estos críticos: que es un intento de aproximar los grandes poetas a los niños, (en la mayoría de los casos no es poesía escrita ni pensada para los niños), y que estarían destinados, en cualquier caso, a niños mayores. 262 GUTIÉRREZ, J. M. ?Alba y Mayo. Un intento de iniciación al lenguaje poético?. C. L I. J. nº 14 (febrero 1990), pp. 56-58. 493 MIGUEL HERNÁNDEZ PARA NIÑOS263 Miguel Hernández para niños es el primer volumen de esta colección y está preparado y prologado por Francisco Esteve, periodista de profesión y ?hernandiano? por vocación. En la nota editorial que encabeza el libro hay una especie de llamada de atención hacia lo importante que es poner buenos libros en manos de los niños: ?Queremos ayudar al niño que tiene o está adquiriendo la necesidad y el placer de la lectura, mediante la aportación de libros que aúnen un contenido abierto y avanzado, exento de sectarismos y partidismos, con una forma cuidada y agradable a su sensibilidad, buscando colaborar al desarrollo desde la infancia del gusto por la imagen y la letra impresa como vía del conocimiento crítico del mundo?264. En la introducción se presenta de forma breve la vida y la obra del poeta; en el apartado ?Miguel y los niños? se hace alusión a la especial relación que tuvo con la infancia, por ser un poeta que dedicó muchos de sus poemas a los niños (especialmente a su hijo), algunos con gran carga de compromiso social; en palabras de F. Esteve, son, quizás, las poesías más tristes y realistas sobre la condición infantil, fruto de sus propias vivencias y de una atención honesta y penetrante a la realidad que le rodeaba. Varias fotos del poeta, entre ellas la clásica foto de escuela: los niños y su maestro, permiten a los niños lectores una imagen del poeta real, de carne y hueso. Los poemas seleccionados en la presente antología pertenecen casi en su totalidad a Cancionero y romancero de ausencias, que recoge las últimas poesías escritas por Miguel Hernández, casi todas en la cárcel; son, en palabras de José Mª Gutiérrez, poemas breves en su mayoría y siempre densos, en los que el dolor y la esperanza se mezclan. Muchos de estos poemas se inspiran en la niñez, en la suya propia, en la de su hijo, en el niño universal, encarnación de la esperanza en una humanidad más plena. El poema ?Niño?, incluido en esta antología, contiene el verso que da título a la colección: ?Creador del alba y mayo?. El primer poema es ?El silbo del dale?, cuyo mensaje y significado puede ser muy bien captado por los niños un poco mayores a pesar de lo simbólico del mismo; es un poema breve, sencillo, ligero y de lectura fácil; ?El silbo de las ligaduras?, a continuación, tiene características similares; ?Las desiertas abarcas? es uno de los poemas más tristes que se ha escrito 263 Miguel Hernández para niños. Edición preparada por Francisco Esteve e ilustrada por Lorenzo Olaverri. ?ALBA Y MAYO? nº 1. Madrid: Ediciones de la Torre. 1982. 264 Miguel Hernández para niños. (cit.), p.8. 494 sobre la desolación de un niño que no ha tenido regalos la noche de Reyes; varios poemas expresan, de forma velada y breve, sus vivencias y sentimientos; es el caso de :?Escribí en el arenal?; otros expresan su propia realidad: ?Menos tu vientre?, o su falta de libertad, ?No puedo olvidar?. Algunos poemas están dedicados a su mujer: ?Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo? y otros presentan la dura realidad del momento: ?Tristes guerras?. El recuerdo doloroso de su primer hijo muerto queda expresado en un largo poema que se titula ?A mi hijo?. En el final de la antología están recogidos los poemas más conocidos de Miguel Hernández: ?El niño yuntero?, uno de los más claros ejemplos de poesía de compromiso social, que refleja la cruda realidad de una infancia mísera y explotada, ?Las nanas de la cebolla?, dedicada a su hijo desde la cárcel, desbordante de ternura y rebosante de lirismo. ?La balada de la juventud? es el último poema de esta selección. Las ilustraciones, contribuyen a la formación de ese halo sutil y poético, a la vez que realista y dolorido, que se desprende de los poemas; en ?Llegó con tres heridas?, hay un rostro con tres imágenes en la frente: dos palomas unidas, un ataúd y una madre amamantando a su hijo, símbolos del amor, de la muerte y de la vida, respectivamente. Podemos decir, a modo de conclusión, que es ésta una selección representativa y suficiente, adecuada a los niños mayores para los que puede suponer, aparte del deleite poético, una fuente de conocimiento y reflexión acerca de lo que significó aquella trágica situación para el poeta, para algunos niños, y para muchos españoles. 495 ANTONIO MACHADO PARA NIÑOS 265 En unas escasas líneas de comienzo, Francisco Caudet pone en aviso al lector acerca de la dimensión humana y poética de Antonio Machado: ?Hombre tolerante y sencillo, creyó siempre que se debe respetar la opinión de los demás, que el diálogo es la forma ideal de convivencia...Vivió y escribió de acuerdo con estos principios. Por eso su vida y su obra continúan teniendo un significado ejemplar?266. Podemos calificar de muy interesante el prólogo, de cara a la formación del niño ya que presenta la vida del poeta en íntima relación con su obra, poniendo de relieve la dimensión humana y profesional del mismo. De la vida de Machado pone de relieve, en primer lugar, la influencia de su padre y de su abuelo que, además de dejarle un gran legado cultural, le enseñaron a amar al pueblo. De su relación con La Institución Libre de Enseñanza destaca la filosofía de la misma: ?conseguir la formación íntegra de la persona por medio de una educación completa y profunda?, así como una breve semblanza personal de su fundador Francisco Giner de los Ríos. Con el título ?El primer Machado?, Francisco Caudet narra los hechos más notables de la primera juventud del poeta a la vez que expone de forma clara y resumida las características de Soledades. Galerías. Otros poemas. Varios de los poemas seleccionados de este libro aluden al mundo de los niños o evocan los años infantiles del poeta; es el caso de ?Recuerdo infantil?, ?Los cantos de los niños?, ?Sueño infantil?, o la hermosísima composición que comienza con los versos ?Abril florecía/frente a mi ventana?. La cotidianeidad tan bellamente expresada en algunos poemas de Machado puede interesar a los niños, incluso divertirlos; suponemos que eso ha movido a F. Caudet al seleccionar ?Las moscas?, ?La noria? o ?Sol de invierno?. Lo que se resalta en el apartado dedicado a Campos de Castilla no es sólo el valor artístico de esta obra, el de los decisivos acontecimientos que hacen dar un giro a la vida y obra de Machado; hay una llamada de atención acerca de la dimensión político-social que empieza a adquirir su poesía. (Para un mayor acercamiento del poeta y su obra a los niños, el autor de esta antología ilustra con pequeños fragmentos de poemas cada aspecto o cada situación analizada). A este libro pertenecen la mayor parte de poemas seleccionados en esta antología; ?Retrato?, ?Orillas del Duero?, ?Las encinas?, ?En abril, las aguas mil?, ?El tren?, ?A un olmo seco?, ?A José María 265 Antonio Machado para niños. Edición preparada y prologada por Francisco Caudet e ilustrada por Araceli Sanz. ?ALBA Y MAYO? nº 2. Madrid: Ediciones de la Torre. 1990. 266 En la introducción, p. 7. 496 Palacio?, ?Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de Don Guido?, ?El mañana efímero?, una selección de ?proverbios y cantares?, ?Parábolas?, ?Consejos? y ?A Don Francisco Giner de los Ríos?. En el apartado de Nuevas canciones el autor sigue con la técnica de intercalar retazos de vida y de obra poniendo un empeño especial en resaltar aspectos fundamentales del pensamiento del poeta; así llama la atención de los niños sobre la intencionalidad de algunos poemas: ?Los proverbios de Nuevas canciones son, algunos, difíciles de entender; pero es interesante leerlos y pensar sobre ellos. De los distintos temas que tratan sobresale uno, que preocupó siempre a Machado y que consiste en repetir, de diferentes maneras, que es preciso prestar atención a los demás, a los otros, que son, en palabras del poeta, ?nuestros complementarios?. De este libro se selecciona ?Iris de la noche?, varios ?proverbios y cantares? y ?El viaje?. En ?Poesías varias y de la guerra?, F. Caudet habla de la última etapa de Machado presentando a los niños otro aspecto de su persona: la fidelidad a sus convenciones políticas; ?Pero Machado, que siempre vivió los problemas de su tiempo y siempre sintió un profundo amor por las gentes del pueblo, juzgó que defender la causa de la República era defender la causa del pueblo?; y consideramos como gran acierto la explicación acerca de los apócrifos: ?Ya en 1926 inventó un personaje, Abel Martín, a quién hacía decir sus propios pensamientos sobre política, literatura, pedagogía.. Abel Martín y Juan de Mairena eran personajes inventados, que tenían bastante sentido del humor y que le eran muy útiles, pues Machado ponía en boca de ellos sus personales opiniones y pensamientos, sin tener que expresarse en primera persona y dar a lo que decía un tono serio y magistral?. Para cerrar el capítulo de su vida escribe F. Caudet: ?En el cementerio de Colliure, convertido en un símbolo de la España desterrada, sigue, todavía en 1990, enterrado? De los poemas seleccionados de esta época consideramos que ?La muerte de un niño herido? despierta el interés de los niños por su dramatismo. En ?Nota a la segunda edición?, (la primera edición es de 1982), la editorial notifica que por indicación de varios educadores han decidido añadir una selección ?breve pero significativa? de prosas de Antonio Machado, con el fin de que ?el niño que ya lee con un cierto espíritu crítico tenga un mejor conocimiento de la obra del autor de Campos de Castilla...para que se familiarice con un hombre que fue un gran poeta a la vez que un gran pensador?. Las prosas seleccionadas son ?Mi caña dulce?, de Los Complementarios, ?El señor importante y los que soplan fuera?, de De mi cartera, y algunos fragmentos de De Juan de Mairena. 497 La obra incluye algunas fotografías del poeta y en contraportada una reflexión que nos parece interesante:? Es uno de los poetas más queridos y admirados no sólo por su obra de contenido y calidad literaria extraordinarios, sino también por su vida de hombre auténtico preocupado por los problemas de su tiempo y de su país. Machado recordó y cantó en hermosos poemas su niñez y miró a los niños con ojos nostálgicos pero también con gran optimismo, pues estaba convencido de que en ellos radicaba el porvenir de España?. 498 JUAN RAMÓN JIMÉNEZ PARA NIÑOS267 La presentación de esta antología es un intento de aproximar la figura de Juan Ramón Jiménez, tanto en su vertiente humana como literaria, a los niños. Para ello su autor incluye, varias fotografías del poeta, rodeado en una de ellas por un grupo de niños portorriqueños, a fin de que los lectores puedan apreciar la especial vinculación que el poeta tenía con la infancia. No pretende el autor de esta selección, según sus propias palabras, ser ñoño. Se presenta a los niños con los que quiere establecer un diálogo, pero apreciamos que el tono con el que se dirige a ellos es un tanto pueril y es muy probable que no fuera del agrado del propio J. Ramón. Las ilustraciones son ricas y sugerentes; algunos críticos han denominado a este tipo de dibujos ?lizopinturas?. Se incluye, al final del libro, una muestra de la prosa juanramoniana con dos capítulos de Platero y yo, y un índice cronológico de los hechos más importantes de la vida del poeta titulado ?En torno a la vida y obra de Juan Ramón?. Podemos considerar esta antología como una muestra bastante significativa de la obra de este autor, ya que hay poemas de varios de sus libros y, de éstos, fueron elegidos los considerados más adecuados a los niños; de algunos libros como Elejías, no se ha incluido ningún poema ya que su aire modernista, metro largo, irregularidad en la disposición de estrofas, encabalgamientos abruptos etc., motiva que no sean apropiados ni del gusto de los niños; es el caso también de Poemas mágicos y dolientes, de Melancolía y de Laberinto. Tampoco hay poemas del libro Historias a pesar de ser casi todos ellos sobre niños, un apartado de este libro fue denominado por el propio poeta ?Historias para niños sin corazón?. Refiriéndose a este libro, unos críticos hablan de poesía social juanrramoniana; otros dicen que esos poemas responden a un posicionamiento ante la realidad que tiene más que ver con la poesía caritativa de origen decimonónico; con respecto a si son apropiados para los niños, podemos decir que pueden resultar muy dolorosos a la par que densos y complicados, por lo que nos parece acertada la no inclusión. Otros libros como La frente pensativa, Pureza, El silencio de oro, Monumento de amor etc. tampoco han sido incluidos en la selección por no ser adecuados tanto en lo que se refiere al tema como a la forma. 267 Juan Ramón Jiménez para niños. Edición preparada y prologada por José Manuel Gómez y Méndez e ilustrada por Pepi Sánchez. ?ALBA Y MAYO? nº 3, Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 499 Comienza la antología con ?Poesía?, poema en el que el autor, en su afán de desnudez lírica, equipara la pureza de la poesía a la del rocío. A Baladas de primavera, libro risueño en el que se descubre el paisaje de Moguer, pertenecen varios poemas: ?Abril?, sugestivo dialoguillo de gran belleza y lirismo; ?Amapola?, dotado de una especial fuerza expresiva; ?Verde, verderol?, poema de gran atractivo sonoro y rítmico y con un fuerte poder evocador; y ?Canción nocturna?, breve pero de gran belleza y lirismo. Los poemas del libro Pastorales expresan esa alabanza de lo cotidiano, del paisaje, sentido como universo de la vida sencilla, como una poesía amable del medio rural; a él pertenecen ?El valle? y ?Pastoral?; De Poemas agrestes se ha seleccionado ?Hojas nuevas? y ?El viaje definitivo?, uno de los más hermosos poemas juanramonianos y en el que se expresa la permanencia de la vida más allá de nosotros; ?Flores, estrellas del campo? pertenece a La soledad sonora y en él el paisaje ya no es un paisaje real, sino poético; ?Primavera? y ?Octubre? proceden de Sonetos espirituales y ya se aprecia en ellos el valor metafórico de la lengua del poeta; ?Preludio? se ha tomado de Poemas impersonales; al libro Arte menor corresponden ?El cavador? y ?Soledad? poemas que se caracterizan por su sentimentalidad y su expresión simbolista; ?El recuerdo? y ?Quisiera que mi libro fuese? figuran en Piedra y cielo y son poemas de una cierta dificultad en los que se deja ver una preocupación intelectualista y una búsqueda de lo esencial de los mismos. Podemos destacar, a modo de conclusión, que en la poesía de este autor no hay poemas escritos expresamente para los niños; él mismo no cree en el arte para niños pues, desde su punto de vista, ?el niño es espectador obligado de toda la vida y en las artes está todo lo que puede estar en la vida?; es más bien partidario de ?dar al niño lo que pueda alimentar su ilusión y éste ya cogerá, de lo que se le dé, lo que quiera, igual que lo coge del campo, de la calle o de casa?268. Pero también hemos de decir que, aunque no están escritos para los niños, sí son apropiados para ellos. La gran calidad lírica de la obra de J. Ramón Jiménez hace que ésta sea de obligada inclusión en las lecturas a ellos destinadas. Podemos reconocer que de la inmensa obra del poeta el seleccionador ha elegido la porción más adecuada; la vida, según el propio poeta, ?es una cuestión de grados y de porciones y decir arte para niños es lo mismo que decir naturaleza para niños?. José Mª Gómez ha añadido dos capítulos de Platero y yo a la selección de poemas de esta antología, lo que consideramos un gran acierto Quizás nos sorprenda la introducción de parte esta obra en una selección de poesía infantil, pero el acentuado carácter lírico de esta prosa transfigura la 268 FERNÁNDEZ OBLANCA, Justo. ?Sobre la literatura infantil. (A propósito de un texto de Juan Ramón Jiménez)?, (cit.), pp. 143-144. 500 realidad cotidiana de Moguer, formando como un tejido en el que se entrelazan situaciones y personajes muy próximos y entrañables para el mundo infantil; el propio Platero, las golondrinas, los juegos del anochecer, el eclipse, las brevas, la púa, las flores amarillas en las alforjas del burro, un canario, la carretilla llena de naranjas que se atasca...El dinamismo creado por la multiplicidad y variedad de escenas hacen amena y agradable su lectura, la fugacidad de las visiones y el constante cambio de punto de vista le proporciona esa levedad y ligereza que han de tener las creaciones dedicadas a los niños. En lo que respecta a su forma, la ruptura, de gran novedad, entre verso y prosa, donde cada punto y seguido sería la línea del verso, coincidiendo pausa versal y pausa oracional, aporta esa resonancia poética a un discurso en prosa ya exquisito de por sí. El lenguaje depurado, preciso, nos habla de un Juan Ramón que pide: ?Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas?. Una lengua poética moderna y de gran altura lírica, el ágil juego dialogado en el que el poeta sabe utilizar sabiamente la pronunciación popular, son otras cualidades formales que hacen de Platero y yo uno de los más exquisitos libros que los niños pueden leer, su calidad lírica lo convierten en una obra de obligada lectura en la escuela; pero no todos los capítulos son adecuados; se impone la selección dependiendo de la edad de los destinatarios y atendiendo también al tema tratado, ya que alguno de ellos como ?El perro sarnoso?, ?La tísica?, ?La niña chica?, ?El burro viejo?, ?La perra parida?...son demasiado tristes o demasiado duros para la sensibilidad de un niño. Hay otros, sin embargo, deliciosos y muy apropiados, es el caso de ?Platero?, ?Idilio de abril?, ?La carretilla?, ?El pan?, ?La flor del camino?, ?El canto del grillo?, ?El racimo olvidado?, ?Piñones? y un largo etc. Juan R. Jiménez no escribió este libro para los niños; él mismo dijo: ?yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre?, pero en el prologuillo hace alusión a Novalis mencionando esa ?edad de oro? que está ?dondequiera que haya niños? que ?es como una isla espiritual caída del cielo? y es por donde ?anda el corazón del poeta?. 501 FEDERICO GARCÍA LORCA PARA NIÑOS 269 La presentación que de esta antología hace Eutimio Martín, comienza con la infancia del poeta y aporta textos en los que el propio Lorca cuenta sus vivencias de niño. En este apartado resalta el autor la profunda preocupación social que el poeta manifestó a una muy temprana edad e incluye el texto ?Mi amiguita rubia?. En un segundo apartado habla de su carrera frustrada como músico y de su primer y único libro en prosa, Impresiones y paisajes; continúa comentando los libros Poemas y Canciones, con la intención de acercar a los niños al poeta y a sus obras dándoles, a la vez, diversas claves para la interpretación de algunos de sus poemas. En el comentario de El romancero gitano explica la visión que Lorca tenía de los gitanos, tan diferente a la de la mayor parte de los españoles de la época, y clave para entender los poemas de este libro y los de Poema del cante jondo. Con respecto al libro Suites, el seleccionador lo recomienda especialmente a los niños, juntamente con el de Canciones, por ser el tema del niño uno de los ejes principales de los mismos y por contener varios poemas escritos para niños y dedicados a unos niños concretos. En ?Lorca en Nueva York? Eutimio Martín habla del enorme éxito de Romancero gitano, de la reacción del poeta ante esta situación y de su viaje a Nueva York; previene a los niños ante la dificultad que entrañan los poemas de Poeta en Nueva York, pero los anima a leerlos, a adentrarse en ellos, a la vez que les proporciona unas explicaciones claves para su comprensión. Al final de la presentación el autor comenta el objetivo final de la poesía de Lorca, que él resume en la frase ?que cese el llanto?, y pone de relieve la gran sensibilidad del poeta ante el sufrimiento, tanto de hombres como de animales para lo que incorpora el fragmento de Así que pasen cinco años en el que el niño y el gato, muertos los dos, entablan un diálogo de gran lirismo henchido de tristeza y de ternura. Al final de esta introducción se hace alusión la fama que Lorca tuvo dentro y fuera de España, una fama tan inmensa como justificada, según palabras del propio seleccionador. En el prólogo se incluyen varias fotografías del poeta tomadas en diferentes momentos de su vida, en muchas de las cuales aparece rodeado de niños. Una amplia y detallada cronología con los hechos más importantes de su vida y de su actividad literaria cierra este espacio previo a la antología propiamente dicha. 269 Federico García Lorca para niños. Edición preparada y prologada por Eutimio Martín e ilustrada con dibujos del autor. ?ALBA Y MAYO? nº 4. Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 502 El primer poema seleccionado ?Dejaría en este libro...? fue escrito en la página primera del libro Poesías completas, de Antonio Machado, y que Lorca tuvo en sus manos en 1918, cuando empezaba a escribir versos; Eutimio Martín la incluye aquí porque en ella define el poeta lo que entiende por poesía y por poeta. De Libro de poemas ha elegido ?Canción primaveral?, ?Balada triste?, donde el poeta recuerda con tristeza su infancia perdida, ?Santiago?, ?Madrigal?, en el que se añora esa facilidad que tiene la infancia para la comunicación amorosa, ?Tarde?, que narra la tristeza de una vida sin amor, ?Balada de la placeta?, bellísima composición hecha a la manera tradicional de las canciones de corro y en la que dialogan los niños y el poeta. ?Canción oriental es la última composición seleccionada de Libro de poemas lo cual consideramos como un gran acierto ya que en ella Lorca explica el significado de muchos de los elementos que, con frecuencia, aparecen en su poesía: la granada, la espiga, el olivo... De Poema del cante jondo se ha seleccionado la hermosísima ?Baladilla de los tres ríos?, de gran atractivo por sus valores musicales, rítmicos y metafóricos, ?Pueblo?, ?Amparo?, de tema amoroso y con una estructura ligera y grácil que lo llena de encanto, ?Adivinanza de la guitarra?, cuyas metáforas son la clave del poema y la ?Canción del gitano apaleado?, donde se aprecia ya una clara denuncia del trato que recibían los gitanos. Echamos de menos, en esta selección el poema ?La guitarra?, pues lo consideramos muy apropiado para los niños. En el libro de Suites el tema del niño constituye uno de los ejes principales y, en él encontramos frecuentes alusiones a cuentos, juegos, canciones...; es el caso de ?Noche?, poema en el que se mezclan ecos de canciones populares infantiles de juego con palabras sin sentido pero de gran efecto sonoro y musical; las estrofillas breves evocan mundos de sueños y de magia; ?Memento? es un poema-juego concebido a modo de canción de corro en el que el ritmo es el elemento fundamental. ?Cuco-cuco- cuco? está lleno de metáforas sutiles, algunas de difícil interpretación, pero de gran relieve poético; al final, el poeta se dirige a sus lectores, posiblemente los niños, para decirles que siempre cantará. La última parte de ?Tres crepúsculos? es un bellísimo, tierno y gracioso canto al sol; ?Cuatro baladas amarillas?, de enigmático significado, tiene gran riqueza poética y sugestiva; la sencillez del lenguaje, la levedad y gracia de sus estrofas y estribillos le aportan un encanto especial. ?Corredor?, ?Primera página? y ?Recodo? tienen unas características similares al anterior; los últimos poemas añaden un componente de tristeza a la belleza y ternura habituales: ?Cancioncilla del niño que no nació?, ?Cortaron tres árboles? y ?Despedida?, en el que el poeta parece presentir su muerte cercana. 503 En el libro Canciones muchos de los poemas están dedicados a niños concretos. ?Tío-vivo? y ?La canción del colegial? evocan ambientes de infancia y de ilusión; ?Cancioncilla sevillana? y ?El lagarto está llorando? crean mundos poéticos poblados de animalitos con propiedades humanas; en ?Cazador? el dolor por la muerte de las palomas, a manos de los cazadores, es real; La brevedad y riqueza sonora de ?Caracola? lo convierten en un poema-joya para los niños; ?Canción tonta? muestra uno de esos momentos de intimidad afectiva en el que el niño y su madre se dicen cosas carentes de sentido pero llenas de ternura. ?Paisaje? y ?Dos lunas de tarde? son poemillas breves en los que el paisaje aparece como visto a través de los ojos de los niños; en ?Agosto?, el poeta nos hace partícipes de su visión del paisaje a través de sinestesias sorprendentes. ?Arbolé, arbolé? presagia ya la fuerza expresiva, el vigor y la plasticidad de las metáforas del Romancero gitano; En ?El niño mudo? se unen el temblor lírico, la ternura y la tristeza, presentes en muchos poemas de Lorca. De Romancero gitano se ha escogido el maravilloso ?Romance de la luna, luna?, rebosante de sugerencias de misterio y muerte, ?Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla?, ?Muerte de Antoñito el Camborio? y ?Romance de la guardia civil española?, poemas de una cierta dificultad, pero de obligada inclusión en una antología de poesía para niños por su gran valor poético y por su representatividad dentro de la obra de Lorca. De Poeta en nueva York se ha seleccionado solamente ?Nueva York?. A pesar de su dificultad y, al igual que los anteriores, es de obligada inclusión para que los niños conozcan todos los momentos de la poesía de Lorca así como el significado último de la misma, en este caso la denuncia social, que pone de manifiesto la realidad de los negros en Nueva York. Con el título ?Poemas varios? se incorpora un apartado que recoge tres poemas de muy diferente índole: ?Escuela?, enigmático y en forma de diálogo, ?Mariposa?, de características similares a los del libro Canciones, y ?Torrijos, el general?, que recuerda los poemas de Romancero Gitano. Con dos poemas de Diván de Tamarit se cierra esta antología: ?Casida de las palomas oscuras? y ?Casida del llanto?, poemas que tienen también una cierta dificultad, en cuanto a su significado. A modo de conclusión podemos anotar que echamos de menos, en esta antología, algunos poemas que consideramos muy apropiados para los niños, tanto por su belleza formal como por su contenido; es el caso de ?Galán, galancillo?, lleno de gracia, encanto y frescura; ?A Irene García?, con características similares al anterior y un cierto aire de juego; ?Agua ¿dónde vas??, breve y lleno de temblor lírico; ?Canción de las siete doncellas?, que tiene como segundo título ?Teoría del arco-iris?, muy sugerente y a modo de 504 adivinanza; ?Cortaron tres árboles?, poema brevísimo en el que cabe un bello y triste mensaje; ?Canción del jinete?, en cuyo tema y estilo encontramos ecos del Romancero Gitano; estos poemas pertenecen a Canciones pero también echamos de menos algunos de Poema del cante jondo : ?La guitarra?, ?Sorpresa?, ?La Lola?, ?Juan Breva?... 505 RAFAEL ALBERTI PARA NIÑOS 270 Una amplia introducción271, dividida en cinco apartados, precede a la antología propiamente dicha. En ella, Alberti, es presentado a los niños en sus facetas más sobresalientes: su biografía, su lugar dentro de la Generación del 27, su obra literaria, su relación con la pintura y su perfil humano. La parte destinada a su biografía tiene por título ?La arboleda perdida?. (Infancia y juventud), y en ella se exponen los hechos de la vida del autor que más relevancia tienen en relación con su obra, seleccionando, aquellos que puedan interesar más a los niños con anécdotas que, con seguridad, provocarán el entusiasmo de estos, como sus aventuras en la playa haciendo ?rabonas?, el amor a sus perros, su traslado a Madrid y las visitas al museo del Prado Al final de este breve repaso por lo que fue su infancia y su juventud se destaca la muerte de su padre como hito que va a marcar su comienzo como poeta. El segundo apartado titulado ?Por aquellos estudiantiles chopos...?. (La Generación del 27), ofrece a los jóvenes lectores una primera aproximación de lo que fue la Generación del 27, haciendo especial hincapié en las relaciones de amistad que mantuvieron sus integrantes, así como de su postura europeísta con respecto a otras generaciones. Se destaca también lo significativo del homenaje a Góngora, hecho que motivó en ellos su reivindicación hacia la importancia del poeta cordobés y de su empeño por encontrar una lengua estrictamente poética. También en esta ocasión se anotan anécdotas jugosas con relación a estos acontecimientos y a sus protagonistas poetas. Con el encuentro de Alberti y Mª Teresa León, subrayando lo que esta relación va a significar a lo largo de su vida, termina este capítulo. En ?El poeta en la calle?. (Obra), su obra se presenta en estrecha relación con los acontecimientos más relevantes de su vida de adulto; marcada desde un principio por una amarga realidad: el exilio; y por un fantasma que lo persigue a través de su incesante caminar: España. En este apartado se resumen las características de la obra de Alberti y se llama la atención sobre algo que impresiona realmente, y es que, siendo su poesía una especie de resumen de toda nuestra tradición más pura, desde Manrique a 270 Rafael Alberti para niños. Edición preparada por María Asunción Mateo e ilustrada con dibujos del autor, ?ALBA Y MAYO? nº 5. Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 271 Los comentarios que en esta introducción hace Mª Asunción Mateo a los diferentes libros de poemas de Alberti nos parecen de gran acierto y valor, por lo que nos sirven de referencia al tratar diferentes aspectos de su obra. 506 Góngora, pasando por Gil Vicente y Garcilaso, esté escrita casi en su totalidad lejos de la tierra y de los aromas que la alientan. La relación de Alberti con la pintura es analizada en el apartado titulado ?Soy el primer color de la mañana?. (Alberti y la pintura), y en él se narran sus andanzas por El Prado siguiendo los impulsos de su primera vocación y anécdotas relacionadas con las mismas, así como otras protagonizadas por sus amigos pintores como Picasso. En la última parte se presenta el perfil humano del poeta con el título ?Yo vuelvo a la gente?. Se destaca aquí su carácter afectuoso, su sencillez, su sentido del humor y su vitalidad. Como en el resto de libros de esta colección una amplia y detallada cronología recoge los momentos más significativos de su vida y de su obra. Hay intercalados entre los poemas varios dibujos de Alberti y varias fotografías en las que aparece el poeta en varios momentos de su vida con diferentes personas de su entorno familiar y social: con sus hermanos, su esposa, su hija Aitana, sus amigos: Lorca, Manuel de Falla, J. R. Jiménez... con varios niños; así como algunas fotos que testimonian momentos de su compromiso político y de sus éxitos como poeta. La antología propiamente dicha comienza con el poema ?Marinero en tierra?, al que le siguen ?Si yo nací campesino?, ?Si mi voz muriera en tierra?, ?Salinero?, ?Pregón submarino?, ?Mi corza?, poema que tan bien encarna esa mirada vanguardista de la tradición, ?Del barco que yo tuviera?, ?Madre, vísteme a la usanza?, ?El rey del mar?, ?Si Garcilaso volviera?, ?La niña que se va al mar?... Pertenecen todos estos poemas a Marinero en tierra, uno de los libros preferidos de su autor y en el que se condensa toda su niñez, el amor hacia su luminoso puerto, sus tradiciones ancestrales, su paisaje, la cal de su calle, sabores y colores de los que parece nutrirse la inspiración del poeta. En este libro el verso es fresco, vigoroso y travieso como si se hubiese compuesto sin esfuerzo alguno; la agilidad del mismo se combina con metáforas destellantes y a menudo vanguardistas, a veces ritmos populares y ecos de canciones tradicionales o la canción depurada juanrramoniana y las imágenes ultraístas: estas cualidades le dan una gracia especial y lo hacen muy del gusto de los niños. De El Alba del Alhelí se ha seleccionado ?El tonto de Rafael?- (Autorretrato burlesco) y ?El niño de la Palma? (Chufillas), poema de versos ágiles y lleno de imágenes de fuerza y movimiento. ?Los ángeles colegiales? y ?El ángel de los números? pertenecen a Sobre los ángeles y son poemas que representan la creación de un mundo onírico; también expresan un cierto desarraigo y muestran aspectos de la interioridad de Alberti como la amargura, la ira y la nostalgia valiéndose de un lenguaje surrealista. 507 ?Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca? es el poema elegido de Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, libro que supone un homenaje a sus ?tontos predilectos? del cine mudo y a la vez una burla para los que desgraciadamente lo son de verdad. A pesar de su aparente despreocupación tiene un fondo amargo, triste, como el alma de esos cómicos a los que canta o como su propio estado de ánimo. ?Abril? y ?Galope? son parte de esa poesía llamada ?de urgencia? y son poemas de circunstancias sobre hechos muy concretos y representan un triunfo en el compromiso político de Alberti. Están incluidos en su libro Madrid, Capital de la Gloria, así como el poema ?A Niebla, mi perro?, dedicado a su perro que lo acompañó en los bombardeos madrileños durante la guerra. Entre el clavel y la espada es el libro que refleja la tensión que se produce entre la pureza del arte y la necesidad de un compromiso con la historia; clavel y espada parecen simbolizar la belleza y la aniquilación; varios poemas son seleccionados de este libro: ?Entre el clavel y la espada?, ?La cola era verde?, ?Se despertó una mañana?, ?Se volverá el mar de tierra?, ?Se equivocó la paloma?, (poema muy conocido por la interpretación musical que de él ha hecho el cantante J. M. Serrat), y el sonoro y rítmico ?Bailecito de bodas?. En Pleamar la nostalgia inspirará los más bellos poemas; representa el encuentro del marinero con su mar. Los poemas elegidos son breves: ?No me dijiste, mar, mar gaditana...?, ?Te metí desde niño, chica mar, en mi frente...?, ?Cuando crezcas, Aitana...?, ?¡Qué feliz era, mar!?; ?Vaivén? es un poema de ritmo vivo y ligero con abundantes y logradas imágenes sensoriales. El libro A la pintura es todo él una alabanza a una de sus grandes pasiones: la pintura, y a lo que forma parte de ella: el color, la luz, la armonía, la gracia... así como a sus pintores favoritos: Rafael, Tiziano, Rubens... ?Al color?, y ?Al lienzo? son dos sonetos seleccionados del mismo para esta antología. Los poemas de Baladas y canciones del Paraná tienen también un neto cariz autobiográfico. ?Canción 8?, ?Canción 30?, ?Canción 51?, ?Canción 53?, son composiciones llenas de nostalgia y emoción en los que vuelve el tema de su infancia. ?Canción 37?, ?Balada del que nunca fue a Granada?, y ?Balada de la bicicleta sin alas?, son poemas que expresan el dolor del que vive lejos de su patria. ?Han descuajado un árbol? refleja la tristeza que emana de la imagen de un árbol caído; ?Un arabesco para Aitana?, de tono totalmente diferente al anterior, expresa la ternura que produce en el poeta el recuerdo de su hija niña. Los dos poemas pertenecen a Poemas de Punta del Este. ?El toro 508 del pueblo vuelve? es de Signos del día, es un largo poema que tiene un cierto sesgo político y en él se canta al brioso renacer de una España que el poeta veía doblegada y vencida. ?A los derechos del hombre?, de Poemas diversos es otro de los poemas en los que se pone claramente de manifiesto su grado de compromiso con el hombre. Roma. Peligro para caminantes ofrece una visión muy personal de esta ciudad; Alberti se convierte en un trovador de la picaresca romana con poemas como ?Nocturno?, (que parece una retahíla infantil de juego), ?Se prohíbe hacer aguas?, en el que aparece un Alberti escatológico a la manera de Quevedo, ?Campo de Fiori?, en el que se retrata todo el ajetreo, el bullicio abigarrado de cosas y personas de un mercado; ?Gatos, gatos y gatos? es un poema lleno de gracia e ingenio en el que abundan los juegos de palabras; en ?Basílica de San Pedro?, que aquí aparece con la propia escritura del poeta, asoma de nuevo su ansia de libertad unida a la amarga situación del presente; esa misma sensación de estar preso en un mundo que no es el suyo se refleja en ?El aburrimiento. (Poema escénico)?, aunque esta amargura quede velado por lo cómico de la situación, en el caso de los gatos, o por ser trasladada la acción a un escenario de piedra con personajes celestes, en el caso del poema escénico; ?Cuando me vaya de Roma? cierra este apartado y, al igual que los anteriores, expresa su tristeza, pero con un tono que no es ni amargo ni resentido, es más bien desenfadado y tiene un cierto aire de canción infantil. Durante su exilio italiano escribe también Los ocho nombres de Picasso, que es uno de los libros más lúdicos, bellos y festivos que ha escrito y en el que se mezclan la admiración, los juegos de palabras y la gracia andaluza; en él el pintor malagueño se convierte en el símbolo de la fuerza vitalista y la libertad artística. ?Tres retahílas para Picasso? y ?Los ojos de Picasso? basan su atractivo en su estructura a modo de cantinela, un léxico propio que rebosa imágenes sensoriales y sugestivos y audaces efectos sonoros, rimas y juegos de palabras que suscitan la risa e incluso la carcajada. (Acercarse a la obra de Picasso a través de los poemas de Alberti puede resultar un ejercicio interesante y divertido para los niños). De Canciones del alto valle del Aniene es el poema dedicado a García Lorca, el elegido en esta selección; en él hay una evocación de los encuentros de los dos poetas en la Residencia de Estudiantes. En Versos sueltos de cada día se refleja el Alberti de su última época y es un libro lleno de ternura y de amor a la vida; su poema ?Algunos se complacen en decirme? es como el grito vitalista del que, a pesar de lo avanzado de su vida y de la presente soledad, mantiene viva la esperanza. 509 El último poema de esta antología pertenece a Sonetos de la diputación y en él surge una vez más la infancia del poeta y la nostalgia por aquellos años. Hay, al final, unas muestras de tres de sus libros en prosa: La imagen primera de... donde habla de su último encuentro con Antonio Machado; La arboleda perdida, de la que se ha elegido el párrafo dedicado a Agustinillo, el niño que había querido ser caballo, y, De Picasso o el rayo que no cesa, donde encontramos una alabanza a la magnitud de la obra del pintor. La obra de Alberti es vasta y comprende poesía, prosa y teatro. Los registros de su poesía son innumerables y esto le hace pasar, según sus propias palabras ?de la lírica más pura a la más violenta, de la poesía amorosa a la más agresiva y contundente?, y todo ello impregnado de un matiz popular. En esta antología se ha tratado de dar una muestra de toda su poesía dando más cabida a libros como Marinero en tierra, El alba del alhelí, Roma, peligro para caminantes y Los ocho nombres de Picasso por considerarlos más apropiados para los niños al estar más próximos a sus gustos e intereses; podemos anotar, como conclusión, que Alberti es uno de los grandes poetas españoles que con más garantía podemos ofrecer a los niños. Cuando leemos los poemas albertianos, en palabras de Asunción Mateo, ?asombra en ellos su portentosa musicalidad, su cromatismo que recorre toda la gama de su paleta de pintor, la creación de un léxico propio, rebosante de originalísimas metáforas, de audaces imágenes sensoriales para remitirnos a elementos cotidianos, las arriesgadas eufonías, la soltura y donaire del metro, la aparente y difícil sencillez. Y sobre todo, como queriendo sellar su pacto con la Poesía: la gracia. Esa gracia suya, personalísima y andaluza que surge de pronto, como un chispazo en el poema más grave y nos remite a sus raíces populares, mágicamente transformadas por su extraordinario dominio de la lengua?272. La misma Asunción Mateo, al final de esta extraordinaria introducción, se dirige a los niños para ponerles de relieve ese talante tan característico del poeta, ese amor a la vida y ese entusiasmo que le hizo ser eternamente joven. 272 Rafael Alberti para niños. Edición de Mª Asunción Mateo, (cit.), p.16. 510 LEÓN FELIPE PARA NIÑOS 273 Manuel Lacarta, en la introducción dedicada a los niños, aborda la vida de León Felipe como un cuento que no tiene un final feliz como la mayoría de los cuentos. Para hablar de la niñez del poeta elige un fragmento de su poema ?Qué lástima? del libro Versos y oraciones del caminante y lo compara con otro fragmento de Campos de Castilla de A. Machado; en los dos hay recuerdos de infancia pero en León Felipe los tonos son más sombríos, tristes y apagados. La vida y la obra de León Felipe está fuertemente marcada por los acontecimientos que España estaba viviendo; su poesía testimonia su alto grado de compromiso político y social. El profesor Ángel del Río, en su Historia de la Literatura Española, pone de manifiesto el valor de la obra del poeta: "No se desentiende por entero de los problemas de la forma y de la expresión artística, pero la poesía es para él, antes que forma o arte, fuerza y voz redentora de los dolores de la vida y de los males e injusticias de la sociedad, del destino del hombre, de la existencia humana por humilde que sea. Su estilo, de suma sencillez y sobriedad de léxico, adquiere en parte de su obra, con la reiteración y la extensión del verso, un ritmo amplio, de sabor bíblico". Consideramos como uno de los aciertos de esta introducción plantear desde este punto de vista la vida y la obra de de León Felipe, destacando, además, el papel desempeñado por el poeta ante los exiliados de la Guerra Civil. Algunos de los poemas seleccionados pueden resultar no sólo asequibles sino interesantes y adecuados para los niños, (pensamos en los niños mayores, ya casi adolescentes), sobre todo los pertenecientes a Versos y oraciones del caminante, donde la poesía se hace biografía; es el caso de "Qué lástima!", poema largo en el que se asoma la tristeza casi amarga de quien no tiene una casa, "Como tú...", poema al que ha puesto música Paco Ibáñez, y en el que el poeta compara su vida con una piedra pequeña y humilde, ?...como todas las cosas que son cosas: el pan, el viento, la sangre, la piedra, el amor, la muerte...Pequeñas, humildes, humanas cosas?. (En palabras del hispanista Jean Cassou); "Esta noche no hubo luna" y "Qué me importa que se borren!" son la voz personal y desgarrada del poeta que aflora desde la tristeza; "Un caballo blanco" nos habla del anhelo de volver a 273 León Felipe para niños. Edición preparada por Manuel Lacarta e ilustrada por Marina Seoane. ?ALBA Y MAYO? nº. 6. Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 511 ser niño para encontrar refugio en los brazos de la madre; "Alturas", "Prólogo", "Oración" y "¿Y la luna?...? son otros poemas seleccionados de este libro que resultan mucho menos asequibles para los niños. "Retorno" y "Epílogo" pertenecen a La insignia y otros poemas y es muy probable que, al igual que los anteriores resulten de difícil comprensión para los niños; lo mismo sucede con "Ya no hay feria en Medina, buhoneros", largo y difícil poema que pone claramente de manifiesto su compromiso social; de similares características, aún mas enigmático si cabe, es "Me compré una risa"; estos dos poemas junto con "Seguimos en el hambre", "Ése es sólo un bufón" y "Cancioneta" son del libro Español del éxodo y del llanto en el que aflora el dolor, el abandono y la soledad del exilio de cientos de españoles. En Ganarás la luz se alternan poesía y prosa poética, forma acostumbrada en León Felipe; las composiciones seleccionadas de este libro son una clara muestra del contenido del mismo, el cual ofrece una visión de su vida, de su obra y de las dificultades y tareas del poeta; los títulos son: "Biografía, poesía y destino", "Quisiera decir cómo me llamo", "No he venido a cantar", "Y ahora me voy", "Me voy porque la tierra ya no es mía", "Me voy porque la espiga y la aurora no son mías", "Me voy porque la luz tampoco es mía" y "Me voy porque la tierra y el pan y la luz ya no son míos". Los poemas de Llamadme publicano son, sin lugar a dudas, los más difíciles de toda la antología, "No me contéis mas cuentos" "Sé todos los cuentos", "Oíd" y "El gusano", pertenecen a dicho libro. El ciervo y otros poemas ofrece una poética centrada en el enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la justicia y la falsedad; de este libro se han incluido "El ciervo", "La rosa de harina", "Acertijo", "Todo es redondo y blanco" y "Ex-libris". El tono de ¡Oh, este viejo y roto violín! es más suave, más humano y no tiene la amargura de los libros anteriores; varios de los poemas seleccionados del mismo tienen un humor sensible y una cierta ternura y bondad. "Con el violín roto" y "Delirio" son una muestra de lo que podemos ofrecer al niño de la poesía de un León Felipe que ya tiene 80 años. De los poemas de Rocinante quizás sea "La mosca" el más interesante si queremos mostrar a los niños la impresión que deja en el poeta la imagen de una España en la que el éxodo de la población hacia el exilio deja tras de sí tantos pueblos abandonados. Puesto ya el pie en el estribo es su libro póstumo; de él se han elegido "Carta de viaje", largo poema en el que el poeta ve su vida como un largo paseo en tren en el que va de estación en estación, y espera que después de la muerte pueda ir de estrella en estrella. Los poemas "El payaso" y "La flauta" cierran esta selección. 512 El rápido recorrido por esta antología nos permite ver las dos facetas de la poética de León Felipe: la agresiva y mordaz poesía de denuncia y compromiso y esa otra en la que la voz del poeta se suaviza, hay mas bondad y ternura, un humor mas sensible y un mayor interés por lo personal. Es importante que los niños conozcan estas dos facetas de la obra de este autor y debemos mostrarles cómo la poesía ha servido, en algún momento de la historia, como vehículo de denuncia social. Los niños han de conocer el papel que en su momento desempeñó esta poesía de compromiso. Es cierto que muchos de los poemas aquí presentados son difíciles y enigmáticos, y que su forma y su excesiva longitud pueden resultar gravosos para los niños, pero hemos de decir también que lo valioso de su contenido y la hondura de su mensaje son motivos suficientes para que se los ofrezcamos a niños cuya edad se aproxime a la adolescencia. 513 VICENTE ALEIXANDRE PARA NIÑOS274 No compartimos la teoría que apunta Leopoldo de Luis en la introducción en la que viene a decir que por poesía para niños se entiende una suerte de composiciones de rima más o menos fácil, escritas en un tono artificialmente ingenuo, a lo que añade que "hay que considerar el tono menor de esa poesía. (Todos conocemos, en estos momentos, las maravillosas creaciones que han sido escritas expresamente para los niños). Sí nos parece acertada, sin embargo, la idea de que al niño hay que relacionarlo muy pronto con la palabra de los grandes poetas. También nos parece adecuado abordar una selección de poemas de V. Aleixandre desde las propias perspectivas del poeta, para el que la poesía es, entre otras cosas, comunicación; añade L. de Luis que, para que esta comunicación se dé, poeta y lector han de estar en un mundo compartible. Para apoyar esta teoría, alega las razones por las que un poeta tan difícil como Aleixandre ha de ser ofrecido a los niños: no es importante que se entiendan todos y cada uno de los aspectos del poema, la poesía no tiene por qué ser comprendida con absoluta claridad en todo momento y de forma racional, sino de manera irracional, porque un poema puede llegarnos antes por la susceptibilidad y por el sentimiento que por la inteligencia, ya que la poesía no cuenta, canta, y el canto es mas cordial que cerebral. En los datos biográficos incluidos en la introducción se pone de relieve la infancia de Aleixandre cerca del mar de Málaga, infancia feliz que como un caudal de bondad y ternura se mantiene siempre en el corazón del hombre, y que hace que en el poeta no exista una gota de acritud. Anécdotas de aquella infancia como la del descubrimiento del dolor de los otros, al ver en el niño ciego la injusticia del dolor no merecido, su amistad con Emilio Prados, condiscípulo en el colegio de D. Buenaventura, sus viajes al colegio en bicicleta, ya en el Madrid de principios de siglo, la muerte de su abuelo... ofrecen a los niños la faceta más humana y próxima a ellos de un poeta consagrado. En las consideraciones generales acerca de su obra L. de Luis hace un breve esbozo de la Generación del 27, explicando el concepto de poesía pura de forma muy sencilla para hacerlo asequible a los niños; presenta, también de forma sencilla, lo que significó el surrealismo, para terminar haciendo una justificación del irracionalismo, alegando la función que ha de desempeñar la poesía como creadora de lenguaje, logrando el poeta unas formas verbales lo 274 Vicente Aleixandre para niños. Edición preparada por Leopoldo de Luis e ilustrada por Concha Martínez. ?ALBA Y MAYO? nº 7. Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 514 suficientemente nuevas para que su mensaje sea relevante y pueda así atraernos y sorprendernos. Al final de este apartado, "sintetizando mucho", da una idea de lo que es la poesía de Aleixandre utilizando expresiones como "comprensión totalizadora del mundo como materia espiritualizada que el poeta llama amor... visión cósmica, visión telúrica, visión humanística, visión solidaria...comprensión consuntiva..."; ante la duda de si esto puede ser comprendido por la mente de un niño, podemos recordar que en materia de poesía no es necesario que entendamos todo del todo; creemos que vale la pena sembrar la inquietud en la mente de los niños, abierta ya de por sí a lo nuevo, a lo asombroso y de forma especial a lo cósmico y misterioso. En el último apartado L. de Luis hace una reflexión acerca de la propia selección para exponer de forma breve y sencilla las líneas generales de cada libro. Así dice de Ámbito que se mantiene en la línea de la esencialidad lírica y que los poemas elegidos hablan de las distintas edades del hombre: es el caso de "Niñez", "Adolescencia" y "Juventud", o de las claridades del amanecer como en "Voces", "Luz", "En el alba"; otros poemas de este libro como "Forma", "El viento" o "Campo", hablan de impresiones hondas que las cosas dejan en el corazón del poeta. También advierte este autor de la dificultad que entraña la poesía perteneciente a La destrucción o el amor, Pasión de la tierra, Espadas como labios y Mundo a solas, tetralogía de la que se puede decir que es la más decididamente surrealista de Aleixandre, pero añade, que la belleza de los poemas elegidos puede contrarrestar esta dificultad. Así sucede con "Canción a una muchacha muerta", en cuyo poema se ha desechado todo lo patético para rodear a su protagonista de hermosa y viva comunicación con la naturaleza; "Árbol" es un canto a la naturaleza; en "Flor del paraíso" los recuerdos de infancia acuden impregnados de la belleza de los paisajes malagueños; de este poema podemos destacar, de cara a los niños, el profundo respeto traducido en amor a todos los seres que nos rodean y a su libertad, que asoma a sus versos en imágenes sencillas logrando ese especial efecto de pureza y luminosidad; otro largo poema "Padre mío", perteneciente a Sombra del paraíso, puede suponer para los niños lectores un atisbo de los sentimientos de tristeza y orfandad que experimenta un hombre , un niño más bien, puesto que el poeta canta a su padre muerto desde la perspectiva del niño que él mismo fue; no tiene una especial dificultad esta composición para la mente infantil y sí puede resultar muy significativa ya que en ella no sólo hay una queja por la pérdida del padre, se evocan sobre todo momentos de la infancia vividos con él, cuya figura era para el hijo la encarnación de la fuerza, de la serenidad, de la protección, del cariño y de la ternura, vivencias y sentimientos muy próximos y gratos 515 para la sensibilidad infantil; "Ciudad del paraíso", último de los poemas seleccionados de este libro y dedicado "A mi ciudad de Málaga" tiene el mismo tono evocador de "Mar del paraíso", sólo que en este caso el motivo y el escenario de los recuerdos es la ciudad de su infancia, y son el pretexto para la exaltación luminosa y la contemplación idealizante de la misma. Nacimiento último está representado aquí por el poema "Pájaros" y dos sonetos dedicados a dos grandes figuras de nuestra poesía clásica, Fray. Luis de León y Góngora. Los poemas seleccionados de Historias del corazón expresan claramente esa nueva visión que del ser humano tiene el poeta; ya no es la naturaleza humana sino su historia la esencia de esta poesía. Salvo en "La plaza", donde se invoca la fraternidad entre los seres humanos, "El niño murió", hermosísimo poema subtitulado "Nana en la selva", en el que se narra la muerte de un niño, cuyos versos rezuman una ternura impregnada de dolor, y en cuyo tema el seleccionador ve una segunda lectura en la que los elementos toman un valor simbólico, y "El visitante", que narra la vida sencilla de un hogar humilde, el resto de las composiciones tiene como protagonista el niño; un niño real o el niño que todo adulto ha dejado de ser. Estos poemas forman parte de una serie que Aleixandre agrupa como cuarta parte del libro y que titula "La mirada infantil? .Todos ellos son recuerdos y vivencias infantiles transustanciadas poéticamente y respiran ternura y delicadeza; "Al colegio" habla del niño que fue el poeta y que se sentía mariposa al ir al colegio en bicicleta mientras observaba la vida de la ciudad; "La clase", es la poetización de esos momentos de monotonía y sopor que invade una clase al final de la jornada escolar; "La hermanilla" recrea la imagen alegre, menuda y ágil de una niña pequeña que juega en el mar; En "El niño raro" se narran los extraños juegos e inclinaciones de un niño cuyo final insospechado nos deja sumidos en una inquietante duda; "El mas pequeño", "En el lago" y "Una niña cruzaba", son otros poemas protagonizados por niños y, al igual que los anteriores, son la recreación poética de las vivencias infantiles del autor. Los poemas seleccionados de En un vasto dominio son largos, lentos y difíciles de leer y comprender sobre todo para los niños; sí es cierto que pueden estar en ese mundo compartible del que habla L. de Luis: un niño puede perfectamente compartir con el poeta la idea de que el brazo, palanca humana, construye ese mundo activo que se expone en "El interior del brazo", también puede entrar, de la mano del poeta, en ese mundo en el que una comunidad afronta su vivir solidario, que es el caso de "EL pueblo está en la ladera", "La madre joven" o "En la era"; en el caso de "Retratos anónimos" puede alcanzar a ver los dos tipos de niños representados en las dos partes gemelas: el de alta alcurnia y el que se dedica al trabajo del 516 campo, pero nos parecen poemas demasiado tortuosos por el alto grado de dificultad y, aunque ciertamente su belleza, su contenido y su mensaje los hacen merecedores de ser ofrecidos a los niños, hemos de ser muy cautelosos para no crear en ellos actitudes de rechazo. De Retratos con nombre se han seleccionado una serie de poemas mas breves que los anteriores y cuyos protagonistas son personajes con un gran atractivo sobre todo para el mundo de los más pequeños: "Una equilibrista", "Una malabarista", "Un payaso"; "Que nació muerta. (Mi hermana Sofía)" habla de esa hermana del poeta que no pudo hablar porque nació muerta, pero que él no ha dejado de oír a través de los años; "La muerte del abuelo" y "La Navidad preferida. (Belén malagueño)" vuelven a traer recuerdos de la infancia; en el primer caso es la reacción de un niño ante el misterio del morir; estos dos poemas, junto con "Mendiga en un atrio románico. (Compostela)", pertenecen a la serie "Poemas varios". Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento son los últimos libros de Aleixandre; los poemas que componen dichos libros tienen un cierto hermetismo y para su comprensión se necesita un mayor esfuerzo. L. de Luis afirma que merece la pena que sean incluidos ya que así la representación en la antología es más valiosa y, añade que los niños, ya adolescentes, en los primeros años del bachillerato, tendrán que aproximarse a obras clásicas como La Celestina, cuyo tema ha servido de fondo al poema "Los amantes jóvenes", el cual sirve de cierre a esta selección. Como reflexión final podemos decir de este libro que nos parece de gran interés y de gran valor ya que se ha llevado a cabo, por parte del seleccionador, un extraordinario trabajo no sólo de aproximación del poeta a los niños, presentando su vida de forma atractiva y eligiendo lo más asequible y significativo de su obra, sino también aportando de cada libro y de cada poema unas notas explicativas y aclaratorias con el fin de facilitar su comprensión. Las ilustraciones de Concha Martínez recrean esos mundos sugerentes de vivencias de infancia, de sueños, de criaturas irreales, de otros mundos, o de criaturas de nuestro propio mundo envueltas en el halo de su propia poesía, como en el caso de la madre joven, el niño de la era o el payaso. Las fotografías incluidas pertenecen a varios momentos de la vida del poeta: en su infancia, ya de adulto con otros poetas amigos, un retrato que de él hizo José Lucas; hay fotos también de las diferentes casas en las que vivió, (en una de ellas hay un grupo de escolares que lo homenajean con motivo de su 90 cumpleaños), y hay también fotos de alguna de las hojas de sus libros de calificaciones, una de ellas corresponde al resumen de las notas del bachillerato. 517 JORGE GUILLÉN PARA NIÑOS 275 En la introducción realizada por Antonio Gómez Yebra se resaltan algunos detalles de la infancia del poeta y se narran algunas de las vivencias que inspiraron sus versos, como las tardes pasadas en el parque, cuando venía el barquillero, sus visitas a la estación de donde salían los trenes para Europa, sus estudios en el extranjero, sus años en la Residencia de Estudiantes, después en París...; también destaca este autor lo que significó la Generación del 27, los cafés literarios, la relación que tuvo el poeta con los escritores de otras generaciones, o con políticos ilustres, filósofos, cineastas, pintores, y cómo forma parte, todo ello, de su vasto y completísimo bagaje cultural así como del de muchos de sus contemporáneos, unidos todos ellos por el vínculo indisoluble de la poesía y cuyas manifestaciones poéticas se iban dando a conocer en las diversas revistas que iban apareciendo en el horizonte literario de aquellos años. Del significado de cada libro Gómez Yebra hace una síntesis, a modo de aproximación, para que los niños puedan entender mejor los poemas seleccionados de cada uno. Así de Cántico explica que, como su propio nombre indica, es un canto jubiloso a la creación. Montes, bosques, aires, jardines, flores, luz, agua..., nos aproximan a un mundo puro, incontaminado, un mundo feliz del que goza un hombre feliz, el poeta; en Cántico, no hay nada triste o doloroso o desprovisto de belleza, y los niños encarnan el ideal del paraíso guilleniano, pues ellos configuran la dualidad perfecta que une la esencia pura, salvaje, animal de la naturaleza, con el fuego vivísimo del espíritu; J. Guillén considera que los niños forman parte, por derecho propio, de la naturaleza virgen en la que destacan por el fuego vivísimo, sobrenatural del espíritu276. Los poemas de Cántico seleccionados en esta antología tienen mucho que ver con el mundo de los niños; el primero de ellos es el titulado "Niño"; le siguen "Tarde muy clara" y "Cuna, rosas, balcón", en el que el protagonista es un niño muy pequeño, un bebé, al que compara con una rosa, y ante cuyos hoyuelos queda extasiado el poeta; "Amor a una mañana" recoge el sentimiento de cariño y admiración que despierta en él la naturaleza, que se muestra en todo su esplendor; "Navidad" expresa la ternura que inspira el nacimiento de Dios niño en un paisaje de pureza y blancura; en "El niño dice", "Hija pequeña", "Nene", "Niñez", "El más claro" y "Playa", vuelve a aparecer 275 Jorge Guillén para niños. Edición preparada por A. Gómez Yebra e ilustrada por John Rosenfeldt. ?ALBA Y MAYO? nº 8. Madrid: Ediciones de la Torre, 1984. 276 A. Gómez Yebra aporta más ideas sobre este tema en ?Jorge Guillén y los niños?. C.L.I.J. nº 56 (Dic. 93), pp. 26-29. 518 el tema del niño, el niño pequeño, todo gracia, aún dentro de su torpeza, que vive una vida de inocencia, de fantasía, de ausencia del mal, que lo eleva de categoría, equiparándolo a los seres inmortales, todo luz, frescor, mezcla de ingenuidad e inteligencia, cachorrillo humano que embelesa a quien lo mira; "El ruiseñor", "Paraíso regado", "La rosa", "La nieve"...son otros poemas de Cántico que ensalzan la perfección , la plenitud, la armonía, la serenidad de la naturaleza; "Beato sillón", "Unos caballos", "Gallo del amanecer", son una muestra más de cómo las cosas adquieren un relieve extraordinario al contacto con la luz o simplemente ante la mirada de alguien que sabe encontrar poesía ante los objetos cotidianos y maravillarse ante ellos; "Muerte a lo lejos" es un soneto que parece, en cierto modo, desentonar en este libro donde la luz, el color, la vida, afloran en todos los poemas, pero también se puede apreciar que aquí la muerte es contemplada desde la serenidad del que acepta el fin después de haber gozado plenamente de la vida: muerte dulce que es más una relajación que un momento de dolor Su libro Clamor es presentado en el prólogo como un cántico nuevo en el que el poeta expresa la parte mas negativa de ese mundo que le tocó vivir en el que no todo era felicidad, cortesía y bonanza, y en el que el crimen, el odio, la dictadura, el egoísmo, el desorden...se estaban imponiendo sobre los valores positivos. Este nuevo cántico lo eleva el poeta para negar todo lo negativo y para superar el caos en que la Humanidad se estaba hundiendo. El sentido principal de este nuevo libro es también explicado de forma sencilla para que sea captado por los jóvenes lectores. Los poemas de Clamor ya no expresan el esplendor, lo diáfano del día, o el éxtasis del poeta al contemplar este mundo iluminado por el sol; estos poemas expresan el lado negativo del mundo contra el que Guillén intenta luchar desde el exilio. También tienen una mayor dificultad para la comprensión; "Los intranquilos", "Pueblo soberano", "El niño negro" y sobre todo "El asesino del planeta" muestran algunos aspectos negativos de la condición humana; "Clamor inicial", "Mas creación" e "Inmortal Isabel" son poemas que recuerdan a los de Cántico, en el que el niño, ante el que se extasía el poeta, es el protagonista; en "Cordón de la Italia", "Aquellos veranos" y "Patio de San Gregorio" son los recuerdos de la niñez lo que se plasma en los versos; "Tréboles" refleja un cierto disgusto por las cosas menos agradables de cada día: moscas, ruidos...; en "A todo correr" se aprecia la nostalgia del tiempo que se va deprisa como los trenes; "Vuelo" nos recuerda de nuevo los poemas de Cántico, y "Epifanía" es una composición de tema navideño en la que ya no encontramos aquel tono de ternura y belleza del momento y del paisaje que veíamos en "Navidad" ,del libro anterior, ahora hay mas realismo y menos presencia de esa naturaleza dulce y amable que se hacía íntima para rodear al Niño. 519 De su libro Homenaje, explica A. Gómez Yebra, es un homenaje del poeta a aquellos personajes de la historia que han influido en su vida y en su obra; muchos de ellos proceden de la literatura, especialmente de la española, aunque no se olvida de los extranjeros; "Al margen de Enrique Gil" y "Al margen de Bécquer" son una muestra de ello; en "Comienzo de curso" hay un recuerdo de Fray Luis de León. Hay otros hermosos poemas seleccionados de este libro como "Primera Navidad", "Misterio de golondrina", "Amor a Silvia", "Las gaviotas innumerables" y "Mes de abril"; todos ellos de serena y sosegada belleza. Y otros poemas está formado por composiciones de diversa índole; hay algunas sátiras contra la guerra civil, y varios poemas basados en su propia teoría poética; en ellos aborda el tema de la inspiración, la versificación libre, la rima, el ritmo, el valor de las palabras, la definición de poesía; es el caso de "Hacia la poesía". "Puerilidad" recrea el paraíso de la infancia y "Consumación" habla de algo tan banal como es un cementerio de coches. "Oso en circo" y "Ardilla" están dedicados a las costumbres de estos animales. En "Belén" aflora de nuevo el tema navideño, pero tampoco en este caso encontramos el tono jubiloso de los poemas de Cántico. "Concertillo" nos sorprende dentro de la obra de Guillén porque aquí, más que la luz, el esplendor diáfano del día o el placer de las cosas creadas, es el gozo del sonido, de la música de las palabras, que se repiten, que riman, y que crean unas coplillas al mas genuino estilo de Quevedo. "Epigramas" y "Reviviscencias" son composiciones difíciles de comprender en las que encontramos una cierta mezcla de autobiografía y reflexión. "(Paseo marítimo, Málaga)" resalta la luz y el color del Mediterráneo. De su último libro, Final, explica Gómez Yebra, en la introducción, que es como si fuese un resumen de todos sus libros anteriores, ya que en él se completan y se condensan desde el tema de la creación y el paraíso guilleniano hasta la poesía como motivo de inspiración, pasando por el recuerdo-homenaje a obras y autores diversos y el grito desgarrado ante las injusticias sociales. También en los poemas seleccionados de Final hay variedad de temas: la Naturaleza, vista como madre en "Los cuatro elementos", los pequeños animales y sus graciosos y precisos movimientos en "Ardilla acróbata" y "Vidrio y saltamontes", la poesía en "La expresión", los niños de nuevo en "Niñez" y "Eugenia", el recuerdo de otros escritores ilustres en "Fuera del mundo", en el que se evoca un famoso soneto de Lope, o "La fuerza del pensamiento" con un recuerdo de Petrarca. Ante un libro de estas características podemos hacernos, para finalizar, la pregunta que más nos importa y nos preocupa: ¿es apropiada esta poesía para los niños? Es cierto que J. Guillén escribió muchos poemas inspirados en el mundo infantil, otros dedicados a unos niños concretos y es 520 cierto que la belleza de esta poesía hace que sea de obligada inclusión en un libro de poemas para niños; pero de la misma forma que decíamos ante la obra de V. Aleixandre, hemos de ofrecérsela a pesar de que no es una poesía fácil, ni amena, ni llena de fantasía; como maestros, y pensando en su formación como futuros lectores, y en la formación de su sensibilidad para apreciar la belleza, tenemos la responsabilidad de ponerlos en contacto con las grandes obras de poesía.. 521 ROMANCERO PARA NIÑOS277 Teresa de Santos presenta esta selección con una amplísima introducción que tiene todas las características de una lección de libro de texto de literatura española y agrega un apéndice final consistente en una "Propuesta para una didáctica escolar activa del Romancero Tradicional"; hace una advertencia "a los mas jóvenes" diciéndoles que ha compuesto el libro pensando en ellos , pero, si la presentación les cansara, en especial a los mas pequeños, deben pasar directamente a los romances, instándoles a que disfruten con ellos. Dicha presentación consiste en un exhaustivo y pormenorizado análisis de todos los aspectos que componen el corpus de los romances tradicionales; está realizada de forma amena y sencilla, asequible para los jóvenes y consistirá, sin lugar a dudas, una valiosa ayuda para el profesor, dada la calidad, el orden y la acertada elección de los aspectos más significativos. El primer capítulo "Qué son y cómo son los romances tradicionales"; analiza cuestiones relacionadas con el contenido y la forma de estas composiciones; sencillas y básicas explicaciones acerca de su métrica, lengua utilizada y otros recursos formales como la utilización de tiempos verbales y alternancia verbal, repetición, enumeración, uso de fórmulas y estructura del romance. En el capítulo segundo titulado "Quién los compuso" expone las características de estas composiciones referidas a su autoría; explica las diferencias entre "tradicional" y "popular"; la lucha de las dos fuerzas que inciden en ellos, la conservadora y la creadora, y sus dos cualidades mas importantes que son su oralidad y ser producto de una creación colectiva, lo que hace, por otra parte, que tenga variantes. También en este capítulo se habla del otro romancero: el romancero artístico. El tema de los orígenes se plantea a continuación exponiendo la teoría de Menéndez Pidal, que los hace derivar de la poesía épica, y de las otras teorías, que hacen a los romances herederos directos de la poesía lírica y concluye con la que aboga por la idea de un origen del Romancero a la vez épico y lírico; a la hora de tratar de los orígenes mas inmediatos se pone de relieve la variedad de las fuentes de inspiración de los mismos. El capítulo siguiente se titula "De qué tratan los romances. Los temas del Romancero tradicional"; además de los temas clásicos, universales: la soledad, el amor, las diferencias sociales, la problemática relación del hombre con los otros hombres, la guerra, las emociones que producen la 277 Romancero para niños. Edición preparada por Teresa de Santos con ilustraciones de Carmen Sáez. ?ALBA Y MAYO? nº 17. Madrid: Ediciones de la Torre, 1986. 522 victoria o la derrota...se trata aquí de cómo es el héroe destacando su perfil humano que está lejos de ser un mito. También se analizan las causas por las que fueron compuestos, poniéndose de relieve que la finalidad poético-estética no es la única que motivó el nacimiento de los mismos; muchos de ellos se compusieron y se recitaron para propagar noticias y hacérselas llegar a las gentes iletradas, (que eran prácticamente todas en aquel tiempo), mezclándose en muchas ocasiones esta función noticiera con la propagandística. Teresa de Santos alega que la función mas usual de los romances en nuestros días, entre las gentes que aún los conservan vivos en su memoria y en su palabra, es la de servir de compañía y de distracción en el trabajo: (a los pastores, los segadores, las bordadoras, las mujeres en el trabajo de casa...). En lo que respecta a la clasificación de los romances tradicionales, Teresa de Santos alega que la división argumental, que es la que más se ha hecho hasta ahora, y que distingue a los romances, épicos de los históricos, (noticieros y fronterizos), caballerescos y novelescos, no es la mas satisfactoria, siendo mas conveniente la que los agrupa como romances con presentación, nudo y desenlace; romances con presentación y nudo; romances con nudo y desenlace, y romances sólo con nudo. En una reflexión final esta autora analiza la realidad actual de estas composiciones, cómo se conservan, y para ello se habla de algún caso aislado de romance manuscrito, de los "pliegos sueltos", de los "cancioneros" y de los "romanceros", de la conservación, en algún caso, en los libros de música de los palacios, o en el interior de algunas obras literarias antiguas, como algunas novelas del siglo XVII. Teresa de Santos nos transmite su preocupación, acerca del futuro del romance oral, y ante la evidencia de la poca posibilidad de conservar el auténtico espíritu de poesía oral del mismo, aboga por la lectura o audición auténtica y placentera como mejor homenaje, y que ésta mueva la curiosidad hacia el conocimiento de nuestro Romancero Tradicional. Para iniciar a los niños, a los jóvenes, para que ellos lean o escuchen y puedan llegar a gozar con la belleza de estas composiciones, ha elegido varios romances que ha clasificado siguiendo un criterio argumental: de los romances épicos han elegido, entre otros: "La visión de Don Rodrigo", "Bernardo del Carpio increpa al rey", "Del buen conde Fernán González", "La venganza de Mudarra"; de los romances históricos noticieros: "Romance del rey de Aragón", "De la reina de Nápoles"; de los fronterizos: "Romance de Abenámar", "De Alora, la bien cercada", "Romance de la pérdida de Alhama", de los caballerescos: "Romance de Durandarte", "Lanzarote y el ciervo", "De Don Tristán", "De Valdovinos", "De Doña Alda"; de los líricos y novelescos: "Romance de Don García", "La doncella guerrera", "La infantina encantada", 523 "Romance del conde Flores", "Romance de la hermana cautiva", "Romance del enamorado y la muerte", "Romance de Rosaflorida", "Las señas del esposo", "Romance del conde Arnaldos", "Romance del prisionero", "Romance de la reina Mercedes", el "Romance de la loba parda"; de los romances religiosos se han elegido: "La flor del agua", "Romance de Abraham" y el "Romance de la Virgen y el ciego"; bajo el nombre "Otros romances" se agrupan: el histórico moderno "De Mariana Pineda? y otros que resultan ser variantes de alguno de los anteriores o versiones mas antiguas o mas modernas de los mismos como es el caso de "Otro romance antiguo del prisionero", "Y uno moderno sobre el mismo argumento", "Otra versión de la loba parda" y "Romance de la condesita". De cada romance hay varias notas a pié de página puestas con la finalidad de aclarar las dudas relativas al léxico y a la morfología, dado que la lengua utilizada en la mayor parte de los romances es una lengua arcaizante. Las ilustraciones, realizadas por Carmen Sáez, son de un realismo barroco de gran originalidad; los personajes, ataviados con trajes y armas de la época y la riqueza ornamental, realizada a base de guirnaldas de hojas, flores y frutas o grecas de dibujos geométricos, forman un conjunto que recuerda a los tapices antiguos; la escena se completa con elementos y detalles característicos: castillos, caballos, caballeros con sus escudos, armas, insignias y pendones, ventanas góticas o mudéjares. La naturaleza, en un segundo plano, se muestra exuberante y con un cierto simbolismo. Los ejercicios propuestos al final están destinados a la implicación de los alumnos en una actividad que no sea la mera de escucha o lectura sino también de reflexión y estudio de cuestiones teóricas. De este libro que tenemos en las manos hemos de decir que su gran valor es el de acercar a los niños, de forma ordenada y atractiva una de las manifestaciones literarias de mayor tradición en España, y que probablemente sea una de las modalidades poéticas que más próxima está a sus intereses. El romance tradicional y moderno, de estrofa sencilla, asonante y popular y poco exigente, verso de ocho sílabas, de validez universal, de tal forma es poesía próxima a los gustos, intereses y sensibilidad de los niños, que muchos de ellos llegan a convertirse en canción de juego o en juego mismo, hecho que significa la plenitud de su éxito y su última y mas valiosa transformación. 524 LOPE DE VEGA PARA NIÑOS278 Apuleyo Soto, autor de esta edición, conoce, por especial vocación, el mundo de los niños; así reza en la presentación que la editorial hace del libro y así lo demuestra el modo tan ingenioso de presentar a los niños la vida y la obra de Lope de Vega, en forma de carta apócrifa en la que el mismo Lope se dirige a un niño de nuestro tiempo. Con el título "Carta de Lope de Vega a un niño del siglo XX", y en un lenguaje que quiere emular el que utilizaría el escritor, la persona, el mundo y la obra del mismo se acercan al niño de una forma extraordinaria, en un intento de "meterse de rondón en tu cabeza y en tu corazón"; comienza animando a gozar de lo "sabroso" de sus poemas, de lo "galano" de sus decires...exponiendo los rasgos de su persona que pueden atraer más a los jóvenes lectores: "Yo no soy intrincado, difícil ni soso. Al revés, soy juguetón, jugoso, irónico, tierno, deleitoso...", y también de su obra: "Pero lo vulgar y transparente de mi estilo no restó profundidad a lo que expresaba, sino que le añadía gracia, frescura, ricura y desplante, sobre todo por el enjoyado de adjetivos con que lo embellecía". Les habla con franqueza de su vida y les dice que es el prototipo de caballero español: "Junté lo desigual, lo bueno y lo malo, lo excelso y lo bajo, lo noble y lo deleznable; fundí, en síntesis, al señor del alto copete con el que pesca en ruin barca..., tanto me mostraba duro como tierno, altivo como humilde, culto y llano", y no habla con odio ni amargura de sus "mas insidiosos retractores", como fue D. Luis de Góngora. Aprovecha el relato de su vida para hacer una exposición de los acontecimientos mas notables de su tiempo, (apreciamos en ello la intención didáctica del autor de esta presentación), y un retrato de lo que era el Madrid y la España de entonces. En un guiño confidencial (cosa que suponemos llenará de gozo y expectación al casi adolescente lector), habla de su tremenda pasión por las mujeres y narra, con abundancia de detalles, su turbulenta y azarosa vida, sus desgracias familiares, sus intentos desafortunados de tener la protección real, y su muerte, al fin, en la que todo Madrid llora y dice: "Creo en Lope de Vega, todopoderoso, poeta del cielo y de la tierra...", credo maldito que pronto prohibió la Inquisición. Después de su vida trata de que el lector se sumerja en su universo estético, instándole a que se emocionen primero y deje para después los artificios formales. 278 Lope de Vega para niños. Edición preparada por Apuleyo Soto con ilustraciones de Marina Seoane. ?ALBA Y MAYO? nº 18. Madrid: Ediciones de la Torre, 1986. 525 Es de gran interés esta última parte de la introducción porque, a través de Lope, se hace una reflexión y valoración de lo que los niños han de hacer ante esta poesía y cómo deben abordar la poesía en general: "Más que el edificio verbal y métrico quiero que te empape el alma la musicalidad íntima, la tersura de la dicción, el templado río luminoso de las imágenes, el grato discurrir de la fantasía, el estudiado ingenio de las frases, el diverso comportar de los personajes... Sé que hablo muy florido para tu edad, pero sé también que ello te gusta aunque no todo lo entiendas. "No te saltes composición alguna, por difícil que al principio te sea. Tanto vale sentir como entender, y yo diría que más, pues el sentimiento es un conocimiento directo". En la despedida, todo el ingenio y desenfado de Lope: "No te canso más. Recibe mi deseo: Lee, si entiendes, y enmienda, si sabes". Todo un desafío para el niño-adolescente que se deja captar sin duda por esta mezcla de juego y reto. "Lope en su tiempo" es el título con el que Apuleyo Soto hace un esbozo de los hechos más notables que atañen la vida y obra del autor, anotando los que suceden, de forma paralela, en el resto de Europa. Está dividido en varias etapas: Infancia, (1562-1576), juventud, (1577-1589), primera madurez, (1590-16109), segunda madurez, (1610-1620) y ancianidad, (1621- 1635). En una última advertencia el autor de esta antología plantea sus propias dudas a la hora de estructurar la gigantesca obra de Lope: como una progresión cronológica, según sus amores, en dos apartados: lo divino/lo humano, Dios/los hombres, poemas engastados en sus dramas y comedias, sólo versos, insertar prosa... y al final opta por "saltar a la torera" los cánones, tal como haría el propio Lope, juntando un poco solamente las semejanzas de las formas y los parecidos temáticos, y tras esta opción desea "que la didáctica disposición elegida te lleve como sin notarlo, de la alada sonoridad de los romancillos a la inmarchitable belleza de los sonetos, de la suelta candidez de Los Soliloquios a la inefable hondura de las Rimas Sacras, de la impregnada dulzura de las Elegías a la exaltación de las odas y de los fresquísimos villancicos a la ardua ironía de las silvas de La Gatomaquia."; de este modo, él mismo, ha hecho la descripción de la antología propiamente dicha. Una selección de las mas hermosas y musicales canciones y seguidillas abre la misma: "Canciones de San Juan", "Esta novia se lleva la flor", "Trébole", "Dejadme llorar", "Deja las avellanicas, moro", "Río de Sevilla", "Naranjitas me tira la niña", "En las mañanitas del mes de mayo", "Abejitas no pican, madre". En el apartado "Romances y romancillos" se han incluido "A mis soledades voy", "Hortelano era Belardo" y "Ya la temida parca". 526 Los villancicos elegidos son, probablemente, los mas hermosos poemas navideños que se han escrito en lengua española; "Las pajas del pesebre", "Mañanicas floridas", "Alegraos, pastores", ?Pues andáis en las palmas". Muchos de los sonetos de Lope exigen, para su comprensión, un buen ejercicio de ingenio debido a su intrincado juego de ideas y palabras; la mayor parte de los aquí expuestos tienen esa característica, pero no dudamos que serán del agrado de los niños pues, en muchos casos se trata de eso, un puro juego. Este apartado comienza con el famosísimo, ingenioso, desenfadado, divertido y sorprendente "Un soneto me manda hacer Violante"; los que le siguen responden a los mas variados temas; amatorios, "Ya no quiero mas bien que sólo amaros"; en recuerdo a su hijo muerto, "Mi bien nacido de mis propios males"; reflexión acerca de la condición humana, (de la mujer en este caso), "Es la mujer al hombre lo mas bueno"; los hermosísimos de asunto religioso, "Pastor que con tus silbos amorosos", "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?"; una reflexión sobre la muerte, "Esta cabeza, cuando viva, tuvo". En los epitafios el ingenio, a veces la burla, la gracia, y siempre el juego de palabras, se dan cita: "Del príncipe Don Carlos", "A la reina Doña Isabel", "De Isabel de Inglaterra", "De Erástenes, médico". En el apartado "Varios" alguna de las composiciones nos sorprende con su inesperado final y nos mueve a risa, "En una playa amena"; la que comienza "Oh, libertad preciosa", que con el tema del "Beatus ille" recuerda alguna de su mayor enemigo Góngora y un fragmento de "La gatomaquia". Al final de esta antología hay un fragmento del acto tercero de "El caballero de Olmedo" Hay varios motivos por los que este libro nos parece muy valioso para los niños; en primer lugar, y como mas importante, la belleza, lirismo y altura poética de muchas de las composiciones de Lope; la buena y acertada selección que se ha hecho de las mismas; muchas de sus coplas, seguidillas, romances y villancicos reúnen todos los requisitos que ha de tener la poesía destinada a los niños, aunque no sea, en este caso, su origen primero: musicalidad, sonoridad, ligereza, ritmo, frescura, lenguaje sencillo, lirismo, belleza, dulzura, candidez, hondura inefable, fina ironía, humor, trato lúdico que se le da al lenguaje...También nos parece muy interesante, en esta edición, lo insólito, a la vez que audaz y atinado de la presentación en forma de carta apócrifa. Los dibujos, de Marina Seoane, tienen una belleza serena y los personajes están representados con mucho realismo, gran profusión de detalles y complementos propios de la época; la Virgen y el Niño presentan, sin embargo, una imagen dulce, tierna y llena de sencillez; dos retratos de Lope, uno de ellos de R. Ximeno, vestido con sus hábitos de clérigo, dan al 527 niño una idea bastante real de cual pudo ser su imagen; un autógrafo del poeta, en el que figura su firma precedida de la M. de su amada Micaela Luján, un dibujo de la primera edición de Rimas Sacras ,realizada en 1614, y la portada de La Circe, editada en 1624, completan lo relativo a la ilustración. 528 J0SÉ HIERRO PARA NIÑOS 279 Yolanda Soler, autora de esta edición, ha escrito varios libros de poesía y, probablemente esa sea la causa que le lleve a presentar, en primer lugar, las cualidades del poeta que más definen su faceta artística y puedan ser más atractivas para los niños, como que le gustan los erizos y los fósiles, que pinta con flores y con los posos del café, que hace música con las copas y las botellas y que, en definitiva, es un poeta pintor, un poeta músico, un poeta niño y viejo a la vez y que viaja a través del tiempo pues tiene una máquina fantástica que se lo permite: la poesía. Después de un leve esbozo biográfico, en el que destaca su estancia en la cárcel por ayudar a los presos durante la guerra, Yolanda Soler, siempre dirigiéndose a los niños, hace una interesante exposición de cómo es la poesía de José Hierro y cómo la concibe el poeta; con el título "La palabra sencilla. Un puzzle, un mecano", expresa aspectos muy significativos de su obra; "José Hierro escribe con palabras sencillas, que suenan como una composición musical. Busca las palabras como piedras preciosas en una mina. Cada una tiene su lugar en el poema, porque las palabras son como las piezas de un puzzle, de esos que tienen mucho espacio de cielo o de mar; piezas que, a veces, tienen el color y la forma apropiada, pero que no encajan porque hay en ellas un diente de más o un hueco de menos. Es ese detalle que las diferencia el que les impide o les permite encajar perfectamente. Como en este tipo de juego, en la poesía hay que encontrar esa palabra exacta sin forzar el conjunto. Así quiere Hierro las palabras: precisas, por su significado y también por su sonido; para ir construyendo ese conjunto que nos dará una visión de algo. Todo este trabajo de construcción hay que hacerlo sin que se note; aunque después quien quiera pueda ver el armazón del esqueleto, del poema, y darse cuenta de que ahí hay un trabajo como el de un mecano, una estructura de piezas distintas que se acoplan. Es ahí donde está la técnica, donde el poeta utiliza esos recursos que le da la poesía, y que se han transmitido de poeta en poeta y de generación en generación". En "Elementos para un poema" expone la teoría del poeta en la que afirma que la semilla del poema está en la inspiración, y que éste se completa trabajando; en "Un poeta músico " explica la importancia que para Hierro tiene el ritmo y anota las palabras del poeta: "Creo que son mas importantes la música, el ritmo, los valores fónicos que otros elementos del poema. La música hace que la palabra nos convenza, nos persuada, antes de 279 José hierro para niños. Edición preparada por Yolanda Soler Onís con ilustraciones de Jesús Aroca. ?ALBA Y MAYO? nº 50. Madrid: Ediciones de la Torre, 1998. 529 que la comprendamos". También aquí se pone de relieve que la música en la poesía de Hierro se relaciona con el aire, el agua, el fuego y la luz y que cuando crea un poema utiliza muchos elementos sonoros ya que "La música exige de la palabra color, que lo dan las vocales. Ritmo, la sucesión de acentos; timbre, las consonantes, y cadencias o puntos de reposo, las asonancias y consonancias". Agrupa las características de su poesía en el apartado "Las marcas de la casa" y habla de enumeraciones, reiteraciones, uso de paréntesis, encabalgamientos... poniendo de relieve que lo que pretende esta poesía es ante todo transmitir una emoción que queda cuando el poema ha desaparecido. De su faceta mas humana se habla en "Un poeta siempre joven", "Las casas del poeta" y "Las ciudades"; en "Jugando con el tiempo" hace alusión a un tema recurrente en la poesía de Hierro: el tiempo, expresado de mil maneras distintas, con juegos, con complejidades; el tiempo del poema y el tiempo mental. En sus composiciones este poeta destruye las barreras temporales mezclando presente, pasado y futuro, uno de los rasgos mas destacados de su poesía, para así negar el paso del tiempo; claro que hay algo que sí escapa a su paso, un elemento que permanece inmutable y se renueva, cada día: el mar, "Siempre el mar", que, además de significar el presente eterno, tiene en su poesía un carácter real como elemento paisajístico, siendo también protagonista en muchos de sus primeros poemas. Una amplia y detallada cronología recoge los hechos más notables de su vida y de su actividad literaria. La selección cuenta con un nutrido grupo de poemas elegidos de sus primeros libros. De Tierra sin nosotros nos encontramos "Entonces", "Despedida del mar" y "Ciudad a lo lejos"; de Alegría :"Viento de otoño", "El libro", (escrito en cursiva por la costumbre del poeta de hacer este tipo de escritura cuando habla de poesía, de su proceso de creación o en caso de préstamos), "Una tarde cualquiera"; de Cuanto sé de mí :"Réquiem", poema reportaje en el que la historia se cuenta como una crónica, pues los hechos mismos tienen la fuerza suficiente para que el lector pueda sentir esa sensación, "Las nubes"; del Libro de las alucinaciones se ha elegido: "Los andaluces", estremecedor poema que evoca su estancia en la cárcel, "Estatua mutilada" (el tiempo pasado, el amor, el exilio, el mar...,temas recurrentes en la poesía de Hierro, afloran en esta extraordinaria composición llena de vigor), "El niño de la jaula vacía", "La fuente de Carmen Amaya", donde, más que los hechos, se narran las sensaciones que los mismos despiertan en la protagonista; de Agenda :"Elementos para un poema", en prosa, que es una especie de carta dirigida a Pablo Neruda en la que expresa su concepción de la poesía: "La poesía no se hace con ideas, sino 530 con palabras. La poesía es una caja fuerte cuya combinación desconocemos. Se abre desde dentro, cuando ella, y nadie más que ella quiere. Si ella no irrumpe, de nada sirve la herramienta del poeta. La inteligencia no provoca el poema, lo controla. La poesía es dar nombre a las cosas; el nombre nuevo por el que serán, en adelante, conocidas". Otros poemas seleccionados de este libro son: "El encuentro", "Desafío en Valencia", "De otros mares", "Puerto de Gijón", "Dos madrigales para nietas", "Don Antonio Machado tacha en su agenda un numero de teléfono", "La casa", que viene a ser una metáfora de la vida, del paso del tiempo; de Cuaderno de Nueva York se han seleccionado: "Preludio", "Beethoven ante el televisor", "Ballenas en Long Island", poema de gran hermosura cuyo mensaje nos deja sumidos en un halo de tristeza y preocupación, ?Apunte de paisaje?, ?Villancico en Central Park? que, con un recuerdo de Lope de Vega, canta a un paisaje blanco e inmaculado, ?Hablo con Gloria Fuertes frente al Washington Bridge?, difícil y enigmático poema, ?Los claustros?, poema para la reflexión acerca de temas como la reclusión de los viejos en un asilo, el traslado de restos arqueológicos a un museo para su conservación..., ?Cuplé para Miguel de Molina?, ?Vida?, que es como un juego de palabras que encierra oscuras y profundas reflexiones, ?En son de despedida?, que supone la despedida de un tiempo y de una ciudad: Nueva York; con este poema se cierra la selección. Hemos visto en esta antología composiciones de los diferentes libros y las diferentes etapas de la poesía de José Hierro y hemos podido observar que, en general, los últimos poemas pueden resultar difíciles para los niños con alguna excepción, pero hay varios de ellos que sí se los podemos ofrecer teniendo la absoluta seguridad de que con esto les abrimos la puerta hacia una poesía de gran belleza con poemas que tratan temas de gran trascendencia y actualidad como la ecología, las diferencias sociales, el sufrimiento, etc. El libro cuenta con fotografías de varios momentos de la vida del poeta, de su infancia, de su estancia en la cárcel, el día de su boda, con sus hijos, con sus nietos, trabajando en su finca, con otros poetas o artistas... Se han incluido, a lo largo del mismo, varios autorretratos en los que aparece un J. Hierro realizado con escasos y enérgicos trazos: Las ilustraciones tienen la hermosura de un cuadro, (Jesús Arouca es pintor además de ilustrador; los retratos realizados por él de Hierro, Neruda, Alberti, Beethoven... son de gran calidad y realismo, y algunos dibujos como el de las ballenas o el de los hombres prehistóricos contribuyen al dramatismo expresado en el poema. 531 4.-ANTOLOGÍAS POÉTICAS Respecto a la función del adulto en la relación del niño con la literatura, y más concretamente del niño con la poesía, conviene resaltar que el adulto no actúa sólo como creador, sino también como mediador de unas obras que voluntariamente desea acercar al niño o al joven como destinatario específico; desde el punto de vista del adulto como mediador en la relación del niño con la poesía, distinguiremos dos posibilidades que se diferencian en el carácter de las manifestaciones que se tratan de acercar al niño: recopilaciones o antologías donde su autor selecciona las creaciones poéticas de cualquier época o tendencia, y que entran en el mundo de los gustos, intereses y necesidades infantiles y juveniles, (las denominadas ?Antologías poéticas para la infancia y la juventud?) y, por otra parte, creaciones tomadas de la tradición oral o folklórica que se conservan y se transmiten en la memoria colectiva de la infancia. En el apartado de las antologías podríamos hacer una distinción entre las que son una recopilación de poemas de diferentes autores y diferentes épocas, cuyo seleccionador elige aquel que le parece más apropiado para los niños, y las antologías de autor en las que la selección se hace a partir de creaciones de un solo poeta280. Una buena antología es aquella en la que se ha hecho una acertada selección de poemas, y esto implica elegir buena poesía y que esté en consonancia con los intereses de los niños. ?Aceptamos y encomiamos las antologías si en el seleccionador se reúnen gusto, sabiduría lírica y conocimiento de lo que es un niño y de lo que el niño prefiere, o de lo que al niño le interesa?281. Actualmente hay una proliferación de antologías poéticas destinadas al mundo infantil. Algunas son recopilaciones de poemas escritos para los niños y en ellas se suelen incluir varias manifestaciones del folklore, e incluso poemas de autores consagrados que, si bien no fueron escritos para los niños, sí podemos decir que entran en el campo de sus gustos e intereses. 280 La tesis se debe a Jaime García Padrino ?La poesía infantil en la España actual?. AAVV. Poesía Infantil. Teoría, crítica e investigación. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla la Mancha, 1990, p. 67. 281 MEDINA, A. ?El niño y el fenómeno poético?. AAVV. Poesía Infantil. Teoría, crítica e investigación. p. 24. 532 Estas antologías son, por lo general, buenas y recomendables; varían en la cantidad de poemas y en la organización de los mismos. Cuando se trata de antologías de autor el tema es más complejo: ¿Deben los niños conocer al poeta clásico y al moderno, aunque su obra no esté destinada a ellos? ¿Y si fuera así, qué parte de su obra sería aconsejable acercar al niño? Dentro de los autores clásicos, algunos de ellos tienen una amplia selección de poemas destinados al niño o cuyo tema, o cuya forma, entran de lleno en el universo infantil; tal es el caso de Lorca, Alberti, J.R. Jiménez...; Pero ¿qué pasa con poetas como Guillén, Aleixandre, M. Hernández, Blas de Otero, José Hierro...?; Arturo Medina afirma que los niños deben conocer al poeta clásico y al moderno reputado como tal, si bien no en su total dimensión, sí en aquellos fragmentos de su obra susceptibles de su comprensión, y que, a la vez, sean lindantes con el mundo de sus intereses, ya que pretender imponer al poeta clásico por el mero hecho de serlo, y sin que el niño haya conquistado la madurez precisa para esa lectura, es aberrante. Otro aspecto preocupa a este autor dentro de la poesía no escrita intencionadamente para niños y es el tema de la ininteligibilidad que se le presenta al joven lector; alega al respecto que el lenguaje críptico de muchos poemas, junto con lo rebuscado de la construcción versal resulta, a veces, incomprensible hasta para el adulto cultivado. Pero, por otra parte, no es necesario que el niño entienda todo el poema; no debemos reclamar al niño más de lo que pedimos al adulto. El hondón de la poesía lírica, el misterio, se esconde inaccesible hasta para el propio poeta. Además la creación artística, sea cual sea su naturaleza, no es únicamente conceptual. A la par son las formas de expresión. No es ya lo que se expone, sino el cómo se expone; la poesía no se explica. Lo que dice, dice; es un axioma. El niño se sentirá previamente atraído por la melodía que le viene dada, por los elementos rítmicos que configuran el lenguaje poético. El resto lo obtendrá por añadidura. El niño se dejará llevar principalmente por la musicalidad que imprime al verso el acento, la rima, la cantidad silábica, las licencias métricas. Y es a través de esta fuerza fónica, sugeridora de la palabra como significante, por donde el niño penetrará, en la medida que le sea posible, en los valores significativos del poema282. El propio J. R. Jiménez, en un texto titulado ?Sobre el teatro para niños?, hacía las siguientes declaraciones: ?¿Teatro para niños, verso, cuento, pintura, música para niños?...Yo no creo en el arte para niños sino en el arte de los niños, a veces genial y muy superior siempre a lo que intenta el hombre hacer para ellos. El niño va con nosotros por las calles, al campo, de viaje...; el niño es, como el hombre, espectador obligado de toda la vida, y en 282 MEDINA, A. ?El niño y el fenómeno poético?. pp. 21-24. 533 la vida todo está, todo lo que pueda estar en las artes. Entonces ¿cómo resolver el problema del niño y el arte? El problema está resuelto con no aburrir al niño, con darle todo lo que pueda alimentar su ilusión y ya el niño cogerá, de lo que se le dé, lo que quiera, como lo coge del campo, de la calle o de casa. Nada del mundo puede ser comprendido del todo por todos los hombres, y muchas cosas no son comprendidas por ninguno, y no por eso los hombres se apartan del mundo. La vida es una cuestión de grados y de porciones. Decir arte para niños es lo mismo que decir naturaleza para niños283. Leopoldo de Luis aborda el tema de la relación niño y poesía desde la idea de lo que él llama ?mundo compartible?. Según sus palabras, el niño, una vez sepa leer y se haya formado en los primeros cursos de enseñanza, puede ser relacionado con la palabra de los grandes poetas sin otro principio de selección que su posibilidad de comprender un mundo poético. La poesía es, entre otras cosas, comunicación, según ha definido Vicente Aleixandre, y para que ésta se dé, poeta y lector han de moverse en un mundo compartible. Ninguna otra condición a la hora de ordenar una antología para niños y adolescentes. Resulta menos importante el entendimiento de todos y cada uno de los aspectos del poema, primero porque los niños comprenden a veces más y mejor de lo que los adultos suponen, y segundo, porque la poesía no tiene por qué ser comprendida con absoluta claridad en todo momento y en todo caso, de una manera racional, sino de una manera emocional. Un poema puede llegarnos antes por la sensibilidad, por el sentimiento, que por la inteligencia. Cuando ya ha cumplido su misión conmovedora, vendrá la inteligencia a dilucidar los porqués, y a darnos la razón. La poesía no cuenta, canta, y el canto es más cordial que cerebral. El objetivo para L. De Luis es poner en contacto al niño, al adolescente, con la poesía, (en este caso de V. Aleixandre) seleccionando unos poemas marcados por la noción de mundo compartible; lo realmente importante para este crítico es que el niño entre en ese mundo, se deje invadir por él, sin que tenga que descifrarlo racionalmente, animándolo a adoptar la actitud que debe adoptar todo lector de poesía: primero sentirla, luego explicarla284. Juan Cervera encuentra tres significados a la expresión poesía para niños: en primer lugar la poesía tradicional, originariamente no destinada a los niños, pero que se le ha adjudicado dentro de lo que se llama literatura ?ganada por el niño?; en segundo lugar la poesía escrita por poetas para niños, y en tercer término la poesía que crean los propios niños. 283 En el artículo de Justo Fernández Oblanca ?Sobre la literatura infantil. (A propósito de un texto de Juan Ramón Jiménez)?. (cit), pp. 143-144. 284 En la introducción a: Vicente Aleixandre para niños. Antología. (cit), p. 7. 534 De la poesía que los poetas escriben para los niños, este autor dice que sigue, en parte, las pautas trazadas por la poesía ganada por el niño, pues aunque los autores consigan poemas de apariencia infantil, reflejan el pensamiento del adulto y difícilmente agradan a los niños; añade que las antologías y libros de texto dedican a los niños aquellos poemas que reúnen las características de sencillez, ternura, didactismo y limpieza moral, y que muchos de estos textos poéticos son escasamente infantiles por su carencia de aliento lúdico, requisito fundamental para que sean del agrado del niño. No le parecen apropiadas algunas selecciones de los poetas consagrados que se han hecho expresamente para los niños. Es partidario de poner en contacto al niño desde pequeño con la poesía para proporcionarle una contrapartida a la acción excesivamente racionalizadora de la educación en materia lingüística, pues esto último quita espontaneidad al lenguaje del niño y domestica su imaginación hasta el anquilosamiento. Asimismo afirma que la poesía potencia la palabra mágica, generadora de fantasías, y añade que el lenguaje empleado en la literatura para el niño no es necesario que sea totalmente comprensible desde el principio, ni absolutamente claro, pues esto sería pensar que sólo se escribe para el intelecto olvidando que para el niño son muy importantes la sensibilidad y la creatividad y estas se nutren no sólo de palabras conocidas, sino también de las semiconocidas e incluso de las desconocidas cuyo significado puede descubrirse por el contexto y hasta por imágenes, asociaciones de vocablos, sonidos y ritmos. De aquí que la calidad poética y rítmica de los poemas sea fundamental para el niño ya que alientan su espíritu lúdico aunque no los entienda plenamente285. 285 CERVERA, J. Teoría de la Literatura Infantil. Bilbao: Ediciones Mensajero, 1991, pp. 85- 88. 535 4.1.-POESÍA INFANTIL RECITABLE 286 La presente antología es una edición facsímil de una más antigua presentada, en su primera edición, el año 1935. En la nota editorial María Dolores Cabra rememora su infancia vivida en la posguerra y pone de manifiesto el valor que para ella y para todos los niños de todos los tiempos tiene la poesía: ?Poesía infantil que nos donaba el poeta adulto con un sentimiento de regalo y de la que nos posesionábamos como si los autores fuésemos nosotros mismos. Estas canciones ingenuas, cantadas con el sentimiento de ternura de que es capaz el poeta que se ha transformado en niño, tienen ese sabor y esa gracia que impregna todo lo que es primitivo y natural, por eso los niños las aceptábamos como nuestras?. Poesía infantil recitable es el esfuerzo y preocupación de los educadores Sánchez Trincado y Rafael Olivares por acercar la poesía al niño. Ellos mismos definían su trabajo como ?antología dirigida a padres y maestros, y, en general, a los educadores que han de llevar estas poesías a los niños?. De ella apunta Jaime García Padrino: ?Estos poemas no son el fruto de una específica intención de sus autores de hacer poesía para niños, sino más bien al tratamiento de temas como la infancia pasada, la niñez contemplada como un paraíso perdido o los recuerdos y añoranzas sentimentales de un ayer evocado . En los recursos formales, los juegos ingeniosos con los aspectos sonoros del lenguaje, la preocupación por un estilo descriptivo, la abundancia adjetivadora, colorista y sensorial, la musicalidad y la ornamentación exótica....287 Buena parte del prólogo está dedicada a explicar el concepto de poesía que había guiado a sus autores, los cuales hacen una distinción entre una poesía superlativa y una poesía menor, humilde, sencilla, de espíritu menudo...:?Hay una poesía genial y una poesía pura menos popular. Bola de nieve tomada del patio y amasada apenas por el calor de los dedos: he aquí la poesía del genuino poeta popular. Poesía infantil es la poesía hecha para que los niños la digan como si fuese suya. El donante se hace semejante al donado; después se mete en su propio regalo y se da en comunión. Los poemas recogidos en esta Antología son poemas que los niños pueden leer, sentir y recitar como composiciones hechas por ellos. Llamamos infantil a una poesía, no porque sea accesible de repente a los niños, sino porque esté impregnada de esencias infantiles, y a veces, sólo por su acento, por su 286 SÁNCHEZ TRINCADO, J. L. y OLIVARES FIGUEROA, R. Poesía infantil recitable. Madrid: Aguilar, 1935. 287 GARCÍA PADRINO, J. Libros y literatura para niños en la España contemporánea. Salamanca: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, pp. 215-218. 536 gracia, por su ingenuidad, por su leve sabor de cosa primitiva, porque no se trata de descifrar la poesía, sino de sentirla. Decimos que son recitables estas poesías en tanto son aptas para la expresión oral, en tal modo, que recitarlas sea en cierto modo volver a crearlas? 288. Es esta antología una amplia y variada selección de poemas estructurada con arreglo a los diferentes temas que puede sugerir una visión infantil de la realidad. ?Umbral? de Pedro Salinas abre dicha antología; desde la perspectiva de lo que hoy nos parece más adecuado en poesía infantil, encontramos este poema bastante alejado de los gustos e intereses de los niños. Su tema abstracto, referido a lo vano de las cosas efímeras, el verso largo y denso, las palabras difíciles y altisonantes como fúlgido o innúmeras, lo arduo del significado, su complejidad y la falta de elementos lúdicos, hacen que estimemos este poema como poco adecuado para los niños. En ?Poemas de Mar, de Bosque y de Montaña?, encontramos una gran diversidad tanto en la procedencia como en las características de sus poemas. Los anónimos ?Alta estaba la peña?, ?Galeritas de España?, ?Yo me levantara madre??, son composiciones de sabor popular procedentes de los cancioneros del Siglo de Oro. ?Aquellas sierras madre?, de Diego Pisador, y ?A los remos, remadores?, de Gil Vicente, presentan características similares. ?Salinero?, de R. Alberti, ?Las barcas de dos en dos?, de M. Altolaguirre, ?Almejitas?, de Mª. Luisa Muñoz de Buendía, son composiciones de poetas contemporáneos cuyas características temáticas y formales las aproximan más a los gustos e intereses de los niños. La mayor extensión y densidad de los poemas ?Romance del viento?, de Pedro Garfias, ?Mi hermana la lluvia?, de Charles van Lerberghe y ?Paisaje?, de M. Machado, de mayor extensión y complejidad son apropiados para los niños de mayor edad. ?Mediodía?, de Josefina de la Torre y ?Playa?, de Jorge Guillén, con un idílico paisaje de mar y niños adolecen de ese tono lúdico, fantástico, sugeridor de ensueños, que las haga atractivas a los ojos infantiles. ?Canciones de juegos? comienza con el poema ?Encanto de luna y agua?, de Alejandro Casona, perteneciente a su libro de poemas La flauta del sapo; es ésta una composición llena de gracia y desbordante de ternura, con una estructura arromanzada donde se incluyen unos dialoguillos entre la rana y el sapo de cierto sabor popular. La gracia y la ternura de ?Sopla, sopla el Viento Norte?, ?La canción del trébole? y ?El regato de la sierra? le vienen de su ascendencia de tradición infantil. ?Lirón, Lirón...? es una canción infantil del siglo XVI y aún la podemos oír como canción de juego. ?Pirulito?, de Rogelio Buendía, mezcla ecos de romance con retahíla de canción de juego y ?El galapaguito?, de R. Olivares Figueroa recrea un ambiente de 288 En el prólogo de Poesía infantil recitable.(cit.), p. 9. 537 escuela del fondo del mar. El último poema de este apartado es la hermosísima ?Cancioncilla sevillana?, de García Lorca, tan apropiada para los niños. ?Érase una vez? contiene romances de muy diversa procedencia y diferente estilo: ?Romance de Gulliver? y ?Romance de la hija del mar?, de Agustín de Foxá?. ?Romance de Blanca Nieves?, de R. Olivares Figueroa, ?Sueño infantil?, de A. Machado, ?Érase una vez?, de R. Pérez de Ayala, ?Torrijos, el general?, de García Lorca. De Rogelio Fdez. Buendía ?San Serenín y sus pájaros?, gracioso y tierno romancillo. ?Caperucita Roja?, de Gabriela Mistral, recrea el cuento tradicional en un poema de largos versos y final cruento. ?La infantina encantada? y ?El infante Arnaldos?, antiguos y de tema amatorio. ?Castilla?, de M. Machado y ?Canción del avellano?, de Lope de Vega, y de tema morisco cierran este apartado. En ?Caprichos y adivinanzas?, encontramos acertijos del repertorio popular de tradición oral, adivinanzas como ?La guitarra?, ?Canción de las siete doncellas? o ?Teoría del arco iris?, de García Lorca. El resto son composiciones de temas y estilos muy dispares: el recargadísimo y almibarado romance herético ?Pío Nono?, de Adriano del Valle, contrasta con el ?Romancillo de la risa fresca?, de R. Olivares Figueroa, de ritmo ligero, lleno de musicalidad y ternura; ?Ten, Amor. El Arco quedo?, anónimo de tema amatorio, perteneciente al Romancero General de 1.604, es un poema difícil para la comprensión y la expresión de los niños; ?Luna, lunera? y ?El brujito?, de Mª Luisa Muñoz de Buendía, de tema infantil cuenta con un lenguaje más llano y sencillo; ?El rondel de Don Presumido?, de A. Collantes de Terán, recuerda a una canción de ronda; el brevísimo y delicioso ?Cantar de Amores?, de Gil Vicente, es una excelente muestra de la antigua lírica; ?Pajarita? de J. Alcaide Sánchez, sorprendente descripción de una pajarita de papel, no es, a pesar del tema, apropiada para los niños por su dificultad; ?Dondiego sin Don?, de R. Alberti, tiene el ritmo, la sonoridad y la musicalidad de muchas de las composiciones de este autor, como hechas para ser cantadas; ?Yo no te había visto?, es un poema de Pedro Salinas de verso largo y lenguaje recargado. ?Fabulario?, está compuesto por varias fábulas de Ramón de Basterra: ?El buen camión?, ?El avión y el molino?..., en las que aflora el gusto por los temas de la época junto a una clara intención didáctica y moralizante; ?La lechera y el cántaro? es la conocida fábula de La Fontaine, de verso largo, denso y monótono; ?La Fábula de la Rosa y el velocípedo?, de Adriano del Valle, sorprendente enfrentamiento verbal entre una rosa y una bicicleta, con un inesperado final, no parece muy adecuada al gusto e interés de los niños de hoy a pesar de lo antitético del tema; los insultos que intercambian ambos personajes contribuyen a que lo tildemos como desaconsejable. ?La 538 greda olorosa? es una fábula del poeta asiático Saadi, que contiene una clara intención moralizante al igual que el poema ?Árbol solitario? de Unamuno; ?Fábula?, de M. Altolaguirre, es un poema difícil que recuerda la fábula de Eco y Narciso. ?Gozos, oraciones y villancicos?, está formado, en su mayor parte, por villancicos de autores clásicos, como en el caso de ?Pues andáis en las palmas...?, de Lope de Vega; ?Caído se le ha un clavel?...y ?No son todo ruiseñores...?, de Góngora; ?Pastorcico nuevo?, de Tirso de Molina; villancicos de los cancioneros de siglo XVII, como ?Aquel zagalito?, ?Villancico franciscano?; la gran belleza de estas composiciones hace que no tengamos reparo en ofrecérselas a los niños a pesar de la longitud o dificultad de alguna de ellas; ?Los gozos del río?, de Adriano del Valle, también está incluido en este apartado; es un poema largo que puede resultar interesante para los niños, pues tiene un ritmo ligero, musicalidad alegre y acertada y tema atractivo con descripciones variadas y poéticas de los diferentes momentos del río. ?A mi primer nieto?, de Unamuno, es el primer poema de ?Corros y nanas?, al cual le sigue la hermosísima ?Cancioncilla a la luna blanca?, de Carlos Mª de Vallejo y que parece una canción de corro; ?Arroyo claro?, tomada del folklore; ?El niño malo? y ?Nana?, de R. Alberti, son poemas llenos de encanto y frescura; ?Sal a lavar, niña...?, de Pedro Pérez Clotet, es una composición fresca y alegre que tiene el ritmo ligero de las canciones de corro; ?Cantar de siesta?, de José de Valdivielso, tiene verso largo y abundantes aciertos en el terreno de la musicalidad; ?Nana mayor?, de A. Collantes de Terán, de tema infantil pero de difícil comprensión; ?¿En dónde tejemos la ronda??, de Gabriela Mistral, es un bello poema, de verso largo, que recuerda las canciones de ronda; el ?Romancillo del corro?, de R. Olivares, incluye un estribillo que invita al juego; ?Luli, Lulito...?, de Marcos Lievowich, es una canción de cuna, llena de gracia, de encanto, de onomatopeyas y de ternura; ?Nana?, de Juana de Ibarborou, es una de las más hermosas nanas de autor que se han escrito; ?Cantaba la Pájara Pinta?, de Rogelio Buendía, recrea la conocida canción popular. ?Pregones y cantares? contiene varias composiciones que proceden del folklore: ?Alborada?, del siglo XV, de tema amatorio y caracteres arcaicos, ?Aquel pajarito, madre? y ?La voz de este niño mío?, sencillas composiciones de velado significado; ?Pregón del amanecer?, de R. Alberti, tiene todas las cualidades de los poemas de Marinero en tierra: son breves, ágiles, llenos de gracia y candor; totalmente diferente, el ?Pregón del colmenero?, de Tirso de Molina, presenta un tema, un estilo, y una cierta intencionalidad muy propias de la época; ?Niña bordando?, de Mª Luisa Muñoz tiene el aire de la copla popular; ?Cantar de baile?, de Juan de Linares, pertenece a la antigua 539 lírica popular; en el final el ?Pregón sevillano?, de Fernando Villalón, que está dotado de una impecable estructura y abundantes hallazgos en el campo del ritmo, de la rima y de la expresión. Los poemas de ?Arca de animales?, están en su totalidad dedicados a estos seres; ?Letrilla lírica?, de Quevedo, y ?Estampa del caballo andaluz?, de Góngora, son dos composiciones de estilo barroco y de versos densos y difíciles, que consideramos inadecuadas para los niños de hoy. ?El lagarto está llorando?, de Lorca, ?La tortuga?, de Alberti, ?Canción de cuna de los elefantes?, de A. del Valle y ?La fiera corrupia?, de F. Villalón, a diferencia de los anteriores, reúnen todos los requisitos que ha de tener la poesía escrita para los niños: belleza, lirismo, brevedad, atractivo lúdico, llamada a la fantasía, sencillez, ritmo...; ?La canción de los osos?, de Rubén Darío, recrea, la vida dura y resignada de estos animales esclavos de titiriteros ambulantes; ?Ocas?, de Rogelio Buendía, hace referencia al juego de la oca; ?Colorín?, de Eleazar Huerta, tiene un ritmo muy marcado a causa de la densidad de acentos; ?Grillo?, de Rafael Lafón, es un muestrario de metáforas ocurrentes y algo enrevesadas que hacen alusión a este animalito: le llama ?infusión de emboscada de calamar infinito?, ?menestral que mueles la sombra?...; hoy estas expresiones nos parecen impensables en una composición destinada a los niños. ?Dijo el gato: ¡Mau!? es un poema anónimo que recuerda las retahílas infantiles con estribillos a modo de trabalenguas; En ?Los gallos?, de Manuel Mur y Oti, también abundan las metáforas, pero no tienen la chispa del ingenio que gusta a los niños. ?Baladas y elegías? tiene como tema central la muerte. ?Baladas para acordeón. Delgadina? es un largo poema de tono plañidero en el que se recrea el romance tradicional; del mismo estilo, con lenguaje recargado y metáforas de difícil comprensión, son el ?Romance del venado? y ?La niña del caracol?, de Agustín de Foxá; la bellísima ?Balada de la placeta?, de García Lorca, es una muestra de la mejor poesía infantil; su estructura, en forma de diálogo, es propia de las canciones de corro; y, a pesar de la infinita tristeza que brota del contenido, está repleta de ternura, de lirismo y de misterio; ?La elegía del niño marinero? tiene toda la gracia, frescura y encanto de los poemas marineros de Alberti; más que de elegía tiene tono de canto; los anónimos ?Romance del prisionero?, y ?Gritos daba la morenica? son dos bellísimas muestras de poesía de tradición infantil. ?El niño ciego?, de J. Rodríguez, es un hermoso y triste poema; ?Plegaria por el nido? es una almibarada composición de Gabriela Mistral de versos largos y ritmo lento; ?El árbol caído?, de P. Pérez Clotet, es un poema-elegía que peca de excesiva sensiblería. Los poemas de ?Divertimiento? hablan de fiestas, juegos y juguetes: ?El niño y la cometa?, de Dámaso Alonso, ?Niño en brazo?, de Rafael Laffon, 540 ?El soldadito de plomo?, de Tristán Clingsor y ?Balompié?, de R. Olivares Figueroa, son composiciones que, con más o menos aciertos en cuanto a calidad y adecuación a los gustos infantiles, tratan de diferentes juguetes y juegos; en el último poema la pelota es ?abeja lírica posada sobre la rosa?, trasnochada imagen del todo inapropiada; ?Caracola?, ?Tío-Vivo? y ?En el soto?, son tres bellísimos poemas de García Lorca, de aire tierno, alegre e infantil y con altas notas de lirismo; en ?Viento saltando?, de Jorge Guillén, se pone de manifiesto, la expresión de la plenitud, elemento recurrente en sus poemas; sólo es apropiado para los niños de más edad; ?Danza?, de Tony Lerys, parece más una canción de baile, y, ?Cantar de Sanjuanada?, de Lope de Vega, tiene el atractivo de las tradicionales canciones de ronda. ?Semblanzas?, comienza con un fragmento de ?Abril florecía?, de A. Machado. Nos sorprende que los autores de la antología hayan decidido mutilar esta bellísima historia rebosante de lirismo y ternura; ?Unos ojos bellos?, de José de Valdivielso, ?Muy graciosa es la doncella?, de Gil Vicente, ?Cantar de siega? y ?Este niño se lleva la flor?, de Lope de Vega, son poemas cuyas cualidades líricas hacen que sea obligada su inclusión en cualquier antología de poesía infantil; ?La niña bonita?, de A. Collantes de Terán, es un alegre poema con ecos de canción de comba; ?El ogro?, de Tristán Klingson, recrea algunos cuentos tradicionales en versos largos y lentos; en ?Repaso? Mª Luisa Muñoz de Buendía hace una alabanza cariñosa al trabajo de su madre. ?El niño y la estrella?, de Catulle Mendes y ?Esa niña dulce y grave?, de Amado Nervo, no son poemas adecuados a los gustos de los niños de hoy y, con ?El romance de las hijas del barquero?, de Olivares Figueroa, de corte moderno e inspiración costumbrista, sucede algo similar. En ?La niña llama a su padre ?Tatá, Dadá?, de Salinas, se adivina la corriente vanguardista del neopopularismo; ?La serranilla de La Vera?, de Vélez de Guevara, dista mucho de tener la gracia, el donaire, y la frescura de las del Marqués de Santillana; ?Don Quijote, Don Quijote...?, de Eleazar Huerta, es un poema a modo de canto de gozo y alabanza al caballero D. Quijote. Su ligereza, su forma de romance, su marcado ritmo y la imagen novedosa que ofrece de nuestro héroe lo hacen atractivo; este apartado se cierra con un poema de significado ambiguo: ?Estaba el niño sentado?, de R. Olivares Figueroa. ?Por la senda roja?, de Valle Inclán, inicia el apartado: ?Musa pastoral?, en el que se han seleccionado exquisitas composiciones de poetas consagrados: ?A la viña, viñadores...?, de Lope de Vega, ?En la huerta nace la rosa...? y ?Del rosal vengo, mi madre?, de Gil Vicente, ?Pasced a vuestro solaz?, de Juan de Timoneda, ?Florecicas azules...?, de José de Valdivielso, ?Mayo?, de Lope de Vega, ?Romancillo de abril?, de Tirso de Molina? y el anónimo? ?Cantar de lavandera?; de Miguel Altolaguirre se han seleccionado, ?Brisa? y ?Pradera?, breves y escritos con lenguaje sencillo; ?Verde hacia un 541 río?, de Jorge Guillén, es, como el anterior, breve, sencillo y diáfano; ?Canción de cuna de las flores?, ?Alba? y ?Noche?, de R. Olivares Figueroa, son composiciones breves, sonoras y gráciles; ?Ya suben los olivares? y ?La mañana llevaba...?, de F. Villalón, tienen escaso interés para los niños; ?Aldea? y ?Panorama?, de Gerardo Diego, también son inapropiados dada la lentitud y densidad de los versos, su complejidad y la monotonía de la estrofa; ?Naranjos?, de Salvador J. Polo de Medina, es una almibarada composición que se aleja mucho de los gustos infantiles; ?Agua en la noche, serpiente indecisa?, de Pedro Salinas, puede interesar a los niños porque tras la sencillez de su lenguaje hay un cierto aire de misterio; ?Campanillitas?, de Mª Luisa Muñoz de Buendía, es un delicioso poema lleno de aciertos sonoros y musicales;?Canción?, de Federico Muelas, es una composición muy sugerente y llena de encanto; ?Otoño, viento amarillo? cierra el apartado y la antología a modo de broche de oro; brevísimo poema de Adriano del Valle en el que se dan cita la mejor poesía y la mayor ternura junto a las más bellas imágenes sensoriales; podemos considerarla como una joya de la poesía infantil. Una vez concluido el análisis de esta antología podemos decir, a modo de conclusión, que se aprecia el gran esfuerzo realizado por sus autores para que la poesía llegue a los niños a través de padres y maestros. La amplia y variada selección de textos y autores, su estructuración en torno a unidades temáticas y su amplio prólogo, que expresa claramente su intencionalidad, así lo demuestran; unos textos caligrafiados con esmero, unos dibujos muy sugerentes y una sencilla y cuidada presentación, son otras de sus cualidades. Con respecto a los poemas seleccionados y desde la perspectiva de lo que hoy consideramos poesía infantil, podemos decir que una gran parte de ellos no son adecuados para los niños. En el momento en el que fue realizada esta antología el concepto que se tenía del niño no era el actual ni eran iguales los planteamientos educativos. Es una antología valiosa para su tiempo de la que podemos afirmar que es el reflejo fiel del panorama que se respiraba en materia de poesía infantil y en el que confluían restos de ?la poesía para los niños queridos?, con la aparición de obras escritas intencionadamente para ellos por unos autores que perseguían su deleite, todo dentro de un vanguardismo que afectaba a temas y estilo. 542 4.2.-ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA INFANTIL ESPAÑOLA 289 La presente obra, valiosa por la calidad y por la gran variedad de los textos seleccionados, ha sido concebida para ponerla en manos de los profesores que trabajan con niños. La organización de dichos textos por fechas y autores, así como la introducción de los mismos, con un resumen de la vida y la obra del propio autor, así lo confirman. Carmen Bravo, apunta en el prólogo que, conforme a su idea sobre literatura infantil, los autores incluidos no son sólo los que escribieron expresamente para los niños con especial dedicación, sino los autores cuyas obras fueron espontáneamente seleccionados por los mismos niños; también incluye a los que considera que deberían ser del gusto de los niños. En resumen ha recogido ?lo que los niños han leído, lo que leen y lo que nos parece que les gustaría leer?. Esta amplia y variada selección incluye cuentos, leyendas, poemas, novela y teatro y se ha tenido muy en cuenta el folklore infantil, ya que, según palabras de la propia autora, en él han intervenido los propios niños modificándolo y adaptándolo a sus entretenimientos. Al lado de la forma folklórica de tradición oral, que también incluye los cuentos populares, se ha elegido la forma culta como, por ejemplo, una leyenda de Bécquer, o un villancico culto del Siglo de Oro, pues ?formas cultas y populares conviven con igual intensidad en el alma del niño?. En el tomo III, dedicado íntegramente al folklore, Carmen Bravo habla de la importancia que éste tiene en la vida del niño290: ?Antes de leer y escribir, el niño vive una literatura hablada y musical en las oraciones, retahílas y fórmulas de sus juegos, canciones de corro, recitados, adivinanzas y dichos de la vida diaria, que indudablemente precede y sirve de introducción al conocimiento literario. Estas retahílas infantiles propiciatorias, los romances, los recitados y dichos que acompañan cualquier 289 BRAVO VILLASANTE, C. Antología de la literatura infantil española. Volumen I, II y III, este último dedicado al folklore. Madrid: Escuela Española, 1962. 290 En la colección LAS CAMPANAS. Libros infantiles y juveniles, de la editorial Miñón, hay tres títulos más de esta autora dedicados al folklore infantil: China, china, capuchina, en esta mano está la china, en el que encontramos una amplia muestra de adivinanzas, trabalenguas, nanas, canciones de corro y comba, villancicos, mentiras y patrañas, etc. El libro de los 500 refranes y El libro de las fábulas. Por otra parte Ediciones Didascalia ha publicado un hermoso libro de adivinanzas, trabalenguas, juegos y retahílas, canciones de corro y comba, cuentos breves, principios y finales de cuentos, mentiras y patrañas, nanas, villancicos y aguinaldos y oraciones, titulado Adivina adivinanza, que cuenta con el atractivo de la ilustración, hecha con cromos y tarjetones litografiados del siglo diecinueve, recopilados por Miguel Ángel Pacheco. 543 gesto y movimiento de la vida diaria de la infancia y muy especialmente los juegos, pertenecen con todo derecho a la literatura infantil oral, tan importante como la escrita. El niño vive el folklore infantil antes de empezar a leer y a escribir, y durante muchos años se nutre de todas estas manifestaciones anónimas en las que él mismo participa, retocándolas unas veces, deformándolas otras, hasta el punto de intervenir en ellas como verdadero creador?291. La selección de los textos se ha hecho siguiendo un criterio de ordenación cronológica; por ello se inicia con unos cuentecillos de Calila e Dinna. En materia de poesía, los primeros textos elegidos pertenecen a Proverbios de gloriosa doctrina y fructuosa enseñanza del Marqués de Santillana, tratado de educación encargado por el rey Juan II para su hijo. Alterna verso y prosa y en ambas opciones hay una clara intención pedagógica y moralizante. Aunque se trate de poesía escrita para niños, no podemos considerarla apropiada ni del gusto de los niños de hoy. El didactismo moralizador, la falta de una vertiente lúdica, la densidad y dificultad de los versos para dar cabida a las enseñanzas y la gran extensión de los mismos hacen que este texto, a pesar de su elegancia poética, sólo sea aconsejable para niños mayores. El siguiente poeta seleccionado es Gómez Manrique, autor de un Cancionero en el que hay diálogos dramáticos y momos; es autor, asimismo, de la Representación del nacimiento de Nuestro Señor ?a instancia de Doña María, vicaria en el Monasterio de Calabaçanos?, hermana suya. Es esta pieza uno de los pocos documentos conservados del primitivo teatro español y está escrita en verso. A pesar de la opinión de la autora de la presente antología, que la considera como obra de teatro infantil porque todos sus personajes se dirigen al Niño y hablan para él, no la encontramos adecuada para los niños de hoy a pesar del tema por su planteamiento al gusto de la época que incluye personajes portadores de los símbolos del martirio y un lenguaje elevado con abundantes palabras escritas en castellano antiguo, lo que dificulta aún más su comprensión. ?A quién debo yo llamar?, del Cancionero de Juan del Encina, tampoco nos parece una composición muy adecuada para los niños, pese a su gran belleza y lirismo, por su contenido religioso que implica términos como ?pecado?, ?Redención?, ?virginidad?, ?cristiandad?? Los siguientes textos seleccionados en materia de poesía pertenecen al libro Las cuatrocientas, también titulado Respuesta a las cuatrocientas preguntas del almirante don Fadrique. Son acertijos o adivinanzas rimadas y 291 En el prólogo de la obra citada de Carmen B. VILLASANTE, p. 7. 544 forman parte de un tipo de literatura didáctica en forma de preguntas y respuestas muy frecuente en los siglos XV y XVI. Es posible que los niños de entonces jugasen y agudizasen su mente intentando descifrar los graciosos acertijos. Para los niños de hoy no nos parecen apropiados ni como juego ni como actividad para hacerles discurrir. De los cancioneros, tan populares en los siglos XVI y XVII, se han seleccionado poemas de Fray Ambrosio Montesino, de Juan de Padilla, de Juan López de Úbeda, de Francisco de Ocaña, de Cosme Gómez de Tejada, de José de Valdivielso y de Alonso de Bonilla. Son poemas que tratan del Nacimiento y Pasión de Jesús contempladas a través del prisma de la Redención, tema que no nos parece propio de la poesía infantil; desde el punto de vista formal las composiciones son largas y las rimas monótonas; los versos, de contenido denso, incluyen términos cuyo significado escapa a la comprensión de los niños como pecado, amargura, tristura, hostigo, mancilla, pecador, redención, desangrarse...; hay algunas rimas conseguidas con términos como musicorrios, relumbrorios... cuyo valor poético nos parece del todo trasnochado. En el caso del Coloquio pastoril, de Alonso de Bonilla, esta especie de diálogo entre un pastor y la Virgen podría ser del agrado de los niños, pues el tema navideño está tratado desde una perspectiva de alegría y ternura; es una composición más ligera, con lenguaje más sencillo y en la que la forma dialogada le da un mayor encanto. El siguiente capítulo de textos en verso está dedicado a los romances del siglo XVI. A modo de presentación la autora afirma que si hay un género de poesía apta para los niños, es la del Romancero y que los romances, por su condensación argumental, su versificación corta y el tono narrativo de corte popular, son poesía infantil. Podemos matizar que es poesía que puede interesar a los niños de más edad y que ciertamente estos poemas épico- líricos tienen una rima fácil y un asunto interesante; podemos tildar de demasiado extensos los titulados ?Romances del Cid? y ?Romance de los siete infantes de Lara?. Los de ?Don Bueso?, ?El conde Sol?, ?La doncella guerrera??, sin embargo, parecen cuentos de niños, a pesar de su desdichado final. Dentro de esta selección están los bellísimos romances ?El infante Arnaldos?, ?Abenámar?, ?La conquista de Alhama?, ?Doña Alda?, ?Montesinos?, ?Fonte Frida?, ?Romance del prisionero?..., todos ellos joyas de nuestra literatura que los niños un poco mayores pueden oír, memorizar, recitar, recrear a modo de dialoguillo...y que supondrán para ellos una fuente de disfrute y una valiosa aportación a su formación poético- estética. ?La carta que Juan Rufo escribió a su hijo siendo muy niño?, siguiente texto de la antología, es una especie de manual en el que Juan Rufo, a modo de los proverbios antiguos, de los famosos dísticos morales y de los castigos 545 ejemplares de los pedagogos y filósofos de otros tiempos, se dirige a su hijo para aleccionarlo; a modo de cartilla infantil, versificada, cuenta con una amena relación de los juegos y entretenimientos de los niños de entonces y con una serie de consejos que dedica a su hijo para que su vida sea ejemplar. Aunque está dedicada a un niño, y a pesar de que no le falta una cierta gracia y ternura, no es un texto apropiado para los niños por su tono moralizador, el desfase en tema de intereses, el tipo de lenguaje utilizado y la gran extensión del mismo; podemos afirmar, sin embargo, que puede resultar ameno y curioso para los adultos. Los Enigmas de Cristóbal Pérez de Herrera pertenecen a su libro Proverbios morales. Las adivinanzas gustan siempre a los niños y debemos ofrecérselas siempre que sean asequibles y estén en la línea de sus intereses. De Baltasar de Alcázar se ha elegido alguno de sus Epigramas; ?Una cena ?, es un ejemplo de ellos y, si bien nos parecen desfasados y fuera de la línea de lo que consideramos poesía propia de niños, la gracia y el ingenio que desprenden los hace merecedoras de una consideración especial y apropiados para niños de más edad. El precioso romancillo ?Hermana Marica?, airoso, de motivo infantil y de rima sencilla, se ha seleccionado de entre las creaciones de Luis de Góngora; también de este autor están presentes ?Al Nacimiento de Nuestro señor?, de tema navideño; las letrillas ?Cuando pitos flautas...? y ?Ándeme yo caliente?, ingeniosas y muy divertidas y, por fin, ?La más bella niña?, uno de los más hermosos romances españoles de tema amoroso. El gran valor poético de estos poemas, su airosa composición, sus versos claros y diáfanos y su rima ligera y sencilla, hace que sean de obligada presencia en una selección de poesía infantil. Del libro Los pastores de Belén, que Lope de Vega dedicó a su hijo Carlos Félix para que el niño aprendiese a leer, se han elegido algunos villancicos y canciones de cuna dirigidas al Niño-Dios, con versos ligeros y sencillos de deliciosas rimas, como el caso de ?No lloréis, mis ojos...?. También de este autor, se ha seleccionado un fragmento de Peribáñez y el comendador de Ocaña que, a pesar de lo ingenioso de sus versos, no nos parece apropiado para los niños tanto por su tema como por su lenguaje. Los textos en verso seleccionados a continuación son de Alonso de Ledesma, el cual recoge buena parte del folklore infantil en el libro Juegos de Nochebuena a lo divino. Hay en él muchas canciones populares, juegos infantiles, refranes y adivinanzas; al final se incluye una colección de cien enigmas en forma poética. Un grupo de estos enigmas se incluye en esta antología, y si bien es verdad, como dice la autora, que gozaron del favor de los niños poniendo a prueba su ingenio, hoy no nos parecen textos que los 546 niños gusten de leer por lo difícil de su comprensión y lo rebuscado de su lenguaje. (Incluso para los adultos resultan difíciles). De Francisco de Quevedo encontramos dos composiciones: ?A una nariz? y ?Boda y acompañamiento del campo?, letrillas de aire jocoso e intencionado, con tono desenfadado y corte caricaturesco las cuales, a pesar de tener un lenguaje un tanto rebuscado, no dudamos que producirán sorpresa y regocijo en los niños. Se incorporan, a continuación, un grupo de graciosos villancicos de los siglos XVII y XVIII, algunos estilizados y con aire burlesco, de gran originalidad y otros de tono tierno y dulce; todos ellos podemos incluirlos sin titubeos en una selección de poesía para niños. Las fábulas gozaron de gran prestigio como género apropiado para la enseñanza de preceptos morales; la pedagogía se sirvió de ellas con intención didáctica y fueron utilizadas en las escuelas hasta bien entrado el siglo XX; en esta antología se han seleccionado varias de Tomás de Iriarte y de Félix de Samaniego. En la actualidad optamos por descartar aquella poesía concebida para adoctrinar al niño y enseñarle preceptos morales como único objetivo; hoy nos inclinamos más hacia una poesía que propicie el goce estético, dé cabida al juego y posibilite una formación estética. Un extenso número de adivinanzas, recogidas por Fernán Caballero, están aquí presentes con el título de ?Adivinanzas y acertijos?; son sencillas, graciosas y divertidas y podemos ofrecérselas tanto a los niños mayores como a los pequeños con la garantía de que las recibirán con entusiasmo. Andrés Bello, famoso educador venezolano, escribe varias fábulas destinadas al pueblo con el objetivo de inculcarle la idea de responsabilidad política y de la propia dignidad. No podemos considerar estas fábulas apropiadas para los niños: su alto contenido didáctico-moralizante, su lenguaje pomposo y altisonante y sus versos densos y farragosos hacen que sean unas composiciones alejadas de los intereses y gustos de los niños de hoy. Juan Eugenio de Hartzenbusch fue colaborador asiduo de las publicaciones infantiles. Escribe cuentos y fábulas para los niños; en estas podemos resaltar su concisión y sencillez; en el caso de ?Los tres quejosos? o ?El dromedario y el camello? llama la atención lo animado y gracioso de los diálogos; al final se apunta la moraleja en la misma línea de sencillez y concisión, puesta con gran desenfado y sin afán adoctrinador; es muy probable que nos sorprendan los resultados al mostrarlas a los niños. De Ramón de Campoamor y de Concepción Arenal también se han seleccionado algunas fábulas que no nos parecen apropiadas para los niños por su intención moralizante y su escasa calidad poética. 547 Antonio Trueba junto con F. Caballero, Campoamor, Harzenbusch y otros escritores de la época, colaboró en varias publicaciones infantiles. En el periódico para niños ?La Educación Pintoresca? escribió cuentos, poesías y pequeñas piezas teatrales. En la línea tradicional de los romances está el de la reina Isabel, de rima fácil y asunto ameno, que formaba parte de un libro de romances para niños que no se llegó a publicar y que se ha incluido en la presente antología. De José de Espronceda se ha elegido ?La canción del pirata?, poema que siempre nos ha cautivado por su fuerza expresiva y su acertada mezcla de estrofas. Esta composición larga y sonora, muy en consonancia con el carácter orgulloso y bravucón del protagonista, puede estar en la línea de los gustos de los niños, soñadores de victorias y de barcos veleros. El Romanticismo se sintió atraído por la Edad Media y por las formas literarias tradicionales. El romance popular y colorista, de sabor dramático, volvió a ponerse de moda revitalizándose muchos temas históricos olvidados. José Zorrilla y el Duque de Rivas escribieron largos romances narrativos; ?Oriental? y ?Un castellano leal? son composiciones escritas por estos dos autores respectivamente; las dos tienen, en especial la segunda, una gran extensión; pese a esto podemos ofrecerlas a los niños mayores tanto por su fuerza expresiva y dramática como por su calidad literaria. Manuel Ossorio y Bernard fue un escritor que se ocupó de forma especial de la literatura infantil y colaboró asiduamente en varios de los periódicos dirigidos a los niños: ?Los niños?, ?La primera edad?, ?La niñez?... También escribió varios libros dedicados a ellos, entre los que destaca Epigramas infantiles; de éste se han seleccionado aquí algunas fábulas y moralejas muy graciosas y ocurrentes, pero que no incluiríamos en una selección de poesía para los niños de hoy por su escaso valor poético. Es posible que hagan reír al niño, que lo sorprendan por lo ingeniosas, pero consideramos que la poesía dedicada a los niños ha de estar, además y sobretodo, dotada de valores poéticos. ?Mi vaquerillo?, de José Mª Gabriel y Galán es un claro ejemplo de los sentimientos humanitarios del poeta. El tono alambicado y costumbrista, la excesiva reiteración expresiva, la utilización de términos altisonantes y el tema, tan poco en consonancia con el mundo de los niños de hoy, hacen que la califiquemos como poco adecuada para los más pequeños. El segundo volumen de esta antología arranca con tres romances modernos: uno argentino, perteneciente al Romancerillo del Plata, otro que García Lorca recogió del romancero popular titulado ?Los peregrinos? y otro popular extremeño: ?La loba parda?; los tres están dotados de vitalidad, frescura, ritmo y musicalidad, cualidades que hacen que este tipo de 548 composiciones sea del gusto de los niños; los dos últimos los hemos escuchado con música lo que ha contribuido a su popularidad. De Miguel de Unamuno se ha elegido una nana, ?A mi primer nieto?, dotada de la musicalidad y ternura de las nanas y apropiada al gusto de los niños. No opinamos lo mismo de ?Pimpinito, pimpinito, me fui por un caminito...?, del mismo autor, donde se expone una breve pero dura y patética descripción de un pasaje de la muerte de Jesús. La autora de esta selección justifica la inclusión de varios poemas de Antonio Machado en una antología de poesía infantil, a pesar, dice, de no ser poesía escrita expresamente para los niños; alega que muchos de estos poemas son típicamente infantiles por su brevedad, concisión y colorismo poético, a lo que se le añade el gusto por los cantares, las coplas y la rima clara y fácil, fruto del contacto con la poesía popular. Las cualidades poéticas, entre las que se encuentran imágenes sonoras de gran poder de evocación, los hace merecedores de un puesto de honor en cualquier repertorio de poemas dedicado a los niños: ?Sobre el olivar?, ?Mientras danzáis en corro?, ?La plaza tiene una torre? y ?Anoche cuando dormía?. Muy acertada nos parece la representación de la obra de J. R. Jiménez en esta antología al incluir con los poemas algunos capítulos de Platero y yo: ?Platero?, ?La púa?, ?La flor del camino?, ?El canto del grillo?, ?Los fuegos? y ?Susto?; en esta elección se aprecia el tacto y conocimiento de la infancia de la autora, ya que ha evitado otros cuya crudeza podría herir la sensibilidad infantil; están encabezados por el prólogo:?Advertencia a los hombres que lean este libro para los niños?; en él el propio Juan Ramón esboza su teoría acerca de la poesía escrita expresamente para los niños. Los poemas seleccionados poseen todos, como gran parte de las creaciones del poeta, un alto contenido en valores musicales y rítmicos, versos que rebosan ternura y luminosidad como ?Verde, verderol? o ?Juego?; algunos con un claro atisbo de denuncia social como ?El niño pobre?. Aunque el tema de los inventos y las máquinas despierta una gran curiosidad en el niño, ?El motor oscuro?, de Ramón de Basterra, no nos parece un poema adecuado; su compleja estructura, la escasez de registros lúdicos y poéticos y un claro tono didáctico-moralizante, lo alejan de los gustos del público infantil actual. Estamos absolutamente de acuerdo con la autora cuando afirma que ningún poeta como Federico García Lorca ha estado mejor dotado para interpretar el mundo de la infancia, que las hermosas imágenes infantiles y sus extrañas asociaciones, el lirismo de sus versos, el colorido, el esquematismo de la composición y la viveza de los contrastes hacen que sea uno de los poetas mas apropiados para los niños. A ?Torrijos, el general?, de gran fuerza dramática, le siguen varios poemillas cortos, deliciosos, dotados 549 de un ritmo ágil y una musicalidad exquisita, llenos de gracia y de garbo y adornados de aliteraciones y onomatopeyas: ?Arbolé?, ?Canción?, ?Canción china en Europa?, ?Canción tonta?, ?Cazador?, ?La tarde canta?, ?Cancioncilla sevillana?, y que recrean el mundo de los niños incorporando seres y objetos de su entorno familiar y afectivo: la madre, pequeños animalitos, las flores, los juegos...;?La balada de la placeta? recrea una canción de corro con su conocido estribillo: ?Arroyo claro/ fuente serena?; su estructura, a modo de dialoguillo entre el poeta y los niños, contribuye a este parecido; su calidad poética, su contenido, en el que flotan ecos nostálgicos y la dulzura que se desprende de sus versos hacen de esta balada una de las composiciones más bellas de poesía infantil; ?El vals de las ramas? tiene el ritmo cadencioso del vals y de las hojas que caen en otoño, pertenece a Poeta en Nueva York y tras su aparente sencillez se encuentran versos de difícil comprensión, con abundantes imágenes surrealistas. ¿Es adecuado para los niños? Su gran belleza nos empuja a ofrecerles este poema aunque no lo entiendan del todo. Como introducción de la obra de Alberti alude Carmen Bravo al tono ligero y juguetón que caracteriza gran parte de las creaciones del poeta, al amor que tuvo a todo lo infantil y cómo en muchos de sus poemas para niños aparecen temas de las canciones tradicionales como fuente de inspiración. Estas cualidades hacen que muchas de sus composiciones sean deleitosas para los niños, tiernas y entrañables en algunos casos y divertidas en otros. ?Poesías?, ?La corza blanca?, ?Peñaranda de Duero?, ?¡A volar!?, ?Nana de la tortuga?? y por último la sonora y llena de ritmo y gracia ?Dondiego sin don?, son algunas de las seleccionadas por esta autora. ?Canción de cuna de los elefantes?, de Adriano del Valle, nos sorprende tanto por su humor tierno y entrañable como por su exotismo; el encanto de sus versos y lo cautivador de su tema hacen de este breve y sencillo poema uno de los más bellos que se ha escrito para los niños. Gloria Fuertes ha escrito infinidad de poesías dedicadas a los niños; son composiciones graciosas y sencillas inspiradas en el más puro folklore infantil; su tono desenfadado y ocurrente se une a una cierta ternura y emoción. La selección que se ha hecho en esta antología nos parece acertada: ?La gallinita?, ?Mariquita?, ?¡Déjame al Niño!?, ?Los peces van a la escuela? y ?Todo en su sitio?. De Pura Vázquez hay varias composiciones de su libro Columpio de luna y sol, el cual dedica a los niños y a los que, no siéndolo ya, tengan un alma infantil. Son composiciones cortas inspiradas en antiguas canciones populares infantiles con temas que pertenecen al mundo de los niños, de sus juegos y de las canciones de corro. ?Cantan?, más que un poema para niños, es una evocación nostálgica de la autora que quisiera volver a vivir en ese mundo de la infancia. 550 Las composiciones de Clemencia Laborda ?Bazar de juguetes?, ?Casa? y ?Abecedario? pertenecen a su libro Jardines bajo la lluvia , a una parte del mismo titulada ?Versos bobos? y que dedica a los niños; son hermosos versos llenos de sencilla ingenuidad y en los que aletea un sentimiento de añoranza al evocar ese mundo infantil de juegos y juguetes. ?Oración de los cuatro ángeles y el de la Guarda? es el poema seleccionado de Eugenio D?Ors cuyo texto, como podemos ver por su título, recrea y amplía una oración tradicional. Así como los villancicos, a pesar de ser composiciones de asunto religioso, siguen estando presentes en todos los repertorios de poesía y canciones para niños, las oraciones, aún teniendo en la mayor parte de los casos un verso airoso, rima fácil, ritmo y frescura y un carácter tierno y entrañable, han sido prácticamente descartadas de las antologías. De la amplia producción poética de Gerardo Diego, el ?Romance del Duero? y ?San Baudelio de Berlanga? son los poemas considerados como más apropiados para los niños en esta selección. Aunque tradicionalmente han formado parte de muchas antologías de poesía infantil, su rima machacona y sus temas un tanto manidos hacen dudosa su aceptación por parte de los niños. Las dos primeras composiciones seleccionadas de Fernando Villalón, ?Diligencia de Carmona? y ?Romance de Joseph-Hillo?, están llenos de gracia colorista y tienen el tono narrativo de los romances tradicionales; no nos parecen poemas adecuados para los niños, sobre todo para los más pequeños, aunque sí podrían resultar interesantes para comentar o ilustrar un tipo de vida, el de los bandoleros, que hoy ha desaparecido. ?Iba la madrina? y la letrilla ?La fiera corrupia? sí son poemas típicamente infantiles. ?Calma?, de Emilio Prados, es una breve y sencilla composición dotada de una alta calidad poética con un contenido de gran efecto sugeridor; es una pequeña joya de la poesía que los niños deben conocer. Del poeta José Hierro se ha seleccionado ?Caballero de otoño?, poema sencillo, breve y hermoso que cuenta con el atractivo de estar compuesto a modo de adivinanza. ?Poesías?, de Rafael Montesinos, es un brevísimo poema lleno de encanto y ?A un petirrojo que convertí en ruiseñor? recrea el tema de la nostalgia del que está fuera de su país, (España, en este caso); poema breve y ligero en el que se encuentran a la vez los sentimientos de alegría y nostalgia despertados por este pajarillo que los trae de lejos. Concha Lagos escribió un libro para niños titulado Arroyo claro; en él hay canciones inspiradas en cantos infantiles y varias nanas; la ?Nana de la paloma? escrita para una niña que aún no ha nacido, (según reza en la dedicatoria), posee una rima sencilla y una gran ternura; junto con ?Rimas?, 551 hermosísimo poema en el que se mezclan el juego, el sueño y la poesía, forman la representación de esta escritora en la antología. ?Los ángeles custodios?, de Ramón de Garciasol, es una densa sucesión de versos y estrofas a modo de canto a la madre, a la casa, a la patria, a los trabajadores, a las diferentes regiones..., que pone ante los ojos del lector la dignidad del trabajo diario ensalzando el fruto del mismo. El tono moralista y aleccionador del poema, su extensión, y el propio tema, lo alejan de los gustos y de los intereses de los niños. ?Contemplación de un belén?, de María Elvira Lacaci, es una composición sencilla, alegre y llena de gracia poética; es la descripción del belén típico que entusiasma a los niños y que ellos mismos fabrican, con su musgo, sus caminos de arena y sus ríos de papel de plata; de ?El carrito? podemos subrayar su acierto al plantear el tema de la solidaridad tan en consonancia con la sensibilidad infantil. Como ya hacíamos constar al principio, el volumen III de esta antología está dedicado íntegramente al folklore infantil; hay una primera parte de textos en verso y una segunda parte de textos en prosa que incluye una amplia selección de cuentos populares. Los primeros textos en verso son oraciones repartidas en varios apartados: para bendecir la mesa, para antes de acostarse, al despertar y al bendecir el agua pascual. Viene, seguidamente, un nutrido número de adivinanzas, sabrosas, graciosas y populares. Le siguen los trabalenguas, puro juego para divertirse y reír. Una selección de nanas, de las más tiernas, hermosas y dulces de la tradición oral, se ha incluido a continuación. El apartado siguiente es el de las retahílas, de los juegos y fórmulas para la vida diaria; rezuman gracia, inocencia palabrería onomatopéyica del más puro sinsentido; en algunas cada palabra tiene el encanto y la fuerza de un conjuro misterioso. Un apartado de villancicos se incorpora en esta serie; todos ellos son piezas de gran belleza, encanto, sencillez, ternura y con alguna pizca, en ocasiones, de desparpajo y picardía. Las canciones de corro no podían faltar y de ellas hay una amplia y variada representación. Un grupo de cuentos breves, que hacen la delicia de los niños poniendo a prueba su paciencia, están puestos a continuación. Otro grupito de principios y finales de cuentos, formulillas que no pueden faltar en un cuento bien contado, componen el apartado siguiente. Aguinaldos y posadas para la Navidad, en cuya letra se invita a la dueña de la casa a ser generosa con los pedigüeños, no podrían faltar en una recopilación de textos poéticos de tradición popular; para finalizar, una breve selección de mentiras, patrañas y disparates que aseguran la carcajada en los niños y la sonrisa en los mayores. Como reflexión final podemos decir que la amplia y variada selección de textos que componen esta antología, hacen que sea una obra de gran valor 552 para todo el profesional de la enseñanza y que quiera iniciar y formar a los niños en el rico y gratificante mundo de la literatura. El hecho de que algunas de las composiciones estén algo trasnochadas y ya no sean adecuadas para los niños ni sean de su gusto no tiene que parecernos un inconveniente; eso nos permite conocer la evolución de los planteamientos que, en materia de poesía infantil, ha habido a lo largo de la historia. 553 4.3.-EL SILBO DEL AIRE 292 Las razones que motivaron a su autor para la realización de la presente antología son expuestas en el prólogo a modo de aclaración y justificación; como primera y principal alega la necesidad y trascendencia de educar, formar y sensibilizar a los niños. Considera de gran importancia la educación de tipo estético para poetizar la vida y así embellecer y dar contenido humanístico al campo de las enseñanzas utilitarias: ?Desdeñar esta vertiente estética en la educación integral del hombre es ignorar todo lo que de segura espiritualidad y descansadera evasión se ha de necesitar en la tensión crispada de lo crematístico o en el lento caminar de lo vulgar. ¿Cómo conseguir esta educación estética? ¿Cómo formar el gusto? La poesía en general es el gran camino; y no es necesario que el niño entienda, es suficiente que sienta?. Aparte de este importantísimo valor formativo añade A. Medina otras aportaciones de la poesía lírica a la formación del niño: enderezamiento elocutivo; motivo de conversación y fuente de vocabulario; ayudantía para la redacción; favorecimiento de la memoria que recuerda, de la inteligencia que asimila, de la imaginación que evoca, de la moral que conforma; enraizamiento del gustador del verso con el patrimonio espiritual de su pueblo... Con respecto a los criterios de selección, dice el propio autor que es ésta una antología de poemas y no una panorámica de autores. Según sus propias palabras buscó, sobre todo, la adecuación a una concepción dinámica de los intereses de los lectores sobre cualquier otro factor o condicionante literario. Justifica la ausencia de muchos de los grandes líricos de nuestra literatura, (cuyos poemas no podían ser entendidos, ni siquiera intuidos por los niños). Escasean, por el mismo motivo, los clásicos, (salvo Lope) y hay un buen conjunto de autores poco conocidos pero que en algún momento de su producción dieron en la diana de esta clase de poesía; hay, asimismo, una gran presencia de poesía anónima tradicional y popular y algunos poemas escritos por poetas hispanoamericanos contemporáneos. Cuenta con una coherente clasificación temática y con unos títulos sugerentes, tomados algunos de versos de los propios poemas; el autor sigue los momentos claves en la evolución de la personalidad y los intereses infantiles desde la canción de cuna, las canciones de los juegos infantiles, al contacto con la naturaleza y el paisaje urbano, el trabajo, el humor, los sueños, las fantasías... 292 MEDINA, A. El silbo del aire. Antología lírica infantil. Vol. I y El silbo del aire. Antología lírica juvenil. Vol. II. Barcelona: Vicens-Vives, 1965. 554 También analiza el autor las características que ha de tener un poema para que éste sea estimado como bueno y ser presentado a los niños...?poemas que aunasen intrínsecas cualidades de belleza y seguridades de proyección y de latido. Hemos huido del versolibrismo y hemos aceptado plenamente la musicalidad de la rima. Hemos pensado en lo que pudiera ser más directo y transparente, sin que, por otra parte, esto me llevase a desechar poemas que quizá escapen a la comprensión de las mentes infantiles y aun adolescentes?293. Entre los poemas seleccionados hay romances, villancicos, poesía de tradición infantil, adivinanzas, canciones de cuna, fábulas... y la distribución por edades de los mismos es otro de los problemas que se plantea el seleccionador porque, si bien no tienen los mismos gustos un niño que un adolescente, sí es cierto que entre ellos y, en definitiva, a través de la vida del hombre, existe una continuidad. La antología está dividida en dos volúmenes: el primero, indicado para niños de seis a doce años, y el segundo, para niños de doce años en adelante. La clasificación temática, mencionada anteriormente, origina quince apartados en el primero y dieciséis en el segundo, dentro de los cuales hay una flexible distribución por épocas. El primero de ellos, formado en su totalidad por canciones infantiles, recibe el nombre de "A la rueda, rueda...?, y están en él las tradicionales canciones de comba y corro como ?Jardinera?, ?El patio de mi casa?, ?La muñeca?... El segundo apartado es de adivinanzas y se titula ?¿Qué cosa es...??. El siguiente, de canciones de cuna, lleva el título de ?A la nanita, nana...?; en él encontramos nanas populares de tipo tradicional junto con otras de autor; es el caso de ?Nana de la niña mala? y ?Nana del niño despierto? de Celia Viñas; dos nanas de R. Alberti llenas de ternura y musicalidad; las hermosísimas de Juana de Ibarbourou: ?La señora luna?, ?Canción de cuna?, ?El sueño hoy no quiere? y ?Pajarito chino?; la tierna y graciosa ?Nana? de García Lorca; la no menos graciosa ?Nana del burro gorrón?, de C. J. Cela; la ?Canción de cuna? de Javier Villafañe, a modo de poema cuento; ?Versos de la madre?, de Gloria Fuertes, llenos de ternura; ?Nana?, de Fernando Villalón y otras canciones de cuna de autores conocidos. Todas estas composiciones, tanto las de autor como las anónimas de carácter popular y tradicional, son muy apropiadas para los niños, sobre todo los más pequeños, por su calidad poética, por su contenido melódico y musical y por la temática, tan en consonancia con sus afectos y sus sueños. ?¿Dónde va de mañana la niña blanca?? comprende poemas referidos al niño en su mundo concreto. Así están los hermosísimos de Lope de Vega ?La niña blanca? y ?Este niño se lleva la flor?, a los que le siguen varias 293 En el prólogo de El silbo del aire. Vol. I (cit), pp.5-10. 555 composiciones populares llenas de ritmo y encanto; es el caso de ?Levántate, morenita?, o ?Carbonerita de Salamanca?; varios poemas de Celia Viñas y de Ángela Figueroa hablan de los distintos momentos y circunstancias de la vida del niño :?Hermana?, ?Enfermo?, ?Sarampión?, ?El primer resfriado?...; otros como ?El lancero y el fotógrafo?, de R. Alberti, ?El día de mi cumpleaños?, de Germán Berdiales, ?Cochinito?, de F. Moreno, tratan el mismo tema y tienen similares características de sencillez, proximidad al mundo del niño o espontaneidad; ?No tengas miedo al ruido?, de J. Luis Hidalgo, es un hermoso poema que provoca sensaciones y evoca momentos de misterio y un cierto miedo, vivencias muy relacionadas con el universo infantil; ?Cuando barre Lola?, de Celeste Abril, es una graciosa composición llena de ritmo y desenfado y ?Niño mío?, de Mª Antonia Sanz Cuadrado, es un poema que expresa la infinita dulzura del cariño de la madre. Los poemas de ?Yo quiero jugar contigo?, se refieren a los juegos y motivos escolares; es el caso de "Juego de prendas?, de José Mª Pemán, ?Corre que te pillo?, de Ángela Figueroa, ?El barquito de papel?, de Amado Nervo; ?Que llueva, que llueva? y ?Cu, cú, cantaba la rana?, de Carlos Mª de Vallejo, recrean sendas canciones populares; ?Costura?, de Pura Vázquez y ?La tos de la muñeca?, de Germán Berdiales presentan temas de juegos tradicionales de niñas; ?Monigote pintado?, de J. González Estrada, ?Dictado?, de Celia Viñas, ?Ronda de parvulitos?, de Pura Vázquez y ?Desfile de numeritos?, de M. Goiri nos muestran momentos vividos por los niños más pequeños en su intento de aprender las letras y los números, todo envuelto en un ambiente de magia y juego; ?Para las niñas que trenzaron la ronda?, de Juan B. Grosso, es un poema sonoro, con marcado ritmo de juego de corro, lleno de adjetivos al más puro estilo modernista, que resulta un tanto empalagoso; ?Bazar de juguetes?, de Clemencia Laborda, es el poema de la añoranza de un adulto al recordar su infancia. En el apartado ?Abro mi ventana para ver los campos? hay poemas descriptivos de la naturaleza y del paisaje urbano: las hermosísimas composiciones de Lope de Vega: ?En las mañanicas? y ?¡Ay, río de Sevilla!?; la popular ?Arroyo claro?, una de las muestras más significativas de la calidad poética de muchas de las manifestaciones de la literatura oral de tradición infantil; de García Lorca ?Cancioncilla sevillana? y ?En el soto?, ejemplos, las dos, de lo que ha de ser la buena poesía de autor escrita para niños; algunos poemas como ?Casa?, de Clemencia Laborda, ?El puente?, de Amado Nervo, ?La fuente?, de A. Machado, ?Trillo?, de C. J. Cela, son composiciones breves, sencillas y hermosas que ponen en contacto al niño con un paisaje real y a la vez lleno de poesía; sin embargo ?Los palos de telégrafo?, de Celia Viñas, es una encantadora composición en la que lo lúdico es lo más notorio; ?La ventana?, de Carlos Salomón, incluye los versos que dan título a este 556 apartado y ?Castilla tiene castillos? de Alberti tiene la gracia y la frescura de las composiciones de ?Marinero en tierra?. Del rosal sale la rosa?, nos trae poemas del mundo vegetal. Las hermosas composiciones ?Del rosal sale la rosa? y ?Cuatro naranjitas?, son de tradición popular; igualmente hermosa es la del Príncipe de Esquilache ?Entra mayo y sale abril?; ?Dondiego sin Don?, de Alberti, sonora y musical parece escrita para ser cantada; ?Alba?, de Olivares Figueroa, ?Boda de flores?, de José A. del Rosal, ?Rosa?, de Clemencia Laborda, entre otras, son composiciones breves y sencillas que tienen a las flores como protagonistas; ?Novia del campo, amapola?, de J. R. Jiménez, es otro de los poemas cuyo contenido, lleno de sugerencias y promesas, lo hace digno de toda selección hecha para los niños. ?Una alondra dormida, otra cantando...? contiene poemas del mundo de las aves. Podemos decir, sin ningún tipo de dudas, que las composiciones de este capítulo tienen todas las cualidades de la buena poesía infantil: brevedad, sencillez, encanto, frescura y espontaneidad, un tema cautivador y una gran calidad poética. Hay poemas de autor escritos expresamente para los niños, como ?Gallinita? y ?Gallinita ciega?, de Gloria fuertes o ?Mañana domingo?, de Germán Berdiales y poemas anónimos de los cancioneros populares de tradición infantil, como ?Cinco pollitos?, ?No se va la paloma?, ?Eres paloma blanca?, etc. Los poemas de ?Hormiga, hormiguero?, inspirados en el mundo de los animales, tienen similares características a los del apartado anterior. Encontramos la gracia y el humor de Gloria Fuertes en ?Tango?, en ?Cerdito, mosquito y chivito? y en ?Todo en su sitio?; la calidad poética de Lorca en ?El lagarto está llorando?; el encanto de ?Caracol?, de Pura Vázquez; el ritmo y la frescura de la ?Ronda del sapo y la rana? que parece un romance para cantar y bailar a corro; el aire lúdico de ?La ardilla? y ?Mi gatito?, de Amado Nervo y de ?Oso polar? y ?Cebra?, de J. González Estrada; el eco del romancero de ?Mi corza?, de Alberti?, la ternura un poco triste de ?La vaquita ciega?, de J. González Estrada y de la ?Canción de los caballitos blancos? de Álvaro Figueredo; ?La fiera corrupia?, de Fernando Villalón, sorprende al niño con una mezcla de susto y broma. El mar y su misterio aventurero son los protagonistas de ?A la orilla del mar...?, título procedente del primer verso de la ?Canción de Maitina?, de Luis Felipe Vivanco, uno de los más hermosos poemas de autor para los niños; ?Por jugar?, de Concha Lagos, y ?La ola?, de Ricardo E. Pose, unen a sus cualidades estilísticas y poéticas un halo lúdico y misterioso que las hace aún más interesantes a los ojos de los niños; ?Vamos a la Playa?, de Lope de Vega, tiene la belleza de las composiciones de Lope y la frescura alegre y festiva de la canción popular; hay varios poemas de Alberti: ?La niña que se 557 va al mar?, ?Madre, vísteme a la usanza? ?Pregón submarino?, etc. ; ?Los maderos de San Juan?, de Carlos Mª de Vallejo, aprovecha el esquema de la canción popular de juego para narrar la historia tierna y triste de la muerte de un niño pequeño; cierra el capítulo ?Un son para niños antillanos?, de Nicolás Guillén, rebosante de gracia y ritmo caribeño y con una pizca de misterio. ?A la siega, a la siega, los segadores...? con poemas que hablan de la vida del trabajo, comienza con ?La canción de siega?, de Ildefonso M. Gil, cuyo primer verso da título al apartado; los aires populares de los anónimos ?Ya se van los pastores? y ?El carbonero?; son compartidos por otros de autor como los de Alberti ?Por qué me miras tan serio? y ?Pregón? o las ?Coplas de la lavandera?, de José G: Manrique de Lara que tiene la gracia y frescura de la copla; ?La ronda del zapatero?, de Germán Berdiales, es un poema-juego; el ritmo, las repeticiones y las onomatopeyas, le dan un aire lúdico que invita a jugar; ?Carpintero de ribera?, hermoso poema de Vicente Medina, cierra este apartado. ?Doña Pito, Piturra?, de Gloria Fuertes, inicia el apartado dedicado al humor, a la gracia y la sana risa del chascarrillo; ?El burro y la escuela? nos presenta la estampa tierna y simpática aunque algo triste del burrito que no ha podido aprender más por ayudar a su dueño ?El niño y la noria?, de M. Ossorio Bernard y ?Cuento?, de Manuel de Palacio, tienen el humor y la agudeza de los chascarrillos populares; ?La tijera de mamá?, de Germán Berdiales, plasma el momento entrañable del corte de pelo; el sonido de las tijeras, plasmado en forma de onomatopeya, le da ese toque rítmico y musical que hace que parezca un juego; ?Bola va?, de Celina Celní, escrito a modo de las ?patrañas? o ?disparates?, cierra el capítulo. ?Érase una vez? presenta una amplia variedad de poemas de corte narrativo: ?Mientras danzáis en corro?, ?En los árboles del huerto? y ?Sobre el olivar? de Antonio Machado; ?La novia? y ?Las tres negaciones?, de Alberti estos últimos llenos de encanto, belleza y ternura; ?Canción china en Europa? y ?Los pelegrinitos? de Lorca. Anónimos y de corte tradicional son ?Las tres cautivas? y ?De la mañanica de San Juan??; de Juana de Ibarbourou encontramos dos hermosos poemas que tienen el ritmo y el aire de las canciones de corro: ?A la rueda, rueda? y ?La hija del rey?; ?El señor reloj?, de Lucía Condal es un poema dotado de un ritmo que recuerda el tic-tac del reloj; ?Cuento?, de J. Agustín Goitisolo y ?Enanitos?, de Germán Berdiales, narran historias de mundos de magia y juego con personajes fantásticos. En ?Fue sólo un sueño?, los poemas tienen un tono más espiritual, desnudo y evasivo y pertenecen al mundo de los sueños, de las fantasías y de las nostalgias. ?La cuna vacía?, de José Selgas, narra la historia tierna y triste de la muerte de un niño; ?Canción tonta?, de García Lorca, y 558 ?Poemilla?, de F. C. Sainz de Robles, muestran ese juego tierno y amoroso propio de los momentos de intimidad del niño y su madre; ?Un lucero?, de García Lorca, ?Canción?, de Federico Muelas, ?Juego?, de J. R. Jiménez y ?¿Por qué vereda se fue??, de R. Alberti son poemillas de belleza exquisita en los que aletea un aire mágico y encantado de agua , aire y cielo; ?Canción?, de J. Moreno Villa es un delicioso poemita en el que la sorpresa de una infinita ternura nos aguarda detrás de un sencillo paisaje; ?Los sentidos?, de Amado Nervo presenta al niño los cinco sentidos a los que añade el don del alma y el privilegio de tenerla; ?Yo tengo un lazo azul?, de J. Luis Hidalgo, nos muestra con sencillez y ternura la coquetería ingenua de una niña. ?Junto al portal de Belén?, último apartado de esta antología, está dedicado en su totalidad a los villancicos. Algunos son anónimos como ?Quedito, pasito?, ?Villancico franciscano?, ?Las manzanas?; otros son de tradición popular como ?Las hojitas del pino?, ?Las doce están dando?. Los de Lope de Vega ?No lloréis mis ojos?, ?El nombre de Jesús?, ?Mañanicas floridas? y ?Zagalejo de perlas?, son quizás las más hermosas composiciones que se han hecho de tema navideño; también es de gran belleza ?Por los caminitos?, de Juana de Ibarbourou, breve tierno y a modo de nana. Hay poemillas llenos de gracia y encanto como ?La hormiga cojita?, de González Estrada y ?El platero? y ?El ángel confitero?; de Alberti. Encontramos también un hermoso poema de Gloria Fuertes ?Déjeme al niño?, y varios de Concha Lagos como el ?Villancico de los pájaros?, ?Villancico del niño pescador?, ?Villancico de las palomas?. Podemos decir de este primer volumen del Silbo del aire, que la amplia y variada representación de autores y temas así como la exquisita selección de los textos hacen que sea, muy probablemente, la más valiosa, rigurosa y ordenada antología de poesía infantil. La segunda parte de El silbo del aire, tiene como subtítulo ?Antología lírica juvenil?, y el propio autor la dedica para niños de doce años en adelante. Está, como decíamos anteriormente, dividida en dieciséis capítulos. El primero de ellos, ?Son estas las canciones?, está formado por varias canciones de tipo popular tradicional de juego y ronda: ?Una tarde fresquita de mayo?, ?Mambrú se fue a la guerra?, ?Ahora que vamos despacio?...etc. ?Adivina adivinanza? está integrada por adivinanzas que tienen una mayor dificultad que las del tomo primero. ?Duérmete niño mío? se titula el apartado siguiente y hay en él bellísimas representaciones de la canción de cuna: ?Vientecicos suaves?, de José de Valdivielso, ?Nana? y ?Nana del niño muerto?, de R. Alberti, ?Señor jardinero?, de Juana de Ibarbourou, bella y breve como todos los poemas que esta autora dedica a los niños, ?La media luna es cuna?, de Unamuno, ?La 559 nana del mar?, de Concha Lagos, ?Nana?, de Luis Rosales, rebosante de lirismo y ternura, la sonora y caribeña ?Canción de cuna para despertar a un negrito?, de Nicolás Guillén, con mucho ritmo y clara denuncia social, y, al final, tierna y sugerente, ?La canción de cuna de los elefantes?, de Adriano del Valle. Los poemas de ?Estos niños que nos miran?, recrean el mundo de los niños. ?Manitas? y ?Piececitos?, de Gabriela Mistral, evocan el mundo doliente de los niños mendigos; ?La canción de la madre?, de A. de Trueba, ?Hombrecillo?, de G. Mistral y ?La hermana?, de F. Villaespesa, si bien nos parecen composiciones hermosas y llenas de ternura, no están en la línea de los intereses de los niños de hoy que prefieren formas más ligeras y tonos más lúdicos; ?La cojita?, de J. R. Jiménez y ?Elegía?, de Alberti, son dos composiciones que hablan del dolor, presente a veces, en la vida de algunos niños; ?Recuerdo infantil?, de A. Machado, trae recuerdos de infancia; ?La tarde canta? y ?El niño mudo? son dos poemas cuyas metáforas imprimen ese sello inconfundible de lirismo y misterio que tienen muchas de las composiciones de Lorca; ?La mudanza?, de Eunice Tietjens, es una composición que puede ser atractiva a los ojos de los niños pues así es como ellos ven este tipo de acontecimientos; ?Belorado?, de Alberti, breve y sugerente; ?Los niños del agua?, de J. Mª de Pemán, de tono elevado y tema poco atractivo para los niños; ?Niño tras un cristal?, de Cernuda?, más oscura y difícil pero más atractiva. El capítulo quinto, ?Jugaré yo al toro y tú a las muñecas...?, reúne composiciones que hablan del mundo de los juegos de los niños. Comienza con ?Arrojome las naranjicas?, anónima, cuya belleza y frescura le dan un atractivo especial a pesar de su antigüedad; ?Mañana, que es fiesta?, de Góngora, de gran interés ya que narra los juegos y las vivencias de unos niños de otra época en un día de fiesta; ?Cometa?, de Pura Vázquez, ?Guiñol?, de A. Gastón y G. Celaya y ?¡Cometa, a volar!?, de Rosa Alvareda, son hermosas composiciones en cuyo lenguaje abundan diálogos, exclamaciones y onomatopeyas ?La niña y la mariposa?, de R. de Campoamor, un poco ñoña y preciosista y de ritmo machacón, no es probable que guste a los niños de hoy; ?El corro luminoso?, de G. Mistral, es más un poema para la maestra que para las niñas; ?Ofrecimiento?, de Aleixandre, trata un tema de niñas y muñecas trasladado a un mundo de adultos. En ?Doraba la luna el río?, hay un nutrido número de poemas relativos a la naturaleza, a las estaciones, a los diferentes momentos del día, a la luna y al sol, a las fuentes, montes y ríos, a las campanas...Todos ellos son de gran calidad poética y adecuados a los gustos infantiles: ?Norabuena vengáis, abril?, de Tirso de Molina, de tono alegre, fresco y sonoro; las composiciones de J. R. Jiménez, ?Pastoral?, ?La luna en el pino?, ?Doraba la 560 luna el río?, tienen el lirismo y la belleza que caracterizan la obra de este autor; ?Otoño, viento amarillo?, es un breve pero bellísimo poema de Adriano del Valle en el que se condensa todo el color, el olor y la poesía del otoño; la también bellísima ?Baladilla de los tres ríos?, de Lorca; junto a la dedicada a otro río pero con un tono mucho más serio y solemne ?Romance del Duero?, de G. Diego; las composiciones de A. Machado, ?Sol de invierno? y ?Verdes jardinillos?, tienen la nostálgica tristeza de la felicidad pasada; ?Las campanas?, de Rosalía de Castro y ?Rosa vespertina?, de Valle Inclán con resonancias de un modo de vida apacible y campesino ya casi olvidado; ?Arco iris?, de Clemencia Laborda, es un poema de gran ritmo y sonoridad; ?Bajo la alameda? y ?Monte oscuro?, de E. Prados, son dos estilizadas composiciones de gran valor poético en las que el tema, apenas sugerido, se va formando como a pinceladas con estrofas cortas y versos ligeros; ?Ida y vuelta?, de P. P. Clotet, ?Canción quince?, de Blas de Otero, ?Un pueblo?, de L. F. Vivanco, son otras composiciones que describen, más bien sugieren, ambientes campesinos, apacibles, con una cierta nota de nostalgia y una pizca de compromiso social como en el caso de B. de Otero. ?Entre el clavel y la rosa...?, contiene composiciones referidas al mundo vegetal. La primera, de Tirso de Molina, da su título al apartado; ?La dalia? y ?La adelfa?, de José Selgas, son pomposas composiciones con un claro matiz moralizante; la ?Canción del tomillo?, de E. Marquina y ?La flor del durazno?, de V. Medina, son poemas recargados, preciosistas y densos, alejados, por ello, de los gustos de los niños; no sucede así en la ?Copla de las flores?, de C. J. Cela con mucho más ritmo y ligereza; Juana de Ibarbourou le pone a su poema ?Higuera? el toque de ternura que hay en todas sus composiciones; ?Vilanos?, de M. Bacarise, es un poema sutil, y tan alado y ligero como los propios vilanos; ?Árbol caído?, de P. P. Clotet y ?Canta, canta en claro ritmo?, de A. Machado, tienen un cierto aire de nostalgia. ?¿Dónde cantan los pájaros que cantan? es el apartado siguiente en el que encontramos varios poemas de J. R. Jiménez como el sonoro y musical ?Verde verderol?; ?El ruiseñor?, de Gil Vicente, contiene una belleza clásica y serena; el tema triste de ?La tórtola muerta?, de Tirso de Molina, esconde una sentencia final; en ?El pajarito cojo? y ?Lorito real?, de Adriano del Valle, hay notas de ternura y tristeza; ?Cazador?, de García Lorca, es un breve y enigmático poema; ?El gallo? y ?Golondrinas?, de G. Díaz Plaja, son estilizadas descripciones poéticas de estos animales. ?Corre feliz el choto por el prado? está dedicado a los animales del entorno afectivo y familiar del niño. Hay, en este capítulo, una amplia variedad de autores y estilos. Encontramos fábulas de Iriarte: ?El gusano de seda y la araña?, ?Los dos conejos? y de Samaniego: ?La zorra y la gallina?, ?El asno y el cochino?; a pesar de su conocida carga moralizante y 561 aleccionadora, su humor, su gracia y desenfado, así como la acertada caracterización de sus personajes, hacen que sean composiciones muy del gusto de los niños; esto mismo podemos decir de ?Los ratones?, de Lope de Vega. También encontramos en este apartado algunos poemas de los grandes poetas españoles: ?La noria?, de A. Machado, ?La vaca labradora?, de Alberti, ?Mi cabra guapa?, de J. R. Jiménez; ?El oso de la plaza?, de Celia Viñas, narra el sentimiento triste del oso cautivo y su añoranza de libertad; ?La abeja?, de esta misma autora, es un poema ligero cuyos versos nos recuerdan el ir y venir de este animalito; la ?Cantifábula dialogada?, de Rafael Montesinos, nos sorprende por ser una versión nueva y diferente de ?La cigarra y la hormiga?; los poemas de Alfredo Marqueríe ?La gata?, ?Los cabritillos? y ?El cordero?, resultan graciosos y tiernos; ?Galope blanco?, de J. González Estrada, es una vigorosa y bella composición de acento triste y dolorido; ?El pez?, de J. Rejano, es un poema estilizado y sugerente, al contrario de ?La balada de Doña Rata?, de Conrado Vali, mucho más denso y lento; ?A la niña Rosa María?, de Miguel Hernández, es un poema que nos parece profundo y enigmático. ?Hay un velero en el mar? está dedicado a las composiciones de tema marino. La primera de ellas, ?¡A los remos, remadores!?, de Gil Vicente, ha sido motivo de inspiración para algunos poemas de Alberti, de cuyo autor hay varios en este apartado: ?Este barco que va y viene?, ?Geografía física?, ?Salinero? y ?Elegía del niño marinero?, pertenecientes a Marinero en tierra, y de cuyas cualidades sonoras, rítmicas, musicales y temáticas ya hemos hablado en ocasiones anteriores; está incluido también el bellísimo poema de Manuel Altolaguirre ?Las barcas de dos en dos?, que cuenta con sinestesias y metáforas extraordinarias; ?Carpintero de ribera?, de J. Méndez Herrera, recuerda las composiciones de Alberti dedicadas al mar y la ?Elegía del niño mariscador?, de J. Mª Pemán, nos recuerda otra elegía de Alberti pero con un tono totalmente distinto; otros poemas hermosos y de tema marinero incluidos aquí son ?Infantil?, de Julia Herranz, ?¡Qué bien navega la barca!?, de Concha Lagos y ?Caracol sin luna?, de E. Prados. ?Ara y canta, labrador?, está integrado por composiciones de tema campesino. Varias de ellas son de Alberti: ?Pregón del amanecer?, ?Jardinera cantadora?, ?Jardinero?..., otras de J. R. Jiménez: ?Los saltimbanquis?, ?Los troncos muertos? y ?Recuerdo adolescente?; los poemas de F. Villaespesa ?Crepúsculo campesino? y ?La siembra? son de alabanza al trabajo del campesino, a modo de un ?Beatus ille?, pero que resultan un tanto monótonos y lentos; ?Ara y canta?, de Gabriel y Galán y ?La siega?, de Salvador Rueda, son de tema y tono similares; sin embargo los más antiguos ?Tan buen ganadico?, de Juan del Encina, y ?Cantar de siega?, de Lope de Vega, son mucho más airosos y ligeros; ?El molino?, de A. Fernández Grillo, es un poema 562 de equilibrada y serena belleza, con logrados aciertos rítmicos y musicales; ?Los mulilleros?, de Adriano del Valle, es una breve composición muy ligera y musical; ?El soliloquio del vagabundo?, de A. Villagómez, nos sorprende por el tono desenfadado con el que se aborda este tema. La actitud resignada y feliz del vagabundo nos arranca una sonrisa y un sentimiento de ternura; ?La canción del cogedor de aceitunas?, de R: Montesinos, encierra, detrás de unos versos que nos recuerdan a Miguel Hernández, un cierto matiz de denuncia social. ?Por que te caigas de risa?, está compuesto en su totalidad por poemas de corte jocoso, llenos de humor sano, que provocan la carcajada en niños y mayores. Hay varios de Calderón de La Barca como ?A cuatro o cinco chiquillos?, ?Remendaba con sigilo?, etc. el inigualable y graciosísimo ?Ayer convidé a Torcuato?, de N Fernández de Moratín, ejemplo de ingenio popular; el no menos gracioso y ocurrente, de este mismo autor, ?Admirase un portugués?; ?¡Ay señora, mi vecina!?, de Nicolás Guillén, además de gracia tiene gran musicalidad; ?Afeitar, por amor de Dios?, de Matos Fragoso, es un poema que pone de manifiesto la prudencia y el ingenio de un pastor pobre; la nota de humor de ?Un atropello?, de Luis de Tabeada?, está en el sorprendente final. ?Madrugaba el Conde Olinos?, está dedicado a los romances de los que hay una amplia representación294. Hay, en este apartado, romances más antiguos junto a otros más modernos. ?Madrugaba el Conde Olinos?, ?Delgadina?, ?Romance de la condesita?, ?La pérdida de Alhama?, ?El infante Arnaldos?, ?El prisionero?, ?Rosalinda?, ?Abenámar?, son una selección de los más bellos romances anónimos; ?La vaquera de La Finojosa?, del Marqués de Santillana, ?Cantiga?, de Gil Vicente, ?El caballero de Olmedo?, de Lope de Vega, ?Cuentan de un sabio?, de Calderón de La Barca, son otra bella muestra de los mejores romances de autores clásicos; de autores más próximos a nosotros encontramos ?La canción del pirata?, de J. Espronceda, ?Castilla?, de M. Machado, ?Los motivos del lobo?, ?A Margarita? y ?La marcha triunfal?, de Rubén Darío, el hermosísimo, a la par que triste, ?Abril florecía?, de A. Machado, el no menos hermoso ?Arbolé?, de García Lorca; otros como ?Canción de la novia?, de J. Moreno Villa, ?Iba la madrina?, de F. Villalón, ?Un anciano mendigo?, de Camilo J. Cela, son otros tantos romances de poetas actuales; hay también dos romances de Félix Mª de Samaniego, ?La lechera? y ?El zagal y las ovejas?, en los que se aprecia una clara intencionalidad moralizante. 294 Para Arturo Medina el romance es una de las más bellas e impresionantes manifestaciones de la literatura española por su temblor lírico, su fuerza patética, su vigor descriptivo, la vitalidad de sus temas y su estilo directo, motivos que los hacen muy apropiados para los niños y los jóvenes. 563 ?Era un niño que soñaba?, está dedicado al mundo de los sueños, de los anhelos y de las fantasías. Las primeras composiciones son de A. Machado: ?Era un niño que soñaba?, ?Yo voy soñando caminos?, ?Pegasos, lindos pegasos? y ?Anoche, cuando dormía?; de García Lorca encontramos las bellísimas ?Galán, galancillo? y la ?Balada de la placeta?295; hay también varias composiciones de J. R. Jiménez: ?Corazón de colores?, ?Canción?, ?Los niños tenían sueño?. ?Todo es ronda?, y ?¿En dónde tejemos la ronda??, de Gabriela Mistral, están dotadas de una cadencia rítmica que las hace muy semejantes a las canciones de corro; ?El romance del viento? y ?Un niño con su madre? de Luis Felipe Vivanco, son poemas de versos sonoros y de gran vigor descriptivo. Otros poemas como ?Sentado sobre una roca?, de José Mª. Souvirón, ?Canción ante un río?, de Concha Lagos, ?Asomado al corredor?, de Juan Rejano, expresan las meditaciones del adulto que contempla el paso del agua y el paso de la vida. La belleza sugestiva de ?Yo me levantara, madre?, sigue siendo cautivadora a pesar de los siglos. De ?Las coplas por la muerte de su padre?, de Jorge Manrique, sólo se ha incluido un fragmento, medida que sí vemos justificada en esta ocasión. El brevísimo poema ?Cultivo la rosa blanca?, de José Martí, condensa todo un sentimiento de generosidad y entrega. ?Portalico divino?, dedicado al tema navideño, está compuesto íntegramente por poemas de autor conocido. Muchos de ellos son de autores clásicos consagrados: ?Venida es, venida?, de Juan Álvarez Gato, ?Anda acá, pastor?, de Juan del Encina, ?Portalico divino?, de Francisco de Ávila, ?Los ojos del Niño son?, de López de Úbeda, ?Veante mis ojos?, de Santa Teresa de Jesús, los bellísimos ?Pues andáis en las palmas? y ?Las pajas del pesebre?, de Lope de Vega; el resto son de autores más actuales: ?Estaba la Virgen María?, de M. de Unamuno, ?Canción del Niño Jesús?, ?El Ángel Lucero?, ?La estrella? y otras de Gerardo Diego. Las dos composiciones de Luis Rosales: ?De cómo se fue haciendo la verdad? y ?La Virgen María?; son de una calidad lírica extraordinaria. De Antonio Murciano hay dos poemas llenos de encanto y ternura: ?Balada azul del pescador? y ?Balada azul del camellero?; el de Carlos Murciano ?De cómo los reyes de la baraja?, no tiene la calidad poética de los anteriores, a pesar de lo atractivo del tema: La ?Cancioncilla del Niño Dios?, de Rafael Morales, es un pequeño poema que nos recuerda al incomparable ?Caído se le ha un clavel?, de Góngora; el ?Romance de La Virgen y el olivo?, de Federico Muelas, nos recuerda en su 295Por ser la presente una antología para niños mayores nos sorprende que de este bellísimo poema sólo se haya incluido un pequeño fragmento: su considerable calidad literaria, su forma dialogada, a modo de una canción de corro así como sus aciertos rítmicos, melódicos y sonoros hacen de ella una de las creaciones más bellas escritas para los niños. 564 forma y contenido al hermosísimo ?La Virgen y el ciego?; su belleza y calidad lírica lo hacen digno de la mejor antología. ?Lo que vos queráis, Señor...?, dedicado a composiciones de tema religioso, es el último capítulo de esta antología. El primer poema, de J. R. Jiménez, es el que da título al apartado; siguen los famosos sonetos ?¿Qué tengo yo que mi amistad procuras??, de Lope de Vega, y el anónimo ?A Cristo crucificado?. Hay algunos poemas dedicados a la Virgen como ?A la Virgen María?, de Juan del Encina y ?Cantiga?, de Gil Vicente; los hermosísimas ?La Virgen y el ciego? y ?La Virgen se está peinando?; ?La oración de los cuatro ángeles?, de Eugenio D?Ors, nos recuerda a la entrañable y popular ?Cuatro esquinitas?. Encontramos, al final ?Podrá faltarme el aire?, de Blas de Otero y ?El silbo del dale?, de Miguel Hernández, en la que descubrimos esa fuerza del anhelo hecho súplica, propia de sus composiciones. De esta segunda parte de El silbo del aire podemos decir que posee las mismas cualidades que la primera en cuanto a amplitud, criterios de selección y calidad de los textos seleccionados. Forman, a nuestro parecer, la más valiosa antología poética y un inmejorable recurso para ofrecer a los niños de todas las edades, una amplia y variada selección de los mejores poemas en lengua castellana ajustados a sus gustos, intereses y capacidades. Su valor sigue siendo inestimable a pesar de no contener composiciones de los poetas que escriben para niños a partir de 1965, (año de su publicación). Este inconveniente se ha subsanado, en parte, con la publicación, en la misma editorial de Arroyo claro, fuente serena y La rosa de los vientos, Antología lírica y Antología lírica juvenil respectivamente. Al final encontramos un índice por autores y un índice general. Unos dibujos sencillos, alusivos a las variadas actividades y juegos de los niños, se van repitiendo a lo largo de los diferentes capítulos, guardando también una cierta relación con el tema de los mismos. 565 4.4.-POESÍA ESPAÑOLA PARA NIÑOS 296 En el prólogo de esta antología Ana Pelegrín hace una reflexión sobre lo que debe ser y lo que no debe ser la poesía para niños: ?Una auténtica poesía para niños no es un género de facilidades, cursilerías, didactismos, sino esencialmente poesía; el poeta no puede dejar de ser un ente poético; escribir poesía infantil no es infantilizar la poesía. El infantilismo poético es un atentado contra la belleza y contra la sensibilidad del niño?.A menudo nos encontramos con textos escritos para niños que presentan escasa o nula calidad poética y con autores que piensan que para los niños vale todo con tal de que rime y esté almibarado o sea gracioso, sin más. Esta autora rechaza abiertamente el infantilismo y el utilitarismo didáctico: ?Reducir la vivencia poética a una enumeración de virtudes, exaltación patriótica, enseñanza de temas escolares, ofrendas líricas para Dios... es un buen procedimiento para despertar en el niño la repulsión al lenguaje poético?. Jaime García Padrino afirma que esta obra es una defensa certera de la auténtica poesía para niños; que tiene una clara utilidad al esbozar unas líneas generales en la evolución histórica del género y analizar los componentes de este gran acervo poético al alcance del niño, así como por estar dividida en unos apartados que suponen atractivas sugerencias para una lectura graduada a la evolución de los intereses infantiles, desde el niño como centro del poema, hasta la naturaleza y la historia del mundo que le rodea y que su gran interés se debe al acierto en la selección de autores y composiciones297. Los poemas de esta antología han sido seleccionados del Cancionero de tradición oral que los niños siguen cantando y jugando en pueblos y calles de España; de la lírica tradicional, recogida en los cancioneros de los siglos XVI y XVII, cuyas cancioncillas hunden sus raíces en la lírica medieval; de los poetas del Siglo de Oro, que se nutren de la lírica popular y la revitalizan, como Timoneda, Gil Vicente, Lope de Vega... y de los poetas contemporáneos tomando como punto de partida la generación del 98 y concluyendo en la llamada generación de posguerra. La agrupación de los mismos se ha hecho por temas para dar, en palabras de la misma autora, una visión de algunos aspectos del mundo de los niños como la naturaleza, los juegos, las canciones... y cierta coherencia a las distintas voces en el tiempo. El primer tema, dedicado a los niños, agrupa poemas anónimos de tipo tradicional: ?Tres morillas me enamoran? o ?Cancioncilla? y otros modernos 296 PELEGRÍN, A. Poesía española para niños. Selección y prólogo de Ana Pelegrín. Ilustraciones de Mario Lacoma. Madrid: Taurus, 1988, (Primera edición 1969). 297 GARCÍA PADRINO, J. ?La poesía infantil en la España actual?, (cit.), p. 78. 566 también anónimos: ?Me gusta Carolina?, ?Estaba la linda niña?, ?Pañuelitos blancos?; cantigas como la de Gil Vicente ?Muy graciosa es la doncella?; un fragmento de La Gitanilla de Cervantes; ?¿De dónde viene el caballero?, de Lope de Vega, y un nutrido grupo de composiciones de poetas actuales, muy hermosas y dedicadas a los niños: ?La hermanilla?, de Vicente Aleixandre, ?El primer resfriado? ,?Sarampión? y ?Tabla de multiplicar?, de Celia Viñas, ?Casa? y ?Abecedario?, de Clemencia Laborda, ?Canción?, de José Moreno Villa, ?El brujito?, de Mª Luisa de Buendía, ?Ansia?, de pura Vázquez, ?Si yo fuera...?, de Marina Romero, ?Canción del niño alegre? y ?Mariquita? de Gloria Fuertes, ?Canción primaveral?, de F. García Lorca... Destacamos en este primer apartado la alta calidad poética de todas las composiciones, el contenido lúdico y las constantes llamadas a la fantasía de muchas de ellas, así como el acierto con que sus autores han sabido poetizar el mundo de los niños: sus juegos, sus afectos, sus actos cotidianos... Incluso sentimientos como el de frustración tienen cabida entre estos poemillas. Alguno como ?La canción primaveral? trae a los adultos ecos y resonancias de su pasado de niños. ?Los claros días? contiene poemas que hablan de los diferentes momentos del día, de las estaciones del año, de los meses...; de algunas profesiones relacionadas con las labores del campo; de la luna, del mar...;?Sol de invierno?, de A. Machado, encabeza la selección; a continuación los deliciosos anónimos ?¡Qué bonica labradora!?, ?Segaba?, ?¡Ay luna!?, ?Cantar de lavandera?, ?Mañanitas de mayo?, ?En esta plazuelita?..., a los que siguen ?Verano?, de Gil Vicente,, ?Rosa vespertina? y ?Milagro de la mañana? de Valle Inclán, ?Trascielo del cielo azul? de J. R. Jiménez, ?La playa larga?, de Jaime Ferrán, ?Caballero de otoño? de José hierro?; al final de éste apartado hay un fragmento de ?Los nadadores? de Francisco de Quevedo. Las composiciones de este bloque tienen, por lo general, un tono más descriptivo y menos concesiones a la fantasía y al factor lúdico, exceptuando ?Piraguamonte?, de Lope de Vega, más parecido a un juego de palabras; encontramos muestras de exquisito lirismo en ?Otoño, viento amarillo?, de Adriano del Valle, ?Pregón del amanecer?, de Alberti, o ?Siesta?, de Ángela Figuera; algunos tienen ese toque alegre, entrañable y un poco pegadizo de la canción popular: ?Qué bonica labradora?, ?Segaba?, ?Cantar de lavandera?; el tema del mar y la playa, tan querido para los niños está presente en "Caracola", de García Lorca, ?Almejitas?,de Mª Luisa Buendía, en ?Traje mío? y ?Madre, vísteme a la usanza?, de Alberti. ?Flores, árboles, y animalitos amigos? comprende una amplia y variada selección de poemas que va desde los anónimos del cancionero popular, típicas canciones de juego, ?A la flor del romero?, ?Morito Pititón?, ?El burro enfermo?, a las composiciones de autor, pensadas expresamente para los 567 niños como ?Canción de las hormigas?, de J. Moreno Muribe, ?Señora cigüeña?, de Fernando Villalón?, ?Caracol?, de Pura Vázquez, ?Encanto de luna y agua?, de Alejandro Casona, ?El lagarto está llorando? y ?Cancioncilla sevillana?, de García Lorca, y ?La nana de la tortuga?, de R. Alberti; son poemillas breves llenos de encanto, de aciertos rítmicos y sonoros y grandes dosis de fantasía. También encontramos composiciones no escritas expresamente para los niños pero de gran belleza y lirismo como ?Novia del campo, amapola? y ?Verde, Verderol?, de J. R. Jiménez o ?Vilanos?, de Mauricio Bacarisse; algunos de los poemas de este apartado tienen una nota triste como ?El pájaro cojo?, de Adriano del Valle, o ?¡A volar!?, De Rafael Alberti; algunos poemas y fragmentos de autores clásicos como la divertida ?Boda y acompañamiento del campo?, de Quevedo, larga, densa y de tono humorístico y la ?Cancioncilla?, de Juan de Timoneda, con un cierto matiz bucólico comparten este apartado junto a composiciones inspiradas en los animales de las que podemos destacar la brevedad, ligereza y ternura de ?Canción anónima? o el exquisito encanto de ?El cuclillo tartamudo?, de Adriano del Valle, con aire de juego, ambiente bucólico y unos personajes dotados de gran candor y frescura; en ?Canción de cuna de los elefantes? exotismo y ternura se dan la mano en una composición de gran belleza; la estructura repetitiva de ?El burro enfermo?, el ritmo tan marcado y lo disparatado de sus rimas convierten este poema-canción en un juego de risas y sorpresas. Las composiciones del siguiente capítulo, dedicado a la risa y al entretenimiento, son anónimas o del repertorio popular: ?Madre, notable, sipilitabre?, ?En el campo hay una cabra...?, ?Ésta es la llave de Roma?; la acertada proporción de humor y juego de estos versos garantiza el atractivo para los niños; lo chocante y absurdo de algunas situaciones como en el caso de ?Un águila y un león?, ?El día que yo nací? o ?Érase una viejecita?, son motivo de risa. También hay una selección de adivinanzas, muestras genuinas de la más pura tradición popular y que aseguran, como las anteriores, el regocijo y la diversión. De la risa pasamos al juego; ?¡A cantar, a jugar los niños!?; comienza con un poema de Francisco Vighi titulado ?Volvamos a cantar? en el que se anima al lector a volver a disfrutar del sencillo placer del cantar por cantar; muchas de las composiciones de este bloque pertenecen al cancionero popular como las tituladas ?¿Cómo quieres que tenga la cara blanca?? y ?El sembrador?, o al cancionero infantil: ?Tengo una muñeca?, ?Cu-cú, cantaba la rana?, ?Ya se murió el burro?, ?Estaba la pastora?, ?Mambrú?, ?El baile de las carrasquillas?... son las típicas canciones que han cantado y disfrutado todos los niños de todos los tiempos; las fórmulas onomatopéyicas de los estribillos, la música fácil y pegadiza, las estructuras encadenadas y los 568 temas que van de lo más gracioso a lo más absurdo, las convierten en las compañeras inseparables de sus juegos; algunas composiciones de autor, como ?Don Diego? o ?Uno, dos y tres?, tienen características similares y otras como ?Hogueras de San Juan? o ?Danza de las espadas? tienen la alegría festiva de las celebraciones rituales; el resto son poemas de autor hechos a modo de canción: ?Canción?, de Gil Vicente?, ?Canción de romería?, de Lope de Vega. ?Canción?, de José Hierro y, ?Canción?, de Rafael Alberti?, son dos claros ejemplos de poesía comprometida. Las últimas composiciones de este bloque tituladas ambas ?Canción? son un canto a la esperanza y una invitación a la alegría gozosa de la fiesta en compañía. ?Hermosa tierra de España? está integrado en su mayor parte por coplas anónimas y composiciones de autor destinadas a ensalzar algunas ciudades, comarcas o pueblos de nuestra geografía, como en el caso de ?Canto a Andalucía?, de M. Machado; a decir de sus gentes y de sus rutas, como en los poemas de Alberti, ?Rutas? y ?Castellanos de Castilla?, de sus ríos, ?Seguidillas del Guadalquivir?, de Lope de Vega o el anónimo ?Río de Sevilla? y de sus vírgenes como es el caso del ?Romancillo de la Esperanza de Triana?, de Rafael Montesinos; como broche final de este apartado dedicado a España, se ha incluido el poema de Blas de Otero ?En el nombre de España, Paz?. ?Romancero?, está formado en su totalidad por romances anónimos de tradición popular: ?La doncella guerrera?, ?Las tres cautivas?, ?La niña adormecida?, ?Las señas del esposo?, ?Romance de Delgadina?, ?Romance de Don Boiso?, ?Los pelegrinos?, ?Romancillo de la misa mayor?, y ?El señor don gato?. Muchas de estas composiciones se conservan aún en su forma oral y son cantadas por los niños en sus juegos; su tono narrativo de corte popular, su condensación argumental y su versificación corta, así como la vitalidad de los temas y su estilo directo las convierten en piezas que el niño recibe con gusto. ?Retablo de Navidad? está formado en su totalidad por composiciones de tema navideño; unas pertenecientes al romancero popular como ?El portal de Belén?, otros son poemas anónimos, todos de gran belleza y ternura, con una pizca de humor en muchos casos o llenos de una graciosa candidez e ingenuidad en otros, como ?Zagalejos, venid al portal?, ?Para arrullar al amor?, ?Villancico?, ?La Virgen lava pañales?, ?Romance?; muchos de los villancicos son de autores clásicos y están dotados de tierna elegancia, como el de Santa Teresa de Jesús ?Mi gallejo, mira quién llama?, ?En la fiesta de la adoración de los Reyes? de Luis de Góngora, y ?Oración por la paz? de Juan del Encina; el resto de las composiciones son de autores mas actuales: ?Canción de Navidad?, de Eduardo Marquina, ?Canción del Niño Jesús?, de Gerardo Diego, el ?Villancico tartamudo?, auténtico logro de gracia y 569 espontaneidad, de José Pérez de Montoro y los que rebosan ternura como el ?Villancico que llaman de los boticarios? de Federico Muelas y ?Canción de la negrita que se quedó alelada junto a él? de Luis Rosales. Se han incluido en la antología algunas ilustraciones que recuerdan los antiguos dibujos de los cuentos; niñas y niños jugando en un paisaje bucólico de flores pájaros y mariposas. Poesía española para niños junto a El silbo del aire y Antología de la literatura infantil española han supuesto un material de incalculable valor para la enseñanza de la poesía en la escuela. En unos años en los que apenas había libros de poesía para los niños estas tres antologías han puesto en manos de los maestros una amplia selección de los mejores textos poéticos. Las diferencias que presentan son de tipo formal; la de Carmen Bravo abarca todos los géneros y sigue un orden cronológico de autores, mientras que las de Arturo Medina y Ana Pelegrín están ordenadas por temas. Si comparamos estas dos últimas podemos constatar que en El silbo...hay una doble selección ya que se ha tenido en cuenta la edad de los destinatarios y en Poesía española... no se contempla el factor edad; sí se aprecia en esta última que al ser publicada unos años más tarde que la anterior se han incorporado poetas que no están en El silbo... 570 4.5.-MIS PRIMERAS LECTURAS 298 La Enciclopedia Infantil Carrogio es una obra creada para los niños y desarrollada según sus intereses; así podemos leer en el prólogo editorial en el que queda patente que su objetivo es procurar el contacto del niño con el mundo de la literatura, del arte, de la ciencia, de la historia y de la naturaleza; que conozca a los hombres, sus descubrimientos, sus exploraciones y profundice en sus creencias... que aprenda juegos, experimentos, manualidades artísticas, curiosidades... ?que le ayuden a llenar instructivamente sus horas de esparcimiento?. Una idea que nos interesa destacar en este breve prólogo es que se han tenido en cuenta los intereses de los niños. El primer tomo, que es el que nosotros vamos a analizar, está dedicado a la literatura, y está formado por una selección de textos, la mayor parte de ellos de poesía. Aurora Díaz Plaja es la autora de esta selección, así como de varios de los textos en prosa. Dicha selección no sigue un orden riguroso en cuanto a temas, autores, épocas o edad de los niños a la que va destinada; podemos apreciar su amplitud, su acertada elección, y la inclusión de varios temas de folklore infantil junto a creaciones de los poetas que escriben expresamente para los niños. Así encontramos varias muestras de la lírica popular de tradición infantil como las canciones de juego: ?Matarile?, ?El patio de mi casa?, ?Arre, borriquito?, ?Antón Pirulero?, ?Aserrín, aserrán?, ?Manbrú?, ?Arroyo claro?; nanas como ?Pajarito que cantas?; algunos villancicos como ?Dime Niño de quién eres?, ?Este Niño que llora?; oraciones como ?Jesusito de mi vida?, ?Ángel de mi guarda?, etc. Se incluyen varios acertijos, trabalenguas, cuentos breves, disparates y un gran número de poemas anónimos: ?Doña Díriga, Dáriga?, ?El jilguerito?, ?Estaba la niña?, ?Señora Santa Ana?, ?Segaba?, ?Seguidilla de la lavandera?, ?Villancico?, ?¡Qué paloma tan señora!?, etc. En esta selección hay también varias composiciones de autores clásicos; de Gil Vicente ?El ruiseñor?; de Lope de Vega ?Mañanicas en el hielo?, ?Pues andáis en las palmas? y ?Vamos a la playa?; de Calderón de la Barca ?El niño bien criado?; de Tirso de Molina ?Entre el clavel y la rosa?; de Tomás de Iriarte ?Los dos conejos? y ?Canción de la ardilla? y de Samaniego ?El zagal y las ovejas? y ?El camello y la pulga?. 298 Mis primeras lecturas es el primer volumen de la ENCICLOPEDIA INFANTIL de la editorial Carrogio. Barcelona, 1983. Dirección de Fernando Carrogio con la colaboración de Ana Calzada. 571 De los grandes poetas españoles actuales hay una escasa representación exceptuando a Alberti del que se han elegido varios poemas: ?¡Madre, vísteme a la usanza!?, ?Marinero en tierra?, ?El lancero y el fotógrafo?, ?Nana de la tortuga?, ?Canción 29?, ?¡A volar!?, ?La cabra?. De García Lorca se ha seleccionado ?Canción primaveral? y ?Caracola?; de A. Machado ?Parábolas?; de J. R. Jiménez ?La estrella?; de Cela ?Nana del burro gorrón?; de V. Aleixandre ?El mas pequeño?; de E. Marquina ?Canción de Navidad?; de M. de Unamuno ?El grillo?; de J. A. Goitisolo ?Cuento?; de E. Prados ?Calma?; de J. Mª de Pemán ?Yo me levanté a la aurora?; de Gerardo Diego ?La cometa?, ?La cigüeña?· y ?San Baudelio de Berlanga?; de Eugenio D?Ors ?Oración de los cuatro ángeles y el de la guarda? y ?Dígame, Rey Mago?; de Luis Rosales ?Nana? y de F. Villalón ?La fiera corrupia? . Como es de esperar en una antología de poesía infantil de una relativa actualidad, las composiciones mas abundantes son las que han sido escritas expresamente para los niños por poetas que pensaban en ellos al escribirlas; en sus gustos, intereses y preferencias, creando belleza para ellos aderezada con ritmo, música, ternura, gracia y humor. Hay una amplia representación de poetas españoles e hispanoamericanos. De entre los españoles destaca Celia Viñas de la que se han seleccionado varios poemas: ?La escuela en el fondo del mar?, ?El mar, la mar?, ?Para pedir la lluvia?, ?El primer resfriado?, ?Nana de la niña mala?; también de Gloria Fuertes se han elegido varias composiciones: ?Versos de la madre?, ?Todo en su sitio?, ?Gallinita ciega?, de Clemencia Laborda ?Bazar de juguetes? y ?Casa?; de Jaime Ferrán ?El desfile?; de J. L. Hidalgo ?El desfile?; de Pura Vázquez ?La cometa?, ?Columpio? y ?Caracol?; de Mª Luisa M. de Buendía ?El brujito? y ?Almejitas?; de Adriano del Valle ?Otoño, viento amarillo?, ?Canción de cuna de los elefantes? y ?Lorito real?; de Carola Soler ?Canción del pastorcito?; de Marina Romero ?Jirafa?, ?Cigarra? y ?Caballo de mar?; de E. Mulder ?Luciérnaga?; de Federico Muelas ?La estrella se está bañando?; de Aurora Medina ?Los zapatitos nuevos?, ?Fray Antón tiene una burra?, ?Primavera?, ?Pajarita de las nieves?; de Alejandro Casona ?Canción del corro? y ?La niebla?; de G. Díaz Plaja ?EL elefante?, ?El mosquito? y ?El colibrí?; de Francisco Torres ?Pájaro pinto?; de Yolanda Lleonart ?Fauna?; de Alfonsina Storni ?A la montaña?; de Marcos Lieviwich ?La ovejita, be...? Hay también varios poemas de autores hispanoamericanos entre los que abundan los de Gabriela Mistral: ?Casi escolares piececitos?, ?La manca?, ?Dulzura?, ?Obrerito?, ?Doña primavera?, entre otras; de Germán Berdiales ?En tus brazos?, ?Ronda del zapatero?, ?La tos de la muñeca?, de Juana de Ibarbourou ?La loba, la loba?, ?A la rueda, rueda? y ?Señora luna?; de Amado Nervo ?Cantares?, ?Trato hecho? y ?La ardilla?; de Nicolás Guillén ?¡Ay, señora, mi vecina!?, y ?Sensemayá?; de Frida Schultz de Mantovani ?La luna 572 dormida?. Con ?Margarita, está linda la mar...?, de Rubén Darío, se cierra esta selección de poemas para niños. Varias de las ilustraciones están realizadas por niños y el resto por especialistas en el género, con resultados atractivos, graciosos, en ocasiones llenos de ternura y a menudo con una chispa de humor y de ingenuidad; es el caso de los dibujos de Pilarín Bayés, de María Ríus o de Mireia Catalá. Nos sorprende, de forma positiva, en una obra de la envergadura de esta enciclopedia, lo acertado de la selección teniendo en cuenta que incorpora textos de una amplia gama de autores de diferentes épocas y estilos, así como varios extranjeros. 573 4.6.-CANTO Y CUENTO Antología poética para niños 299 Comenzamos el análisis de esta antología con la descripción que de ella hace la propia editorial: ?Canto y cuento es un viaje a través de la palabra escrita que, leída por los mayores, conducirá a los niños a lugares de imágenes, ritmo, emociones. Poemas para jugar, cantar, contar, reír...Temas y contenidos cantados y contados por los poetas españoles e hispanoamericanos que mejor han sabido conectar con la infancia. Canto y cuento es una antología pensada para que los niños y niñas, de la mano y de la voz de los mayores, sean éstos padres o maestros, se inicien gozosamente en el mágico mundo de la poesía?300. Otras reflexiones completan estos apuntes como la que alude a la implicación de los adultos en la tarea de acercarles los poemas ?para que les lleguen por boca de sus padres, de sus abuelos o de sus maestros; son poemas para escuchar, para que, palabra a palabra, verso a verso, vayan calando en sus destinatarios y les vayan ganando para la poesía?. ?No cabe duda de que estas variadas lecturas, cuentos cantados y cantos contados, dejarán en sus oyentes una huella perdurable al prender el mundo o, mejor, su mundo, con las fórmulas que ellas contienen, de ahí que supongan el mejor despertar para los hablantes de una lengua. Luego, sin pensarlo, las aplicarán en las más variadas ocasiones para expresar los sentimientos o para utilizarlas como juguetes. El criterio seguido para la elección de los textos es que puedan captar la atención de los destinatarios y les hagan disfrutar de las posibilidades de la poesía. Los que lean estos poemas a los niños tienen que saber vivirlos, trasmitiendo las mismas sensaciones buscadas por sus autores; vivirlos y recrearlos, descubriendo con todas las posibilidades de la lectura el misterio que encierran. El lector en este caso se convierte en un cómplice del autor, en un mediador entre él y los niños, al poner voz a la letra escrita para contar y cantar y atraerse así a los que le escuchan? 301. De estas ideas propuestas por la editorial hemos de resaltar algunos puntos de gran interés; en primer lugar que el objetivo de poner al niño en contacto con un poema es tratar de ganarlo para la poesía, de modo que ésta forme, poco a poco, parte de su mundo, de sus gustos y aficiones. Ver la 299 Canto y cuento. Antología poética para niños. Carlos Reviejo y Eduardo Soler. Madrid: Ediciones S. M, 1997. 300 Dicha descripción se encuentra en la contraportada de este libro. 301 Consideramos de gran valor estas reflexiones dedicadas a padres y educadores, por lo que las hemos incluido en casi su totalidad, p. 7. 574 poesía como medio óptimo para el despertar de los niños como hablantes de su lengua, nos parece un hallazgo afortunado; las fórmulas aprendidas con la poesía les servirán para expresar sus sentimientos y emociones o para jugar con ellas. Que se valore la capacidad de los textos de proporcionar disfrute nos parece encomiable. Estimamos como muy aprovechables las sugerencias de cara a la didáctica de la poesía y de la literatura en general; dado que el adulto es un puente entre el escritor y el lector ha de saber transmitir las emociones y las sensaciones que su creador buscó y quiso transmitir. Un texto inédito de León Felipe, dedicado a la niña Mª Luisa Giner de los Ríos, encabeza la antología a modo de presentación; en él le viene a decir que los que escriben para niños, no deben perder su alma de niño y han de seguir guardando ese mundo de magia y fantasía en el que el poeta se recrea; es para estos niños o estos adultos que conservan su alma de niño, para quien el poeta puede convertir los ?cuentos en madrigales?.302 Los textos aquí propuestos son de muy variada procedencia; encontramos poemas anónimos de tradición popular y de los cancioneros; poemas entresacados de antologías, a veces inéditas, de autores españoles e hispanoamericanos, de diferentes épocas, unos escritos expresamente para los niños y otros que no fueron creados con esa finalidad pero sus cualidades los hacen merecedores de formar parte de una selección de poesía infantil. ?La felicidad?, de J. R. Jiménez, es un poema en el que se condensa la luz, el color y la belleza, elementos imprescindibles en toda poesía escrita para niños y motivo por el que ha merecido ocupar un lugar preferente. ?La ronda de los niños?, está presentado con unas palabras muy sugerentes: ?El mundo de la infancia se nutre de sueños, de juegos, de canciones, de risas...A través de la poesía y el ritmo, los más pequeños encontrarán su voz en la de los poetas que han escrito para ellos?. Las composiciones de este primer bloque están inspiradas en las fantasías y juegos de los más pequeños y también en la estrecha relación que los une con su madre; ?En tus brazos?, de Germán Berdiales, ?Dialoguillo de la Virgen de marzo y el Niño?, de Rafael Alberti, ?Antojos?, de Ángela Figuera, ?Canción tonta?, de F. García Lorca, son algunos de los componentes de este apartado., ?Cien para el niño?, de Luis Rivero Blanes y ?A mi primer nieto?, de M. de Unamuno, son un claro ejemplo de composiciones dedicadas a los niños pero no escritas para ellos; otros, sin embargo, están hechos como para ser cantados o contados a los más pequeños; es el caso de ?Canciones para niños?, de Juan Rejano, ?Este pajarito?, de Ida Réboli, hermosos poemillas llenos de musicalidad, ritmo y ternura; ?Yo tengo un lazo 302 Un texto inédito de León Felipe, pp. 8-10. 575 azul?, de José Luis Hidalgo y ?Sarampión?, de Celia Viñas, son poemas en los que aflora la propia voz de los niños, soliloquios que son la manifestación de sus preocupaciones o fantasías; la última composición, de Pedro Salinas, ?La niña llama a su padre <>? es una descripción poetizada de lo que son esos primeros balbuceos, primeras manifestaciones del lenguaje del niño, que condensan todo su asombro ante el mundo. Los poemas de ?¡A clase, a clase!?, hablan de esa otra ocupación de los niños, la escuela; ?En sus pupitres (reza el encabezamiento), cocinarán fantasías, combinando letras y números, aderezado todo con la dulce salsa de la poesía?. ?Primer día de escuela?, de German Berdiales, ?Caligrafía?, de Ángela Figuera, son pinceladas de lirismo que recrean la vida de la escuelita protagonizada por los niños y sus maestros; en ?La escuelita pobre?, de J. G. Estrada, la ternura se tiñe de un halo de compasión; En ?El burro en la escuela?, de Gloria Fuertes y ?La escuela del fondo del mar?, de Celia Viñas, la escuela se traslada a otros lugares y los animales son sus protagonistas. Otras composiciones como ?Las cinco vocales?, de Carlos Reviejo o ?Mi lápiz?, de Morita Carrillo, dan vida a cosas tan familiares como las letras o el lapicero, transformándolas en personajillos alegres y juguetones, amigos y cómplices de los niños en sus tareas escolares; ?Guiñol?, de A. Gastón y G. Celaya y ?Los sentidos?, de Amado Nervo, son diálogos entre los niños y el maestro cuyo objetivo lúdico y a la vez formativo es el origen de esa especial complicidad profesor-niño, de donde nace el verdadero conocimiento de las cosas. ?La ronda de parvulitos?, de Pura Vázquez es un poema-canción que habla de aprender jugando en un ambiente de flores y risas. ?Nana, nanita, nana? está dedicado a las canciones de cuna: ?Al embrujo de las nanas acudirá, envidioso, el sueño. Y, en él, los niños alcanzarán lo que las nanas prometieron: una casa como la del caracol, un viaje a la luna, el dulce balido de la oveja...?. Algunas de estas nanas son de tradición popular como ?La boda de los gatos? o ?La cunita?;las demás son de autor; son breves, sencillas, llenas de ternura y con algún reproche o amenaza al niño que no se duerme; es el caso de ?La ovejita mé?, de Marcos Leibovich, ?Nana? y ?Nana de la cabra?, de Rafael Alberti, ?Nana del mar?, de Concha Lagos, ?Canta la madre pobre?, de Germán Berdiales; un sentimiento totalmente diferente encontramos en ?Meciendo?, de Gabriela Mistral y ?Nanas de la cebolla, (fragmentos), de Miguel Hernández, en cuyos poemas aflora la voz de la madre, del padre, que expresan sentimientos de abnegación y de angustia. La Navidad siempre despierta gran ilusión en los niños; dentro del apartado ?En la Navidad?, encontramos algunos poemas de tradición popular como ?Señora Santa Ana?; anónimos como ?Quedito, pasito? o de autores 576 clásicos como ?Zagalejo de perlas? y ?No lloréis, mis ojos? de Lope de Vega; el resto son de autores modernos: ?Villancico del Capitán Pirata?, de Carlos Murciano, ?Dígame, Rey Mago?, de E. D?Ors, ?Villancico del Niño Dormilón?, de Gloria Fuertes; todas estas composiciones rebosan gracia, ternura y candor. El último, titulado ?Niño del Zaire?, de J. González Torices, tiene una fuerte carga de compromiso social al poner de manifiesto la dramática situación de un niño recién nacido en un país en guerra. Los protagonistas de ?La escuela del bosque? animan una naturaleza idílica llena de poesía como en los fragmentos de ?Encanto de luna y agua?, de A. Casona, tierna y un tanto doliente, como el ?Cantar de los niños peruanos?, de Julia Calzadilla, entrañable, en la ?Canción de cuna de los elefantes?, de Adriano del Valle o con sones de fiesta como en ?Grillo?, de Marina Romero; algunos poemas como ?La abeja?, de E. Soler o ?Metamorfosis?, de Carlos Reviejo y Eduardo Soler, tienen forma de adivinanza y otros como ?¿Quién llora?? y ?Otra vez la paloma?, de J. González Torices, contienen mensajes de rechazo a la guerra. ?Las palabras están llenas de magia. ¡Y de burla! Nos hacen reír, nos sorprenden, nos crispan... Nos provocan, tratando de equivocarnos con sus trampas sonoras, con sus giros de difícil pronunciación?. Los poemas de ?Burla, burlando?, han sido concebidos para el puro divertimiento; las palabras son meros elementos sonoros unidas en sucesión de retahílas, trabalenguas, disparates y sinsentidos, versos de rimas chispeantes, que hacen el goce y deleite de los lectores, sobre todo de los más pequeños. Algunos son puro juego de disparates sin sentido, como ?Ésta era una madre?, ?Dongolondrón?; en otras un insignificante contenido es la mera disculpa para el juego de palabras, es el caso de ?Ja, je, ji, jo, ju?, de Rafael Alberti, de las populares ?Los sapitos? y ?Trabalenguas? y de ?Cizaña?, de Mirta Aguirre; en otras una historia graciosa, a veces disparatada, sirve de soporte semántico a unos poemas llenos de repeticiones, con estribillos que corean palabras de gran sonoridad, como ?Este Picasso es un caso? de Carlos Reviejo o ?Doña Pitu, Piturra?, de Gloria Fuertes; en otras, además hay un atisbo de ternura: ?La fiera corrupia?, de Fernando Villalón o ?Lauchita y Minero?, popular de Argentina. En el apartado ?Te voy a contar un cuento? encontramos el conocido ?Érase una vez...? u otras formulillas de relato; cuentos rimados llenos de gracia como ?El romancillo del viejo ratón?, de Javier Villafañe, ?El gallo jabado?, de Carlos Carrillo Valdés, ?La vaca de Humahuaca?, de Mª Elena Walsh, el anónimo, tradicional ?Romance de Don Gato?, o en forma de fábula con su moraleja al final: ?Los dos conejos?, de Tomás de Iriarte, ?Las moscas? de Félix Mª de Samaniego; ?Un mundo al revés?, de J. A. Goitisolo recrea un mundo de fábula; algunos de estos poemas-cuento relatan los 577 caprichos, sueños o juegos de niñas-princesas: ?Nocturno IV?, de Gerardo Diego, ?Figulinas?, de M. Machado y el dedicado ?A Margarita Debaile?, de Rubén Darío. ?Los niños juegan a todo? comienza con una interesante reflexión: ?Con los poemas se puede jugar a todo: a ser cartero, a subir al cielo en busca de la paz, a elevarse por los aires con la cometa, a navegar en barcos de papel, a unir las manos en el corro?; estas composiciones recrean juegos o son ellas mismas retahílas para jugar o echar a suertes. Algunas son anónimas de tradición popular como ?El pelele?, ?Pez, pecigaña, pipirigaña?, ?Sal, sol, solito?, ?Caballito blanco?, y otros son poemas de autor que nos recuerdan las canciones de corro: ?Gallinita ciega?, de Gloria Fuertes, ?Luna, lunera?, de Mª Luisa M. de Buendía, ?El barquito de papel?, de Amado Nervo, ?Romancillo del corro?, de R. Olivares Figueroa. De trabajos y ocupaciones tratan los poemas de ?Cada uno a su oficio?; en algunos sus protagonistas son humildes y pobres pero con gran valentía: ?El vendedor de piñas?, de J. Rejano, ?El maestro?, de J. González Torices, ?Ronda del zapatero?, de Germán Berdiales, ?Melones?, de Ana Mª: Romero Yebra; otros poemas tratan de oficios imaginarios soñados por niños o realizados por animales: ?El ángel confitero?, de R. Alberti, ?Canción de lavandera?, de Mª Elena Walsh, ?El pastorcito?, de A. del Valle y la popular ?Seguidilla de lavandera?; ?Los titiriteros?, de J. González Estrada, recrea la vida dura aunque fascinante de estos artistas creadores de ilusión. ?El mar, con sus rugientes olas, con sus playas de cálida arena y sus misteriosas islas, donde habitan las sirenas y los piratas guardan tesoros, ejerce una mágica atracción en los niños. Hasta en un barco de papel se puede recorrer los mares llevando como equipaje el deseo de aventura y los sueños?. Los poemas de ?Olas vienen y van? evocan toda la sugestión del mar: ?Almejitas?, de Mª Luisa M. de Buendía, ?Bandas de flamencos?, de Ana Mª. Romero Yebra y ?Gaviotas?, de Pura Vázquez, nos hablan de los pequeños moradores del mar y sus orillas; ?El viejo pirata?, de J. González Estrada, ?Garfín Malapata?, de Carlos Reviejo? y el sonoro ?Cantar de Jipijapa?, de Julia Calzadilla, narran historias de viejos piratas, imaginarios lobos de mar, cascarrabias y algo chiflados; ?El viento?, de Eduardo Soler, ?Oh, el mar es como un pájaro?, de María Mulet, y ?Martín pescador?, de Marina Romero, nos traen ecos del mar y del viento; ?La perla?, de Óscar Jara Azócar, ?La niña que se va al mar?, de R. Alberti y ?El viaje?, de A. Machado, reflejan la ilusión del niño que sueña con ir al mar. ?La ronda del tiempo? está compuesta por poemas que hablan de ?las estaciones, los días, las horas, el viento, el sol, alboradas y atardeceres. Todo pasa en la ronda del tiempo, que gira y gira sin cesar. Sólo el encanto de la poesía podrá detenerla?. ?Las cuatro estaciones?, de Esteban Buñuel, 578 ?Otoño?, de A. del Valle, ?Primavera?, de Aurora Medina, ?Agosto?, de F. García Lorca, ?Fin de invierno? y ?Abril?, de J. R. Jiménez, son algunos de los poemas que componen ?La ronda del tiempo?. ?Rosa, pompa, risa?, de J. R. Jiménez y ?Canción tonta de los niños en marzo?, de Celia Viñas, nos cuentan los juegos de los niños al aire libre. ?Como en la paleta del pintor, las palabras esperan para que con ellas describamos el mundo que nos rodea: los árboles, las flores, los frutos...Hasta verdear el aire con los ramos de olivo, como aquella paloma mensajera de la Paz?. La naturaleza hecha poesía inspira los poemas de ?A verdear el aire?: ?Primera página? y ?Madrigalillo?, de F. García Lorca; ?Brotes nuevos?, de Aurora Medina, ?La estrella venida?, de J. R. Jiménez? ?La granada?, de Ana Mª Romero Yebra y ?Sandía?, de J. J. Tablada, muestran dos expresivas metáforas en dos brevísimos poemas; en ?El pino?, de Ana Mª Romero Yebra, ?Huerta? y ?Boda?, de Mirta Aguirre, las frutas y los animalitos del bosque se animan con cualidades humanas. Las composiciones de ?Paisaje? recogen momentos de una naturaleza poética y estilizada: cubierta de un manto blanco en ?Paisaje?, de F. García Lorca, ?Blanco?, de Carlos Reviejo y en ?La nevada?, de Esteban Buñuel; con viento ruidoso o juguetón en ?Viento de Levante?, de Ana Mª Romero Yebra y ?No tengas miedo al ruido?, de José Luis Hidalgo; idílica en ?Madrigal de un paisaje húmedo?, de Dámaso Alonso, ?Amanecer?, de Esteban Buñuel, ?El puente?, de Amado Nervo; ?El silbo del dale?, de Miguel Hernández y ?Como tú?, de León Felipe, tienen una nota de desgarro que contrasta con las anteriores composiciones. ?La flauta de cristal?, recoge poemas inspirados en los cantos de algunos animales: ?El mirlo?, de Carlos Murciano, ?Sapo cancionero?, de Carlos Reviejo, ?¡Adelante el elefante!?, de Nicolás Guillén, o en el sonido de algunos instrumentos musicales: ?El violín? y ?El contrabajo?, de Jaime Ferrán , la ?Adivinanza de la guitarra?, de F. García Lorca; en alguna pieza de baile como ?Molino salinero?, de Concha lagos y ?¿Quién??, de Nicolás Guillén o en coplas populares como las ?Seguidillas del Guadalquivir?, de Lope de Vega; en ?Campanas?, de Germán Berdiales y ?Alborada?, de Antonio Machado, el tañido de las campanas inspira ambos poemas. La presente antología, merecedora del primer Premio Nacional al libro mejor editado en el año 1997, en la modalidad infantil y juvenil, es una de las más completas selecciones de poesía para niños en la que podemos resaltar, como nota más característica, la incorporación de un gran número de composiciones de poetas hispanoamericanos así como de poetas españoles actuales, cuya obra está escrita especialmente para los niños. 579 En común con las antologías anteriores tiene la organización de los poemas por temas lo cual facilita al adulto, padre o educador, la tarea a la hora de buscar un texto poético adecuado a las necesidades del momento. 580 4.7.-MI PRIMER LIBRO DE POEMAS303 Juan Ramón Jiménez Federico García Lorca Rafael Alberti Un libro de poemas, dice Ana Pelegrín en el prólogo de la presente antología, tiene una magia parecida a los cuentos maravillosos y de encantamiento; esos cuentos donde aparecen varitas de oro que transforman lo que tocan; los poemas tienen secretas palabras para transformar las cosas, voces dormidas que esperan, palabras germinales que al leerlas crecen en la imaginación, agrandando el entendimiento para escuchar, comprender otros poemas. ?Tres grandes poetas andaluces dicen sus poemas en las páginas de este libro. Los tres poetas guardan su infancia en la poesía, manteniendo en su emoción a los amigos de entonces, también el diálogo inacabado con los niños de hoy, en las canciones-poemas que escribieron?304. A la hora de comentar las cualidades estilísticas de estos poemas nos dice que para comunicar su emoción y su sentido, estos poetas han elegido el aire de canción, con recursos expresivos como la repetición de palabras y sonidos formando estribillos, el ritmo binario de dos elementos contrarios en movimiento, como el ir y venir de un columpio; admiraciones para escuchar suspiros, llantos y tonos diferentes, el juego con los sonidos y las palabras, que corren y cambian de lugar, el recordar canciones de su infancia, recreando retahílas, el decir palabras de un solo tirón, casi sin respirar, creando diálogos simples y llenos de ternura... La selección de poemas corre a cargo de Felicidad Orquín y han sido agrupados en torno a temas tan significativos como el universo de los niños, la naturaleza cambiante, el mar, el río, el sol, la luna, los días y las noches, las estaciones encendidas, los pájaros, bichos, animalillos amigos. Con respecto a las ilustraciones su propio autor, Luis de Horma, afirma que ha pretendido mantener vivo el espíritu de los poetas y ofrecer su modo de ver a través de sus ensoñaciones. De Juan Ramón Jiménez los poemas seleccionados son: ?El pájaro verde?, ?Trascielo de cielo azul?, ?Álamo blanco?, ?La verdecilla?, ?Mi cuna?, ?Rosa, pompa, risa?, ?Canción de invierno?, ?Sentido y elemento?, ?Llueve 303 Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Rafael Alberti. Mi primer libro de poemas, con ilustraciones de Luis de Horma, selección de poemas de Felicidad Orquín y prólogo de Ana Pelegrín. Madrid: Anaya, 1997. 304 En el prólogo de la citada obra, pp. 8, 9. 581 sobre el campo verde?, ?Iba tocando mi flauta?, ?Canción espiritual?, ?Río feliz?, ?Intelijencia?, ?Abril? y ?Viento de amor?. De Federico García Lorca ?Caracola?, ?Cancioncilla sevillana?, ?El lagarto está llorando?, ?Paisaje?, ?Canción tonta?, ?Dos lunas de tarde?, ?Adelina de paseo?, ?Canción del jinete?, ?Tengo los ojos puestos?, ?Los reyes de la baraja?, ?Agosto?, ?Cortaron tres árboles?, ?Cuando se abre la mañana?, ?Mariposa? y ?La guitarra?. De Rafael Alberti ?Pregón?, ?Me digo y me retedigo?, ?El mar, la mar?, ?Barco carbonero?, ?Si yo nací campesino?, ?¡Traje mío, traje mío!?, ?Vaivén?, ?Rosa-fría, patinadora de la luna?, ?Se equivocó la paloma?, ?¡A volar!?, ?Se despertó una mañana?, ?Canto río con tus aguas?, ?Creemos el hombre nuevo?, ?Nocturno? y ?El aburrimiento?. Las composiciones de esta antología, exceptuando algunas de Lorca, no han sido escritas para los niños; pero por sus cualidades, tanto en lo que respecta a los temas como a sus características formales, podemos calificarlas de muy apropiadas. El libro incluye al final, (pensando en sus destinatarios, los niños), una breve reseña biográfica de los tres grandes poetas andaluces. 582 4.8.-TUNGAIRÁ, ALIBARÚ, PAJARULÍ 305 ?El niño nace con unas condiciones innatas para la poesía. Sin embargo comprobamos diariamente que, según va creciendo, se aleja de ella a grandes zancadas y puede llegar a la adolescencia con una cierta grima o prevención hacia el tema. ¿Qué ha pasado?... Probablemente los adultos tengamos mucho que ver con ese alejamiento del niño y la poesía o, mejor dicho, con el mal desarrollo o no aprovechamiento de esa cualidad maravillosa (que es la sensibilidad poética) de la que están dotados al nacer. Los niños nacen con un sentido innato del ritmo y muy preparados para la poesía. Sólo es necesario que desde los primeros años de la escuela se le desarrolle esa capacidad mediante la lectura, el juego y la memorización de poemas adecuados a su nivel; poemas que estarán llenos de musicalidad, colorido, plasticidad y serán onomatopéyicos, repetitivos..., aptos para ser, incluso, cantados?.306 Con el propósito de poner en manos de los niños un libro de poesía manejable y lleno de colorido, José Mª Plaza lleva a cabo una amplia y variada selección de poemas, algunos de creación propia, repartidos en tres títulos teniendo en cuenta la edad de los destinatarios; Tungairá. Mis primeras poesías, está pensado para primeros lectores con el fin de que puedan leer aquellas composiciones que aprendieron en la Escuela Infantil o que oyeron cantar y contar a los adultos más próximos; Alibarú. La ronda de las estaciones, para niños un poco mayores y Pajarulí. Poemas para seguir andando, destinada a niños cuya edad está próxima a la adolescencia. Tungairá, toma su título de la composición popular, ?Los sapitos?, incluida en este primer tomo, destinado a los lectores más jóvenes, que pretende, en palabras del propio José Mª Plaza, ?habituar a los niños y niñas a escuchar, leer y vivir la poesía?. El prólogo, está dedicado al niño que fue el adulto, padre o profesor de hoy, y también al adulto que será ese niño que ahora lee estos poemas, en él se pone de manifiesto la importancia de la poesía en la primera infancia 305 Tungairá, Alibarú y Pajarulí es una trilogía de antologías poéticas dirigida a la Educación Primaria; Tungairá. (Mis primeras poesías) Selección y prólogo de José Mª Plaza. Ilustraciones de Carmen Lucini. Madrid: Ediciones Gaviota, 1999. Alibarú. (La ronda de las estaciones). Selección y prólogo de José Mª. Plaza. Ilustraciones de Violeta Monreal. Madrid: Ediciones Gaviota, 1999. Pajarulí. (Poemas para seguir andando). Selección y prólogo de José Mª Plaza. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Madrid: Ediciones Gaviota, 2000. Los tres volúmenes pertenecen a la colección Gaviota Junior. 306 Recogemos estas afirmaciones en el artículo ?Interesar a los niños por la poesía?, de José Mª Plaza. Especial Poesía de la revista LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL. Centro de Comunicación y Pedagogía, Ministerio de Educación. Nº 168 (Feb. 2000). 583 por ser ésta el primer contacto del niño con el mundo real, cuando aún está en el vientre de la madre y tiene que ver con el ritmo, con la música del espacio y con la poesía de la carne. Este ritmo binario del corazón materno, marcará su aterrizaje en la vida exterior. Los niños, por tanto, nacen con un sentido innato del ritmo y preparados para la poesía. Y como nacen sin palabras, esta poesía estará escrita en el aire. De ahí la necesidad de que estos poemas sean musicales, rumorosos, onomatopéyicos, repetitivos y que puedan ser cantados. Afirma este autor que los padres son los que deben iniciar a sus hijos en la poesía leyéndoles muchos versos. Después, cuando el niño aprenda a leer, esas poesías que le habían cantado y contado las tendrá ahí, a su alcance y, con ellas, podrá descubrir otros mundos. Es la magia de la lectura. La selección de los poemas se ha hecho en torno a temas muy significativos para el niño. En ?El día, la escuela?, encontramos poemas que hablan de la vida cotidiana de los niños, de sus quehaceres y su entorno más próximo: ?Escondelero?, popular de El Salvador, ?Mamá y papá?, de Efraín de la Fuente, ?Los sentidos?, de Amado Nervo, ?Las cinco vocales?, de Carlos Reviejo, ?A (Asno)?, de José Mª: Plaza, ?Lucila?, de José Ángel Valente y ?Mi lápiz?, de Morita Castillo. El juego es la actividad infantil por excelencia; sobre él construyen sus aprendizajes y se entregan a él de forma absoluta; es un tema que despierta su atención de forma espontánea; en ?El corro, los juegos?, encontramos los poemas ?Ronda del Pío pío? y ?Fauna?, de Yolanda Lleonart, ?Cortesía?, de Mirta Aguirre, la popular ?Cucú, cantaba la rana...?, ?Corre que te pillo?, de Ángela Figuera Aymerich, ?Con la mitad de un periódico? y ?Trato hecho?, de Amado Nervo, ?Todo juega?, de Victoria Martín Almagro, ?Cantemos a las flores?, de José Luis Hidalgo, entre otros. ?Tipi-tape, tipitón? incluye ?La ronda del zapatero?, de Germán Berdiales, ?El primer resfriado?, de Celia Viñas, ?La caperucita encarnada?, de Francisco Villaespesa, ?El viento?, de Eduardo Soler, ?Minueto?, de José Mª. Plaza, ?La pájara pinta?, de Mirta Aguirre, ?Cuento?, de José Agustín Goitisolo y ?La plaza tiene una torre?, de Antonio Machado. Los animales, sobre todo sus crías despiertan el interés de los niños pues ven en ellos un reflejo de su propia situación por lo que les provocan sentimientos de ternura, de solidaridad, de simpatía? En ?Animales, más animales...? los poemas elegidos son: ?Los sapitos?, ?Los pollitos dicen? y ?El gato y el ratón?, de origen popular, ?La ardilla?, de Amado Nervo, ?La jirafa friolera?, de Carlos Murciano, ?El gorrión?, de Ana Mª Romero Yebra, ?La oca?, de Juan Antonio Ramírez Lozano, ?El lagarto está llorando?, de F. García Lorca, entre otros. 584 ?Las flores, las olas?, con poemas del mar y la montaña: ?Del rosal sale la rosa?, popular, ?Los borriquitos están volando? y ?Los caballitos del agua?, de F. García Lorca, ?Un son para los niños antillanos?, de Nicolás Guillén, ?A la montaña?, de Alfonsina Estorni, ?Yo tengo un lazo azul...?, de J. Luis Hidalgo y ?Anteprimavera?, de J. R. Jiménez. ?La familia, Navidad? incluye los poemas ?Amor filial?, de Amado Nervo, ?Mamboretá?, de María Morrison de Parker,?La perla?, de Óscar Jara Azócar, ?El gallo?, de Isabel Aretz, ?El viento soplaba?, de Rosa Mª Alonso, ?Las manzanas?, popular, ?No lloréis, mis ojos...?, de Lope de Vega, ?Sin gasolina?, de Montse Sanuy, ?Que es la noche de Reyes?, de José Luis Hidalgo y ?Sueño de Reyes?, de José Moreno Villa. ?La luna, la noche?, es el apartado de las canciones de cuna: ?Niñito, ven...?, de Amado Nervo, ?Claro de luna?, de José Mª Plaza, ?La bufanda amarilla?, de Carlos Murciano, ?La ovejita méee?, de Marcos Leibovich, ?Canción de cuna?, de Javier Villafañe, ?El elefante lloraba?, de Adriano del Valle, ?No tengas miedo al ruido...?, de José Luis Hidalgo y ?Los pájaros se han dormido?, de Francisco Garfias. Como apunte final podemos anotar que en los poemas de Tungairá saltan a la vista las cualidades que el autor apuntaba como imprescindibles en la poesía dedicada a los niños: son musicales, rumorosos, llenos de colorido y plasticidad, de gracia y ternura; muchos pueden ser cantados, otros son un puro juego de palabras...; no es difícil adivinar detrás de estas cualidades que la intención de sus autores es proporcionar el goce de los niños con unos poemas que estén al alcance de su capacidad y que sirvan, a la vez, para cultivar su sensibilidad poética . Las ilustraciones poseen el encanto, la sencillez y el atractivo de esa imagen que incorpora el detalle necesario (color, acción y movimiento) y elimina lo superfluo; son un complemento ideal a cada composición. Alibarú, segundo libro de esta trilogía, está destinado a lectores un poco más experimentados; la intención del autor es ?acercar a los niños al asombro, al misterio, a la grandeza y a la emoción de la poesía?. ?La ronda de las estaciones?, es un subtítulo hermoso y lleno de sugerencias; en el prólogo, ?El paisaje de la infancia?, José Mª Plaza echa una mirada nostálgica a ese otro tiempo que él espera poder recuperar ?en el que los niños jugaban, iban a la escuela, saltaban charcos hasta la mitad, leían tebeos o libros..., pero básicamente y por encima de todo salían a jugar...; en ese tiempo los niños alborotaban la calle, las calles, la naturaleza, tal vez...Y aunque su vida no estaba tan marcada como la de un pájaro o una flor, la rueda de las estaciones dibujaba, en cierto modo, su vida. Las estaciones, los días de la semana, las horas del día..., no encogían el paisaje, ese paisaje de la infancia tan imprevisible, tan ancho, tan libre?. 585 También aquí se pone de manifiesto la importancia que tiene familiarizar al niño con la poesía en le edad temprana y mantenerlo en contacto con ella de forma paulatina; ?alguien que se inicie poéticamente con este libro, mejor con el anterior, y lo continúe con el siguiente, ha ido siguiendo unos pasos para entrar en el mundo de la poesía. Al final ya estará preparado; no para entender la poesía (la poesía no es como un cuento), sino para sentirla, intuirla, vivirla, recrearla... Y nunca, nunca se le cerrará esa puerta de la sensibilidad?. De gran interés nos resultan sus aportaciones acerca de cómo trabajar la poesía en la escuela; apunta que el acercamiento del poema al niño puede ser lúdico, emocional, intelectual, documental, dependiendo del campo de intereses; pero lo realmente importante, tanto para la poesía como para la literatura en general, es que se ha de enseñar mediante el contagio; un profesor, un padre, han de sentir, transmitir, vivir el poema para que el niño se sienta atrapado y predispuesto a aceptarlo.307 Los poemas de este segundo libro están agrupados en cuatro apartados siguiendo el ritmo de las estaciones aunque la mayor parte de ellos son intemporales; son de muy variada procedencia por lo que nos encontramos los de tradición popular junto a otros de autores consagrados; algunos son de autores habituales de poesía infantil y otros de autores poco conocidos pero no menos interesantes; entre los primeros hallamos ?Sopla el viento del norte...?, el romance ?La Virgen y el ciego?, ?Era una paloma...?, ?Por lo finústico? y algunas adivinanzas. De autores clásicos de la literatura española se han seleccionado, ?Otoño?, de M. Machado, ?Canción?, ?Madrugada?, ?Fin de invierno?, ?He venido por la senda...? y ?Mariposa de luz...?, de J. R. Jiménez, ?Paisaje?, de F. García Lorca, ?Soledad?, de José Bergamín, ?Canción al Niño Jesús?, de Gerardo Diego, ?Motivos negros?, de Miguel de Unamuno, ?Canción de Navidad?, de Eduardo Marquina, ?Humildad?, de F. Villaespesa, ?Los niños y la lluvia? y ?Con la primavera?, de Francisco Garfias, ?Recuerdo infantil? y ?Tarde?, de A. Machado, ?Mayo?, de Lope de Vega, ?El hombre y la culebra?, de Félix Mª de Samaniego, ?Vio Gil de un árbol...?, de R. De Campoamor y ?Calma?, de Emilio Prados. De los autores que habitualmente escriben para los niños encontramos aquí bellísimas muestras de poesía infantil: ?Caballito de madera? y ?Si estornuda un ratón?, de Carlos Reviejo, ?B (Boa)?, ?Todo un año?, ?El columpio? y ?Alibarú?, de José Mª Plaza, ?Caracol? y ?La cometa?, de Pura Vázquez, ?Vaya, vaya pues...? y ¡Ay, señora, mi vecina!, de Nicolás Guillén, ?El sapito Glo-glo-gló?, de Juan Sebastián Tallón, ?Por jugar? y ?¡Qué bien navega la barca?, de Concha Lagos, ?Tarde amarilla? y ?Lucila con L?, de 307 Reflexiones entresacadas del prólogo del citado libro, pp. 7-10. 586 Carlos Murciano, ?Canción de Maitina?, de Luis Felipe Vivanco, ?La mariposa?, de Germán Berdiales y ?Niña bordando?, de Mª Luisa Muñoz Buendía. De autores menos conocidos dentro de la poesía infantil encontramos muestras igualmente interesantes; es el caso de ?Las voces de los animales?, de Ismael Parraguez, ?Mapas?, de Concha Méndez, ?Y bajo el río, ¿qué??, de Manuel Benítez Carrasco, ?Cielito...?, de Ignacio B. Anzoategui, ?Deja de llorar?, de Manuel Rugeles, ?Esta tierra? y ?Ruego?, de Francisco Pino, ?La lluvia no dice nada?, de Pedro Miguel Obligado, ?la oveja perdida?, de Enrique Díez Canedo, ?Al olmo...?, de César Magrini, ?Pedir?, de Adolfo Llanos, ?Papá?, de Salomé Ureña, ?El calamar?, de J. A. Ramírez Lozano, ?Los dos peces?, de Dora Alonso y ?El sueño?, de Rafael Alberto Arrieta. Cada poema está integrado en una composición plástica similar a la que hacen los escolares: collages con tela, lana, flores secas; estampados, recortados y rasgados de papel que se mezclan con dibujos y pintura; técnicas con las que los niños disfrutan y que aportan al libro un atractivo especial. Con Pajarulí se cierra esta trilogía de antologías poéticas dedicadas a la Educación Primaria. Recoge poemas de autores importantes en la historia de la literatura de todos los tiempos, sin perder su carácter lúdico y divulgativo, (son palabras que la propia editorial aporta en contraportada), razón por la que constituye una excelente introducción a la poesía apta para cualquier lector. Las cuatro partes en la que está dividida, Paisajes, Historias, Miradas y Dentro, definen el carácter de los poemas seleccionados, en los que predominan los sentidos, la narración, el sentimiento y la reflexión respectivamente; podríamos decir que no son temas sino actitudes lo que definen cada uno de estos apartados. El autor abre el prólogo de este libro con el verso de Lorca ?¡Dejad el balcón abierto!?; con él quiere ilustrar su concepción de la poesía como género diferente a los otros y que por lo tanto conlleva otros hábitos: ?Un libro de poesía es para leer, releer, picotear en cualquier momento; un libro de poesía se puede leer durante toda la vida y nunca se agota?; y si se ha cultivado el hábito de la poesía, siempre se puede volver porque la sensibilidad poética cultivada desde los primeros años ha quedado prendida. La puerta mágica de la poesía ya nadie la puede cerrar... ?¡Dejad el balcón abierto!?.308 También seguimos a su propio autor para la descripción del mismo; si Alibarú estaba marcado por el juego, este volumen dividido en cuatro apartados refleja actitudes: en ?Paisajes? predominan los sentidos, pero 308 Estas ideas, valiosas para el adulto-educador que quiera ganar a los niños para la poesía, han sido espigadas en el prólogo, pp. 7-11. 587 estas visiones pueden ser tanto externas como interiores; las ?Historias? son los poemas de carácter narrativo, casi se pueden contar y son muy aptos para recitar o representar en público; las ?Miradas? están relacionadas con el sentimiento, son paisajes casi interiores y en ?Dentro? predomina la reflexión, la tradición y la contemplación íntima. En cuanto a la selección, dice el autor, que predomina el poema por encima del poeta, pero también apunta que, como sin quererlo, todos los movimientos literarios y autores más importantes están presentes lo que permitirá que los jóvenes lectores estén familiarizados con ellos cuando se los encuentren en sus libros de texto. Justifica la abundante muestra de poemas de J. R. Jiménez por ?decir más de lo que parecen, por tener color, musicalidad, misterio, algo que los hace especialmente aptos para los niños, aún cuando no sean capaces de entrar en ellos a fondo?. También justifica la ausencia de Alberti, Lorca y Gloria Fuertes por existir abundantes volúmenes individuales de cada uno de ellos, y abundantes muestras también de su obra en cualquier antología para niños, manifiesta su satisfacción por la inclusión de nombres que nunca aparecen, como José Bergamín, José Ángel Valente o Francisco Pino, junto a los que han dedicado su esfuerzo a la poesía para niños como G. Berdiales, C. Reviejo, Pura Vázquez y otros; de la inclusión de su propia obra dice estar motivada por el tono de mestizaje de la misma y su carácter popular; y por fin junto a todos ellos varios nombres que ni el propio autor sabe quiénes son; recogidos en libros de lectura para niños de países hispanoamericanos, le han parecido ?muy lindos?, al descubrirlos entre ?bastante hojarasca?. De todos estos autores y poemas resalta lo de verdad importante: ?...todo un mundo de sentimientos, sensaciones, color, sorpresas, ingenio y musicalidad, que pueden servirnos para que veamos la poesía como algo grato, bello, mágico, cercano, compartible, propio..., y ¡algo útil!; útil para la formación íntegra de la persona?. En los poemas de ?Paisajes? podemos apreciar que el paisaje es la disculpa o el telón de fondo de unos sentimientos que el autor quiere expresar; ?El pajarito del agua?, de Francisco Garfias, ?La luna duerme?, popular de Ecuador, ?Canción otoñal?, de Emilio Carrere, ?Florida?, de Alberto Baeza Flores, ?Boyas?, de J. Luis Hidalgo, ?Agua de abril?, de Asunción Delgado, ?Romance del Duero?, de Gerardo Diego, ?Cazador?, de García Lorca, ?Madrugada?, de J. R. Jiménez, ?El canario?, de Carlos Barella, ?Un ramo de rosas?, de A. Machado, ?Tarde del Trópico?, de R. Darío, ?Tarde de otoño?, de Ayes Tortosa, ?Junto al mar?, de J. Mª: Plaza, ?Canción?, de Tirso de Molina y ?Estaba la rana?, de Alejandro Casona, son los poemas que componen este apartado y en los que vemos que realmente 588 hay menos presencia del elemento lúdico para dar paso al sentimiento y a la introspección. Los poemas de ?Historias? tienen un marcado carácter narrativo; algunas cuentan con su pizca de gracia como ?Admirase un portugués, de N. Fernández de Moratín, o su moraleja, como ?Cuentan de un sabio...?, de Calderón de la Barca; el ?Romance de la pájara pinta?, de Eduardo Chicharro, es un puro juego de disparates y en los ?Limerik 6? y ?Limerik 8?, de J. Mª: Plaza, el disparate surge al jugar con el doble sentido de las palabras o del valor literal de las mismas; ?Las tres hermanas?, de Gerardo Diego, ?Las tres hijas del capitán?, de José del Río Sainz, ?Por el val de las estacas?, anónimo, ?Pasó un día y otro día, de José Zorrilla, ?Los cuatro hermanos Quiñones?, de Pedro Muñoz Seca, ?Ocaso sentimental?, de Francisco Villaespesa, ?¡A los remos, remadores!?, de Gil Vicente, ?Al ver mis horas de fiebre?, de G. Adolfo Bécquer y ?Barrio de los marineros?, de José Mª Pemán, narran historias de personajes, algunos antiguos, o de recuerdos pasados; el ?Romance de la niña negra?, de Luis Cane, es un bellísimo poema en el que el dolor por la vida triste, sin juego de la niña y su posterior muerte queda sublimado por el alto contenido de lirismo y su magnífico final, tierno, esperanzador y cuyas estrofas, a modo de cuadro plástico, muestran una imagen del cielo llena de luz, felicidad y amor, donde los más desdichados encuentran su compensación. Las ?Miradas? están relacionadas con el sentimiento, son paisajes casi interiores, nos dice el autor; los poemas que las componen son la expresión de las sensaciones o los sentimientos que se evocan ante la contemplación de una naturaleza idealizada: ?No me mires a los ojos?, de Miguel de Unamuno, ?Pajarita de papel?, de Julio Zerpa, ?Cantares a la abeja?, de Francisco Pino, ?Canción de Paz?, de Vicente Medina, ?Preludio?, de F. García Lorca, ?Nostalgia?, de J. Santos Chocano, ?Pradera?, de M. Altolaguirre, ?Canciones?, de Manuel de Palacio, ?Contraste?, de Francisco Flores, ?A mi sombra?, de Manuel Machado, ?Sobre el tiempo y la vida?, de José Bergamín, ?Busca en todas las cosas...?, de Enrique González Martínez, ?Nada más remoto?, de J. Ángel Valente, ?La estrella?, de J. R. Jiménez, ?Hojas del calendario?, de Emilio Carrere y algunos haikus de J. Mª: Plaza. En el último apartado ?Dentro?, predomina la reflexión, la tradición y la contemplación íntima; la tradición está representada por varios villancicos, unos de poetas clásicos y otros de poetas modernos: ?Cancioncilla del Niño Dios?, de Rafael Morales, ?Las pajas del pesebre? y ?Pues andáis en las palmas, de Lope de Vega, ?Cantiga?, de Gil Vicente, ?Villancico del silencio?, de Concha Lagos y ?Villancico?, de José Hierro; el resto de los poemas hablan de esa mirada hacia dentro, la que analiza nuestros sentimientos y anhelos más íntimos: ?Dentro?, de J. R. Jiménez, 589 ?Siesta?, de Ángela Figuera Aymerich, ?Al mirar tus ojos?, de José Bergamín, ?(Infancia)?, de Baldomero Fernández Moreno, ?Ante el río?, de Concha Lagos, ?Mi corazón? y ?Calle lejana?, de Concha Méndez, ?Ojos de puente los míos...?, de Manuel Altolaguirre, ?Por un ventanal...?, de A. Machado, ?Versos sencillos?, de José Martí, ?Vida?, de Dámaso Alonso y ?Canción de otoño?, de Francisco Luis Bernárdez. La ilustración, de Noemí Villamuza, es sobria, sencilla, aporta al texto, al que se ciñe, el encanto y la sugestión de una imagen y muy apropiada a la edad de los niños, casi adolescentes, a los que va dirigida. Podemos resaltar, como conclusión que uno de los valores más notables de esta trilogía es encontrar en ella poemas y poetas casi desconocidos, verdaderos hallazgos de poesía infantil; el que esté concebida para que los propios niños la hojeen, busquen sus composiciones preferidas, lean y relean, miren y vuelvan a mirar ésta o aquella ilustración, dejen y vuelvan a coger mas tarde, al otro mes, después de un año, de dos..., para buscar un determinado poema o una composición que hable del mar, o del amor, o un romance... es un valioso acierto. Esta antología no es para padres o maestros; es para los niños: la esmerada selección de los poemas, el tamaño adecuado que facilita su manejo y el atractivo de la imagen hacen que pueda acompañar al niño a lo largo de sus años de infancia y adolescencia; por otra parte, la amplia representación de autores épocas y movimientos hace, que sea el libro ideal para iniciarse primero y adquirir después el hábito de la poesía y la introducción a posteriores y mas profundos estudios sobre el tema. 590 4.9.-POR CAMINOS AZULES... (Antología de Poesía Infantil) 309 Los propios autores manifiestan que el objetivo de esta antología es su propio interés en buscar composiciones en las que las palabras de cada verso animen la más sencilla emoción estética para alcanzar una auténtica condición poética. Para la selección han elegido aquellos poetas que han sabido ver el mundo y la realidad infantil con auténticos ojos de niño y han animado con sus poemas, un particular universo de la infancia. Hacen hincapié en lo importante que es para padres y educadores inculcar esta emoción estética en el niño diciendo que todo individuo, desde que se le cantan las primeras nanas y canciones, disfruta con la poesía; para evitar que ese disfrute se agoste o se olvide debemos mantener y estimular esta disposición innata infantil; de esta manera podrá germinar, crecer y desarrollarse en los espacios más habituales, familia y escuela, hasta llevarle, con el tiempo, a ser un lector autónomo que busque en el verso a uno de sus mejores compañeros. La presente antología está estructurada en cinco apartados: uno de nanas titulado ?A ro ró, mi niño?; otro, cuyo tema es muy similar y que podríamos llamarlo de canciones de cuna: ?Duerme, niño, duerme?. En ?Mil veces mil, un millón...?, encontramos una particular interpretación del mundo de la escuela. ?En un rincón del parque? refleja la entrada a la socialización fuera de la familia, el mundo de los juegos, de las primeras sensaciones, de las primeras enfermedades...; ?Por caminos azules?, es el apartado de los juegos con los que niños y niñas descubren la existencia de otros y experimentan el disfrute de los primeros juegos en compañía. Salvo el primer poema, que es una nana de tipo tradicional, todas las demás composiciones son de autores contemporáneos, de los que podemos decir que su producción está pensada, escrita y dedicada a los niños. Es el caso de Gloria Fuertes, Celia Viñas, Concha Lagos, Ángela Figueira, Carlos Murciano, Marina Romero, Pura Vázquez, Lucía Solana, Ana Mª Romero Yebra, Juana de Ibarboru, Gabriela Mistral, Rafael Montesinos, José Ledesma, José Luis Hidalgo, Juan Alfredo Egea...; los demás son poetas consagrados, autores de poesía española que han escrito, en mayor o menor cantidad, poesía para niños; es el caso de Alberti, García Lorca, A. Machado, G. Diego, Luis Felipe Vivanco, Miguel de Unamuno, Luis Rosales, León Felipe, Gabriel Celaya, Camilo J. Cela etc. 309 Por caminos azules... (Antología de Poesía Infantil). GARCÍA PADRINO, J. y SOLANA, L. Ilustraciones de Luis de Horma. Madrid: Anaya, 1999. Colección SOPA DE LIBROS. 591 Los poemas de esta selección están dirigidos a niños de mediana edad y todos ellos son de gran calidad poética, en consonancia con el objetivo de los autores de la misma. ?A ro ró, mi niño? y ?Duerme, niño, duerme?, son los apartados de nanas y canciones de cuna; las nanas son el primer contacto del niño con la palabra y una de las vivencias más entrañables del universo afectivo infantil; los versos que dice o canta la madre para dormir a su hijo despiertan siempre el interés de niños y mayores por su ternura; hay en ellas también una llamada a la fantasía y al recuerdo de cosas gratas y seres entrañables: los ángeles, la luna, el sol, las flores, las golosinas, los pájaros, el caballo, el burrito... hay incluso algunos animales con los que la madre amenaza cariñosamente al niño que no quiere dormir: el lobo, el gavilán, el búho... La sencillez de las palabras y la musicalidad de los versos, hacen que estos poemas sean excelentes para el deleite de los niños; desde la tradicional ?A ro ró, mi niño...? a ?Versos de la madre?, de Gloria Fuertes, hay una serie de hermosas composiciones: ?Nana del niño malo?, de R. Alberti, la ?Nana de la niña mala?, de Celia Viñas, la ?Nana del niño goloso?, de Ángela Figueira, ?Nana?, de Juana de Ibarborou, ?Oye, hijo mío, oye?, de J. Luis Hidalgo, ?Duérmete, clavel?, de García Lorca, ?Nana?, de Luis Rosales, etc. ?En el rincón del parque...? debe su título a un poema de José Ledesma Criado; el autor vuelca en él todo el sentimiento de ternura que le inspira la imagen de un niño solo, sin juguetes y sin amigos; el resto de los poemas hablan del mundo cotidiano de los niños: anécdotas, recuerdos poetizados y sublimados, tan apenas rozados, que se transforman en murmullos del mar, como en la ?Canción de Maitina?, de Luis Felipe Vivanco, en el anhelo de la niña que quiere jugar en vez de coser como en ?Ansia?, de Pura Vázquez, o en el deseo del niño que no se cansa de pedir besos a su madre como en ?Caricia?, de Gabriela Mistral. ?Por caminos azules jugaría...? es un verso de ?La cometa?, de Julio Alfredo Egea; los poemas de este apartado hablan de otro de los temas preferidos de los niños: los juegos; algunos son recreaciones de las canciones de corro y comba, como la de Gerardo Diego titulada ?Canción de corro?, o la de Gloria Fuertes ?¡A la comba!?; otras como ?Pinto, pinto?, de Marina Romero o ?El juego?, de Lucía Solana, son una pura invitación al juego; su estructura, su ritmo y la repetición de palabras, las hacen aplicables a cualquiera de los juegos de los niños; ?Divertimiento?, de Amparo Gascón y Gabriel Celaya, y ?La luna blanca?, de Ana Mª Romero Yebra, son dialoguillos de niños a modo de puro enredo con la única intención de jugar a decir, no importa qué; las palabras y las sílabas están ahí para jugar con ellas. 592 ?Recuerdo infantil? de Antonio Machado, es el último poema de esta antología; ?Romance del catecismo de mi infancia?, de Rafael Montesinos, en la misma línea del anterior, es como un guiño al maestro de hoy que fue alumno en las escuelas de ayer; el resto de los poemas recrean situaciones del universo escolar, muy poetizadas y estilizadas, ?Las cuentas claras? y ?Caligrafía?, de Ángela Figueira, y ?Tabla de multiplicar?, de Celia Viñas; ?Cómo se dibuja un señor?, de Gloria Fuertes, es un pretexto para el juego y el divertimiento; ?El ángel de los números?, de R. Alberti, uno de los poemas de su época surrealista, puede entrañar alguna dificultad para los niños pero vale la pena ofrecérselo por su belleza y su fuerza dramática Las ilustraciones, de Luis de Horma, aparecen pobladas de personajes, detalles y adornos, que hacen de ellas el complemento ideal de cada poema; suponen para el niño, una ampliación del mundo de sugerencias que el poema le brinda de por sí; recrean con sencillez y con gran generosidad de detalles el mundo soñado por los niños; los rostros y expresiones están muy en consonancia con los gustos infantiles y los muchos personajes y objetos en movimiento son los mismos que pueblan la mente de los más pequeños, según nos muestran sus propios dibujos. 593 4.10.-¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO QUE YO FUI? 310 Poemas para leer en la escuela El propio autor, en contraportada, hace una descripción del contenido del libro y de su finalidad: ?Es una antología de 50 poemas fechados entre el siglo XV y el siglo XX que, en unos casos, fueron escritos por sus autores pensando en los lectores infantiles, aunque en otros los compusieron para un lector universal sin límite de edad. Con nuestra Antología no pretendemos hacer poetas, sino acercar la poesía a jóvenes lectores para que puedan llegar a apreciarla, incluso a amarla; y para que puedan percibir que la poesía es algo útil porque puede hacer ver las cosas de una manera diferente, porque educa la sensibilidad y porque desarrolla el espíritu crítico?. En la introducción, Pedro Cerrillo, aborda temas importantes relacionados con la Literatura Infantil; ante la cuestión de si es posible enseñar la poesía admite que es difícil encontrar un método didáctico que haga sentir a los lectores de poesía la emoción, la vibración o la conmoción, pero se puede acercar la poesía a los niños y a los jóvenes para que lleguen a apreciarla y a amarla. Su definición de poesía nos aporta matices de gran interés: ?La poesía es un género literario de ficción que tiene un origen personal, es decir, el poeta sugiere, transmite, evoca, anuncia, insinúa, recuerda emociones, sentimientos, ideas, inquietudes, sensaciones, dudas, miedos, sueños, pasiones a otros hombres con una dimensión universal, más allá de un tiempo y un espacio determinados. Valoramos la poesía por su capacidad para conmovernos o emocionarnos, para hacernos pensar o vibrar, por su capacidad para reinventar la realidad?.311 De muy valiosas y significativas encontramos otras opiniones: ?La poesía nos transmite significados no sólo con sus palabras, o con las ideas o los pensamientos que encierra, sino también con sus sonidos: de hecho, es difícil comprender el significado completo de un poema sin sus sonidos, sin el ritmo y la música que aportan?.312 Hace historia de lo que ha sido la creación literaria para niños en general y de la poesía en particular, destacando épocas anteriores en las que las creaciones infantiles eran ignoradas por el mundo de los adultos; en otras sí han sido valoradas pero por sus contenidos instructivos, doctrinales o morales no por los literarios ya que ?A la literatura infantil se le ha 310 CERRILLO TORREMOCHA, P. C. ¿Dónde está el niño que yo fui? Poemas para leer en la escuela. Madrid: Akal. 2004. 311 CERRILLO TORREMOCHA, P. C. Ob. Cit., p. 13. 312CERRILLO TORREMOCHA, P. C. Ob. Cit., p. 18. 594 exigido no sólo capacidad para instruir, adoctrinar o moralizar, sino que, en sí misma, fuera una parte esencial de la educación de los niños, despojándola de los únicos valores que le son exigibles, los literarios?.313 Defiende la Literatura Infantil como auténtica literatura y no como una parte segregada de la misma, ya que hay coincidencias básicas entre las dos como son unas estructuras organizativas y procedimientos estilísticos similares, el reflejo de las corrientes sociales y culturales que en cada momento predominan y la presencia de muchas de las transformaciones y novedades que son fruto de una época y de la sociedad de la misma. Donde sí existen diferencias entre la Literatura Infantil y el resto de la Literatura es en el destinatario. En lo que a poesía infantil se refiere, opina que no se trata de poesía hecha con diminutivos o con un lenguaje ñoño y edulcorado, es poesía escrita para unos lectores que todavía no han terminado ni de crecer ni de desarrollarse; sus características están relacionadas, en una gran mayoría, con la esencia de la poesía popular, es decir con el origen mismo de la poesía, con la poesía de transmisión oral: repeticiones, estribillos, versos cortos, rimas reguladas, elementales símbolos, personificaciones, comparaciones, metáforas. Como toda la poesía lírica, la poesía infantil se caracteriza por la expresión de mundos subjetivos, por la creación de ritmos propios y por el uso frecuente de recursos estilísticos; estos ritmos propios se consiguen con unas determinadas combinaciones métricas, una especial atención en la elección de las palabras y el uso frecuente de estructuras repetitivas, utilizando procedimientos de enumeración, encadenamiento, estructuras binarias con diálogos, estribillos...; y en lo que respecta a los recursos estilísticos algunos son especialmente importantes como la anáfora, el paralelismo, la personificación, la comparación y la metáfora.314 También en el prólogo incluye unas interesantes consideraciones históricas acerca de la relación de los niños con la literatura; nos pone al corriente de la situación en la Edad Media en la que no existía la conciencia de que los niños fuesen distintos de los adultos; los niños aprendían lo mismo que los adultos y a la vez que ellos las manifestaciones literarias que llegaban a sus oídos; generalmente exposiciones orales de cantares de gesta y romances. Avanzando en la historia, comenta la aportación de Rousseau que, en su Emilio, sienta las nuevas bases ideológicas, esencialmente educativas, con las que el niño pasa a ser considerado como un elemento fundamental de la 313CERRILLO TORREMOCHA, P. C. Ob. Cit., p. 21. 314 En el apartado 2.2. ?La poesía infantil?, pp. 25-34, el autor analiza y ejemplifica estas características. 595 familia moderna y en este sentido se le intenta proteger y educar; desde la literatura se va a escribir para los niños pero de acuerdo a los postulados señalados: didactismo, moralidad, pragmatismo; ?El propio Iriarte advertía que era peligroso que los niños se aficionasen a lo maravilloso, aunque fuera falso o inverosímil, porque así dejan a un lado lo verdadero y lo provechoso?. Destaca el papel importante que juegan en el siglo XVIII las aleluyas y aucas que perviven como género de literatura popular proveniente de siglos anteriores, y el despliegue definitivo de la Literatura Infantil que se produce a mediados del siglo XX y que se inicia ?en un poderoso movimiento de renovación que rompía con el autoritarismo y el didactismo impuestos por los adultos, que proporcionaba autonomía al mundo literario infantil, tanto estética como literariamente, y que hacía posible que se incorporara a ella cualquier historia o cualquier tema?.315 La segunda parte del libro es la propia antología en la que los textos están ordenados de forma cronológica. De Gil Vicente ?Dicen que me case yo?; varios anónimos como ?Hilo de oro? o ?Canción de amor?; de Luis de Góngora ?Hermana Marica?; de Lope de Vega ?Maya?; de Samaniego ?El perro y el cocodrilo?; de Iriarte ?El burro flautista?; ?La canción del pirata?, de Espronceda; la ?Rima LIII? de Bécquer; ?Castilla?, de Unamuno; ?Tarde del trópico?, de Rubén Darío; ?Recuerdo infantil? y ?Parábolas I?, de A. Machado, y varios títulos más de los poetas más importantes como J. R. Jiménez, León Felipe, Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, V. Aleixandre, García Lorca, Alberti, Nicolás Guillén, Ángela Figueroa, P. Neruda, Altolaguirre, Carmen Conde, M. Hernández, Luis Rosales, Federico Muelas, Concha Lagos, Blas de Otero, Gloria Fuertes, J. González Estrada, José Hierro, Julio Alfredo Egea, Jaime Ferrán, Carlos Murciano, Ana M.ª Romero Yebra, Antonio Gómez Yebra, Jaime Siles, Miquel Desclot, Antonio García Teijeiro y Ana Merino. La tercera y última parte del libro es una propuesta didáctica en la que se incluyen actividades encaminadas a conseguir ese acercamiento de los jóvenes a la poesía en un intento de que lleguen a apreciarla y a amarla, así como varios comentarios de texto. 315 En el apartado? Los niños y la literatura. Algunas consideraciones históricas?. Ob. cit, pp. 34- 45. 596 4.11.-ARROYO CLARO, FUENTE SERENA (Antología lírica infantil) LA ROSA DE LOS VIENTOS. (Antología poética) Estos títulos tan sugerentes corresponden a dos antologías poéticas que la editorial Vicens-Vives ha creado para los niños. La primera de ellas está pensada para los más pequeños, por cuyo motivo los poemas seleccionados tienen un acentuado carácter lúdico, tierno y musical. La segunda está destinada a niños mayores y adolescentes.316 La selección de poemas de Arroyo claro, fuente serena está precedida por la ?Balada de la placeta?, y entendemos que la presencia aquí de este poema es una clara referencia a los niños destinatarios a los que la propia editorial les dice que, cuando, en su juventud, Lorca se sentía triste y desanimado, acudía al arroyo claro del mundo infantil para beber de sus aguas y recuperar así la alegría y la inspiración perdidas. ?Y es que el espíritu candoroso de los niños tiene mucho en común con la pureza de las emociones y el afán lúdico propios de la lírica, de ahí que ellos se muestren más abiertos que nadie al embrujo de la poesía, a la música de sus palabras, al ritmo y al encanto de sus juegos verbales y sonoros. En Arroyo claro, fuente serena las niñas y los niños gozarán de la dulzura de las nanas, de la delicadeza con que los poetas pintan animales y paisajes, de la ternura de los villancicos, del divertido juego de adivinanzas y trabalenguas. Pero en sus poesías se cuentan también amenas historias aleccionadoras o se nos previene contra la injusticia y la insolidaridad?. Estas palabras, escritas en contraportada, también nos indican el tipo de poesía que vamos a encontrar en el interior y que está vertebrada en torno a temas próximos al mundo y a los intereses de los niños; los títulos de los diferentes apartados ya nos dicen mucho de su contenido. ?Ritmos de cuna y corazón? está integrado por composiciones en las que aflora la ternura y que hablan de la íntima relación del niño con su madre; el anónimo ?Pajarito que cantas?, ?Mi cuna?, de Juan Ramón Jiménez y ?Sarampión?, de Celia Viñas, son algunos de los poemas seleccionados en este apartado. 316 Juan Ramón Torregrosa es el responsable de la selección de textos, notas y actividades propuestas al final de ambas antologías. Las ilustraciones son de Claudia Ranuchi y de Jesús Gabán respectivamente. Están editadas por Vicens Vives (Barcelona, 2000) y pertenecen a la colección CUCAÑA, de libros para niños, dirigida por Francisco Antón. 597 En ?Corre que te pillo?, se han buscado poemas que recrean los juegos propios de los niños; algunos de ellos son canciones de corro como los anónimos ?Estaba la pájara Pinta? y ?Carolina y olé?. ?Juguemos a las palabras? está integrado por composiciones de muy diversa índole en las que podemos apreciar el potencial lúdico de las palabras y de la propia lírica: trabalenguas, adivinanzas, greguerías, palíndromos, sencillos poemitas a los que denominan Parvuladas, y algunas composiciones de juegos como los poemas acumulativos ?Nocturno?, de Alberti y el anónimo ?Diez perritos?. Toda una variedad de juegos verbales en los que se pone de manifiesto la plasticidad del lenguaje. En ?Unas gotas de humor? encontramos la gracia de Gloria Fuertes en un fragmento del ?Auto de los ?Reyes Magos?, un poema de Nicolás Guillén con ritmo de salsa cubana ?Tú no sabe inglé?, unas greguerías y otras composiciones en las que el humor es su característica más destacada. Nos llama la atención el poema de Carlos Reviejo ?Este Picasso es un caso?, ideal para poner a los niños en contacto con el arte surrealista en clave de humor. En ?Llega la Navidad? hay composiciones del Romancero como ?La Virgen y el ciego?, otras de autores clásicos como ?No lloréis, mis ojos?, de Lope de Vega y algunas de autores más actuales como la ?Canción de Navidad?, de Eduardo Marquina. Los poemas de ?Al son del agua y las hojas? nos hablan de paisajes y de naturaleza; ?Colores?, de A. Machado, ?Canción de invierno?, de J. R. Jiménez,?Vaivén?, de Alberti? ?Canciones del reino animal? acoge sencillos poemas inspirados en el mundo de los animales, tema muy grato para los niños pequeños: ?La gallinita?, de Gloria Fuertes, ?El lagarto está llorando?, de Lorca, ?Canción de cuna de los elefantes?, de Adriano del Valle?.Y otro grupo de greguerías relacionadas con este tema. Con el título ?Cuentos de animales sabios? encontramos una selección de las conocidas fábulas de Iriarte y Samaniego. ?Por un mundo solidario? reúne varios poemas en los que se abordan problemas de la sociedad actual; ?Niño del Zaire? de González Torices y ?La muralla? de Nicolás Guillén son algunos de ellos. También nos parece oportuno poner de relieve las palabras que la editorial apunta para La rosa de los vientos y que nos vienen a decir que a través de la poesía emprendemos viajes imaginarios que nos llevan a conocer tierras extrañas, otras culturas, paisajes fascinantes... Con frecuencia esos viajes son interiores y nos descubren la naturaleza de los sentimientos humanos. Del mismo modo que la rosa de los vientos señala todos los rumbos, la poesía nos muestra todas las facetas de la experiencia humana. ?Los adolescentes y los jóvenes hallarán en los poemas de este libro el más bello 598 cauce para sus sueños de libertad, sus ansias de conocer el mundo y a sí mismos; visitarán el reino del amor de la mano de Bécquer, de Juan Ramón Jiménez, del romancero tradicional...; aprenderán el valor de la solidaridad, la justicia y la amistad en las voces de Neruda, Alberti, Blas de Otero...; vibrarán con el pálpito humano de que los poetas impregnan la naturaleza; harán un alto en el camino para gozar con el ingenio y el humor de Salinas, Gómez de la Serna...; y se estremecerán al adentrarse en el sueño y el misterio a través de los versos de Antonio Machado y Lorca.? Tras estas significativas notas de presentación nos parece oportuno añadir que la selección del material poético nos parece amplia, significativa y acertada. Amplia en cuanto que hace un extenso recorrido por autores y épocas de la literatura española, pues aunque la mayor parte de los poemas pertenecen a poetas del siglo XX, hay algunas composiciones del romancero y algunas de clásicos españoles como Lope de Vega, Tomás de Iriarte o Espronceda. Acertada en cuanto que se han seleccionado de entre los mejores poemas aquellos que están más en consonancia con los intereses de los niños a los que están destinados. La organización de estos poemas en torno a temas tan significativos para estos niños, ya próximos a la adolescencia, como son el amor, la libertad, la solidaridad, la justicia o la amistad, también podemos calificarla de muy acertada. Bajo el título ?Echando a volar?, se agrupan poemas como ?Rueda que irás muy lejos?, de Miguel Hernández y ?A Margarita Debaile?, de Rubén Darío. En el apartado ?Ansias viajeras, sueños de libertad? encontramos, entre otros, ?Cabalgar sobre la mar?, de Alberti, ?Adolescencia?, de Juan Ramón Jiménez, ?Canción del pirata?, de Espronceda. Para ?Otros países, otras gentes? se han seleccionado poemas como ?Sensualidad?, de Jorge Artel o ?Magreb?, de Francisco Brines. ?En el reino del amor? incluye, entre otros, los poemas ?Mañana de primavera?, de Juan Ramón Jiménez, ?Rimas?, de Bécquer, los anónimos ?Amor, más poderoso que la muerte? y ?Romance de la condesita? junto a algunas piezas anónimas de la lírica tradicional. En ?Caminemos de la mano?, encontramos ?La rueda de la paz?, de Juan Rejano, ?Una rosa blanca?, de José Martí, ?Los motivos del lobo?, de Rubén Darío, etc. ?Un paseo por la naturaleza?, con ?Romance del Duero?, de Gerardo Diego, ?El chopo y el agua enamorados?, de Pedro Salinas, etc. ?En tierras del ingenio y del humor? es el siguiente apartado y en él encontramos ?Soneto de repente?, de Lope de Vega, algunas greguerías de Gómez de la Serna, ?Burla de amor?, de Baltasar de Alcázar, etc. En el último apartado, "Por la ruta del sueño y del misterio?, encontramos los poemas ?Era un niño 599 que soñaba? y ?Anoche cuando dormía?, de Antonio Machado, ?Romance de la luna, luna?, de Lorca y ?Nostalgia?, de Juan Ramón Jiménez. De muy valiosas podemos calificar estas dos antologías por la calidad de los poemas y el acierto con que han sido seleccionados así como por la variedad de su procedencia y estilos. Hemos de decir que suponen un complemento a la ya analizada El silbo del aire, en cuanto que incluyen poetas más recientes. Unas magníficas ilustraciones, muy expresivas y llenas de colorido acompañan a los poemas; si a esto añadimos lo proporcionado del formato del libro, podemos decir que estamos ante una obra de gran calidad y muy apropiada para ser manejada por los propios niños. Unas notas aclaratorias referidas al vocabulario y un apéndice de actividades, incluidas al final, completan dicha obra. 600 4.12.-VERDE VERDEROL Antología de verso y prosa Verde verderol. Antología de verso y prosa 317 es una recopilación de poemas y fragmentos en prosa de las diferentes etapas estilísticas de Juan Ramón Jiménez; el profesor Nemesio Martín presenta esta selección realizada en torno a temas muy queridos para el poeta. En ?Recuerdos de la infancia? aparecen con nitidez las primeras emociones ante el paisaje, sus gentes y costumbres, fiestas y cantares; el arraigo afectivo que le une a su pueblo o la nostalgia que le produce su separación; imágenes y recuerdos de su Moguer. Encontramos textos en prosa: ?Primeras prosas?, ?El quinto pino? y ?Los caballeros?, y poemas como ?Balada del poeta a caballo?, ?Balada de la mañana de la Cruz?, ?Trascielo de cielo azul?, ?El viaje definitivo?? En ?Paisajes y jardines? podemos advertir cómo la profunda identificación del poeta con el entorno vegetal y animal hace que se produzca esa especie de ?hermanamiento? del lector con los elementos del paisaje. ?Verde verderol?, ?Balada de la luna en el pino?, ?Balada triste del pájaro de agua?, ?Juego?, ?Iba tocando mi flauta?, son algunos de los poemas seleccionados para este apartado y ?Esa radiante belleza? como texto en prosa. En ?Sueños y deseos? afloran los temas permanentes de la poesía en general: la contemplación del mar, la relación amorosa, nocturnos de misterioso romanticismo y la conciencia de la propia obra poética. ?Adolescencia?, ?Mañana de primavera sin ti?, ?Música en la sombra?, ?Del alba?, ?Mar?, ?Cielo?, ?Canción de invierno?, ?Eternidades?, son algunos de los poemas seleccionados mientras que ?La negra y la rosa? y ?Las maravillosas yemas? son fragmentos de prosa. De Platero y yo el autor de esta selección opina que se compone de una sucesión de cuadros independientes, lo que le asemeja a un poemario y se debe leer como libro de prosa poética. De él se ha seleccionado ?Platero?, ?Nocturno?, ?Juegos del anochecer?, ?Paisaje grana?, ?Carnaval? etc. Podemos anotar como conclusión y, a modo de resumen, que el valor de esta antología se debe a la esmerada selección de poemas, a la inclusión de textos en prosa de las diferentes etapas estilísticas del poeta y a sus ilustraciones, emotivas y coloristas. 317 La selección e introducción son de Nemesio Martín Santamaría y las ilustraciones de Ximena Maier. Zaragoza: Edelvives, 2006. Pertenece a la colección ADARGA, de libros de literatura infantil y juvenil. 601 4.13.-HUERTO DEL LIMONAR. POETAS DEL 27. En Huerto del limonar. Poetas del 27,318 Ana Pelegrín selecciona las creaciones de este grupo de poetas que ha considerado más apropiadas para los niños y adolescentes. En la presentación nos recuerda el motivo por el que se reunieron en Sevilla dichos poetas y los imagina reunidos en un huerto ?donde florece el limonero/ centellean las naranjas doradas entre el follaje oscuro??319 ?En esta antología, ordenada alfabéticamente por los apellidos de los poetas, aparecen temas persistentes: mar, flores, astros. Belenes y nacimientos?? ?Los doce autores, apostando por la tradición y por la vanguardia, despliegan su sentir poético en canciones, villancicos, romances, pareados y aleluyas, rimas y verso libre, poemas en prosa, enriquecidos en su imaginario singular, innovador?. ?Poesía para leer y ver, estampas de dibujo y color, poemas para decir en voz alta, cantar, oír el ritmo, tonos, silencios. Versos para revivir, hundir en el corazón de la memoria dejando que extienda su dominio secreto?. Con estas palabras de presentación Ana Pelegrín nos da las claves de lo que supuso la obra de estos poetas del 27 y que ella, en una visión resplandeciente como lo fueron sus canciones, los imagina reunidos en las páginas de este huerto. De cada poeta hace una breve pero significativa semblanza biográfica. De Rafael Alberti destaca su compromiso con el pueblo y la República y selecciona los poemas ?El mar. La mar?, ?De 2 a 3?, ?Mi corza?, ?Nocturno?, ?Canción para Federico? entre otros. De Vicente Aleixandre selecciona ?Belén Malagueño?, ?En el lago?, ?La hermanilla?? De Dámaso Alonso ?Los contadores de estrellas?, ?Vida?, ?EL niño y la cometa?? De Manuel Altolaguirre habla de su exilio y de la musicalidad, transparencia y capacidad comunicativa de su poesía; selecciona los poemas ?Playa?, ?El gigante?, ?La poesía?? De Luis Cernuda comenta su colaboración como misionero pedagógico del proyecto republicano para llevar la cultura a los pueblos de España. De 318 Selección, prólogo e introducción de Ana Pelegrín. Ilustraciones de Rafael Rivas. Pertenece a la colección ADARGA de Edelvives, Zaragoza, 2007. 319 Ana Pelegrín cita este verso de Goethe en la presentación. 602 sus poemas selecciona ?Quisiera estar solo en el sur?, ?Estoy cansado?, ?Malibú?, además de un fragmento en prosa, ?Pregones?. De Gerardo Diego elige ?Villancico del nacimiento?, ?La palmera?, ?San Baudelio de Berlanga?? De Federico García Lorca selecciona ?Cancioncilla sevillana?, ?El lagarto está llorando?, ?Canción del arbolé?, ?Canción del jinete?, ?Casida de las palomas oscuras?? De Jorge Guillén selecciona entre otros ?Aquellos veranos?, ?Paseo marítimo. Málaga?, ?Horas marinas?. De Concha Méndez nos presenta los poemas ?Glicinias?, ?Los patinadores?, ?Mapas?? José Moreno Villa es presentado como escritor y como pintor320; los poemas seleccionados son ?Canción del gris y morado?, ?Impulso?? De Emilio Prados dice que sus poemas tienen la levedad de los ritmos de las canciones andaluzas, con el mar y el cielo como escenario transparente; ?La hora mágica?, ?Calma?, ?Tres golpes en la madrugada?, ?Pentagrama? son algunos de sus poemas seleccionados en esta antología. Pedro Salinas está representado con poemas como ?Sur, con viento?, ?La desterrada? y ?Acuarela?. De representativa, significativa y suficiente podemos calificar esta antología; de los poemas podemos decir que se han seleccionado con acierto ya que todos ellos entran dentro de lo que podemos considerar poesía apropiada para los niños. Las ilustraciones son más evocadoras que realistas y tienen una gran delicadeza cromática. 320 Ana Pelegrín hace aquí alusión a las obras por las que se le conoce en la literatura infantil: Navidad, villancicos, posadas, piñatas y Lo que sabía mi loro?, libros de retahílas, adivinanzas, canciones infantiles y poemillas que recordaba de su infancia andaluza, para transmitirlos a los niños mexicanos. 603 4.14.-DON QUIJOTE CABALGA ENTRE VERSOS 321 Antonio A. Gómez Yebra, con motivo del V aniversario de la aparición del Quijote, lleva a cabo una recopilación de poemas inspirados en este clásico de nuestra literatura y escritos por los poetas que, en la actualidad, tienen más prestigio en lo que a poesía de niños se refiere. Al ser poemas de autores diferentes varían el estilo los personajes y el tratamiento del tema. José Javier Alfaro hace una recreación del capítulo XXII que da como resultado una composición que recuerda los romances de ciego o pliegos de cordel, con su sentencia final: Aventuras por La Mancha, sigue soñando el Quijote, aún recordando el refrán: ?que el hacer bien a villanos es echar agua a la mar? (p. 5) ?Don Quijote y los cabreros?, de Silvia Álvarez, narra en clave de humor el encuentro de estos personajes en la noche manchega. Y aunque honra de caballeros es no comer en un mes, don Quijote se dio el gusto del derecho y del revés. (p. 7) La siguiente composición de Juan Ramón Barat, dedicada a Clavileño, es un poema de versos breves y musicales, con abundantes imágenes sonoras y sugerentes metáforas: A la gloria los lleva, corcel del viento. Sus pies hollan las nubes Y los luceros. (p. 9) Paloma Bordons opta también por el humor con un poema en el que, a modo de romance y, al gusto de la época, presenta un hecho tan insólito 321 Ilustrado por Juan Ramón Alonso y editado por Everest, León, 2005. Pertenece a la colección Rascacielos y está dirigido a niños de más de ocho años. 604 como disparatado, a caballo entre el pasado y el presente, ?Bálsamo de Fierabrás?: Partióme un rayo en dos, qué desventura, mas di en el botiquín con un frasquito. Soplele el polvo, y leí el escrito: ?Bálsamo de Fierabrás, todo lo cura... (p. 10) Alicia Borrás elige el personaje de Maritornes para un poema en el que el humor es también la nota más sobresaliente: ¡Maritornes, la asturiana, ancha de cara y cogote, se vuelve bella princesa en brazos de don Quijote. (p. 12) Las fantasías visionarias del hidalgo de la Mancha son plasmadas por Liliana Cinetto en ?¡Ay, no, don Quijote, no!?: -¿Será aquello que se ve, a lo lejos, un castillo con torres y capiteles y su puente levadizo? (p. 14) En el poema ?Molinos o gigantes?, de Antonio Gª Teijeiro, también se recrea la locura de don Quijote pero en un tono de más acentuado lirismo: Giraban los molinos. Huyeron los gigantes. Ensueños y visiones del caballero andante. (p. 17) María del Carmen Gil adopta un tono entre burlesco y ?socarrón? en ?La dulce Dulcinea?: Es princesa del pimiento, emperatriz del guisante y dama del pensamiento de su caballero andante. (p. 18) 605 Antonio A. Gómez Yebra cuenta las alegrías y penas del rucio de Sancho en un poema de escasas aspiraciones líricas: Soy asno, burro, jumento, soy pollino, rucio, rucho, por más borrico que sea Sancho a mí me quiere mucho. (p. 21) José González Torices ha querido hacer una composición para que los niños reciten, mimen y coreen; el resultado es un poema con diferentes indicaciones para la dramatización pero de escasa calidad poética: Montad en mi burro, niños, niñas magas, que a todos os llevo a plantar de rosas la isla Barataria. (p. 23) El poema de Juan Cruz Iguerabide, ?Bien oiréis lo que dirá? escrito a modo de exhortación, también con bajas dosis de aliento poético: Venid, niños, cuidad de él como pajes, pastorcillos o querubines del cielo y hablad de lugares fantásticos de cuyo nombre no os acordáis...... (p. 24) ?El galgo?, de Reinaldo Jiménez, es un simpático poema en cuyos versos encontramos metáforas de extraordinaria expresividad: Y el viento toca en el arpa de las costillas del perro la música interminable de quien va a cazar un sueño. (p. 26) Manuel Jurado en ?El barbero y don Quijote? ha recreado una escena en la que no falta el humor y el juego de palabras: El barbero, barba a barba, barbarea a don Quijote y le pasa la navaja por su delgado cogote. (p. 28) 606 En los poemas escritos para los niños el humor nunca ha de sobrepasar los límites de un razonable buen gusto y delicadeza;?La aventura de los batanes?, de Georgina Lázaro recrea una escena de gran contenido humorístico pero contiene pasajes que rayan en lo vulgar: Siete mazos de batán al pie de unas peñas vieron; la fuente de tanto espanto la causa de tanto miedo. (p. 31) Pilar Lozano Carballo escribe ?Teresa Panza?, en cuya composición echamos en falta muchas de las cualidades que ha de tener la poesía para niños: Teresa es mi nombre, mondo y lirondo, sin añadidura, que no fui ni doña, ni señoría y si llegué a gobernadora apenas duró más de un día. (p. 32) En el poema de Teresa Melo ?Son de molinos? encontramos acertadas imágenes expresadas en un lenguaje poético muy cuidado: Muelen moliendo poesía molinos del Caballero de eterna y triste figura. (p. 35) En ?La vela del ama? Mar Pavón aprovecha el potencial lúdico del lenguaje en un poema de gran encanto: Silvironca que te ronca, ronquisilba que te silba; don Quijote se pasea sueño abajo, sueño arriba. (p. 37) En ?Yelmo de Mambrino? José A. Ramírez Lozano reflexiona acerca de la condición y comportamientos de algunas personas: 607 ...pero en la vida hay también gente como el tal Mambrino que cuando pasan los días y va avanzando el camino dicen que decir decían y el oro de sus palabras se queda sólo en bacía. (p. 39) En ?Dialoguillo entre Rocinante y el rucio? Carlos Reviejo, con el fino humor que caracteriza la mayor parte de sus poemas, a los que no les falta una pizca de ternura, pone de manifiesto las penurias de estos dos animales: Del hambre estoy medio muerto, pues mi amo don Quijote, en vez de alfalfa y centeno, como es caballero andante, me alimenta con sus sueños. (p. 41) ?La Mancha? de Ana Mª Romero Yebra tiene toda la frescura, la gracia y la belleza de la poesía de esta autora: Lugares de La Mancha... Paisaje abierto donde la viña extiende su verde fresco. (p. 42) Antonio Rubio Herrero escribe ?Sanchica Panza? en cuyo poema encontramos escasas notas de lirismo: Mozuela Sanchica Panza aunque te piensen papesa y con voluntad de alhajas tú te sabes aldeana y Mozuela de La Mancha. (p. 45) ?Velando las armas? de María Sanz, nos presenta algunas bellas estrofas junto a otras de menos interés poético: Y hasta mi lado baja una estrella para quedarse 608 de centinela. (p. 46) En el recorrido por la presente antología hemos encontrado hermosos poemas junto a otros de menor calidad poética. Hemos constatado que, incluso con un tema que pertenece a una obra de literatura para adultos, se puede hacer buena poesía infantil; pero si no se tienen en cuenta unos principios básicos para su elaboración las composiciones resultantes pueden ser huecas o de escaso interés para los niños. Las ilustraciones están realizadas con tanto esmero, delicadeza y maestría que podemos decir que son auténticas obras de arte. 609 CONCLUSIONES Este recorrido a través de poemas, autores y críticos me ha ayudado a encontrar y definir las cualidades que han de estar presentes en la poesía escrita para niños; esto supone tener unos criterios con los que valorar en qué medida un poema está a la altura de los intereses infantiles referidos a la formación de su sensibilidad y a su propio deleite Para encontrar y definir esas cualidades me he basado en las opiniones de los expertos en literatura infantil, entre los que destacan Pedro Cerrillo, Jaime García Padrino, Arturo Medina, Juan Cervera, Ana Pelegrín, López Tamés? tomadas de sus artículos, libros y conferencias; también me han resultado de gran utilidad las aportaciones de los propios escritores recogidas en los prólogos de los libros y en revistas especializadas, entre las que tengo que destacar Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil . Las opiniones de dichos críticos son prácticamente unánimes respecto a cómo ha de ser la poesía escrita para los niños, y a ellos me remito en la tesis. Todos coinciden en que, ante todo, ha de ser buena poesía, ha de tener la huella del arte; ha de tener atractivo lúdico de forma que se preste al juego de sonidos, de palabras, de significados...; ha de suscitar el interés de los niños con temas que entren dentro de su universo infantil; ha de hacer llamadas a la fantasía para poner en marcha su imaginación; ha de apostar por la sencillez, la brevedad, la fluidez verbal, la movilidad, la ligereza, cualidades acordes con las características psicológicas de los niños; por esta misma razón ha de ser natural y espontánea; ha de tener musicalidad, sonoridad y ritmo, sin estar obligatoriamente sujeta a la rigidez de la estrofa; ha de tener imágenes y metáforas sugerentes; por fin no ha de ser mero vehículo de aprendizajes ni aspirar a fines moralizantes; aunque la poesía, como todo arte, es formativa, no ha de ser un mero pretexto para aleccionar al niño. La poesía tiene una gran capacidad formativa que deriva precisamente de sus cualidades y, por esta razón, también los críticos y expertos coinciden en la conveniencia de procurar a los niños un contacto temprano y continuado con el lenguaje poético; alegan que algunas de las razones por las que la poesía es relevante en el desarrollo infantil tienen que ver con el campo de las habilidades lingüísticas como son la ayuda en la adquisición del lenguaje, la mejora de la dicción, enriquecimiento del vocabulario, ejercicio de la memoria y fomento de la imaginación; otras estarían relacionadas con la formación estético literaria y de la sensibilidad ya que con la poesía y a través de ella podemos educar emociones y sentimientos; no olvidan su 610 poder como transmisora de valores éticos, ya que es una valiosa ayuda para interpretar la realidad a la vez que da referencias de comportamiento. Hemos dicho que los críticos son prácticamente unánimes y llegan a una mismas conclusiones; no obstante, podemos hacer algunas puntualizaciones respecto a la valoración que hacen de las cualidades citadas; mientras Arturo Medina analiza amplia y exhaustivamente las propiedades que ha de tener una creación destinada a los niños, Ana Pelegrín se centra, precisamente, en lo que no ha de ser la poesía infantil. Blanca Álvarez también destaca lo que no ha de ser: ni moralina, ni mensaje, ni apoyo a tareas escolares; Mar Pavón tampoco es partidaria de la poesía concebida en función de un interés didáctico, pero si ésta contribuye a concienciar a los niños acerca de cuestiones de la actualidad social, es digna de aplauso. Para Pedro Cerrillo estas características han de estar relacionadas con la esencia de la poesía popular, mientras que para Juan Cervera lo más importante es el factor lúdico, posibilidad lúdica de las palabras que se vuelven mágicas y generadoras de fantasía. José Mª Plaza, Ana Mª Romero Yebra o Mª Luz Uribe parten de la gran importancia que tienen para los niños el ritmo y la música. Para Ramírez Lozano el humor es la faceta fundamental, mientras que Hipólito Esteban Soler da gran importancia a los juegos lingüísticos. El planteamiento general que propongo en mi análisis está enfocado hacia la poesía escrita para niños sin hacer ninguna distinción que tenga en cuenta la edad a la que va dirigida; aún así considero necesario hacer algunas matizaciones: las diferencias entre la poesía escrita para los más pequeños y la destinada a niños un poco mayores no son esenciales; hay cualidades como la calidad literaria y estética, la utilización de los recursos lúdicos del lenguaje o la sencillez en la expresión que han de estar presentes necesariamente en toda obra dedicada a los niños; ahora bien, las diferencias en el perfil psicológico y de intereses hace que determinados rasgos tengan mayor o menor relevancia dependiendo de la edad. Los niños más pequeños son más emotivos y tienen una mayor sensibilidad hacia sentimientos como la ternura, ya que son muy fuertes los lazos afectivos que los unen a sus padres y a su pequeño mundo; por este motivo son más de su agrado los poemas que recrean estas relaciones o evocan situaciones de su universo infantil. Los mayores, sin embargo, se sienten más atraídos por temas en los que la fantasía los lleve a crear mundos mágicos y misteriosos donde poder dar rienda a su imaginación. La sencillez y claridad del lenguaje ha de ser otra de las notas dominantes en todas estas creaciones; pero, a los niños mayores, que tienen mayor capacidad de abstracción, ya podemos iniciarlos en el mundo de la 611 imagen y la metáfora, pues se sienten atraídos por este juego de significados. La rima fácil, el sonsonete de repeticiones y onomatopeyas, las palabras sin sentido y todo lo que sean juegos de expresión y en general los versos que recuerdan a los de tradición infantil, hacen las delicias de los más pequeños mientras que con los de más edad ya se pueden utilizar estructuras más complejas y procurarles una poesía de contenido más significativo; temas como la naturaleza, las relaciones humanas, los sentimientos o los valores, atraen su atención y mueven su interés. El humor, tan beneficioso, casi necesario para todos y en especial para los niños, requiere también distinto tratamiento según la edad a la que se dirige; para los más pequeños el camino hacia el gozo y la risa ha de pasar por la utilización de los recursos lúdicos del lenguaje: exageraciones, repeticiones graciosas, palabras divertidas, jitanjáforas, sencillas imágenes, mientras que con los niños mayores ya se puede introducir una cierta ironía, nunca sarcasmo, ya que son capaces de captarla a la vez que les produce una gran satisfacción jugar con esta facultad del lenguaje. Otro de mis propósitos iniciales era conocer lo que se está escribiendo y publicando para niños en materia de poesía. A lo largo de este estudio he constatado que, si bien el panorama de la poesía infantil ha sido siempre de precariedad y de escasez, en estos momentos hay un interesante plantel de escritores que dedican su obra poética a los niños; son poetas que conocen bien la mente y el universo infantil y saben las cualidades que ha de tener un poema destinado a unos lectores tan especiales; por eso en sus creaciones confluyen acertadas dosis de belleza, fantasía, humor y posibilidades lúdicas, sin perder de vista los intereses propios de las diferentes edades y teniendo en cuenta las capacidades formativas que tiene la poesía en el terreno de la sensibilidad y en el campo de los valores. Muchos de estos libros forman parte de colecciones de poesía, entre las que destacamos CARACOL y AJONJOLÍ, en las que se publican obras de autores conocidos y noveles; LUNA DE AIRE ha surgido para publicar premios de poesía. Por otra parte, las editoriales incluyen cada vez más obras de poesía dentro de las colecciones de libros infantiles lo que significa que podemos poner en manos de los niños libros de gran calidad poético- literaria. Quiero también destacar el papel tan relevante que está adquiriendo la ilustración en los libros infantiles, poniéndose de manifiesto su función pluriformativa, que va mucho más allá de la puramente decorativa a la que se reducía en el pasado; a menudo nos encontramos con ilustraciones que son auténticas obras de arte. Por todo ello podemos decir que disponemos de un 612 interesante repertorio, no demasiado extenso y en ningún caso comparable al de narrativa, pero que nos ofrece unos obras de gran calidad tanto literaria como estética; el formato manejable de estos libros es parte de su atractivo y facilita que los niños los pueden manejar a su antojo, (no hemos de olvidar que a los niños les gusta el contacto directo con los libros). Después de las llamadas grandes antologías poéticas El silbo del aire, de Arturo Medina,(1964), Poesía española para niños, de Ana Pelegrín, (1969) y Canto y cuento, de Carlos Reviejo y Eduardo Soler, (1997), consideradas las más amplias y representativas, podemos decir que, a excepción de Arroyo claro, fuente serena, y La rosa de los vientos, de Juan Ramón Torregrosa, (2000), que son como una continuación de El silbo del aire, la tendencia actual, en este género, es a llevar a cabo una selección de textos que se ciña a un tema determinado o a un autor o autores determinados; algunas antologías contienen textos de un solo autor, es el caso de Aire, que me lleva el aire, o Verde verderol, que estarían en la línea de las que forman parte de las colecciones ALBA Y MAYO o LOS GRANDES POETAS Y LOS NIÑOS; en El huerto del limonar, sólo se han seleccionado composiciones de los poetas del 27. Algunas son publicaciones ocasionales como Don Quijote cabalga entre versos, en la que se recogen creaciones de poetas actuales escritas en torno a este personaje de nuestra literatura. También he tenido la oportunidad de constatar a lo largo de este estudio, cómo iba quedando atrás aquella poesía ?para los niños queridos? con su lastre de utilitarismo y su intención moralizante, para llegar a la situación actual en la que prima, además de la calidad poética, una visión más lúdica de la realidad, una clara intención de suscitar el goce estético, un mayor incremento en temas de la vida cotidiana y una intención de ir más allá con respecto a las posibilidades lúdicas del lenguaje. A modo de reflexión final y personal, señalaré que este ejercicio de análisis de obras y autores me ha conducido a la clara visión de la doble vertiente que la poesía, como todo el arte, tiene de generar disfrute y posibilitar la formación; el goce estético que produce va unido a su capacidad para educar la sensibilidad y propiciar la formación en valores. De lo anterior se desprende que es nuestra obligación como adultos, más aún como docentes, propiciar los encuentros, los espacios y las experiencias indispensables para que el lenguaje de la poesía acompañe y emocione a los niños. Los adultos hemos de ser capaces de garantizar a los niños, como les garantizamos el alimento o el abrigo, los beneficios de la ensoñación poética. Somos los mediadores entre el niño y la poesía. Si activamos la naturaleza emocional de la función poética del lenguaje, si ponemos a los niños en contacto con la literatura infantil, con la poesía, se familiarizarán con esa otra función del lenguaje mucho menos 613 utilitaria y funcional y tendrán la capacidad de acercarse al universo artístico de la palabra. Si desde pequeños los ponemos en contacto con la poesía, cuando sean mayores probablemente leerán poesía y harán sus propios versos. Nuestra primera tarea, como mediadores, es la de saber elegir un texto literario; ha de ser una selección muy esmerada teniendo en cuenta la edad, el ambiente, el momento?; tampoco tenemos que perder de vista nuestra labor como transmisores de este tesoro de literatura popular heredado de generaciones anteriores y sustentado en la voz de la memoria; seguimos siendo eslabones de una cadena de comunicación que está en peligro de desaparición. No olvidemos que, como dice Alma Flor Adda, ?A los niños les corresponde, por derecho propio, este legado cultural que para ellos crearon y cantaron sus padres y sus abuelos...?; escuchar un romance, contar una retahíla, disfrutar con una adivinanza o un disparate, es un placer del que ningún niño ha de ser privado, pues forma parte de su herencia cultural. Hemos dicho que los beneficios que la poesía aporta al desarrollo y a la formación de los niños son innumerables y que la responsabilidad del maestro profesor es hacérsela llegar en calidad de mediador; ante estas afirmaciones nos surge una pregunta necesariamente: ¿Se enseña la poesía?, ¿de qué manera puede el profesor hacerla llegar a los niños? ¿Existe un método didáctico que haga sentir a los lectores de poesía la emoción, la vibración, el temblor lírico?? Antonio García Teijeiro, maestro y poeta, nos da las claves en el campo de la metodología: para llevar la poesía a la escuela hay que contagiar; la poesía ha de sonar en el aula y para ello el maestro ha de creer en el valor de la poesía y, desde el propio convencimiento y entusiasmo, ha de crear un ambiente en el que primen el gozo y el espíritu lúdico y llevar a los alumnos hasta la poesía por el camino de lo afectivo y de lo provocador. El proceso de este contacto puede partir de un primer acercamiento a la literatura popular por medio de juegos y canciones, pasar a la poesía de autor escrita para niños y desde aquí acercarlos a los clásicos. El camino que debemos seguir para este contacto partiría de la premisa de que no tenemos la obligación de hacer poetas, se trataría más bien de intentar que la poesía forme parte de su repertorio lector, aunque no hemos de renunciar a motivarlos para que expresen sus propias ideas y sentimientos por medio de versos; para esto, un segundo paso sería llamar la atención de los niños acerca del valor de la rima, del ritmo, de la música y hacerles partícipes de los mecanismos necesarios para darles a las palabras contenido poético. 614 615 BIBLIOGRAFÍA AHUMADA ZUAZA, L. ?El teatro para niños de Carmen Conde?. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Nº 216, (junio 2008). ALLER RODRÍGUEZ, C. César Aller y su poesía para niños. Ilustraciones de José Ruiz Navarro. León: Everest, 1986. BARAT, J R. Sólo para niños. Ilustraciones de Alambra. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2000. BÁRCENA, CARLOS G. "Michael Ende, un hacedor de fantasías?. 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