Entre las relaciones laborales que el artículo número 2 del Estatuto de los Trabajadores califica de especiales, figura la de los deportistas profesionales, desarrollado por el Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio. En estos treinta años de vigencia, si bien es cierto que en algunos aspectos ha quedado obsoleto y la numerosa jurisprudencia se ha encargado de corregir, ha servido para regular una actividad, que en un primer momento no se consideró laboral, y que tras la famosa Sentencia del Tribunal Central de Trabajo de 24 de junio de 1971, sirvió para que se produjera un cambio normativo, reconociendo por primera vez a los deportistas profesionales como trabajadores por cuenta ajena, si bien como trabajadores especiales. Algunas de esas especialidades se deben tanto por la cualidad de las personas que lo prestan, como por el tipo y lugar donde desarrollan su trabajo. Como consecuencia de todo ello, la regulación de algunos aspectos de la relación de trabajo del deportista profesional ha de separarse de la normativa laboral común, para atender las especialidades de la relación, lo que constituye el objeto del presente estudio
