La delincuencia sexual es, desde hace varias décadas, una fenomenología criminológica que genera gran rechazo social, y es catalogada como altamente reincidente. Esto explica que en las sucesivas reformas del CP se haya producido un endurecimiento del tratamiento penológico de los delitos contra la libertad sexual, junto con la introducción de medidas especiales dirigidas a garantizar el cumplimiento efectivo de la pena privativa de libertad. A través de estas reformas legislativas queda patente que la respuesta penal frente a los agresores sexuales está inspirada en el DP de la seguridad y en el populismo punitivo. Frente a este planteamiento se puede constatar, sin embargo, que el régimen de cumplimiento de la pena de prisión establecido en la legislación penitenciaria sí resulta aplicable a los agresores sexuales, alcanzando también resultados positivos en el objetivo de su reinserción social, pues se han desarrollado programas de tratamiento que sirven para disminuir la reiteración delictiva de este grupo criminal.
