El teletrabajo tiene sus raíces en los antiguos trabajos artesanales realizados en los domicilios. Actualmente esta modalidad se ha desarrollado como consecuencia del aumento del uso de las tecnologías así como por la preocupación de garantizar la conciliación entre la vida profesional y personal del trabajador.
Lo que este permite es desempeñar la actividad laboral en un lugar distinto al centro de trabajo por medio de distintos métodos, ya sea en el domicilio del trabajador, en telecentros, o combinando el trabajo realizado a distancia con el llevado a cabo en la empresa, pretendiendo ajustarse a las necesidades del empleado, y ahorrando costes al empresario.
Es una modalidad que se caracteriza por la voluntariedad y la autonomía del trabajador. Si bien es cierto que las condiciones de los teletrabajadores serán iguales a las de los demás trabajadores, existen algunos matices en la relación laboral que la hacen distinta en lo que se refiere a la jornada, a los tiempos de trabajo, al control ejercido por el empresario y a la prevención de riesgos laborales, que en ocasiones chocan con los derechos fundamentales a la intimidad y a la imagen así como al derecho al secreto de las comunicaciones.
