A lo largo de la historia de la humanidad, el trabajo se ha desarrollado desde diferentes perspectivas, pudiendo mencionar, en apretada síntesis, varias etapas especialmente significativas: en un primer momento, el trabajo se entendía como una actividad puramente material, alejada del intelecto, como apuntaba Aristóteles. En un segundo momento, el pensamiento desarrollado por religiones como la judía, cristiana o el islam entendieron el trabajo como una actividad despreciable, que alejaba a los hombres de la divinidad.
Solo en un tercer y último momento, a partir del siglo XIX, será el que permita el desarrollo de un trabajo vinculado a la democracia y al sindicalismo, que permita a los trabajadores el reclamo de sus derechos y sustituya la esclavitud por el trabajo asalariado. Durante los siglos XIX y XX se produjeron los grandes avances en los derechos de los trabajadores, en pos del ejercicio del derecho a la libertad sindical o a la huelga. Sin embargo, después de todo el recorrido histórico necesario para conocer el trabajo como hoy lo conocemos, marcado por las notas de la dependencia y ajenidad ¿Qué ha sido del sentimiento colectivo de los trabajadores?
