La preocupación de los ciudadanos por su ciudad, entendida ésta como el municipio al que pertenecen, ha sido siempre una constante que ha permitido su configuración física, económica y social. Una tarea encomiable siembre en busca de la calidad y de la satisfacción de sus necesidades dado que en ese entorno es dónde se desarrolla su ciclo vital. Hace dos décadas surge el epicentro de la Revolución digital y el tren imparable de internet, el espacio virtual irrumpe con fuerza y empieza a convivir con el espacio físico y el ritmo vertiginoso de su desarrollo, alerta a toda la sociedad. A partir de ese momento los gobiernos en general y las administraciones locales en particular, empiezan a tomar conciencia de que no se pueden quedar anclados en el pasado y emerge una nueva necesidad, estar digitalizados. En este contexto surge un sinfín de nuevos modelos que quieren acercar el mundo online al mundo offline. Entre ellos, aparecen conceptos como los de Ciudad Digital y Ciudad Inteligente y las preguntas obligadas que nos hacemos hoy son, ¿nos llevan tan rápidamente como vaticinan al futuro digital prometido? ¿Qué ocurre con el caso concreto de una ciudad pequeña como León?
