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dc.contributorEscuela Universitaria de Ciencias de la Saludes_ES
dc.contributor.advisorPimentel, Maria Helena
dc.contributor.advisorGarcía Iglesias, María José 
dc.contributor.authorBagueixa, Mónica Alexandra Heleno Lopes
dc.contributor.otherMedicina Preventivaes_ES
dc.date2018-07-16
dc.date.accessioned2018-09-27T15:50:41Z
dc.date.available2018-09-27T15:50:41Z
dc.date.issued2018-09-27
dc.date.submitted2018-07-16
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10612/8743
dc.description176 p.es_ES
dc.description.abstractEl envejecimiento de la sociedad está provocando un interés cada vez mayor en la comunidad científica. En este sentido, la valoración de la fragilidad en los ancianos es un aspecto importante que se debe explorar por ser una situación que repercute negativamente en su salud. Actualmente todavía no hay consenso en cuanto a la terminología, las causas y los criterios para su identificación, de ahí la necesidad de seguir estudiando en este campo para ayudar en la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de los ancianos afectados. Objetivos: Este estudio pretende determinar la prevalencia y perfiles de la fragilidad en los pacientes hospitalizados a partir de los 65 años, aplicando algunos cuestionarios disponibles en la literatura; identificar variables sociodemográficas y clínicas que estén asociadas a la condición de fragilidad; identificar indicadores que predigan la condición del anciano frágil y elaborar un protocolo de aplicación rápida para evaluar la condición de fragilidad en individuos a partir de los 65 años. Tipo de estudio: Transverso, descriptivo, correlacional y cuantitativo. Material y métodos: El estudio se realizó en una muestra de 355 ancianos que fueron seleccionados por conveniencia de 600 pacientes internados en el Servicio de Ortotraumatología del Complejo Hospitalario (UH) de Bragança, Unidade Local de Saúde do Nordeste (ULSNE). Se requirió previamente su consentimiento para cumplimentar el cuestionario que fue elaborado teniendo en cuenta la información disponible en la literatura sobre la fragilidad en el anciano. Este cuestionario consta de una parte sociodemográfica (sexo, edad, estado civil, escolaridad, procedencia y municipio de residencia) y de otras 7 partes que valoran el grado de independencia del individuo (índice de Barthel) (Mahoney & Barthel, 1965), la autonomía del anciano (índice de Lawton & Brody) (Lawton & Brody, 1969), el riesgo de caída (escala de Morse) (Morse, Morse, & Tylko, 1989), el estado de depresión (escala de Depresión Geriátrica de 15 ítem o GDS-15) (Yesavage, Brink, & Rose, 1983; Sheikh, & Yesavage, 1986), las funciones cognitivas (el Mini-Examen del Estado Mental o MMSE) (Folstein, Folstein, & McHugh, 1975; Morgado, Rocha, Maruta, Guerreiro, & Martins, 2009), lasituación sociofamiliar (escala de Gijón) (García González et al., 1999) y la calidad de vida o QoL (escala de WHOQOL-Bref) (Canavarro, Simões, & Vaz Serra, 2006). Se realizó un análisis estadístico descriptivo e inferencial de los datos recogidos en las encuestas. Resultados: La muestra está formada por un 75,8% de mujeres y 24,2% de hombres, con una edad comprendida entre 80 y 84 años principalmente. La mayoría viven con pareja (72,1%) y el nivel de escolaridad más frecuente era bajo-medio, mientras solo un 9,3% habían completado la enseñanza profesional o universitaria. Los ancianos con mayor independencia en las actividades básicas de la vida diaria (ABVDs) presentan también mayor autonomía en las actividades instrumentales de la vida cotidiana (AIVDs) y un menor riesgo cognitivo. Los ancianos más independientes en las ABVDs muestran menor riesgo social y de sufrir caídas, así como presentan menos tendencia a desarrollar depresión. Conclusión: Los resultados obtenidos en este estudio, a partir de siete escalas utilizadas en una encuesta, han permitido establecer unos criterios fáciles de aplicar e interpretar para la identificación del estado de fragilidad en los ancianos. Así, una persona a partir de los 65 años se puede considerar que es frágil cuando se encuentra en las siguientes situaciones: a) la puntuación obtenida en el MMSE es ≤ 22 puntos (riesgo cognitivo), al considerar que este punto de corte está asociado al nivel de escolaridad mínimo en la población portuguesa; b) la puntuación global del índice de Barthel es inferior a 90 (alguna dependencia en las ABVDs) y el riesgo social es intermedio o elevado (≥ 13 puntos en la escala de Gijón); y c) la puntuación global del índice de Barthel es inferior a 90 (alguna dependencia en las ABVDs) y hay un alto riesgo de caídas (≥ 51 puntos en la escala de Morse).es_ES
dc.languagepores_ES
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.subjectMedicina. Saludes_ES
dc.subject.otherGeriatríaes_ES
dc.titleFragilidade no idoso – fenótipo de fragilidade = Fragilidad en el anciano - fenotipo de fragilidad = The fragility in the elderly - phenotpe of fragylityes_ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises_ES
dc.identifier.doi10.18002/10612/8743


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