Las décadas iniciales del Monasterio de Santa Clara de Quito, reflejo de su medio (1596-1640)

Abstract

Dentro de la orden franciscana no ha sido el monasterio de Santa Clara de Quito uno a los que mayor atención se haya prestado, incluso muchas referen­cias a este centro monacal se hacen eco de algunos datos poco precisos que se transmiten en la descripción de 1650 de Diego Rodríguez Docampo. Los años que nos ocupan son los de los difíciles momentos iniciales del mo­nasterio, con toda la problemática que se gestó en su entorno. Esos inciertos prolegómenos culminarían con la erección del gran edificio, que inició el des­tacado arquitecto franciscano fray Antonio Rodríguez, del que son también obras destacadas el colegio dominicano de San Femando y la iglesia de Nues­tra Señora de GuápuJo, entre otras. Perteneció el hemrano seráfico a esa gene­ración de grandes arquitectos frailes que desarrollaron sus tareas durante el siglo XVIl en la ciudad de Quito y del que son buenos ejemplos, además de él, el agustino Diego de Escarza -constructor, entre otras obras, de la iglesia del Monasterio de la Concepción, de algunas obras en su convento de San Agustín o de la iglesia del Sagrario- y el jesuita Marcos Guerra, que participó en la cons­trucción de la iglesia de la Compañía y del Carmen Alto.