Dos arzobispos de México -Lorenzana y Núñez de Haro- ante la reforma conventual femenina (1766-1775)

Abstract

Los monasterios femeninos formarán parte de la columna vertebral de la cristiandad católica europea en la Edad Moderna, conservando, como iremos comprobando a lo largo de este trabajo, la función de instituciones de seguridad social. Aunque es difícil encontrar parámetros para hacer la comparación de la evolución del ingreso de mujeres en los mismos durante el siglo XVI, hay indicios suficientes para poder afirmar que se dio entonces un fuerte incremento en la vida monástica femenina. De hecho, no se conoce registro alguno de clérigos para la siguiente centuria, aunque sí contamos con abundantes testimonios que nos confirman su aumento, no siendo hasta bien entrado el XVIII cuando se elabore algún censo. Al igual que va a suceder en tantos momentos y lugares a lo largo de la Edad Moderna, los conventos fueron considerados “aparcamientos de mujeres”, llegando a ser la gran solución para tantas hijas de la alta, mediana y pequeña aristocracia, tanto que, como solía ocurrir cuando subyacía una cuestión importante en la sociedad, ésta inmediatamente trascendía al teatro, que actuaba como medio crítico y censor de la época, frente a las realidades cotidianas.