Calidad de vida en cirugía compleja de columna

Abstract

[ES] Introducción:

Debido al envejecimiento de la población cada vez es más frecuente la deformidad del adulto, con una prevalencia de casi el 70% en mayores de 60 años. La deformidad de columna del adulto incluye un espectro muy heterogéneo de anomalías, pudiendo definirse como la alteración de la curvatura o la alineación de la columna.

Objetivo:

El objetivo del estudio es establecer la calidad de vida de los pacientes antes y después de las cirugías complejas de columna, valorando el impacto de los diferentes parámetros clínicos y de las técnicas empleadas.

Material y métodos:

Se ha realizado un estudio observacional, longitudinal y retrospectivo de los pacientes sometidos a cirugía compleja de columna en el Complejo Asistencial Universitario de León (CAULE) y el Hospital Universitario de Getafe, entre enero de 2010 y diciembre de 2019. Se recopilaron variables sociodemográficas y clínicas, así como cuestionarios de calidad de vida.

Resultados:

Se parte de una muestra de 115 pacientes con una media de edad de 78,3 años (SD 5,6). El 82,6% son mujeres, su IMC medio es de 29,7 (SD 5,9) y el 65,5% se encuentra en situación prefragil. Tienen 8,5 niveles artrodesados como media (SD 3,6) y un seguimiento de 9,7 años (SD 5,3).

Los pacientes sometidos a cirugía de deformidad del adulto partieron de unos valores de SF-12 Físico de 22,2±5 y SF-12 Mental de 45,9±14. A los 8 años de la cirugía siguieron presentando mejoría, con un SF-12 Físico de 30±9 (p= 0,04) y no presentan variación en SF-12 Mental, siendo de 46,4±13 (p=0,55). El porcentaje de mejora presentada por los pacientes ha sido de 13,7 en SF-12 Físico. En SRS-22 también persistió la mejoría postoperatoria, en valoración total (p<0,01), función (p<0,01), dolor (p<0,01), autoimagen (p<0,01) y satisfacción (p<0,01), al igual que en el ODI, con una puntación de mejora postoperatoria del 13,2 (p<0,01) Los pacientes con peores resultados en EQ-5 (p<0,5) se correspondieron con peores porcentajes de mejora en SF-12, SRS-22 y ODI (p<0,05). Son más frágiles (p<0,001), con mayor número de antecedentes personales (p=0,001) y mayor consumo de fármacos (p=0,001), en especial de mórficos (p=0,019). Tienen un menor nivel educativo (p=0,046), tendencia a la depresión (p<0,001) y son residentes de centros de larga estancia (p=0,02).

Conclusiones:

La cirugía de deformidad del adulto mejora la calidad de vida del paciente de manera mantenida en el tiempo. No obstante, es necesario realizar una adecuada valoración prequirúrgica y optimización del paciente para mejorar su estado fisiológico y psicológico, reduciendo las complicaciones y mejorando los resultados clínicos y funcionales.